Leyendas y mitos en Asturias

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NINFAS O HADAS: LAS XANAS
Las xanas alcanzaron una enorme popularidad en Asturias quedando atestiguadas por la abundancia
de topónimos registrados. Así, existen cuevas de las xanas en Colunga, Caravia, Proaza, Aviles y Nava;
fuentes de las xanas en Llanes, Somiedo, Candamo, Aller, Grado, Quiros, Mieres y Caso; hay un prado
de la xana en Payanedi (Laviana); un monte de la xana en Berbes (Rivadesella) y Caravia; y un arroyo
y un desfiladero de las xanas entre los concejos de S.Adriano y Quiros. Por otra parte son muy
numerosos los lugares en que habitan o han sido vistas las xanas, así como los sitios en que la
imaginación popular sitúa tesoros escondidos pertenecientes a ellas.
Las xanas son unas ninfas benéficas de agua dulce que tienen el mismo lenguaje que utilizan los
humanos. De pequeña estatura, de extraordinaria belleza física y larga melena rubia, visten
habitualmente el traje típico regional y son cristianas. Habitan en las fuentes, en las cuevas y en las
riberas de los ríos.
Algunas xanas están encantadas y poseen grandes tesoros. Delante de sus moradas extienden en
ocasiones ruecas y ovillos de oro o plata, puesto que una de sus actividades principales es hilar, y de los
mismos preciosos metales son los peines, tijeras, pollos y gallinas, bolos y bolas con que juegan en la
mañana mágica de S. Juan. Estas hadas sólo son visibles al amanecer y no siempre resultan huidizas, ya
que a veces mantienen relaciones amistosas con los pastores y campesinos, a quienes regalan objetos de
oro o plata en agradecimiento a algún favor prestado.
Pueden tener hijos, los xaninos, a los que suelen a veces cambiar por los niños de los campesinos para
que sean alimentados e incluso bautizados. Los xaninos se distinguen por ser extraordinariamente
velludos, aunque en ocasiones es preciso recurrir a otras artimañas para descubrir al impostor y
obligar a la xana a que vaya a recoger a su hijo y devuelva el niño raptado. Esta conducta de las Xanas
se debe a que tanto ellas como las brujas carecen de pechos y no pueden amamantar a sus hijos.
Para desencantar a una Xana, la costumbre más común era entregarle un bollo de pan.
Los nombres de las xanas, varían según la zona: en Llanes, Injanas, en Ponga, Xianas, en Cudillero y
Muros del Nalón Xanías.
El mito actual sobre las xanas, es una deformación lejana de un antiguo mito celta, recuerdo de una
antigua divinidad que era conocida en Asturias.
Leyendas de las Xanas:
• Oye, mujer
Una mujer de la parroquia de Cardo, del concejo de Gozón, venía del molino con el follicu sobre la
cabeza, y al llegar junto a la fuente, puso su carga sobre una muria y sentóse a descansar.
Cuando se levantó para continuar su camino, vio que por el ojo de la fuente asomaba un rosario blanco
y exclamó:
− ¡Ave María Purísima! ¡Qué rosarín más guapu sale por el ojo de la fuente; voy llevalu pa la mio fía!
Y al momento de cogerlo, salió una Xana y le dijo:
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− Oye, mujer: si me quitas el rosario, ¿cómo me arreglo para rezar?
Y la mujer dejó allí la prenda y marchó avergonzada.
• Cien años va que nací
Una Xana cambió a su hijo por el de una salladora para que ésta diera de mamar al xanín. La salladora
quiso asar manzanas para cenar y las puso en el llar alrededor del fuego; después sacó al niño de la
cuna y lo sentó detrás de la lumbre; el niño al ver las manzanas dijo:
• Cien años va que nací y nunca tantos pucheros vi.
Entonces, la salladora se dio cuenta de que su hijo había sido sustituido por el de una Xana.
• Toma el tu mocosín
A una vecina de La Canga, concejo de Colunga, mientras iba a trabajar al campo, dejaba a un hijo
suyo acostado en el trubiecu.
Un día, cuando regresó del campo, encontró en el sitio de su hijo un niño muy pelosu. Y la mujer dijo
para sí:
• Alguna Xana llevó el nenu míu y dejó el suyu porque ella non trae llechi y quier que yo i dé de
mamar; pero aunque llore de fame tres meses seguidos, la teta mía non la chupa. ¡Non, madiós!
Al poco tiempo, el niño comenzó a llorar fuertemente. Y cuando la Xana le oyó, dijo a la mujer:
• Amamanta y ania a ese nenu, bien se conoz que tuyu non é.
Y viendo que la mujer no le hacía caso, acercóse a ella diciendo:
− Toma el tu mocosín y dame el mió pelosín.
• La Xana del Castiellu de Aguilar
En al cueva del monte de Castiellu que está junto a la playa de Aguilar en Muros de Pravia, vive una
Xana encantada. La encantaron sus padres y no podía salir de su encantamiento hasta que no se
presentara un hombre valiente que la bajara en sus brazos, desde la cueva hasta la playa, sin detenerse
en el camino ni dejarla caer al suelo. El hombre que hubiera hecho esto, se haría dueño de todas sus
riquezas, porque la Xana le regalaría el tesoro que guarda en la cueva envuelto en un pellejo de buey
pinto. La Xana jugaba en la playa a los bolos con bolera de oro. Devanaba ovillos con el hilo de la
fuente y tendía su colada en la falda del monte. La Xana esperaba un año tras otro, pero no llegaba un
hombre que se atreviera a desencantarla. Un día que estaba guareciendo el dengue a la puerta de la
cueva, pasó por allí un mozo que le preguntó quién era y qué hacía allí; la Xana le contó todo lo que
debía hacer para desencantarla, y el hombre cogióla en brazos y se la llevó a la playa. A medida que se
alejaban de la cueva, la Xana fue desencantándose, por lo que iba aumentando de peso y tamaño. Pero
cuando iban llegando a la playa, se desató una gran tempestad, y el caballero, entre los truenos,
relámpagos, las fuertes olas y el peso de la Xana que cada vez aumentaba más, se asustó y la dejó caer
al suelo. La Xana entonces se alejó llorando porque habíase quedado hechizada para siempre. Desde
entonces no se ha vuelto a ver a la Xana jugando a los bolos en la playa del Castiellu de Aguilar.
GENIOS DE LA NATURALEZA:
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• El Nuberu:
Es uno de los seres míticos más importantes de la tradición Asturiana. Este personaje mitológico es
conocido en toda la región Asturiana y se le suele asociar con el agua. Hay constancia de las apariciones
del Nuberu prácticamente en casi todos los concejos Asturianos, aunque con más frecuencia en las
zonas montañosas.
La tradición popular afirma que el Nuberu bajó a la tierra en diferentes zonas de Asturias: Faro y el
Monte Naranco, en Oviedo; Taja, S. Salvador y el Monte de la Magdalena, en Teverga; S. Martín de
Luiña y S. Juan de Piñero, en Cudillero; El Fresno, en Grado; El Bao y Saliencia, en Ibias; Celón, en
Allande; Aciera, en Quirós; el monte de Moreda, en Llanes; una majada de Cabrales; y la majada de
Merguyines, en el Sueve.
El Nuberu es el genio de las tormentas. Es un ser maléfico, que causa grandes destrozos en los campos
cuando hace chocar los truenos y descargar trombas de agua y granizo sobre ellos, aunque en
ocasiones, se porta bien con quienes le ayudan cuando baja a la tierra. Es casi negro de una fealdad
monstruosa, de estatura elevada, anchas espaldas, brazos musculosos y fuerza colosal. Viste traje de
pieles, usa grandes barbas, se cubre con un sombrero negro de anchas alas y viaja cabalgando sobre las
nubes. Según la leyenda se llama Juan Cabrito, y habita, junto con su mujer y sus hijos en la cumbre de
un monte cubierto de niebla, en Egipto.
El Nuberu recibe también los nombres de Nubeiru, en Quirós, Teverga y algunos concejos limítrofes
con Galicia; Renubeiru, en Somiedo, Cangas del Narcea e Ibias; y Escolar, en S. Martín de Luiña
(Cudillero), Allande, Grandas de Salime y las brañas vaqueiras.
La mejor manera de conjurar contra el Nuberu consiste en hacer sonar las campanas de las iglesias.
Según creencia popular recogida en Grandas de Salime, las campanas, al ser tañidas, lanzan este
conjuro:
• Detente nube y nublado,
Que Dios puede más que el Diablo.
Detente nube,
Detente tú;
Que Dios puede más que tú.
Esta costumbre de hacer repicar las campanas para alejar al Nuberu viene desde el año 1922. Otra
fórmula muy eficaz para alejar al Nuberu, consistía en que este conjuro lo lanzara el cura de la
parroquia del pueblo, quién muchas veces tenía que ser sujetado por dos hombres fuertes para que el
Nuberu no se lo llevara. Otra costumbre menos frecuente era que el cura lanzara el bonete o un zapato
para romper la nube.
Otra forma, era encender velitas benditas o tenebrarias, quemar romero y laurel bendito y repetir
varias veces la entonces conocidísima oración de Sta. Bárbara. También se ponía a la puerta de las
casas la pala de enformar. Asimismo, daba excelentes resultados colocar el carro al revés, es decir, con
las ruedas hacia lo alto. En algunos pueblos del concejo de Ibias, para cruzar la nube, un vecino sacaba
el ara de la iglesia y trazaba con ella una cruz en el aire.
La procedencia de este mito podría ser líbica o asiática. ¿Qué en qué nos basamos? La morada de este
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mito es Egipto, y su existencia en Asturias se debe a la admiración en la parte occidental de Asturias de
mercaderes fenicios u orientales, hacia toda la riqueza minera de Asturias.
Leyendas del Nuberu:
• Descárgalo allí:
Un día se presentó el Nuberu en el concejo de Grado, sobre la parroquia de S. Martín de Ondés, y en
cuanto inició la truena, se reunieron los vecinos y comenzaron a decir:
• ¡Probes de nosotros si el cura no echa de aquí al Nuberu!
Y fueron corriendo hacia la casa rectoral. El cura al oír a los vecinos, lanzó varios conxuros; después
descalzó un zapato y lo tiró a su huerta diciéndole al Nuberu:
• Descárgalo allí.
El Nuberu descargó sobre el zapato una pila de pedral que tardó más de quince días en derretirse. Así,
el cura estropeó su huerta, pero salvó la cosecha de los vecinos.
• ¿Qué haces ahí Pedro?
Un día fueron unos vecinos de Vidiago, concejo de Llanes, al monte de Moreda al ver el ganado que
tenían allí veraneando.
Entre ellos iba con ellos iba un viejo que se llamaba Pedro. Y como no podía caminar tanto como sus
compañeros quedóse descansando al pie de la fuente de Joyubardal.
Se puso a envolver un cigarrillo, y de pronto apareció el Nuberu dando saltos por el aire y le preguntó
al viejo:
• ¿Qué haces ahí, Pedro?
• Voy al monte a ver mi ganado.
• Mejor das la vuelta para tu casa, porque de ramas arriba voy a soltar una nube como no se ha
visto otra y te mojarás.
Pedro dio la vuelta por (sic) su casa, y en cuanto llegó a la arboleda que cubre la falda del monte, el
Nuberu descargó una nube muy grande.
• El Busgosu:
Este personaje se caracteriza por tener rostro, torso y brazos humanos; también lleva cuernos y tiene
patas de cabra. Según la leyenda, anda por nuestros bosques persiguiendo a las mujeres jóvenes para
llevarlas a su caverna
Pero estamos en el mismo caso que antes; no hay leyendas ni escritos ni testimonios de gente asturiana
que demuestre lo anteriormente dicho. Si que después de mucho investigar, hemos llegado a la
conclusión de que este mito no es Asturiano, sino Vasco, pero algún autor para darle más importancia a
la mitología Asturiana se le ha ocurrido incluirlo
• Los Ventolines:
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Son más pequeños que los Nuberus; De día, por lo general, están en la región del fuego; por la noche,
flotan en el espacio a través de rayos de luna, por lo cuál a veces es posible distinguirlos. Tienen un tono
de voz como el de los amantes y es capaz de dormir a un niño en su cuna.
Son hermosos y de facciones proporcionadas; cantan sobre la atmósfera en la noche de S. Juan, al ritmo
que danzan las Xanas.
Son los responsables del rocío y de las lluvias de verano, vuelan con alas de gasa y con ellas pasan
rozando las olas y levantando con su soplo esas neblinas blancas y transparentes, a través de las cuáles
suelen verlos los niños, porque sólo se muestran a éstos.
Sin embargo, creemos importante destacar que no forma parte de la mitología asturiana, ya que, por
una parte, no es nada popular, por otra, no existen testimonios ni fuentes que demuestren todo lo dicho
anteriormente, por otra, parece casi probable que este mito fuera invención de alguno de los primeros
autores especializados en mitología Asturiana, como por ejemplo Constantino Cabal, Aurelio de Llano,
o Tomás Cipriano Agüero.
DUENDES Y ESPÍRITUS FAMILIARES:
• Los Trasgus:
Son unos personajes mitológicos que tienen un origen céltico − romano, proceden de los gnomos, silfos,
kobolds,,, que surgieron como antiguas mitologías en las tierras del Norte de Europa cuando las viejas
divinidades célticas fueron siendo arrinconadas por el cristianismo.
El trasgu es de figura diminuta y simpática, viste de blusa de bayeta colorada y cubre su cabeza con un
gorro del mismo color. Por el momento, nadie se ha fijado si gasta o no pantalones o si anda descalzo o
no. Por las noches penetra en las casas cuando los moradores están durmiendo y se entretiene en hacer
las labores domésticas, pero si está de mal humor rompe cuantos cacharros hay en la casa, revuelve la
ropa de las arcas, trasiega el agua de una herrada a otra, saca el ganado del establo y lo lleva al
abrevadero dando voces y gritos que espantan a las reses
De todas estas travesuras, no resulta daño material alguno, puesto que, al levantarse los dueños de la
casa, encuentran todo intacto. El Trasgu, tiene un agujero en la palma de la mano izquierda y por eso,
cuando se pone muy pesado, uno puede deshacerse de él mandándole hacer una de estas tres tareas:
Traer un paxu (cesto) lleno de agua del mar; Coger del suelo medio copín de linaza; o blanquear una
pelleja de carnero negro. Está claro que traer agua en un paxu no es posible, así como tampoco lo es
recoger la simiente de lino con las manos, puesto que a medida que la va recogiendo le vuelve a caer por
el agujero de la mano izquierda. En cuanto a blanquear la pelleja, tampoco lo puede lograr, aunque
ande con ella lavándola por los ríos. Mientras canta:
• Aunque gaste más jabón que de Madrid a Valencia,
No se me ha de poner blanco este pellejo o pelleja.
Ante la imposibilidad de realizar estas tareas, el Trasgu, picado en su amor propio, abandona la casa
para no volver.
Leyenda del Trasgu:
• ¡Ux, que me quemé!
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Vivía en Duyos, concejo de Caravia, un matrimonio sin hijos. En las noches de invierno, después de
tomar la cena, el marido se iba a conceyar a casa de un vecino, y mientras tanto su mujer amasaba una
torta y la ponía a cocer en el llar. Durante la cocedura de la pasta, la mujer acurrucábase sobre un
riestru y comenzaba a hilar copos de lino.
Cuando la torta estaba en su punto de cocción el Trasgu bajaba por las calamiyeres, cogía la torta y se
alejaba diciendo: ¡Ja, ja, ja, te la llevé! Y esto ocurría una y otra noche sin que la mujer se atreviera a
decir nada al bromista. Pero una noche se puso de acuerdo con su marido para que éste se quedara
hilando, vestido con la ropa de ella, y colocara una piedra en el llar, en vez de una torta.
A la hora acostumbrada asomóse el Trasgu a la baranda de la cuña y quedó sorprendido al ver que la
hilandera tenía barba. Sin atreverse a entrar, dijo ahuecando la voz:
• Oye, ¿Tienes barbes y files?
• ¡Sí!
• ¿Files y non salives?
• ¡Sí!
• ¿Quieres que coja la torta?
• Cógela si quieres.
Entonces el Trasgu bajó muy contento, pero en vez de la torta cogió la piedra ingrienta y soplando las
manos subió por las calamiyeres diciendo:
• ¡Ux, que me quemé!
DEMONIOS:
1) El Diañu:
Es un mito que está muy extendido por el occidente Asturiano. Dicen de él que construye puentes de
una noche para otra, aunque quizás esta creencia esté relacionada con la de que, cuando muere una
persona, el alma tiene que atravesar un puente guardado por el diablo; para poder pasar, es necesario
que el alma sepa recitar las doce palabras retornadas, a cuyo conjuro desaparece el diablo y puede
aquélla seguir su camino hacia el cielo.
2) Los Malinos:
Son demonios que habitan dentro del cuerpo de las personas y que les ocasionan grandes daños de todo
tipo.
Se dice que una persona tiene un pauto cuando recibe ayuda del malino que lleva en su interior y éste le
da capacidad para hacer infinidad de trabajos con gran rapidez y a la perfección.
Era muy habitual en los pueblos cuando se encontraba un tesoro en las profundidades avisar al
párroco. Si opinaba que el tesoro estaba endemoniado o poseído, se debía rociar la tierra que cubría el
tesoro con agua bendita, con un humazo de una olla grande, con mirra e incienso, laurel, hierbas de S.
Juan, romero, piedra de azufre, y ruda, todo esto bendito, se dejaba unos cuántos días. Luego según
fuesen cavando, se iba echando agua bendita para quitarle la pestilencia.
3) El Diañu Burlón:
Es un espíritu maligno que disfruta mofándose de las personas. Siempre hace sus travesuras por la
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noche, se ríe de su víctima a grandes carcajadas y desaparece raudamente. Se le suele reconocer por su
capacidad para aumentar y disminuir su peso y tamaño a su antojo, y por orinar frecuentemente sobre
sus víctimas antes de reírse de ellas.
Se aparece preferentemente en caminos y montes. Rara vez se encuentra en las casas. Suele adoptar la
forma de un humano, (aunque nunca de una mujer), pero también puede parecer un animal cualquiera
según su conveniencia. Para ahuyentarlo, sólo es necesario pronunciar el nombre de Dios o la Virgen.
En Caravia se le espantaba con este conjuro:
− Jesús, María y José, si eres el diablu, de ti reniego; mierda del gatu pal diablu, vete pa la peña.
Y en Allande
− Jesús, María y José, si eres el Diablu, de ti reniego, mal añu pa ti, doite mierda de gatu negru, la cruz te
fago, veite pa las peñas de Fontoira.
Leyendas del Diañu Burlón:
• ¡Cucurucú!
Tres mozas del concejo de Allande, fueron una noche al molino a moler maíz.Y como la operación
duraba hasta el dia siguiente por la mañana se acostaron cerca del banzal y escuchando el ruido de los
molinos quedáronse dormidas.
Al amanecer, cuando ya los paxarinos cantaban a la orilla del rio, las mozas oyeron llorar a los pies de
ellas un recien nacido.
Una de las mozas sentóse encima de un follicu y al mismo tiempo que se restregaba los ojos pregunto:
• ¿Cual de vos pariu esti nenu?
• Serias tú que fuiste la primera que le oiste tchorar.
• Serias tú.
• O tú.
• O esta.
Y las tres armaron gran riña sobre cual de ellas era la madre del niño. Por fin, una de las mozas
compadecida del recien nacido que lloraba y espernesaba furiosamente, le cogio y dijo:
• Mientras parece la madre, fágome yo cargo del nenu.
• ¡A!−dijeron sus compañeras.
Cuando la moza llego a su casa encendio un buen fuego, calento el agua y con ella lavo alñ rapaz.
Despues le secó cuidadosamente y llenándole de caricias le puso pañales limpios y le envolvió en una
manta.
• ¡Probin! − le decia la moza − catcha que te vou a preparar tchechina caliente y mientras tanto
voy a poneti aquí xuntu al fuego. Así, ¡ajajá!
Cuando la moza estaba cogiendo un cazo para calentar la leche, el nenu subió por la garmayeira hasta
el guindaste y desde allí dijo:
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− ¡Cucurucú! amantásteme, calentásteme y secásteme el cu.
• Ya pagaste las maquilas:
Una mujer de Bada, concejo de Parres, por no pagar la maquila iba de noche al molino de Sopereda a
moler su maíz sin que lo supiera el molinero. Una noche, al acabar de moler el grano, se presentó un
perro negro en el molino, metióse en el banzal y no la dejaba recoger la harina.
La mujer pudo echar al perro fuera, recogió el producto de la molienda en un cesto y en un follicu (saco
que se usa para la harina), y marchó con ello para su casa. Cuando iba por un prado, el perro se acercó
a ella y para que no la mordiera le dio un puñado de harina. Ycomo todavía trataba de calcái los
dientes le dio otro puñado, y otro y otro hasta que acabó lo que llevaba en el cesto.
Después echó mano de la que llevaba en el follicu y poco a poco se lo dio todo al perro. Éste se puso
delante de la mujer, soltó una carcajada y le dijo:
− Ya pagaste las maquilas que debías al molinero.
4) El pesadiellu:
Los pocos datos que se poseen acerca del pesadiellu nos lo proporcionan las leyendas.
Es un espíritu maligno que se aparece por las noches, tiene el aspecto de un macho cabrío que aumenta
sin cesar de peso. Es bastante mas terrorífico que el diañu burlon y carece casi absolutamente de
sentido del humor.
Para librarse de él es necesario rezar, invocar el nombre de Dios o, al menos, mostrarle algun símbolo
cristiano.
En ocasiones adquiere el aspecto de una enorme mano humana, muy fuerte y belluda.
Leyenda del pesadiellu:
• Un peso encima exagerado
Llano, que ta vive'n Les Cuerries, Fresnosa, diba una vez a cortexar dempués de haber dichu que non
tenía mieu ni al diablu. Al pasar co la juente San Pedru acomenzó a sintir un pesu'ncima desagerau; ya
non era pa'andar, cuando llegó a cas adaba unos pasos de a polgada. Echóse'n' a cama y el pesu siguía;
temblaba la cama con elli. Sintiólo so padre desde'l otru llanu y preguntoi:
• Entós, ¿qué te pasa, qué te pasa?
Era el pesadiellu y hubo abrucar de mieu por haber hablau más de la cuenta.
• El peso encima del alma
A Ramiro de La Carrera, le faltaba de su rebaño de ganado vacuno una añoja que pastaba suelta por el
puerto de La Boya debajo de Currietsos − cosa que era frecuente − porque los vecinos de Pendiella, en
la Tercia de Argüello, prindaban las vacas que pasaban de la raya y él, no quería pagar la prindada.
Fue a buscar la res, subió al puerto, se hizo de noche, y se acostó en su cabaña pastoril de la majada de
La Boya. Sería hacia la media noche cuando comenzó a sentir encima de sí, u peso que cada vez se hacía
mayor. Él ya conocía el mal del Pesadiellu y enseguida diagnosticó su padecimiento. Aplicó el bálsamo
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milagroso a aquél mal, y comenzó a rezar hasta que le pasó del todo y además dio gracias a Dios y rezó
aún más. Se levantó de la camera y tenía el cuerpo totalmente resentido, no sabía si era el peso que
soportó, o del mal colchón de su humilde cabaña pastoril, o de todo ello. Era el amanecer, más de noche
que de día y salió fuera de la cabaña, a la majada, dónde las vacas bramaban El susto fue gordo; la
añoja que buscaba, estaba allí entre las otras vacas. Quedó contento, porque no tenía que pagar el
derecho de la prindada, pero al mismo tiempo, confuso, porque no sabía si el rezo le había traído la
añoja al redil, o si la trajo el Pesadiellu.
APARICIONES NOCTURNAS:
• Las Lavanderas:
Son viejas de rostro arrugado, cabello blanco, mirada feroz de la cuál se desprende un brillo sombrío y
aterrador, poseen una voz lúgubre, vestidas con túnicas amarillas, que habitan en las orillas de los ríos,
en cavernas o en los huecos de antiquísimos castaños.
Aunque tienen algunos rasgos de ferocidad, no por eso dejan de ser benéficas y humanas. Sin embargo,
cuando alguno las llega a ver excitado por la curiosidad, las lavanderas en pago de ella le dan la muerte
más horrorosa
Son los mitos de los raudales de agua que la tempestad forma en las sierras asturianas y que se
despeñan espumosos y rugientes por cauces improvisados o saltando de peñasco en peñasco. Suelen
tener romances con los Nuberus.
Este mito apareció a finales del S. XIX y tanto en Cataluña como aquí, la lavandera hace oír en el fondo
de la noche los golpes de su risa y de su pala, y provoca inundaciones y manda sobre las nubes.
Las lavanderas existen también en otros puntos de España; y en la alta Bretaña y en los Vosgos, en
Francia.
• La Güestia (o Hestia):
Éste es uno de los mitos más importantes y antiguos de la tradición asturiana, aunque no es específico
de nuestra región.
Es un cortejo de almas que purgan sus pecados y salen por la noche de los cementerios para ir en
procesión a visitar a las personas que están próximas a morir. Sus componentes van vestidos con largas
túnicas blancas y cada uno de ellos lleva una vela o un hueso humano encendido; mientras caminan van
tocando una campanilla y canturreando una salmodia ininteligible. Golpean a las personas que
tropiezan a su paso y, al mismo tiempo, les dicen:
• ¡Andar de día que la noche es mía!
Quien se encuentre con la Güestia debe procurar no confundirla con la procesión del viático y, si no
tiene dónde ocultarse, ha de trazar un círculo en el suelo e introducirse en él. Pues el círculo es siempre
respetado por la nocturna comitiva.
En algunas ocasiones, al atravesar las huertas, recitaban:
• ¡Cuando nos éramos vivos andábamos a estos figos , y ahora que somos muertos andamos por
estos huertos!. ¡Andar, andar, hasta el tueru de la figar!
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Leyendas de la Güestia:
• ¿Es esto la Güestia?
Una noche iba un mozo de Teverga a cortejar y en la Llamosa se encontró con la Güestia, la cuál iba de
Monticiello para la parroquia de Riello.
El mozo era valiente, pero como se trataba de la Güestia, había que dejar el valor para mejor ocasión.
Así es que, con algún miedo en el cuerpo, se escondió en el tronco hueco de un castaño.
Y por una resquiebra se dispuso a ver el desfile de las ánimas.
Acercó un ojo a la hendidura del tronco y dijo lleno de asombro:
• ¡Calla!. Aquél que va delante cantando ye el capellán de la Plaza; aquél que toca la campanilla
ye un vecinu de S. Salvador; aquéllos que sabanón blancu son de Carrea; y aquéllos ¡Ay!. Pero,
¿es esta la Güestia que tantu atemoriza a los vecinos?.
Salió el mozo de su escondite, arrancó un bárgamo de seve y deshizo la procesión a barganazos.
• El Carro de la Muerte:
Se trata de un carro nocturno, que vuela por los aires y que sale en busca de muertos. No se ven los
caballos que tiran de él y aparentemente no lleva conductor.
Leyenda del Carro de la muerte:
• Tragedia:
En S. Pedro de la Llama (Ribadesella) vivía una anciana a la que llamaban la Señorona. Los vecinos,
llegaron una noche y la encontraron acurrucada en el llar, pálida y tiritando de miedo Y en cuánto ella
los vió les gritó:
• ¡Ay, probines del corazón, que acaba de pasar la el coche de la muertepor encima de la casa de
Pepillo!
Pepillo vivía enfrente de la Señorona, era viejecito ya, y en aquélla ocasión estaba malu.
• ¿Y vióle usté María?
• ¡Como ahora te veo a ti!
Cuando llegaron las demás mujeres procuraron alentarla. El carro, seguro que no vendría por ella,
pues aún no era muy vieja ni tenía grandes enfermedades. La tía María, se calmó y aún el otro día hizo
el Sanmartín, que ya tenía preparado. Fueron varias vecinas a ayudarlas e hicieron un puñado de
emberzados que eran una tentación
• ¡Mi alma que me apetecen! − dijo una.
• Anda ponlos a cocer, que vamos a probarlos − dijo la Señorona.
Metieron los emberzados en una caldera muy grande y siguieron su labor. Al poco raro se levantó la
Señorona y sacó un emberzado por los hilos. En aquel mismo momento dijo una de las mujeres
comentó que Pepillo había mejorado bastante, y la Señorona partió en dos el emberzado y
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repentinamente cayó al suelo. Acudieron las mujeres en su auxilio, pero ya la encontraron muerta
SERES MARINOS:
• La sirena:
La sirena era una criatura marina con busto de mujer y cuerpo, patas y alas de ave, que extraviaba a
los navegantes atrayéndolos con la dulzura de su canto. Más tarde se la empezó a representar con
medio cuerpo de mujer de mujer y el otro medio de ave o de pez; esta última forma es la que a
perdurado en la mitología popular española, y por lo tanto asturiana.
En Caravia creían que por la noche se acercaban las sirenas a la costa columpiándose sobre las olas, y
que desde el acantilado de Moracey se las podía oír cantar dulcemente al son del oleaje.
Un marinero dijo:
• En el medio de la mar oí cantar la serena; ¡válgame Dios, que bien canta una cosa tan pequeña!
Y de la moza que posee buena voz se suele hacer esta ponderación:
Aquella coloradina que vive junto a la peña, bebe agua cristalina, canta como una serena.
Ponderación semejante a la que hacía la reina mora en el romance de El Conde Olinos, al oír al conde
cantar:
Escuchad, mis hijas todas; las que dormís, recordad, y oiredes a la sirena como canta por la mar.
Parece ser que, por quebrantar una prohibición o por una maldición algunas mujeres se vieron
convertidas en sirenas, tal como refleja la siguiente coplilla, de la que existen numerosas variantes en
España y Portugal:
La sirena de la mar es una moza gallarda, que por una maldición la tiene Dios en el agua.
Leyendas de la sirena:
• La maldición de la Serena:
Pues, señor que Serena era una moza con único defecto: linda como un sol, esbelta como un mimbre,
cantarina como un pájaro; pero tan aficionada a correr los peñascos de la mar a la busca de mariscos
que tenía a su madre como loca
• ¡Por Dios, mujer − la suplicaba ésta cuarenta veces al día −, estáte quieta en casa unos
momentos, que te pasas la vida entre las peñas!
¡Pero ella como si no! Tanto, que su pobre madre acabo por decirle una mañana:
• ¡Así permita Dios que te hagas pez!
Y al meterse en el agua aquella tarde para coger un percebe, sintió Serena ganas de nadar. Y tenderse
en el agua para hacerlo, vio sus piernas hechas cola, se toco las escamas y dio un grito: ¡ya estaba
cambiada en pez, como su madre le pidiera a Dios en un momento de furia! Mas no tardo en consolarse
revolcándose en el agua, y sentándose en las rocas, y cantando dulcísimas canciones, y a veces
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engañando a los mortales atraídos por su voz, y vengando de ese modo la maldición de su madre
• El Home − Marín:
Otro mito asturiano relacionado con el mar es el llamado en nuestras costas home − marín, que se
puede identificar con el tritón de la mitología clásica greco − romana, al que se suele representar con
torso y rostro de hombre barbado y cola de pez.
A finales del siglo XIX, se creía en la existencia del home − marín, que recorría las playas y acantilados
con perversas intenciones y que se movía con la misma agilidad en el agua y en la tierra. Es un ser muy
temido y todavía a mediados del siglo XX se atemorizaba con él a los niños.
• Los Espumeros:
Como los tritones, son espíritus del mar; como ellos pequeñitos, hermosos, juguetones, llevando
también su trompa marina hecha de un caracol vacío; pero los Espumeros, no son peces de la cintura
abajo como aquéllos, sino de figura humana, de niños, de silfos, de geniecillos mofletudos y sonrosados
como los amorcillos de un cuadro de Wateau o de un techo de Boucher. Cabalgando unas veces sobre
las crestas de las olas, revolcándose en las espumas de las rompientes, coronados de algas, sonando su
trompa, van en la estela de los buques que parten o danzan entre las ondas delante de los que llegan.
Pero nunca se alejan de la costa, porque tienen miedo a la tempestad. Apenas estalla, salen del mar
envueltos en grandes mantos de polvo de agua y se refugian en las cavernas que habitan en los cantiles o
entre los peñascos amontonados en la playa, donde las sacudidas de las olas no los alcancen. Las nieblas
que muchas veces vienen rodando sobre la superficie del mar a estrellarse en el acantilado, no son tales
nieblas, sino legiones de Espumeros.
ANIMALES Y MONSTRUOS:
• El Cuélebre:
Es una especie de serpiente de gran tamaño y alas de dragón, y cuerpo de color verde y rojo. Sus
escamas son tan duras que rechazan las balas y únicamente se le puede dar muerte hiriéndole en la
garganta o haciéndole tragar algo que no pueda digerir. Habita en la espesura de los bosques, en las
grandes fuentes subterráneas, en las cuevas de los valles y de las montañas, y en las oquedades de los
acantilados.
Su principal misión es la de custodiar fabulosos tesoros y personajes encantados. Cuando es viejo y está
muy encascarado, es decir, cuando su escama está muy dura y crecida le prohíbe Dios permanecer aquí
y se va volando a la mar cuajada, donde viven los cuélebres que, por ser viejos, han sido expulsados de
sus viviendas. En el fondo de este mar hay montones de riquezas, pero los hombres no pueden
apoderarse de ellas por causa de la vigilancia de los cuélebres. En la mañana mágica de S. Juan estos
fabulosos animales se aletargan o pierden su poder, y es cuando pueden ser desencantadas sus
prisioneras.
El cuélebre es un animal maligno que ataca a las personas y a los animales domésticos. Donde vivían
estas grandes serpientes, los campesinos se veían obligados a alimentarlas on borña y pan de centeno,
para que les respetasen el ganado.
En la Fuente de la Vega, en Caravia, habitaba un cuélebre tan grande como el timón del arado. Junto al
castillo de S. Martín (Soto del Barco) en el llamado cañu del charcu, en las proximidades de la
desembocadura del Nalón, hubo un cuélebre con grandes alas al que un día arrastró la corriente. En
Jenoyal, cerca del pueblo del Carmen (Ribadesella) vivía otro cuélebre comía rapazos En Buelnes,
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(Llanes) a la orilla del mar, hay una cueva donde se guarda un tesoro custodiado por cuélebres.
En los cuentos populares y en los encantos de la mañana de S. Juan, los cuélebres desempeñan un
importante papel, como también lo juegan en los viejos romances. En el de la muerte del impío se dice:
¡Ay del que allí se acercó!
Dragón bermejo le guarda,
El cuélebre volador.
Y en el de la pastorcilla también le menciona:
¿Cómo es tan tarde e non viene
la hija de mis entrañas?
Si los osos la comieron,
Si algún culebro la encanta.
Leyendas del cuélebre:
• La niña encantada
Érase un grande señor que tenía dos hijas: una estaba para casarse con un conde. Y la otra hablaba
secretamente con un mozo pobre y plebleyo.
Enteróse de esto el padre de la niña y la encerró en un cuarto del palacio.
Por una ventana se comunicaba con su novio, pero esto se descubrió y el mozo determinó marchar con
un señor que iba a pelear contra los moros.
De acuerdo con los encantadores, el padre cogió a su hija y con el dinero que le correspondía en
herencia la llevó a una montaña; un encantador comenzó a leer por un libro, y de una cueva salió el
Cuélebre que había de guardar a la niña. Esta, llorando a lágrima viva, rogaba a su padre que no la
encantara, pero el tirano la hizo entrar en la cueva y como único consuelo le dijo los medios que tenía
que emplear el que se atreviera a libertarla y la dejó allí encantada.
Mientras tanto, su novio, dispuesto a ganar honores, hizo tantas cosas peleando contra los moros que el
rey le hizo noble y le dio armas para su escudo.
Y con esto regresó y presentóse delante del palacio de su novia. Por un criado viejo que estimaba mucho
a la niña, supo lo del encantamiento y el mozo fue a la montaña y registró todas las cuevas sin resultado
alguno. Después sentóse a descansar bajo la sombra de un fresno y de pronto oyó la voz de un pastor
que iba detrás de su rebaño cantando:
• Niña que estas encantada
En la cueva de Cirbián,
He de libertarte yo
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La mañana de S. Juan.
El mozo atravesó corriendo un catollal, llegó al pie de la fuente donde estaba el pastor y le preguntó el
significado de la copla.
El pastor le contestó que estando él metido en el hueco de un roble para librarse de la lluvia, había
visto, lleno de miedo, el encantamiento de la niña. Y que el padre de la niña al marcharse había dicho a
su hija:
• El que se atreva a desencantarte tiene que presentarse aquí la mañana de S. Juan cargado de
reliquias y dar muerte al Cuélebre, de una lanzada en la garganta.
Y si no hay quién se atreva a hacer esto − agregó el pastor − lo haré yo cuando sea hombre. ¡Si supiera
usted qué guapa es la nena!
• ¡Calla! A esa joven me corresponde a mí desencantarla.
Y la mañana de S. Juan, armado de lanza y cargado de reliquias, presentóse el mozo en la cueva donde
estaba encantada su novia y esperó.
Al poco tiempo sintió un ruido muy grande y vio que en dirección a él avanzaba el Cuélebre silbando y
dando golpes con la cola.
El mozo, aprovechando un momento en el que el Cuélebre se enderezó frente a él, hinchando el cuello,
le dio un golpe de lanza en la garganta y le mató.
Inmediatamente se rompió el encanto y apareció la niña llena de hermosura delante del valiente mozo.
Éste la cogió en sus brazos y la depositó desmayada en el campo.
El pastor presenció la lucha del mozo con el Cuélebre desde el mismo sitio que había presenciado el
encantamiento.
Y cuando vio al Cuélebre caer muerto, fue corriendo a dar cuenta al antiguo criado de la niña. El padre
de ésta había muerto el día que la encantó.
Hiciéronse grandes preparativos en el palacio, y todos los habitantes del contorno se dirigieron a la
montaña en busca de los enamorados, los cuáles se casaron a los pocos días. Y dieron al pastor una
parte del dinero que había acompañado a la niña en su encantamiento.
• Hombre − Lobo:
Se denomina licántropo al hombre que se transforma en lobo.
La palabra proviene de las voces griegas lycos, lobo y anthropos, hombre.
El hombre − lobo, aunque actualmente no está considerado como mito Asturiano, sí que tuvo su origen
principalmente en el occidente de Asturias y el este de Galicia, así como el Norte de Portugal. El
hombre − lobo es consecuencia de una maldición. Si unos padres tiene siete hijos varones, el último de
ellos será hombre − lobo, y si un matrimonio tiene siete hijas, la última será bruja o lobera. La
maldición puede ser de nacimiento, o cuando el padre/madre en un momento de irritación desee a Dios
que su hijo/a se convierta en lobo. En este caso, la maldición dura siete años, en los que el individuo
debe revolcarse en la tierra, e ir al monte compartiendo vida con otros animales de su especie.
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Leyendas del hombre − lobo:
• El lobo de la calza:
Una vez, un padre que tenía un hijo muy comedor de carne y un día de Carnaval, le dijo:
• Que lobo te vuelvas por siete años para ver si te hartas de carne.
El hijo, al oír la maldición pegó un brinco y salió corriendo para el monte; allí, se quitó la ropa, se
revolcó en el polvo y convirtióse en un lobo, pero se le olvidó quitarse una calza por lo cual los
cazadores le llamaban el lobo de la calza.
Los lobos de la comarca no le querían porque no les dejaba matar ganado; con esto favorecía mucho a
los vecinos; él lo pasaba muy mal porque le hacía daño la carne caliente, tenía que esperar a que se
enfriara. A los siete años se revolcó en el polvo y se volvió hombre.
Leyenda recogida en 1921 en la parroquia de Tormaleo (Ibias)
• El Patarico:
Los habitantes de la costa comprendida entre los ríos Navia y Eo creyeron hasta hace unos 50 años en la
existencia de un país legendario cuyos habitantes se llamaban Pataricos. Eran estos seres imaginarios
con un solo ojo en la frente y dotados de olfato extraordinario al servicio de instintos antropófagos. Por
esto era un peligro para los barcos navegar cerca de las costas de este país, en cuyas playas andaban los
Pataricos, olfateando si habá cristianos que comer.
El Patarico representa la versión Asturiana del mito clásico del cíclope, famoso en la literatura porque
aparece en la Odisea de Homero y en un drama satírico de Eurípides.
FANTASMAS O COCOS INFANTILES:
En Asturias, para atemorizar a los niños pequeños y obligarles a callarse si lloran y a dormir si se
resisten se suele apelar a unos seres fantásticos, de origen desconocido y que se denominan
genéricamente cocos. El coco es una figura negra que causa espanto y que suele habitar en la cocina. El
coco en Asturias es conocido como el rapeo y el rampayu, que se llevan a los niños no se sabe a dónde.
(El primero es originario de Colunga)
Pero aún hay otros más terroríficos que se los comen. Son éstos: El Papón, el Paparresolla y la
Zamparrampa.
El Papón, según cuentan en Cangas de Narcea, era un ser de talla gigantesca, boca enorme, ojos de
fuego y estómago de horno ardiente. En Cangas de Narcea las madres cantaban a sus niños:
• Calla, niño; calla, niño; mira que viene el Papón, y que viene preguntando dónde está el niño
llorón.
En otros lugares del occidente asturiano se decía:
• Era sí, era non, que te comerá el Papón, que tua madre vay na misa y tou padre nel sermón.
La Paparresolla es otro ser que come a los niños, cuya existencia está registrada en los concejos de
Colunga, Caravia, Villaviciosa, Sobrescobio, S. Martín del Rey Aurelio y Bimenes.
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Según su propio nombre indica, es el fantasma que hace de miedo papar el resuello. Es decir, un
fantasma que traga hasta el resuello. En Caravia se decía:
− La Paparresolla cayóse na olla. ¡Ay! Que te come la Paparresolla.
En S. Martín del Rey Aurelio y Bimenes se conserva esta rima con la que se mete miedo a los niños:
• Papa Rosolla boca sangrando tripes afuera rabu arrastrando.
De la Zamparrampa se decía:
− Ahí bien la Zamparrampa con les tripes na garganta.
La Zamparrampa se trata de una mujer vieja, paticorta y derrengada.
Otros cocos infantiles de los que encontramos menos información son: El Farronco, especie de trasgu
para meter miedo a los niños, (se localiza en el occidente asturiano) la Kaparruzia personaje
representado con un saco cubriéndole la cabeza (En Sobrescobio) El xegome, del que apenas se tienen
noticias, el Perfeuto que vivía en las chimeneas (En Vega, Ribadesella) el Hombre del Untu, que se
dedicaba a abrir a los niños para sacarles los untos (también se le llamaba sacamantecas) y el
chupasangres, personaje que sorbía, a través de un canutu o jeringa de madera la sangre de los niños.
Estos dos personajes se usaban para atemorizar a los niños más mayores a fin de que no llegaran a casa
a deshora.
Finalmente, existen otros seres míticos que no son cocos ni se usan para atemorizar a los niños, sino que
se mencionan cuando comienza a entrarles el sueño. Son el equivalente asturiano al Morfeo clásico, en
Colunga ese personaje es conocido con el nombre de Mociquín de Peón, pero en otras zonas se conoce
como Xuan, y así en Gijón se llama Xuan de Pión; en Aller se le llama Xuan de las cerraes. Así cuando
los niños asturianos empiezan a bostezar y a cerrar los ojos, se dice: Ya vién Xuan de ó Ya t' aquí Xuan
de
SERES INVISIBLES O SIN FORMA DETERMINADA:
• El Sumiciu:
Se trata de un duende casero que se encarga de robar sin mala intención las cosas. Nada se escapa de
sus uñas. Su propio nombre indica su profesión; tiene su origen en sumere, tomar, adquirir, apropiarse
Principalmente se complace haciendo desaparecer aquel objeto que su dueño acaba de tener entre las
manos y que, misteriosamente parece haberse disuelto en el aire.
Nadie ha conocido su forma física jamás, porque es invisible así que solamente es famoso por sus
hazañas.
• La Guaxa:
Es una vieja seca, arrugada, con ojos en cuyo fondo parecen brillar chispas de fuego del infierno. Donde
hay un niño rollizo, una muchacha hermosa y fuerte, penetra la guaxa por la noche y con el único
diente que tiene les abre una arteria, durante el sueño y chupa su sangre con delicia. La guaxa no para
hasta que no mata a su víctima. Sólo se les puede ahuyentar con un amuleto, un exorcismo o un
milagro.
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También se suele identificar a la Guaxa con la coruxa, ave nocturna de malos presagios muy
relacionada con las brujas.
Cabe la posibilidad de que la Guaxa sea la popular bruja de muchos cuentos populares.
LOS ENCANTOS DE LA NOCHE DE SAN JUAN:
El culto al sol en la noche − mañana de San Juan proviene de su coincidencia con el solsticio de verano,
que ya era venerado y celebrado por los celtas. Fue muy común que los jóvenes de Caravia, subieran en
la noche de San Juan al monte de Babú para ver al sol bailar en el momento en que aparece bañándose
allá donde las aguas del mar se juntan con las del cielo.
También se da culto al fuego saltando la famosa y tradicional hoguera de S. Juan.
El culto al agua se representaba bañándose en agua o rocío en esta mágica noche. Se creía que todos los
santos bendecían esa noche a las doce, campos, montes, ríos arroyos y fuentes.
En Proaza, los jóvenes iban de madrugada a lavarse la cara a las fuentes y las personas mayores que
padecían sarna o erupciones cutáneas, se revolcaban completamente desnudas en los prados, costumbre
también registrada en Aguino (Somiedo), en Borines (Piloña), Tormaleo (Ibias) y algunos pueblos de
Allande eran las mozas las que se revolcaban, completamente desnudas, en los prados para participar
en las virtudes del rocío.
En la Riera (Somiedo) tienden las ropas al rocío porque esto libra de las enfermedades a quienes luego
las usan.
Los vecinos de Perlunes y Valle del Lago, en el concejo de Somiedo, sometían a las ovejas a aspersiones
de agua y después las llevaban a pacer a la rosada (rocío) antes de que saliera el sol, porque los rayos
del astro le quitan la virtud. También era corriente poner, en la víspera de S. Juan, sal al sereno y
dársela al amanecer al ganado; este rito de salar las vacas con sal bendita servía para preservarlas de
las enfermedades.
Otra importantísima costumbre era la de coger la flor del agua que brota en el cristal de las fuentes en
el instante de romper el alba de la mañana de S. Juan, y que no dura más que un instante y que haría
feliz en sus amores al que lograra cogerla en ese momento.
En varios concejos asturianos era costumbre que fueran las mozas de un pueblo a quitar la flor del
agua a las de otro cercano, lo que ocasionaba grandes riñas y peleas. En otros lugares, la moza que
llegaba primero a un manantial o a una fuente colocaba una rama como señal de que había logrado
coger la flor del agua; cuando llegaba otra, hacía lo mismo, porque comunmente se creía que la moza
que hubiera logrado coger la flor del agua se casaría ese mismo año.
Por último, el culto al árbol y a los vegetales se halla también representado en los ritos de S. Juan. Los
mozos asturianos colocan ante las casas de sus novias un árbol (roble o fresno) denominado ramu, con
el objeto de que el santo los bendiga. Tras ello, recorren el pueblo cantando:
Mañanita de S. Juan, madruga, niña, temprano a entregar el corazón al galán que puso el ramo.
Las mozas, por su parte, enraman las fuentes y los manantiales, es decir, los adornan con ramas y
flores.
En algunas parroquias, como en la de Jarceley (Cangas del Narcea) colocan sobre el tejado un ramo
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mojado en la fuente esa mágica noche con el objeto de que no puedan caer rayos sobre la casa. También
es tradicional coger el trébol de cuatro hojas (de ahí viene la canción de a coger el trébole) Las hierbas
medicinales no se recogen antes de medianoche, luego se cuelgan en las ventanas de las casas para que
reciban la bendición de S. Juan. La más famosa es la flor de saúco:
La flor de sabuco madre, yo la tengo recogida del sereno de S. Juan que sirve de medicina.
Es importante destacar que los cuélebres pierden su poder mágico. Las damas encantadas salen de sus
cuevas y de las fuentes a peinar sus cabellos con peines de oro y a ofrecer sus riquezas al que sepa y
tenga valor para desencantarlas. De las peñas y de los manantiales brotan piedras preciosas. Y
aparecen gallinas con pollos de oro picoteando las flores silvestres. Unos encantos regalan vacas a los
pastores. Y otros, juegan un partido de bolos con boleras de oro
Leyendas en la noche de San Juan:
• Danza de princesas:
En el monte de Caravia está la fuente del Alisu, en la cual hay princesa encantadas por un Cuélebre.
Este, la mañana de S. Juan, enróscase y duerme; entonces, las encantadas salen y suben al pico del
Castro a limpiar la cadena de oro que le rodea. Y al bajar, cogen flores de cotolla y danzan en el campo
de la Llana.
Si durante el sueño del Cuélebre pasa por allí una persona, las princesa se acercan a ella y le dicen:
• Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza.
Si en aquel momento tira una medalla en la fuente o les entrega a ellas un objeto bendito, quedan
desencantadas. Pero si no hace esto, al salir el sol, despierta el Cuélebre y las princesa vuelven a su
encantamiento.
• La mina que brota:
El agua de Fuenteblanca de Sopereda, concejo de Parres, sale de una peña que tiene la figura de una
albarda.
Un día de S. Juan fue allá una mujer por agua y vio que la peña estaba cubierta de oro y joyas; volvió
corriendo a su casa a avisar a su marido, y cuando llegó a la fuente, habían desaparecido el oro y las
joyas. Si la mujer hubiera tirado encima de aquellas riquezas un objeto bendito, no se hubiera
escondido la mina. Ésta brota cada siete años.
• El pastor y el encanto:
Una vez estaba un pastorín sentado al pie de la fuente de las Traviesas, allá en la Collada de Taranes,
concejo de Ponga, y vió salir por el ojo de la fuente un encanto con muchas vacas. Y el pastor las
miraba estelau (embelesado)
• ¿Qué miras pastor?− Dijo el encanto.
• Miro esas vacas tan guapas.
• ¿Tú no tienes vacas?
• No, señor.
• Pues cuando entren por el ojo de la fuente, tiras tus calzones sobre la que más te guste y
quedará para ti. Ella te hará rico, porque parirá jatas. Pero no la dejes nunca entrar en el río
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Caldar.
El pastor se puso al pie de la fuente. Comienzan a entrar las vacas y dice:
• Esta sí que es guapa, allá van mis calzones. Pero no; es más guapa ésta, o sino, esta otra que es
pinta, o la otra que es negra
Y cuando acordó consigo, habían entrado todas las vacas y se quedó sin ninguna.
Al siguiente año, el día de S. Juan, el pastor se puso de pie ante la fuente, y no se detuvo a escoger; en
cuanto apareció la primera vaca, le echó encima los calzones y se la llevó consigo.
La vaca le dio muchas jatas, y éstas le dieron otras, y fueron tantas que se hizo rico.
Y un día se le ocurrió decir:
• ¿Por qué no he de permitir que entre la vaca en el río Caldar?
La dejó entrar. Y la vaca no volvió a la cabaña.
• ¡Santiago de Aguino!
En la parroquia de Santiago de Aguino, concejo de Somiedo, el día de San Juan estaba una Xana muy
guapa limpiando sus alhajas al pie de una fuente.
Pasó por allí una niña, se acercó a la Xana, le cogió el cáliz y marchó con él.
La Xana corrió tras ella, y ésta cuando iba llegando a la iglesia, dijo:
• ¡Santiago de Aguino, sálvame que lo quiero para ti!
Y dicen que el cáliz que hoy existe en aquella parroquia es el que la niña le quitó a la Xana.
• El esquilador y la encantada:
En Cobiella, concejo de Cangas de Onís, está la cueva de la Huelga. Y una mañana de S. Juan pasó por
allí un mozo de oficio esquilador y a la puerta de la cueva vio a una joven sentada detrás de una mesa
de quincalla y se paró delante de ella.
• De lo que ves, ¿Cualo te gusta más? − preguntó la encantada.
• Unas tijeras de oro.
• Tómalas, puerco esquilador; que nunca te falten.
Ovejas que trasquilar
Ni sarna que rascar.
La explicación de esta leyenda es que si el esquilador hubiera dicho que lo que más le gustaba era la
joven, o sus cabellos, se hubiera roto el encantamiento; pero al prevalecer el interés sobre el amor, la
encantada no puede ser liberada y castiga al mozo.
BIBLIOGRAFÍA:
19
Ramón Baragaño, Mitología y Brujería en Asturias
Ediciones Noega. Gijón, Diciembre 1983.
ÍNDICE:
Ninfas o Hadas: Las Xanas Pág. 1
Genios de la naturaleza: Pág. 4
• El Nuberu
• Los Ventolines
• El Busgosu
Duendes y espíritus familiares: Los Trasgus.. Pág. 9
Demonios: Pág. 11
• El Diañu
• Los Malinos
• El Diañu Burlón
• El Pesadiellu
Apariciones nocturnas: . Pág. 15
• Las Lavanderas
• La Güestia
• El Carro de la Muerte
Seres marinos: Pág. 17
• La Sirena
• El Home − marín
• Los Espumeros
Animales y Monstruos: . Pág. 19
• El Cuélebre
• El Hombre − lobo
• El Patarico
Fantasmas o cocos infantiles .. Pág. 23
Seres invisibles o sin forma determinada: . Pág. 24
• El Sumiciu
• La Guaxa
Los encantos de la noche de San Juan . Pág. 25
Bibliografía .. Pág. 28
20
−−>[Author:ALV]
7
21
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