03 Atencion urgente 91

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03 Atencion urgente 91
12/1/06
09:55
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Atención urgente
Reconstrucción de desgarros en lóbulo
de la oreja desde atención primaria
J.L. Fortes-Álvareza y M.D. Púlido-La Torreb
aMedicina
bEAP
de Familia y Comunitaria. Consultorio de Saceruela. EAP de Abenójar. SESCAM. Ciudad Real.
de Villarrubia de los Ojos. SESCAM. Ciudad Real. España.
Descripción de la situación
Reparación Quirúrgica (figs. 1-5)
El desgarro del lóbulo de la oreja suele ser el resultado de un
traumatismo crónico secundario a la utilización de pendientes,
normalmente con un peso excesivo, o menos frecuentemente
pendientes de pinza que causan necrosis por presión importante. Otras causas que debemos tener en cuenta son las infecciones locales recurrentes, la alergia al material de los pendientes, un agujero muy amplio en lóbulos muy finos y la edad
del paciente, siendo más característico en edades avanzadas.
Los traumatismos agudos en el lóbulo de la oreja, los llamados
“tirones” de pendientes o peercing, pueden generar desgarros
completos, con fuerte dolor y riesgo de infección si no se
aborda la herida en el menor tiempo posible.
El caso que nos ocupa, y en nuestra experiencia diaria, es el
tipo más frecuente de desgarro. Se trata de un desgarro incompleto, predominante en mujeres de 50-60 años y que han
llevado pendientes pesados durante muchos años. Los desgarros del lóbulo de la oreja se pueden clasificar según su magnitud en:
El material quirúrgico empleado en los desgarros tipo I y II
son los que se muestran en la figura 6: gasas y guantes estériles, bisturí del n.º 15 porta, pinzas preferentemente de Adson
con dientes, jeringa de 5 ml y aguja de color naranja de calibre
de 25 G, punch de 4 mm, aunque esto puede presentar pequeñas variaciones según el tipo de desgarro que tratemos.
El procedimiento quirúrgico se realiza con el paciente en decúbito supino, en el que se lateraliza el cuello hacia el lado contrario
del desgarro y se desinfecta la región con povidona yodada. La
anestesia se aplicará en abanico, a ambos lados de la fisura.
El refrescamiento de los bordes del desgarro crónico se realiza con un punch, en este caso de 4 mm, se extrae el cilindro
de piel con los bordes antiguos de la fisura, y se procede a suturar con seda de 5/0 en la región dorsal y ventral del lóbulo
portador del desgarro. Este procedimiento es conocido como
técnica de Tam, muy utilizada en desgarros tipo I y II. Naturalmente, los desgarros agudos se abordarán como una herida
quirúrgica en piel, sin que sea necesario refrescar los bordes.
Debemos advertir a la paciente que no se ponga pendientes
que cuelguen y sean pesados durante al menos 6 semanas,
aunque hay autores que recomiendan aún más tiempo de espera.
Una vez realizada la sutura, se vuelve a desinfectar con yodo, colocando un apósito que abarque la herida quirúrgica. La
primera cura se realiza a las 48 h siguientes, y si no se observan alteraciones de interés se aconseja que el paciente se cure
diariamente sin necesidad de poner apósitos en la herida. La
sutura se suele retirar a los 6-7 días; algunos médicos aconse-
– Tipo I: desgarro incompleto en el que los límites del agujero no alcanzan la mitad de la distancia entre el agujero original y el borde inferior del lóbulo.
– Tipo II: desgarro incompleto en el que los límites del agujero se extienden más allá de la mitad de la distancia entre
el orificio original y el margen inferior del lóbulo.
– Tipo III: desgarro completo, secundario a un traumatismo,
que hace que el lóbulo se parta en dos, generando algo de
sangre.
Figura 1. Desgarro tipo I.
Figura 2. Con el punch se refrescan los bordes del desgarro.
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Figura 3. Visión anterior del lóbulo aún sangrante al refrescar los
bordes.
Figura 5. Sutura del desgarro una vez refrescados los bordes.
Figura 4. Visión posterior del lóbulo anterior.
Figura 6. Material quirúrgico utilizado para la reconstrucción del
desgarro (puede sufrir pequeñas variaciones según la
técnica que se emplee).
jan poner steri-strip 3M al retirar los puntos de sutura, y dejarlos en el lugar de la herida durante 1 semana.
Como recomendaciones debemos señalar que una vez que se
retiren los puntos, se puede utilizar unos pendientes de pinza durante 6 semanas. Cuando se supere esta etapa, se vuelve a perforar el lóbulo, y se coloca un pendiente de poco peso durante otras
6 semanas. Hay que recomendar que, durante este tiempo de espera para ponerse los pendientes definitivos, se quiten los provisionales durante la noche, así evitaríamos posibles desgarros que,
de modo involuntario, puedan suceder durante el sueño.
• No debemos olvidar que lea, entienda y firme el consentimiento informado.
• No es una cirugía excesivamente compleja y la puede realizar un médico de familia suficientemente entrenado.
Errores habituales
• No respetar el tiempo mínimo de 2 meses posquirúrgicos para colocarse los pendientes.
Criterios de derivación
• Sutura incorrecta por no refrescar suficientemente
Debido a la delgadez del tejido celular subcutáneo del oído y
la ausencia de vascularización del cartílago auricular, se pueden esperar algunas complicaciones. Así, nos vamos a encontrar con situaciones de infección, hemorragia o cicatrices hipertróficas que se derivarán a un segundo nivel, si no se pueden solucionar desde los centros de salud. Afortunadamente
esta circunstancia ocurre en un número reducido de casos.J
los bordes del desgarro.
• No explicar correctamente los cuidados de la herida
quirúrgica por enfermería.
Bibliografía recomendada
Brown JS. Should general practitioners perform minor surgery? Br J
Hosp Med. 1998;39:103.
A tener en cuenta
• El refrescamiento de los bordes se hace en caso de
desgarros crónicos.
• Es importante la buena predisposición y la colaboración del paciente en este tipo de cirugía.
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Caballero F, Gómez O. Cirugía en atención primaria. En: Martín A,
Cano JF, editores. Atención Primaria. Conceptos, organización y
práctica clínica. 4.a ed. Madrid: Harcourt Brace,;1999. p. 1530-55.
Foulkes A. Minor surgery in general practice. Br Med J. 1993;
307:685.
Parra A, Sada F, Urdanoz MJ. Reparación del lóbulo de la oreja desgarrado. En: Arribas JM, editor. Cirugía menor y procedimientos en
medicina de familia. Madrid: Ed. Jarpyo Editores; 2000. p. 450-6.
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