INTRODUCCIÓN En el último tercio del siglo XIX y la primera mitad

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INTRODUCCIÓN
En el último tercio del siglo XIX y la primera mitad del xx tuvieron lugar
un conjunto de iniciativas de educación social, a cargo de distintos agentes.
Por una parte, algunos sectores católicos renovaron su modo tradicional de
actuación social, dando lugar a lo que se conoció como catolicismo social o
movimiento social católico. Por otra parte, el movimiento obrero realizó
diversas propuestas formativas para las clases populares, que se plasmaron
en varias iniciativas concretas. Por último, algunos sectores de la burguesía
liberal adoptaron posiciones reformistas, promoviendo una intervención del
Estado en materia social. En este capítulo se centra la atención en el primero de los movimientos señalados, dedicándose los dos capítulos siguientes al
estudio de las otras dos tendencias.
1. CATOLICISMO SOCIAL, MOVIMIENTO CATÓLICO
Y EDUCACIÓN SOCIAL
El primer catolicismo social nace en Europa estrechamente ligado al
clima de intransigencia antiliberal que provoca en la Iglesia y en el mundo
católico el triunfo de la revolución liberal, y más aún la consolidación del
movimiento secularizador desde la mitad del siglo XIX, en el contexto del
auge del positivismo científico (Remond, 1998). En ese sentido el catolicismo social es una parte más de un movimiento católico general que se confronta alternativamente con el movimiento secularizador, tanto el liberalrepublicano como el socialista. Pero además el catolicismo social y las obras
educativas y asistenciales por él promovidas nacen de un impulso, sensibilidad y conciencia, a la vez tradicional y renovada: la contemplación y el
descubrimiento de unas nuevas formas de pobreza a gran escala, generada
por los procesos de la revolución industrial.
Pío IX en el Syllabus (1864) se había enfrentado en general con el mundo
moderno y el liberalismo; al final de su pontificado, la pérdida de los Estados
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
pontificios (1870) agudizó esa confrontación, dando impulso a la emergencia de varios movimientos católicos en los países europeos. León XIII, sin
abandonar esa dimensión antiliberal, introdujo un frente nuevo: la crítica a
los efectos inhumanos del liberalismo económico, y el reconocimiento de las
nuevas formas de acción social que algunos pioneros del catolicismo social
habían impulsado a lo largo del siglo XIX.
La acción social y la reforma social promovida por los católicos sociales
y consagrada por la Rerum Novarum de León XIII en 1891 tenía una dimensión educativa fundamental. No se trataba sólo de paliar las carencias y
necesidades materiales, sino sobre todo de preservar o recuperar (reconquistar) un pueblo supuestamente descristianizado por la influencia de otras
propagandas liberales, socialistas, anarquistas.
El Círculo Católico de Obreros puesto en marcha por los franceses La
Tour du Pin y Albert de Mun, inmediatamente después de la Comuna de
París (1871), era el modelo asociativo ideal, por su capacidad de integrar
los diversos fines u objetivos del primer catolicismo social: los religiosos
y los morales, los instructivos y educativos, los económicos y asistenciales, y los
recreativos. Para la cobertura de cada uno de esos fines, el Círculo Católico de
Obreros tenía obras y actividades específicas: gremios o asociaciones profesionales mixtas, cajas de ahorros, cooperativas y sociedades de socorros mutuos,
escuelas diurnas y nocturnas para los obreros y sus hijos, charlas y conferencias, actos litúrgicos y piadosos, actividades festivas y recreativas.
Es claro que en el conjunto de los fines y actividades del Círculo la instrucción y la educación social tenían un papel central. Se trataba de dar una
educación profesional, en un tiempo en que apenas se habían fundado las
primeras escuelas de artes y oficios, con enseñanzas de dibujo o de contabilidad, pero acompañada de fuertes contenidos ideológicos y moralizadores,
acordes con el orden social cristiano que defendía la Rerum Novarum: un
orden basado en el respeto a la familia, la propiedad y la patria; crítico con
el liberalismo económico puro dellaissez {aire,pero más aún con la lucha de
clases y el ideal socialista de la igualdad social; defensor de la armonía social
y por ello de un modelo de asociaciones profesionales mixtas, según el ideal
corporativo del gremio.
El modelo de reforma social que defiende el primer catolicismo social
tiene pues un componente fuertemente paternalista, pues parte del respeto
a las jerarquías sociales y la desigualdad natural, y convoca al ejercicio respectivo, por parte de patronos y obreros, de sus deberes respectivos desde el
respeto al orden social y económico vigente. Por ello, junto a la legítima
intervención protectora del Estado, en forma de las primeras leyes laborales,
la Rerum Novarum apela al comportamiento moral cristiano del buen
patrón (padre) y del buen obrero; y aspira a reconstruir la armonía social
LA EDUCACIÓN SOCIAL EUROPEA DESDE EL SIGLO XIX ...
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frente al capitalismo inhumano y frente a la revolución socialista. El Circulo
Católico de Obreros, fundado y patrocinado económica y moralmente por
los patronos y las clases altas en general (nobleza y burguesía), debería ser
la expresión práctica y el lugar de aprendizaje de ese ideal social armónico.
Pero el modelo paternalista y eminentemente religioso-moral del Círculo
había empezado a entrar en crisis en el seno mismo del catolicismo social,
en el tiempo en el que León XIII publicó la Rerum Novarum. La propia encíclica, aunque había expresado claramente su preferencia por el «gremio» o
asociación mixta había dejado finalmente abierta la legitimidad del sindicalismo obrero o asociación profesional «pura». Y aunque apelaba al comportamiento del «buen patrón» no dejó de establecer las bases y criterios para
la definición de un salario justo y mínimo, en función de unas condiciones
de vida dignas de una familia obrera, y para la legítima intervención del
Estado, legislando sobre las relaciones laborales.
En los años que siguieron a la publicación de la encíclica se abrió un
debate en el interior del catolicismo social entre una tendencia más paternalista y «mixta» y otra más democrática y pura. Se discutía sobre una cuestión que afectaba directamente al modelo asociativo o sindical católico: poco
a poco se fue abriendo camino el principio del sindicalismo profesional
«puro» y «libre», es decir centrado preferentemente en la defensa de los intereses profesionales o laborales, y desligado de cualquier proteccionismo
patronal. Pero además se ponía en cuestión el modelo de educación paternalista. La difusión del ideal social católico tenía que ser obra de los propios
obreros; y el método de asimilación y concienciación tenía que ser participativo y democrático. Frente a la clase y la conferencia, el Círculo de
Estudios era un método de trabajo más activo y participativo.
Este debate se produjo en la década final del siglo XIX, en la onda de la
publicación de la Rerum Novarum y se tradujo en una serie de obras e iniciativas nuevas, en Italia en torno a Romulo Murri y en Francia en tomo a
los «abbé» demócratas. Avanzado el siglo xx surge en Francia, en el seno de
la Association General de la Jeunesse Franfaise, un Movimiento juvenil fundamentalmente educativo que expresa muy bien ese giro ideológico y metodológico del patemalismo al democratismo. Es el Sillon de Marc Sangnier.
Unos párrafos de la condena pontificia del citado movimiento, en 1910,
expresan bien el sentido y el alcance revolucionario del método del Sillon:
«Las doctrinas del Sillon no quedan en el dominio de la abstracción
filosófica. Son enseñadas a la Juventud católica y además se hacen ensayos para vividas. (...) En efecto, no hay jerarquía en el Sillon. La minoría
que lo dirige se ha destacado de la masa por selección, es decir, imponiéndose a ella por su autoridad moral y por sus virtudes. La entrada es libre,
como es libre también la salida. Los estudios se hacen allí sin maestro;
todo lo más con un consejero. Los círculos de estudio son verdaderas coo-
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perativas intelectuales en las que cada uno es al mismo tiempo maestro y
discípulo. La camaraderia más absoluta reina entre los miembros y pone
en contacto total sus almas; de aquí el alma común del Sillon. Se la ha definido "una amistad". El mismo sacerdote, cuando entra en él, abate la eminente dignidad de su sacerdocio y, por la más extraña inversión de papeles, se hace discípulo, se pone al nivel de sus jóvenes amigos y no es más
que un camarada»!.
El método participativo y democrático quedó de momento interrumpido
por la condena del Papa Pío X que en el clima antimodernista o integrista
del momento, entendió que esos métodos, y la tendencia general del movimiento del Sillon eran una forma de «modernismo social». Pero la tendencia
reaparecería y se impondría a partir de los años treinta con el nacimiento de
la JOC y su método de la «encuesta». Según el modelo de la JOC surgieron
para los otros ambientes sociales, los campesinos, los estudiantes, y el
mundo urbano, asociaciones específicas de Acción Católica especializada,
que alcanzaron ya en los años treinta una expansión notable, convirtiéndose en el modelo preferido por la Iglesia en los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Luego, en los años cincuenta comenzaron a experimentar crisis internas y conflictos con la Jerarquía, por sus
posiciones y declaraciones públicas. Desde el punto de vista del método de
formación y del modelo educativo la clave consistía en la sustitución del
Círculo de Estudios (método deductivo) por la encuesta del «Ver-Juzgar y
Actuar» (método inductivo).
2. LOS ÁMBITOS Y EXPRESIONES
SOCIAL CATÓLICA
DE LA EDUCACIÓN
Las obras e iniciativas de educación social católica, insertas como se ha
dicho en el conjunto del movimiento católico y de la acción social católica,
se centraron fundamentalmente en tres ámbitos, por este orden de importancia: la juventud, la mujer y el mundo obrero adulto.
Las obras relacionadas con la educación de la juventud, objetivo siempre prioritario, hay que agrupadas en dos tipos: las destinadas preferentemente a las clases populares y trabajadoras, y las destinadas al conjunto de
la población infantil y juvenil.
En el primer caso tienen un objetivo propiamente escolar e instructivo, aunque el objetivo religioso y moral siempre fuera el motor y el
prioritario. Pero se trataba de cubrir un vacío escolar que la iniciativa
1 Plo X, Notre Charge apostolique,
en «Doctrina Pontificia, 11,Documentos
Madrid, 1958, p. 414.
Políticos», BAC,
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pública no llenaba, y de atender a sectores sociales marginales y marginados en el incipiente mundo urbano. Son las escuelas de los Círculos
Católicos de Obreros para los hijos de los socios, o las promovidas por
los Patronatos para la protección de los artesanos jóvenes, o anteriormente las Escuelas Dominicales sobre todo para las sirvientas, y en generallas múltiples escuelas populares promovidas por las más diversas
asociaciones católicas.
En el segundo caso, los Patronatos Escolares nacen en el marco de la
continuidad de la catequesis infantil, como «catecismos de perseverancia»,
especialmente como respuesta a la ofensiva laicista de finales del siglo XIX y
principios del xx, y la consiguiente eliminación de la enseñanza de la religión en la escuela. El conflicto laicismo-catolicismo se plantea especialmente en la Francia de la III República y allí se difunden los Patronatos escolares como forma de respuesta alternativa con objetivos predominantemente
catequéticos.
En España, a pesar de la mayor debilidad del movimiento laicista, surgen también ese tipo de Patronatos y obras educativo-catequéticas, especialmente durante el sexenio liberal-democrático (1868-74) y en la primera
década del siglo xx.
Las obras destinadas a la educación de la mujer surgen también en ese
clima de confrontación con el laicismo, en este caso frente al movimiento
feminista, avanzado ya el siglo xx. Pero a la vez como una respuesta concreta a la condición de la mujer trabajadora fuera del hogar, y a las consecuencias nefastas para la preservación del modelo familiar que esa situación
provoca.
Para el catolicismo social de Rerum Novarum la creciente incorporación
de la mujer a las fábricas es un mal menor que exige una especial legislación
protectora, que en la medida de lo posible preserve las funciones prioritarias
de la mujer como madre y esposa. Por ello prefiere el trabajo a domicilio y
aspira al ideal de que la mujer pueda retornar al hogar. Mientras tanto trata
de preservar la moralidad de las jóvenes trabajadoras en las fábricas,
mediante la separación de sexos, la limitación o evitación del trabajo nocturno, y especialmente la protección de la mujer gestante (mediante un incipiente seguro de maternidad).
Algunas obras educativas católicas estaban especialmente destinadas a
las jóvenes del servicio doméstico. Una forma de patronato específicamente
destinada a la instrucción, la moralización y el recreo sano en los domingos.
Posteriormente, a medida que la condición de mujeres trabajadoras se estabiliza, en el seno del catolicismo social surgirán iniciativas menos paternalistas, sindicatos católicos femeninos en sectores como la confección o la
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
dependencia mercantil. Y dentro de esos sindicatos, como una sección,
escuelas de instrucción elemental, de moralidad y también de una incipiente formación profesional.
Las obras de preservación y protección de -lasmujeres trabajadoras son
una respuesta surgida específicamente dentro del mundo femenino católico,
con el impulso y bajo las directrices del clero y la Jerarquía, dentro de un
movimiento general de «feminismo cristiano» que se presenta como alternativo al feminismo laicista.
Por un lado se reafirma en el modelo de mujer tradicional, preferentemente volcada en sus funciones de madre y esposa. Pero, por otro, reconociendo la nueva realidad social y económica, trata de preparadas lo mejor
posible para la doble función real que tienen que desempeñar de madres y
trabajadoras. En este sentido se crean en Europa escuelas domésticas (menageres en Francia y Bélgica), para el mejor y más profesional desempeño de
las tareas domésticas en sus múltiples facetas: una forma de respuesta a la
ruptura de la trasmisión de tradiciones y comportamientos provocada por la
revolución industrial y las migraciones obreras.
Pero también, por iniciativa católica surgen obras destinadas a la educación y la formación profesional de las mujeres en general, y especialmente
de las clases medias, como el Instituto de Cultura y Biblioteca Popular para
la Mujer creado en Barcelona en 1909. Según un estudio reciente, esta obra
del feminismo católico catalán, al igual que alguna otra iniciativa similar de
la Acción Católica de la Mujer, en Madrid, representaría, dentro del mundo
católico femenino un cambio significativo respecto al modelo tradicional.
Pues sin dejar de defender y patrocinar los tradicionales roles femeninos
asumía también la necesidad de modernizar esa situación mediante una
educación específica para el desempeño de ciertas profesiones (García
Checa,2001).
La educación noctuma de los trabajadores adultos en los Círculos
Católicos de obreros, y luego en los Sindicatos; y las veladas instructivas y
recreativas en fiestas especiales; además de la educación en valores de ahorro y previsión a través de las cajas de ahorro y mutualidades se pueden considerar instrumentos genéricos de educación popular, de iniciativa católica,
paralelas y alternativas a las fundadas por iniciativa liberal o socialista. En
el contexto de las obras de «extensión universitaria» surgieron también
«universidades populares católicas» y otras obras análogas. Además la tendencia a formar militantes y propagandistas obreros, capaces de dirigir sus
propias asociaciones y actividades, obligó a crear instituciones destinadas a
preparar esa élite obrera católica, como el español Instituto Social Obrero,
promovido por la Acción Católica de Ángel Rerrera en el tiempo de la 2.a
República.
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3. LOS DILEMAS SOBRE LOS MÉTODOS Y LAS FORMAS
DE EDUCACIÓN
En las obras católicas de educación social se puede observar una significativa evolución de los métodos que tiene que ver con la evolución de los
objetivos y planteamientos generales del movimiento católico y del catolicismo social. Es una evolución atravesada por una serie de debates internos
igualmente significativos, entre los que podemos señalar los siguientes:
¿Es preferible la preservación y protección de los peligros exteriores en
un espacio propio, aislado del enemigo, o la ofensiva hacia fuera, buscando
la reconquista del terreno perdido? Es un dilema estratégico recurrente, que
se plantea desde el inicio del catolicismo social, pero también y sobre todo a
partir del nacimiento de la Acción Católica especializada por ambientes;
cuando se discute sobre el mejor lugar para el desarrollo de las obras católicas, incluidas las educativas: la parroquia o el ambiente social. El Patronato,
tanto el «escolar» como el «social» para jóvenes trabajadores, es el modelo
de obra de preservación; una obra por otro lado muy ligada a la parroquia y
su actividad pastoral. El Movimiento especializado de Acción Católica,
(según el tipo de la Juventud Obrera, JOC) es el modelo de educación inserta en los problemas del medio social.
En el Patronato la acción educativa es una tarea dirigida desde arriba,
según unas formas y métodos paternalistas. En los Movimientos especializados la educación parte de los problemas y cuestiones que plantea la realidad social, mediante la primera fase de la «Encuesta», que es el «Ver» la realidad. Es un método formativo que exige la participación y la implicación
activa del sujeto. Por eso a ese método educativo típico de la Acción Católica
especializada, en primer lugar la Juventud Obrera (JOC), se le ha llamado
«Pedagogía Activa».
Pero en medio de estos dos polos, hay un método y una fase intermedia,
que requiere ya una dinámica participati\ra por parte del educando: el
Círculo de Estudios. Es el método de formación típico de la Acción Católica
juvenil desde su inicio. En el Círculo de Estudios a diferencia de la Encuesta
no se parte de la realidad social, sino de los principios de la doctrina social
de la Iglesia, es decir de los documentos y encíclicas de los papas, desde
León XIII. Pero la dinámica del Círculo exige también la discusión y la participación en torno a una exposición doctrinal previamente
planteada.
Ciertamente el Círculo de Estudios estaba destinado a una Juventud con un
cierto nivel educativo, y, sobre todo, trataba de formar militantes, apóstoles
o propagandistas, es decir una élite.
En las obras de educación católica subyace también casi siempre otro
dilema que afecta tanto a los objetivos como al método: ¿educación de las
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
élites O conquista de las masas? En la práctica el dilema se resuelve mediante la cobertura de ambos frentes. Por una parte se considera fundamental
la formación de élites y militantes, el mejor ejemplo en España sería la fundación de la Asociación de Jóvenes Propagandistas (ACNP) en 1910 (a partir de un grupo selecto de ex alumnos de colegios de Jesuitas). Por otra
parte el destinatario de la obra de los Patronatos es la masa juvenil; y la
preocupación de Pío XI en los años veinte del siglo xx, cuando impulsa
la Acción Católica, y del propio Cardjin, cuando funda la JOC, es combatir la «apostasía de las masas». En la práctica lo que se plantea es una
combinación de ambos objetivos y métodos: hay una escuela especial de
militantes, más exigente y completa; y unas actividades educativas y recreativas destinadas a influir en el conjunto de las masas. La Acción Católica
especializada es un buen ejemplo de esta acción educativa combinada,
destinada por un lado a la formación de sus militantes y por otra a la
influencia general en el medio social.
En cuanto a los contenidos de la educación social católica no hay que
olvidar que tiende a ser integral e integrada, pero guardando siempre una
jerarquía clara en la que el primer lugar lo ocupan los objetivos religiosos
y morales. Eso está claro en la definición de objetivos, y se plasma igualmente en la distribución de las asignatura impartidas. Después, según el
destinatario, se añaden a las asignaturas instrumentales básicas (lectura,
escritura), dibujo, comercio, contabilidad, según casos y niveles. Siempre,
especialmente en el modelo de patronato o de Círculo, las actividades
recreativas juegan un papel fundamental, como medio de atracción y de preservación respecto a otras formas de ocio peligrosas moralmente.
4. DEL PATRONATO A LA PEDAGOGÍA ACTIVA:
LOS MODELOS DE EDUCACIÓN SOCIAL
De lo señalado anteriormente sobre los dilemas y la evolución de los
objetivos y de los métodos se puede deducir la trayectoria general de la educación social católica entre 1870 y 1945 en tomo a tres modelos que se
corresponden aproximadamente con tres etapas, aunque también coexisten:
el Patronato, el Círculo de Estudios y la Pedagogía activa.
4.1. El Círculo Católico de Obreros
El modelo patemalista de educación social católica por excelencia es el
Círculo Católico de obreros. Un tipo de asociación polivalente en el que por
otra parte estaban integrados los fines instructivos y educativos junto con los
religiosos y morales, los materiales y asistenciales y los recreativos. Para el
cumplimiento de los fines directamente instructivos el Círculo Católico de
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Obreros ofertaba una escuela diurna para los hijos de los socios, y otra nocturna para los socios del Círculo, los obreros adultos. Pero además la función educativa se ejercía de forma indirecta y difusa a través del resto de servicios y actividades, desde los ciclos de conferencias, y las veladas festivas,
hasta la formación en hábitos de ahorro y previsión a través de las mutualidades y cajas de ahorro.
Por supuesto la oferta católica de educación y cultura popular se hacía
también a través de escuelas parroquiales, escuelas dominicales, y centros
instructivos para obreros, o escuelas profesionales creadas ex profeso por
múltiples asociaciones católicas y congregaciones religiosas, especialmente
a partir de la segunda mitad del siglo XIX.
Para los jóvenes trabajadores y en general para los de las clases populares el modelo de Patronato eminentemente recreativo y deportivo alcanzó
gran éxito y difusión en los medios católicos. Gerard Cholvy (1999) en su
libro sobre las organizaciones y movimientos cristianos de juventud en
Francia, le dedica un capítulo importante. Pero sobre todo en el libro colectivo por él coordinado sobre los Patronatos católicos, con motivo del centenario de su fundación se presentan con todo detalle y desde las distintas
perspectivas la evolución institucional, y las principales actividades deportivas y recreativas que llevaron a cabo. Se trataba de una obra destinada a la
preservación católica de la gran masa juvenil que tuvo su gran apogeo en los
años anteriores a la Primera Guerra Mundial, pero que mantuvo su vitalidad
y capacidad de atracción en el periodo de entreguerras, alIado de otras iniciativas como la Acción Católica especializada siempre más selectiva y exigente. Sólo a partir de los años cincuenta empezó a entrar en crisis, entre
otras razones por el avance en el mundo católico de la crítica social antipaternalista y del proceso general secularizador.
Un folleto práctico de un director español de Patronatos define muy
bien, a la altura de los años cuarenta del siglo xx, su naturaleza y su espíritu a diferencia de otras obras católicas:
«Nosotrosconcebimos el Patronato como un centro de reunión de
jóvenesen el que tras su trabajo cotidiano y en las primeras jornadas festivas, se les procure un honesto esparcimiento y sea para ellos un verdadero hogar que cooperea su auténtica formacióncristiana integral. (...)
El Patronato no es, pues un Aspirantado de Acción Católica ni un
Centro de Luisesni una Juventud católica de ninguna especie (...) externamente y a primera vista aparecerá como un Centro recreativo, de
deportes, etc. Pero tampocoes un Clubo una Sociedad.Y no lo es porque
el entretenimiento, el deporte, etc. es en estas últimas entidades un fin
esencial y único, mientras que en el Patronato no pasan de ser simples
«medios»-atractivos, cebos- para el fin expresado, que no es sino la
formacióncristiana, íntegra, total de la juventud obrera. (...) Es una espe-
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
cie de Juventud católica «camuflada» y no por un «snobismo» revolucionario sino con el único objeto de llegar hasta quienes de otro modo quedarían totalmente fuera de nuestras posibilidades de conquista ... »2.
Según esta definición el objetivo del Patronato era la atracción de una
masa alejada mediante una oferta deportiva y recreativa que facilitara la
influencia moral y religiosa. El objetivo final era la educación religiosa y
moral de los jóvenes obreros, pero el inmediato y directo eran las actividades deportivas y recreativas por él organizadas. Por ello las exigencias
religiosas dentro del Patronato eran mínimas, y la inasistencia esporádica
no podía ser motivo de expulsión. Se trataba de atraer, no de exigir unas
prácticas piadosas y un compromiso fuerte de vida cristiana; para eso
estaban la Juventud de Acción Católica y las otras congregaciones de tipo
piadoso y apostólico.
El Patronato estaba especialmente destinado a recoger a los jóvenes de
14 a 16 años, como continuación de la catequesis parroquia!, y eventualmente, en algunos casos podía ser el paso previo al ingreso en otras organizaciones juveniles católicas de militantes. Pero en general la estancia en el
Patronato solía prolongarse algunos años más, hasta los 20, sin desembocar
en otra organización juvenil.
El ideal es que el Patronato estuviera abierto diariamente, por las tardes,
después de la jomada laboral, pero sobre todo la actividad del Patronato se
desarrollaba los domingos por la tarde; ahí se concentraban las actividades
deportivas, recreativas y las charlas formativas. El Patronato debería disponer de un local con salón-capilla, y algunas otras dependencias aparte, y,
sobre todo, de terreno suficiente para la práctica deportiva. Por ello lo lógico es que el Patronato se ubicara en la periferia de las ciudades, próximo,
por otra parte, a sus principales destinatarios.
El director del Patronato debería ser preferentemente un sacerdote, pero
sus actividades dependían de un buen grupo de colaboradores, preferentemente jóvenes universitarios católicos, procedentes de la Juventud Católica.
Así que la buena marcha de un Patronato dependía de su relación con otras
Asociaciones católicas, que le podía prestar colaboradores y ayuda material.
El funcionamiento del Patronato era responsabilidad principal del director
sacerdote, pero era conveniente incorporar a los jóvenes «beneficiarios» en
la organización y programación especialmente de las tareas deportivas.
2 EZCURDIA
LAVIGNE,J. Antonio (1949): Notas para un estudio sobre la Obra de los Patronatos
para jóvenes obreros, San Sebastián, pp. 23-24. Para la descripción del modelo nos basamos en
estas muy ilustrativas «Notas». Se puede comparar esta descripción con el Reglamento del
Patronato incluido por el P. Vicent en su obra de divulgación «Socialismo y Anarquismo» 1895:
o en el estudio sobre el Patronato para la Juventud Obrera de Valencia, incluido en Rurz
RODRIGa,C. (1982), Catolicismo social y educación, pp. 169-179.
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4.2. El Círculo de Estudios y la formación de militantes
En la evolución del movimiento católico surgió pronto la necesidad de
organizar asociaciones de propagandistas y militantes, especialmente en el
ámbito juvenil, para contrarrestar la actividad de los movimientos enemigos,
laicista y socialista. Las primeras «juventudes católicas» surgieron en ese
contexto, en Italia, Francia, España, en medios urbanos burgueses y nobiliarios, paralelamente a las Asociaciones de católicos, en torno a 1870 (caída
de los Estados pontificios). Poco a poco las Asociaciones juveniles de Acción
Católica fueron definiendo su ideal y su método en tomo a la trilogía
«Piedad, Estudio, Acción». El objetivo «Estudio» se fue plasmando en un
modelo de reunión, el «Círculo de Estudios», que se convirtió durante varias
décadas en el método de formación de los jóvenes militantes de Acción
Católica. Un método novedoso respecto al tradicional de las clases y conferencias, porque implicaba la participación activa de los jóvenes en la adquisición de conocimientos y criterios doctrinales. Este carácter participativo
del método queda perfectamente subrayado en el siguiente párrafo de un
folleto de divulgación para España de las asociaciones juveniles católicas
belgas, publicado por el jesuita español Victoriano Feliz en 1933:
«El Círculo de Estudios no es un escuchar conferencias o discursos a
grandes eminencias científicas o literarias. Los oradores han de ser los circulistas mismos, que han de irse turnando en sus exposiciones. Forma
hombres conscientes, convencidos, capaces de defender sus ideas, es el fin
del Círculo de estudios. Y sabido es que para poseer plenamente una idea
y estar penetrado de ella, es preciso haberla meditado y como habérsela
asimilado. Yeso no se consigue sino habiéndola estudiado detenidamente.
Si, pues, los circulistas han de dar cuenta ante sus compañeros de una
cuestión, la estudiarán personalmente y quedarán con una idea, con una
impresión de esa cuestión muy distinta de si la hubiesen oído exponer a un
conferencista, por brillante que él fuese» (Feliz, 1933: 128-129).
En el contexto del catolicismo social los temas de estudio y debate en los
Círculos de Estudios se basaban fundamentalmente en los contenidos teóricos y prácticos de la doctrina social de la Iglesia, tal como eran definidos en
la Rerum Novarum y en otros documentos. El modo de celebración de un
Círculo de estudios podía seguir estas pautas:
«Las sesiones serán semanales y durarán una hora. Se da comienzo
rezando un Padrenuestro. A continuación se tiene lo que se ha dado en llamar «cambio de impresiones», que dura unos diez minutos. Es el tiempo
de los comentarios sobre lo ocurrido durante la semana, de interés para los
circulistas. Se comentan los artículos interesantes que sobre el particular
hayan salido en la prensa ... Sigue la exposición de los temas, que pueden
ser dos en cada sesión; social el uno y apologético el otro. Al terminar la
exposición de cada uno de ellos se abre discusión en la que pueden tomar
parte los circulistas. Se cierra la sesión con la lectura comentada por el
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
consiliario, de un pasaje del Evangelio, y por fin se termina con un
Padrenuestro» (Feliz, 1933: 130).
El Círculo de Estudios fue el método de trabajo y formación de la francesa Association Generale de la Jeunesse Fran(:aise, fundada en 1886, del
Sillon y de las otras Juventudes católicas europeas de las primeras décadas
del siglo xx. El método de la Encuesta, «Ver-Juzgar y Actuan>, puesto en
práctica por la JOC y luego por los demás movimientos especializados, supuso un cambio significativo, pero partiendo de ese modelo del Círculo de
Estudios tal como era definido por el jesuita español en el folleto de divulgación citado:
«Un Círculo de estudios no es otra cosa que una reunión de personas
donde, por medio de un trabajo fratemal, se procura adquirir el complemento de instrucción de formación religiosas, morales y sociales necesarias hoy no solamente para ser hombre honrado, ciudadano consciente y
cristiano sólido, sino también para ejercer influencia alrededor de sí y
actuar eficazmente en el medio ambiente en que se vive. La obra propia
del Círculo de Estudios es crear individualidades robustas, aptas para la
conquista (... ») (Feliz, 1933: 127).
El Círculo de Estudios podía ser utilizado por los centros juveniles interclasistas de la Acción Católica general o parroquia!, pero la práctica aconsejaba la separación de circulistas por ambientes sociales. Así lo aconsejaba el
jesuita Feliz en 1933 siguiendo la experiencia belga y francesa:
«No hay que olvidar que los Círculos de estudios son ante todo escuelas de apóstoles, de militantes. El campo de apostolado obrero, por otra
parte, es la fábrica, el taller, la mina, etc. Y para ese apostolado necesitan
los jóvenes obreros, jefes. Ahora bien; si los Círculos de estudios estuvieran
formados por obreros y estudiantes, ¿qué sucedería? Que de hecho los
jefes, los directores de estos Círculos serían los estudiantes, y resultaría
que los obreros, como tales, carecerían de jefes propios, de directores propios capaces de influir en las fábricas ... Se encontrarian, en tal caso, los
católicos sin directores, enfrente de los socialistas, a quienes no les faltan
los suyos» (Feliz, 1933: 132).
4.3. El modelo de la Pedagogía activa (la Encuesta
o la Revisión de Vida)
El Círculo de Estudios, método de formación utilizado ampliamente
desde principios del siglo xx por las Asociaciones de Juventud Católica,
implicaba, como hemos visto, una participación del joven en el debate sobre
la ponencia presentada en el Círculo. Pero la Encuesta o la Revisión de Vida,
utilizada por la JOC de Cardjin y los sucesivos movimientos especializados
de Acción Católica suponía un cambio significativo en el proceso de forma-
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ción. Ahora no se partía de la exposición doctrinal sino de los «hechos de
vida», de la realidad directamente vivida por los jóvenes. De forma inductiva, el análisis de la realidad llevaba a descubrir los valores cristianos Uuzgar)
y a comprometerse en la transformación de esa realidad de acuerdo con los
valores y principios descubiertos.
El propio Victoriano Féliz, en su divulgación para España de la nueva
JOC, sin utilizar aún el término «encuesta» o Revisión de Vida, señalaba la
peculiaridad del Círculo de Estudios practicado por la JOC:
«Un Círculo de estudios no es sólo una serie de lecciones y de conferencias. No es sólo una escuela de ciencias sociales (... ). El Círculo de estudios apelará en primer lugar a su propia experiencia. Y los circulistas irán
cayendo poco a poco en la cuenta de todos esos problemas que ellos mismos van proponiendo y personifican en sí. Ellos mismos cooperan a investigar, a reunir y a aportar toda la materia viva y vivida, los hechos, las
encuestas, las monografías, las conferencias, las lecciones (... ). En un
Círculo de estudios no se comienza por definiciones abstractas sobre la
sociedad, el salario, el trabajo, el sindicato; no se sigue la explicación de
cada palabra de una definición para deducir de ella todas las otras nociones complementarias. ¡No, mil veces no! Es necesario contar, repetir
hechos vividos y sucesos de una manera concreta, de una manera viva. Es
preciso proponer cuestiones concretas sobre la vida y el trabajo de los jóvenes obreros: ¿Dónde trabajas? ¿Cómo fuiste a ese trabajo? ¿Cuántas veces
has cambiado de trabajo, de profesión? ¿Cuánto ganas? ¿Cómo te tratan
en el taller? ¿Qué escuchas, qué ves en el trabajo? ¿En qué estado se hallan
las salas de trabajo, los talleres, los w.c., etc.? La encuesta sobre la adolescencia obrera contiene centenares de cuestiones de todos los aspectos de
la vida de los jóvenes obreros. De esta manera viva es como se ha de ir de
los hechos vividos por los circulistas a los principios, y descender a las conclusiones y precisar la norma de vida que se debe llevar y la actitud que se
ha de adoptar.» (Feliz, 1933: 137-139)
Este método nada intelectual o teórico estaba especialmente bien adaptado a la situación y el nivel educativo de los jóvenes obreros, pero se difundió, en los años treinta, como método ideal también para la formación de los
jóvenes campesinos y estudiantes.
En España adquirió una cierta difusión en los años de la II República
pero no se generalizó como método hasta los años sesenta, momento álgido
de la Acción Católica especializada. Una Asamblea de Presidentes diocesanos de la Juventud masculina de la Acción Católica española, en 1960, justificaba la adopción del nuevo método subrayando las virtudes de la
Revisión de Vida:
«De dos maneras se puede educar: o dando lecciones o haciendo participar al educando en su propia formación. Este segundo sistema es el que
se conoce por «método activo» o «pedagogía activa». Aceptar el método
168
GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
activo, o lo que es igual, la Revisión de Vida, quiere decir que cada uno de
nosotros, cada militante, va a realizar ya buscar su formación a través de
la acción partiendo de problemas de vida. Métodos de formación puede
haber muchos, pero nosotros necesitamos uno que sea sencillo y que eduque integralmente. Sencillo para que pueda ser utilizado con facilidad por
la mayoría de los jóvenes. Que eduque integralmente, es decir, un método
que desarrolle la inteligencia, la voluntad, el espíritu de reflexión, de observación, el espíritu de iniciativa. (oo.) Cuando decimos que la Revisión de
Vida no es antiintelectual queremos decir que la misma RV crea un hábito, una actitud de espíritu que es plenamente intelectual, si por intelectual
se entiende afán de "leer dentro", penetrar dentro de los problemas (oo.). La
educación se puede intentar hacer o a la fuerza, y, por tanto, con una actitud pasiva del educando, o por el contrario, la educación se puede realizar
comprometiendo en esa educación a toda la persona del hombre que queremos educar provocando en éste la inquietud, el deseo de formarse»3.
BIBLIOGRAFÍA
Para profundizar en este tema, puede acudirse a las fuentes que a continuación se relacionan:
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3 XXVII Jornadas
Nacionales de Presidentes Diocesanos de la JACE, La Granja, julio 1960,
pp. 43-45, dentro del tema de estudio, Los movimientos especializados, el apartado «Síntesis
doctrinal sobre formación y acción de los militantes». En estas Jornadas la Juventud masculina de AC española (JACE) decidió impulsar la transformación de los Centros generales o parroquiales en Movimientos de A.C. especializada según el método de la JOc. En Francia y en
Bélgica este cambio se inició hacia 1926, y adquirió un auge importante en los años de la inmediata postguerra.
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LA EDUCACIÓN SOCIAL EUROPEA DESDE EL SIGLO XIX ...
FELIZ, V. (1933): La conquista de la juventud
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des socié-
del proletaria-
170
GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
LECTURAS
Patronatos de la Juventud Obrera
Artíc. 15. Para que llene dicho fin el Patronato, se proponen los medios siguientes:
1.°Escuelas dominicales, en las que reunirá en las tardes de los domingos y días
festivos a los jóvenes patrocinados para enseñarles la Doctrina Cristiana y tenerles
además entretenidos con juegos inofensivos, alejándoles así de los peligros que en
otros lugares pudieran correr.
2.° En estas tardes se podrá guardar la distribución siguiente: la primera hora se
empleará en la enseñanza del catecismo; las restantes, hasta el anochecer, se les
entretendrá en diferentes juegos, procurando que éstos no sean sedentarios, sino de
movimiento, como gimnasia, juego de pelota, de bolos, birlas, etc, dándose, si los
fondos del Patronato lo permiten, merienda a los niños, y al terminar los juegos hará
el Consiliario, en el local del Patronato, una breve exhortación, procurando que no
exceda de un cuarto de hora, y terminando la tarde con la rifa o sorteo de un objeto
de utilidad, como una pieza de ropa, libros, etc.
3.° Los socios activos procurarán, tanto en la enseñanza del catecismo como en
los juegos, la separación de los patrocinados por edades del modo siguiente: 1.a brigada, la constituirán los niños de siete a doce años; 2.a los de doce a dieciséis, y 3.a
los de dieciséis en adelante; debiendo ser recogidos en sus propias casas por los
socios activos en las tardes de los domingos y días festivos, siempre que dichos niños
se reuniesen con puntualidad en el local del Patronato.
4.° Escuelas noctumas en los días de trabajo, en las cuales se enseñará gratuitamente a leer, escribir, cuentas y Catecismo. Podrá, en casos excepcionales, la Junta
Directiva establecer escuelas de aplicación a artes y oficios para los jóvenes que más
se distingan por su ingenio y aplicación. En los pueblos agrícolas se podrá dar a los
jóvenes patrocinados de mayor edad nociones de agricultura.
5.° Podrá establecerse en todo Patronato una banda de música, o en su defecto
un orfeón o coro, y un teatro, cuyas funciones solamente las podrán representar los
jóvenes asociados, examinando y aprobando previamente las piezas, comedias, sainetes, etc., el Consiliario, y en caso de duda, deberá consultar con el Consejo
Diocesano, la conveniencia o no de dichas piezas.
6.° La apertura de las escuelas del Patronato se solemnizará con una comunión
a la que, a más de asistir los socios protectores en activo, concurrirán los patrocinados que se hallen en aptitud para ello, y se terminará el curso escolar con una solemne distribución de premios.
7.° Existirá una biblioteca y gabinete de lectura, rigiéndose ambos por un reglamento especial formado por la Junta Directiva, en el que se determinarán la forma y
condiciones con que en su caso podrán dejarse a domicilio, tanto a los socios activos
como a los patrocinados, los libros y revistas de la biblioteca.
LA EDUCACIÓN SOCIAL EUROPEA DESDE EL SIGLO XIX ...
171
8.° La Junta Directiva podrá acordar la celebración de sesiones solemnes artístico-li terarias.
9.° Para cumplir igualmente el fin instructivo, la junta Directiva podrá acordar la
suscripción a las revistas científicas y de propaganda católica, repartiéndolas gratis
a los patrocinados, pudiendo también acordar el reparto de hojas de propaganda.
Artículo 15.°del Reglamento general publicado por el P. VICENT
en Socialismo y anarRUIZRODRIGa,Catolicismo social y educación,
quismo, extraído de CÁNDIDO
Valencia, 1982, pp. 163-164.
Características del Círculo de estudios
1.a Los circulistas han de ser pocos. Quince sería un buen número. De esta
manera se podrá atender mejor a cada uno en particular y podrán todos fácilmente tomar parte activa en las exposiciones doctrinales, en el cambio de impresiones,
en las discusiones. De ser muchos, se seguiría el inconveniente de que sólo unos
cuantos más audaces estarían siempre con la palabra en la boca, con perjuicio de
muchos otros que no tendrían ocasión de manifestar sus bellas cualidades. El ser
pocos ayudará mucho a que en el Círculo de estudios reine un espíritu familiar,
lo que contribuirá no poco a que las mismas exposiciones se puedan hacer más
sencillamente, yendo inmediatamente al grano. Siendo muchos, fácilmente el
encargado de exponer una cuestión, por sencilla que ésta fuese, se creería en la
obligación de descolgarse con todo un discursazo, en el que no faltase bucle por
rizar. Todo lo cual sería harto perjudicial para el fin que en el Círculo se persigue,
que es, no la formación del estilo, sino la formación del criterio, no la formación de
oradores, sino la formación de apóstoles.
2.a Estudio activo de los circulistas. El Círculo de estudios no es un escuchar conferencias o discursos a grandes eminencias científicas o literarias. Los oradores han
de ser los circulistas mismos, que han de irse turnando en sus exposiciones. Formar
hombres conscientes convencidos, capaces de defender sus ideas, es el fin del Círculo
de estudios. Y sabido es que para poseer plenamente una idea y estar penetrado de
ella, es preciso haberla meditado y como habérsela asimilado. Y esto no se consigue
sino habiéndola estudiado detenidamente. Si, pues, los circulistas han de dar cuenta
ante sus compañeros de una cuestión, la estudiarán personalmente y quedarán con
una idea, con una impresión de esa cuestión muy distinta de si la hubiesen oído
exponer a un conferencista, por brillante que él fuese.
3.a Espíritu práctico. «La ciencia para la acción» ha de ser el lema del Círculo de
estudios. Precisamente por ser los trabajos de carácter eminentemente práctico se prescinde en ellos de toda cuestión puramente teórica. Las palpitantes y vivas cuestiones
trascendentales del día han de ser el objeto preferido para el Círculo de estudios.
No se trata de saber mucho, sino de comprender lo que se sabe.
En suma, el Círculo ha de ser un foco de acción y de vida. De él han de salir los
jóvenes, más que polemistas, apóstoles; cualidades intelectuales, más bien que conocimientos científicos.
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GÉNESIS Y SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SOCIAL EN EUROPA
4.a Espíritu familiar y fraternal. Esto ya se consigue en parte con el solo hecho de
que sean pocos los circulistas; pero ha de procurarse además positivamente en toda
la actividad del Círculo. Este espíritu ayuda mucho a que la exposición misma de las
cuestiones sea sencilla y se vaya desde luego al grano, y facilita el que los circulistas
expongan sin reparo todas sus dificultades. Desde la primera sesión ha de quedar
desterrado del Círculo todo lo que huela a aparato o artificio.
s.a Espíritu manifiestamente católico. Ya se ve que así ha de ser; pues se trata, ante
todo, de formar convencidos apóstoles.
Tomado de V. FELIZ(1933): La conquista de la juventud obrera, Madrid, Razón y Fe,
pp. 128-129.
Círculos de Estudio para la JOC
El Círculo de estudios apelará, en primer lugar, a su propia experiencia. Y los
circulistas irán cayendo poco a poco en la cuenta de todos esos problemas que ellos
mismos van proponiendo y personifican en sí. Ellos mismos cooperan a investigar, a
reunir y a aportar toda la materia viva y vivida; los hechos, las encuestas, las monografías, las conferencias, las lecciones. Los jóvenes circulistas son obreros que deben
ver, sentir, deben moverse, deben hablar y actuar en el Círculo y fuera de él. Para los
circulistas, el Círculo de estudios será una cooperativa de estudios, de acción y de
organización.( ... )
En el Círculo de estudios no se comienza por definiciones abstractas sobre la
sociedad, el salario, el trabajo, el sindicato; no se sigue la explicación de cada palabra de una definición para deducir de ella todas las otras nociones complementarias.
¡No, mil veces no! Es necesario contar, repetir hechos vividos y sucesos de una manera concreta, de una manera viva. Es preciso proponer cuestiones concretas sobre la
vida y el trabajo de los jóvenes obreros: ¿Dónde trabajas? ¿Cómo fuiste a ese trabajo? ¿Cuántas veces has cambiado de trabajo, de profesión? ¿Cuánto ganas? ¿Cómo te
tratan en el taller? ¿Qué escuchas, qué ves en el trabajo? ¿En qué estado se hallan
las salas de trabajo, los talleres, los w. c. etc.?
La encuesta sobre la adolescencia obrera contiene centenares de cuestiones en
todos los aspectos de la vida de los jóvenes obreros. De esta manera viva es como se
ha de ir de los hechos vividos por los circulistas a los principios, y descender a las
conclusiones y precisar la norma de vida que se debe llevar y la actitud que se ha de
adoptar. Después, en apoyo de estas conclusiones se ha de contar la vida de hombres célebres que hayan vivido de una manera ejemplar para un obrero; se ha de
insistir en sus esfuerzos, en sus sacrificios, a fin de que esos ejemplos inflamen a los
circulistas.
Paralelamente a los abusos que los circulistas descubren en la vida obrera, es
necesario estudiar y dar los remedios; por ejemplo, las instituciones y las organizaciones que han de combatir esos abusos en lo sucesivo. Y el Círculo de estudios promueve, organiza y sostiene todos esos medios de acción. (... )
LA EDUCACIÓN SOCIAL EUROPEA DESDE EL SIGLO XIX ...
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No hay cosa más sencilla que un Círculo de estudios. Por medio de sus miembros y por su espíritu, permanece en contacto con toda la acción y con toda la organización del movimiento obrero de la región. Insensiblemente van adquiriendo los
miembros una mentalidad religiosa y social; aprenden por sí mismos a hablar, a
actuar, a dirigir, a organizar y a mandar. De esta manera el Círculo de estudios es la
cuna de la acción y de la organización, que poco a poco abarca a toda la juventud
obrera de una parroquia y de un municipio y de una región. El Círculo de estudios
da a todos sus miembros una formación general, religiosa, moral, social y económica. Pero cada miembro, por medio de sus encuestas personales, sus estudios y de la
organización particular de que él se ocupa, se especializa en los diferentes problemas
que se han de resolven>.
Tomado de V.FELIZ(1933): La conquista de la juventud obrera, Madrid, Razón y Fe,
pp. 138-139.
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