Defensor del Pueblo c Telecom s medida cautelar

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c.11.503/2001
JUZG. 4
SEC.7
DEFENSOR DEL PUEBLO DE LA NACIÓN c/
TELECOM ARGENTINA STET FRANCE TELECOM
SA Y OTROS s/ MEDIDAS CAUTELARES
Buenos Aires, 4 de enero de 2002.
VISTO: el recurso de apelación interpuesto y fundado a fs. 26/31
contra la resolución de fs. 23/25;
Y CONSIDERANDO:
1. Que inicialmente destácase que, ponderando la solicitud
efectuada y las circunstancias de la causa, corresponde habilitar la feria
judicial.
2. Que el señor Juez rechazó la medida cautelar solicitada por el
Defensor del Pueblo de la Nación, consistente en que se “disponga la prórroga
del plazo de los vencimientos desde la primera fecha de cada vencimiento primero o ‘pago en término’ y segundo o ‘pago con recargo’- de las facturas
de los servicios públicos prestados por las empresas que infra se indican y que
se operen con posterioridad al 3 de diciembre de 2001” (punto I, primer
párrafo, del escrito inicial). Asimismo, requirió que “la tutela judicial aquí
requerida se haga extensiva a aquellos casos en los que, habiéndose operado
los vencimientos establecidos en la factura, tengan fijado una fecha o término
de pago bajo apercibimiento de corte y/o suspensión del servicio” (punto I,
segundo párrafo).
El señor Magistrado entendió -en esencia- que tal petición no era
procedente ya que “en el caso el accionante no plantea el perjuicio puntual que
lesiona el derecho de los habitantes del país ... y no se ha acreditado que
persona alguna se haya visto impedida de efectuar el pago de las facturas de
algún servicio” (punto II, sexto párrafo in fine, de la decisión de fs. 23/25);
concluyó, pues, en que “deberá ... en cada caso demostrarse la imposibilidad
de pago de los servicios” (punto II, último párrafo). También sostuvo que no
debía admitirse la medida solicitada en tanto “las razones de oportunidad,
mérito o conveniencia tenidas en cuenta por los otros poderes del Estado para
adoptar decisiones que le son propias no están sujetas al control judicial ...”
(punto II, quinto párrafo).
Se queja el actor de lo resuelto por el a quo.
3. Que, ante todo, cabe señalar que la legitimación del Defensor
del Pueblo para efectuar la petición en examen resulta incuestionable, a tenor
de lo dispuesto en el art. 86 de la Constitución Nacional y los arts. 14 y 17 de
la ley 24.284.
4. Que, ello sentado, es pertinente comenzar recordando que, a
partir del 1° de diciembre de 2001, el Poder Ejecutivo Nacional prohibió -en
lo que aquí interesa- “los retiros en efectivo que superen los pesos doscientos
cincuenta -$250- o dólares estadounidenses doscientos cincuenta -u$s 250por semana, por parte del titular, o de los titulares que actúen en forma
conjunta o indistinta, del total de sus cuentas en cada entidad financiera” (art.
2°, inc. “a”, del decreto 1570/01). Posteriormente, este límite fue ampliado
hasta $ 1.000, pero sin superar dicha suma por mes calendario, para los retiros
en efectivo correspondientes a sueldos, haberes jubilatorios, pensiones y otros
beneficios sociales, depositadas en cajas de ahorro abiertas especialmente al
efecto (conf. art. 1°, inc. “c”, del decreto 1606/01).
Estas medidas, independientemente de lo atinente a su
legitimidad -cuestión que no se encuentra en discusión en autos-, implicaron
en los hechos una imposición para todos los ciudadanos de contar, como regla,
con una caja de ahorros o una cuenta corriente para poder afrontar en cierta
medida el pago de sus obligaciones (“bancarización”).
Así, pues, es claro que prima facie el dinero en efectivo con que
cuenta un habitante de nuestro suelo a partir del límite establecido en las
normas citadas, no resulta suficiente en numerosos casos para la satisfacción
en tiempo oportuno de los gastos que su subsistencia demanda -a fortiori si
tiene una familia a su cargo- (como son los relativos a alimentación, vestido,
agua, luz, gas, teléfono, etc.), ponderando el elevado nivel de precios
existentes en nuestro país -al punto de ser comparado, según es conocido, con
los de los países más desarrollados del mundo- y la gran cantidad de
comercios que en la actualidad todavía no poseen los medios técnicos
necesarios para aceptar el pago electrónico -tarjeta de débito o crédito-
(circunstancia de la que por cierto dan detallada cuenta los diversos medios
periodísticos).
En tales condiciones, y desde que es un hecho notorio y de
conocimiento público -basta para ello observar las largas filas existentes en las
puertas de los bancos durante los días de diciembre del año pasado y aún del
mes en curso, al punto de haberse dispuesto la apertura de aquellos algunos
días sábado y la extensión del horario de atención- que las entidades bancarias
no logran cubrir en tiempo y forma adecuados el enorme caudal de demanda
de la ciudadanía para obtener la apertura de una caja de ahorros o cuenta
corriente para así intentar cumplir con el pago de las obligaciones a su cargo,
se advierte que concurre en la especie el requisito del fumus boni juris para el
dictado de la medida solicitada, derivado de las innegables dificultades para
hacer frente al pago en término de sus obligaciones por parte de los habitantes;
dificultades que son consecuencia directa de lo establecido en el decreto
1570/01 y la realidad imperante en el país a partir de la entrada en vigencia de
éste (art. 514 del Código Civil).
5. Que el peligro en la demora es evidente, a poco que se repare
en que una solución contraria a la aquí dispuesta implicaría un perjuicio para
los usuarios de los servicios de muy difícil reparación ulterior.
6. Que, a lo expuesto, importa agregar que la naturaleza de los
derechos en juego pone de manifiesto que no se trata en autos de situaciones
exclusivamente individuales y concretas sino de una situación generalizada,
que hace innecesario y hasta contraproducente en la práctica a nivel
jurisdiccional la exigencia de promover acciones particulares para obtener una
tutela eficaz de aquellos derechos (conf. Gordillo, Agustín, “Tratado de
Derecho Administrativo, Tomo II -Defensa del Usuario y del Administrado”-,
p. II.6 y II.33).
Por lo demás, tal como lo indica el señor Defensor del Pueblo, el
examen de las razones de oportunidad, mérito o conveniencia que tuvo el
Poder Ejecutivo para el dictado de las normas citadas no forma parte de las
cuestiones objeto de este proceso, ni resulta necesario pronunciarse sobre ellas
para acceder a la petición cautelar realizada.
Por lo expuesto, porque los consumidores y usuarios de bienes y
servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección de sus
intereses económicos y a condiciones de trato equitativo y digno (conf. art. 42
de la Constitución Nacional) y porque aún en caso de duda se debe estar a la
posición más favorable para el usuario (conf. art. 3 y 37 de la ley 24.240), SE
RESUELVE: revocar la decisión apelada y, en consecuencia, hacer lugar a la
medida cautelar solicitada, con las modalidades indicadas en el punto I del
escrito inicial.
Exímese al Defensor del Pueblo a prestar caución (arg. Art. 200
del Código Procesal).
El Dr. Martín D. Farell interviene en reemplazo del Dr. Francisco
de las Carreras (Acordada N° 12/2001).
Regístrese, notifíquese y devuélvase.
EDUARDO VOCOS CONESA
MARTÍN D. FARREL
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