CONCEPTO NUMERO 3136 DE 2003 Caución a los demandados en procesos laborales ordinarios que se encuentren en graves y serias dificultades para el cumplimiento de sus obligaciones. Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 37A de la Ley 712 de 2001, por la cual se reforma el Código Procesal del Trabajo. Inexequible PROCURADURÍA GENERAL DE LA NACIÓN Bogotá, D.C., enero 31 de 2003 Señores MAGISTRADOS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL E. S. D. Ref: Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 37A de la Ley 712 de 2001,“Por la cual se reforma el Código Procesal del Trabajo” Actor: HECTOR HERNANDEZ BOTERO Magistrado Sustanciador: Dr. EDUARDO MONTEALEGRE LYNETT Expediente No. D-4351 Concepto No. 3136 De conformidad con lo dispuesto en los artículos 242, numeral 2 y 278, numeral 5 de la Constitución Política, procedo a rendir concepto en relación con la demanda instaurada ante esa Corporación por el ciudadano HÉCTOR HERNÁNDEZ BOTERO, quien en ejercicio de la acción pública consagrada en los artículos 40, numeral 6 y 242, numeral 1 de la Constitución Política ha solicitado a la Corte que declare la inconstitucionalidad del artículo 37 A parcial de la Ley 712 de 2001, según el cual se regula lo concerniente a medidas cautelares en el proceso ordinario laboral. 1. Planteamientos de la demanda El demandante manifiesta que el aparte de la norma impugnada viola los artículos 2, 6, 13, 29, 31 y 229 de la Constitución Política, por cuanto: 1.1. La decisión del legislador de facultar al juez para imponer una medida cautelar consistente en caución cuando “el demandado se encuentra en graves y serias dificultades para el cumplimiento oportuno de sus obligaciones”, y “si el demandado no presta la caución en el término de cinco (5) días no será oído hasta tanto cumpla con dicha orden”, es desproporcionada y castiga a quien se encuentra en grave situación económica, no permitiéndole que se le escuche durante el proceso sino prestan la respectiva caución. 1.2. Los apartes de la disposición demandada vulneran el principio de igualdad, al establecer una diferenciación entre quienes están en buenas condiciones económicas y quienes se encuentran en dificultades, desconociendo el artículo 13 de la Constitución Política sin justificación alguna, dado que impone una caución, la cual al no poder cumplirse acarrea la sanción consistente en la imposibilidad de ser oído durante el proceso laboral, desconociendo el derecho al debido proceso. 1.3. Igualmente, se vulnera el principio de la doble instancia, el derecho a acceder a la justicia y la garantía del derecho de defensa, pues el demandado en situación económica difícil, no tendrá la opción de interponer el recurso de apelación contra la sentencia desfavorable ni controvertir las pruebas, ante la imposibilidad de prestar la caución aludida. 2. Problema jurídico Corresponde al Ministerio Público establecer si la disposición impugnada vulnera los derechos constitucionales de igualdad, el debido proceso y el de acceso a la administración de justicia al determinar la posibilidad de que el juez imponga una caución a los demandados en procesos laborales ordinarios que se encuentren en graves y serias dificultades para el cumplimiento de sus obligaciones. Sobre el particular, el Ministerio Público habrá de conceptuar lo siguiente. 3. Alcance de las medidas cautelares 3.1. Las medidas cautelares de acuerdo con la doctrina, son aquellas decisiones, que, ya de oficio o a petición de parte, puede el juez adoptar respecto de personas, pruebas o bienes que puedan resultar afectados por la demora en las decisiones que se tomen dentro del juicio, siempre con carácter provisional y tendientes a asegurar el cabal cumplimiento de las determinaciones que se adopten por el juez, especialmente una vez ejecutoriada la sentencia (Hernán Fabio López, Instituciones de Derecho Procesal Civil Colombiano, Parte General, Editorial Temis S.A., 1985, página 518). Igualmente, es del caso resaltar, que todas las medidas cautelares se hallan supeditadas y encuentran justificación en la necesidad de mantener la igualdad de las partes en el juicio y evitar que se convierta en ilusoria la sentencia que ponga fin al mismo (ibídem, página 519). 3.2. La jurisprudencia de la Corte Constitucional ha manifestado que las medidas cautelares tienen amplio sustento constitucional puesto que desarrollan el principio de eficacia de la administración de justicia, son un elemento integrante del derecho de todas las personas a acceder a la misma y contribuyen a la igualdad procesal (artículos 13, 228 y 229 de la C.P.) Así mismo, ha señalado que la doctrina y los distintos ordenamientos jurídicos han establecido requisitos que deben ser cumplidos para que se pueda decretar una medida cautelar, buscando que sean razonables y proporcionados. En el ordenamiento jurídico español, la ley establece tres exigencias a saber: i) que haya la apariencia de un buen derecho (fumus boni iuris), es decir, que el demandante aporte un principio de prueba de que su pretensión se encuentra fundada, al menos en apariencia; ii) que haya un peligro en la demora (periculum in mora), esto es, que exista riesgo de que el derecho pretendido pueda verse afectado por el tiempo transcurrido en el proceso; y iii) que el demandante preste garantías o contracautelas, las cuales están destinadas a cubrir los eventuales daños y perjuicios ocasionados al demandado por la práctica de las medidas cautelares, si con posterioridad a su adopción, se demuestran que éstas eran infundadas (sentencia C-490 de 2000). 4. Si bien existe libertad de configuración normativa del legislador para establecer diferentes aspectos del procedimiento, éste tiene unos límites que deben observarse Conforme a lo establecido en los numerales 1 y 2 del artículo 150 de la Constitución Política, el legislador goza de una libertad de configuración normativa en relación con los procedimientos que deben observarse ante la administración de justicia. Atribución que es inherente a la función legislativa que le permite establecer con una amplia discrecionalidad las distintas directrices a las que debe someterse la actividad judicial, por lo que regula aspectos tales como la competencia, los recursos, el régimen probatorio, los términos y todos aquellos asuntos relacionados con la publicidad de los procesos. Bajo esa óptica, es claro que el legislador, en el ejercicio de su competencia constitucional de regular distintas situaciones, consagre en el procedimiento laboral, lo referente a las medidas cautelares, pues con ello se busca el debido cumplimiento de la obligación de quien haya sido demandado por un asunto de esta índole. No obstante, la libertad de configuración normativa tiene como parámetros los principios constitucionales y los derechos fundamentales. Es así, como las disposiciones que se emitan en cumplimiento de esa función deben ser razonables y proporcionadas. En este sentido, la Corte Constitucional ha manifestado: "Sin embargo, esa libertad del legislador, perceptible al momento de crear el derecho legislado, tiene su límite en la propia Constitución que, tratándose de la libertad individual, delimita el campo de su privación no sólo en el artículo 28, sino también por virtud de los contenidos del preámbulo que consagra la libertad como uno de los bienes que se debe asegurar a los integrantes de la Nación; del artículo 2o. que en la categoría de fin esencial del Estado contempla el de garantizar la efectividad de los principios, y de los derechos consagrados en la Constitución, a la vez que encarga a las autoridades de su protección y del artículo 29, que dispone que toda persona “se presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable” y que quien sea sindicado tiene derecho “a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas” (sentencia C-327/97). Así mismo, la Corte Constitucional ha manifestado que en el diseño de los modelos procesales debe propugnar el derecho de defensa y el debido proceso (Constitución Política, artículo 29), respetar la primacía del derecho sustancial (Constitución Política, artículo 228) y garantizar el principio de imparcialidad judicial (Constitución Política, artículo 230). No en vano la Carta Política le encomienda al Estado, a través de sus autoridades públicas (Constitución Política, artículo 2º), la protección de los derechos y libertades de las personas, dentro de los cuales, como se dijo, se encuentran los ya mencionados (sentencia C- 925 de 1999). De acuerdo con estas consideraciones es necesario establecer si el legislador al expedir los apartes demandados se excedió en la libertad de configuración normativa y por ende vulneró derechos como la igualdad, el debido proceso y el acceso a la administración de justicia. 5. Los apartes demandados del artículo 37A de la Ley 712 de 2001 vulneran la Constitución Política 5.1. El artículo 37A de la Ley 712 de 2001, plantea dos situaciones que son presupuestos para imponer la medida cautelar consistente en caución en el proceso laboral ordinario: la primera, cuando el demandado lleve a cabo actos que el juez estime que son tendientes a insolventarse o a impedir la efectividad de la sentencia, lo cual corresponde a garantizar el acceso a la administración de justicia de quien pretende el cumplimiento de una obligación laboral, como a su vez, es la respuesta frente a la actitud dolosa del demandado, cuyo fin no es otro que burlar a la justicia. Es decir, que el legislador le concede al juez la posibilidad de que escudriñe la conducta del demandado, que de manera consciente y volitiva decide evitar el cumplimiento de sus obligaciones de carácter laboral. La segunda situación, que permite la imposición de la caución, es cuando, a juicio del administrador de justicia, el demandado se encuentra en graves y serias dificultades para el cumplimiento oportuno de sus obligaciones. Esto es, que le corresponde al juzgador verificar la situación económica de aquél, ya no por actos deliberados que conducen a la insolvencia o al incumplimiento de la sentencia, sino por acciones meramente objetivas que trascienden la esfera de la voluntad. 5.2. En este orden, el legislador pone en igualdad de condiciones consistente en imponerle una caución, a quien voluntariamente quiere insolventarse o impedir el cumplimiento de la sentencia frente a quien sin contar con el elemento subjetivo de impedir la eficacia de la justicia, no cuenta con los recursos suficientes para el cumplimiento de sus obligaciones. Igualmente, hace una diferenciación entre éste y aquel demandado que no tiene problemas económicos. Es de recordar, que el principio de igualdad, como lo ha reiterado en diversas ocasiones la Corte Constitucional, es prohibir el trato discriminatorio frente a supuestos iguales, pero permite y autoriza tratamientos diferenciados cuando éstos están razonablemente justificados. Es decir, que en este último evento debe justificarse el trato desigual, para concluir, en que al existir razonabilidad y objetividad, y perseguir un fin legítimo, así como la concurrencia de una relación razonable de proporcionalidad entre los medios empleados y el fin perseguido, la norma correspondiente no es contraria al derecho de igualdad consagrado en el artículo 13 de la Constitución Política (sentencia C- 022 de 1996). La Corte Constitucional ha manifestado: “La igualdad exige el mismo trato para los entes y hechos que se encuentren cobijados bajo una misma hipótesis y una distinta regulación respecto de los que presentan características desiguales, bien por las condiciones en medio de las cuales actúan, ya por las circunstancias particulares que los afectan, pues una u otras hacen imperativos que, con base en criterios proporcionados a aquéllas, el Estado procure el equilibrio, cuyo sentido en Derecho no es otra cosa que la justicia concreta. (sentencia C-094 de 1993). 5.3. La decisión del legislador de otorgarle al juez la posibilidad de imponer una caución entre el 30% y el 50%, al demandado que se encuentre en serios problemas económicos vulnera el principio de igualdad, dado que en primer lugar lo pone en idéntica situación con aquel demandado que por su libre voluntad decide obstaculizar la efectividad y realización de la justicia material cuando se insolventa o acude a subterfugios para impedir el cumplimiento de la sentencia. No es razonable ni constitucionalmente admisible, que el legislador otorgue el mismo tratamiento a dos personas que avanzan en un sendero totalmente opuesto en cuanto a la conducta procesal que deben adoptar, pues mientras el primero hace todo lo posible por eludir el cumplimiento de sus obligaciones laborales, el segundo si no lo ha hecho, es por razones totalmente ajenas a su voluntad. Es así, que el trato igualitario que en el presente evento es la imposición de una caución, no es dable en quien actúa de manera dolosa y en quien lo hace dentro de los límites de la conducta humana que no pretende desconocer la majestad de la justicia. De la misma forma, el derecho a la igualdad es vulnerado, respecto al trato diferenciado que el legislador, asume en aras de garantizar las resultas del proceso, respecto a aquellos demandados que se encuentran en buena situación económica. El legislador olvida el principio reglado en el artículo 13 de la Constitución Política, que proscribe cualquier discriminación y además que obliga al Estado proteger a aquellas personas que por su condición económica se encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta. En ese orden, este Despacho no encuentra lógica una norma que le endilga una carga adicional al demandado que debe soportar por el solo hecho de encontrarse en graves y serias dificultades para el cumplimiento de sus obligaciones. Es contradictoria la disposición legal, pues si alguien se encuentra en dificultades económicas, le quedará imposible cubrir una caución entre el 30 y 50% de las pretensiones, y si lo hace a través de una compañía aseguradora, ésta le exigirá los avales correspondientes, que tampoco puede asumir dado las “graves y serias dificultades para el cumplimiento oportuno de sus obligaciones”. La disposición impugnada, agrava sin justificación alguna a los demandados que se encuentran en situación crítica desde el punto de vista económico, lo cual genera una diferenciación negativa que es proscrita por la Constitución Política, pues no puede escudarse que con el fin de garantizar los derechos laborales, se discrimen a ciertas personas con la imposición de una medida cautelar que por hechos ajenos a su voluntad, como son la ocurrencia de circunstancias que tienen diversos orígenes, que impiden que el demandado asuma las obligaciones laborales. 5.4. Respecto a la expresión “Si el demandado no presta la caución en el término de cinco (5) días no será oído hasta tanto cumpla con dicha orden”, también vulnera el derecho de igualdad por las razones antes anotadas y además desconoce el debido proceso y el derecho de acceder a la administración de justicia, veamos. No es posible admitir, que por la condición de estrechez económica del demandado se le niegue el ejercicio del debido proceso, al no permitírsele ser oído durante el proceso, mientras permanezca sin pagar la caución impuesta por el juez. Nada mas inaceptable, que la precaria condición económica del demandado sea un obstáculo para ejercer el derecho de contradicción que le asiste cuando surge una relación procesal, y en este evento de carácter laboral. Si bien el debido proceso y su componente el de contradicción no es absoluto, pues en determinadas eventualidades el legislador puede restringirlo en aras de salvaguardar el interés general y la recta administración de justicia, pero para que esto suceda, debe existir un fundamento con arraigo en presupuestos constitucionales, lo cual no se presenta en el caso que nos ocupa, por cuanto, la razón de la precariedad económica del demandado no es suficiente, para establecer que es necesario el sacrificio de ese principio constitucional, para salvaguardar uno de mayor trascendencia. De igual manera, el derecho de acceder a la justicia se menoscaba de manera vehemente, pues el legislador efectúo una clasificación odiosa, en primera instancia, favorable para quienes no cuentan con dificultades económicas y en segundo lugar, inadmisible y discriminatoria, en relación con aquellos demandados que sufren graves y serios inconvenientes económicos. En un Estado Social de Derecho, que se precie de igualitario, justo y respetuoso de los derechos de los ciudadanos, no se puede admitir que el acceso a la justicia se aprecie conforme a las condiciones económicas de quienes deben acudir al aparato judicial, en calidad de demandados. 5.5. Así las cosas, se solicitará a la Corte Constitucional la declaración de inexequibilidad de la expresión “o cuando el juez considere que el demandado se encuentre en graves y serias dificultades para el cumplimiento oportuno de las obligaciones”. El aparte “Si el demandado no presta caución en el término de cinco (5) días no será oído hasta tanto cumpla con dicha orden”, pierde su finalidad si desaparece la primera expresión, pero no obstante es aplicable en el evento de que la caución es producto de los actos conducentes a insolventarse o a impedir la efectividad de la sentencia, por lo que sólo se solicitará la inexequibilidad del primer aparte de la norma impugnada. 5. Conclusión El Procurador General de la Nación solicita a la Corte Constitucional, declarar la INEXEQUIBILIDAD de la expresión “o cuando el juez considere que el demandado se encuentre en graves y serias dificultades para el cumplimiento oportuno de las obligaciones” contenida en el artículo 37A de la Ley 712 de 2001. Señores Magistrados, EDGARDO JOSÉ MAYA VILLAZÓN Procurador General de la Nación SPTB/AEB/ncdem.