Cambios psicológicos y sociales en la adolescencia

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Cambios en la adolescencia 1
Puede decirse que la adolescencia comienza con la aparición de los primeros signos de
diferenciación sexual de carácter secundario (los cambios en la voz, el vello en el cuerpo, los
órganos sexuales, etc.) Si estos cambios físicos son espectaculares, los cambios psicológicos
no lo son menos. La adolescencia constituye una etapa donde los cambios de todo tipo son tan
vertiginosos que la adaptación suele presentar complicaciones.
Durante la adolescencia el individuo completa su crecimiento, adquiriendo la estatura
definitiva que tendrá de adulto. Este crecimiento no siempre es uniforme y nos encontramos con
una serie de períodos relativamente rápidos alternados con otros más lentos. Los cambios
físicos y psicológicos vienen dados por un aumento de la actividad hormonal y es muy distinta
en cada individuo. Nos encontramos con chicos que a los 13 años son los más pequeños de su
clase y que a los 18 son los más altos, junto con casos donde al contrario, crecen muy
rápidamente al principio y luego se estacan. Las modificaciones que se producen en los
adolescentes suelen ser siempre las mismas pero su aparición, su ritmo y su amplitud varían
considerablemente de unos a otros, dependiendo de factores ambientales, nutricionales o
hereditarios.
En una primera fase nos encontramos con individuos que acaban de dejar de ser niños,
incluso algunos conservan el aspecto infantil pero exigen que los demás les traten como
adultos. Aquí radica en muchos casos el sentimiento de incomprensión. El apoyo familiar es
fundamental para el desarrollo adecuado de la personalidad y su desenvolvimiento será óptimo
si ha recibido seguridad por parte de su familia, sin llegar a ahogarlo con sobreprotección. El
adolescente debe tomar sus decisiones sin olvidar que la familia debe darle respaldo para que
estas sean lo más correctas posibles.
La misión de las personas que se ocupan de la educación de los adolescentes es fomentar
aquellas capacidades que más se desarrollan en esta etapa de la vida: el pensamiento
abstracto, la aptitud creadora o el espíritu científico. Junto con estas capacidades la máxima
preocupación del adolescente se centra en desarrollar su propia personalidad, su escala de
valores, sus pensamientos y creencias, definir su sitio dentro de la sociedad. Para conseguir
esto, su actitud se vuelve más inconformista y crítica con respecto a los adultos que ejercen
sobre algún tipo de autoridad como sus padres y profesores y buscan el refugio y el consejo de
compañeros y amigos de su misma edad.
Su afán por ser autónomo y cobrar identidad se traduce en una beligerancia contra la familia,
desenvolviéndose en un grupo donde puede mostrarse sin tapujos, tal como es, para expresar
sus ideas y reafirmar su personalidad. La influencia de ese grupo de amistades es determinante
en el tipo de actitud que el adolescente adopte con respecto a la sociedad. Si es un grupo
saludable y constructivo ayudará al adolescente a desarrollar su personalidad de acuerdo a las
normas sociales establecidas. No ocurrirá lo mismo si se trata de un grupo marginal o antisocial.
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Nota. Este artículo fue editado con fines didácticos para la Especialidad Competencias Docente para la Educación Media
Superior por Ana María Prieto Hernández, UPN, marzo 2010.
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La mayor parte de los problemas psíquicos que se presentan en la adolescencia son
resultado de los cambios que se producen y de la incapacidad de adaptación a su nueva
situación, la inseguridad para relacionarse, estados de rebelión, ansiedad o ligeras depresiones
están dentro de lo normal. También lo son los primeros escarceos con el tabaco o con el
alcohol, así como los peligros del contacto con las drogas.
Uno de los principales cambios que se viven tiene que ver con la aceptación y adaptación a
nuestro cuerpo, ese cuerpo que es muy diferente al que teníamos de niño o niña. Todos los
cambios físicos, y la rapidez con que se viven, generan sentimientos de preocupación y
ansiedad: ¿Será normal lo que me está pasando?, ¿por qué mi cuerpo se ve tan raro?, ¿por
qué ahora me muevo con torpeza?, ¿les pasará lo mismo a otras/os?…
Esta situación provoca una especie de aislamiento (un ejemplo de esto es que se prefiere
pasar mucho tiempo a solas encerrado/a en el cuarto) y a la vez una exploración constante del
cuerpo. También surgen sensaciones de vergüenza e incomodidad, especialmente por la
creencia de que las demás personas están muy pendientes de los cambios que ha
experimentado nuestro cuerpo. Esto genera que se le dedique mucho tiempo y atención a la
apariencia física, probando nuevas formas de vestir, peinarse, hablar, caminar, con la intención
de mostrarse más atractivo y de ser aceptado.
La nueva apariencia no solo modifica la relación y la imagen que se tiene de una/o misma/o,
sino que también produce cambios en las relaciones con las otras personas. Esto porque al
dejar atrás el cuerpo infantil, las personas adultas te perciben de manera diferente, y esperan
que “si tu cuerpo es de adulto, actúes como adulto“, lo que puede causar problemas si se
delegan responsabilidades para las que emocionalmente no están preparado.
Otra situación que suele pasar es que se genere un distanciamiento físico entre el o la
adolescente y sus padres o personas adultas cercanas, a diferencia de la época infantil en la
que solían intercambiar besos, caricias y abrazos. Esta distancia física puede resultar muy
dolorosa para ambas partes. Conforme va pasando el tiempo, y se logra conocer y explorar el
cuerpo, las preocupaciones van disminuyendo y se va viviendo una mayor aceptación y
comodidad corporal.
En los últimos años de la adolescencia, generalmente se experimentan sentimientos de
tranquilidad con respecto al propio cuerpo, lo cual permite una integración del esquema corporal
(o sea, la imagen interna que tenemos de nuestro cuerpo). Es definitivo que la forma en cómo
se viven y sienten todos estos cambios físicos, así como la reacción de las personas que nos
rodean ante ese nuevo cuerpo, van a determinar la autoestima y el autoconcepto que tengamos
de nosotras/os mismas/os.
Otro proceso propio de la etapa adolescente es la adquisición de nuevas capacidades de
pensamiento. Lo que sucede es que en la infancia, se tiene un pensamiento de tipo concreto, es
decir centrado en una sola cosa a la vez y basado en el aquí y ahora de la realidad (lo que se
ve). En cambio, en la adolescencia se adquiere una forma de pensar de tipo formal o hipotéticodeductivo, con la cual se puede razonar e ir más allá de las experiencias concretas.
De esta forma, las y los adolescentes se interesan en problemas que no tienen que ver con
su realidad cercana, desarrollan su capacidad crítica, piensan en valores y consecuencias a
largo plazo, disfrutan de la capacidad de reflexionar y explorar sus sentimientos y
pensamientos, entre otras cosas. Todo esto les permite tener posiciones propias —las cuales
defienden “a capa y espada“— y cuestionar a las personas adultas que ocupan algún lugar de
autoridad, como los padres, madres o profesores.
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Pero reflexionar, no sólo sirve para contradecir, sino que también les permite analizar
experiencias, sacar conclusiones y tener una conciencia más realista. Además, en la
adolescencia se reconstruye la identidad, es decir, se busca la respuesta a la pregunta ¿quién
soy?, mirando hacia atrás (o sea hacia lo que ha sido su vida) y reflexionando sobre las nuevas
experiencias adquiridas. Este cambio no se vive solamente en la adolescencia, ya que la
identidad no es estática, sino que a lo largo de toda la vida se continúa elaborando en ciertos
momentos. Por ejemplo cuando se tiene un hijo o hija, cuando se llega a la tercera edad o
cuando se da un movimiento social muy importante.
Para lograr esto, se viven situaciones como: la renuncia a la dependencia de los padres, la
búsqueda de la autonomía e independencia, el cuestionamiento de la autoridad de las personas
adultas, el interés por tener amistades, la importancia de pertenecer a un grupo de amigos o
amigas, entre otras. Está claro que las relaciones con las personas adultas cambian, lo cual
puede generar situaciones de conflicto ante el cuestionamiento, desafío y necesidad de probar
su autoridad. Sin embargo, si las personas adultas enfrentan estas experiencias con
tranquilidad, y facilitan la adquisición de la autonomía del o la adolescente, la transformación de
estas relaciones no tiene que ser algo negativo.
Además las relaciones con las personas de la misma edad (grupo de pares) se vuelven muy
importantes y necesarias, ya que estas permiten comprender mejor los cambios y vivencias que
se tienen; encontrar un lugar propio en un grupo social; obtener apoyo y afecto; explorar
conductas y destrezas sociales; expresar abiertamente sus deseos y necesidades. El otro
cambio del que hablaremos se refiere a la construcción de proyectos de vida para el futuro. Los
proyectos de vida no se limitan a lo que se va a estudiar o en lo que se va a trabajar en el
futuro, sino que se refieren también al lugar que se desea ocupar en la familia, la elección de
pareja, el papel que se va a asumir en la comunidad, por ejemplo.
Para definir el proyecto de vida, se deben tomar en cuenta los intereses de la persona pero
también sus características y habilidades personales, de manera tal que pueda lograr el mayor
nivel de realización personal posible. Muchas veces, al inicio de la adolescencia, las personas
se dejan llevar por influencias familiares al tratar de definir lo que quieren hacer en el futuro, o
por pensamientos idealistas (por ejemplo, ser una estrella de cine). El problema es que a veces
estas ideas no corresponden con las posibilidades reales para realizarlo. Después, las y los
jóvenes se ponen más realistas, reconocen sus limitaciones y ubican sus aspiraciones en sí
mismas/os. Sin embargo, las angustias e incertidumbres sobre su futuro van en aumento.
Al pasar del tiempo, y casi que al acercarse a la vida adulta, la mayoría de adolescentes
logran más claridad con respecto a lo que desean, las posibilidades que tienen para llevar a
cabo sus proyectos, y la forma en que lo harán.
Cambios en la adolescencia
Físicos
• crecimiento acelerado
• aumento de peso
• cambio de voz, entre otros
Desarrollo sexual
• cambios en el cuerpo
• sensaciones que no conocen
• interés por conocer su cuerpo y el del sexo opuesto
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Psicoemocionales
• ocurre una crisis de identidad (según el psicoanalista alemán Eric Erikson)
• búsqueda para definir su identidad y personalidad
• están centrados en sí mismos
• piensan que todo el mundo los está mirando y hablando de ellos
• cambios continuos de estados de ánimo; se vuelven irritables, tensos, ansiosos y sensibles
• su comportamiento es difícil de entender
Sociales
• los padres dejan de ser los personajes principales en sus vidas
• buscan la aprobación de sus pares
• se esfuerzan por ser atractivos para los demás
• los amigos se convierten en las personas más importantes
Intelectuales
• comienzan a pensar de forma más abstracta y reflexiva
• decae el rendimiento académico, pues hay reducción en el interés por el aprendizaje y
aumento por las actividades sociales
Otras características
• son impulsivos
• temen “hacer el ridículo”, por lo que evitan sobresalir frente a los demás, (principalmente
frente a los adultos)
• son desordenados
• les gustan las experiencias excitantes y peligrosas (son temerarios)
• les gusta llamar la atención frente a sus amigos
Necesidades de los adolescentes
Necesidades del adolescente
Recomendaciones para los adultos
Sentirse amado y apreciado
Muéstrele respeto, afecto e interés en sus cosas.
Sentirse seguro y libre de amenazas
Viva de acuerdo a los valores que predica y evite amenazas de
castigos que no se cumplirán. Asegúrele que tiene que estar en
armonía consigo mismo pues pase lo que pase será con quien
compartirá su vida y de quien más cerca estará.
Sentirse aceptado y competente
Respete sus sentimientos, emociones y percepciones; destaque sus
cualidades y fortalezca su autonomía.
Sentirse importante y que pertenece a un
núcleo familiar
Ayúdelo a sentirse importante y que tiene un lugar en el grupo, en la
familia y en la sociedad.
Sentirse autónomo
Enséñele a ser responsable y a tomar buenas decisiones. Respete
sus ideas.
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