Presentación Cádiz oct 2010

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Encuentro “El Bicentenario: Centroamérica y Europa:
una alianza por la democracia”
Lugar: Ciudad de Cádiz, España
Fecha: 18 y 19 de octubre del 2010
Guillermo E. Zúñiga Chaves
Ex Ministro de Hacienda
Diputado Asamblea Legislativa Costa Rica
Agradecimiento a la Alcaldesa de Cádiz; Teofila Martínez
Agradecimiento al Círculo de Copán
Nos han invitado a conversar sobre los desafíos y retos para el desarrollo
sostenido de Centroamérica.
Me han pedido que exponga algunas
reflexiones sobre Integración y Desarrollo en la Región. Desde luego,
Centroamérica enfrenta retos más allá de la integración, para buscar su
desarrollo.
Hay una tendencia a entender los procesos de desarrollo, incluido los que
se viven en CA, considerando por una parte el crecimiento económico y
por otro lado reconociendo la exclusión social derivada. Por ello, hablar de
“integración y democracia” obliga a plantearse la cuestión insistiendo en
que como parte del desarrollo económico debe estar la mejora de las
condiciones de vida de las personas en la región. Visto de esta forma, se
impone articular el crecimiento de las economías con la cohesión social
exigida, lo cual, sin duda, permitirá la profundización y consolidación de lo
procesos democráticos.
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En este momento recuerdo que hace unos 30 o 25 años la región se
desangraba en guerras entre hermanos, cierto que influenciada por la
Guerra Fría. Pero no puedo dejar de pensar que hace dos años, se rompió
el orden constitucional en Honduras. La aspiración de la
integración
regional, ha sobrevivido a estas y muchas otras circunstancias políticas,
pero no ha resuelto los problemas de la exclusión. Sin duda los
instrumentos de la integración, así como la institucionalidad asociada, han
servido de medio para resolver algunos conflictos. Pero la integración en sí
misma no debe pensarse como la solución a todos los males.
He expresado en otras oportunidades que debemos entender la política
económica de una manera integral y amplia. La Economía es una ciencia
social. Sí, trata sobre problemas de los seres humanos. Eso no es nada
nuevo. Lo que es nuevo es el paulatino abandono del hombre como centro
de su estudio. En su afán por buscar la exactitud y la precisión de las
llamadas ciencias exactas, como si esa condición existiera en ellas, la
economía evolucionó para desarrollar modelos, ecuaciones, métodos
cuantitativos y matemáticos y por ese camino se fue perdiendo su objetivo
de estudio. Ganó de esta forma en técnica; pero al mismo tiempo perdió su
fundamento social y se fue alejando del hombre. Tan peligroso es esto, que
en ocasiones la disciplina se reduce al estudio de cifras y cuentas vacías de
su contenido histórico y social, convirtiendo estos estudios en fines en sí
mismos.
Por el contrario, reivindico la interpretación de los autores clásicos de la
economía, de los padres fundadores, que nos enseñaron que el estudio de lo
económico, pasa por entender las relaciones que se establecen entre los
hombres, valga decir, las relaciones sociales, para articular las formas de
producción, distribución, consumo, y la reproducción de las condiciones
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materiales y sociales que permiten la permanente acumulación de la
riqueza, en nuestro caso la acumulación de capital.
La economía de mercado es quizá el invento más completo que el hombre
ha construido a través de la historia, para producir riqueza; pero no
necesariamente lo es para repartir esa riqueza. Más aún, en muchos casos
los esfuerzos de crecimiento y creación de riqueza, sacrifican enormes
espacios de la sociedad, de la economía, de los recursos y
desafortunadamente del ser humano, bajo las formas de desempleo y
destrucción de la naturaleza, por ejemplo. Frente a esa realidad, quienes
estamos temporalmente en la función pública y no creemos en el
darwinismo social, tenemos que entender que es necesario que el Estado
participe en la economía, precisamente reorientando buena parte de los
excedentes económicos que, como un todo, la economía está generando. Y
esta racionalidad es la que da base a la formulación de la política
económica.
Como el mercado es imperfecto y genera desequilibrios y desigualdades, se
hace imprescindible la acción estatal sobre el ciclo de la reproducción, para
garantizar su continuo desarrollo. Surge así la necesidad de que el Estado
intervenga por medio de la política económica, entendida como la acción
de éste en la economía, para orientar su desarrollo y el reparto de los
excedentes. Por ello es necesario insertar en este modelo conceptual los
temas del poder, la participación democrática, el respeto a las instituciones
y sobre todo, el rol protagónico del Estado.
Si la Economía es una disciplina social, la Política Económica también lo
es, y debe incorporar en su diseño, el análisis del poder. La inclusión de la
armonía y la contradicción política y social, es un componente inmanente
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al diseño de la política económica. Quien considera que este ejercicio se
reduce a la aplicación
de simples modelos fríos, neutrales y
preestablecidos, está dejando por fuera aspectos fundamentales, y se está
perdiendo la parte más hermosa e interesante de esta disciplina.
Por ello postulo que
la Política Económica del Estado debe atender al
menos 4 grandes áreas de acción de manera integrada:
1- gestión sobre la moneda
2- gestión sobre la fuerza de trabajo
3- gestión sobre la formación de capital físico
4- gestión sobre el medio ambiente
La gestión sobre la moneda se asocia con los temas normalmente conocidos
como la estabilidad macroeconómica, valga decir, la política sobre la
inflación, los tipos de cambio y las tasas de interés. . Es lo que
normalmente se llama la política monetaria, antiinflacionaria y la política
cambiaria. Regula el espacio del sector financiero, la supervisón bancaria,
el desarrollo de los mercados de capitales y de deuda, en fin, es el ámbito
de acción de las políticas de los bancos centrales.
La gestión sobre la fuerza de trabajo tiene que ver con las condiciones
generales de la reproducción de la población. Es un concepto que incluye la
reproducción física, junto con elementos de desarrollo emocional, valga
decir en el ámbito de los valores y la cultura. No podemos pensar la
reproducción permanente de la raza humana, únicamente como un asunto
biológico, sino más bien, como un asunto de desarrollo humano integral.
Esto incluye lo que se ha dado en llamar como la política social y por
extensión, la política cultural de un país. Entiendo claramente que estas
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políticas tienen especificidades propias, pero no puedo pensarlas al margen
de la política económica. Verlas en forma separada, las hacer correr el
riesgo de verse excluidas de las prioridades del diseño de política
económica.
Aquí estamos hablando de la política de salarios de un país, la fuente más
directa para la reproducción biológica. Pero al mismo tiempo, se deben
incorporar los esfuerzos por mejorar la calidad de la educación, el acceso a
servicios médicos, a programas de construcción de viviendas de bajo costo,
y me atrevo a incluir todo el espacio que se abre para la diversión, y el
esparcimiento cultural. El ser humano no solo es un factor productivo, sino
que es por esencia un ser superior, con valores, ética, sentimientos y sueños
que sobrepasan sus tareas productivas y reproductivas. Gracias a nuestro
trabajo, las sociedades se mantienen, acumulan riqueza, provocan
crecimiento, se vuelven competitivas y aspiran a ser mejores.
La gestión sobre la formación de capital físico es una tarea ineludible del
Estado. Hay actividades de inversión que si el Estado no las hace, nadie
más las hace. En algunos casos, esas tareas deben depender directamente de
la “propiedad” estatal; en otros casos no y no siempre tiene que ser en
condiciones de monopolio. Las tendencias recientes nos muestran que es
factible, e inclusive deseable, que se den todos los tipos de programas de
inversión público privado, que facilite la formación de la infraestructura
que necesitan nuestros países para mejorar la competitividad sistémica y
aprovechar las oportunidades
que representan los tratados de libre
comercio.
Si no se mejoran las condiciones de la inversión requeridas, seguiremos
siendo países con costos de producción elevados, y por tanto perdedores en
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el contexto del comercio internacional. Construir carreteras, puertos,
aeropuertos, escuelas, hospitales, acueductos, servicios eléctricos, de
telecomunicaciones, son obras necesarias y urgentes.
Nuestros países tienen que escoger si lo hacen por medio de inversión
pública directa, o si lo quieren compartir con la iniciativa privada. Al final
no importa quien dé el servicio. Lo importante es que exista, y que la
población tenga los medios para acceder a esos servicios. El peor de los
mundos es pensar que solo el Estado debe hacer estas inversiones, que el
Estado no tenga los recursos para hacerlas y que entonces el país pierda
competitividad y los ciudadanos calidad de vida.
Ante la importancia de este último aspecto, en los últimos años se ha dado
un giro en la visión del equilibrio presupuestario, en el cual se acepta ahora
la posibilidad de que exista déficit fiscal en la medida en que este
corresponda al gasto de capital.
Y esto se hizo más evidente con el
advenimiento de la Gran Recesión.
Por otra parte, también debe promoverse la conservación del medio
ambiente y la política económica debe garantizar la sostenibilidad
ambiental y el crecimiento equilibrado con la naturaleza. La sostenibilidad
es un concepto irrenunciable, cuya promoción no puede recaer de forma
exclusiva en el estado, por lo que deben alentarse y complementarse con
esfuerzos de la iniciativa privada.
El desarrollo es el compromiso superior, pero debe ser inclusivo y
ambientalmente sostenible.
Centroamérica desigual,
En las condiciones actuales,
parcialmente integrada entre sí
con una
y haciendo
grandes esfuerzos por integrase a la economía mundial, formulo que elevar
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la competitividad sistémica es el reto de la política económica. Se trata de
competir interna, regional y extraregionalmente haciendo más con menos
recursos. Abaratando los costes de producción, garantizando la mayor
utilización de la fuerza laboral, la remuneración plena del trabajo que
permita la reproducción plena de la fuerza de trabajo.
Hace un par de años, con ocasión de una invitación que me hiciera el
Banco Mundial a venir al Banco de España a conversar con un auditorio
amplio sobre temas de desarrollo iniciaba mi exposición aportando algunas
cifras sobre la situación de rezago social de la región. Tomaba datos que
Santiago Levy del BID, nos había presentado hacía pocos días en una
reunión en Washington. Los retomo y amplío a otros indicadores. Creo que
todos los participantes de este evento tienen claras estas cifras, pero no está
demás recordarlas.
El porcentaje de la población en condiciones de pobreza en Centroamérica
es CR.=16.5
E S=35.1
GU=51.4
HD= 69.4
NIC =41.5
PAN= 37.8
Gordana Jerger, aportaba datos para 2004 sobre el porcentaje de la
población que vive con $1 o menos es el siguiente
CR.= 3.3
E S=19.0
GU=13.5
HD=14.9
NIC = 45.1
PAN=7.4
Esto da un cifra cercana a seis millones de centroamericanos que viven con
menos de un dólar al día, aproximadamente un 15% de la población de la
región. Esas personas viven con recursos que no son suficientes para que
puedan alimentarse y consumir un mínimo de calorías necesarias para
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garantizar su subsistencia. NO se trata de una estadística se trata de 6
millones de personas.
La esperanza de vida al nacer va desde los 60 años hasta un poco más de
los 70; la alfabetización oscila entre el 80% de la población de 15 años y
más hasta el 95%; el coeficiente Gini varía en un rango entre 45 hasta 55.
El desempleo se movió en un rango de entre 6,9 (Panamá) a 9,5
(Nicaragua), para el 2009.
La mayor parte de las cifras son antes de la Gran Recesión que ha vivido el
mundo en estos años. Estoy seguro que lamentablemente los nuevos
cálculos
que
conoceremos
hacia
adelante,
que
recogerán
estas
evaluaciones, mostrarán condiciones más adversas, frente a situaciones más
severas.
Y es que la Gran Recesión tuvo sus canales de transmisión en la región a
través de varios frentes; expresó con fuerza el grado de asociación que
existe entre el ciclo económico de nuestras economías y el ciclo de la
economía norteamericana. Estudios del 2008 del FMI indican el grado de
asociación entre ellas. Para Costa Rica se estima una elasticidad cercana a
1; El Salvador marca 1.07; Guatemala tiene una asociación menor, solo
0,17; Honduras 0,59; Nicaragua 0,41 y Panamá solo 0,1. Esto explica en
buena medida que hubo afectación por el lado de las exportaciones nuestras
al mundo desarrollado. Pero también se afectó el canal de atracción de
inversión extranjera a la región, la visitación de turistas y el envío de
remesas. En cada país de la región los efectos de estas variables es de
magnitud distinta, pero en conjunto hizo que el ritmo de crecimiento de la
producción local cayera en el 2009, afectando los niveles de empleo,
pobreza, y sin duda de desigualad.
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Nos encontramos pues, con una región con problemas serios de desempleo
y subempleo, distribución de ingresos, expulsión de migración, acceso a
servicios básicos, alimentación, estructuras productivas desintegradas,
desarrollos duales, políticas públicas e institucionalidades frágiles, poca
inversión pública. Escasa integración intersectorial, los sistemas financieros
son poco profundos, las estructuras tributarias regresivas e insuficientes, la
infraestructura física poco desarrollada. Hay ineficiencia en el gasto estatal,
poco práctica de evaluación de resultados y rendición de cuentas. Para
hacer más dolorosa esta situación, Centroamérica es una zona muy
expuesta a los desastres naturales y el cambio climático está expresando
con toda crudeza su acción en la región, generando no solo los impactos
fiscales que significan la atención de los desastres, sino aumento en el
precio de alimentos, y necesidades de inversión en irrigación, investigación
y caminos. Pero estas son cosas sobre las cuales nosotros podemos y sobre
todo, debemos actuar.
Desde el punto de vista de los mecanismo de la integración económica se
reconoce a CA como una de las regiones más integradas en el mundo (BID,
Varios autores, marzo de 2010) Se le reconoce su proximidad física, e
histórica; el marco jurídico de la integración, una institucionalidad regional
que data de varias décadas. Se le reconoce que hay un comercio
intraregional importante y creciente, al punto que en lo personal siempre he
postulado que el mercado regional debe verse como parte del mercado
interno de nuestros países. En armonía con esto último, se constata que las
empresas han venido impulsando la regionalización de sus políticas y sus
negocios, pues la región es el espacio llamemos “natural” para su
crecimiento. Se ha firmado un tratado (CAFTA-RD) y un Acuerdo de
Asociación (con UE) como bloque. Se ha firmado ya el Acuerdo Marco
para el Establecimiento de la Unión Aduanera, el arancel externo común se
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ha armonizado en un 94%. Es más, la comunidad internacional cada vez
más prefiere negociar con la región como un solo bloque. Al mismo
tiempo, la región obtiene reconocimientos internacionales al presentarse
unida, y los donantes también expresan mayor interés por apoyar iniciativas
regionales. Los bancos de desarrollo internacionales, de hecho llevan en
este momento dos agendas de apoyo a los países: al tiempo que negocian
con cada país individualmente, impulsan también los proyectos regionales.
Esto impone nuevas realidades a los países, y nuevos retos en materia
política supranacional propiamente. Costa Rica siempre ha tenido reserva
frente a esas figuras. Recuérdese al PARLACEN. Me parece que Panamá
muestra una actitud similar.
Se debe valorar plantearse el reto de la integración regional, como canal
para poder competir globalmente. Esta es quizás la hipótesis de trabajo a la
cual hay que ponerle más cuidado en lo próximos años. ¿Integrarse
regionalmente para la competencia global? ¿Es esa la mejor salida? ¿Cómo,
con qué velocidad y en qué grado debe pensarse esa integración? Con
frecuencia se nos presenta la experiencia Europea como el modelo a
emular. Esto es peligroso y aquí, en Europa, se debe entender así, de forma
que se respeten los tiempos locales. Se constata además que hay poca
investigación sobre la medición de la integración de la región
centroamericana con indicadores de desempeño. Zúñiga (2010)
ha
formulado algunas propuestas iniciales en torno a este tema. Utilizando la
noción de generar procesos de integración de geometría dinámica, es decir
que países con ciertas características económicas y sociales e intereses
similares se integren entre sí, y que conforme se vayan desarrollando
nuevas capacidades se integren otros países. Toma, pues, la idea que los
países que son similares son los que pueden integrase más rápidamente.
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Buscando bases de datos confiables y comparables y usando algunas
técnicas estadísticas, logró modelar la identificación de los “vecinos más
cercanos”. A la larga, conocer estos valores puede servir para la mejor
comprensión del tema en discusión.
Mientras tanto los países van diseñando mecanismos frente a la
competencia global, pues al tiempo que firman tratados como bloque,
también hacen otras incursiones comerciales y de asociación con distintas
velocidades. Así por ejemplo, Costa Rica ha visto en Asia, en particular
con la firma de tratados de libre comercio con la Republica Popular China
y con Singapur, un apoyo para la diversificación de sus mercados y de sus
fuentes de inversión. Recordemos que en el caso de Costa Rica, China ya
es el segundo lugar de destino de sus exportaciones.
Había afirmado mas arriba que el impulso de la mejora competitiva en la
región es posiblemente el principal reto de la política económica entendida
con criterio amplio e inclusivo. En consecuencia se puede postular con
bastante certeza que la región como un todo requiere impulsar la mejora en
la competitividad sistemática para ser exitosa tanto en las relaciones
internas como en la competencia internacional. Avanzar en la mejora
competitiva obliga a revisar temas como el ambiente de competencia
interno, el clima de inversión, los aspectos regulatorios, la calidad de la
educación, las facilidades de comercio, de transportes y logística, el control
de la corrupción, la capacidad de innovación nacional, el ambiente
financiero, el acceso a la energía, las condiciones del mercado laboral y el
ambiente macroeconómico.
Debe adicionarse a esta lista temas de
seguridad, tanto seguridad jurídica que haga respetar los contratos, como de
seguridad ciudadana, que abarate en forma social esos costos. La garantía
de acceso a los servicios de educación y medicina, a programas de
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construcción de vivienda de bajo costo. Asimismo se debe generar acceso
al crédito oportuno a las micro, pequeñas y medianas empresas. Y no se
debe olvidar el apoyo a los municipios, a los comunalistas y al sector
cooperativo. La mejora competitiva entendida de esta manera permitirá
crear muchas empresas y empresarios, muchos trabajos, bien remunerados
y por tanto incidirá en la reducción de la pobreza. Es decir, el desarrollo
social, junto al crecimiento económico. Pero estos esfuerzos requieren
recursos.
Esto obliga a plantearse aspectos concretos y puntuales, los cuales paso
simplemente a listar:
1- ¿Cómo seguir ampliando el comercio intraregional? Es necesario
corregir las ineficiencias aduaneras. ¿Con la Unión Aduanera?
¿Cuánto tiempo nos llevará ese proceso? Existen problemas reales a
la construcción de la Unión, si bien ya se han ido firmando
compromisos.
2- ¿Cómo abaratar los costos de transporte de carga y los costes
logísticos? ¿Qué hacer para financiar la infraestructura vial,
portuaria, aeropuertaria?
3- ¿Cómo reducir los costos comerciales intraregionales?
4- ¿Cómo encarar los temas energéticos, llámense electricidad o bien
los riesgos de no producir petróleo?
5- ¿Y la infraestructura en telecomunicaciones para la agilización de las
transacciones y el trasiego de datos? Avenidas de información.
6- ¿Qué tan serio se presenta el tema de la seguridad ciudadana y el
problema del tráfico de drogas? ¿Carteles de la droga en
Centroamérica y maras?
7- ¿Se justifican los recursos que se gastan en ejércitos en la región?
¿Qué papel juegan los cuerpos castrenses?
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8- ¿Y la convergencia de las políticas monetarias y cambiarias? ¿Será
pensable esto en Centroamérica? ¿Cómo estas políticas inciden en
las estrategias de promoción comercial de los países? ¿Y en sus
mecanismos de competencia entre ellos? ¿Están los gobiernos
dispuestos a tratar, a comprometerse en estos asuntos?
9- ¿Y sobre las políticas tributarias? ¿Se da competencia tributaria entre
los países? ¿Deberían converger las cargas tributarias? Algo se ha
avanzado, pero son esfuerzos muy iniciales.
10- ¿Cuán alineados están los distintos tratados que se han firmado?
¿Existe un problema generalizado de administración de los mismos?
¿Cuánta seguridad jurídica dan los tratados firmados?
Nadie dijo que estas cosas fueran fáciles. El espectro político ideológico en
la región es variado; y pese a ello los países avanzan. En la de menos
debamos ponerle cuidado a una afirmación llena de pragmatismo que hace
Felipe González en este libro que acaba publicar. Lo cito “integra más una
buena carretera que una a los países de América Central o el MERCOSUR,
o una buena red de distribución eléctrica y de aprovechamiento energético
común, que treinta discursos ideológicos” (pag. 218; Mi idea de Europa).
Para concluir afirmando “la única manera de ir forzando desarrollos
regionales que integren es marcar pocas prioridades y cumplirlas a
rajatabla” (pag. 219)
He dicho anteriormente que muchas de estas iniciativas requieren recursos,
requieren ahorros, requieren financiamiento. Desde el punto de vista
privado, en Centroamérica se ha ido dando una presencia de instituciones
financieras y bancos de carácter regional. Ellos mismos han ido generando
la infraestructura que les permite llevar adelante sus negocios. Claro hay
pendiente aspectos de naturaleza regulatoria regional, sobre lo que se
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negocia permanentemente. No han sido igualmente exitosos los esfuerzos
por desarrollar un mercado de capitales regional. Aquí las cosas van más
despacio. No obstante, las Bolsas de Valores de Costa Rica, Panamá y El
Salvador caminan adelante en esa estrategia.
Mención aparte merece el BCIE. Este es un banco pensado para la
integración económica, tanto para financiar al sector público como al
privado. Ha abierto su capital a otros países extarregionales. Pero es un
banco cuyo financiamiento es caro, comparado con otros bancos
multilaterales. Requiere de una capitalización, pero los acuerdos sobre este
particular van lentos. No sé si se estará haciendo, pero parece conveniente
conformar un grupo de trabajo que repase la estrategia del Banco para el
largo plazo, en las nuevas condiciones, valga decir que incluya los nuevos
tratados de comercio y asociación firmados, la presencia emergente del
Asia y los árabes moderados, y el mundo post recesión. Debe incluirse una
valoración sobre la gobernanza del banco. ¿Cómo articular los esfuerzos
del BCIE con los que hacen otros organismos? ¿Qué aporta en particular el
BCIE que no da el Banco Mundial o el BID? Este es un asunto central en
un mundo de recursos escasos, aunque por estos días los capitales detrás de
mejores rentabilidades nos andan “cortejando”.
El otro punto que debe abordarse es lo relativo a los fondos para el
desarrollo. Cuando se negociaba el Acuerdo de Asociación con la Unión
Europea, surgió la idea de crear un fondo de desarrollo. Nicaragua tomó la
iniciativa y formuló una propuesta, bastante ambiciosa por cierto.
Finalmente en el acuerdo de Asociación se incluye un punto sobre este
particular, pero sin entrar a detallar montos, ni mecanismos, ni plazos.
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A finales del año pasado CEPAL México, respondiendo a una solicitud del
COSEFIN (Consejo de Ministros de Finanzas) elaboró una primera versión
de lo que se vino a conocer como el PIFCARD, un plan de inversiones y
financiamiento para CA, Panamá y RD. Participé en la primera etapa de
este esfuerzo. Esto luego fue retomado por un Grupo Interagencial de
Trabajo que incluyó al FMI, BM y al BID.
Sin entrar a valorar el rumbo que está tomando esta iniciativa, lo que es
cierto es que la región requiere de recursos para su desarrollo. Desde el
punto de vista de los gobiernos las obras se financian o con impuestos, o
con deuda o con donaciones, o con una combinación. La recesión, hizo caer
las cargas impositivas de los países, el gasto contra cíclico aplicado, llevó a
déficit fiscales, el endeudamiento volvió a crecer, y los grados de libertad
fiscales se restringen. Se requiere inversión económica y social para que
haya crecimiento. Y sin duda reformas tributarias. Desde el punto de vista
de la iniciativa privada, contar con programas de acceso a fondos es un
factor necesario.
Es por tanto un imperativo trabajar en estas figuras de apoyo a la
constitución de un Fondo Para el Desarrollo de Centroamérica. Que tiene
que ser muy flexible, incluyente de todos los esfuerzos y generador de
nuevos instrumentos para levantar fondos. Este fondo debe garantizar
recursos que financien la cohesión social. Y discutir el papel del BCIE en
el marco de esta iniciativa. Lo mismo que las condiciones del acceso de los
países HIPIC a estos recursos.
Tengo muy claro que este mundo post recesión hace que los países piensen
“para adentro”. Si hay dificultades fiscales, de ritmo productivo, de
desempleo, como existen en USA y en la Unión Europea, tal vez no sea un
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buen momento para hablar de estas cosas. Pero hay que hacerlo. Sobre
estos aspectos no tenemos mayor control.
Entendiendo que todos estamos viviendo los dolores de la Gran Recesión,
no puedo dejar pasar esta oportunidad para insistir que requerimos
cooperación
de las
naciones desarrolladas. Por una parte deben ser
abiertos en sus relaciones de comercio, factor importantísimo para
nosotros.
El mundo desarrollado tiene que entender que mientras se
pierden años en estériles discusiones en la Organización Mundial del
Comercio, los habitantes de las naciones pobres sufren por el hambre y la
pobreza. Es hora que los Estados Unidos y la Unión Europea se pongan de
acuerdo para eliminar los subsidios agrícolas, y apliquen a esta actividad
los mismos criterios de liberalización comercial que se aplican a los
productos industriales y a los servicios.
Por ejemplo, cada año los países de la Unión Europea gastan el equivalente
a 3 veces el PIB de Costa Rica en ayudas a sus agricultores. Esos recursos,
que permitirían a los países centroamericanos eliminar la pobreza, son
utilizados para compensar medidas destinadas a controlar la producción
agrícola y la fijación de cuotas lecheras, en momentos en que el mundo se
debate ante una demanda creciente y una oferta insuficiente de productos
agrícolas.
Tampoco es conveniente que nos apliquen barreras arancelarias o no
arancelarias a nuestros productos. Recordemos el caso de la exportación de
melones hondureños a los Estados Unidos. Para poder ser más competitivos
necesitamos mejores condiciones de acceso a los mercados mundiales.
Cada puerta que se cierra en Europa a la entrada de un producto
latinoamericano, y en particular centroamericano, es una posibilidad menos
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de que nuestros países puedan avanzar y alcanzar un mayor nivel de
desarrollo. Cambiar esta situación es fundamental para que nuestra región
pueda salir adelante en estas condiciones de crisis, cambio que
indudablemente mejoraría las condiciones de vida de la población,
desincentivarían la expulsión de nuestros ciudadanos hacia otros países y
reduciría los problemas de migración en las naciones desarrolladas. En
palabras del ex presidente de Costa Rica, Oscar Arias: “si no quieren que
exportemos gente, abran las puertas del comercio y permítannos que
exportemos bienes y servicios”. Los tratados y el Acuerdo de Asociación
van en la dirección correcta.
Por otra parte los países desarrollados gastan irracional e injustamente en
armas y en guerra. Según el Instituto Internacional de Investigaciones para
la Paz de Estocolmo en el año 2006 el gasto militar llegó a ser de 1,2
billones de dólares (millones de millones). Para el año 2007 la información
que tengo indica un gasto militar de 1,339 billones de dólares La guerra en
Irak y en Afganistán ha elevado esta cifra en los últimos años, siendo los
Estados Unidos el principal consumidor de armamentos, con una
participación que ronda entre el 45 % y 48% del total mundial. Estos
datos dan una media mundial de una suma algo superior a $200 por
habitante del planeta por año. Aquellos recursos que podrían servir para
alimentarnos, educarnos y curarnos, son utilizados para crear los medios
para destruirnos, de una forma irracional e inhumana. Muchos de esos
recursos gastados en armamentos, y que fueron obtenidos a través del
comercio, salieron de países pobres, que no tienen ninguna relación con
esos conflictos.
Esto significa que fondos hay; solo que se han priorizado en otras
direcciones. La apertura de mercados, la reorientación de los excedentes
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petroleros y del gasto militar hacia las metas del Milenio, son
impostergables. Replantear el tratamiento de la asistencia a los países de
renta media, es urgente. Necesitamos modificar la lógica de la cooperación,
ver la ayuda desde una perspectiva distinta. No es posible que se dediquen
recursos de cooperación por una parte, y por otra las políticas comerciales y
de producción de los países desarrollados generen costos para nuestros
países que son muchas veces mayores al monto de esa cooperación.
Seamos socios en este desafío. Hagamos negocios, invirtamos en conjunto,
compartamos tecnología y experiencias. Respetemos los tiempos internos
que toman los procesos, Pero, como decimos allá, “nivelemos la cancha”;
no cierren sus fronteras. Sí señores! Lo que falta es repensar las relaciones
económicas internacionales y con ello buscar más comida, más trabajo,
más
comercio,
más
desarrollo
compartido!!!
El
desarrollo
de
Centroamérica y la mejora de las condiciones de vida de sus habitantes, es
un gran negocio para todos.
La integración regional sigue estando presente en la hoja de ruta de
nuestros países; es un instrumento para desarrollar nuestras economías.
Buenas relaciones económicas internacionales que mejore los términos de
intercambio, fondos prestables y de inversión hacia nuestra región,
transferencia de conocimientos y tecnologías, cooperación que utilice parte
de los gastos innecesarios del mundo desarrollado, buenas políticas
económicas
locales de alcance amplio e incluyente, que permita
la
cohesión social, son condiciones necesarias para una mayor vida
democrática en la región. Que el mundo en su conjunto camine bien, es una
buena idea, es un buen negocio para todos. Al final del día, como dice
Mafalda, el personaje de la tira cómica, no podemos bajarnos de este
mundo. Muchas gracias.
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