Prueba Judicial I - Difusión Jurídica

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III. DECLARACIÓN SOBRE HECHOS NO PERSONALES
DEL INTERROGADO
A) CONCORDANCIAS
• Artículo 118 CE.
• Artículos 316 y 360 LEC
B) TEXTO LEGAL
El artículo 308 de la LEC establece:
Cuando alguna pregunta se refiere a hechos que no sean personales del
declarante ésta habrá de responder según sus conocimientos, dando
razón del origen de éstos, pero podrá proponer que conteste también
un tercero que tenga conocimiento personal de los hechos, por sus relaciones con el asunto, aceptando las consecuencias de la declaración.
Para que se admita esta sustitución deberá ser aceptada por la parte que
hubiese propuesto la prueba. De no producirse tal aceptación, el decla- 423 -
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rante podrá solicitar que la persona mencionada sea interrogada en calidad de testigo, decidiendo el tribunal lo que estime procedente.
C) DOCTRINA JURÍDICA
• DE LA OLIVA SANTOS, A. Derecho Procesal Civil, Ramón Areces,
Madrid, 2000, páginas 315 a 316.
• GARBERÍ I LLOBREGAT, J., TORRES FERNÁNDEZ DE SEVILLA, J.M., BUITRÓN RAMÍREZ, G., Nueva Ley de Enjuiciamiento
Civil, jurisprudencia aplicable, legislación complementaria y formularios;
páginas 511 a 522.
• GARCIMARTÍN MONTERO, R., en AA.VV. Comentarios a la Ley
de Enjuiciamiento Civil, Volumen I, Aranzadi, Pamplona, 2001, página 1001 a 1006.
• FERNÁNDEZ URZAINQUI, F.J, en AA VV: Comentarios a la Ley de
Enjuiciamiento Civil, Atelier, Barcelona, 2001, páginas 1.291 a 1.300.
D) JURISPRUDENCIA
1. Tribunal Supremo
• T.S. (Sala 1ª). Sentencia de 22 de mayo de 1999.
“Tercero. Bajo la alegación de error de derecho en la apreciación de la
prueba, en el motivo tres se aportan infringidos los artículos 1232 CC y
580 LEC, para aducir que uno de las actores, empresa H. S. M. S.A, reclamó como precio adeudado la suma de 1.051.407 ptas., sin que se debiera dicha cantidad por habérsele devuelto las mercaderías adquiridas.
El Tribunal de Instancia no tuvo en cuenta la confesión judicial prestada
por el representante legal de dicha mercantil, que, con base a la docu- 424 -
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mentación aportada, consistentes en recibos de devolución de los géneros adquiridos, fechados el 10 Dic. 1992, vino a admitir, mediante respuestas claras y decisivas, que en la fecha de referencia se había producido la efectiva devolución del lo suministrado, y fue retirada a sus almacenes, por un valor total de 1.218.015 ptas., cantidad superior a la fijada
en la sentencia.
El motivo se acoge, pues la prueba confesional actúa como decisiva y
corroboradora de la documental aportada. El Tribunal de Instancia la
interpretó con notorio error apreciativo y descuido valorativo que nos
censuramos, pues ninguna decisión se tomó sobre dicho medio probatorio y se margina por completo. La confesión de parte, si bien no es superprueba, ni prueba absoluta que excluya y eclipse a las demás, no por eso
deja de tener valor cuando se lleva a cabo el representante legal de la sociedad, es decir por persona capacitada para conocer los hechos objeto de la
prueba, lo que autoriza el artículo 587 de la Ley Procesal Civil, tratándose de personas físicas, pero la misma ratio legis se da si son personas jurídicas las llamadas a confesar (S. 27 Mar. 1995).
La jurisprudencia ha declarado la eficacia de esta clase de prueba cuando
resulta clara, precisa y contundente (SS. 26 Dic. 1991,27 Jun. 1995, 2 Jul.
1996 y 5 Nov. 1996), como aquí ha ocurrido, por lo que procede tenerla
en cuenta en casación, al resultar suficientemente notorio que el Tribunal
de Instancia incurrió en manifiesto error por omisión (SS. 15 May. 1994,
14 Oct.1995 y 27 Jun. 1996). El motivo ha de ser acogido, así como el
cuarto, por infracción del artículo 1225, en relación al 1218 y 1232 CC,
partiendo que los recibos de devolución de las mercancías que se dejan
referenciados, resultaron suficientemente reconocidos y adverados
mediante la prueba de confesión que se deja estudiada y las otras pruebas
no vinieron a ser contradictorias.”
• T.S. (Sala 1ª). Sentencia de 24 de julio de 1998.
“Tercero. Antes de proceder al examen de los cinco primeros motivos del
recurso, ha de dejarse constancia de que la sentencia recurrida, tras la valo- 425 -
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ración de la prueba practicada en el proceso, declara textualmente lo
siguiente: “Que acreditado que D. José V. G. y su hija Dª Trinidad V. D.
fallecieron y no otorgaron testamento (según figura a los folios 2 y 32) y
que aquel primero tuvo 4 hijos, uno de los cuales fue D. Manuel María V.
D. (padre del demandado D. José V. S.) y otro fue la referida Dª Trinidad
V. D. cuyas hijas son las demandantes Dª María Celia S. v. y Dª Herminia
S. V., según se deduce de la prueba documental, de confesión judicial y
testifical; así como no constando se haya practicado la división de las
herencias causadas por el referido D. José V. G. y esposa Dª Anuncia D.
G. [que según surge ya de las confesiones judiciales del folio 100 de autos,
de Trinidad, D. Emilio (sic) y Dª Manuela V. S., efectivamente dichas
herencias se hallan sin partir y los bienes son regentados por su hermano
el codemandado D. José V. S., que los poseía y administraba como coheredero y en beneficio de los demás herederos de los abuelos D. José V. G.
y Dª Anuncia D. G. y que antes que su hermano D. José V. S. ya los administraba su padre D. Manuel María V. D. como coheredero y en beneficio
de los demás herederos de los referidos abuelos, y también que era cierto
que las fincas del hecho 7º de la demanda y escritura de donación eran
parte integrante de las herencias de sus mencionados abuelos las que al
igual que el resto de dichas herencias vinieron siendo administradas por
los mentados D. Manuel María y D. José V. S. como herederos y en beneficio de todos los demás coherederos]; surgiendo también de las repreguntas formuladas por la actora al folio 118 y los testigos de la parte
demandada la posesión de D. Manuel María V. D. y de D. José V. S. como
herederos de sus padres y padre y abuelos, respectivamente. Por lo que a
falta de una prueba suficiente de que se hubiese poseído en concepto de
dueño por parte de D. Manuel María V. D. ni de su hijo el demandado D.
José V. S. se produce la necesidad de atribución de las herencias de D. José
V. G. y de Dª Trinidad V. D. a sus herederos abintestato, sin perjuicio de
la atribución verificada por aquél en favor de su hijo D. Manuel María v.
D. en la escritura de capitulaciones matrimoniales a que se refiere el hecho
primero de la demanda (FJ 1º de la sentencia aquí recurrida).
Cuarto. En el motivo primero se denuncia que la sentencia recurrida ha
infringido el artículo 1231.2 y el artículo 1232.1, ambos del CC, y la
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jurisprudencia que los interpreta (contenida en las sentencias que cita de
esta Sala), cuya infracción la hace consistir, en esencia, el recurrente en
que la sentencia recurrida declara probado el hecho de que D. Manuel
María V. D., primero, y su hijo D. José V. S., después, han venido poseyendo los bienes procedentes de la herencia de D. José V. G. (padre del
primero y abuelo del segundo) no en concepto de dueños de tales bienes, sino en calidad de herederos de dicho causante y en beneficio de los
demás coherederos del mismo, cuyo hecho probado, dice el recurrente,
lo ha obtenido la sentencia recurrida de las confesiones judiciales prestadas por las codemandadas Dª Trinidad, Dª Emilia V. S. (no Emilio, como
dice la sentencia) y Dª Manuela V. S., cuando éstas, agrega el recurrente,
no podían prestar dichas confesiones, al no referirse a hechos personales
de las mismas.
El expresado motivo ha de ser desestimado por las siguientes razones: 1ª
El concepto en que, primero, D. Manuel María Y. D. (padre de las confesantes) y, después, D. José Y. S. (hermano de dichas confesantes) pudieran haber poseído los bienes procedentes de la herencia de D José Y. G.
(padre de D. Manuel María Y. D. y abuelo de D. José Y. S. y de sus hermanas, las confesantes) puede ser considerado como un hecho también
personal de las referidas confesantes, al afectarles de manera muy directa
y trascendental, en cuanto herederas de su citado padre D. Manuel María
Y. D. y coherederas con su hermano D. José Y. S. 2ª El artículo 1231.2
CC ha de ser interpretado en íntima relación con el artículo 587.1 LEC,
en el sentido de que si a un confesante se le interroga acerca de un hecho
que no sea personal suyo, podrá negarse a contestar, sin que por dicha
negativa pueda tenérsele por confeso, pero si, no haciendo uso del referido derecho a negarse a contestar, presta voluntariamente su declaración
acerca de lo que sepa con relación a dicho hecho, la expresada declaración
puede ser valorada por el juzgador de la instancia, como cualquier otro
medió de prueba. Así lo tiene ya proclamado esta Sala, cuando en la S. 28
May. 1957 declaró expresamente lo siguiente: “Aun cuando, según lo dispuesto en los artículos 1231 CC y 587 LEC, la confesión judicial ha de
recaer sobre hechos personales del confesante, esto no quiere decir que no
tenga ningún valor la prestada por quien no ha intervenido personalmen- 427 -
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te en los hechos sobre que depone, en primer lugar, porque aunque el
hecho en sí no sea personal, sí que puede serlo en el conocimiento que se
tenga del mismo, y en segundo término, porque cuando se trate de hechos
personales, ha de estimarse que el confesante podrá negarse a absolver las
posiciones, pero que si no se niega la confesión es valedera y eficaz”. 3.0
El referido hecho probado no lo ha obtenido la sentencia recurrida exclusivamente de las confesiones prestadas por las codemandadas Dª Trinidad,
Dª Emilia y Dª Manuela Y. S., sino también de la valoración de la prueba
testifical practicada en el proceso, como así lo dice expresamente en su
motivación, que hemos transcrito literalmente en el fundamento jurídico
anterior de esta resolución.
Quinto. A través del motivo segundo, denunciando infracción del artículo
1248 CC y del artículo 659.1 LEC y de la jurisprudencia que los interpreta (contenida en las sentencias que cita de esta Sala), el recurrente viene
a combatir la valoración que la sentencia recurrida ha hecho de la prueba
testifical practicada en el proceso, a través de la cual la referida sentencia
llega a la conclusión de que D. Manuel María V. D. (padre del demandado D. José V. S.) poseyó los bienes de la herencia de su padre D. José V.
G. en calidad de heredero del mismo y en beneficio de todos los demás
coherederos, con cuyo mismo carácter los continuó poseyendo el demandado D. José V. S., al producirse el fallecimiento de su padre D. Manuel
María V. D., pretendiendo por su parte, el referido recurrente hacer una
nueva valoración de dicha prueba testifical.
El expresado motivo ha de fenecer, ya que es reiterada doctrina de esta
Sala (SS. 8 y 14 Jul. 1987, 26 May. y 9 Jun. 1988, 7 Jul. y 8 Nov. 1989,
5 Nov. 1990, 2 Mar. 1992, entre otras muchas) la de que el artículo 1248
CC contiene sólo una norma admonitiva, no preceptiva ni valorativa de
prueba, y el mismo, así como el artículo 659 LEC, facultan al juzgador de
la instancia para apreciar libremente las declaraciones de los testigos según
las reglas de la sana crítica, por lo que la valoración que haga del resultado de dicha prueba no es revisable en casación, al no hallarse las reglas de
la sana crítica reguladas o consignadas en precepto alguno que pueda
invocarse como infringido.”
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• T.S. (Sala 4ª). Sentencia de 21 de mayo de 1990.
“Quinto. Por lo que se refiere a la prueba de confesión judicial, ésta se produjo
en forma procesalmente correcta pues quien absolvió posiciones en nombre de
la empresa fue su representante legal (como solicitó la propia parte actora y
como corresponde en derecho), precisamente la misma persona que en tal condición actuó en juicio. Ciertamente el demandante había solicitado también la
confesión del Presidente del Consejo de Administración, designándolo nominativamente, el cual fue citado sin que compareciera a tal fin. En relación con
ello acusa el recurrente el hecho de que éste no hubiese absuelto posiciones
“como correspondería según el artículo 587 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil”; mas, amén de que el sujeto de dicha actividad probatoria debe ser quien
ostenta la representación de la sociedad, lo que se ha observado, como queda
indicado, es lo cierto que la transcrita alegación del recurrente carece de apoyo
legal pues el precepto mencionado se refiere a terceros intervinientes en los
hechos, cuya declaración se produce previa solicitud del litigante interrogado.
A los efectos ahora interesados es irrelevante el mayor o menor conocimiento
e intervención que, respecto de los hechos objeto del proceso, pudiera tener
quien absolvió las posiciones en nombre de la empresa, pues lo referente al contenido y resultado de la prueba es materia propia de la valoración de la misma
en orden a la determinación de los hechos probados.”
• T.S. (Sala 1º). Sentencia de 20 de abril de 1981.
“Excluida la confesión del ámbito de la representación voluntaria, no
puede hacer prueba contra la persona física lo confesado por el representante. (Cfr. TS 1ª SS 30 Ene. 1964, 16 Dic. 1964, 24 Mar. 1969, 18 Nov.
1969, 6 Mar. 1972) de donde se deduce que las respuestas dadas por dos
confesantes no pueden perjudicar a los litisconsortes que en número superior a doscientos son sus ponderantes.”
(Esta sentencia no es de aplicación actualmente, puesto que el precepto
que se comenta autoriza el interrogatorio de cualquier tercero siempre que
se cumplan las condiciones expuestas y en especial si comparece como
representante voluntario de la parte).
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3. Audiencias Provinciales
• A.P. Madrid (Sección 19ª). Sentencia de 31 de marzo de 1992.
“Primero. En la demanda que encabeza la litis de que este recurso trae
causa se ejercita por D. Enrique S. L. acción de protección jurisdiccional
al honor al amparo de la LO 1/1982 de 5 May., en relación con el artículo 11 L 62/1978 de 26 Dic., contra D. Miguel P. C., D. Jaime C. D. y la
entidad Difusión de Información P., S.A, y en base a lo publicado en la
Revista “E.”, que dirige el segundo de los demandados citados y de la que
es propietaria y editora la entidad demandada, y del que se dice autor el
primero de los demandados, acción que la sentencia de instancia desestima después de la oposición de los demandados, y frente a la que se alza
en apelación la demandante, que reproduce en esta alzada la pretensión
formulada en la demanda y en base a los mismos argumentos vertidos en
la instancia, después de alegar lo que estima irregularidades procesales
cometidas en la tramitación y que concreta en la admisión a absolver posiciones por parte de la codemandada Difusión de Información P., S.A, a un
apoderado y no a su representante legal, en el hecho de haber estado presentes los 3 codemandados mientras cada uno iba absolviendo las respectivas posiciones que se le formularon, y, por último, en base a la actuación
del MF, que estima aduce hechos nuevos en la vista de conclusiones.
Segundo. Conforme al precedente planteamiento, por evidentes razones de
lógica y sistemática, se han de examinar en primer lugar las alegaciones
vertidas en orden a irregularidades procesales, por cuanto que si se estimara la existencia de las mismas y, en su caso, que tuvieran entidad para
significar prescindir total y absolutamente de las normas esenciales de procedimiento establecidas por la Ley o supusieran infracción de los principios de audiencia, asistencia y defensa, habiendo producido efectiva indefensión, se estaría en el caso de declarar la nulidad de actuaciones conforme a lo que prevé el artículo 238.3 LOPJ; y pasando al examen de tales
cuestiones por el orden más arriba expuesto, es de señalar cómo evidente
la confesión es de “parte”, requisito esencial, con la excepción que prevé
el artículo 587 LEC, y parte en el sentido aludido no lo es el representan- 430 -
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te procesal, y conforme prevé el artículo 1231 CC es necesario además que
tenga capacidad legal para hacerla, lo que tratándose de personas jurídicas
se reconduce a sus representantes legales, pero junto a ello se ha de tener
en cuenta que tanto el artículo 1231 CC como el artículo 587 LEC establecen que la confesión ha de ser sobre hechos personales, lo que tratándose de personas jurídicas adquiere un especial relieve, pues a nadie escapa que dada la complejidad del tráfico jurídico y el ámbito de actuación
de determinadas personas jurídicas se hace imposible en muchísimos casos
cohonestar esa doble imposición legal de que confiese el representante
legal y lo haga sobre hechos personales; por ello que sea frecuente y constituya usus fori admitir la confesión de quien ciertamente no tiene la representación legal, pero sí apoderamiento expreso para absolver posiciones,
cual ocurre en el supuesto de autos, según se infiere del acta obrante al
folio 140, pues ello en esencia no viene a suponer sino una aplicación
extensiva de lo que prevé el artículo 587 LEC en aplicación de lo que
señala el artículo 3.1 CC, esto es, teniendo en cuenta la realidad social del
tiempo en que ha de ser aplicada la norma, atendiendo fundamentalmente a su espíritu y finalidad, pues no nos cabe duda de que en la inmensa
mayoría de los casos si tuviera necesariamente que prestar confesión el
representante legal de las personas jurídicas, sus contestaciones se reducirían al escueto “lo ignoro”; por ello que estimemos que no constituye irregularidad la confesión por apoderado con poder suficiente para ello, pues
con ello se aproxima la confesión a lo que es su finalidad y esencia, por
cuanto ese apoderado en cada caso será quien tenga o haya de tener cabal
conocimiento de los hechos de que se trata, y el representante legal a través del poder que otorgó está asumiendo el contenido de la confesión; en
este sentido la S 11 Dic. 1987 del TS señala que el hecho de que la cualidad de apoderado de la entidad actora pudiera o no coincidir en la persona del Abogado Director de la misma en el procedimiento pueda entenderse que infrinja el precepto del artículo 579 LEC, ni menos aún comporte indefensión alguna de la contraparte; si bien en el caso de la precitada sentencia no medió protesta de la contraparte, como sí acaece en el
presente caso, entendemos que a tenor de lo antes razonado también en el
presente caso hemos de llegar a la misma conclusión que sienta la indicada sentencia del TS.
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Tercero. La segunda irregularidad procesal denunciada sí tiene en principio
el carácter de tal y ello a tenor de lo que prescribe el artículo 590 LEC:
“Cuando dos o más litigantes hayan de declarar sobre unas mismas posiciones, el Juez adoptará las precauciones necesarias, si lo pidiese la parte
interesada, para que no puedan comunicarse ni enterarse previamente del
contenido de aquéllas”, pero tal irregularidad no tiene la entidad y alcance suficiente para provocar una nulidad de actuaciones, pues la norma
citada tiene un alcance meramente preventivo, por lo que su infracción no
puede llevar a la nulidad del acto, y tendrá, en su caso, incidencia en la
valoración que se haga de tal medio de prueba; siendo de tener en cuenta además que, conforme al espíritu que inspira la admisión de prueba en
segunda instancia, en ésta pudo ser denunciada la meritada irregularidad
y pedida su nueva práctica, pero nunca la nulidad de actuaciones.
Cuarto. En cuanto a la tercera irregularidad denunciada, la misma carece
de fundamento, pues aun siendo cierto que los hechos objeto de litis, por
mor del principio de aportación de parte, deben ser aducidos por las partes en los escritos de demanda y contestación, no lo es menos que ello
hace referencia a los hechos objeto de debate, no quedando vedada a las
partes en sus alegaciones la alegación de hechos no básicos sino colaterales en apoyo de las mismas, sin perjuicio, claro es, de la valoración que de
los mismos haga el órgano jurisdiccional al momento de dictar su resolución, y, en su caso, la procedencia del recurso si basara su resolución únicamente en hechos aportados extemporáneamente y no probados; por lo
que no cabe estimar la irregularidad que como tal aduce la demandanteapelante.”
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