Las aportaciones de las empleadas de hogar en España: Situación

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“Las empleadas de hogar en España:
Situación general y aportaciones a la sociedad”
Jornada de Sensibilización. Cáritas Diocesana de Albacete,
Sábado 2 de Abril de 2005
Carlos Pereda, Colectivo Ioé
La intención de esta ponencia es ofrecer un conjunto de informaciones de tipo
general que permitan trabajar con unas referencias básicas sólidas a lo largo del día. El
equipo al que pertenezco ha realizado diversos trabajos que directa o indirectamente
tienen que ver con el empleo doméstico, sobre todo desde el punto de vista de la
inmigración extranjera. Se trata también de un tema poco estudiado, aunque hay algunos
estudios de otras personas que pueden complementar el panorama.
Lo primero que voy a intentar es algo muy elemental pero que, debido a las
características propias de este sector, se conoce muy mal: de cuántas personas estamos
hablando. Me gustaría que quedara claro el peso de la mano de obra española y
extranjera en el sector.
En segundo lugar creo que sería bueno tener una perspectiva histórica del tema,
pues la servidumbre primero, las criadas después y ahora el servicio doméstico, tienen
una línea de continuidad y conviene ver cómo han evolucionado sus condiciones y su
regulación jurídica.
En tercer lugar, trataré de ofrecer un pequeño panorama descriptivo de las
características de las personas, en concreto de las mujeres que son más del 90% del
sector. Para ello me voy a basar en el estudio que se publicó en el 2001 1 y que
lamentablemente enseguida se agotó, pero está accesible por Internet. Es un estudio con
una base empírica amplia y de ahí es de donde voy a extraer las principales
características Soy consciente de que hay cierto desfase temporal, pues el trabajo de
campo se aplicó a mediados del año 2000. De todos modos, a falta de una investigación
más reciente, puede servir para conocer las grandes coordenadas de las mujeres que
trabajan en el empleo doméstico. Como la encuesta se aplicó a ambos colectivos,
permite ofrecer una visión de conjunto que, salvando algunas cosas que han cambiado
como el estatuto legal, se mantiene sobre los mismos ejes de entonces.
Por último, propondré algunas cuestiones para el debate, que se derivan del
análisis, propuestas para debatir con el fin de mejorar las condiciones laborales del
sector.
1. Aproximación cuantitativa
Vamos a aproximarnos al tema del número. Hemos estado repasando las cifras
más recientes de las que podemos echar mano, y para ello hemos contrastado dos
fuentes estadísticas: la Encuesta de Población Activa (EPA) y, por otra lado, las
1
Ver COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo, IMSERSO, Madrid, 2001 y en nuestra WEB:
www.colectivoioe.org
1
personas afiliadas al Régimen Especial del Servicio de Hogar Familiar de la Seguridad
Social. Esta segunda fuente nos proporciona las personas que están trabajando en el
empleo doméstico con un contrato formal y cotizando a la Seguridad Social, por tanto
contabiliza el empleo regular del sector. En cuanto a la EPA, encuestas trimestrales que
se hacen a más de 20.000 hogares españoles, se inscriben todas las personas que están
trabajando y no se les pregunta si están dadas de alta en la Seguridad Social. Por tanto
en principio estarían todas, pero digo en principio. Podemos contrastar estas dos fuentes
con datos muy recientes, del final de 2004: personas registradas por la EPA como
empleadas de hogar tendríamos 460.000, de las cuales el 90 % son mujeres, 410.000. En
esa misma fecha, cotizantes a la Seguridad Social como empleados de hogar eran
184.000. Si comparamos las dos cifras, se puede deducir, de entrada, que por lo menos
el 60 % del sector se encuentra en la economía sumergida, es decir, no cotiza a la
seguridad social. No obstante, existen múltiples indicios de que nos quedamos cortos y
que probablemente son muchos más.
¿Cuáles son estos indicios?: en el año 1986 el gobierno aplicó una macro
encuesta, de la que se habló poco, pero de la que hay dos libros publicados, que la
hicieron entre tres ministerios a la vez para detectar la economía sumergida, y
detectaron que en España había un 29 % de trabajadores en situación sumergida (un
porcentaje altísimo). Luego la encuesta de FOESSA del 92 registró mucho menos,
probablemente porque no lo hizo con ese cuidado para registrar la economía sumergida.
Si contrastamos ambos fuentes, la EPA y la macroencuesta del 86, la diferencia es que
la EPA registró aquel año 470.000 personas en el empleo doméstico, y la otra encuesta,
de los tres ministerios, con un registro mayor, contabilizó 578.000. Es decir, que ese
indicio nos hace ver que seguro que las personas que trabajan en el empleo doméstico
son bastantes más que las que así lo declaran en la EPA.
Otro indicio: nosotros aplicamos en el año 2000 una encuesta por cuotas a
trabajadores de empleo doméstico, españoles y extranjeros. Para ello no se seleccionó a
la gente en función del status legal, sino que fue un muestreo por cuotas, de manera que
con respecto a la legalidad salía lo que saliera. Salió una cosa absolutamente imprevista,
y es que estaban mucho más regulares las mujeres extranjeras que las mujeres
españolas, pero muchísimo más. ¿Cuánto más? De las mujeres extranjeras el 60 %
estaban dadas de alta en la Seguridad Social y, el 40% no. De españolas, el 80 % no
estaban dadas de alta en la Seguridad Social, 4 quintas partes. Por ello es muy probable
que la cifra del 60 % de economía sumergida se quede muy corta.
Entonces por hacer una aproximación que pueda ser más realista sin pasarnos,
pues yo diría que en el caso de las mujeres inmigrantes que están dadas de alta 78.800 al
final del año pasado. Cuidado, de todas las dadas de alta en ese momento el 42,8 %
eran extranjeras, un porcentaje muy alto, aunque con algunos matices que luego
señalaré. De todos modos, esas serían las que tienen papeles. Si aplicamos la proporción
que hay en el contraste con la EPA, podríamos deducir que el total de personas
inmigrantes en el empleo de hogar serían 197.000, aumentando un 60 %. De todos
modos pensando en el caso de las inmigrantes yo creo que habría que pensar que hay un
subregristro en la EPA considerable, como los mismos que elaboran la EPA declaran en
el caso de los inmigrantes. ¿Por qué? Porque la EPA se hace en los hogares, y es muy
probable que cuando se va a los hogares de inmigrantes, muchos de ellos, los que no
tienen papeles, pues digan que no están, o no se dice nada de ellos, o se les dice sólo de
los titulares del alquiler, pero no de los subarrendados en las habitaciones. Aquí puede
2
haber un subregistro considerable. Es probable también que una parte de ellos ni
siquiera estén empadronados, desde que está la norma de que los padrones pueden ser
utilizados para búsquedas de la policía. Entonces aumentando un 25 % que no creo que
sea nada exagerar, pues cabría estimar en algo así como 260.000 las mujeres extranjeras
que trabajan en empleo doméstico en el conjunto de España 2.
¿Qué pasa en Castilla-La Mancha? Pues aquí la pena es que, si bien tenemos
con precisión los datos de altas en la Seguridad Social, no tenemos los datos de la EPA
porque sólo están los datos desglosados a nivel estatal. Pero si hacemos una proporción
equivalente de lo que hay en el ámbito estatal, para hacernos una idea de lo que hay al
nivel autonómico, donde aparecen como personas que cotizan a la Seguridad Social
4,350 personas (la mayoría seguro mujeres), de las cuales 2.114, casi la mitad son
extranjeras, con lo cual la proporción de extranjeras cotizantes es mayor que al nivel
estatal. Si hacemos la misma proporción que he hecho antes al nivel estatal, las 2.114
personas extranjeras se convertirían en 5.200, y si aumentamos ese 25 % que he dicho,
por el subregistro y demás, serían ya 7000 y pico personas trabajando en servicio
doméstico3.
Sé que no es mi tema, pero no me resisto a la tentación para decir muy
brevemente, para colorear el asunto de la inmigración en Castilla-La Mancha, aludir a
los últimos datos del Padrón de 1 de enero de 2004. . En la página web del INE se
pueden ver todos los datos con mucho detalle, por provincias, grandes ciudades, etc...
Con los datos más recientes, el nº de extranjeros que residen en Castilla-La Mancha
serían de 88.000 y pico, que representan en relación con la población de la comunidad,
que son 1.800.000 habitantes, el 4,7 %. En el ámbito estatal, en Enero de 2004, la
proporción de extranjeros empadronados de extranjeros en relación con la población
autóctona era del 7%. Por tanto, en la comunidad de Castilla-La Mancha esa proporción
del 4,7% es un 30 % inferior al porcentaje nacional. Un 30 % es menos, pero no es
mucho menos; a veces se tiene la sensación de que por Castilla-La Mancha hay pocos
inmigrantes, pero hay muchos si se mira en relación con los que había hace unos años.
Quizás haya aquí la misma proporción que había en Madrid hace 3 ó 4 años, quiero
decir, que la cosa está evolucionando muy rápidamente, y es como una mancha de
aceite que se va extendiendo poco a poco. El incremento relativo de Castilla-La Mancha
es bastante mayor que el de las comunidades que tradicionalmente tenían mayor
inmigración.
De las 88.000 personas inmigrantes, son mujeres 38.000, menos de la mitad, y
por eso las mujeres extranjeras en relación con total de mujeres de la comunidad no son
el 4,7 % sino el 4,1 %, pues más hombres que mujeres.
La provincia con más inmigración es Toledo, con gran diferencia, con 32.000
inmigrantes empadronados, seguida de Ciudad Real con 16.900, y Albacete con 16.000.
Luego viene Guadalajara con 13.000 y Cuenca con 10.000. Los colectivos más
importantes son el rumano con 21.700 empadronadas, el ecuatoriano, con 14.600,
2
Con posterioridad a la fecha de esta conferencia, el INE ha revisado la EPA haciendo aflorar casi un
millón de nuevos empleos debido a la inmigración. En el IV trimestre de 2004 el número de empleados en
el servicio doméstico no sería de 460.200 sino de 622.700. Teniendo en cuenta que el aumento se dabe a
la población inmigrante, el número aproximado de mujeres inmigrantes contabilizadas por la EPA sería
de 360.000 en lugar de 197.000º. El sumergimiento, por tanto, no sería del 60% sino del 78%.
3
Después de la revisión de la EPA podemos afirmar que ese subregistro era del 27% exactamente.
3
seguido por el marroquí con 14.200, y luego el colombiano con 8.400. Se puede
destacar también el notable número de búlgaros (3.800).
El sector laboral del servicio doméstico es un sector feminizado, tanto en la
población autóctona como en la inmigrante. Históricamente esto ha sido también así,
aunque menos pronunciado que de mitad de siglo XX para acá. En la Edad Media, s.
XV, XVI. XVII, XVIII, los datos de que disponemos, parciales, indican que había
hombres y mujeres, más mujeres que hombres, pero la proporción de hombres era más
del 10 %, proporción que ha ido reduciéndose con el paso del tiempo.
2. Un poco de historia
En primer lugar hay que decir que no se trata de un sector nuevo, es un sector que
era más numeroso antes que ahora. En la Edad Media estaban los estamentos, estaba la
servidumbre en las casas, la servidumbre era mucha, mucha gente. En otras partesl del
centro de Europa el paso desde el Antiguo Régimen al Nuevo Régimen tuvo lugar en
los siglos XVII –XVIII pero en España la estructura social del Antiguo Régimen apenas
cambió hasta fines del XIX, principios del XX, es decir, que aquí hemos venido con
mucho desfase. Por dar un ejemplo, hasta 1889, final del s. XIX, no se abolió en España
el contrato de servidumbre, por el cual se llevaba a cabo un contrato ante notario, por el
que un señor, un amo, o una ama contrataba por escrito que tenía la cuasi propiedad de
una chica que solía ser el tiempo que le faltaba para la edad de casarse, 5 ó 6 años, con
una serie de compromisos por ambas partes, pero que fundamentalmente era
disponibilidad plena día y noche, sin días libres, más que lo que diera el amo, porque el
día libre suponía “el peligro” de que se escapara, se fuera con otros amos, o a otros
intereses, etc ... Tenía que estar al servicio del hogar.
Es muy interesante, lo que destacan algunos historiadores sobre cómo en el s.
XV y XVI en bastantes partes de España, en diferentes lugares de la geografía, se
hacían los contratos de servidumbre ante notario, en los que se reflejaban todas sus
características etc . Luego hubo una novedad en el s. XVII, que fue lo que se llamó las
Casas de padres y madres de mozas, o Casas de mozas. Los padres y madres no eran
los padres y madres de las mozas, sino algo que sería equivalente a una ONG personas
de la sociedad que querían hacer ese servicio y se agrupaban para crear una casa donde
se hacía la mediación para las chicas que venían de los pueblos, o las chicas pobres que
acudían a la Casa, para ponerlas en el listado de gente que podía ser ocupada por un
señor. Y hay constancia histórica de la existencia de estas casas en muchos lugares.
Decir también que por los datos históricos con los que contamos podemos hablar
de la magnitud de este colectivo a lo largo de la historia y la injusticia que es, que
siendo un colectivo de trabajo para las mujeres tan enorme, que todavía hoy día no
tenga una consideración y una conceptualización precisa en el mercado de trabajo
español. Esto es algo increíble y muy llamativo. Por ejemplo, el censo de Ensenada, que
es de uno de los primeros censos que se hicieron en España, del año 1.756, y que sólo
abarcaba el territorio de las Castillas de entonces, contabiliza 257.000 sirvientes, y hay
que destacar que la población era mucho menos numerosa. En 1.752, según un estudio
que hay en la ciudad de Santiago de Compostela, el 70 % de las mujeres que trabajan
fuera de su hogar, eran empleadas domésticas. En 1.860, mediados del s. XIX, en
Madrid, según otro estudio histórico, el 30 % de toda la población activa, hombres y
mujeres, estaba empleada en el servicio doméstico, quizás el porcentaje de mujeres
4
dentro de esa cantidad sería el 60 o 70 %. Y luego, por coger algo más reciente, en los
años 40 - 50 del s. XX, todos los registros que hay hablan de más de medio millón de
mujeres empleadas en el servicio doméstico. En este sentido la EPA que ha ido
registrando el número de mujeres empleadas en este sector, lo que ha observado es que
más o menos hasta el año 1.975 hubo crecimiento, eran muchas, eran en torno a 450.000
aproximadamente. Luego hubo un descenso, que no se ha recuperado hasta hace 10
años. Hace 10 años eran unas 350.000, y han ido subiendo en los últimos años, por
supuesto en relación directa con el aumento de población extranjera 4.
Me gustaría añadir otras dos pinceladas históricas. Una sobre cómo eran vistas
las sirvientas por las personas que no eran sirvientas (señores, sociedad en general, etc.)
Pues bien, se puede observar que era un sector bajo sospecha, muy vinculado en la
mente de la gente a la corrupción moral, ligado al sector de la prostitución, a las madres
solteras. Además estaba visto como un sector envidioso: la envidia a los señores, a los
señoritos, y con falta de respeto, pues frecuentemente faltaban al respeto de los señores.
Por ello, era un colectivo bajo sospecha, que había que controlar, reprimir y llevar con
mano firme. En general era un sector desconsiderado, con poca estima social.
Para las propias empleadas de hogar, trabajar en una casa era el mecanismo de la
población campesina para ingresar en el mercado urbano. Normalmente no tenían un
salario, se trabajaba a cambio de la comida y del alojamiento. Y se estipulaba por
escrito que al final de período de trabajo contratado tendrían un salario acumulado, que
en realidad era la dote para casarse. Ese era el objetivo que tenían. La movilidad social
de las trabajadoras que venían de los pueblos, más que producirse en sentido
ascendente, tenían lugar por la vía del matrimonio, se casaban y se ubicaban con su
marido, que podía ser un trabajador, y cambiaban de vida.
Estaban también las mujeres de familias muy pobres. Para ellas, el servicio
doméstico era una especie de refugio, una forma de evitar la marginación y la
prostitución. Cumplía funciones de protección social: familias que no daban de sí para
proteger a sus hijos e hijas, las colocaban en el servicio doméstico, y esa era una vía de
promoción hacia el matrimonio, con una dote.
Luego, con el advenimiento de la sociedad más desarrollada, fines del XIX y
sobre todo s. XX, el empleo doméstico se sigue considerando como una profesión
puente. No es una profesión terminal, es un empleo que no se valora, que además es
poco pagado en términos relativos. Por eso pocas mujeres, sobre todo las inmigrantes,
hacen de este empleo un objeto de deseo. Lo hacen porque necesitan trabajar en algo, y
esto es lo que encuentran, pero desean encontrar una cosa mejor, de hecho en cuanto
pueden lo dejan. Es una profesión puente, les permiten crear una red de relaciones y
ahorrar, sobre todo en el caso de las internas.
Además, ahora que estamos impactados con la afluencia de inmigrantes,
tengamos en cuenta que entre los años 50 y 75, hubo en España unos flujos de
población absolutamente únicos en España, de hasta 7.000.000 de personas que
cambiaron su lugar de residencia hacia otros lugares, ciudades, zonas industriales de
España o del extranjero. Hubo comunidades autónomas como Extremadura que se
redujeron a la mitad, hubo una migración enorme, y para las mujeres el principal
4
Al finalizar 2000, según el censo revisado, son ya 623.000.
5
empleo que encontraron en España y en el Extranjero fue el servicio doméstico, también
como profesión puente. Por ejemplo en París, era muy conocido el fenómeno de “las
conchitas”, que eran las empleadas de hogar españolas.
Conviene destacar que el trabajo que había en la Edad Media , en general, era
un trabajo doméstico, los lugares de producción eran las casas, por eso “economía”
significa propiamente lo que tiene que ver con las “cuentas de la casa”. Con el paso del
tiempo ha habido un viraje tremendo con el capitalismo y el trabajo asalariado, el
cambio ha sido hasta tal punto, que cuando en 1.900 en España se elaboraron las
primeras leyes de protección de los trabajadores para cuestiones enfermedad y demás
percances, a la hora de definir el trabajo, se considera que nunca lo era si se llevaba a
cabo dentro de los hogares. Por tanto, el empleo doméstico, el trabajo de las sirvientas
se definió como no-trabajo. ¡Esto es muy gordo! Esto ha seguido después, en gran
parte, sobre todo haciéndose extensivo al trabajo doméstico realizado en general por las
mujeres en el ámbito privado del hogar, que es un trabajo, pero que se considera notrabajo desde el punto de vista jurídico, de la protección, etc. Esto afectó expresamente
a las sirvientas. Trabajaban para otros, pero no era considerado como trabajo, y
quedaron fuera de la protección laboral.
3. Condiciones laborales
Hasta la segunda mitad del s. XX el trabajo doméstico ha sido un trabajo a medias,
un trabajo no-trabajo. Cuidado, hay ahí sus puntos de interés. En la República española
se le consideró trabajo legalmente, pero esto duró poco, duró un año, año y medio, pero
hubo ahí un avance, lo mismo que en otros aspectos de la sociedad española, que quedó
bloqueado por la victoria de Franco. Hasta el año 1959, no se produjo lo que se llamó el
Monte Pío Nacional del Servicio Doméstico, que trataba mediante una pequeña, muy
pequeña cuota, garantizar a estas mujeres algunas prestaciones mínimas. Con el tiempo
esta cobertura fue subiendo. Pasó también que muchas mujeres que no tenían oficio ni
beneficio, se acogieron a este seguro, diciendo que eran empleadas de hogar para luego
cobrar la pensión, etc ... En el año 1969, ese Monte Pío pasó a la Seguridad Social, pero
como régimen especial. La palabra “especial” aparece ligada a este trabajo por muchas
partes. Con la democracia, una ley de 1976, la Ley de Relaciones Laborales, definió el
trabajo de este colectivo como una relación laboral especial, con el mismo estatuto legal
que el trabajo de los presos internos en las prisiones. Poco después, vino el Estatuto de
Los Trabajadores en 1980, que señala las condiciones laborales mínimas de todos los
trabajadores en España (vacaciones, jornada máxima, etc...). Sobre esos mínimos se
apoyan los convenios de los diferentes colectivos, que mejoran en muchos casos esas
condiciones. Pues bien, se dejan fuera otra vez a las Empleadas de Hogar que tienen
que tener un estatuto distinto. Este salió en 1985, cinco años después, que es el que está
todavía en vigor. Con las empleadas de hogar ha habido una especie de convenio, por
llamarlo de una manera que no deja de ser inapropiada, porque los convenios se
establecen entre las partes, y aquí lo que ha habido es que el gobierno ha dictado un
reglamento, que es el que rige y es el único. Tiene unas características “especiales”,
pero en este caso la palabra especial es un eufemismo para definir un apartheid laboral,
es decir, un trabajo asalariado entre comillas, porque es todo distinto: está entre la
servidumbre y el trabajo libre, pero no es trabajo libre, ni servidumbre, es una cosa
intermedia, que tiene algunas características propias. Por ejemplo, el ámbito del empleo
doméstico no es cualquier lugar, tiene que ser un hogar, este trabajo se realiza en los
hogares, tiene que ser ahí. Y, claro, los hogares tienen un derecho, el derecho a la
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intimidad, que prevalece por encima del derecho a la inspección laboral. No se puede
entrar en el hogar a inspeccionar las condiciones de trabajo de las empleadas de hogar.
En otros países sí se puede entrar, en España no.
En segundo lugar, la temporalidad. No es un empleo fijo, sino que cada año
automáticamente se renueva. Pero en España hay despido libre, y el empleador puede
prescindir del trabajador cuando quiera, preavisando con antelación. También el
empleado se puede ir cuando quiera preavisando con unos días. Al haber despido libre,
las trabajadoras no pueden hacerse planes de futuro, montar su vida contando con una
posible estabilidad laboral, etc .
La mayor parte de los derechos generales de los trabajadores, recogidos en el
Estatuto de los Trabajadores, se encuentran, recortados o incluso anulados para las
empleadas de hogar. El cuadro adjunto recoge las principales diferencias.
Cuadro 6: Regulación laboral diferencial de los empleados de hogar
Régimen General
Régimen Especial de
Empleados de Hogar
Jornada laboral diaria
(máxima)
9 horas
Descanso entre jornadas
12 horas
Descanso semanal
Salario en especie
(% del salario base)
Dos pagas extraordinarias
Seguro de desempleo
Baja retribuida por enfermedad
Jubilación anticipada
Antigüedad (% del salario base)
Cotización a la Seguridad Social
Preaviso en caso de despido:
- relación laboral menos
de 1 año
- relación laboral más de 1
año
Indemnización
por
despido
justificado
Límite máximo por año trabajado
Indemnización
por
despido
improcedente
Límite máximo por año trabajado
9 horas+tiempo de presencia (sin
especificar y tienen que hacer ciertas
cosas)
8 internas/10 externas (por qué no
12 como todo el mundo)
36 horas continuas
Máximo 30 %
36 horas (continuas o separadas)
Máximo 45 %
30 días cada una
Sí
Desde el tercer día
Sí
Según convenio
Variable según salario
Mínimo 15 días cada una
No
Desde el 29º día
No
3 % cada tres años. Máximo 15
años (sólo desde 1986)
Fija
30 días
7 días
30 días
20 días
20 días
7 días
12 mensualidades
45 días
6 mensualidades
20 días
42 mensualidades
12 mensualidades
(Transcripción del cuadro nº 6. del libro Mujer, Inmigración y Trabajo Doméstico,
o.c. pág. 180)
Para que todo esto cambie hay un obstáculo principal: la consideración del
trabajo doméstico como un no-trabajo. Claro, si esto no es trabajo, ¿a qué vienen éstas
ahora exigiendo otras condiciones? Por regla de tres, también tendrían que tener todos
esos derechos las amas de casa pues hacen las mismas cosas, sólo que lo hacen para su
propia familia. ¿Por qué unas van a estar cubiertas y otras no? Es decir, nos
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encontramos con una situación anómala. De entrada para el trabajo doméstico en
general, y después para todo lo demás. Si a esto añadimos la poca cohesión del
colectivo, la poca articulación del sector, su escasa fuerza social, se termina de
comprender la situación precaria en la que se encuentran las trabajadoras del hogar.
Me gustaría que no nos quedáramos sólo en España y entendiéramos lo que se
vive aquí como algo universal. Empleo de hogar hay en todos los países. ¿Qué pasa en
otros países? Nosotros hicimos un esfuerzo por saber qué pasaba en algunos de ellos, en
concreto estudiamos los casos de Francia, Italia y Portugal por ser los más próximos. El
caso de Portugal es muy parecido al de España, en algunas cosas está peor y en otras
está mejor. Por ej. allí tienen que tener contrato escrito y además la remuneración
también tiene que constar por escrito, señalando sus diferentes partidas. Por lo menos
así pueden hacer valer sus derechos en casos de reclamación, cosa que no ocurre aquí en
España, porque no es obligatorio hacer por escrito el contrato ni hacer nómina
especificando las diferentes partidas del salario. Y luego otro detalle de Portugal es que
cuando hay despido, hay que justificarlo, tiene que ser por una causa justa. En España
no, hay despido libre.
En Italia y en Francia las trabajadoras del hogar tienen muchos más derechos, su
situación laboral está más asimilada al régimen general, sobre todo en el caso de
Francia. Hay una legislación general, con convenios colectivos, hay categorías
laborales, y sobre todo hay una cosa que me parece muy importante, está más
desarrollado todo lo que es la formación reglada que prepara a los posibles
trabajadores, como pueden ser aquí los módulos formativos. Hay formación específica
para las diferentes tareas de un trabajador del hogar: cuidado de niños, cuidado de
ancianos, etc ... Aquí se hace como se puede. Sé que en Cáritas dais formación con
respecto a este tema, pero en estos países está profesionalizado como cualquier trabajo.
Incluso en Francia cuando el empleador paga una cuota a la Seguridad Social, una
pequeña cantidad de esa cuota está dedicada a la formación, a programas de formación
para el servicio doméstico. En Francia el contrato tiene que llegar a ser indefinido, y
cuando hay un despido tiene que ser sólo sobre la base de causas reales y serias.
Efectivamente puede haber causas reales y serias por las cuales se puede plantear un
despido, pero si no, no se puede. En Italia por ejemplo el despido es libre, como en
España.
A continuación voy a señalar algunas características personales del colectivo y
de sus condiciones de trabajo.
A. Características personales.
El sexo: ya lo he dicho, la inmensa mayoría mujeres.
La edad: Entre las españolas que trabajan como empleadas de hogar son de todas
las edades, pero prevalecen los polos extremos: o son muy jóvenes o muy mayores. En
las inmigrantes al revés, prevalecen la edad intermedia de 25 a 45 años, pocas muy
jóvenes, pocas muy mayores. Hay excepciones como el colectivo filipino, que tiene
muchas muy mayores.
Estado civil: depende de la edad el que estén más o menos casadas, pero hay un
núcleo significativo de mayores de 50 años en todos los colectivos, excepto en el
marroquí, de mujeres solteras. Quizás se podría plantear la hipótesis de que ello en parte
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se debe a su actividad laboral como internas, que les lleva a reducir sus relaciones
personales y ver así reducidas sus posibilidades de llegar al matrimonio.
Estudios: de las mujeres españolas, la mayoría, 54 %, no tiene estudios
primarios, es decir, su nivel de estudios es muy bajo. Las jóvenes, tienen más nivel,
pero en general es bajo. Las inmigrantes lo tienen alto, más de la mitad tienen estudios
secundarios o superiores, aunque también hay diferencias por colectivos.
Origen familiar: en España prevalece el origen urbano, probablemente porque
hay muchas que ya no tienen que ver con la emigración rural, aunque el 30 % son
inmigrantes, gentes llegadas de pueblos al lugar donde están trabajando en la actualidad.
En el caso de las extranjeras, prevalecen más las de origen rural, aunque hay colectivos
como las ecuatorianas y peruanas, donde prevalece el origen urbano y macrourbano. El
tamaño de la familia de origen es más numeroso en las inmigrantes que en las
españolas. En cuanto al trabajo paterno, en el caso de las españolas prevalecen los
trabajadores de la construcción y la industria, es decir, familias obreras, y en el caso de
las inmigrantes los de origen agrícola y también de los servicios.
B. Condiciones de trabajo
Edad de inicio en el trabajo: comienzan a trabajar antes las mujeres españolas
que las inmigrantes. Esto puede que tenga que ver con el nivel de estudios.
Inicio en el servicio doméstico: la mayoría de las mujeres inmigrantes han
comenzado a trabajar en el servicio doméstico en España, aunque comenzaran su
actividad laboral antes en otra cosa en su país de origen. Lo cual supone un descenso en
su vida laboral, ya que provenían del mundo de los servicios, de otras ocupaciones.
Movilidad laboral: es muy variada y muy alta en el caso de las españolas. Sólo
el 30 % ha trabajado sólo en el servicio doméstico. El 70 % ha tenido otros empleos.
Mientras que en las extranjeras, hay mucha más fijación en el servicio doméstico, pero
una parte importante, que quizás en términos históricos habría que decir que es muy
importante, fluye hacia otros empleos. O sea, ¿hay movilidad laboral en el caso de la
inmigración que está en el servicio doméstico? Sí. Hay dos tipos de movilidad, una de
interna a externa y trabajadora por horas, sobre todo cuando viene el resto de la familia,
los hijos, suelen dar ese salto y también cuando regularizan su situación. Y hay otra
movilidad, que es la del cambio de trabajo. En el estudio podéis ver que hicimos un
trabajo comparativo, de cinco ocupaciones, las más frecuentes de las mujeres
inmigrantes, 3 de bajo nivel: servicio doméstico, limpiezas, hostelería, y luego de alto
nivel: trabajos por cuenta propia y empleos de tipo administrativo. Hay una movilidad
ascendente. Al sector de limpiezas, doméstico y hostelería, vienen menos que las que
van a los otros empleos. Pero claro, es muy lentamente.
Cómo consiguen el trabajo: las españolas lo hacen a través del conocimiento de
las familias empleadoras, y también por la prensa. En cambio las extranjeras lo hacen
por redes familiares y de conocidos. También a través de agencias de pago,
congregaciones religiosas y ONG’s.
Ubicación por subsectores: es un tema muy importante, pues no es lo mismo
trabajar como interna, externa o por horas. En nuestro estudio del año 2000 vimos que
las inmigrantes estaban más en el subsector de internas, donde eran más de la mitad.
Pero en la actualidad, yo diría, a partir de las tendencias que había entonces, que en el
sector de las internas pueden llegar al 80 % quedaría un 20 % de españolas todavía. En
el sector de externas fijas, probablemente en torno al 60 % son autóctonas y un 40 %
9
extranjeras. Y en el sector de trabajadoras por horas, en torno al 80 % serían autóctonas,
y un 20 % de extranjeras. En el año 2000 eran sólo el 2 %.
Salarios: En este tema nos llevamos una sorpresa en el estudio del año 2000
según los cuestionarios que hicimos. Con una base muestral amplia de 1295
cuestionarios, tenían más ingresos mensuales globales, las inmigrantes que las
autóctonas. En el caso de las internas, tenían más o menos igual (95.000 pts). De las
externas fijas, ganaban más las inmigrantes (92.000 pts. de media) que las españolas
(80.000 pts.). Y en el sector de trabajadoras por horas, ganaban más en total al mes las
extranjeras (89.000 pts.) que las autóctonas (58.000 pts.). Aquí no hemos contado lo que
cobran por hora, y es que las inmigrantes trabajan muchísimas horas, en muchas casas.
Si sacamos lo que ganan por hora, las españolas 992 pts. de media, y las inmigrantes,
560 por hora, es decir un 43 % más que las inmigrantes. Por tanto, las inmigrantes
ganan más porque trabajan muchas más horas.
4. Aportaciones a la sociedad
Cuando la prevención y los prejuicios hacia la población inmigrante son tan
frecuentes en España, vale la pena destacar cuáles son sus aportaciones concretas a la
sociedad. Limitándonos al aporte de las aproximadamente 400.000 mujeres inmigrantes
que trabajan en el servicio doméstico, podemos destacar las siguientes:
1. Contribuir al bienestar de más de medio millón de hogares españoles (las empleadas
por horas trabajan en varias casas), a los que aportan –según la encuesta aplicada
por Colectivo Ioé en 2000- los siguientes servicios:
% de empleadas inmigrantes que realizan cada tarea
Tareas
habituales
Internas
Externas fijas
Por horas
91,6
85,8
80,2
Limpiar la casa
86,3
80,1
67,9
Lavar y planchar
84,7
64,0
37,7
Preparar comidas
80,5
56,2
30,2
Atender la mesa
39,1
33,0
21,0
Cuidar niños
39,1
29,2
14,8
Limpiar zapatos
33,8
22,5
14,8
Hacer las compras
30,6
19,9
23,5
Cuidar ancianos/enfermos
16,4
11,6
5,6
Cuidar animales
10,6
8,2
9,9
Cuidar jardines
3,4
3,0
4,3
Conducir vehículos
2. Mediante el empleo en el hogar de mujeres inmigrantes, las mujeres empleadoras
ganan espacio para el desarrollo de su carrera profesional fuera del hogar. Las
contradicciones que acompañaban a la división sexual del trabajo dentro del hogar
(la mujer “ama de casa”, aunque trabaje fuera, y el marido en el bar o sentado en el
sillón…) se amortiguan gracias a la mediación de una empleada de hogar externa.
De este modo el moderno servicio doméstico –con empleadas inmigrantes- se
convierte en un desvelador de las contradicciones del mundo actual: la proclamada
“igualdad de oportunidades” de las “sociedades abiertas” se asienta, en parte, en el
esfuerzo no reconocido de las mujeres que realizan el trabajo de reproducción no
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mercantilizado y hace visible la creciente brecha Norte-Sur a través de la
incorporación constante de mano de obra inmigrada.
3. Por último, las empleadas de hogar venidas de otros países contribuyen, con el resto
de la población inmigrante, al enriquecimiento de la sociedad española en aspectos
fundamentales de la demografía, la economía y la diversidad cultural. En lo
demográfico contribuyen a paliar la baja natalidad española, que se encuentra ya
muy por debajo de la tasa de reposición generacional. En lo económico su aporte es
reconocido por los expertos y el propio Instituto Nacional de Estadística se ha visto
obligado a revisar el PIB al alza para reflejar más fielmente la contribución a la
economía de los trabajadores/consumidores inmigrantes. En lo cultural, las diversas
lenguas y tradiciones de los recién llegados pueden contribuir a hacer de España una
país más plural y abierto, en contraposición al modelo uniforme y cerrado de la
España tradicional.
5. Propuestas para el debate:
1ª Propuesta: equiparar jurídicamente el servicio doméstico con los demás
sectores laborales. esto implicaría bastantes cosas que no puedo decir ahora, por
falta de tiempo.
2ª Propuesta: introducir mediaciones organizativas para evitar los abusos. Por
parte del trabajador, que pudiera haber empresas y/o cooperativas de trabajo
desde las que se contrate este servicio. Esto tiene sus pegas porque,
probablemente, encarecería el servicio (la empresa querría ganar dinero con esta
mediación y la cooperativa tendría gastos de gestión). Pero si esto se
generalizara, habría muchas más ventajas para el trabajador y para la familia que
contrata.
3ª Propuesta : Potenciar la articulación del colectivo de empleadas de hogar en
el ámbito sindical y en el ámbito general organizacional.
4ª Propuesta: reconocer los derechos humanos, sociales y laborales de las
actualmente discriminadas por ser mujeres, por el trabajo al que se dedican y por
ser inmigrantes. Desvincular los derechos a los papeles laborales a tener o no
papeles de residencia. Si trabaja, que sea con derechos. Facilitar la libre
circulación, lo que no se facilita si el permiso está circunscrito a trabajar en
determinado sector. Y, por último, reconocer la formación y titulación
académica que tengan las inmigrantes, que no siempre se reconoce.
5ª Propuesta: retomar como punto de debate una cuestión planteada por el
movimiento asociativo de empleadas de hogar en los años 70, que decían que
como objetivo último habría que ir a la abolición y desaparición del empleo
doméstico. Esto tiene pros y contras, que al debate de ustedes.
6ª Propuesta: introducir módulos formativos en el sistema educativo reglado
para cubrir las necesidades específicas del sector laboral del empleo doméstico,
y que eso se articule como se hace en Francia.
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