Ley de muerte digna en argentina

Anuncio
Ya es ley la “muerte digna” en casos
terminales o irreversibles
Se aprobó ayer en el Senado por unanimidad. Habilita a rechazar los
tratamientos que prolonguen artificialmente la vida. El consentimiento podrá
ser dado por el paciente o por sus familiares.
Nueve meses. Triste paradoja, un embarazo fue lo que le costó a Selva Herbón que se sancionara
la ley de muerte digna. Esta mujer, madre de una nena que está en estado vegetativo desde que
nació hace tres años, hizo pública su historia en agosto pasado. Y pidió la sanción de la ley ante la
negativa de los médicos a desconectar a Camila. Selva habló hasta el cansancio de
encarnizamiento terapéutico, y suplicó esta ley para que un marco legal ampare a los médicos y los
familiares de las cientos de personas que hay en el país en estado de salud irreversible. Lo logró.
Ayer, en menos de cuatro horas, Senadores le dio la media sanción que le faltaba al proyecto,
aprobado en Diputados en noviembre.
La votación en Senadores fue unánime: 55 votos a favor y solo cuatro objeciones a artículos en
particular (en Diputados el resultado había sido 142 a favor y 6 en contra). En sus discursos,
muchos de los legisladores adelantaron su voto de apoyo antes de dar sus argumentos. Todos, de
alguna manera, quisieron dejar bien en claro que nadie habla de eutanasia, sino de ponerle un
punto final a la vida cuando ya no es tal. O como dijo la senadora Elena Corregido (FPV Chaco):
“La vida es un derecho y no una obligación”.
El proyecto –aprobado tal como fue girado desde Diputados– incorpora una modificación a la ley
N° 26.529 (“Derechos del Paciente en su Relación con los Profesionales e Instituciones de la
Salud”), aprobada en 2009, pero que todavía no fue reglamentada.
Los puntos centrales son: evitar el encarnizamiento terapéutico; humanizar la medicina,
recuperando la deteriorada relación médico-paciente; respetar, ante todo, la autonomía de la
voluntad del paciente cuando se trate de decisiones que tienen que ver con su propia calidad de
vida; evitar la judicialización de las decisiones de los pacientes o de sus familiares con relación a
tratamientos extraordinarios cuando no sirven para curar, mejorar ni aliviar el dolor y que sólo están
destinados a prolongar de manera artificial la agonía; garantizar la falta de responsabilidad médica,
tanto civil como penal de los médicos ante la decisión del paciente de renunciar a la continuación
de tratamientos innecesarios.
Así, lo fundamental es que se incorpora la muerte digna, que significa el derecho de todo paciente
que padezca una enfermedad irreversible, incurable y se encuentre en estado terminal o haya
sufrido un accidente, a manifestar su voluntad de rechazar procedimientos quirúrgicos, de
hidratación, alimentación y reanimación artificial, cuando sean extraordinarios o desproporcionados
a las perspectivas de mejoría y produzcan dolor y sufrimiento desmesurado.
El texto votado fue resultado de la unificación de varios proyectos, que llevan la firma de
numerosos legisladores de distintos bloques. También contempla el derecho del paciente a recibir
información sobre su enfermedad para que pueda prestar un consentimiento informado y le da al
paciente la facultad de dejar directivas anticipadas y la posibilidad de rechazo por un representante
legal o un familiar de los tratamientos médicos para aquellos pacientes que no están capacitados
para dar su consentimiento, como sería el caso de Camila. “Ante la imposibilidad del paciente de
manifestar la voluntad, el proyecto faculta a los familiares a tomar decisiones sobre la abstención y
retiro del soporte vital” La flamante ley también establece que ningún profesional que obre de
acuerdo a la ley será sujeto de responsabilidad civil, penal ni administrativa.
“Insto al Poder Ejecutivo Nacional a que no prolongue la imperdonable mora en la que se
encuentra y reglamente la ley de derechos del paciente con las modificaciones que hoy
sancionamos -sostuvo el senador José Cano, presidente de la Comisión de Salud y Deportes-.
Sólo me resta insistir en que el derecho a una vida digna comprende, necesariamente, el derecho a
una muerte digna. Respetar al hombre en su fase final, implica respetar el encuentro del hombre
con Dios (cualquiera fuera su religión), excluyendo tanto el poder de anticipar la muerte
(eutanasia), como el poder de impedir este encuentro con una suerte de tiranía médica y
tecnológica (ensañamiento terapéutico)”.
Ahora resta que la ley sea reglamentada por el Poder Ejecutivo. “Hay voluntad de reglamentar esta
ley en 60 días”, aseguró a Clarín el senador porteño Manuel Cabanchik (ProBaFe). Entonces será
el Ministerio de Salud de la Nación el responsable de garantizar su aplicación.
Argentina aprobó una ley de muerte
digna
La Cámara de Senadores sancionó el proyecto que permitirá a pacientes
terminales rechazar terapias para mantenerlos con vida. También podrán
declinar "medidas de soporte vital" cuando haya pocas perspectivas de
mejoría
Tras más de cuatro horas de debate, el Senado argentino convirtió en ley, por 55
votos a favor, la iniciativa de muerte digna que reconoce el derecho de los
enfermos "a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos
o biológicos con o sin expresión de causa, así como también a revocar
posteriormente su manifestación de voluntad".
A partir de su entrada en vigencia, los pacientes que "padecen una enfermedad
irreversible, incurable o terminal o hayan sufrido lesiones que lo coloquen en igual
situación" pueden negarse a recibir procedimientos, cirugías y "medidas de
soporte vital, cuando sean extraordinarias o desproporcionadas en relación a las
perspectivas de mejoría". Para ello, deberá expresar su voluntad al médico, quien
antes debe haberlo informado sobre su real estado de salud, los tratamientos
posibles y sus consecuencias.
También podrá rechazar procedimientos de hidratación o alimentación cuando los
mismos produzcan como único efecto la prolongación en el tiempo de ese estadio
terminal irreversible o incurable. En todos los casos la negativa no significará la
interrupción de otras acciones destinadas al adecuado control y alivio del
sufrimiento.
Al momento del cierre del debate, el jefe del bloque de la opositora UCR, Luis
Naidenoff, destacó que la iniciativa "no contempla ni la eutanasia ni el suicidio
asistido". "Tiene que ver con una muerte digna, entendida como al preservación
de la dignidad durante el proceso de muerte", aclaró.
Se establece que, en el caso de que el paciente se vea impedido de dar su
consentimiento, serán sus familiares o los responsables legales quienes tomarán
la decisión.
El debate sobre la muerte digna cobró especial relevancia en Argentina tras el
caso de una beba que nació muerta el 27 de abril de 2009 pero fue reanimada. A
la pequeña Camila no le funciona ninguno de sus sentidos y tampoco tiene
conciencia. Respira y se alimenta de manera artificial.
Desde el año pasado, sus padres emprendieron una campaña para reclamar "una
muerte digna" para la menor que pasa sus días internada en el Centro Gallego de
Buenos Aires.
Claves para entender la ley de "muerte
digna"
El Senado aprobó anoche la modificación de la norma que regula los derechos del
paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud.
BUENOS AIRES.- Se la conoció con el nombre de "ley de muerte digna", pero en realidad
es una modificación de una norma que ya existía: la 26.529, que regula los "Derechos del
paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud".
Estas son algunas de las principales modificaciones, que aprobó anoche el Senado, según
publicó el diario "Clarín".
Autonomía y voluntad
"El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos
médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar
posteriormente su manifestación de la voluntad". La ley no admite prácticas eutanásicas
como suministrar sustancias que aceleren el fallecimiento.
Menores de edad
"Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a intervenir en los términos de la Ley Nº
26.061 a los fines de la toma de decisión sobre terapias o procedimientos médicos o
biológicos que involucren su vida o salud".
Enfermedad terminal
Puede pedir una "muerte digna" aquel paciente que presente una enfermedad irreversible,
incurable o se encuentre en estadio terminal o haya sufrido lesiones que lo coloquen en
igual situación. Esto significa que tiene el derecho a manifestar su voluntad en cuanto al
rechazo de procedimientos quirúrgicos, de hidratación y alimentación, de reanimación
artificial o al retiro de medidas de soporte vital; cuando sean extraordinarias o
desproporcionadas en relación a las perspectivas de mejoría, o produzcan un sufrimiento
desmesurado.
Información
El paciente tendrá que ser informado en forma fehaciente acerca de su estado de salud y los
posibles tratamientos y resultados. El profesional interviniente deberá brindar "información
clara, precisa y adecuada con respecto a su estado de salud; el procedimiento propuesto,
con especificación de los objetivos perseguidos; los beneficios esperados del
procedimiento; los riesgos, molestias y efectos adversos previsibles; la especificación de los
procedimientos alternativos y sus riesgos, beneficios y perjuicios en relación con el
procedimiento propuesto; las consecuencias previsibles de la no realización del
procedimiento propuesto o de los alternativos especificados; el derecho que le asiste en
caso de padecer una enfermedad irreversible, incurable, o cuando se encuentre en estadio
terminal, o haya sufrido lesiones que lo coloquen en igual situación, en cuanto al rechazo
de procedimientos quirúrgicos, de hidratación, alimentación, de reanimación artificial o al
retiro de medidas de soporte vital, cuando sean extraordinarios o desproporcionados en
relación a las perspectivas de mejoría, o que produzcan sufrimiento desmesurado; el
derecho a recibir cuidados paliativos integrales en el proceso de atención de su enfermedad
o padecimiento.".
Consentimiento informado
El paciente deberá declarar su voluntad. "En el supuesto de incapacidad del paciente, o
imposibilidad de brindar el consentimiento informado a causa de su estado físico o
psíquico, este podrá ser dado por las personas mencionadas (familiares presentes) en el
artículo 21 de la ley 24.193 (Ley de Trasplante de Órganos y Tejidos), con los requisitos y
con en el orden de prelación allí establecido". Sin embargo, se deberá intentar que "el
paciente en la medida de sus posibilidades, participe en la toma de decisiones a lo largo del
proceso sanitario".
Obligatoriedad
"Toda actuación profesional en el ámbito médico-sanitario, sea público o privado, requiere,
con carácter general y dentro de los límites que se fijen por vía reglamentaria, el previo
consentimiento informado del paciente". Esto significa que es obligatorio que el paciente de
su consentimiento.
Testamento vital
"Toda persona capaz mayor de edad puede disponer directivas anticipadas sobre su salud,
pudiendo consentir o rechazar determinados tratamientos médicos, preventivos o paliativos,
y decisiones relativas a su salud. Las directivas deberán ser aceptadas por el médico a
cargo, salvo las que impliquen desarrollar prácticas eutanásicas, las que se tendrán como
inexistentes. La declaración de voluntad deberá formalizarse por escrito ante Escribano
Público o Juzgados de Primera Instancia, para lo cual se requerirá de la presencia de dos
testigos".
Revocabilidad
"La decisión del paciente, en cuanto a consentir o rechazar los tratamientos indicados,
puede ser revocada. El profesional debe acatar tal decisión, y dejar expresa constancia de
ello en la historia clínica, adoptando para el caso todas las formalidades que resulten
menester a los fines de acreditar fehacientemente tal manifestación de voluntad, y que la
misma fue adoptada en conocimiento de los riesgos previsibles que la decisión implica".
Cuidados paliativos
"En todos los casos, la negativa o el rechazo de los procedimientos mencionados no
significará la interrupción de aquellas medidas y acciones para el adecuado control y alivio
del sufrimiento del paciente".
Despenalización
"Ningún profesional interviniente que haya obrado de acuerdo a las disposiciones de la
presente ley, está sujeto a responsabilidad civil, penal, ni administrativa, derivadas del
estricto cumplimiento de la misma". (Clarin.com)
Se aprobó en el Senado la ley de
Muerte digna
El proyecto tenía media sanción de Diputados y tuvo amplio consenso entre los legisladores; permitirá a
pacientes y familiares limitar los esfuerzos terapéuticos
l Senado de la Nación aprobó la ley de Muerte digna. El debate se inició para modificar la Ley sobre Derechos
del Paciente en su relación con los profesionales e instituciones de la salud.
La iniciativa, que ya fue aprobada en Diputados, establece el "derecho a aceptar o rechazar determinadas
terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también revocar
posteriormente su manifestación de la voluntad".
La decisión fue apoyada por los 55 senadores que se encontraban en el recinto aunque alguno de ellos se
opusieron a algunos artículos en particular.
José Cano, el radical tucumano presidente de la comisión de Salud y Deporte, opinó: "La medida apunta a
mitigar el dolor y los sacrificios de los pacientes y sus familiares. Se están garantizando derechos y
recuperando el rol de arte de curar de los equipos médicos".
Cano, médico de profesión, sostuvo que el proyecto "atiende a un reclamo social y es una
adecuación que se debe la Argentina respecto de acuerdos internacionales sobre
derechos humanos".
Al finalizar las exposiciones el presidente del bloque del Frente para la Victoria, Miguel
Pichetto, pronunció un discurso corto, pero que sintetizó la postura del oficialismo. "Todo
ser humano tiene derecho a morir con dignidad y hay que terminar con los sufrimientos de
los pacientes y sus familias", sostuvo.
Uno de los casos emblemáticos en este tema es el de Camila Sánchez, que hace días
cumplió 3 años y desde que nació está en estado vegetativo permanente. Su madre,
Selva Herbon, se puso al frente de una cruzada en el Congreso para que se sancione
esta ley. La intención de esta mujer es terminar con la agonía de su hija.
El caso Cerati
La madre del ex vocalista y líder del grupo Soda Stereo, el músico argentino Gustavo
Cerati, Lilian Clark, descartó hoy toda posibilidad de que vaya a recurrir a una muerte
digna para su hijo, en coincidencia con la inminente aplicación de esa ley en el país.
"Yo nunca me planteé la alternativa de la muerte digna, porque confío en que Gustavo va
a salir, así que no lo tengo en mis pensamientos", afirmó Clark en declaraciones
publicadas hoy por el Diario Veloz.
El ex líder de Soda Stereo, de 52 años, permanece en coma desde el 15 de mayo de
2010, cuando sufrió un accidente cerebrovascular (ACV), tras brindar un recital en
Venezuela, en el marco de su gira latinoamericana de presentación de su último álbum
"Fuerza Natural".
El Senado argentino debatía hoy el proyecto de ley que reconoce el derecho a una muerte
digna, es decir la posibilidad de que pacientes y familiares puedan optar por limitar los
esfuerzos médicos en casos de enfermedades terminales o irreversibles.
Más allá de que la norma es reclamada desde hace años por familiares de enfermos de
gravedad que se encuentran en una situación más complicada que la del ex integrante de
una de las bandas más emblemáticas del rock en español en Latinoamérica, Clark
desestimó que vaya a aplicarla en su hijo una vez sancionada la normativa.
"Gustavo no tiene muerte cerebral, por lo que ni se me pasa por la cabeza, es una
cuestión delicada", dijo la madre de Cerati. El músico, dentro de un poco menos de una
semana, cumplirá dos años desde que fue internado en estado de coma.
Si bien la madre del músico reconoce que se trata de un asunto "delicado" y pide "ser
prudentes", Clark sostiene que su hijo responde a ciertos estímulos..
ARGUMENTOS:
Argumentos a favor
Médicos
•
Desde siempre, los médicos han participado en la toma de decisiones sobre el fin
de la vida y actualmente es común suspender o no instaurar tratamientos en
determinados casos, aunque ello lleve a la muerte del paciente. Es lo que se
conoce como limitación del esfuerzo terapéutico, limitación de tratamientos o,
simplemente, eutanasia pasiva. Ésta se lleva a cabo con el conocimiento y
anuencia de los familiares y/o curadores del paciente.
•
En medicina, el respeto a la autonomía de la persona y los derechos de los
pacientes son cada vez más ponderados en la toma de decisiones médicas.
•
En sintonía con lo anterior, la introducción del consentimiento informado en la
relación médico-paciente, y para éstas situaciones, la elaboración de un
documento de voluntades anticipadas sería una buena manera de regular las
actuaciones médicas frente a situaciones hipotéticas donde la persona pierda total
-o parcialmente- su autonomía para decidir, en el momento, sobre las actuaciones
médicas pertinentes a su estado de salud.
Jurídicos
La despenalización de la eutanasia no significa obligatoriedad absoluta. No se puede
imponer el criterio de un conglomerado al ordenamiento jurídico de todo un territorio, por
lo que el derecho debiera asegurar los mecanismos para regular el acceso a la eutanasia
de los pacientes interesados que cumplan unos requisitos especificados legalmente; así
como de la legalidad y transparencia de los procedimientos.
•
La sociedad moderna basa su ordenamiento jurídico en la protección de los
derechos humanos. En este sentido, cada enfermo tiene derecho a decidir,
informadamente, sobre los asuntos que pertenecen a una esfera tan privada como
su cuerpo; y en virtud de esto, decidir cómo quiere seguir -o no seguir- viviendo.
en la eutanasia se puede escoger el tipo de muerte que se le da al paciente.
Argumentos en contra
Los argumentos en contra inciden en la inviolabilidad de la vida humana, la defensa de su
dignidad independientemente de las condiciones de vida o la voluntad del individuo
implicado, y las repercusiones sociales de desconfianza que podría conllevar la eutanasia.
La Asociación Médica Mundial considera contrarios a la ética y condena tanto el suicidio
con ayuda médica como la eutanasia.[4] En cambio recomienda los cuidados paliativos.[5]
"La eutanasia, es decir, el acto deliberado de poner fin a la vida de un paciente, aunque
sea por voluntad propia o a petición de sus familiares, es contraria a la ética. Ello no
impide al médico respetar el deseo del paciente de dejar que el proceso natural de la
muerte siga su curso en la fase terminal de su enfermedad."
Declaración sobre la Eutanasia adoptada por la 38ª Asamblea Médica Mundial
Madrid, España, octubre de 1987
La postura de las iglesias cristianas en tanto, a nivel mundial, es mayoritariamente
contraria a la eutanasia y al suicidio asistido: es el caso de la Iglesia Católica Romana y
de las Iglesias evangélicas y pentecostales. La postura del actual papa Benedicto XVI
quedó explícitamente recogida en una carta a varios eclesiásticos norteamericanos de
2004:
No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia.
Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena
de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón
indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión. Aunque la Iglesia exhorta a las
autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al
castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir
a la pena capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto
de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y
la eutanasia.[6]
Tercer punto de la carta de J. Ratzinger, al cardenal Theodore McCarrick, Arzobispo de
Washington DC
Las Iglesias luteranas y metodistas en cambio, como asimismo la mayoría de las afiliadas
a la Comunión Anglicana se oponen en principio, pero dan espacio para la decisión
individual caso a caso. Por otro lado, varias iglesias han optado por no pronunciarse a
este respecto y enfatizar el valor de la conciencia individual en cuestiones éticas, es el
caso de las iglesias católicas afiliadas a la Unión de Utrecht, y algunas Iglesias
presbiterianas, entre otras
Mirando al paciente cerca de la muerte, se puede ver la dignidad del mismo desde ciertos
puntos de vista, en este blog queremos dar a conocer todos los argumentos validos para
defender no solo la vida si no la dignidad de las personas y/o enfermos terminales, asi
estos dos puntos de vista parescan contradicctorios cuando se habla de eutanasia,
veremos que tiene mas en comun de lo que se cree.
Es indudable, a mi manera de ver, que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo
ser humano es el de la vida, pero cuando se ve afectado por unas condiciones de salud
lamentables, que llevan a quien las padece a verse en una situación en la cual se ve
recluido en una unidad de cuidados intensivos, de la cual no se sabe si saldrá, donde su
existencia está en la cuerda floja, donde puede existir una salida irreversible, donde la
existencia dependerá en el futuro de medios extraordinarios, conectado a máquinas como
el respirador artificial, cabe preguntarse si se está cuidando la vida o prolongando la
agonía que nos puede llevar a la muerte.
Para poder hablar de Derecho a la Vida y la Eutanasia, primero habría que definirse por lo
menos las dos nociones : Eutanasia y Derecho a la Vida, por la primera se encuentran
definiciones como las que veremos a continuación :
Algunos autores ven que el concepto o la noción de Eutanasia es demasiado ambigua, lo
que puede llevarnos a entender cosas muy diferentes y hasta contrarias. Vamos a
referirnos a ella :
1. Un uso normatizado : "Muerte sin sufrimiento físico" o "la que se provoca
voluntariamente"
2. Otro uso es el Fáctico "muerte sin dolor" o "muerte en estado de gracia"
2. Como significado etimológico. O el de "Lucha contra el sufrimiento a cualquier
precio". Supresión de la vida en un enfermo incurable, sea a petición propia o de
su familia, el médico o el estado ; decisión de abstenerse de medios
extraordinarios, considerados desproporcionados en la fase terminal y vistos como
"encarnizamiento terapéutico". ;
3. En el mundo grecorromano, era "morir bueno" Derecho a la propia muerte, con el
significado de muerte apropiada, que otros llaman muerte digna.
Ante esta disparidad de significados, hay que ver la historia del vocablo, mirando los
significados que a lo largo del tiempo ha tenido: En el mundo grecorromano es "morir
bueno", morir bien, el que ha muerto bien. Pero estos tres términos han recibido diversos
significados a lo largo de la historia, miremos primero el hecho de tener un "morir bueno"
(sin dolor):
1. En el mundo grecorromano, esto significa el morir bien, sin dolor, no tiene
en cuenta la ayuda al morir. , Cicerón le da significado a la palabra como
"muerte digna, honesta y gloriosa".
2. En la Historia Griega, Hipócrates (S. V a.C.) en su juramento afirma que no
dará medicamento mortal por más que se lo soliciten. Platón, (427-337
a.C.) dice lo contrario en la república : "Se dejará morir a quienes no sean
sanos de cuerpo".
3. En los Romanos, la práctica es múltiple : Muerte sin dolor por miedo a
afrontar conscientemente el sufrimiento y la propia destrucción (Tácito en
sus Anales)
4. Los Estoicos, (Séneca, Epícteto y Marco Aurelio) ven la Eutanasia así :
Séneca : "Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con
sufrimiento". Epícteto predica la muerte como una afirmación de la libre
voluntad.
Para efectos prácticos tomaré como definición de Eutanasia la siguiente: Un derecho del
paciente a decidir la forma y el momento de su muerte., esto dentro de una definición
corta, pero que busca como único fin el librar a una persona de sus intensos sufrimientos,
de una agonía inmisericorde que padece como resultado de una enfermedad grave e
incurable (por ejemplo algunos tipos de cáncer o un SIDA). Dicha enfermedad o estado
debe haber sido diagnosticado suficientemente, de manera que su característica de
irreversibilidad, sea tal, que se determine la muerte como algo inevitable. Dentro de la
misma definición, el concepto de paciente, como el del ser humano que padece algo,
puede ser un sufrimiento físico. Sin referirnos al sufrimiento moral o psicológico
exclusivamente, aunque por esto, no se descarta que el sufrimiento físico le pueda
provocar un sufrimiento como los enunciados anteriormente. De esto, pienso que la
eutanasia si puede ser un derecho pero bajo ciertas condiciones, aunque como veremos a
lo largo de esta trabajo, tiene sus puntos a favor y en contra, además de las implicaciones
morales y legales que trataremos de vislumbrar en este ensayo.
Antes de entrar a profundizar en el tema que nos ocupa, miremos las posiciones de
diferentes corrientes del pensamiento al respecto : Para el Jusnaturalismo, la obligación
por cuestión divina de respetar la vida en toda circunstancia, existe una prohibición
estricta sustentada en leyes naturales de disponer por cuenta propia de la vida. Juan
Pablo II, en su encíclica "El Evangelio de la Vida" define la Eutanasia como : "Adueñarse
de la muerte, procurándola de modo anticipado y poniendo así fin "dulcemente" a la
propia vida o a la de otro". Y se considera esto como una "cultura de la muerte" que se ve
en las sociedades del bienestar, caracterizadas por una mentalidad eficientista, que va en
contra de los ancianos y los más débiles, caracterizadas como algo gravoso e
insoportable, aisladas por la familia y la sociedad, según lo cual una vida inhábil no tiene
ya valor alguno. Y vuelve a definir la Eutanasia como una "acción o una omisión que por
su naturaleza y en la intención causa la muerte, con el fin de eliminar cualquier dolor
"situada en la intención y los métodos usados".
En términos de una teoríaUtilitarista de los derechos, la Eutanasia se nos muestra como
una opción más práctica en el caso de que se nos presente una existencia marcada por el
dolor y sin posibilidades de felicidad. Desde esta perspectiva, la eutanasia es buena
dados los dolores que se le quitan a quien los está sufriendo, se disminuyen los daños a
la sociedad y se termina con una "carga" para la familia.
En la Utopía de Tomas Moro, aparece el concepto médico y moral de la Eutanasia :
"...Cuando a estos males incurables se añaden sufrimientos atroces, los magistrados y
sacerdotes, se presentan al paciente para exhortarle tratan de hacerle ver que está ya
privado de los bienes y funciones vitales...y puesto que la vida es un puro tormento, no
debe dudar en aceptar la muerte, no debe dudar en liberarse a sí mismo o permitir que
otros le liberen... esto es, la muerte no le apartará de las dulzuras de vida sino del suplicio
y se realiza una obra ...piadosa y santa...este tipo de muerte se considera algo honorable"
Aquí se ve : una atención esmerada a los enfermos, una enfermedad intolerable, que
legitima la muerte voluntaria y la eutanasia en utopía , tiene en cuenta los derechos de la
persona : responsabilidad moral, libertad, los sacerdotes son intérpretes de la divinidad.
Hume, critica la posición eminentemente moralista del suicidio y de paso la eutanasia así:
"nuestro horror a la muerte es tan grande que cuando ésta se presenta bajo cualquier otra
forma distinta de la que un hombre se había esforzado en reconciliar con su imaginación,
adquiere nuevos aspectos aterradores y resulta abrumadora para sus pocas fuerzas. Y
cuando las amenazas de la superstición se añaden a esta natural timidez, no es extraño
que consigan privar a los hombres de todo poder sobre sus vidas" y va en contra de un
determinismo al decir que " si el disponer de la vida humana fuera algo reservado
exclusivamente al todopoderoso, y fuese un infringimiento del derecho divino el que los
hombres dispusieran de sus propias vidas, tan criminal sería el que un hombre actuara
para conservar la vida, como el que decidiese destruirla."
Finalmente justifica la eutanasia en términos prácticos al decir que : " una vez que se
admite que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden convertir la vida en una carga y
hacer de ella algo peor que la aniquilación. Creo que ningún hombre ha renunciado a la
vida si esta mereciera conservarse." Quien se retira de la vida no le produce daño a la
sociedad , a lo sumo deja de producirle un bien .
En términos de Kant, a él no le importa la singularidad, el suicidio es malo, al contrario de
Hume, por que viola deberes para conmigo mismo, el respeto por nosotros mismos.
Frente a la eutanasia tiene en cuenta es la potencialidad de ese ser humano que se quita
la vida, las posibilidades de desarrollo de sus capacidades. La vida no vale por sí misma,
sino en función de un proyecto de vida ligado con una libertad y una autonomía, ésta se
justifica si permite la base material para una vida digna.
Sin embargo, creo que se debe reconocer algo al ser humano, este derecho a que se le
reconozca la posibilidad de disponer de su propia vida en situaciones especiales
simplemente por la dignidad que éste puede tener, el reconocerle a un ser humano la
posibilidad de definir que hacer con su vida es respetar la humanidad del otro (su
humanidad), es el respeto de la libertad y de la vida propia, y esto nos ayuda a definir lo
que es una vida digna, se puede argumentar desde este punto de vista, de la dignidad
humana, la exigencia de instaurar la eutanasia (bajo ciertas condiciones) como una lucha
por el reconocimiento del derecho a la muerte digna, entendiendo por muerte indigna
aquella que prolonga inmisericordemente la vida por medios artificiales, en la que la vida
se escapa lentamente y se da un apego puramente al cuerpo físico.
Mirando al paciente cerca de la muerte, se puede ver la dignidad del mismo desde ciertos
puntos de vista:
1. El derecho a morir es más una exigencia ética que un derecho en toda la extensión de
la palabra, y no se refiere al morir en sí, sino a la forma y razones de y para morir
2. Los derechos del paciente, son reconocidos por la ley Colombiana a través de la
resolución 13437 de Noviembre 1 de 1991, y se pueden tomar como criterio moral de la
ética del morir. Y el contenido que tiene esta resolución, supone una serie de exigencias
que han de ser realizadas por parte de la sociedad : Atención al moribundo para aliviar el
dolor y prolongarle la vida; estar verídicamente informado sobre su enfermedad; conocer y
recibir explicaciones sobre costos de su tratamiento; derecho a que su voluntad personal
sea respetada, todo a través de un comité de Etica Hospitalaria.
3. El morir dignamente sería entonces el morir libre de dolor, con los analgésicos y
tranquilizantes necesarios para el desasosiego y con el suministro de
medicamentos que se requieran contra las incomodidades que se puedan
presentar, eliminando en lo posible el sufrimiento de toda índole, siendo respetado
y tratado como ser humano, cumpliendo con las condiciones planteadas en el
punto anterior. Aunque no solamente reduciendo el dolor, lo que vale es una vida
con cierta autonomía y libertad. El morir dignamente es que se respete la dignidad
del moribundo, existen procesos de fallecimiento en que medidas de encarnización
médica entran en conflicto con la dignidad de la persona, no se debe, entonces,
anteponer el tratamiento médico a la dignidad de la persona, hay casos en que el
paciente anhela de alguna manera la muerte, pero por causa de la intromisión
médica, escudada en un deber moral, el paciente debe soportar una degradación
tan grande que no la iguala lo terrible que podría ser el camino hacia la muerte,
destruyéndose la dignidad de la persona, por lo cual éstas medidas ya no
conservan un ser humano, sino lo que hemos llamado mejor: una piltrafa humana.
Lo que debe preservar el médico es al ser humano integral y no solamente una
mera existencia vegetativa.
Tomando el esbozo histórico anterior y mis opiniones personales al margen del mismo,
vemos que para los Jusnaturalistas es urgente decir (y lo hacen de forma clara) no a la
Eutanasia, desde el "no matarás" de los mandamientos o tablas de la ley de Dios, pero
esto es solamente cierto para el momento histórico que se vivía en aquella época, ya que
si no fuese así, probablemente estaríamos exterminados, y pasar estos mismos preceptos
a ésta época, de manera ahistórica, donde los horizontes de vida eran mínimos, es de
cierta forma ilusorio. En nuestra época actual, con intereses diferentes, con ritmos de vida
distintos, con horizontes de vida mucho mayores, con una sociedad más evolucionada,
con mayores avances tecnológicos ya podría pensarse en ir reconociendo la eutanasia.
Si lo miramos en términos Hegelianos, determinar como derecho la eutanasia se podría
hacer a través del uso de la autoconciencia que va constituyendo lo humano del hombre
dentro del entorno natural, lo que conlleva a que la determinación sobre la muerte sea una
cuestión de reconocimiento propio y de autoconciencia ; Además, solo mediante la
satisfacción de necesidades como la libertad y la dignidad, que van más allá de las que
pueden definirse como básicas, obtiene el reconocimiento de otros individuos con los
cuales interactúa socialmente.
Sin embargo, la contradicción se da cuando ese ser humano busca reconocimiento y lo
tiene es en vida, si se aplicase la eutanasia, perdería ese reconocimiento.
ALGUNOS ASPECTOS A TENER EN CUENTA PARA SU POSIBLE APROBACIÓN
Antes que puntos claros , o conclusiones, respecto al tema, lo que tengo es una
innumerable lista de aspectos sin resolver que, creo, deben tenerse en cuenta, aunque de
por sí, de acuerdo con la definición dada más atrás, se podría aprobar o reglamentar este
derecho. Aunque de por sí, en un país como el nuestro, podría ser causa más de
perjuicios que de beneficios, dado que no están dadas las condiciones de conciencia, de
legislación, y de cubrimiento necesarias para que se pueda tener de alguna manera en
cuenta en éste país.
Si se aprobara la Eutanasia por parte de un Estado, se deberían tener en cuenta aspectos
como los siguientes :
1. El testamento en Vida ( o testamento vital) : Un testamento vital es un documento
en el que el interesado expresa sus voluntad sobre las atenciones médicas que
desea recibir caso de padecer una enfermedad irreversible o terminal que le haya
llevado a un estado que le impida expresarse por sí mismo. Puede realizar su
propio testamento vital personalizado, con las indicaciones y razonamientos que
considere pertinentes. De este tipo de documentos existen muy variadas
versiones, existen fundaciones en muchos países que asesoran a cualquier
persona sobre este aspecto, de acuerdo con las leyes vigentes en cada país. Los
argumentos que podrían estar a favor de ello pueden ser : El promedio de
esperanza de vida ha aumentado enormemente en los países más prósperos. (y
aún en países menos prósperos, como el nuestro) Ello nos beneficia mientras
gozamos de un buen estado de salud. Pero los avances médicos, que han
supuesto una gran mejora para la salud, pueden servir también para alargar el
proceso de la muerte. En teoría, se necesita nuestro consentimiento para que se
nos administre un tratamiento, pero la mayoría de la gente acepta
automáticamente lo que el médico le suministra. Hay quien pasa meses, incluso
años, con una calidad de vida tan pobre que llega a desear vehementemente
morir. Lo que la mayoría de la gente desea En todos aquellos lugares en que se
han realizado encuestas, la mayoría de la gente piensa que se debería permitir
que los médicos pudiesen ayudar a morir a un paciente incurable si el paciente lo
solicita ( En Colombia, La Ley 23 de 1981 Dcto. 3380/81 dicta algunas normas en
materia de ética médica relacionadas con este aspecto) . En la mayoría de los
países en los que un médico lleva a cabo esta ayuda puede acusársele de
homicidio, en Colombia, se llama homicidio por piedad y tiene cárcel de 6 meses a
tres años. (Ley 2241 art. 3261. Cdgo. Penal Colombiano)
2. Se debería tener en cuenta el derecho a la intimidad, como lo consagra el artículo
15 de la Constitución de 1991. Y a la hora de legislar sobre la Eutanasia, habría de
considerarse este derecho relacionado.
3. Tener en cuenta, el derecho a la libre disposición del cuerpo, como lo reconoce el
derecho consuetudinario y reconocerle, así mismo, la posibilidad de la autonomía
sobre su vida al ser humano.
4. Deben tenerse en cuenta o aplicarse los mismos principios a un paciente
mentalmente capacitado que a otro afectado de muerte cerebral, en estado
vegetativo persistente, o en estado grave e irreversible de demencia ? Esto por
que podría caerse a través de esto en una "eutanasia social" donde los
desechables pueden ser eliminados muy suavemente, sin condenas morales y
desconociéndoles de alguna manera sus más elementales derechos.
5. La aplicación continuada de medios extraordinarios para alargar la vida (o la
agonía ?) es una violación de los derechos constitucionales del paciente (o quien
lo represente) sería ir contra la dignidad de la persona y contra su intimidad.
6. Si se hablase de pacientes mentalmente incapacitados para tomar una decisión de
este tipo, ésta debe apoyarse en el principio de subrogación para proteger los
derechos de autodeterminación y el bienestar del afectado directamente. Sin
embargo, aquí podría caerse en el horroroso camino de decidir quien y como vive
alguien al poder plantear la ley que si una persona no puede volver a tener una
existencia "normal" consciente, íntegra y útil (en los mejores términos del
utilitarismo) , significaría que sólo una vida "normal, íntegra y útil" es digna de
protección legal. Serían los riesgos de las personas de determinada edad, o los
llamados desechables. Más aún la pérdida de confianza en el médico o personal
de la salud. A esto se contrapone que el simple hecho de que las funciones del
paciente sean limitadas o que el pronóstico médico sea negativo, no implica que
pueda disfrutar de lo que le queda de vida, ni que todos tengamos que ser
homogéneos.
7. Se debe tener en cuenta el interés del paciente, cuando éste no haya decidido
algo en condiciones de vida normales anteriores, en el interés del paciente, se
hallarían implícitos aspectos como la calidad de la vida y la edad.
8. Sería aconsejable que los hospitales tuviesen comisiones éticas a la hora de tener
que tomar decisiones de ésta índole, para aconsejar a los pacientes, si se puede,
a los familiares y a los médicos y puedan establecer directrices hospitalarias sobre
el trato a los moribundos. Idealmente, sería aconsejable que estas comisiones
fueran interdisciplinarias, con médicos, abogados, psicólogos, enfermeras y
sacerdotes entre otros.
9. Al prolongarse inútilmente la agonía de una persona, se pone a la familia en
situaciones que podrían llamarse inhumanas, se pueden destacar, en el país, los
costos de tener una persona en unidad de cuidados intensivos, que fácilmente
ascienden a $1.500.000.oo diarios, costos que difícilmente pueden sufragar
familias de escasos recursos, (que entre otras, son el 60 % de la población
colombiana, según datos optimistas) estos gastos, dan, por lo general, al traste
con la economía familiar, no son difíciles de encontrar situaciones en las que la
familia queda en la ruina por destinar todos los recursos disponibles en la atención
de quien irremediablemente iba a morir. Definitivamente, en este país enfermarse
es un lujo costoso.
10. El ejemplo anterior lo que nos muestra es una realidad tangible en nuestro país,
donde la práctica de la medicina se ha deshumanizado como producto de una
sociedad de economía capitalista salvaje, donde, prima el capital sobre la vida.
11. En muchos casos se alude que mantener una persona "que de todas formas se
iba a morir" supondría una carga social y económica para la sociedad mantener
con vida a esos seres tan deficientes. Hemos considerado que así como se
dedican grandes presupuestos para la guerra interna en el país, se deben dedicar
mínimos recursos para atender a estos desafortunados y darles un resto de vida
digna o un camino hacia la muerte más digno. Pero que sea el estado quien
atienda estas necesidades.
12. Si se legisla sobre la eutanasia (cosa no fácil de lograr), ésta legislación debe ser
lo suficientemente amplia y clara para que quepa la posibilidad de que cada caso
(por ejemplo el de la persona que padece una enfermedad incurable, dolorosa e
irreversible; o el del cuadripléjico lucido a quien ya no le importa vivir) presenta sus
propias y peculiares dificultades. Por otro lado, el estado "debe alentar a los
individuos para que tomen decisiones con respecto a su futuro por sí mismos y de
la mejor manera que puedan" (para que éstos decidan sobre su futuro
autónomamente).
ALGUNOS PUNTOS A FAVOR Y EN CONTRA DE LA EUTANASIA
Se encuentran, a través de toda la argumentación presentada ciertos puntos a favor y en
contra de la eutanasia, se pueden mencionar entre los puntos en contra de la eutanasia
los siguientes :
•
La vida como un derecho inalienable, al optar por la eutanasia, estoy entregando
mi libertad y al mismo tiempo acabando con ella, cuestión aún sin resolver.
•
Los límites de la Eutanasia : bajo qué circunstancias se debe aplicar ? cómo
legislarla ? aunque aquí se plantean ciertos límites, aún no es claro cómo
aprobarla, bajo qué límites.
•
Existe una dificultad de toma de posición en el caso de los enfermos mentales.
•
Las expectativas : Cómo sé si aquella persona que hizo su testamento en vida
autorizando ésta práctica no se arrepintió en el último momento ?
•
"mientras hay vida hay esperanza" dice un adagio popular, sin embargo, hay que
analizar y desentrañar aún más el verdadero significado de esta frase, alguien
podría decir, y si al otro día se encuentra la cura contra ésta enfermedad ?
•
Podrían aumentar el número de eliminaciones a débiles y personas subnormales,
así mismo, aumentarían las presiones sobre el ejecutante (medico?) del acto por
parte de la familia.
•
Los mismos ejecutantes podrían ser tomados como verdugos, lo que puede
implicar en una sociedad como la nuestra, una pérdida de confianza en la persona
tratante de mi enfermedad
•
Podrían aumentar el número de homicidios con máscara de eutanasia, con el sólo
fin de cobrar jugosas herencias
•
Podría aplicarse la eutanasia sólo para surtir el jugoso negocio del tráfico de
órganos, lo que muestra que podrían haber intereses económicos y políticos tras
su aprobación.
•
Podrían disminuir los recursos destinados a la cura de una enfermedad, ya que
podría salir más económico dejar morir a las personas y con ello se disminuye así
mismo, el esfuerzo de investigación en la medicina.
•
Se puede perder la esperanza de vivir, si como viejos las personas son dejadas de
lado, aisladas en asilos, como enfermos pueden ser eliminados simplemente.
•
Deber cívico de permanecer vivo
•
La decisión que conlleve al acto, es del todo irreversible.
Sin embargo, los puntos a favor de la Eutanasia podrían ser :
•
Tengo un derecho a disponer de mi propia vida, y puedo reivindicar la autonomía
como parte integral de la dignidad humana y expresión de ésta.
•
Una vida en determinadas condiciones es indigna, la imagen que proyecto ante los
seres cercanos o aún en los otros, puede ser considerada como humillante e
indigna.
•
Por qué aceptar una forma de existencia en circunstancias limitadísimas ?
sacrificando , en cierta forma, a parientes y amigos ?
•
Así como se tiene un derecho a vivir con dignidad, por qué no tener un derecho a
morir dignamente ?
•
No debe intentarse prolongar la vida cuando ésta no se pueda vivir, haciendo del
paciente no un ser humano, sino un caso clínico interesante (como ocurre en los
hospitales universitarios actualmente)
•
Podría institucionalizarse unos derechos no sólo del paciente terminal, sino de la
familia en sí.
•
Es justo morir de un modo tan doloroso ?
Como vemos, el mar de preguntas que nos arrastra aún es grande, sin embargo, ya existe
una cierta conciencia en nuestro tiempo para que ella sea aceptada de alguna manera,
los valores se han ido transformando poco a poco y ya se está llegando, a que algún día,
no muy lejano, se apruebe el derecho a una muerte justa, en los términos aquí
planteados. Los individuos están tomando más en serio su papel dentro de este momento
histórico y se comienzan a preguntar sobre aspectos trascendentales en la existencia del
ser. Sin embargo, los riesgos de que éste individuo sea absorbido y manipulado por el
sistema capitalista están latentes, ya que éste puede manipularlo para volverlo
desechable y hasta productivo en un momento dado.
Aún existen muchos aspectos indeterminados en torno a la Eutanasia, cabe mencionar
algunos como la dignidad humana y la autonomía, el no tomar al ser humano desde un
punto de vista eminentemente biológico, la calidad de la vida y la libertad de elección Y no
hay que olvidar la ambigüedad a la que se puede llegar con su eventual legalización.
Sin embargo, la discusión sigue abierta...
ANEXO # 1
TESTAMENTO VITAL
(Manifestación de voluntad sobre el final de mi propia vida)
Yo........................................................................., con D.N.I.no...................................,
mayor de edad, con domicilio
en.......................................................................................................................................,
en plenitud de mis facultades mentales, libremente y tras prolongada reflexión,
DECLARO:
Que, si llego a encontrarme en una situación en la que no pueda tomar decisiones sobre
mi cuidado médico, a consecuencia de mi deterioro físico y/o mental, por encontrarme en
uno de los estados clínicos enumerados en el punto 4 de este documento, y si dos
médicos independientes coinciden en que mi estado es irreversible, mi voluntad
inequívoca es la siguiente:
1.Que no se prolongue mi vida por medios artificiales, tales como técnicas de soporte
vital, fluidos intravenosos, fármacos o alimentación artificial.
2.Que se me suministren los fármacos necesarios para paliar al máximo mi malestar,
sufrimiento psíquico y dolor físico causados por la enfermedad o por falta de fluidos o
alimentación, aún en el caso de que puedan acortar mi vida.
3.Que, si me hallo en un estado particularmente deteriorado, se me administren los
fármacos necesarios para acabar definitivamente, y de forma rápida e indolora, con los
padecimientos expresados en el punto 2 de este documento.
4.Los estados clínicos a las que hago mención más arriba son: Daño cerebral severo e
irreversible. Tumor maligno diseminado en fase avanzada. Enfermedad degenerativa del
sistema nervioso y/o del sistema muscular en fase avanzada, con importante limitación de
mi movilidad y falta de respuesta positiva al tratamiento específico si lo hubiere.
Demencias preseniles, seniles o similares. Enfermedades o situaciones de gravedad
comparable a las anteriores.
Otras: (especificar si se
desea) ................................................................................................
5.Designo como mi representante para que vigile el cumplimiento de las instrucciones
sobre el final de mi vida expresadas en este documento, y tome las decisiones necesarias
para tal fin, a:
Nombre del representante ............................................................................
D.N.I.............................
6.Manifiesto, asimismo, que libero a los médicos que me atiendan de toda responsabilidad
civil y penal que pueda derivarse por llevar a cabo los términos de esta declaración.
7.Me reservo el derecho de revocar esta declaración en cualquier momento, en forma oral
o escrita.
Fecha........................ Lugar......................... Firma....................................
TESTIGOS:
1. Nombre................................................. DNI.............. Firma.................................
2. Nombre................................................. DNI.............. Firma..................................
REPRESENTANTE:
Firma................................................................ Fecha.................................
-----------------------------------------------------------------------Asociación Derecho a Morir Dignamente
Apartado 31.134
08080 BARCELONA
Send comments to Miguel A. Lerma at:
•SITUACION LEGAL DEL TESTAMENTO VITAL. Los documentos tipo testamento vital no
tienen un apoyo legal específico en España. Pero, como toda declaración personal de
voluntad, sí que tienen una validez. De hecho se ha demostrado, en la práctica, que
facilitan las decisiones de quienes le rodean en las situaciones de enfermedad que en él
se expresan e inciden en las actuaciones médicas. Si se tuviera que ir ante un tribunal
para defender lo que Vd. expresa en su testamento vital, éste sería una prueba de
inmenso valor.
•FIRMA. El testamento vital conviene firmarlo ante un notario para que éste atestigüe su
firma. De no ser así, firme ante dos testigos que no sean familiares o personas ligadas a
Vd. por intereses económicos.
•REPRESENTANTE. En el testamento vital de la DMD se incluye la posibilidad de que Vd.
nombre un representante para cuando Vd. no pueda expresarse por sí mismo. Conviene
que la persona elegida como representante sea alguien que comprenda lo mejor posible
sus deseos y los valores y motivos personales en que sustentan sus decisiones sobre el
final de su vida. Además, ha de ser una persona que se declare dispuesta a luchar por
que se cumplan las instrucciones que Vd. deja en su testamento vital, caso de
incumplimiento por parte de médicos o familiares.
•PUNTOS 1, 2 y 3 DEL TESTAMENTO VITAL. Contemplan distintas opciones para paliar
su sufrimiento y evitar un alargamiento indeseado de su vida cuando Vd. considera que la
calidad de ésta le resulta indeseable por la degradación a la que le ha conducido la
enfermedad. Si Vd. no está de acuerdo con lo que se solicita en alguno de estos puntos,
táchelo.
•ENFERMEDADES ENUMERADAS. Puede Vd., asimismo, tachar las enfermedades
enumeradas en el punto 4 que no desea que figuren en su testamento vital.
•DIFUSION. Es conveniente, para su propia seguridad de que se cumplirá su voluntad,
que reparta Vd. entre personas de su confianza (incluido su médico de cabecera, si lo ve
posible) copias de su testamento vital. Es importante que deje Vd. indicaciones sobre
dónde localizarlo, por si sufriera un accidente o enfermedad súbitos que le impidieran
expresarse. Puede Vd. también enviar una copia de su testamento vital al Registro de
Testamento Vitales que la asociación tiene abierto para sus socios. En este caso, su
representante podría contactar con la asociación para recabar asesoría sobre cómo
utilizar el testamento vital que Vd. ha dejado preparado. Es uno de los servicios que,
como socio, le ofrece la asociación DMD.
•ANULACION. Vd. puede anular su testamento vital en cualquier momento. Puede Vd.
simplemente romperlo (¡no se olvide de las copias que haya entregado!) o declarar su
cambio de opinión por escrito, u oralmente ante testigos, tal como se indica en el propio
documento
Una muerte digna
Se sentó a su lado, le tomó la mano, le dijo unas palabras de despedida, la besó de
nuevo. Luego inyectó en el suero las dosis del combinado que harían de su muerte
un tránsito indoloro y dulce. Y se quedó a esperar.
Jorge M. Reverte 3 FEB 2008
Archivado en:
•
Jorge Martínez Reverte
•
Eutanasia
•
Medicina dolor
•
Enfermos terminales
•
Enfermos
•
Cáncer
•
Especialidades médicas
•
Enfermedades
•
Asistencia sanitaria
•
Sanidad
•
Medicina
•
Salud
Al doctor Luis Montes y sus compañeros
Recomendar en Facebook0
Twittear0
Enviar a LinkedIn0
Enviar a TuentiEnviar a MenéameEnviar a Eskup
EnviarImprimir
Josefina Reverte era una mujer guapa, madre de seis hijos, cariñosa y de derechas, que
tenía 75 años cuando, en la clínica de la Concepción de Madrid, le diagnosticaron un
cáncer de mama tan avanzado que ya no tenía remedio. Se habían perdido seis preciosos
meses para que aquello pudiera ser tratado con alguna posibilidad de éxito. Un médico de
una mutua privada le había dicho que tenía una erisipela, y se afanó en curarle de esa
afección que había identificado sin realizar una mamografía.
A Josefina no le dijeron que su pronóstico era fatal. Tan sólo le hablaron de la grave
enfermedad y de que tenía que ser tratada con quimioterapia y radiología. Su hija Isabel,
que la acompañaba, fue quien recibió la noticia en toda su crudeza. De aquel hospital, los
hijos, que tenían amigos médicos que se lo recomendaron, la llevaron a la unidad del
dolor de otro hospital madrileño, el Gregorio Marañón. El director del servicio fue más
preciso, cuando estudió la historia clínica, para hacer su pronóstico: le quedaban tres
meses de vida. Los hijos hicieron hincapié en que a Josefina la trataran de forma que
sufriera lo menos posible. Y el médico se lo aseguró. La paciente recibiría un tratamiento
ambulatorio que daría, en las posibilidades de la ciencia médica, una protección frente al
dolor y una mínima calidad de vida.
Le quedaban tres meses de vida. Los hijos hicieron hincapié en que Josefina sufriera lo
menos posible
Josefina le oprimió el brazo con la mano. Y le miró de una manera que no dejaba lugar a
la duda
más información
•
La Cope: "Cuatro personas han sido directamente asesinadas en Leganés"
•
La infamia
•
Los Ortega y Gasset de Periodismo premian los testimonios íntimos de Martínez
Reverte y Suárez Illana
Las semanas pasaron y la enfermedad fue avanzando de la manera exacta a como había
sido previsto por el médico. No es preciso describir sus manifestaciones en forma de
úlceras y otros espantos. Ni los estragos, perceptibles día a día, que el cáncer provoca en
quien lo sufre. El tiempo galopó para todos.
Josefina siguió con disciplina el tratamiento paliativo que todos sus hijos suponían que
ella pensaba que podía ser curativo. Llevaba la situación con un humor que parecía
insensato, y su chiste favorito de aquella época era uno en el que una mujer acude al
médico y le dice:
-Entonces, doctor, dice usted que Géminis.
-No señora, cáncer, cáncer.
Lo que provocaba una nerviosa hilaridad general entre sus vástagos, que seguían
pensando que ella era ajena al poco tiempo que le quedaba. La última vez que contó el
chiste coincidió con una situación insólita: todos sus hijos, los seis, acompañados por
alguna nuera, habían coincidido en torno a su lecho, que era, esta vez sin ninguna
literatura, de dolor. Aquella reunión multitudinaria la hacía tan feliz que quiso demostrar su
buen humor con una extravagante petición:
-Quiero un gin-tonic.
Y la moribunda se calzó, con aire festivo y la ceremonia obligada que debe escoltar a un
buen trago largo, su dosis, acompañada de todos sus directos descendientes, en un
ambiente de risas francas y mimos desbordados. No le faltó algún comentario sobre la
forma mejor de construir el cóctel y varios recuerdos sobre antiguas visitas a ese lugar de
perdición que era el Chicote de la posguerra, adonde iba de cuando en cuando
acompañada, eso sí, por su marido y otras parejas de amigos tan jóvenes y mundanos
como ellos.
Al acabar la reunión, uno de los hijos, sin que nadie más que ella supiera el porqué de la
elección, se tuvo que quedar para recibir una confidencia de Josefina que reventó en sus
oídos como un bombazo: ella era consciente de que iba a morir pronto y no se sentía con
fuerzas para acudir más veces al hospital a recibir sus periódicas dosis de morfina y
engaño piadoso.
Pero a la revelación salvaje le seguía una cola de mucha mayor potencia. El hijo quedaba
emplazado a cumplir una doble misión. La primera parte consistía en mantener el
suministro de la medicación que garantizaba, hasta donde era posible, que el dolor fuera
soportable. La segunda, mucho más dura, era la de responsabilizarse de que su madre
tuviera una muerte digna y exenta de sufrimientos. Los demás hermanos no deberían ser
consultados ni informados de la petición. Es sensato suponer que en el ánimo de Josefina
estaba evitar debates sobre una decisión de la que era soberana. Y la dulzura con que
estaba hecho el encargo no engañaba sobre su calidad de indiscutible. Llegada a un
punto la evolución de la enfermedad, el hijo tenía que tomar la decisión de hacer que la
muerte fuera más fácil y de que el desenlace se produjera en el momento preciso. Y no
había más que hablar.
Parte de la misión era sencilla. Una íntima amiga del hijo, una curtida profesional de la
anestesiología que trabajaba en otro hospital público de Madrid, se haría cargo del
suministro y aplicación a domicilio de las drogas que paliaban el dolor. La otra parte cayó
como un metro cúbico de plomo sobre el alma del recadero.
Ya no hubo más reuniones con gin-tonic. Josefina había sabido medir sus fuerzas a la
perfección, había sido capaz de discernir cuándo podía tomarse la última copa con la que
se saltaba a la torera las recomendaciones convencionales de los médicos, que,
obligados por la solemnidad de su papel, son a veces capaces de prohibir a un
desahuciado los excesos que podrían acortarle la vida a medio plazo. Ella había sido tan
fuerte como para todo eso, y le ordenaba al hijo que lo fuera él para escoger el momento
de su muerte. Las palabras clave que se grabaron en la cabeza del hijo, las que estaban
recalcadas en el discurso de su madre, eran dignidad y sufrimiento. Mantener la primera y
evitar el segundo.
A partir de aquel día del gin-tonic, la rutina en el domicilio familiar se fue haciendo más
oscura y los chistes sobre el cáncer y los signos del zodiaco se fueron espaciando hasta
desaparecer, porque Géminis había dejado de importar. Los gestos de cariño ya no se
impostaban, para que una caricia jamás pareciera casual. Y cada una de esas caricias era
como la última. La jovialidad se mantenía; la naturalidad al lavar a la enferma, al ayudarle
a incorporarse, al leerle un artículo del periódico en voz alta, surgía sola, como surgen en
muy poco tiempo las rutinas en los comportamientos de todos los seres humanos. Los
nietos que acudían a visitarla, ignorantes por supuesto de la gravedad de la enfermedad,
se abrazaban a ella intuyendo que aquellos abrazos no formaban parte de una cantidad
infinita de abrazos. Ella sonreía entonces forzada para darles lo que le había sobrado
siempre, alegría.
Pero la habitación estaba en penumbra muchas horas al día, porque la mujer necesitaba
cada vez mayores dosis de medicación para poder soportar el dolor, la inmovilidad, la
falta de fuerzas en las piernas, la escasez de aliento. Pasaba cada día unos minutos más
que el anterior dormitando, dejándose llevar por la creciente potencia de la morfina y los
demás venenos que la ayudaban a no sentir las terribles punzadas.
En realidad, estaba ya a la espera de que se cumpliera la atroz certeza que se había
instalado en su ánimo. Y pedía, con insistencia, en sus momentos de lucidez, que le
abrieran la ventana, que el cáncer olía. No podía soportar que ese olor se instalara en su
entorno, que lo percibieran los que se acercaban a su almohada para darle un beso en la
frente. Sus hijos pensaban que su madre olía igual de bien que siempre, y se creían que
le daban el mismo beso de siempre, aunque, en casos así, un beso cambia su naturaleza
y se torna temeroso, leve.
Un día, y de forma desprovista de importancia, añadió otra orden, esta vez sí a todos los
hijos que andaban por allí haciendo como que lo que pasaba en aquel cuarto que estaba
siempre ventilándose estaba dentro de la normalidad, que allí no había nadie muriéndose.
Josefina dijo que quería que incinerasen su cuerpo, y dónde deberían ser esparcidas sus
cenizas. Pero el aviso no contenía ninguna referencia temporal, podría haber sido un
reclamo para veinte años más tarde. Todo iba quedando atado.
Las jornadas pasaban una tras otra con una insolente falta de solemnidad. Y su vida se
iba apagando en una monotonía asistencial de enfermera contratada, porque le humillaba
que sus hijos tuvieran que atender el deterioro de su cuerpo que se iba rompiendo, y de
turnos de guardia para darle lo que necesitara a lo largo de las interminables noches de
padecimientos en torno a un gotero que se nutría de sueros y fármacos cada vez más
potentes.
Un viernes de invierno, en 1992, el hijo que estaba encargado de cumplir los terribles
encargos de Josefina se despidió de ella porque iba a pasar el fin de semana fuera de
Madrid. Y antes de irse, cuando la iba a besar para decirle que el domingo por la tarde
volvería, Josefina le oprimió el brazo con la mano que apenas era capaz de sostener un
vaso de agua. Y le miró de una manera que no dejaba lugar a la duda. Luego cayó otra
vez presa del sueño morboso de la química.
Dos días después, la amiga anestesista acudió a la cita cargada de cariño y de algunos
frascos. Exploró a Josefina, que respiraba con alguna urgencia, pero sin abrir los ojos, y
coincidió con el lego en que el momento había llegado. Ya no contestaba a las preguntas,
ya no besaba cuando era besada, ya sólo respiraba con una cierta agitación. Las
instrucciones eran muy sencillas: si no había recuperación de la conciencia, era que el
momento había llegado.
De madrugada, el hijo aprovechó un momento de soledad, se sentó a su lado y le tomó la
mano. Le dijo unas palabras de despedida y la besó de nuevo. Luego inyectó en el suero
las dosis del combinado que harían de su muerte un tránsito indoloro y dulce. Y se quedó
a esperar. La respiración de Josefina se hizo paulatinamente más pausada, y su vida se
extinguió sin que pudiera escucharse un estertor, porque no había agonía, sólo una
expresión de serenidad. Cuando el pecho se quedó en calma, la muerte se convirtió en
una de tantas muertes.
Los hijos de Josefina cumplieron sus deseos de ser aventada en un precioso rincón de la
sierra de Madrid, y no volvieron a hablar del proceso de su muerte, plagado de
sobreentendidos, porque no había nada que aclarar. Pero todos sabían que había pasado
como ella quería que pasase.
Años después, muchos años después, las noticias de la prensa sobre la acción de las
autoridades sanitarias madrileñas y la Iglesia española contra los médicos que habían
aplicado métodos paliativos para aliviar el dolor y la pérdida de dignidad a muchos
enfermos terminales y sus familias, hicieron coincidir a todos los hijos de Josefina en el
recuerdo del final de su madre y en el carácter atroz e injusto de la persecución
emprendida contra los médicos y, sobre todo, contra los enfermos del hospital Severo
Ochoa de Leganés.
Uno estaba ilocalizable en Kenia. Los demás coincidieron en que sería duro, pero que
sería bueno recordar su historia, la de Josefina, para que muchos ciudadanos meditaran
sobre lo que significa una acción así. Decidieron romper el tácito pacto de silencio que
una vez hicieron, y violar el carácter íntimo de su pequeña historia, para enviar a quien
pudiera llegar una reclamación de piedad y de decencia.
Los hijos de Josefina se llaman Javier, José, Jorge, Cristina, Isabel y María José. La
anestesióloga que les ayudó no puede tener nombre
Diez argumentos para votar contra la eutanasia dando ideas
El pasado martes el Parlamento español rechazó legalizar la eutanasia, pero sin dar argumentos de
fondo, que es lo que pide la gente
•
Imágenes
•
1
Noticias relacionadas
Muerte Digna, web del tetrapléjico Luis de Moya
Razones del no a la eutanasia
Pablo J. Ginés
La votación del martes en las Cortes fue abrumadoramente contraria a la propuesta de Esquerra Republicana de Catalunya de legalizar la eutanasia, pero el Partido Socialista se opuso sólo alegando una cuestión de procedimiento, dejando el tema para futuras reformas. Puesto que los defensores de la eutanasia mantienen agitado el debate social en todo el mundo occidental, es bueno tener claras diez ideas básicas de por qué no es bueno legalizar la eutanasia.
Legalizar la eutanasia no es bueno porque:
1­ La eutanasia legal favorece una "pendiente peligrosa" en contra del derecho a la vida en otros campos
En Holanda la eutanasia se aplica no ya a enfermos, sino simplemente a gente que no quiere vivir, como el senador socialista octogenario Brongersma, que pidió y logró ser "finalizado" no porque estuviese enfermo o deprimido, sino porque estaba cansado de vivir. Se calcula que en Holanda se dejan morir a unos 300 bebés al año por nacer con minusvalías y hay casos (en este país rico) de negar la implantación de marcapasos a mayores de 75 años; la eutanasia favorece otras actuaciones de "eliminación de los inútiles".
2­ La eutanasia empeora la relación médico­paciente e incluso la relación paciente­familiares
¿Queda algún margen para que los enfermos, ancianos o incapacitados, sigan manteniendo aquella plena confianza en quienes, hasta ahora, tenían por obligación —casi sagrada— procurar la sanación de sus dolencias? ¿Quién impondrá a la víctima potencial el deber de confiar en su verdugo? ¿Quién podrá devolver a los enfermos holandeses su sentimiento de fiducia en la clase médica? ¿Y cómo confiar en que el médico va a esforzarse por mi vida si mis parientes presionan en un sentido contrario?
3­ La eutanasia desincentiva la inversión en cuidados paliativos y en tratamientos para el dolor
De 1995 a 1998 Holanda apenas invirtió en cuidados paliativos; sólo a partir de 1998 ha invertido en cuidados paliativos, pero presentados siempre como una alternativa más, siendo la eutanasia la más apoyada desde las instituciones e incluso por parte de la sociedad. Se tiende a pensar que si tratar el dolor con cuidados paliativos es caros, hay que fomentar la opción barata: matar el enfermo.
4­ La eutanasia pervierte la ética médica que desde Hipócrates se ha centrado en eliminar el dolor, no en eliminar el enfermo
Los médicos insisten en que la eutanasia, como el aborto, no son actos médicos, ya que el fin de la medicina es curar, y si no se puede curar al menos mitigar el dolor, y en todo caso atender y acompañar. La eutanasia no cura nada. Los médicos que entran en una mentalidad eutanásica la incorporan a toda su visión profesional y olvidan a Hipócrates. Es significativo que el primer régimen que instaura la eutanasia desde del viejo paganismo romano es la Alemania nazi... y sólo dos estados por ahora se han apuntado a la eutanasia.
5­ La eutanasia no es solicitada por personas libres, sino casi siempre por personas deprimidas, mental o emocionalmente transtornadas
Cuando uno está sólo, anciano, enfermo, paralítico tras un accidente... es fácil sufrir ansiedad y depresión que llevan a querer morir. En un país sin eutanasia, los médicos y terapeutas se esfuerzan por curar esta depresión, devolver las ganas de vivir y casi siempre tienen éxito si el entorno ayuda. Por el contrario, en un país con eutanasia, en vez de esforzarse por eliminar la depresión se tiende a eliminar al deprimido "porque lo pide".
6­ La eutanasia no es un derecho humano, no está recogido en el Convenio Europeo de Derechos Humanos, por ejemplo
Según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el caso de Dianne Pretty en el año 2002, no existe el derecho a procurarse la muerte, ya sea de manos de un tercero o con asistencia de autoridades públicas. El derecho a la autonomía personal no es superior al deber de los Estados de amparar la vida de los individuos bajo su jurisdicción.
7­ La eutanasia, como el suicidio, es contagiosa
Una vez una persona deprimida se suicida, otras personas deprimidas de su entorno pueden copiar su comportamiento con más facilidad. Esto es así en suicidios con o sin asistencia, lo cual incluye la eutanasia.
8­ La eutanasia dificulta el trabajo de los terapeutas que trabajan con minusválidos, deprimidos, enfermos...
Las personas que ayudan a otros a vivir con una grave minusvalía o en duras circunstancias ven su trabajo saboteado por la otra opción, la eutanasia, que legalizada aparece con atractiva insistencia como una salida fácil para el enfermo.
9­ La eutanasia tenderá a eliminar a los más pobres y débiles
Como el aborto, la eutanasia tenderá a hacerse especialmente accesible y promocionada entre las clases económicamente más débiles, los grupos étnicos desfavorecidos, etc... Al desatenderse la oferta en cuidados paliativos, éstos serán un lujo sólo para gente con medios adquisitivos.
10­ La eutanasia legal no impedirá las eutanasias ilegales, sino que las potenciará
Como en el caso del aborto, aprobar una ley que permite la eutanasia "con todos los controles que haga falta" no impedirá que se extienda el fraude de ley, los permisos escritos sin examinar al paciente, la laxitud en la aplicación de la ley y el fraude de ley generalizado.
Con todo, el mejor argumento contra la eutanasia siempre será el testimonio de miles de hombres y mujeres en circunstancias dificilísimas que, apoyándose mutuamente, con la ayuda de sus valores, su familia, amigos o profesionales demuestran día a día que la dignidad del hombre les lleva a vivir y enriquecer la vida de otros.
Descargar