Vida y obras de Aristóteles (384-322 a.C.) February 9, 2014 1 Vida Nació Aristóteles el año 384/3 en Estagira de Tracia; era hijo de Nicómaco, un médico del rey de Macedonia Amintas II. A la edad de diecisiete años, Aristóteles fue a Atenas a cursar estudios y en 368-367 a. J. C. llegó a ser miembro de la Academia, donde a lo largo de veinte años estuvo en relación constante con Platón, hasta la muerte de éste (348-347 a. J. C.). Ingresó, pues, en la Academia cuando la dialéctica de Platón estaba en la última fase de su desarrollo y la tendencia religiosa iba ganando terreno en el ánimo del gran lósofo. Probablemente por entonces prestaba Aristóteles atención a la ciencia empírica (o sea, por los últimos años de la vida de Platón), y puede que se apartase ya en varios puntos de la doctrina de su Maestro; pero no hay lugar a suponer ninguna ruptura radical entre Maestro y discípulo mientras el primero estuvo aún en vida. Es imposible admitir que Aristóteles pudiera haber pertenecido todo el tiempo que perteneció a la Academia si hubiese tomado ya posiciones losócas radicalmente distintas de las de su Maestro. Además, todavía después de muerto Platón sigue empleando Aristóteles la primera persona del plural cuando habla de los representantes de la doctrina platónica de las Ideas (nosotros, los académicos), y en seguida del óbito de su Maestro hace el Estagirita su elogio ensalzándole como al hombre a quien los malvados no tienen ni siquiera el derecho de alabar, y que se mostró en su vida y en sus enseñanzas cómo ser bueno y dichoso a la vez. Apenas cabe sostener la idea de que Aristóteles fuese, en algún sentido real, un oponente de Platón en el seno de la Academia, algo así como una espina que se le hubiese clavado al Maestro: Aristóteles halló en Platón un guía y un amigo por el que sintió la mayor admiración, y aunque en los años últimos de su trato sus propios intereses cientícos tendiesen a ir ocupando cada vez más el primer plano, la enseñanza metafísica y acaso religiosa de Platón ejerció sobre el discípulo duradera inuencia. Efectivamente, quizá fuera este aspecto de la enseñanza de Platón el que tuviese especial valor para Aristóteles, como compensación de su propia proclividad hacia los estudios empíricos. De hecho, este mito de un Aristóteles frío, estático, sin cambiar nunca, y puramente crítico, sin ilusiones, experiencia ni historia, cae por tierra bajo el peso de datos que hasta ahora han sido soslayados articial y deliberadamente. El Filósofo fue desarrollando sus tesis sólo de manera gradual; y, después de todo, esto es lo único que, 1 naturalmente, podría esperarse. Muerto Platón, salió Aristóteles de Atenas en compañía de Jenócrates (Espeusipo, el sobrino de Platón, había pasado a ocupar el puesto de director en la Academia, y Aristóteles no veía las cosas de igual modo que él; en todo caso, puede que no quisiera continuar en la Academia como subalterno de su nuevo director), y fundó una rama de la Academia en Assos, ciudad de la Tróade. Allí inuyó sobre Hermias, tirano de Assos y de Atarneo, y se casó con su sobrina e hija adoptiva Pythia. Mientras trabajaba en Assos empezó Aristóteles, sin duda, a desarrollar sus propios puntos de vista independientes. Tres años después pasó a Mitilene, en la isla de Lesbos, y fue probablemente allí donde entró en relaciones con Teofrasto, natural de Ereso, en la misma isla, que vendría a ser, andando el tiempo, el discípulo más famoso de Aristóteles y luego director del Liceo. Hermias entró en negociaciones con Filipo de Macedonia, quien había concebido el ideal de una victoria helénica sobre los persas. El general persa Mentor se apoderó de Hermias a traición y lo llevó prisionero a Susa; allí fue torturado, pero no habló sino para pronunciar este último mensaje: Decid a mis amigos y compañeros que no he aqueado ni he hecho cosa alguna indigna de la losofía. Aristóteles publicó un poema en su honor. En 343-342 fue invitado Aristóteles por Filipo de Macedonia a ir a la corte de Pella para encargarse de la educación de su hijo Alejandro, que tenía entonces trece años de edad. Esta permanencia en la corte de Macedonia, y el intento de ejercer un auténtico inujo moral en el joven príncipe, que habría de desempeñar más tarde tan sobresaliente papel en el escenario político y pasar a la posteridad con el sobrenombre de Magno, debió de contribuir mucho a ampliar los horizontes de Aristóteles y a liberarle de la estrechez de miras del griego corriente, aunque este efecto no parece que fuese tan grande como podría haberse esperado: Aristóteles nunca cesó de participar del punto de vista griego, que consideraba la Ciudad-Estado como el centro de la vida. Cuando Alejandro subió al trono (336-335), Aristóteles partió de Macedonia, concluida ya presumiblemente su gestión pedagógica, y es probable que permaneciera durante algún tiempo en Estagira, su ciudad natal, que Alejandro reconstruyó en pago de su deuda para con su maestro. Transcurridos algunos años, los vínculos que unían al lósofo con su discípulo se debilitaron: aunque Aristóteles aprobaba hasta cierto punto la política macedonia, no podía aprobar la tendencia de Alejandro a considerar a los griegos y a los bárbaros en pie de igualdad (cosmopolitismo alejandrino). Añádase que, en 327, Calístenes, sobrino de Aristóteles que por recomendación de éste había sido tomado al servicio de Alejandro, incurrió en sospechas de participación en una conjura contra el rey y fue ejecutado. Aristóteles había vuelto a Atenas en 335-334, y allí fundó su escuela propia. Aparte del hecho de haber estado ausente de la Ciudad durante bastantes años, el desarrollo de su propio pensamiento le impidió sin duda volver a entrar en la Academia ateniense. Su nueva Escuela se hallaba situada al nordeste de la Ciudad, en el Liceo, dentro del recinto de Apolo Lykeios, que fue dedicada a las Musas. Se la conoció también por el nombre de peripatos, y a sus miembros por el de peripatéticos, debido a su costumbre de discutir mientras paseaban por una galería cubierta, o simplemente porque gran parte de las lecciones se daban en aquella galería. Además de su obra educadora e instructiva, parece 2 ser que el Liceo tuvo, más marcadamente que la Academia, el carácter de una unión o sociedad en la que los pensadores ya maduros proseguían sus estudios e investigaciones: era, en resumidas cuentas, algo así como una universidad o institución cientíca, equipada de biblioteca y con un cuadro de profesores, y en ella se daban cursos con regularidad. En 323 a. J. C. murió Alejandro Magno, y la reacción que en Grecia se produjo contra la soberanía macedonia trajo consigo una acusación de asebeia (=impiedad) contra Aristóteles, que había estado tan estrechamente relacionado con el gran caudillo en los días de su juventud. Aristóteles huyó de Atenas (para que los atenienses no pecaran por segunda vez contra la losofía, según se cuenta que dijo) y se retiró a Calcis, en Eubea, donde vivió en una propiedad de su difunta madre. Poco después, en 322-321 a. J. C. murió de enfermedad. 2 Obras Se dividen en tres períodos: 1. el de sus relaciones con Platón; 2. los años de su actividad en Assos y en Mitilene (cuando deja la Academia tras la muerte de Platón [Espeusipo, director]); 3. la época de su dirección del Liceo en Atenas y de madurez. Pero también se dividen en dos grupos o clases: 1. las obras exotéricas, que fueron escritas la mayor parte en forma de diálogos e iban dirigidas al gran público y de ellas solamente existen fragmentos (perdidas). 2. las obras pedagógicas o esotéricas, que eran resúmenes de las lecciones dadas por Aristóteles en el Liceo. Las de este 2º grupo son muchas las que han llegado hasta nosotros. Estas obras pedagógicas fueron dadas a conocer al público por vez primera en la edición que de ellas hizo Andrónico de Rodas (c. 60-50 a. J. C.), y le granjearon a Aristóteles fama de escritor de árido estilo, no embellecido por gracias literarias (al contrario que Platón). Se ha señalado que, si bien Aristóteles fue un gran inventor de términos losócos, no se cuidaba gran cosa del estilo ni de la belleza verbal, pues el interés que ponía en la losofía era demasiado grave para admitir el empleo de metáforas en vez de claros razonamientos o para caer de nuevo en el mito. No obstante, aunque es cierto que sus obras pedagógicas carecen de atractivos literarios, también es verdad que las obras que él mismo publicó (perdidas), y de las que solamente poseemos fragmentos, no desdeñaban las gracias literarias (Cicerón alabó lo uido de su estilo), y ocasionalmente daban cabida al mito. Sin embargo, aquellas obras más pulidas fueron las primeras de Aristóteles, quien las escribió cuando estaba todavía bajo la inuencia directa de Platón o abriéndose camino aún hacia su propia posición independiente. Durante el primer período de su actividad literaria puede decirse que Aristóteles se adhirió fuertemente a Platón, su maestro, así en lo tocante al contenido como, al menos en general, respecto a la forma; aunque parece ser que en sus Diálogos era el mismo Aristóteles quien dirigía la conversación. Lo más probable es que, en los diálogos, Aristóteles sostu- 3 viese la losofía platónica, y que sólo más tarde cambiara de manera de pensar. Plutarco habla de que Aristóteles cambió de tesis. Por otra parte, Cesodoro, discípulo de Isócrates, le endosa a Aristóteles teorías de Platón, por ejemplo, en lo concerniente a las Ideas. A este período pertenece el diálogo Eudemo o Sobre el alma, en el que Aristóteles comparte la doctrina platónica de la reminiscencia y de la aprehensión de las Ideas en un estado de preexistencia. Aristóteles supone la preexistencia y la sustancialidad del alma, y también la existencia de las Formas. El Protréptico pertenece también a este período del desarrollo de Aristóteles. Parece que era una carta dirigida a Themyson de Chipre y no un diálogo. En esta obra se mantiene la doctrina platónica de las Formas, y se describe al lósofo como al contemplador de las Formas o Ideas mismas y no de sus imitaciones. Además, la frónesis conserva la signicación platónica, denotando la especulación metafísica, por lo que tiene un sentido teorético y no el puramente práctico con que aparece en la Ética a Nicómaco. En el Protréptico recalca también Aristóteles lo deleznable de los bienes de la tierra, y pinta esta vida como la muerte o la tumba del alma, que solamente entra en la vida superior y verdadera mediante la muerte del cuerpo. Esta manera de ver las cosas es un indicio de la inuencia directa de Platón, ya que posteriormente, en la Ética a Nicómaco, insiste Aristóteles en la necesidad de los bienes terrenales, por lo menos en cierto grado, para que la vida sea verdaderamente feliz. Es probable que las partes más antiguas de los escritos sobre lógica, de la Física y acaso también del De Anima daten de este primer período (es asunto discutido). Del segundo período (aprox. 348-335), que va desde el abandono de la Academia hasta su retorno a Atenas, Aristóteles comienza a apartarse de las tesis predominantemente platónicas y comienza a elaborar su propio pensamiento, aun considerándose todavía un académico, al menos en su primera fase: la losofía, Ética a Eudemo todavía parte del concepto de virtud platónica), generación y la corrupción Sobre (se cree que de su estancia en Assos, respetando Del cielo (De Caelo), De la y quizás algunos fragmentos o partes de otras obras. Del tercer período (aprox. 335-322), el más importante en cuanto a obras y madurez, va desde su retorno a Atenas al fundar el Liceo hasta su destierro. En las obras de este período se observa un mayor alejamiento de las tesis platónicas, una percepción más justa sobre la metodología y la lógica que la de sus antecesores y una perspectiva más cientíca, ligada a su empirismo y al organicismo derivado de la inuencia de sus estudios biológicos. Estan agrupadas en: Obras Categorías, Sobre la interpretación, Primeros analíticos, Analíticos Tópicos. Los libros de metafísica: Metafísica (donde estudia el ser, los accidentes que le afectan, etc.). Diversas obras cientícas: Física, Meteorológicos, Historias de los animales, Del movimiento de los animales, De la generación de los animales, Parva naturalia ; y las ligadas a la Ética y política, la Ética a Nicómaco y la Política, las Constituciones, la Retórica, y la Poética. de lógica ( segundos y 4