Ópera en Europa Ópera en Austria por Alejandra Silva Alceste en Viena Junio 21. ¿Se imaginan ver una tragedia griega representada en un cuarto de niños de la clase alta? Así es la más reciente producción de Alceste en la Ópera de Viena, sobre el famoso drama del compositor alemán Christoph Willibald Gluck, que no se veía en este escenario desde 2012. En coproducción con el Festival de Aix en Provence, Christof Loy dirige una versión de la obra en francés con un enfoque nuevo y revitalizado, pero sin perder la trama del relato original. El drama cuenta la historia de Admète, un padre, interpretado por el tenor Joseph Kaiser, que se encuentra en peligro de muerte debido a una enfermedad, y quien sólo se salvará si otra persona está dispuesta a morir en su lugar. Pero al no haber ningún voluntario, es entonces cuando su esposa Alceste, interpretada por la soprano Véronique Gens, decide desafiar a los dioses y ofrecer su vida. el importante recinto vienés con una melódica actuación, muy reconocida por el público. La puesta en escena de Dirk Becker fue muy básica, con los elementos justos: una puerta, una cama, una pared y al final un cuarto oscuro que nos conduce al esperado final feliz, no siempre común en los dramas operísticos, cuando los dioses devuelven la vida a Alceste y todos los niños parecen haber crecido. No es la primera vez que el canadiense interpreta a un imponente Admète de la mano de la francesa, ya que estrenaron juntos esta versión en Viena hace cuatro años. La interpretación de Gens se lleva la función. Ha logrado conquistar al público con su porte maternal acompañado de una voz muy pura y lírica que se enfatizó con el aplauso del público a su aria ‘Divinités du Styx’ al final del primer acto. El resto del reparto fue muy homogéneo: el austriaco Clemens Unterreiner, barítono habitual de los ensambles de la Ópera de Viena, fue aplaudido por su doble papel del sacerdote de Apolo y el dios del Inframundo, mientras que el bajobarítono Adam Plachetka nos regaló una actuación muy concisa en su personaje del tío Hércules. Alceste tuvo su estreno mundial justo aquí, en Viena, en 1767, por lo que ver una historia tan clásica con un contexto rejuvenecido se convierte en una experiencia particularmente interesante. El coro, siempre muy importante en las óperas de Gluck, fue el Gustav Mahler, elogiado por su gran presencia en el escenario la mayor parte de la función. Maria Nazarova, Juliette Marte, Jason Bridges y Manuel Walser, éste último destacando de los demás por su gran presencia vocal, representaron a los niños solistas, mientras que el joven barítono Gebhard Heegmann fue la voz del oráculo. Bajo la batuta del francés Christophe Rousset, la orquesta Les Talents Lyriques hizo su debut en septiembre-octubre 2016 Véronique Gens y Joseph Kaiser en Alceste Foto: Michael Pöhn pro ópera Las bodas de Fígaro en Viena Junio 28. Si hay una ópera que puede llenar por completo las butacas de la Ópera de Viena sin importar la producción o el reparto, es sin duda la famosa obra de Mozart Le nozze di Figaro. Su popularidad en Austria se debe en parte a que fue dirigida por primera vez en Viena por el mismo compositor y a que, a pesar de ser una ópera en cuatro actos, es una comedia, lo que la hace muy digerible y le permite llegar a un público muy extenso. Si bien la adaptación de Jean-Louis Martinoty no ha sido mi favorita, creo que cumple sus objetivos. La respuesta de los espectadores fue bastante buena y cabe resaltar que es una producción con un equipo muy joven, lo que le da un toque novedoso y fresco. Las alusiones políticas y sociales, así como el entorno cultural e histórico de la época, siguen presentes. Los personajes reflejan en todo momento sus emociones y personalidades a través de la música. Es evidente lo bien que fluye la conexión entre los intérpretes y el maestro Cornelius Meister, encargado de dirigir a la Orquesta de la Ópera de Viena durante la función. El papel principal del Conde de Almaviva recayó en Luca Pisaroni, que sedujo a la audiencia con la potencia de su voz y su actitud de conquistador, demostrando por qué es una de las figuras jóvenes más destacadas de la ópera internacional. La Condesa fue interpretada por la soprano estadounidense Rachel Willis-Sørensen, personaje con el que hizo su debut en la Royal Opera House y que canta por primera vez en Viena. El barítono italiano Alessio Arduini fue un Figaro muy atinado, divertido, con mucho carácter y una voz sensacional, enamorado de su Susanna, interpretada por primera vez en el teatro vienés por la encantadora Valentina Naforniţa, soprano de Moldavia que se llevó la noche con la magnífica interpretación de su aria. La actuación de la mezzosoprano francesa Marianne Crebassa como Cherubino también se tiene que destacar: su voz suave y jovial le valió fuertes aplausos. A Barbarina le ha dado vida, también por primera vez en Viena, la soprano alemana Annika Gerhards, que dio al personaje una voz muy agradable y melancólica. Los dos primeros actos no pude dejar de pensar en que la escenografía de Hans Schavernoch era muy parecida a la utilizada en una versión de El trovador en el Festival de Salzburgo: pinturas y cuadros gigantes que de pronto se movían por el escenario, lo cual me pareció un poco confuso. Creo que no representan concretamente el contexto de la obra. El vestuario a cargo de Sylvie de Segonzac estuvo de acuerdo a la época en la que se sitúan los personajes. o Valentina Naforniţa (Susanna) y Alessio Arduini (Figaro) en Viena Foto: Michael Pöhn pro ópera septiembre-octubre 2016