Los compromisos internacionales en materia anticorrupción

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Los compromisos internacionales
En materia anticorrupción
La preocupación por el impacto que la corrupción tiene en la democracia, la económica
y la vida de los países, ha abierto el debate a nivel internacional no sólo en la
implementación de normativa interna sino en el establecimiento de tratados, convenios
y convenciones multilaterales que plantean medidas para avanzar hacia la erradicación
de este flagelo global.
En esa línea, nuestra propuesta y posición con respecto de algunas medidas planteadas
para fortalecer el combate a la corrupción, se sustenta en lo que, a nivel global, se ha
planteado como estándares mínimos necesarios para que las políticas públicas sean
realmente efectivas frente a las formas y actores de la corrupción.
Por ello, desarrollamos lo que establece la Convención de las Naciones Unidas contra la
Corrupción, instrumento internacional de la que el Perú es parte, y que constituye
constituyen, por lo tanto, obligaciones aceptadas y suscritas por el Estado que son una
tarea pendiente.
CONVENCIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA
CORRUPCIÓN (UNCAC)1
La UNCAC, aprobada en 2003 y vigente desde 2005, constituye el instrumento global
más completo en materia de lucha contra la corrupción. Actualmente, está firmada por
140 Estados, de los cuales más de la mitad la han ratificado.
El Perú fue impulsor de dicha Convención y ha participado en el Programa Piloto de
Revisión de la Implementación de la UNCAC.
Hoy, justamente, nuestro país está siendo objeto de la 1ra. Ronda de Evaluación de la
Implementación de la UNCAC, junto con otros países.
La Prescripción según la UNCAC
En su artículo 29, que forma parte del Capítulo sobre Penalización y Aplicación de la
ley, señala que “Cada Estado Parte establecerá, cuando proceda, con arreglo a su
derecho interno, un plazo de prescripción amplio para iniciar procesos por
cualesquiera de los delitos tipificados con arreglo a la presente Convención y
estableerá un plazo mayor o interrumpirá la prescripción cuando el presunto
delincuente haya eludido la administración de justicia”.
Puede verse que la Convención considera que los plazos de prescripción debe ser
adecuada para permitir la sanción efectiva de los actos de corrupción; y evitar, algo que
viene ocurriendo en nuestro país con frecuencia: la impunidad de estos ilícitos penales
por vencimiento de la prescripción.
1
Ver: http://www.unodc.org/pdf/highlights_S.pdf
Debe considerarse que, si bien, la UNCAC no explicita una medida como la
imprescriptibilidad, el piso mínimo que plantea es que se trate de los plazos más
amplios posibles. También, debe incorporarse el debate sobre la suspensión del plazo de
prescripción de la acción penal cuando se trate de prófugos de la justicia.
Inhabilitación en la UNCAC
Con relación a la posibilidad de que una persona sancionada y condenada por actos de
corrupción pueda retornar a la función pública está contemplado, también, en la
Convención de las Naciones Unidas.
Así, en el numeral 1 del artículo 30 referido a Proceso, Fallo y Sanciones – se establece
que “Cada Estado Parte penalizará la comisión de los delitos tipificados con arreglo a
la presente Convención con sanciones que tengan en cuenta la gravedad de esos
delitos.”
Y, en el numeral 7, se plantea más concretamente que: “cuando la gravedad de la falta
lo justifique y en la medida en que ello sea concordante con los principios
fundamentales de su ordenamiento jurídico, cada Estado Parte considerará la
posibilidad de establecer procedimientos para inhabilitar, por mandamiento judicial u
otro medio apropiado y por un período determinado por su derecho interno, a las
personas condenadas por delitos tipificados con arreglo a la presente Convención
para: a) Ejercer cargos públicos; y b) Ejercer cargos en una empresa de propiedad
total o parcial del Estado.”
Otros aspectos vinculados
Existen otros aspectos de la Convención que consideramos pertinente incluir en el
presente documento, por su relevancia y concepción integral. Además, porque
constituyen insumos que deben ser tomados en consideración para la implementación de
política anticorrupción nacionales.
Así tenemos que, la Convención define lo que es un funcionario público como:
“i) toda persona que ocupe un cargo legislativo, ejecutivo, administrativo o judicial de
un Estado Parte, ya sea designado o elegido, permanente o temporal, remunerado u
honorario, sea cual sea la antigüedad de esa persona en el cargo; ii) toda otra
persona que desempeñe una función pública, incluso para un organismo público o
una empresa pública, o que preste un servicio público, según se defina en el derecho
interno del Estado Parte y se aplique en la esfera pertinente del ordenamiento
jurídico de ese Estado Parte;iii) toda otra persona definida como “funcionario
público” en el derecho interno de un Estado Parte. No obstante, a los efectos de
algunas medidas específicas incluidas en el capítulo II de la presente Convención,
podrá entenderse por “funcionario público” toda persona que desempeñe una
función pública o preste un servicio público según se defina en el derecho interno del
Estado Parte y se aplique en la esfera pertinente del ordenamiento jurídico de ese
Estado Parte” (numeral i) del art. 2).
Por otro lado, el Artículo 8 en sus numerales 1, 2 y 6 plantea que:
“1) Con objeto de combatir la corrupción, cada Estado Parte, de conformidad con
los principios fundamentales de su ordenamiento jurídico, promoverá, entre otras
cosas, la integridad, la honestidad y la responsabilidad entre sus funcionarios
públicos.
2) En particular, cada Estado Parte procurará aplicar, en sus propios
ordenamientos institucionales y jurídicos, códigos o normas de conducta para el
correcto, honorable y debido cumplimiento de las funciones públicas.
6) Cada Estado Parte considerará la posibilidad de adoptar, de conformidad con
los principios fundamentales de su derecho interno, medidas disciplinarias o de
otra índole contra todo funcionario público que transgreda los códigos o normas
establecidos de conformidad con el presente artículo.”
Esta mirada a lo que establece la Convención de las Naciones Unidas contra la
corrupción en relación a los dos puntos propuestas para la reforma constitucional que se
evalúa en el Parlamento, no ha sido ajena a revisar otros tratados y otras posiciones a
nivel mundial que se han desarrollado sobre la materia.
Dichos tratados no han sido incorporados en el presente informe, por haber restringido
el mismo a los compromisos vinculantes del Perú en esta materia y que plantean
explícitamente los temas en sus textos.
POSICIÓN DEL MECANISMO DE SEGUIMIENTO DEL LA CONVENCIÓN
INTERAMERICANA CONTRA LA CORRUPCIÓN
Por otro lado, en el caso de la Convención Interamericana contra la Corrupción (CICC)
de la que el Perú es parte desde 1997, no se establece medidas sobre las materias
revisadas en sus textos aprobados, pero sí se ha sentado posición sobre la
convencionalidad y la validez en el caso concreto de la imprescriptibilidad.
Así tenemos que el Grupo de Expertos del Mecanismos de Seguimiento de la CICC, en
su informe del 2004 sobre Venezuela, señalan expresamente que: “se destaca la
disposición de rango constitucional contenida en el artículo 271 que establece la
imprescriptibilidad de la acción judicial frente a los delitos contra el patrimonio
público. Al respecto, el Comité considera que la misma puede configurar un
mecanismo válido para salvaguardar el patrimonio público y constituye un avance en
la implementación de la Convención.”2
Como puede verse, el establecimiento de la imprescriptibilidad y la inhabilitación en
casos de corrupción responde a los estándares mínimos y a los compromisos
internacionales asumidos por nuestro país en materia de lucha contra la corrupción.
2
Ver: http://www.oas.org/juridico/spanish/mec_inf_ven.pdf
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