San Salvador, a las quince horas treinta minutos del día diec

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321-99
Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las quince horas
treinta minutos del día dieciocho de octubre de dos mil.
A sus antecedentes el escrito presentado a las quince horas nueve minutos del día dieciocho
de mayo del presente año, por medio del cual la autoridad demandada evacua el traslado
conferido.
I. El presente proceso de amparo constitucional ha sido promovido el día catorce de abril de
mil novecientos noventa y nueve, por la abogado Irma Herrera de Padilla, mayor de edad,
de este domicilio, en su calidad de apoderada general judicial de la Asociación Cooperativa
de Aprovisionamiento, Ahorro y Crédito de Empresarios Ruta Cuarenta y uno C, de
Responsabilidad Limitada, en contra del Director General de Transporte Terrestre, por
supuestos actos violatorios al derecho adquirido derivado de la concesión del permiso de
línea autorizado por el funcionario demandada.
Mediante escrito de cumplimiento de prevención evacuado por la parte actora a las quince
horas veinte minutos del día treinta de abril de mil novecientos noventa y nueve, ésta
manifestó -entre otros- que el acto reclamado era la revocatoria arbitraria de la concesión
del permiso de línea otorgado a su favor.
II. Analizada que fue la demanda y escrito de cumplimiento de prevención, se admitió la
misma y se declaró sin lugar la suspensión del acto reclamado por haberse éste ya
ejecutado, pidiéndose informe a la autoridad demandada.
Previo a resolver el caso planteado, esta Sala considera necesario establecer -para una
mejor comprensión de la decisión a tomarse- que para la procedencia liminar de una
pretensión de amparo, se requiere -entre otros-, que el sujeto activo se autoatribuya
alteraciones en su esfera jurídica derivadas de los efectos de la existencia de una omisión o
acto de autoridad que le cause agravio.
En virtud de lo anterior, es menester que el análisis previo al fondo de la pretensión se
ajuste al siguiente orden: (a) determinación del concepto de agravio; (b) determinación de
las causas que generan su ausencia, (e) establecimiento de los efectos de la ausencia de
agravio en la configuración eficaz de la pretensión de amparo; y (d) señalar las dos grandes
vertientes que determinan los límites de competencia de este Tribunal.
1. La protección jurisdiccional reforzada de los derechos constitucionalmente reconocidos abstracción hecho del derecho a la libertad personal- tiene como principal manifestación el
proceso de amparo; dicho proceso, para su promoción, exige la existencia de un "agravio" o
alteración en la esfera jurídica del pretensor; necesitando dicha alteración de la
concurrencia de dos elementos: el material y el jurídico.
El elemento Jurídico exige que el agravio sea producido en relación a normas de rango
constitucional; por elemento material se entiende, cualquier afectación difusa o concreta
que la persona sufra en su esfera jurídica.
2. Ahora bien, habrá casos en que, por diferentes causas, la pretensión del actor de amparo
no incluya los anteriores elementos -entiéndase cuando hay ausencia de "agravio-. Al
respecto, puede decirse -sin ánimos de ser exhaustivos- que la ausencia de agravio, en
primer lugar, puede provenir por la inexistencia de acto u omisión, ya que sólo de modo
inverso pueden deducirse efectos concretos que posibiliten la concurrencia de un agravio;
y, en segundo lugar, que no obstante la existencia real de una actuación u omisión, por la
misma naturaleza de sus efectos, el sujeto activo de la pretensión no puede sufrir agravio
constitucional, ni directo ni reflejo, tampoco actual ni futuro, como por ejemplo, en los
casos en los cuales los efectos del acto reclamado no son aspectos propios del marco
constitucional, reduciendo, en consecuencia, al fundamento del agravio del demandante en
una mera legalidad.
3. Hay que decir que cuando la ausencia del agravio es advertido in limine, por ser un
requisito objetivo de la pretensión, la misma debe ser repelida a través de la figura de la
improcedencia-, sin embargo, cuando de los elementos fácticos de la pretensión no se
puede inferir ab initio la existencia del agravio que al final posibilita el pronunciamiento de
sentencia definitiva, sitio que ello es apreciado hasta etapas ulteriores, habrá que dar por
terminado el proceso con la correspondiente resolución en la etapa en que se encuentre, por
haber imposibilidad de conocer sobre las posibles violaciones alegadas.
4. Y es que, este Tribunal se encuentra compelido, por las atribuciones que la Constitución
y la ley de la materia le confieren, a conocer de todas aquellas reclamaciones originadas por
violación directa a cualquiera de los derechos y categorías jurídicas subjetivas protegibles
que prevé la Constitución, en perjuicio del demandante; no así las reclamaciones que
devienen por la inconformidad del perdidoso con la sentencia o decisión que considera le
causa agravio, o cualquier otra causa constitutiva de mera legalidad.
Los asuntos de mera legalidad son todos aquellos que por no ser propios de la materia
constitucional, quedan circunscritos en cuanto a su regulación y determinación a la
normativa de la legislación secundaria. Típicos casos de estos y así lo dice la ley, lo
constituyen el planteamiento de asuntos puramente judiciales, ya sea civiles, mercantiles,
familiares, laborales, de inquilinato o administrativos. Claro está que ello no implica el
divorcio absoluto y desatinado de estas materias con la constitucional. Se trata más bien de
garantizar que la aplicación de la ley sea conforme a la Constitución.
Por todo ello, e interpretando el sentido del artículo 13 de la Ley de Procedimientos
Constitucionales, ha de entenderse que son asuntos de mera legalidad aquellos que
corresponde juzgar con exclusividad al juez ordinario y que por lo tanto no pertenecen al
ámbito de protección del amparo constitucional. Es decir, aquellos que no obstante estar
vinculados con la nominativa constitucional, por estarlo todo el ordenamiento jurídico del
país, deben juzgarse por y ante juez ordinario.
Sucede entonces que, cuando el legislador excluye del conocimiento de este Tribunal los
asuntos de mera legalidad, está consolidando y salvaguardando la competencia que tienen
las autoridades y jueces ordinarios, pues de no ser así ésta -la Sala de lo Constitucional- se
convertiría en un tribunal de tercera instancia en el proceso o procedimiento respectivo.
III) A partir de dichas premisas debe analizarse el presente caso. Así, ha quedado
establecido lo que la Asociación pretensora adujo inicialmente, es decir, la revocatoria de la
concesión del permiso de línea, en el sentido que a su parecer es atentatoria de derechos
constitucionales. Por su parte la autoridad demandada manifiesta que no hay afectación a la
concesión mediante la resolución número 0183, de fecha dieciséis de febrero del mil
novecientos noventa y nueve, puesto que la decisión impugnada no se refiere a ninguna
revocatoria a concesión de la prestación del servicio público de transporte de pasajeros de
la ruta 4l C, sino mas bien se trata de una revocatoria de una ampliación en el recorrido de
las unidades de la ruta mencionada.
De lo anteriormente expuesto, se advierte que el análisis debe estar enfocado en los
presupuestos del caso sub iudice que acontecían in limine litis y la situación configurada a
lo largo del proceso.
En un primer momento, de acuerdo a lo establecido por la parte demandante, parecía que el
sustrato fáctico de la pretensión de la Asociación demandante incluía la existencia real de
un acto reclamado- la resolución número 0183, de fecha dieciséis de febrero de mil
novecientos noventa y nueve, pronunciada por la Dirección General de Transporte
Terrestre, por la que se ordenaba revocar arbitrariamente la concesión otorgada por esa
Dirección del permiso de línea concedido por resolución número 00180, de fecha once de
febrero de mil novecientos noventa y nueve, sin embargo, en el transcurso del proceso ha
quedado evidenciado que el acto reclamado en ningún momento revocaba la concesión para
la prestación del servicio público de pasajeros -como inicialmente se consignó-, sino más
bien, ordenaba a la ruta 41 C reducir el recorrido autorizado por la resolución antes
indicada, y por consiguiente, continuar prestando sus servicios con el recorrido de la
colonia Santa Eduviges - Unicentro- calle a Tonacatepeque - calle Franklin Roosvelt avenida Rosario Sur - boulevard del Ejercito Nacional hasta la 25 avenida norte; lo anterior
implica que, al momento de incoación de la demanda no existían posibilidades reales y
objetivas de haber sufrido algún tipo de agravio, puesto que la supuesta revocatoria era
sobre la modificación del recorrido de los buses de la ruta 4lC y no respecto de la concesión
otorgada, lo que, para efectos del proceso de amparo, no genera agravio alguno a la parte
demandante.
En efecto, no obstante la existencia concreta de este acto reclamado -modificación de
recorrido- en esta etapa procesal del caso sub iudice, dichos efectos no pueden abrir la
posibilidad de conocer las supuestas violaciones constitucionales alegadas por la
Asociación Cooperativa de Aprovisionamiento, Ahorro y Crédito de Empresarios ruta 41
C, de Responsabilidad Limitada, por ausencia de los mismos, reduciéndose los argumentos
fácticos de la pretensión de la demandante a una inconformidad con la modificación del
recorrido tantas veces aludida, lo cual configura un asunto de mera legalidad. Y es que, esta
Sala considera inútil pronunciarse sobre aspectos propios que conciernen legalmente a la
Administración Pública -en este caso concreto, a la Dirección General de Transporte
Terrestre-, pues en definitiva son tales autoridades las facultades para pronunciar este tipo
de actos.
Habiéndose comprobado entonces que, en el fondo, el demandante reclama contra un
asunto de mera legalidad, situación latente desde el conocimiento de la demanda pero
advertido posteriormente, debe terminar el presente proceso de amparo anormalmente
mediante sobreseimiento, por encajar dicho supuesto en el artículo 31 ordinal 3° de la Ley
de Procedimientos Constitucionales.
En consecuencia, esta Sala, con base en los artículos 13 y 31 ordinal 3° de la Ley de
Procedimientos Constitucionales, resuelve: (a) Sobreséese en el presente proceso de
amparo; y (b) notifíquese.---J.E. TENORIO---MARIO SOLANO---ENRIQUE ACOSTA--PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---A.E.
CADER CAMILOT.---RUBRICADAS.
AB032199.00
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