La tutoría y la asesoría en la educación a

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VI Encuentro Internacional sobre Educación, Capacitación Profesional, Tecnologías
de la Información e Innovación Educativa
Titulo de la ponencia:
“LA TUTORÍA Y LA ASESORÍA EN LA EDUCACIÓN A DISTANCIA”.
Área:
Ciencias Cognitivas, Modelos y Diseño Instruccional
(9.- Formación de tutores para la EAD)
Mario Pérez Zuviri
División de Universidad Abierta
Facultad de Psicología
UNAM
e-mail: [email protected]
Teléfonos y fax: 5622 2231 y 47
“LA TUTORÍA Y LA ASESORÍA EN LA EDUCACIÓN A DISTANCIA”.
Mario Pérez Zuviri
División de Universidad Abierta
Facultad de Psicología
UNAM
RESUMEN
La tutoría se ha establecido en las instituciones educativas con un propósito claro y
definido: pretende solventar ciertas dificultades que alteran los ritmos de aprendizaje que
los alumnos experimentan en su proceso de formación y a la vez, resolver el problema
institucional que representa la deserción, la baja eficiencia terminal, el bajo índice de
titulación y el bajo rendimiento; con la acción tutorial, se lograría un entendimiento de las
necesidades académicas y problemas personales, así como un mejor encauzamiento de
las inquietudes y aspiraciones profesionales de los estudiantes.
La tutoría y la asesoría en la educación a distancia, tendrían propósitos específicos debido
a su modelo psicopedagógico, que se sustentan en estrategias didácticas distintas a las
tradicionales, para un mejor desenvolvimiento académico, profesional y personal del
alumno apoyándolo en el trayecto de su formación ya sea como asesor o como tutor.
El dilema entre la Tutoría y la Asesoría en la Educación Abierta y a Distancia parecería ya
una discusión vieja y superada, sin embargo aun encontramos en la literatura
especializada, quien se refiere a los dos conceptos con la misma función. Pretendo
agregar elementos que ayuden a discernir este dilema sin intentar terminar con esta
discusión, siempre habrá posiciones diferentes y sobre todo nuevas concepciones teóricas
educativas o dinámicas de la enseñanza y el aprendizaje, influidas por las nuevas formas
de relación dadas por las actuales tecnologías de la comunicación que nos solicitaran
nuevas explicaciones. Las tendremos que dar.
En la literatura sobre Educación Abierta y a Distancia en relación a la función docente del
tutor y del asesor en Hispanoamérica, encontramos que en la mayoría de los países que
ofrecen educación superior en esta modalidad educativa, al profesor se le denomina tutor
para diferenciarlo de la función docente del maestro quien en la enseñanza tradicional
imparte cátedra en un salón de clases de manera presencial, en este caso se supone que
el tutor es el que adquiere cualidades distintas a las de un profesor en las funciones de
enseñanza en la educación abierta y a distancia y que se especializa en la utilización de
medios e instrumentos psicopedagógicos distintos a los convencionales.
En México la propuesta oficial de un Programa de Tutoría se ha generalizado, en la
enseñanza a nivel medio superior y superior, publica y privada, con un objetivo muy
particular: La tutoría se entiende como el acompañamiento y apoyo docente de carácter
individual, basada en una atención personalizada que favorece una mejor comprensión de
los problemas que enfrenta el alumno, por parte del tutor, en lo que se refiere a su
adaptación al ambiente universitario, a las condiciones individuales para un desempeño
aceptable durante su formación y para el logro de los objetivos académicos que le
permitirán enfrentar los compromisos de su futura práctica profesional y con un claro
propósito de abatir los índices de reprobación y rezago escolar, disminuir las tasas de
abandono de los estudios y mejorar la eficiencia terminal (ANUIES, 2000).
Un antecedente Universitario, al que tengo referencia, se remonta al año 1988, en donde
la UNAM realiza un seminario que pretende conjuntar, hasta ese momento, las
experiencias, sobre todo a nivel posgrado, de los esfuerzos por definir una modalidad de
docencia diferente en distintos niveles educativos y que llama: “La Tutoría en la
Enseñanza Universitaria” y en su relatoría publicada en la Gaceta Universitaria del 31 de
Octubre del mismo año, establece:
1)
Conceptualización de tutoría.
2)
Funciones del tutor.
3)
Perfil del tutor.
4)
Características de la tutoría en cada uno de los ciclos de las modalidades.
Entre lo más destacado de sus conclusiones, están lo referido a:
•
La tutoría es un procedimiento mayéutico; es decir, pretende desarrollar,
suscitadas por el tutor, las potencialidades del alumno.
•
El tutor debe motivar, orientar y reforzar el proceso de aprendizaje del alumno.
•
El tutor debe propiciar la independencia del estudiante con el objeto de que se
convierta en autogestor de su aprendizaje.
•
El tutor debe tener un amplio conocimiento de la filosofía educativa específica de
que se trate, así como de las particularidades del plan y de la disciplina en cuestión.
•
El tutor debe conocer y aplicar los principios psicopedagógicos que subyacen a
la tutoría como modalidad docente.
En esa misma relatoría, se refiere al Sistema Universidad Abierta de la UNAM fundado en
el año de 1972 y menciona que una de las tareas del tutor del SUA-UNAM, es la de
elaborar los materiales que son base del sistema y realizar registros del avance de los
estudiantes. Asimismo, se menciona en la relatoría, requiere tener un profundo
conocimiento del proceso de aprendizaje en situaciones didácticas (sic).
Sin embargo, se señala ahí mismo, que uno de los principales problemas detectados, esta
la necesidad de distinguir las concepciones de tutor, asesor, orientador.
El problema que se señalo entonces, se refería a desde que se fundo el SUA-UNAM, al
docente que se desempeñaba como profesor del sistema abierto se le denomino desde un
principio como asesor, asesor académico; y a pesar de que no esta consignado así en el
Estatuto del Personal Académico de la UNAM, ni en el Estatuto de SUA-UNAM, tampoco
esta el de tutor.
Desde la Creación del SUA-UNAM, se consenso entre los profesores de esta modalidad
educativa, el perfil de sus maestros y las funciones de esta actividad docente, así como la
necesidad de establecer programas de formación, capacitación y actualización de
profesores como Asesores Académicos que conocieran de los fundamentos
psicopedagógicos de este tipo de enseñanza-aprendizaje.
Las Memorias de los encuentros anuales que en sus primeros años de existencia se
realizaban, dan cuenta profusa de esta preocupación educativa.
En la División de Universidad Abierta de Facultad de Psicología, en 1989, se genero un
programa de atención a alumnos que se denomino: “Conserjería Académica” con el
objetivo de apoyar psicopedagógicamente a los alumnos en su adaptación a un ambiente
de aprendizaje diferente, para el desarrollo de habilidades de estudio independiente;
algunos profesores en sus funciones de asesor, se habilitaron como “consejeros”.
En este sentido, esta muy claro que un profesor en funciones docentes de Tutor en la
Educación Abierta y a Distancia, deberá ser por obligación, Asesor de la misma disciplina y
conocer de las particularidades de la metodología de enseñanza de estas modalidades, al
impartir el mismo los planes y programas curriculares o del curso en cuestión, de las
asignaturas de su área particular; de este modo estará en condiciones de ser capacitado o
formado como tutor de alumnos de esta modalidad educativa.
La Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES)
en su propuesta de Programa Estratégico para el Desarrollo de la Educación Superior, en
su apartado relativo a los “Programas de las Instituciones de Educación Superior”, incluye
uno para atender el “Desarrollo Integral de los Alumnos”, en donde se señala que “como
componente clave para dar coherencia al conjunto, se requiere que las IES pongan en
marcha sistemas de tutoría, gracias a los cuales, los alumnos cuenten a lo largo de toda su
formación con el consejo y el apoyo de un profesor debidamente preparado”.
Sin embargo, una realidad que enfrenta la educación superior en México es su baja
eficiencia terminal, resultado de problemas de deserción, reprobación y de baja titulación:
en promedio, de 100 alumnos que se incorporan a la licenciatura, entre 50 y 60 concluyen
sus estudios y sólo 20 obtienen su título en los dos años siguientes al egreso (ANUIES,
2000).
La tutoría académica surge como una alternativa para tratar y prevenir estos problemas al
facilitar la adaptación del estudiante al ambiente escolar y mejorar sus habilidades de
estudio y trabajo, aumentando la probabilidad del éxito en sus estudios.
Si bien se reconoce que esta problemática obedece a una baja calidad de los servicios
educativos, a deficientes condiciones de gestión y condiciones personales adversas de los
estudiantes, se señalan como factores íntimamente relacionados con el fracaso escolar a
la desorganización, el retraimiento social y las conductas disruptivas de los estudiantes;
no podríamos pensar en el éxito de un sistema de tutoría si solo se aplica para abatir los
índices de reprobación y rezago escolar, disminuir las tasas de abandono de los estudios y
mejorar la eficiencia terminal; ante esa visión habría que agregar claramente y entender
que las condiciones personales adversas de los estudiantes, son ocasionadas también
por políticas y modelos económicos que generan situaciones sociales de descontento y
desesperanza por la falta de oportunidades de desarrollo personal, de empleos y
crecimiento económico, que propicia estados psicosociales y psicológicos no solo
atribuibles a la persona del estudiante en particular, sino al sistema social que no produce
los satisfactores oportunos y que influyen como factores de fracaso escolar, retraimiento
social y conductas disruptivas, como los identifica.
Respecto de la caracterización que el mismo documento hace de los profesores, en el
“Programa de Consolidación de los Cuerpos Académicos” se indica: “en relación con los
roles que habitualmente han desempeñado los dos tipos de profesores (se refiere a
profesores de carrera y asignatura), deberá contemplarse una importante transformación,
de manera que ya no sean fundamentalmente conferencistas o expositores, sino además
tutores; guías que conduzcan los esfuerzos individuales y grupales de autoaprendizaje por
parte de los alumnos; personas que los induzcan a la investigación o a la práctica
profesional; y ejemplos de compromiso con los valores académicos, humanistas y sociales
que las IES promuevan”.
Es así como la UNAM establece un “Programa de Fortalecimiento de los Estudios de
Licenciatura” (UNAM, 2002) con la idea de “atender la deserción, el rezago, la baja
eficiencia terminal y el bajo índice de titulación en los estudios de licenciatura…” y entre las
estrategias que se plantea esta el Sistema de Tutorías y tiene por objetivos formales:
“…favorecer el desempeño académico de los alumnos a través de acciones
personalizadas o grupales, y contribuir a su formación integral”.
En el “Manual del Tutor, bases conceptuales y guía técnica” donde se especifican y
describen las acciones y formas de este sistema de tutoría.
Lo que destaca aquí, por el caso que nos ocupa, es el perfil del Tutor, del cual solo
mencionaremos algunas que consideramos relevantes puesto que en general ya
conocemos el común denominador en el que varios autores y analistas coinciden.
•
Conocimiento básico de la disciplina y del plan de estudios de la carrera.
•
Vocación docente y comportamiento ético.
No se menciona de manera explicita quien debe cubrir las funciones de Tutor, pero se
sobreentiende que será un miembro del personal académico, profesor de TC o asignatura
o investigador que dentro de su actividad docente, realice funciones de tutoría. Estas
funciones serán básicamente tres:
1.
Las dedicadas al desarrollo personal del alumno.
2.
Las orientadas al desarrollo académico del alumno.
3.
Las que persiguen una orientación profesional del alumno.
El manual describe muy ampliamente las funciones, acciones, técnicas, actividades,
planeación, desarrollo y evaluación de la acción tutorial, define los apoyos con los que
contara el Tutor, acceso a cierta información personal del alumno y de manera general se
establece que el manual en si mismo será suficiente para que el profesor este preparado
para sus funciones de Tutor.
Es común en la literatura especializada en educación, tradicional abierta y a distancia,
donde abordan el tema de la tutoría, que se mencione la necesidad de formación y
capacitación particular de los docentes en sus funciones de Asesor y de Tutor, muy
específicamente en las necesarias para la educación abierta y a distancia; y efectivamente
no serían otras que las aplicadas a la modalidad tradicional, sino serían más; a las del tutor
se agregarían otras muy especificas debido a su modelo psicopedagógico, dirigidos a la
autosuficiencia del alumno, que incide en el desarrollo y adquisición de capacidades
autogestivas y de independencia, se fomentan y promueven el establecimiento de nuevas
relaciones entre aprendizaje, estudio, trabajo y vida personal para un mejor
desenvolvimiento académico, profesional y personal del alumno acompañándolo en el
trayecto de su formación, más las que se requieren para el seguimiento y contacto con el
alumno a distancia.
La asesoría en la educación abierta y a distancia, se sustenta en estrategias didácticas
distintas a las tradicionales, creando ambientes educativos y de aprendizaje diferentes con
materiales didácticos diseñados por un docente formado como Asesor y experto en
contenidos curriculares y temáticos de los programas educativos de su área disciplinaria y
es quien evaluará el desempeño académico del alumno acreditando su aprovechamiento,
más otras habilidades que le otorguen la posibilidad de asesorar a su alumno a distancia.
El Asesor y el Tutor en la educación Abierta y a Distancia, puede ser el mismo docente con
la misma formación y capacitación pero eso si, con diferentes funciones con diferentes
alumnos y con el mismo resultado: el asesor y el tutor enseñan.
El uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en educación, está
provocando cambios no sólo en la superficie de las instituciones y sus prácticas docentes,
sino en capas más profundas, por ejemplo, en el modelo instruccional, en las estrategias
didácticas y por supuesto, en el rol que desempeña el docente en la modalidad abierta y a
distancia.
Consideramos que no existe una única teoría sobre la educación a distancia que explique
su estructura, funciones, propósitos y metas, sirva de guía a la investigación empírica y
que articule un corpus sólido de conocimientos que orienten la práctica. En lugar de una
única teoría, en la actualidad disponemos de una serie de constructos teóricos que, de
manera parcial, destacan algunos elementos fundamentales para comprender la
educación Abierta y a Distancia.
En las perspectivas tradicionales de la modalidad de educación abierta y a distancia es
común sostener que el tutor guía, orienta, apoya el aprendizaje de los alumnos, pero no
enseña, eso lo hace el asesor.
Sin embargo, en las perspectivas pedagógicas actuales, desarrolladas con trabajos de
investigación en el campo de la didáctica por estudiosos y especialistas, el docente, en sus
funciones de tutor genera propuestas de actividades para la reflexión, apoya su resolución,
sugiere fuentes de información alternativas, ofrece explicaciones, favorece los procesos
comprensivos, es decir, guía, orienta, apoya, y en eso consiste su enseñanza.
Lo que aparece como una contradicción no es más que un cambio de las concepciones
psicopedagógicas que estuvieron en el origen de la modalidad de educación abierta y a
distancia.
Consideramos que actualmente, tanto el tutor como el asesor de contenidos, son
responsables de la enseñanza; en este aspecto, no hay distinciones importantes en el
sentido didáctico. Lo importante es el desarrollo didáctico de los contenidos y cómo éstos
se aprenden, con que herramientas se hacen accesibles, con que voluntad se resulten los
problemas, con que actitud se llega ha ser profesionista.
Esto tiende a pensar y reformular un modelo integral de atención al alumno.
Pero donde se debe poner el énfasis en la educación abierta y a distancia, es en la
reconceptualización de un entorno educativo interactivo, creando ambientes virtuales de
aprendizaje y es donde el docente, asesor y tutor, debe recibir una capacitación formal, es
en lo relativo a los procesos metodológicos del uso de tecnologías que permitan estar
presente y disponible, virtualmente hablando, todo el tiempo para el alumno en el concepto
sincrónico y asincrónico del termino.
El tutor y asesor, decíamos, además de tener los conocimientos específicos de su área y
de asumir los principios básicos de la educación abierta y a distancia, debe desarrollar
habilidades, como por ejemplo y algunas de ellas:
• Familiarizarse con el uso de las computadoras y manejar sistemas básicos como
Windows y programas como Word, Excel y PowerPoint.
• El manejo de las herramientas de internet: usar el correo electrónico, participar en listas
de correo, en foros de discusión, reconocer en la Web los nuevos entornos educativos
que van apareciendo.
• Comprender los mecanismos de interacción en ambientes virtuales para fomentar un
aprendizaje colaborativo.
• Haber participado y estar en capacidad de organizar actividades educativas por audio
conferencia, tele conferencia y por videoconferencia.
• Tener nociones sobre diseño instruccional para poder orientar a un diseñador de
materiales en línea o sistemas multimedia en una página Web.
• Experimentar nuevas modalidades de comunicación interactiva a distancia como el Chat.
• Fomentar la discusión entre los estudiantes
• Dominar las diferentes técnicas de participación en grupo para programarlas como
actividades interactivas entre los estudiantes.
• Etcétera, Etcétera. La idea esta expuesta.
En cuanto a las diferencias entre el asesor como experto en los contenidos de la materia y
el tutor, decíamos, se trataría de que un mismo académico sea a la vez un experto en su
campo disciplinario y un tutor competente. Se trata de figuras complementarias y uno no
suple al otro, se complementan entre sí; de hecho lo ideal es que todos los profesores
sean expertos en su campo y puedan dar asesoría específica, pero a la vez que estén
trabajando en la labor tutorial con los alumnos a él asignados. La diferencia entre una y
otra función radica en que la asesoría se hace en tiempos definidos (la duración de un
semestre) y con atención específica a una necesidad disciplinaria; la tutoría, en cambio, es
permanente, es una labor de acompañamiento desde que el alumno ingresa hasta que
egresa de su formación en el nivel en que se encuentre.
De este modo, la relación que se establece entre tutores y alumnos tutorados es de
carácter más cercano a la que pueden establecer los alumnos con un asesor particular, ya
que, una vez que termina la asesoría, concluye el vínculo y los alumnos pueden regresar
con su tutor asignado. Por ello, es importante que una vez que se establece el vínculo
entre tutor y tutorados se defina claramente si entre ambos hay suficiente confianza para
garantizar la armonía en esta relación a largo plazo; de lo contrario, debe haber
mecanismos para que el alumno pueda acercarse a otra figura que pueda fungir como
tutor.
Con mayor definición, podemos decir que el asesor tiene que ver con los contenidos de las
asignaturas o cursos, ofrece información adicional de los temas tratados, explica y
esclarece dudas sobre teorías, conceptos y relaciones, supervisa practicas y establece la
evaluación de los contenidos.
El tutor, formado y capacitado para serlo, fomenta y promueve el establecimiento de
nuevas relaciones entre aprendizaje, estudio, trabajo y vida personal para un mejor
desenvolvimiento académico, profesional y personal de los alumnos. El tutor orienta,
ayuda y aconseja al alumno sobre la mejor manera de organizar sus estudios, sus tiempos
su ritmo de trabajo y planifica con el compromisos de avance, propone solución a
conflictos académicos que represente atraso o demora en su avance, evalúa y deriva si
presenta problemas personales.
Sin embargo, para el asesor como para el tutor, la interactividad es la característica más
relevante y que es diferente con respecto a la formación tradicional. La interactividad
facilita la comunicación y la colaboración, dos aspectos fundamentales a tener cuenta en
los procesos de aprendizaje en general y muy especialmente en aquellos que se dan en
entornos construidos a partir de la utilización de Internet y los diferentes recursos y
herramientas que dicho entorno nos ofrece.
En este sentido el tutor debe ser capaz de movilizar a sus estudiantes hacia el aprendizaje
autónomo, entendido como el proceso intelectual mediante el cual se ponen en ejecución:
estrategias cognitivas conscientes, secuenciales, objetivos procedimentales, sobre todo en
esta modalidad de estudio, donde el alumno pasa trabajando y estudiando solo y
formalizados para obtener conocimientos y saber. Este proceso está regido por principios
de acción como:
•
un interés manifiesto en razones que motiven la actuación deliberada;.
•
el reconocimiento de experiencias de aprendizaje previas.
•
el establecimiento de nuevas relaciones entre aprendizaje -trabajo- vida
cotidiana, así como entre teoría y práctica.
•
la identificación de la motivación intrínseca y el desarrollo del potencial personal
de la autorregulación.
El tutor debe ser capaz de proponer, dinamizar y evaluar experiencias de aprendizaje
cooperativo entre sus estudiantes, en un modo más de interacción: comunicación a
distancia, e-mail, participación en foros de discusión, comunidades virtuales, este es el
escenario adecuado para poner en juego la autonomía intelectual de cada estudiante.
El asesor y tutor virtual deberá ejercer en muchas ocasiones de asesor técnico y en otras
muchas deberá guiar, asesorar, motivar y mantener el interés del alumnado a través de
técnicas de formación que irán más allá de los conocimientos académicos.
Todo ello, tal y como hemos mencionado, el asesor y tutor, requieren de una serie de
cualidades, que deberán considerarse seriamente antes de afrontar la puesta en marcha
de un proyecto de aprendizaje en línea.
Debemos pensar que la formación virtual no es tan sencilla como limitarnos a incluir todo
el material de un curso en la Web, permitiendo al alumno acceder al mismo a través de
Internet. Lo más importante, y a la vez más complicado, será encontrar una adecuada
combinación y aplicación de los recursos y herramientas interactivas que podemos utilizar
en este nuevo medio.
Concluyendo se puede afirmar que la tutoría, como práctica pedagógica, encuentra su
esencia en la educación a distancia, pues el estudiante ausente del aula de clase es el que
requiere de un acompañamiento presencial o a través de los medios para aprender a
aprender, construir pensamiento, producir ideas, pensar activamente.
Podemos remarcar que el uso de la tecnología aporta interesantes ventajas al proceso de
aprendizaje, proporcionando dinámicas pedagógicas y metodológicas basadas en la
colaboración, la comunicación y el acceso a una inmensa cantidad de recursos de
información.
Dicha utilización de los recursos tecnológicos no debe implicar una pérdida de autonomía
o el extremo, un control por parte del asesor y tutor en el proceso de diseño e impartición
de un programa de formación. Es por ello importante, contar por un lado con herramientas
tecnológicas que respalden la labor del formador, a la vez que se defina una adecuada
metodología que permita garantizar un óptimo seguimiento del proceso de aprendizaje del
participante de un curso en línea.
Por ultimo, ningún programa de tutoría será efectivo sino va acompañado de estrategias
vinculadas y relacionadas a programas de becas, bolsa de trabajo, acceso a los servicios
de salud y programas de apoyo meta curricular y extracurricular. La tutoría tiene también
una función social.
Documentos y Textos consultados:
1.- Relatoría del Seminario: “La Tutoría en la Enseñanza Universitaria, Aportaciones
tendientes a conseguir un mayor aprovechamiento de esta modalidad de la docencia”.
Gaceta UNAM, 31 de Octubre de 1988.
2.- “Consejería Académica, Servicio a los Alumnos del SUA Psicología” programa de
apoyo de la División de Universidad Abierta de la Facultad de Psicología, 1989.
3.- “Consejería Académica, Programa de apoyo a los Alumnos del SUA Psicología”,
ponencia presentada por: De Buen Rodríguez Patricia y Mario Pérez Zuviri, 1989.
4.- “Folleto de Consultoría Académica para los alumnos del SUA Psicología Documento
de consulta interna para los alumnos y asesores, 1989.
5.- “Perspectivas sobre la función tutorial en la UNED”, Instituto Universitario de Educación
a Distancia, Madrid, 1999.
6.- “La Figura del Profesor Tutor en la UNED” en García Areito, Lorenzo (coord.). La
Tutoría en la UNED, Bases y Orientaciones. Instituto Universitario de Educación a
Distancia, Madrid. 1999.
7.- “Programas Institucionales de Tutoría, Una Propuesta de la ANUIES para su
Organización y Funcionamiento en las Instituciones de Educación Superior. 2001.
8.- “Programa de Fortalecimiento de los Estudios de Licenciatura, Manual del Tutor, bases
conceptuales y guía técnica; Secretaria General, Dirección de Evaluación Educativa,
Facultad de Psicología, 2002.
9.- “Estudio independiente: conceptualización, análisis y aplicaciones. Coordinadores:
Patricia Ávila Muñoz; Cesáreo Morales Velásquez. OEA-ILCE 1996.
10.- “La relación educativa, factores institucionales, sociológicos y culturales”. Marcel
Postic. Ed. Narcea, Madrid 2000.
11.- “Presente y futuro de la educación a distancia en América Latina y el Caribe”. ICDE.
1998.
12.- “La educación de adultos como teoría, práctica e investigación, el triangulo cautivo”.
Robin Usher. Ian Bryant. Ed. Morata. 1997.
13.- “Educar y convivir en la cultura global, las exigencias de la ciudadanía”. J. Gimeno
Sacristán. Ed. Morata, Madrid. 2001.
14.- “Algunas consideraciones socio pedagógicas y tecnológicas para las acciones
tutoriales en entornos de educación virtual” .Fainholc, B (1999)
15.- “Plan maestro de educación superior abierta y a distancia, líneas estratégicas para su
desarrollo”. ANUIES. 2000.
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