El Gran Mariscal de Ayacucho, José Antonio de Sucre /

Anuncio
GENERAL PEDRO P. MARTINEZ
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Este trabajo
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publicado
en
la
edición conmemorativa de la batalla
de Ayacucho, del diario "La Prensa"
el 9 de diciembre de 1928.
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SUCRE, EL GRAN TENIENTE DE BOLN AR
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Carácteí¡odel Gran' lVIariscal;la
rectitud de su vida; en su corazón prevalecían la generosidad y
la nobleza.-Adhesión a Bolívar
de cuyos ideales participaba.Su brillante carrera: -Su genio
.militar: Ayacucho.-Su
capacidad como gobernante; mensaje a
Bolivia.-Fiel al Libertador hasta
el últi1no instante, las balas que
en Berruecos hirierón a Sucre,
fueron dirigidas al corazón de Bolívar.-Emeñanzas de la vida del
héroe martir.
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Mariscal Antonio José ·de Sucre (de un retrato del natural, hecho en Quito
para la Sra. Mariscala Sucre).
General Antonio José de Sucre, (1824) General en Jef~, en la batalla de
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AYacucho y a cuya estrategia y vrsron guerrera se debió el triunfo.
El Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre (nor Arturo Michillena, de un retrato original l.
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Diciembre 9 de 1824-AYACUCHO-Diciembre
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Admiramos al Gran Mari.cal de
Ayacucho por sus espléndidas virtude.; su devoci6n y fidelidad para
con el Libertador, que se mantienen
a toda costa y por sobre toda contin.
gencia, subyuga nuestro espiritu a.
mante de la lealtad. Esta modálidad
de su carácter y su intervenci6n tan
genial en la batalla de Ayacucho
que defini6 la Independencia del Perú
y de Suramérica, exalta, de tal manera, nuestro entusiasmo, que en eata fe.
cha en que se recuerda tan trascendental acontecimiento, queremos reno
dir a Suere nuestro homenaje de fervorosa sinpatia, con el presentebos,
quejo de su ilustre vida.
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Pocos personajes en América han despertado
tan unánime sentimiento de simpatía, como el
hombre de Ayacucho, tal vez por el hecho misI
mo de su trágico fin, siendo justificado el título
I de ABEL AMERICANO, con que el Libertador le II
! calificó cuando, encontrándose abatido,
enfer, mo y desalentado, le dieron la noticia de su asesinato.
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Sucre, descendiente de familia nobiliaria, nació en Cumaná (3 de febrero de 1795); dicen sus
biógrafos que aunaba en sí las excelencias de la
raza castellana, concrecionadas en sus más altas
virtudes: caballerosidad y gentileza y las grandes cualidades de la raza aborigen especificadas
en la tenacidad, perseverancia e indomable valor.
Una de las bellas características de su alma era la magnanimidad; sensible a la piedad
siempre procuró aminorar los sufrimientos ajenos. En donde prevalece y se hace perceptible
este sentimiento, es cuando, comisionado porBolívar, pacta con Murillo, el pacificador, la regularización de la guerra, haciendo- desaparecer
en la lucha entre patriotas y españoles todo 10
cruel y sangriento, que la caracterizara desde el
primer momento en el territorio de Colombia.
Después, en distintas oportunidades, tuvo
ocasión de revelar la exquisitez de su noble y ge_neroso espíritu.
Cuando se sigue paso a paso la vida de este
hombre extraordinario, se siente- el espíritu pro,.
fundamente conmovido al considerar su ocaso
trágico y melancólico. Hombre todo nobleza,todo limpidez, desde su nacimiento. que como es
notorio, procede de noble abolengo, en todos los
momentos de su vida se reveló ecuánin:e; hay en
sus obras tal sello de grandeza y de justicia, que
-con razon dicen de él que fue producto de una selección racial. Intrépido y arrogante, habiendo
nacido noble, dueño de tierras, rico, con esclavos y propiedades, pudo haberse dedicado a saborear las dulzuras que la vida le brindaba, pero
generoso no se conformó con ello, sino que se dedicó a trabajar por la libertad de sus connacionales y después por la de todos los que estaban
oprimidos por el dominio español.
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Armas de Sacre uOrden de Alcántara"
(Del Archivo Histórico Nacional de Madrid)
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"Escudo llano sin morrión ni corona, el qual se compone de
quatro cuarteles yguales, y en 01 primero y último se divisan
dos fajas negr-as en campo de plata, y en el segnndo y tercero. dos cruces negras anco r adns, en campo de oro y por la
orla una letra que dice: CONTENTEZ VOUS DE SUCRE, las quales 50n sflgún y como declaran los testigos
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FE DE BAUTISMO DEL MARISCAL SUCRE
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En veinte días del mes defebrero de mil setecientos noventicinco: Yo beneficiado cura castrence, don Francisco Josef del Aguila, certifico que
. con mi licencia y asistencia, el presbítero Dr. Joser Cándido Martínez, secretario de oisda; bautizó solemnemente puso óleo y crisma a Antonio Josef Francisco" hijo legítimo de don Vicente Sucre,
teniente de infantería, y de doña Maria Mamtela
Alcalá, el cual niño tenía diecisiéte días de nacido, fueron padrinos el beneficiado don
Patricio de
.
. Alcalá y doña Juana Jerónima Sánchez a quienes advertí su obligación espiritual y parentesco;
y para que conste lofirmo y de ello doy fé.- From. cisco Jef. del Aguila.
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se advierte, como en ninguno de los
otros generales de la gran epopeya emancipadora y después de Bolívar, sus brillantes condicioI nes de conductor de hombres; él era para el ejér, cito padre y amigo, inflexible en el deber que tenía
que cumplirse sin incitación, la muerte podría sohrevenir al subalterno que no siguiera estrictamente sus órdenes, pero nadie como él, se empeñaba tanto por la comodidad de sus soldados; atento, diligente, se preocupaba por la adecuada
hospitalización y grandes eran sus cuidados para los enfermos y heridos a los cuales velaba con
solicitud realmente paternal y de ese mismo modo
también vigilaba el alimento, vestuario yacuartelamiento de oficiales y soldados de su ejército.
Bolívar poseía la gran virtud de observar a.
los hombres y de utilizarlos provechosamente;
. fue sin duda por eso que después de la batalla de
Junín y cuando el ejército avanzó hasta Huamanga, dispuso que Sucre quedara encargado de
recoger a los heridos y dispersos, reuniendo todos los elementos de guerra dejados a retaguardia, mientras el' ejército entero con Bolívar continuaba la persecución de los vencidos en Junín,
circunstancia ésta que dió lugar al episodio histórico conocido con el nombre del "PUNDONOR
DESUCRE".
Su preparación militar basada en los cono- :11
! cimientos que adquirió para la ingeniería, le colo- ;.
'\ caron en plano superior y le pemitieron descollar
desdeun principio, distinguiéndose en e1arte dela '\
guerra.
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Poseía para el comando: valor, golpe de vista, concepción clara, firmeza de pensamiento y de
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carácter, espíritu de resolución.
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La primera gran batalla que le tocó dirigir, fué la de Pichincha; en esta ocación puso
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de manifiesto sus conocimientos sobre estrategia
y táctica militar; él no dejaba 'en la dirección de
la campaña nada al acaso o al azar, todo 10
preveía y sometía a examen, meditando sus planes.
Sus biógrafos están acordes en sostener que
sus batallas eran el resultado de su hábil estrategia y de planes bien combinados e inteligente- '
mente adoptados.
De todos los generales era el que contaba con
. menos deserciones en sus tropas, pues, éstas tenían el convencimiento de que de cualquiera manera que estuviesen nunca tendrían mayor seguridad que bajo la dirección de Sucre.
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" Disciplinado hasta la inflexibilidad, no concebía una falta de tal naturaleza y de él pudo decir
el Gran Bolívar en medio de tantos y tan hábiles
generales: "Suere es el General del soidado",
Si bien careció de la intuición delgenio de BoH
var para cambiar repentinamente de plan y de
. orientación, cosa que se aprovecha para convertir
una derrota en victoria, era general a 10 San
Martín, de lucha metódica y ordenada, como 10
demostró en Ayacucho, Pichincha y Aguachi; si
fustiga o es fustigado permanece siempre ojo
avizor; provoca o rehuye el combate según las
circunstancias del enemigo y del terreno, busca el
""predominio de la ciencia militar: el imperio de la
estrategica y de la táctica, su acción no es sólo
obra de ímpetu, ni se determina únicamente por
el coraje; él medita, estudia y reconoce el terreno.
Bolívar entregó el mando del ejército unido
a Sucre, cosa que está averiguada, por distintos
motivos y también porque ¿quien si no él podría
preparar nuevas fuerzas, reunir reservas y es1 tar listo para empezar de nuevo, caso que el8
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Libertador
don Simón Bolívar, bajo cuya égida se consumó la independencia
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Destino hubiera convertido Ayacucho en desastre para los patriotas?
Sea. que se hubiese reunido el Consejo de Guerra de que habla Anibal Galindo en su libro:
¡\ " Batallas decisivas de la Libertad"
(página 1
I
380) o nó, Bolívar sabía bien 10 que debía hacer !
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yen realidad hizo.'
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Es digno de mención el siguiente incidente;
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Cumpliendo las instrucciones que:
le dejara el Libertador, a principios de noviem- ¡
bre, emprendió el general Sucre la retirada ha-o
ciendo marchar al ejército en tres divisiones y !
por tres distintos caminos, con dirección todas
al pueblo de Lambrama situado en una cañada
y rodeado de cerros en la provincia de Andahuaylas, mientras que él personalmente, con un
piquete de cabelleria, quiso ir a reconocer al enemigo, para convencerse por sí mismo de la verdad de los informes recibidos, calcular sus fuer-o
zas y obrar en consecuencia. A los cinco.días de
marcha, las tres divisiones se reunieron en el pueblo de Lambrama y ninguna noticia se tenía
del General en Jefe. Al principio se creyó que tal f
vez había sido hecho prisionero y en esta incerti- I
dumbre los generales se reunieron en Consejo y i
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opinaron por esperar al enemigo y presentar ba1
talla, si el General en Jefe, no se reunía antes. A
I las 9 de la noche llegó el general Sucre, que muy
. detenid.amente había observado al enemigo y
calculado sus fuerzas, al cual dejaba a tres leguas de nuestro campo. Convencido de la supe- 1
rioridad numérica del enemigo y de la mala posiI
ción que ocupábamos, ordenó en el acto la reti1
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rada, que se efectuó en el mejor orden, con a- /,
sombro de los enemigos; se caminó toda la no- f
che sin descansar, se almorzó de paso al día si- I
guiente en un' pueblecito de indios y se rindió
la jornada a las cinco de la tarde en el valle de ,:
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Cacinchigua, acampando por divisiones en las
haciendas del valle. Allí permaneció el ejército
días y se pasó revista de inspección, queII tres
dando el general Sucre satisfecho y orgulloso
de mandar unas tropas a quien. no intimidaba
.el mayor número de sus enemigos." (Recuerdos
Históricos de la guerra de la Independencia, CoI lombia y el Perú.e-Manuel Antonio López. pág.
I
185).
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Maestro en el arte de la guerra, hay que adI mirar sus retiradas estratégicas que le dieron el
triunfó en.Pichincha y que contribuyeron a otorgárselo en Ayacucho. En esta última, es notable
J la pericia con que procede, obligado al principo a
1 retirarse sin comprometer sus fuerzas en una ba'¡'.r talla y teniendo ante sí un ejército que es casi el
doble que el suyo, con tan hábiles y expertos gel nerales que se preciaban de tantos años de victoria, que conocían admirablemente el país por haberlo pasado y repasado, y que tenían conquistada la fama de ganarlas campañas por los pies, es
decir por la forma asombrosa como recorrían
distancias inverosímiles en relativo breve térmi-'
no: cuánto conocimiento táctico tuvo que desen. valer para mantener su ejército incólume: él sigue, copia, previene la estrategia del contrario.
Antes de emprender este movimiento, él había
estudiado el campo, no se deSl5rendía de la carta
y tenía siempre a su lado al experimentado guía.
•
Sabido es que en este trajín de tantos días, acosado y casi perseguido por elenemigo, teniéndole casi a tiro de fusil, él mantiene su primitiva decisión
de no aventurarse en una batalla y hasta se
murmura de la lentitud que se cree encontrar en
él para cercar la hora decisiva de la campaña, se
interpreta mal su procedimiento dilatorio y
cuando sobreviene el desastre de Ccollpahuaico,
naturalmente se hace más grave la crítica a su
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General Agustín G"marra, Jefe de Estado Mayor de las
fuerzas independientes y entusiasta c:olaborador de Suc:re"em
el combate y en la campaña",
General José de La Mar, que tuvo a su cargo el comando del
ala. izquierda de la línea, que representaba el contingente peruano, y a cuyo brillantísimo esfuerzo se debió en gran parte el
triunfo de Ayacucho.
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I procedimiento.
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Esclavo a las órdenes del Liber; tador, debe proceder sujetándose a ellas.
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Al separarse le dijo:
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"General: Está resuelto el problema: usted
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l "ten dráramas tropas con que a frontar a 1 enemIgo;
tl "dentro de pocos días. Yo haré que vengan de
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costa
sin
pérdida
de
tiempo.
Entretanto,
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"conviene que ganemos terreno. Póngase us- I
I "ted en marcha con el ejército y ocupe las pro- 1;
"vincias que nos ha abandonado el enemigo. Si :
"él con su ejército tomase posiciones más allá
"de Apurimac, manténgase usted al frente mien"tras le llegan las tropas para batirlo. Si vinie- li
"se contra usted con mayor fuerza, retírese has- :
l' "ta Huancavelica y tome posiciones sobre el 1:
11 "puente, en el paso de aquel río, que allí debe re- . i
"cibir los auxilios que voy a enviarle. Si por al- I
"guna casualidad se viese usted forzado en la
"retirada, ya en un desfiladero, ya en un paso
"desventajoso, a perder alguna tropa, antes que
"tal cosa suceda comprometa más bien una ba"talla, por que más vale aventurar el triunfo
"con fuerzas desiguales, que perder el ejército en
"una mala retirada"
(Recuerdos Históricos de
"la Guerra de la Independencia. Colombia y el
"Perú. página 183)
y cuando el 5 de diciembre recibió de manos
del comandante Medina, edecán del Libertador,
la comunicación de qué no debía contar con más
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fuerzas para la campaña y le autorizaba para
definirla en una batalla, pensó en escoger el mo- .:
mento pr-opicio para darla, pues, había terrni- .r jl
nado, la época angustiosa de retirada incesante
y de continua maniobra.
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La orden del Libertador era terminante:
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cualquiera que fuese su posición y la del enerni- :\
go, sin reparar en el mayor número ni en atrini
cheramientos, ni en fortificaciones si las tenía, .,.
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debía, en todo caso, buscarlo para batirlo. Sucre
y los demás generales se resolvieron a acatar las
órdenes' del Libertador; era pues el espíritu, el
genio y. el alma de éste que imperaba en el ejército.
Sucre cuida de que la naturaleza no vaya
a malograr sus planes; así como en Pichincha él
escogió la altura que era necesario aprovechar ¡1
para dominar al ejército español y cuando éste .:
pretendió llegar primero a dla, envió al general I
Córdova para que 10 impidiera, así también en 1
Ayacucho sacó provecho indiscutible del terreno
y aun cuando el Virrey se preciaba antes del
combate de haber tomado la posición más
ventajosa, considerando desfavorable la del ejército libertador, el Mariscal de Ayacucho supo
desenvolver su planes no permitiendo "que el ejército español se desarrollara conforme a las intenciones del Virrey.
El campo de Ayacucho fué pues, el que1a
Providencia había dispuesto para que en él se
librara la más grande batallaque
se dió en la
época de la emancipación. ninguna superó a ella
ni por el número y calidad de los combatientes,
ni por el resultado que se obtuvo. pe un lado el
ejército unido cansado ya de los 400 kilómetros
de marcha llevada hasta ese momento. y sin esperanza de recibir auxilio ni refuerzo, deseaba de
una vez emprender la batalla: en sus filas habían
ínclitos generales que anhelaban encontrarse con
el enemigo, molestados por la corrtínua presencia de éste y fatigados por la incesante persecución de que eran objeto; además, también, estaban enconados con el pequeño desastre de Ccollpahuaico que fué una verdadera sorpresa y que
pudo haber sido de más graves resultados.
Por otro lado, el ejército español, se hallaba,
también, deseoso de acabar de una vez con los in.
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General José Maria Córdova, bizarro comandante de la división
colombiana, que ocupaba el ala derecha eh! la línea.
General Guillermo Miller, Comandante de la Caballería,
cuya oportunidad para las cargas fue elogiada por Sucre,
en su parte de la batalla.
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I¡ dependientes, el Virrey que sabía' de la superiori.. dad numérica de su tropa, que conocía su mayor
, potencia en artillería, pues en Ccollpahuaico se
~ había apoderado de una de las dos únicas piezas
, .que poseían los patriotas, anhelaba vengar la
afrenta de junis: los realistas que creían inca.
paz a Sucre, y que juzgaban mal sus retiradas
. ¡ . que las suponían inspiradas por el temor buscaban poner término cuanto antes a la campaña,
temiendo que, de un momento a otro, pudiera
mandar Bolívar, desde la costa, refuerzos para
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los independientes; ufanábase el Virrey con que
1, en breve acabaría con los patriotas y después
ji arroja:ría a Bolivar del Perú; generales orgullo•
1I 1 sos deeus triunfos,
el primero.entre ellos Geró:¡nimo
Valdez, de quien se dice que era el mejor
, general después de Bolívar, se sentía superior a
! los patriotas recordando sus brillantes triunfos
'; en la campaña con que terminó la expedición de
: Intermedios e igualmente la obligada retirada de
, Sucre a Arequipa, después del desastre de Santa
Cruz, en el Desaguadero. Todo esto y el hecho
de que estaba enclavada en la costa la bandera
,
española que flameaba en los torreones del Callao, les hacían desear ardientemente la batalla.
Ayacucho fue pues, deseada y buscada por arnbos contendientes.
Tomaron parte en ella el Virrey La Serna
con 9 a 10 mil hombres y once piezas de artillería, mandados por los bravos generales Valdéz,
Cacho. Canterac, Ferraz, Monet y Villalohos.
Sucre con 5 mil hombres y una pieza de artillería, dirigidos por los generales: Gamarra y
O'Conor, jefe y subjefe de Estado Mayor, respecl
tivamente, y por los divisionarios La Mar, CórI
dova, Lara y Miller.
'. La situación de estas fuerzas, la descripción
I del terreno, el desarrollo de la batalla, el botín
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de guerra, etc. todo esto pasamos por alto, por
estar ya sobradamente estudiado y no extender
, demasiado este trabajo.
Solo cabe recordar a'i quí que el ilustre antioqueño general C órdova
I
fué el héroe de la batalla, y que el ejército del PeI
rú .dignamente representado por la división de
La Mar, tuvo como en junín, honroso gesto.
1)
.
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el ejército del Perú por segunda vez,
"pidió la vanguardia para combatir los prime"ros, y estoy seguro de que el primer general del
"mundo se habría enorgullecido de mandar a"quenas soldados, dignos de su ya bien proba"do Capitán",-(Recuerdos
Históricos de la Gue"rra de la Independencia. Colombia y el Perú,
!
"página 187)
.
El porcentaje de las bajas sufridas fue de 30
por ciento 'por parte de los españoles y de 20 por
ciento por la de los patriotas.
Además, no está fuera de lugar hacer notar,
como una simple apostilla, las siguientes consi.: deraciones:
.
.
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Se pudo, en efecto, observar, cómo un ejército
! consciente y resuelto a vencer, aun con un efectivo inferior, se impone a su adversario.
La hábil
disposición de Sucre para explotar el terreno, en
armonía con su propósito y los efectivos que dis""
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d opoma
nuestra pOSlClOn,aunque
minada, tenía seguro sus flancos por unos barrancos y por su frente no podía obrar la caballería de un modo uniforme y completo", (Parte de Sucre). Cómo la falta de conexión espiritual de las tropas realistas con sus jefes, en el
menor acontecimiento imprevisto trajo consigo
la desmoralización, el desorden y el pánico. La
heterogeneidad de las tropas realistas, apesar de
sus excelentes jefes y oficiales, pues, no llegaban
a 500 los europeos, y el resto eran formados por
los indígenas del país, en su mayoría hombres
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Plano del campo en que se realizó la batalla de Ayacucho. En el puede
apreciarse la posición que ocupaban los contendientes, (en las alturas del Condurcunca los realistas, en el. llano los patriotas).
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reclutados sobre la marcha, al primer desconti cierto tenía que producirse 10 que ocurrió.
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La capitulación sobreviniente a la batalla,
demostró, .una vez más, los generosos sentimien" tos que ammaban a Sucre.
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Los historiadores dicen que hay que admirar
:i la nobleza del vencedor de Ayacucho, concediendo al vencido español su repatriación o la estipulación por la cual se les acoge en las filas del
ejército patriota con igual rango y tratamiento.
El erincón de los muertos» ha quedado así en
la Historia perennemente atestiguando el valor
, y heroísmo de los soldados que vinieron de dis:' tintos lugares de América para juntar su sangre
li en defensa de la libertad de todo el continente.
'1
De allí salió efectivamente la independencia de
1l las colonias españolas' que sin Ayacucho no esta,, ban completamente libres de caer en el dominio
i! . español.
Ayacucho fué pues, el campo de cita de
1, todos los patriotas: colombianos, argentinos,
chilenos y peruanos que iban a medirse con el ejército realista.
El Libertador, cuyo nombre había servido
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para enardecer el ardor de los patriotas y que
Sucre evocaba a cada instante, no fue ajeno al
triunfo de Ayacucho:su espíritu inspiró el valor
ji y dió el coraje a los vencedores.
Suere al darle cuenta de la batalla demues!, tra su devoción al Libertador, es sencillo y es
•
I modesto, no hace alarde de su intervención, más
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bien se presenta COmO simple ejecutor de sus pro! ¡pósitos.
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Cabe observar que Sucre tiene fé ciega en Bo, livar; es admirable leer las cartas que le dirige.
Para él, el Libertador representa la Patria glorificada, sin Bolívar no hay orden, no hay victoria, 'no hay ejército, no hay disciplina. Sucre
por obedecer a Bolívar sería capaz de sacrificar
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todo, inclusive su fama y reputación; es admirable como estos dos hombres se comprendieron
sin que pueda estimarse que Sucre fuera servil
para con Bolívar; en distintas ocasiones hizo
presente al Libertador en forma, eso sí respetuosa, ciertasfa1tas en que aquél había incurrido y
el Libertador le escuchaba; era entre todo el
conjunto de sus brillantes generales al único a
quien le permitía estas críticas.
He aquí la cualidad imponderable de Sucre,
su.lealtad a Bolívar no tiene parangón; los historiadores asevefanque
si Sucre se hubiera resentido con el Libertador, se habría retirado, pero no sublevado al igual que otros. ¿Qué hom-I
bre de honor no se siente dominado con esta modalidad del alma de Sucre?
Bolívar era justo en apreciar las condiciones
de Sucre,por eso dice de él: "Sucre es padre de
Ayacucho, redentor de los hijos del Sol".
La modestia de Sucre es notable. En Ayacucho cuando todos ·los generales españoles se
presentaban brillantemente uniformados, Sucre
no tenía sino su uniforme de campaña, sin brillo.
sin dorados, sin medallas. Era orgulloso, con
ese orgullo propio del que es noble; liberal con
los suyos, económico con los fondos que no fueran de él,
Sus biógrafos dicen que la pureza de su alma
se revelaba en la honestidad de su palabra: jamás se le oyó una obcenidad. Buen hijo. hermano generoso, esposo amante, ¡cómo no había de
ser buen ciudadano y jefe cariñoso! Al Libertador le llamaba alguna vez padre y a veces tambien obraba como hijo. Consultaba a Bolívar
cuando tenía alguna duda, seguía sus consejos,
subordinando su voluntad al genio de la guerra.
Siempre estuvo, eso sí, pronto a descubrir cualquier peligro en el sendero del.Libertador y so-
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za, ' Tal, por ejemplo,' cuando le inducían
ideas
I .monárquicas falsos amigos o traidores enemi1
.gos. Era, pues, obediente con dignidad; leal hasta el punto de expresarle amargas verdades:
!
- Sucre participó con Bolívar del ideal de la
I
gran Colombia, (Venezuela, Ecuador y Colombia unidos). Existía entre ambos verdadera manéoniunidad de ideales: y demostración de ese proi, pósito común, de libertar a todos los oprimidos
de América, fue el impulso que le llevó a pensar,
alguna vez,despt1-és que estuvo afianzada la libertad del Perú, en llevar sus huestes triunfan-,
t tes a Cuba para hacerla libre del dominio espa¡ ñol, proyectando
Sucre ponerse el mismo' al
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frente de ese ejército y estando, en todo, de acuerli do con el Libertador.
Tal era el ansia de gloria
i¡ de estos hombres y tal su amor a la libertad!
11
Tan grandes cualidades, tan nobles virtudes,
lltan grande hombre no mereció el final que le deparó el Destino. Cuánta amargura encontramos en la breve expresión de Sucre, cuando desf' .pués de haber echado las bases de la constitu-1: ción de Bolivia, fue herido en'Chuquisaca y en me- 1, dio de los dolores
que experimentaba,
mirando
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¡: sangrante su brazo derecho, el mismo con el cual
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-que no ha sucedido en toda la Guerra de la lnde: pendencia!"
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Abisma conocer los- designios de la Providencia, los secretos que guarda el Destino son terribles, ¿Quien iba a decir que el Mariscal de Ayacucho había de ser víctima de un oscuro motín y
del cual sólo pudo salvarse merced al instinto del
noble bruto que montaba? No obstante, tal vez
hubiera. sido mejor para el héroe perecer en
,"ese cuartel con la 'espada
en 'mano; entonces no hubiese sido su muerte tan oscura y
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~ANCO DE LA RtPUGLlCA
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iCuánta incomprensión y cuánta injusticia
hubo en apreciar las condiciones de Sucre como
!I Gobernante!
¡No
sólo era capaz, Sucre, en la guerra, sino
1/' que lo.fué también en las tranquilas
labores del
Gobierno en la época de paz; la calumnia que
siempre se h~ cernido sobre· el honor de los hombres más valiosos, no perdonó a Sucre y le tachó
deabsolutista,
de enemigo dela libertad política
de Bolivia y le acusó de intentar conservar el poder absoluto, la presidencia vitalicia.
. .Hombre de honor, Sucrejamás
hubiera res1.
pondido mal en ninguna situación que se le hubiese confiado; siempre se ve en la historia de los
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pueblos suramericanos estos casos, dudándose in-\
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justamente de los hombres, sóloporefecto de la caI[ lumnia o de la envidia.'
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. Es por esto interesante el- mensaje que deja. 11
escrito' al retirarse de Bolivia:
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"Despidiéndose para siempre de los represen"tan tes, les pidió Sucre, por premio de sus servi"cios, que le mandaran juzgar, si había infringi"do alguna ley en . su administración,
pues, re- I!
j.
"nunciaba
voluntariamente
·IB inviolabilidad
'.. "constitucional;
y de resto añadió:
"Es sufí"dente remuneración de mis servicios, regresar
!
"a la tierra patria después de seis años de au- j'
"sencia, sirviendo con gloria a los amigos de l'
1
"Colombia: y aunque por resultado de instiga.
"
"ciones extrañas lleve roto este brazo que en A'- J
"yacucho terminó la guerra de la IndependenI
. "cia Americana, que destrozó las cadenas del 11
"Perú, y dió ser a Bolivia, me conformo cuando
"en' medio de diííciles circunstancias
tengo mi
"conciencia libre de todo crimen. Al pasar el
"Desaguadero encontré una porción de hombres
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"divididos ~ntre asesinos y víctimas, entre es"cla vos y ttrauos; devorados por los enconos y.
"sedientos de venganza. Concilié los ánimos,
"he formado un pueblo que tiene leyes propias,
"que ya cambiando su educación y sus hábitos
i "coloniales, que está reconocido de sus vecinos,
l' "que está exento de deudas exteriores, que sólo'
I
"tiene una interior, pequeña y en su propio pro¡ . "vecho, y que dirigido por un gobierno prudente
I "será feliz. Al ser llamado por la Asamblea Ge."neral para encargarme de Bolivia, se me decla"ró qUt: la independencia y la organización del
"Estado se apoyaba sobre mis trabajos.
Para
"alcanzar aquellos bienes en medio de los parti"dos que se agitaron quince años y de la desola.
."ción del país, no he hecho gemir a ningún holi"viano;ninguna
viuda, ningún huérfano solloza
"por mi causa, he levantado del suplicio porción!
"de infelices condenados por la ley, y he señala.
¡ "do mi Gobierno por la clemencia, la tolerancia,
"y la bondad. Se me culpará acaso de que esta
"lenidad es el origen de mis heridas; pero estoy
"contento si mis sucesores con igual lenidad a1
"costumbran al pueblo boliviano a conducirse
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"En el retiro de mi vida, veré mis cicatrices y
"nunca me arrepentiré de llevarlas, cuando me
"recuerden que para formar a Bolivia preferí el
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"¡Representantes del pueblo, hijos de Bolivia! !
"que los destinos os protejan. Desde mi patria,
"desde el seno de mi familia, mis votos constan"tes serán por la prosperidad de Bolivia" .-( Vida del Libertador Simón Bolívar. Felipe Larrazábal.
Volumen n. pág. 462).
Le vemos después de su regreso de Bolivia 1
.actuando al lado del Libertador.
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escribiera Bolívar:
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"con la gloria que esperamos de nuestros esfuer. 11
"zas, salve ua, a Bolivia; y si esto no es posible, 1I
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"véngase Ud, a Venezuela a contribuir a la sa- i
"lud del país que nos ha dado la vida. Yo en el
1, "caso de Ud. no me detendría
en el sur, porque
"a la larga tendríamos
el defecto, de venezola"nos, así como hemos sido colombianos
en el "Perú, y también merece alguna atención-lo que -[
"eldeber nos impone, -Si aquí no podemos ha~ll
"cer nada por el biencomún,
el mundo es gran¡:
"de y nosotros tan pequeños que cabremos en -:,
" "en (;ualquier parte. - Venga Ud. -a correr mi ii
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"suerte, querido general: todo nos ha unido, no
I "nos -separepues lafortuna: la amistad es prefei "rible a la gloria
"(Cartasde
Bolívar pág.
I 290).
_!
ii
¡
En este tiempo ya se acercaba a su ocaso el
Libertador; el partido que, en setiembre de 1825,
había fracasado en su propósito de derrocar1o,
alzaba la cabeza. El partido demócrata se hizo,
. enemigo de Sucre, y los generales de Bolívar, con
menos títulos y menos merecimientos que Sucre,
se aprestaban a suceder le en el Gobierno; se des,- encadenaban, pues, las ambiciones y la anar_: quía, esa anarquía a la que tanto temía Bolívar
. se preparaba para 'adueñarse de Colorn bia,
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Todo cambia. Este es un aforis-movulgar pe. _I
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ro cierto; los hombres volubles destrozan hoy los
altaresomte los cuales ayer se posternaron. Su·'
ere permanece firme en su credo, sus acciones se
encaminan a la gloria de Bolívar, en ningún momento abdicó de esta creencia, él siempre consideró que de Bolívar dependía la libertad de la patria, su ventura yprosperidad,. A Bolívar no -le
niega nada y éste jamás amengua para él su esti..:..,..--.---
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¡: mación; la chismografia en acecho y la envidia
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pronta a enturbiar los más claros afectos, alguna
-oeepretendiá separar a estos hombres, pero nunca
lo consiguió, bastaba una explicación y todo estaba
arreglado.
I
Precisamente; los que querían malograr la I
I obra de Bolívar, quienes intentaban adueñarse
! del Poder, despojándole, eitueee posible, encontraban un obstáculo en la lealtad. y devoción de Suere para el Libertador; todos sabían que el Gran
Mariscal de Ayacucho jamás permitiría y menos
!
se resolvería, a tomar parte en cualquier plan 1 I,
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que tuviera por finalidad desvirtuar el pensa- "1
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¡ miento del Libertador en cuanto a la Constitu- i'
ción de Colombia y al respeto que merecía su per- :
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Cuando Sucre se presentó como Diputado
del pueblo de su nacimiento. Cumana, en el ConI1,
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gres o llamado admirable, el pueblo bogotano le
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hizo tan extraordinaria manifestación de simpa.
tía y de afecto, que, dicen algunos de sus histo-!
riadores, ello escribió su sentencia de muerte,
l' porque sns enemigos comprendieron que su popularidad y la admiración que sentían por él,
j,
constituían verdadero peligro y una amenaza
i! para las ambiciones que alimentaban, y es así
que desde entonces le condenaron a muerte.
1,
.EI Congreso le eligió su Presidente, era, pues,
' el más grande de todos después de Bolívar y por
. \ lo tanto el llamado a reemplazarlo. Una vez
1
más, Sucre sirve a las ideas del Libertador y con
el Obispo de Santa Marta concurre como Delegado de Colombia para tratar con los Delegados venezolanos nombrados por el General Paez
a fin de impedir la separación de este país de la
república colombiana. Le esperó una decepción;
fracasó en su intento y no hay duda que profundamente sintió, como solo pudo haber sentido
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: Bolívar la amargura de ver deshacerse lo que
había considerado como una grandeza de Colombia: su unión con Venezuela y Ecuador. El
Congreso quiso designarle Presidente de la Re,1 pública, sucesor de Bolívar; él no aceptó y se
!I nombró a Márquez para
ese cargo a iniciativa i
:1 de Sucrc.
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Sus biógrafos dicen que por este tiempo el :¡
partido demócrata había decretado su muerte
I
y aún se lo anunciaron al héroe, quien no hizo ¡
caso de la advertencia y deseoso de volver a su I
hogar, emprendió viaje a Quito.
i
A Sucre le anunciaron que sería asesinarlo si
continuaba su marcha por la vía de Pasto.
Bolí var declinaba, llegaba a Santa Marta
después de abandonar el Poder, para embarcarse a Europa.
Cuando Sucre estuvo en Popayán y cuando
J11
la señora de Mosquera le suplicaba que no siguiese viaje, por que le iban a asesinar, contestó
estoicamente: "Lo que vá a suceder escrito está"; f
I
1 y así, a sabiendas casi del peligro que corría,
I
I marchóse. Aún se dice que al salir de Popayán
las gentes le miraban y bendecían como a quien ¡
se despide para no volver a ver más, muchos I
, querían acompañarle, pero él rehusaba. En A. II.
guas Blancas se le ofreció el comandante Zente- I
no que mandaba 200 hombres para servirle de I .
I •.
escolta y explorar Berruecos. Sucre tampoI
co acepta este ofrecimiento e impertubable continúa su camino; en Mercaderes se le presentó el
Juez de Paz, suplicándole que no siguiera por
Berruecos sino por Barbacoas, ofreciéndole
guías expertos y diciéndole que corría peligro
su vida. Sucre replicó, "Solo Dios sabe lo que puede sucederme" y siguió adelante. El Destino le
empujaba así, despreciando todo miedo, dejando
toda compañía o escolta; y acompañado única•
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_, mente de sus asistentes Lorenzo Caicedo y Fran:¡ cisco Colmenares, avanzó hasta llegar a Venta
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I su vidadcon José Elraza, de tri.ste lrecodrd~ci~n.d-Il
:1
To os saben o que ocurnó e 4 e Juma e .¡;
'\ 1830.
El Mariscal de Ayacucho, el hombre virtuoso por i '
I . excelencia, el más grande de los Tenientes
de Bo- - .l
: lívar, el tipo de la generosidad y de la lealtad, el .!
, patriota insigne, el hidalgo de nacimiento y de co- ::;
I
razón, el hombre valiente que nunca había cono- "
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cido el miedo, el vencedor de Pichincha y Ayacu- I
¡ cho, C(~yómiserable y cobardemente asesinado por .1
i balas anónimas en la montaña de Berruecos, su l·
¡ I noble cuerpo permaneció toda una noche arrojado
l'
il . sobre el lodo del camino, insepulto y solo, como el '¡
'1 de cualquier malhechor.
'
"
¡,Quefinal tan trágico y qué Destino tan in'1 comprensible!
.
1:,'
'JI;
¡,Cuánta enseñanza en la vida de este Hombre, I
,1
cuántas lecciones que aprender!
I
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¡:
El golpe más fuerte que pudo recibir Bolívar,'
. aquello que era 10 único que faltaba para anona.1
darle y hacerle morir fué la noticia del -asesinato
¡. de Sucre, Cuentan que, cuando se 10 participa:, ron, se cogió con ambas manos la cabeza y pidió
!1 estar solo, para entregarse en el silencio a su do!! 101' Y refieren que en esa noche no durmió, sintiéndosele pasear en su habitación.
Es elocuente la carta que escribió Bolívar al
1
general Flores, cuando recibió la noticia del ase'1 sinato de Sucre:
'1
" •••••• yo no se que causa haya dado este general
:1 "para que atentasen contra su vida, cuando ha
"sido más liberal y más generoso que cuantos
"héroes han figurado en los anales de la fortuna
"y cuando era demasiado severo hasta con los
I "amigos que no participaban enteramente de sus
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"sentimientos. Yo pienso que la mira de este
"crimen ha sido privar a la patria de un sucesor
"mío. (Vida de Bolívar, Volúmen JI Felipe Larrazábal. pago 550).
Los enemigos del Libertador calcularon bien .'
el golpe y certeramente dispararon las balas con. ,.
tra Sucre,las que en realidad fueron a herir tam- ::
bien el corazón de Bolívar, quien no le sobrevi- '1
vió mucho tiempo.
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