Unidad 6 • DERECHO NATURAL DERECHO VIGENTE Su concepto “Llamamos orden jurídica vigente –dice García M Yánez- al conjunto de normas imperativo atributivas que en una cierta época y un país determinado la autoridad política declara obligatoriamente.”i Podemos señalar como elemento de esta definición, los siguientes: 1. el orden jurídico vigente es un conjunto de normas jurídicas (imperativoatributivas); 2. estas normas son dictadas (declaradas obligatorias) por la autoridad política, y 3. rige en una época y en un país determinados. De manera que el derecho vigente viene a ser el que en un tiempo y en un lugar determinado tiene validez formal rogada por el órgano correspondiente del estado, cuando éste llena los requisitos exigidos por una norma jurídica superior para dictarlo. Tanto el derecho objetivo como el subjetivo pueden ser vigentes o no vigentes. El derecho objetivo, constituido por las normas jurídicas que dicta el órgano legislativo del estado, tendrá vigencia cuando sean válido por haberse llenado las formalidades exigidas por una legislación fundamental para validez, sin que haya sido abrogado por normas jurídicas posteriores. Siendo vigente el derecho objetivo en esas condiciones también lo serán los derechos subjetivos que de él derivan. Ahora bien, cuando el derecho objetivo ya ha sido derogado o abrogado y ha pasado a ser un derecho que estuvo vigente, pero que ya no lo está no podemos considerarlo propiamente vigente, en virtud de que su validez formal se ha extinguido por disposición de una ley posterior (lex posterior derogat priori). Si se le quiere atribuir el carácter de vigencia, sólo podrá ser considerado un derecho vigente histórico, lo cual sería contradictorio. Si el derecho objetivo deja de estar vigente, los derechos subjetivos que de él nacen también lo dejarán de estar. De modo que para el derecho vigente exista como tal, es necesario, en primer lugar, que sus normas hayan sido dictadas por el órgano legislativo del estado, llenando los requisitos previamente establecidos para ello por una legislación superior, y, en segundo, que dichas normas no haya sido derogadas o abrogadas por otras normas posteriores. Como se ve, el concepto de derecho vigente es propio del sistema jurídico del estado moderno. Pero el orden jurídico vigente abarca no solamente los preceptos o normas que el poder público dicta a través del órgano correspondiente, sino también las normas consuetudinarias y las jurisprudenciales obligaciones. Pero ésta sólo formarán parte de dicho orden cuando la misma ley estatal las acepte o reconozca como fuentes supletorias para llenar un vacío o una “laguna” en la legislación, esto es, para que el organismo jurisdiccional pueda decidir un caso concreto que no se encuentre expresamente previsto en la ley. Lo mismo podemos decir de la equidad, los principios generales del derecho y demás medios de integración del orden jurídico. Como es bien sabido, para que la costumbre pueda constituirse en fuente formal del derecho, es necesario que reúna el elemento objetivo y el subjetivo de los que ya hablaba la doctrina romano-canónica: La inveterara consuetudo y la opina juris seu necessitatis, es decir, el uso más o menos interrumpido y la convicción de que ese uso es obligatorio. También la jurisprudencia necesita llenar ciertos requisitos que cada legislación establece, para que pueda ser fuente formal del derecho. En el sistema jurídico mexicano se requiere, para constituir la jurisprudencia de la suprema corte de justicia de la Nación, la existencia de cinco ejecutorias dictadas por ésta en el mismo sentido e ininterrumpidamente, y aprobadas por cuatro ministros, cuando menos, si la corte funciona en salas, o por catorce, como mínimo, cuando la misma corte funciona en pleno. Se requiere los mismos requisitos para constituir la jurisprudencia de los tribunales colegiados de circuito, sólo que las ejecutorias deben ser aprobadas por unanimidad de votos de los magistrados que integran dichos tribunales. (Arts. 192, 193 y 193 bis de la ley de amparo, reglamentaria de los arts. 103 y 107 constitucionales.) El concepto de equidad que aún predomina en nuestra época, es el dado por Aristóteles: “lo equitativo y lo justo –dice éste- son una misma cosa; Y siendo buenos ambos, la única diferencia que hay entre ello es lo equitativo es mejor aún. La dificultad está en que lo equitativo, siendo lo justo, no es lo justo legal, lo justo según la ley, sino que es una dichosa rectificación de la justicia rigurosamente legal.”ii A los principios generales del derecho se les puede definir como los “elementiligici ed stici del diritto, che per essere razionali ed umani, sono virtualmente comuni ai diversi popoli”.iii [Elemento lógico y ético del derecho, que por ser racionales y humanos, son virtualmente comunes a los diversos pueblos.] En cuanto a las normas individualizadas de las que habla la escuela de viena (resoluciones judiciales o administrativas, contratos, testamentos, etc.), ésta encuentran su apoyo y fundamento en la misma ley. Por tanto, sólo podría ser consideradas como vigentes, como válidas, cuando, habiendo reunido los requisitos legales para su formulación y validez, la ley en que funda está vigente o estuvo vigente en la época en que dicha norma se constituyeron o dictaron. Decimos que el segundo requisito necesario para el derecho sea considerado vigente es que la norma en que se basa esté vigente también, es decir, que no haya sido derogada o abrogada por una norma posterior. Una ley sólo puede ser abrogada o derogada por otra ley formalmente válida. En los estados modernos, en general, la costumbre no puede derogar, y mucho menos abrogar, una legislación dictada por el órgano competente del poder público. En el derecho mexicano, el art. 10 del código civil para distrito federal dice al respecto: “contra la observancia de la ley no puede alegarse desuso, costumbre o práctica en contrario.” Y puesto que el art. 9º. Del mismo cuerpo de leyes establece que La ley sólo queda abrogada o derogada por otra posterior que así lo declare expresamente o que contenga disposiciones total o parcialmente incompartibles con la ley anterior. Podemos decir que tampoco la jurisprudencia obligatoria puede derogar una ley, y mucho menos podrán hacerlo las normas individualizadas, la analogía, la equidad, los principios generales del derecho y demás medios de integración del orden jurídico. El proceso legislativo en México (Formación del derecho objetivo vigente) el proceso legislativo en el derecho mexicano se puede dividir en las siguientes etapas: iniciativa, discusión, aprobación, sanción, promulgación, publicación e iniciación de la vigencia. INICIATIVA garcía máynez la define como “el acto por el cual determinados órganos del estado someten a la consideración del congreso un proyecto de ley”.iv Según el art. 71 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la iniciación de las leyes y los decretos compete al presidente de la República, a los diputados y senadores del Congreso de la Unión y a las legislaturas de los Estados. Conforme al mismo art., las iniciativas que presentan el presidente de la República, las legislaturas de los Estados o las diputaciones de los mismos, deben pasar a comisión. Las que presenten los diputados o los senadores se sujetarán a los trámites del Reglamento de Debates de la Cámara respectiva. DISCUSIÓN Es, según García Máynez, “el acto por el cual las cámaras deliberan acerca de las iniciativas, a fin de determinar si deben o no ser aprobadas”.v En este acto sólo interviene el Poder Legislativo, y hay que distinguir dos situaciones: si la resolución del proyecto de ley o decreto corresponde de manera exclusiva o no a algunas de las dos cámaras: la de Diputados o la de senadores. a) en el primer caso, como es natural, la discusión sólo tendrá lugar en la cámara competente, y b) b)en el segundo caso, la discusión se efectuará sucesivamente en ambas cámaras. En cualquiera de éstas puede empezar, con excepción de la discusión de los proyectos que versen sobre empréstitos, contribuciones o impuestos o reclutamiento de tropas, casos en los cuales la discusión se llevará a cabo primero en la cámara de Diputados. En todo caso, se deberá observar el reglamento de Debates respectivo, sobre la forma, intervalos y modo de proceder en las discusiones y votaciones. De preferencia, las iniciativas de leyes o decretos serán discutidas en la cámara en que sean presentadas; pero si trascurre un mes desde que son pasadas a la comisión dictaminadora y ésta no rinde su dictamen, el mismo proyecto de ley o decreto puede ser presentado y discutido en la otra cámara.vi A la cámara donde se discute primero un proyecto de ley o decreto, se le llama cámara de origen. A la otra, cámara revisora.vii APROBACIÓN ley”.viii Es, dice García Máynez, “el acto por el cual las cámaras aceptan un proyecto de Una vez que se aprueba un proyecto por una de las cámaras debe pasar a la otra para su discusión. Y si ésta, a su vez, lo aprueba, debe enviárselo al ejecutivo para su publicación, si éste no tiene observaciones que hacer. Puede suceder la cámara revisora deseche en todo o en parte el proyecto. a) en el primer caso, cuando la cámara revisara desecha totalmente un proyecto de ley o decreto, éste será devuelto a la cámara de origen, con las observaciones que se hubieran hecho, para una nueva discusión. Puede ser que la cámara de origen vuelva a aprobar el proyecto, o lo desapruebe. Si lo aprueba de nuevo por la mayoría absoluta de los miembros presentes, el proyecto pasará otra vez a la cámara revisora. Y si ésta, a su turno, lo aprueba por la misma mayoría, el proyecto pasará al ejecutivo para su publicación. Por el contrario, si la cámara de origen desaprueba el citado proyecto, éste no podrá volver a ser presentado en el mismo periodo de sesiones, y b) en el segundo caso, cuando la cámara revisora desecha en parte un proyecto de ley o decreto, o lo modifica o lo adiciona, la cámara de origen únicamente discutirá lo desechado, las reformas o las adiciones propuestas. Por lo que hacen a los arts. Ya aprobados, éstos no podrán ser alterados. Si la cámara de origen, por mayoría absoluta de los votos presentes, aprueba las adiciones o reformas, todo el proyecto pasará al ejecutivo para su publicación. Por el contrario, si la cámara de origen, también por mayoría de votos, reprueba las adiciones o reformas, éstas volverán a la cámara revisora, la cual deberá tomar en consideración las razones de la de origen. Puede suceder que la cámara revisora, por mayoría de votos presentes, deseche, a su vez, dichas adiciones o reformas, o bien insistan en ellas. Si las desecha, la parte aprobada por ambas cámaras será enviada al ejecutivo para su publicación. En este caso, dice Felipe Tena Ramírez, hay el error de suponer que “el proyecto ha sido aprobado parcialmente; y no es así, porque desde el momento en que la cámara que propuso las adiciones o reformas las retira en la segunda revisión, el proyecto original ha sido aprobado íntegramente”.ix Si la cámara revisora insiste en las adiciones o reformas, todo el proyecto no podrá volver a ser presentado sino hasta el siguiente periodo de sesiones, a menos que ambas cámara acuerden, por mayoría absoluta de votos de sus miembros presentes, que la ley o decreto se expida sólo con los artículos aprobados, y que los adicionados o reformados se reserven para su examen y votación en las sesiones siguientes. Si es la cámara de origen la que desecha un proyecto de ley o decreto, éste no podrá ser presentado nuevamente en las sesiones del año. SANCIÓN “Se da este nombre -dice García Máynez- a la aceptación de una iniciativa por el poder ejecutivo.”x Debe ser posterior a la aprobación del proyecto por las cámaras. El poder ejecutivo también puede aprobar o desechar un proyecto de ley o decreto (derecho de veto). Su aprobación puede ser expresa o tácita. Se reputa aprobado un proyecto por el ejecutivo cuando éste no lo devuelve a la cámara de origen, con observaciones, dentro de diez días útiles, a menos que durante este término el congreso cierre o suspenda sus sesiones. En este último caso, la devolución debe hacerse el primer día útil en que el congreso se encuentra reunido. Si el poder ejecutivo desecha en todo o en parte un proyecto, éste será devuelto con sus observaciones a la cámara de origen. Si una vez discutido de nuevo por ésta, fuese confirmado por las dos terceras partes del número total de votos, pasará otra vez a la cámara revisora. Si la misma mayoría de ésta lo sancionara, será ley o decreto, y pasará nuevamente al ejecutivo para su promulgación. Las votaciones de ley o decreto serán nominales. Cuando el congreso o una cámara ejerza funciones de cuerpo electoral o de jurado, el ejecutivo no puede hacer observaciones a las resoluciones de aquellos. Lo mismo puede decirse cuando la cámara de diputados declare que se debe acusar a un alto funcionario de la federación por delitos oficiales, y cuando la comisión permanente expida el decreto de convocatoria a sesiones extraordinarias. A este respecto, dice Tema Ramírez que el art. 72 constitucional, que contiene esta disposición, no regula “los actos exclusivos de cada una de las cámaras, ni de la comisión permanente, y el veto que el artículo consagra vale tan sólo contra las resoluciones del congreso. Los autores del inciso j) (adición del constituyente de Querétaro a la reglamentación de Lerdo de Tejada) no advirtiendo lo inútil que es excluir del veto las resoluciones propias de cada cámara o de la permanencia, ya que excluidas quedaron tácticamente desde el punto en que el veto instituido por el art. 72 refiérase tan sólo a resoluciones del congreso.”xi Para la interpretación reformas o derogaciones de las leyes o decretos, se deberá seguir los mismos trámites que para su formación. [art. 72, incisos a), b), c), d), e), f), g), y j) de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos.] PROMULGACIÓN Trinidad García distingue entre sanción, promulgación y publicación. Emplea estos términos: a) sanción, para la aprobación de la ley por el ejecutivo; b) promulgación, para el reconocimiento formal por éste de que la ley ha sido aprobada conforme a derecho y debe ser obedecida, y c) publicación, para el efecto de hacer posible el conocimiento de la ley, por los medios establecidos para ello.xii PUBLICACIÓN “Es el acto –dice García Máynez- por el cual la ley ya aprobada y sancionada se da a conocer a quines debe cumplirla.”xiii La publicación de las leyes y los decretos federales y los del distrito federal, se hacen en el diario oficial, órgano del gobierno constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. La de los estados, en los diarios o gacetas oficiales locales. Existe un principio general de derecho que dice que la ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento. Y así lo establece expresamente el art. 21 del código civil para el distrito federal: La ignorancia de las leyes no excusa su cumplimiento; pero los jueces, teniendo en cuenta el notario atraso intelectual de algunos individuos, su apartamento de las vías de comunicación o su miserable situación económica, podrán, si está de acuerdo el ministro público, eximirlos de las sanciones en que hubieren incurrido por la falta de cumplimiento de la ley que ignoraban, o de ser posible, concederles un plazo para que la cumplan; siempre que no se trate de leyes que afecten directamente al interés público. Una vez hecha la publicación de una ley, hay la presunción o el supuesto de que todos los destinatarios de la misma la conocerán (nemo jus ignorare cencertur) y deberán cumplirla tan pronto como entre en vigor. También se dice: ignorantia legis neminem excusat. INICIACIÓN DE LA VIGENCIA Es el momento en que la ley o el decreto adquiere carácter obligatorio para los destinatarios de los mismos. Entre el momento de publicar de la ley o decreto, y el de su entrada en vigencia, existe un lapso que se conoce con el nombre de vacatio legis. “La vacatio legis –dice García Máynez- es el término durante el cual racionalmente se supone que los destinos del precepto estarán en condiciones de conocerlo y, por ende, de cumplirlo.”xiv Una vez que ha concluido el lapso de la vacatio legis, quedan obligados los destinatarios de la ley o decreto, y no será motivo justificado de incumplimiento el desconocimiento del contenido de éste. “La ignorancia de las leyes debidamente promulgadas –dice García Máynez- no sirve de excusa y a nadie aprovecha.”xv Hay que hacer excepción, sin embargo, en derecho mexicano, de los casos señalados por el art. 21 del códogo civil para el distrito fereral, ya trascrito (notorio atraso intelectual, apartamento de las vías de comunicación, miserable situación económica). Hay dos sistemas de iniciación de la vigencia: el sincrónico y el sucesivo. El sincrónico, como su nombre lo indica, es aquel en el que la entrada en vigor de la ley es simultánea en todo el ámbito espacial en que va a regir. El sucesivo es aquel en que la ley entra en vigor en los varios territorios en los que va a regir, en distintos tiempos, según sea su respectiva distancia de la capital.xvi a) en el derecho mexicano se combinan los dos sistemas: el art. 4º. del código civil vigente en el Distrito Federal, establece el sistema sincrónico: Si la ley, reglamento, circular o disposiciones de observancia general, fija el día en que debe comenzar a regir, obligar desde ese día con tal de que su publicación haya sido anterior. Este precepto –afirma García Máynez- tiene el defecto de no señalar el término de la vacatio legis. Si la disposición se interpretase literalmente, cabría sostener que una ley puede entrar en vigor en toda la República media hora después de su publicación, de establecerse así en sus artículos transitorios. Ello equivaldría a destruir el principio de la vacatio legis y daría origen a grandes inconvenientes y abusos. Por ello creemos que cuando en un texto legal se dice –cosa que a menudo ocurre- que las disposiciones del mismo entran en vigor el día de su publicación en el Diario oficial, no debe aplicarse el sistema sincrónico, sino que hay que tomar como pauta, pese a sus defectos, las reglas del sucesivo.xvii b) el art. 3º. Del mismo código civil establece el sistema sucesivo: Las leyes, reglamentos, circulares o cualesquiera otras disposiciones de observación general, obligan y surten sus efectos tres días después de su publicación en el periódico oficial. En los lugares distintos de los que se publique el periódico oficial, para que las leyes, reglamentos, etc., se reputen publicados y sean obligatorios, se necesite que, además del plazo que fija el párrafo anterior, trascurra un día más por cada cuarenta kilómetros de distancias o fracción que exceda de la mitad. Esta regla, dice García Máynez, resulta anacrónica: Dada la gran extensión del territorio puede perfectamente presentarse el caso de que una ley publicada en México el primero de febrero, no entre en vigor en los lugares fronterizos sino aproximadamente dos meses más tarde. Por otra parte, la aplicación del sistema sucesivo da origen a problemas de solución muy difícil, como el que estriba en saber de qué manera ha de calcularse la distancia comprendida entre el lugar en que en que el diario oficial se publica y aquel en que la disposición tiene que cumplirse. ¿Bastará con trazar una línea recta sobre el mapa o habrá que tomar como base las vías de comunicación? Y, suponiendo que se opte por este último extremo y que las vías de comunicación sean múltiples, ¿cuál deberá servir para el cálculo de la distancia?xviii DERECHO POSITIVO Este derecho es aquel que tiene aplicación práctica, que se cumple judicial o extrajudicialmente, que en efecto es observado en una sociedad y en una época determinadas; es el derecho viviente, eficaz. Ahora bien, ¿cuál es o cuáles son las fuentes de este derecho? Puede ser múltiple. Todas las fuentes que se consideren como productoras de normas jurídicas pueden dar origen al derecho positivo. Entre estas fuentes tenemos: la costumbre, la ley estatal, la jurisprudencia judicial, la razón y, según Del Vecchio, la naturaleza intrínseca del hombre. a) cuando en la costumbre se reúnen los dos requisitos que hemos mencionado (inveteraba consuetudo y opino iurris seu necessitatis), se puede originar un derecho que, sin tener vigencia formal, sea reconocido y aplicado en la vida real. Este derecho será positivo aunque no tenga el carácter de vigente. En consecuencia, para que la costumbre sea fuente de derecho no basta la simple repetición de ciertos actos o comportamientos que se prolonguen en el tiempo, sino que es necesario que vaya acompañada de un sentimiento de obligatoriedad, de tal manera que, en caso de no ser cumplida, pueda ser exigida coactivamente.xix “diuturni mores consensus utentium comprobati legen imitantur”xx (las costumbres diuturnas, aprobadas por el consentimiento de los que las usan, son semejantes a la ley), como se decía en el antiguo derecho romano. Mas ya hemos dicho que en los estados modernos, por lo regular, la costumbre sólo puede ser fuente del derecho cuando la ley del estado así lo establezca. De modo que cuando en la vida práctica haya contradicción entre un derecho consuetudinario positivo no vigente, no reconocido por el estado, y otro establecido por éste, aunque no se haya aplicado anteriormente, predomina el segundo sobre el primero; b) pero las normas que nacen de la costumbre son inciertas, imprecisas; inclusive pueden variar con facilidad de una región a otra. Por tanto, se hacen indispensables reglas que tengan cierta fijeza y precisión. La legislación estatal es la que viene, precisamente, a dar esta certeza y estabilidad al derecho. Mas no toda norma dictada por el estado es positiva; para que lo sea, es necesario que tenga aplicación, observancia, cumplimiento eficaz. De modo que en este caso habrá derecho positivo cuando los preceptos legales vigentes sean obedecidos en la realidad social, sean puestos en práctica efectivamente. Ahora bien, el hecho de que una norma legal no sea acatada y, por tanto, no haya tenido o deje de tener realización efectiva en la vida social, no significa que pierde su vigencia: continúa siendo derecho vigente, aun cuando no positivo. En los sistemas legislados el desuso o la práctica en contrario no pueden regularmente abrogar ni derogar una ley (puesto que lex lege tollitur); sin embargo, ésta puede perder su positividad si deja de ser aplicada en la práctica, aun cuando no pierda su vigencia. Ya hemos visto que sólo pierde ésta por disposición expresa o tácita de otra norma legal dictada de acuerdo con las formalidades exigidas por otra ley superior. De acuerdo con García Máynez, la posibilidad e un derecho dotado de vigencia, pero desprovisto de eficacia (positividad), sólo es admisible en casos de preceptos jurídicos aislados, pero no en relación con todo un sistema jurídico;xxi c) el sistema de legislación y codificación ha sido criticado especialmente por la llamada escuela histórica del derecho, cuyos principios representantes son Gustav Hugo, Friedrich Carl von savigny y Georg Friedrich Puchta, en el sentido de que, siendo imposible para la ley abarcar todos los casos particulares que pueden presentarse, y existiendo la dificultad del lenguaje para expresarla con precisión, en el futuro, y aun en el presente, se convertiría en un obstáculo, en una traba, en un escollo, para el libre desenvolvimiento y la aplicación del derecho primitivo que tiene su origen en los usos y costumbres, en la conciencia popular, en el carácter del pueblo. Pero, a nuestro modo de ver, la jurisprudencia que forma ciertos tribunales viene precisamente a remediar estos defectos de la legislación; Siendo más flexible, y tratando de adaptar la ley a los casos concretos, puede permitir el avance del derecho, al mismo tiempo que cambian las necesidades y creencias populares del momento: su labor no sólo debe ser de interpretación, sino también de integración jurídica, como de manera atinada ha señalado Del Vecchio.xxii Lo que dijimos de las costumbres, podemos decirlo de la jurisprudencia de ciertos tribunales: ésta será fuente del derecho en los sistemas políticos modernos si la ley del estado así lo establece. Y este derecho estará vigente en tanto la misma jurisprudencia no lo derogue y en tanto la ley estatal siga considerando a dicha jurisprudencia como fuera de derecho. Pero su positividad dependerá de su efectiva aplicación; d) el derecho racional, que suele ser identificado con el natural, o sea, el derecho justo, es el que tiene su origen en la razón humana. Más adelante distinguiremos estos tres conceptos del derecho; a nuestro parecer, no contienen exactamente la misma idea, y e) en opinión de Del Vecchio, tanto la forma lógica de la juridicidad (relación ínter subjetiva entre un obligado y un pretensor), como la deontológico de la justicia ideal (derecho racional), tienen una misma fuente, el espíritu humano.xxiii Es más: en último análisis, según el mismo autor, este espíritu resulta ser la única fuente de toda manifestación jurídica. Vi ha, insomma, una fonte delle fonti di diritto, e questa e lo spirito umano nella sua propria ed universale natura, nella sua immanente ed indefettibile vocazione giuridica.xxiv [Hay, en suma, una fuente de las fuentes de derecho, y ésta es el espíritu humano en su propia y universal naturaleza, en su inmanente e indefectible vocación jurídica.] En una sociedad organizada estatalmente, empero, sólo el derecho vigente puede ser exigido por la vía judicial. En consecuencia, sólo este derecha, en último análisis, es fuente de facultades. Todas las demás fuentes, como hemos dicho, inclusive la costumbre y la jurisprudencia formada por determinados órganos jurisdiccionales con cierto requisito, sólo lo serán efectivamente si la ley del estado las acepta como tales. Si el derecho vigente es cumplido, aplicado y ejecutado con eficacia, es al mismo tiempo positivo. De modo que, en teoría, puede haber un derecho vigente (estatal, consuetudinario, jurisprudencial, etc.) no positivo, y un derecho positivo no vigente. Junto a las normas formante válidas, pueden irse formando otras no reconocidas por el estado, y, sin embargo, aplicadas en realidad en las relaciones individuales, aunque no exigibles por la vía judicial: son también positivas. Así pues, el derecho positivo puede ser estatal o no estatal, exigible o no exigible por la vía judicial. Por eso no estamos de acuerdo con lo que Renard dice: “tout droit positif est du droit étatique; tout droit positif est une manifestation de la souveraineté politique”.xxv [Todo derecho positivo es derecho estatal; todo derecho positivo es una manifestación de la soberanía política]; Aunque es cierto que por lo común se suele identificar el derecho positivo con el vigente estatal (formalmente válido). Cabe, sin embargo, hacer la distinción de que habla García Máynez: La vigencia es un atributo puramente formal, el sello que el estado imprime a las reglas jurídicas consuetudinarias, jurisprudenciales o legislativas sancionadas por él. La positividad es un hecho que estriba en la observancia de cualquier precepto, vigente o no vigente.xxvi NUESTRA OPNIÓN Consideramos, de acuerdo con García Máynez, que se puede hacer una distinción entre el derecho positivo y el vigente. El derecho positivo es aquel que en efecto se aplica, el eficaz, el observado, el cumplido, el acatado, sin importar la fuente de la que provenga. El derecho vigente es el formalmente válido, el promulgado por el estado, en un tiempo y lugar determinados, y cuya validez no depende de su efectivo cumplimiento o realización. NOTAS i GARCÍA MÁYNEZ, introducción., op. Cit., 1ª. Parte, cap. IV, núm. 22, p. 37. véase también: MORINEAU, op. Cit., cap. III, p. 65. ii ARISTOTELES, Moral a Nicómaco, 2a. Ed., trad. Patricio de Azcárate, espasa-Calpe, Buenos Aires, 1946, lib. V, cap. X, p. 183. iii DEL VECCHIO, Giorgio, sui principi generali del diritto, Dott. A. Giuffre-editore, milano, 1958, i, p. 11. iv GARCÍA MÁYNEZ, Introdicción., op. Cit., 1ª. Parte, cap. V, sec. 27, p. 54. v Loc. Cit. vi Art. 72, 1er. Parr. E incisos h) e i) de la constitución política de los Estados Unidos Mexicanos. vii Véase GARCIA MÁYNEZ, Introducción., op. Cit., pp. 54-55. viii Ibidem, p. 55. ix TENA RAMÍREZ, Felipe, Derecho constitucional mexicano, 4ª. Ed., porrúa, México, 1938, 2ª. Parte, cap. XIV, núm. 91, pp. 278-279. x GARCÍA MÁYNEZ, Introducción., op. Cit., p. 55. xi TENA RAMÍREZ, op. Cit., p. 280. xii GARCÍA, Trinidad, Apuntes de introducción al estudio del derecho, 14ª. Ed., Porrúa, México, 1965, cap. VI, núm. 69, p. 87. xiii GARCÍA MÁYNEZ, Introducción., op. Cit., cit., p. 55. xiv Ibidem, p. 57. xv Ibidem, p. 59. xvi Véase DEL VECCHIO, Lezioni., op. Cit., parte sistematica, p. 250. xvii GARCÍA MÁYNEZ, Introducción., op. Cit., p. 60. xviii Ibidem, pp. 59-60. xix Véase, por ejemplo, DEL VECCHIO, “II problema delle fonti del diritto positivo”, estrato della rivista internazionale di filosofía del diritto, anno XIV, frac. II, Roma, 1934, pp. 8-9; leizioni., op. Cit., parte sistematica, sezione i, pp. 246-248. xx Instituta, libro 1º., tit. II, s 9, en el vol. 1º. De la obra general cuerpo del derecho civil romano, op. Cit., p. 7. xxi Ibidem, 1ª. Parte, cap. IV, sec. 22, p. 39. xxii DEL VECCHIO, II problema delle fonti., op. Cit., pp. 9-10 y 12-14; lezioni., op. Cit., parte sistematica, sezione I, p. 248. xxiii DEL VECCHIO, II problema delle fonti., op. Cit., p. 6. xxiv Ibidem, pp. 6 y 14-15. xxv RENARD, OP. CIT., 5EME. CONF., iiP. 112. xxvi Ibidem, p. 38. véase también: MORINEAU, op. Cit., cap. III, p. 69.