Edición N° 6 Junio 2008 El término Espíritu de Cuerpo es utilizado frecuentemente para señalar la identificación que los miembros de un grupo sienten con el mismo. A través de ese sentimiento los miembros son motivados a lograr objetivos comunes del grupo. Esta identificación se puede reforzar a través de símbolos propios como logos, colores, banderas, escudos, lemas, frases, mascotas, canciones, etc. En la gestión de empresas se recurre al Espíritu de Cuerpo para aunar y reforzar los esfuerzos por lograr los distintos objetivos trazados. Por ejemplo, la empresa Wall Mart (distribuidora comercial más grande de EE.UU.) reúne a sus empleados al comienzo de su turno y juntos deben gritar en coro los lemas de la empresa y acentuarlos con mímicas. En cualquier tipo de grupo es recomendable que todos sus integrantes realicen los esfuerzos correspondientes para alcanzar sus objetivos de manera equitativa. La lealtad entre ellos será tanto mayor cuanto mayor sea también la comprensión de cada uno de los integrantes sobre el esfuerzo que significa estar en dicho grupo. Si uno o más integrantes del grupo en cuestión realizan menos esfuerzos que los demás, valorarán menos los objetivos que el grupo posee, los métodos empleados y el esfuerzo en el que se incurre para alcanzarlos. El espíritu de cuerpo, es el espíritu común del que está impregnada una unidad. Es la lealtad, el orgullo y el entusiasmo profundamente arraigado y demostrado por el personal, hacia la empresa o institución a la que pertenece. Edición N° 6 Junio 2008 Un ejemplo práctico que visualiza lo que es el espíritu de cuerpo es un equipo de fútbol donde se logra una mística, una unidad, una compenetración entre el entrenador y los jugadores y entre los jugadores entre sí. No son partes o células aisladas, sino que todos forman un solo cuerpo y cada una de las partes se integra para formar el equipo. Cada uno aporta lo mejor de sí: defensa, medio, delantero, arquero; un pase, dos, una combinación perfecta y el tiro al arco y gol!!!!!!!! Todo se hace en equipo. Cuando un miembro sufre, todos sufren. Cuando un miembro mete gol, es el equipo, todo el cuerpo quien mete el gol. Todos juntos festejan la victoria. Todos juntos sufren la derrota y se animan mutuamente. El espíritu de cuerpo significa el esfuerzo que tenemos que hacer dentro de la empresa o institución a la que pertenecemos, para promover lo que une; prevenir, poner al margen y suprimir lo que divide; integrarnos y aportar lo mejor de nuestro talento, de nuestro tiempo, de nuestras cualidades; y ser receptivos con lo que nos ofrecen. El espíritu de cuerpo nos permite identificarnos con nuestro entorno laboral y contribuir a su mejoramiento; lo que implica que se deba reconocer los problemas o situaciones inconvenientes que puedan existir para luego atacarlos. Edición N° 6 Junio 2008 ¾ Saber trabajar y dialogar en equipo, luchando contra el ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ ¾ individualismo. Saber aceptar las disposiciones normativas. Comunicación frecuente, diálogo, intercambio de ideas. Ayudarse y suplirse en actividades. Hacer planes conjuntos, de actividades, etc. Apoyar con entusiasmo todas las iniciativas de la empresa. Estar disponible para trabajar en esas iniciativas, poniendo talento y eficiencia. Defender lo propio, defender las políticas de la empresa. Ayudar a quien esté pasando por momentos difíciles dentro de un equipo, con discreción. Llegar a tener un mismo pensar y un mismo sentir en lo referente a la misión y visión de la empresa, evitando el : El individualismo : Egoísmo : Rebeldía : La protesta continua : Desinterés por la causa común Edición N° 6 Junio 2008 E l espíritu de cuerpo mal entendido y su práctica errónea impide la transparencia de lo que ocurre en el interior del grupo. A su vez esto impide la investigación de posibles irregularidades al interior de esos grupos. Una muralla de silencio encierra al grupo o peor aún el grupo puede encubrir los hechos ocurridos, convirtiéndose de ese modo en cómplices de los mismos. El Espíritu de Cuerpo en caso de investigación de presuntas infracciones se debe considerar como un acto de justicia, de solidaridad para con una persona indebida o injustamente involucrada en acontecimientos ajenos a su voluntad, pero no para minimizar actos irregulares, puesto que dichas conductas desalientan al trabajador diligente, constituyendo mal ejemplo al resto dado que la sanción no cumple su objetivo y muy por el contrario retroalimenta dichas conductas. Este fenómeno no hace más que dañar y perjudicar a la misma empresa pues evita que se sancione y se aplique las medidas correctivas para reestablecer el orden dentro de la entidad, consintiendo en muchos casos la corrupción así como situaciones injustas que a todas luces son reprochables y por tanto sancionables, cayendo así en la impunidad. No debe confundirse la lealtad, la solidaridad, la identidad y el compañerismo que debe reinar en toda organización, con el encubrimiento de delitos, faltas o irregularidades; ya que por el contrario, estas actitudes “proteccionistas” no hacen más que mermar la buena imagen que pueda tener la empresa. Una forma de ser leales es a través de la realización de actos destinados a prevenir, combatir, denunciar y sancionar. Edición N° 5 Mayo 2008 La solidaridad puede definirse como un sentimiento y un valor por el que las personas que integran una determinada organización se reconocen unidas, compartiendo las mismas obligaciones, intereses o ideales; se comprometen entre sí y colaboran mutuamente para alcanzar los fines y metas de la empresa o institución, los cuales deben ser asumidos también por ellos mismos; como es evidente tales metas son lícitas y legítimas, por lo que cualquier actitud que las contravenga no debe ser respaldada por ningún integrante, so pretexto de una falsa solidaridad o compañerismo, eso desde el punto de visto lógico. Sin embargo pueden presentarse situaciones en las que no haya claridad sobre si se debe o no apoyar determinada conducta pues parecen ser inofensivas y poco o nada perjudiciales; tal es el caso de un trabajador padre de familia, con hijos en edad escolar, de buen trato y carácter con sus compañeros de trabajo; sin embargo, es bastante ineficiente e irresponsable. Su superior no está seguro si debe o no despedirlo pues por un lado toma en cuenta consideraciones subjetivas tales como su condición de jefe del hogar y sus cargas y responsabilidades familiares, también el que sea un buen hombre; mientras que por otro lado, analiza la poca productividad del trabajador dentro de la empresa, sus constantes e injustificados incumplimientos. ¿Qué debe hacer el superior? ¿Es correcto despedir a un trabajador que tiene cargas y obligaciones familiares y que además es ineficiente? ¿O por solidaridad y espíritu de cuerpo debe mantenérsele en su puesto? Edición N° 5 Mayo 2008 ESTRUCTURA DE LA CETI Presidente Teófilo Casas Rivas Representante del Colegio de Ingenieros del Perú Miembro German Grajeda Reyes Representante de la Universidad Nacional de Ingeniería Miembro Alberto Martínez Llanos Representante del Colegio de Abogados de Lima Asesora Elizabeth Katherine Cavagneri Otiniano Practicante Patricia Medina Cerrón