sumario Original AJH (Ed. Esp.) 2001; 3: 172-178 Actividad sexual de hombres hipertensos tratados con valsartán o carvedilol: estudio transversal Roberto Fogari, Annalisa Zoppi, Luigi Poletti, Gianluigi Marasi, Amedeo Mugellini y Luca Corradi El objetivo de este estudio fue comparar el efecto del tratamiento antihipertensivo con valsartán o carvedilol sobre la actividad sexual de hombres hipertensos que nunca habían sido tratados por hipertensión. Se incluyeron en el estudio 160 hombres con hipertensión diagnosticada recientemente (presión arterial diastólica [PAD] ≥ 95 mm Hg y < 110 mmHg), de edades comprendidas entre 40 y 49 años, casados y sin disfunción sexual anterior. Después de un período de tratamiento con placebo de 4 semanas, los pacientes se dividieron en dos grupos: a) 120 pacientes se distribuyeron aleatoriamente para recibir carvedilol (50 mg una vez al día) o valsartán (80 mg una vez al día) durante 16 semanas, de acuerdo con un diseño doble ciego, cruzado; después de otro período de placebo de 4 semanas, los pacientes se cruzaron para recibir el tratamiento alternativo durante otras 16 semanas; b) 40 pacientes fueron tratados con placebo de acuerdo con un diseño simple ciego durante 16 semanas. Se evaluó la presión arterial (PA) en la visita inicial de screening y cada 4 semanas, a partir de entonces, y los pacientes rellenaron un cuestionario sobre su actividad sexual. La presión arterial se redujo significativamente con ambos tratamientos, observándose una normalización del 48% con valsartán y del 45% con carvedilol. L a disfunción sexual es una complicación frecuente del tratamiento de la hipertensión y es uno de los efectos secundarios que probablemente ejerce un impacto máximo sobre la salud y la calidad de vida en general1-4. Por esta razón, la disfunción sexual puede representar uno de los principales obstáculos para la aceptación del tratamiento antihipertensivo. La prevalencia de la disfunción sexual es difícil de documentar y probablemente está infravalorada en la mayoría de los estudios clínicos4. La descripción de la disfunción sexual depende de la Departamento de Medicina Interna y Terapéutica, Universidad de Pavía, Pavía, Italia © 2001 by the American Journal of Hypertension, Ltd. Published by Elsevier Science, Inc. Durante el primer mes de tratamiento, la actividad sexual (valorada en función del número de relaciones sexuales al mes) se redujo con ambos fármacos, en comparación con los valores inciales, aunque el descenso fue estadísticamente significativo en los pacientes tratados con carvedilol (de 8,2 a 4,4 relaciones sexuales, p<0,01), pero no en los pacientes tratados con valsartán (de 8,3 a 6,6 relaciones sexuales, no significativo). Al continuar con el tratamiento, la actividad sexual empeoró aún más con carvedilol (3,7 relaciones sexuales al mes), pero se recuperó completamente e incluso mejoró con valsartán (10,2 relaciones sexuales al mes). Los resultados se confirmaron en el diseño cruzado. Quince pacientes manifestaron disfunción eréctil con carvedilol (13,5%), un paciente con valsartán (0,9%) y un paciente en el grupo que recibió placebo. Estos resultados indican que carvedilol produce un empeoramiento crónico de la actividad sexual, mientras que valsartán no sólo no empeora significativamente la actividad sexual, sino que puede mejorarla. Am J Hypertens 2001; 14: 27-31. Palabras clave: Actividad sexual, hipertensión, valsartán, carvedilol. información de los pacientes, que puede ser embarazosa para ellos y para algunos médicos. Existen pruebas de que el riesgo de disfunción sexual es máximo con algunos tipos específicos de antihipertensivos: diuréticos5-10, metildopa11,12, clonidina1,13 y β-bloqueantes, especialmente los no selectivos1,6,11,14-19, que ejercen un impacto mayor sobre la función sexual, mientras que los bloqueantes de los canales de calcio y los inhibidores de la enzima conversora de angiotensina (IECA) parecen producir menos efectos negativos sobre la capacidad sexual11,12,18,20-22. Sin embargo, los datos sobre este tema generalmente son contradictorios y poco consistentes y generalmente se basan en informes individuales y en estudios no controlados, que no analizan ACTIVIDAD SEXUAL CON VALSARTÁN Y CARVEDILOL exactamente los efectos del tratamiento antihipertensivo sobre la función sexual. Además, los estudios son difíciles de comparar debido a las diferentes metodologías y a la falta de medidas estándar4,11. En un estudio diseñado específicamente para evaluar los efectos sobre la actividad sexual de dos medicaciones antihipertensivas usadas de forma muy amplia (el β-bloqueante selectivo de β1 atenolol y el inhibidor de ECA lisinopril) en una población homogénea de hombres hipertensos sexualmente activos, diagnosticados recientemente de hipertensión y no tratados, observamos que atenolol producía un empeoramiento crónico de la actividad sexual, mientras que lisinopril producía sólo un descenso temporal de la actividad sexual23. Los antagonistas de los receptores de la Angiotensina II (ARA II) son una nueva clase de antihipertensivos que han demostrado ser buenos respecto a su efecto sobre la calidad de vida24. Sin embargo, sus efectos sobre la función sexual no se han evaluado específicamente. Igualmente, según nuestros datos, ningún estudio se ha centrado en los efectos sobre la función sexual de los bloqueantes β-adrenérgicos más recientes. Con estos antecedentes, emprendimos este estudio para evaluar los efectos del antagonista de los receptores de ARA II valsartán25 y del β-bloqueante carvedilol26 sobre la función sexual en sujetos con hipertensión esencial diagnosticados recientemente y nunca tratados, que eran homogéneos en cuanto a sexo, edad, estado marital y falta de síntomas de disfunción sexual anterior. Específicamente, nos centramos en un aspecto de la función sexual masculina, es decir, en la actividad sexual (valorada como frecuencia de relaciones sexuales), que se considera que es un buen índice del interés sexual. Elegimos comparar valsartán y carvedilol, puesto que eran los fármacos de sus clases desarrollados más recientemente cuando comenzamos el estudio. Métodos Se incluyeron en el estudio 160 sujetos hipertensos diagnosticados recientemente, de acuerdo con los siguientes criterios de inclusión: hombres de edades comprendidas entre 40 y 49 años, casados, con hipertensión esencial, nunca tratados (presión arterial diastólica [PAD] ≥ 95 mmHg y < 110 mm Hg) y sin síntomas de disfunción sexual. Se excluyeron del estudio los pacientes con diabetes mellitus, obesidad, tabaquismo, y enfermedades cardiovasculares y no cardiovasculares importantes que necesitaban cualquier otra medicación. El protocolo de este estudio fue aprobado el Comité Local de Ética y todos los pacientes dieron su consentimiento por escrito, después de ser informados. Después de un período inicial de 4 semanas con placebo, los pacientes se dividieron en dos grupos: a) 120 pacientes se distribuyeron aleatoriamente para recibir carvedilol (50 mg una vez al día) o valsartán (80 mg una vez al día) durante 16 semanas, de acuerdo con un diseño doble-ciego cruzado; después de otro período con placebo de 4 semanas, los pacientes se cruzaron 173 TABLA 1. Características iniciales de los hombres hipertensos de los dos grupos de tratamiento Tratamiento Placebo Valor de p activo (n=40) (n=120) Edad (años) IMC (kg/m2) PAS (mmHg) PAD (mmHg) Glucemia (mg/dl) Colesterol total (mg/dl) 46,6±3 24,9±2 160,1±10 100,6±6 89±10 46,5±4 25,1±2 159,3±10 101,1±5 90±9 NS NS NS NS NS 214±23 216±24 NS NS = no significativo; IMC = índice de masa corporal; PAS = presión arterial sistólica; PAD = presión arterial diastólica. al tratamiento alternativo durante otras 16 semanas; o b) 40 pacientes se trataron con placebo de acuerdo con un diseño simple ciego durante 16 semanas. Se distribuyeron aleatoriamente para el tratamiento con placebo después de un protocolo en el que de 4 pacientes seleccionables para el estudio, tres se trataron activamente y uno recibió placebo. Los pacientes se exploraron en la visita de screening (comienzo) y cada 4 semanas a partir de ese momento. En cada visista se determinó la presión arterial con el paciente sentado, usando un esfigmomanómetro de mercurio estándar, determinando los ruidos I y V de Korotkoff, y los pacientes recibieron un cuestionario con instrucciones para rellenarlo. Las cuestiones que se referían a la disfunción sexual (¿Ha notado usted un descenso en su interés por el sexo? ¿Tiene usted problemas para conseguir una erección? ¿Tiene problemas para mantener una erección? ¿Cuántas veces ha tenido relaciones sexuales en las dos semanas anteriores?) formaron parte de una serie de cuestiones sobre varios aspectos de la calidad de vida. Este tipo de cuestionario es más exacto que las entrevistas clínicas para mostrar los problemas de la función sexual8. Después de asegurar la confidencialidad, los cuestionarios codificados por números de identificación, se rellenaron por el paciente en una zona privada y las respuestas se devolvieron en un sobre cerrado. La primera medida de los efectos del tratamiento sobre la función sexual fue la actividad sexual, valorada como número medio de relaciones sexuales al mes. También se valoró el número de pacientes que se quejaban de síntomas de disfunción sexual. Los resultados se expresaron como medias ± DE. El análisis estadístico de los datos se realizó por análisis de varianza, y se consideraron sólo aquellos pacientes que terminaron el estudio y que no se quejaron de disfunción eréctil durante el estudio (96 pacientes en el grupo activo tratado y 35 en el grupo que recibió placebo). Se consideró significativo un valor de p<0,05. Los pacientes que manifestaron síntomas de disfunción eréctil se excluyeron del análisis de los datos porque podrían haber alterado los 174 R. Fogari, et al resultados del estudio. De hecho, la disminución de la función eréctil tiene un efecto psicológico tan fuerte que induce a los hombres a evitar las relaciones sexuales debido al miedo a fallar, de forma que la inclusión de los pacientes con disfunción eréctil podría haber introducido un factor contaminante y los resultados podrían no haber expresado realmente el impacto específico de los fármacos sobre la actividad sexual, que se considera como un índice del interés sexual. Para verificar las consideraciones básicas del diseño transversal, además de la evaluación del efecto del período, también se investigó la presencia del efecto retardado o de frecuencia27. Sin embargo, no se encontró ningún efecto del período variable ni, más específicamente, ningún efecto de secuencia. Resultados Participaron en el estudio 160 hombres de 46,6 años, y 148 lo terminaron. Seis pacientes no volvieron al control, 2 interrumpieron el estudio por hipotensión (uno con valsartán y uno con carvedilol) y 4 pacientes del grupo que recibió placebo, por hipertensión (PAD ≥ 110 mmHg). En la tabla 1 se muestran las características clínicas y demográficas iniciales de los pacientes de los grupos del estudio. Valsartán y carvedilol redujeron de igual forma los valores de la PA, sin encontrarse diferencias entre los tratamientos. Los descensos medios de la PAS y de la PAD fueron ya significativos después de 4 semanas de tratamiento con valsartán (-18,1/11,2 mmHg, p<0,001 frente a placebo) y carvedilol (-18,6/11,8 mmHg, p<0,001 frente a placebo) y persistieron después de 16 semanas (-19,8/11,6 mmHg y –18,2/11,4 mmHg, respectivamente; en ambos p<0,001 frente a placebo). La normalización de la PA (PAD < 90 mmHg) se consiguió por el 48% de los pacientes tratados con valsartán y por el 46% de los tratados con carvedilol. Como se observa en la figura 1, durante el primer período de tratamiento con placebo, el número de relaciones sexuales al mes tendió a reducirse en comparación con el origen, aunque no de forma significativa. Después de 4 semanas de tratamiento activo, la actividad sexual se redujo con ambos fármacos; sin embargo, la reducción fue estadísticamente significativa sólo en los pacientes tratados con carvedilol (de 8,2 ± 4,6 a 4,4 ± 3,1 relaciones sexuales/mes, -46%, p<0,01 frente al basal) pero no en aquellos tratados con valsartán (de 8,3 ± 4,2 a 6,6 ± 3,5 relaciones sexuales/mes, -21%, NS). Al continuar el tratamiento, la actividad sexual empeoró aun más con carvedilol (3,7 ± 1,4 relaciones sexuales/mes, p<0,01 frente al basal), pero se recuperó totalmente e incluso mejoró, aunque no de forma significativa, con valsartán (10,2 ± 4,6 relaciones sexuales/mes, frente al basal, NS), la diferencia entre los dos fármacos fue muy significativa (p<0,01). Durante el segundo período de placebo, la tasa de relaciones sexuales se redujo ligeramente, alcanzando valores basales en los pacientes tratados con valsartán (8,4 ± 4,9), pero aumentó en los tratados con carvedilol (7,2 ± 4,1), aunque permaneció baja en comparación con el basal. El tratamiento cruzado confirmó el descenso de actividad sexual después de 4 semanas de tratamiento con carvedilol (de 8,4 ± 4,8 a 4,5 ± 2,6 relaciones sexuales/mes) y ningún cambio con valsartán (de 7,2 ± 4,1 a 7,2 ± 4,8 relaciones sexuales/mes). De nuevo, la actividad sexual empeoró después de 16 semanas de tratamiento con carvedilol (3,8 ± 1,7 relaciones sexuales/mes), pero se recuperó completamente e incluso mejoró, aunque de forma no significativa, con valsartán (10,1 ± 4,9 relaciones sexuales/mes), siendo la diferencia entre los dos tratamientos muy significativa (p<0,01). Las pruebas preliminares nos permitieron excluir la presencia de un efecto remanente anterior o de secuencia: en los pacientes que comenzaron el tratamiento con carvedilol, la tasa de relaciones sexuales fue de 7,5 ± 4,3 mes al final del primer período de tratamiento con placebo (pretratamiento) y 7,2 ± 4,1 al final del segundo período de tratamiento con placebo (postratamiento), sin diferencias significativas entre ellos. En los pacientes que comenzaron el tratamiento con valsartán, la tasa de relaciones sexuales fue 7,7 ± 4,4 al final del primer período de tratamiento con placebo y 8,4 ± 4,9 al final del segundo período de tratamiento con placebo, sin diferencias significativas entre ellos. Por tanto, combinamos el primero y segundo períodos de tratamiento para cada fármaco y comparamos los resultados con los de los pacientes tratados con placebo durante 16 semanas (figura 2). Después de 4 semanas de tratamiento, la actividad sexual tendió a reducirse en todos los pacientes, pero especialmente en los tratados con carvedilol. Al continuar el tratamiento, el placebo no afectó más a la tasa de relaciones sexuales, pero carvedilol progresivamente las empeoró (1,1 ± 0,9 relaciones sexuales/mes en las ocho semanas, 0,9 ± 0,7 a las doce semanas y 0,8 ± 0,6 a las 16 semanas, p<0,05 frente a placebo y p<0,01 frente a valsartán en cada intervalo), mientras que valsartán lo mejoró (2,4 ± 1,9 relaciones sexuales/mes en las ocho semanas, 2,6 ± 1,8 a las doce semanas y 2,6 ± 1,7 a las 16 semanas, p<0,05 frente a placebo a las 12 y 16 semanas). Considerando los cambios en porcentaje de las relaciones sexuales, a las 4 semanas, el número medio de relaciones sexuales se redujo en un 43% con carvedilol y un 20% con valsartán, habiendo una diferencia estadísticamente significativa entre los dos fármacos (p<0,05). La diferencia fue aun mayor después de 16 semanas de tratamiento, donde la tasa de relaciones sexuales se redujo en un 50% con carvedilol, pero aumentó en un 19% con valsartán. Quince pacientes manifestaron de forma espontánea tener disfunción eréctil (13,5%) durante el tratamiento con carvedilol (4, impotencia completa, 6, dificultades importantes para conseguir la erección, 5, dificultades para mantener la erección), 1 paciente durante el tratamiento con valsartán (0,9%; dificultad para mantener la erección) y 1 paciente en el grupo que recibió placebo (2,5%; dificultad para conseguir la erección). La diferencia entre los dos tra- 175 ACTIVIDAD SEXUAL CON VALSARTÁN Y CARVEDILOL Placebo Placebo Carvedilol Carvedilol 12 Valsartán 3 2,5 8 2 6 1,5 * * * 1 * * O 0,5 2 * O * O 0 0 Screening (comienzo) * * 10 4 Valsartán Screening (comienzo) Placebo 4 semanas 16 semanas 4 semanas 16 semanas Placebo 4 semanas 8 semanas 12 semanas 16 semanas FIGURA 1. Número medio de relaciones sexuales al mes duran- FIGURA 2. Número medio de relaciones sexuales por semana en te el tratamiento con valsartán y carvedilol (*p<0,01 frente al basal). los dos grupos de tratamiento y en el grupo que recibió placebo (*p<0,05 frente al placebo, ºp<0,01 frente a valsartán). tamientos activos fue estadísticamente significativa (p<0,001). 19,23 Discusión Aunque los mecanismos de este hecho no están claros, la hipertensión en sí se asocia con disfunción sexual, y la incidencia de problemas sexuales es considerablemente mayor en hipertensos no tratados que en normotensos3,11,28,29. El riesgo de disfunción sexual en pacientes hipertensos se exacerba durante el tratamiento farmacológico: la proporción de hombres que manifiestan dificultades sexuales parece ser mayor entre aquellos que reciben antihipertensivos que entre los no tratados4,30. Por esto, al tratar a los pacientes con hipertensión es importante asegurarse de que los fármacos que van a administrarse tienen un potencial mínimo de alterar la función sexual, y que se va a obtener el máximo equilibrio entre la eficacia terapéutica y la calidad de vida, lo cual es esencial para la aceptación del tratamiento31. En este estudio, en el que se compararon los efectos sobre la vida sexual de dos antihipertensivos de reciente desarrollo, carvedilol y valsartán, en pacientes de mediana edad diagnosticados recientemente de hipertensión y nunca tratados, observamos lo siguiente: primero, durante el tratamiento con placebo, el nivel de actividad sexual tendió a descender como consecuencia de factores psicológicos relacionados con el diagnóstico de hipertensión y la necesidad de tratamiento farmacológico. De hecho, se sabe que el conocimiento del paciente de su diagnóstico tiene un efecto negativo sobre los síntomas y sobre las medidas de la calidad de vida32. Segundo, el tratamiento con el β-bloqueante carvedilol produjo un empeoramiento crónico de la actividad sexual, lo cual confirmó los resultados de estudios anteriores1,6,11,14- acerca del efecto negativo de los β-bloqueantes sobre la función sexual. Considerando la evolución a lo largo del tiempo de los efectos de carvedilol sobre la actividad sexual, el descenso fue ya evidente después de las 4 primeras semanas de tratamiento, probablemente debido a la combinación de factores psicológicos, mecanismos farmacológicos y reducción de la PA en sí, pero persistió a lo largo del tratamiento. El impacto negativo del tratamiento con carvedilol sobre la función sexual se confirmó por el mayor porcentaje de pacientes que se quejaron de síntomas de disfunción sexual en comparación con el de los pacientes tratados con valsartán o placebo. Puede haber una interferencia con el funcionamiento del sistema nervioso adrenérgico (que participa en la integración de la erección y la eyaculación), con la regulación de la secreción de hormona luteinizante y con la estimulación de la secreción de testosterona33 que pueden ser responsables de los efectos negativos de los β-bloqueantes sobre la actividad sexual. Tercero, a diferencia de caverdilol, valsartán produjo sólo un descenso temporal y no significativo de la función sexual después de 4 semanas de tratamiento, e incluso mejoró esta función al continuar con el tratamiento. Después de 16 semanas de tratamiento, los pacientes que recibieron valsartán experimentaron un aumento del 19% de la tasa de relaciones sexuales, que, por el contrario, se redujo en un 50% en los pacientes tratados con carvedilol. Cuarto, no se encontraron diferencias entre los dos tratamientos respecto al control de la PA, lo que nos permite excluir la posibilidad de que la diferencia observada en los efectos sobre la actividad sexual fuera debida a los diferentes efectos reductores de la PA de carvedilol y valsartán. Sugerimos tres posibles mecanismos para explicar la mejoría de la actividad sexual inducida por valsartán: 1) 176 R. Fogari, et al podría ser una expresión de la mejoría general de los índices de calidad de vida (bienestar general, síntomas físicos, función cognitiva, rendimiento en el trabajo, etc.) debida a los antagonistas de los receptores de ARA II; 2) podría ser una consecuencia de algunos efectos todavía desconocidos del sistema renina-angiotensina activado sobre algunos centros nerviosos que regulen la actividad sexual o sobre algún sistema hormonal (esta hipótesis concuerda la observación de que el tratamiento de la hipertensión dirigida al sistema renina-angiotensina es más probable que se asocie con mejorías en las puntuaciones de estrés sexual que otros tipos de tratamiento y es menos probable que origine un deterioro de la función sexual2,4,11,23) o 3) podría estar en relación con algunos efectos locales; en un modelo experimental con animales, la inyección intracavernosa de ARA II produjo contracción del músculo liso cavernoso e interrumpió la erección espontánea, mientras que la administración de un antagonista de los receptores de ARA II produjo relajación del músculo liso y, por tanto, una erección, lo que indica que ARA II es un regulador importante de la función eréctil34. En conclusión, nuestros resultados indican que el βbloqueante carvedilol y el antagonista de los receptores de ARA II, valsartán, ejercen efectos diferentes sobre la función sexual en hombres hipertensos y que, a pesar de tener una eficacia antihipertensiva similar, valsartán puede tener algunas ventajas respecto a la calidad de vida sexual. Bibliografía 1. Smith PJ, Talfert RL: Sexual dysfunction with antihypertensive and antipsychotic agents. Clin Pharmacol 1986; 5:373384. 2. Croog SH, Levine S, Testa MA, Brown B, Bulpitt CJ, Jenkins CD, Klerman GL, Williams GH: The effects of antihypertensive therapy on the quality of life. N Engl J Med 1986; 314:1657-1664. 3. Bansal S: Sexual dysfunction in hypertensive men. A critical review of the literature. Hypertension 1988; 12:1-10. 4. Rosen RC: Sexual dysfunction as an obstacle to compliance with antihypertensive therapy. Blood Pressure 1997; 6(suppl 1): 47-51. 5. 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