La leyenda del pez Koi, el Pez Dragón

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La leyenda del pez Koi, el Pez Dragón
Hace mucho tiempo en un pasado lejano, el agua del
río azul que fluía desde el cielo y el río dorado que fluía
desde la tierra, estaban separados por el legendario
portal del Dragón.
El río dorado, llamado así por el color oro de sus
aguas, era el último lugar donde podían nadar libremente los habitantes del mar; ya que los Dioses que
caminaban en la tierra habían destruido su inmenso
hogar creyéndose los dueños verdaderos de todo lo que
alcanzaba sus ojos.
Entre todos los habitantes de sus aguas, la familia de
peces Koi eran los más hermosos de todos, brillaban a
la luz del sol como estrellas relucientes. El de color
negro era el papá Koi, el rojo la mamá Koi y su pequeño hijo Koi destacaba por un color azul profundo.
Lo que más deseaba el pequeño pez Koi era llegar a
las aguas del río azul pues su padre le contó que hubo
un tiempo en que no existían barreras entre un lugar
y otro. Y los peces más valientes, los peces dragones
volaban en los cielos, como perlas iluminando toda
oscuridad. La entrada se encontraba río arriba y
traspasando el portal del Dragón, se llegaba a la
Gran Cascada del río azul. A todo aquel que llegara le
salían alas doradas, para volar, convirtiéndose así en
Pez Dragón.
El pequeño pez Koi, decidido a encontrar la Gran Cascada se dispuso a nadar río arriba contra la corriente. Los
otros peces desanimados pensaban que era más fácil
nadar con la corriente y no se molestaban en descubrir
que había más allá de la cascada pues los caminantes de
la tierra ponían trampas para burlarse de ellos.
A pesar de ser la corriente tan fuerte, el pequeño pez
Koi haciendo un gran esfuerzo, aleteó lo más fuerte
que podía. Avanzaba lentamente pero poco a poco iba
haciendo camino y se abría paso por el río. El ruido
del chapoteo llamó la atención de los caminantes de la
tierra, enfadados porque un pez pequeño se atreviera
a desafiarlos, mandaron llamar al monstruo de la
gran boca el cual se tragaba entero todo lo que
nadaba a su paso.
Ellos no contaban con el que el pez Koi tenía un tamaño
muy pequeño y por ello, sin problemas, atravesó la piel
agujereada del monstruo. Siguió nadando río arriba y
de pronto el agua se tornó oscura y sucia. No podía ver
nada y comenzaba a encontrarse mal. Los caminantes
de la tierra se jactaban de haber vencido los esfuerzos
del pequeño pez, cuando de pronto desde la orilla el
Dios del Aire compadecido mandó llamar a un remolino de viento que se llevó toda la suciedad y le despejó el
camino para que continuara.
El pez Koi continuó, ya estaba cerca lo presentía en sus
aletas. Siguió y siguió nadando, pero algo extraño
pasaba, había menos agua a su alrededor. Y de pronto
se topó con un muro de piedra que se elevaba casi
hasta el cielo. ¿Qué podía hacer ahora? Al otro lado se
encontraba el portal del dragón. Entonces pensó que
su única posibilidad era saltar lo más fuerte que pudiera, lo intentó y el pez Koi no se rendía, a pesar de que
oía la risa de los caminantes burlándose de él. Una y
otra vez arrojó su cuerpo al aire para caer de nuevo al
agua.
Estaba tan cansado que incluso parecía que el muro era
mucho más alto. Pero nunca quiso darse por vencido.
El Dios de las Aguas que le estaba observando, emocionado por su valentía quiso echarle una mano, ya que
los caminantes habían detenido su curso y despreciado
sus aguas a capricho. Cuando el pez Koi reuniendo
todas las fuerzas que le quedaban se preparaba para el
último salto, el Dios de las Aguas hizo llamar a las olas
y su salto se elevó hasta alcanzar la cima y poder
pasar al otro lado hacia la Gran Cascada del río Azul.
Y así debido a que no se rindió nunca el pequeño pez
Koi pudo saltar al otro lado del portal y desapareciendo en la niebla renació como un precioso Pez Dragón.
Por las noches se puede ver al pequeño pez chapoteando alegremente por las aguas del gran río Azul.
Y desde ese día siempre que otro pez encuentra la
fuerza, el coraje y la perseverancia como hizo el pequeño pez Koi de subir a contracorriente superando sus
dificultades, es recompensado con la metamorfosis y
transformado en un precioso Pez Dragón.
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