Bibliografía_La acción negatoria - Gobierno

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MARTIN-BALLESTERO, Luis, La acción negatoria. Tecnos, Madrid 1993, 162 páginas. Prólo ­
go de JESUS DELGADO ECHEVERRTA.
La presente reseña versa sobre un tema, la acción negatoria, cuya regulación presen­
ta hondas raíces hist óricas -a la misma, en efecto, se refieren numerosos textos latinos-, ha­
biendo aparecido, por añadidura, manifestaciones normativas y jurisprudenciales muy re­
cientes. Estas circunstancias acreditan, per se, el interés de un estudio sobre la institución ;
interés que queda reforzado por la labor del autor, el profesor MARTIN-BALLESTERO, quien
ha sabido a lo largo de la obra combinar y relacionar precedentes normativos con las legis­
laciones de la mayor actualidad, empleando para ello el método histórico . Debe señalarse
que esta tarea no era, en absoluto, fácil, pues a la comprensión de la evolución de la acción
negatoria a través del curso histórico -asunto que exigía una lectura atenta de primera mano
de escritos romanos-, había que unir el examen de los nuevos productos normativos, ya que,
fruto del nuevo «Estado Compuesto» (en expresión del Tribunal Constitucional), una de
las Asambleas Legislativas autonómicas -concretamente, el Parlamento de Cataluña- ha
procedido a la emanación de una norma ad hoc en aplicación de las competencias sobre el
desarrollo y adecuación del Derecho civil catalán. En fin, sobre el tema concurrían materia­
les jurídicos de muy distinto origen, naturaleza y temporalidad y, todos ellos, debían ser or­
denados y sistematizados para lograr una comprensión cabal de la acción negatoria que pro­
piciase, además, una mayor utilización por los particulares, tal y como desea el destacado
prologuista del libro, DR. DELGADO ECHEVERRIA, puesto que «(la acción negatoria) no es un
instrumento devenido inútil o redundante para la defensa de los intereses del propietario,
sino que, por. el contrario, sigue prestando servicios insustituibles y, muy probablemente,
crecientes».
La monografía se estructura en cuatro capítulos, cuyos enunciados son los siguien­
tes: 1) En tomo al derecho de propiedad y sus circunstancias. Aproximaciones conceptua­
les; 2) Sobre la protección del dominio. Estudio conceptual de la acción negatoria; 3) Fun­
damento jurídico, caracteres y vigencia de la acción negatoria; y 4) Legislación especial y
Derecho comparado.
En el capítulo primero se presenta la conocida evolución del derecho de propiedad
liberal, cuya plasmación en el art, 348 del C ódigo civil viene siendo reinterpretada por la
jurisprudencia y por la doctrina en orden al reconocimiento de los límites que los diferentes
tipos de propiedad reciben en atención a la función social de la propiedad. Este estudio del
más pleno de los derechos de contenido patrimonial constituye, por tanto, un presupuesto
de la acción analizada, puesto que, como el autor recuerda, el Código civil ofrece al propie­
tario «acción contra el tenedor y el poseedor de la cosa para reivindicarla».
Precísamente, el capítulo segundo comienza con una exégesis de la mención trans­
crita del art o348 del Código civil. Para MARTlN-BALLESTERO, el tenor de este párrafo no re­
sulta tan criticable como han señalado otros autores -por ejemplo, MONTES PENEDES-, ya,
que , aunque es obvio su carácter limitado, es posible a partir de su literalidad -y así lo ha re­
conocido la jurisprudencia- afirmar que el propietario tiene acción para cualquier clase de
perturbación. Precisamente, en orden a justificar el papel de la acción negatoria en la lucha
contra las perturbaciones de la propiedad, se ofrece una prolija explicación del encuadra­
miento de estos instrumentos procesales en el Derecho Romano. Realizado un lúcido reco­
rrido histórico, el autor se adentra en lo que , quizá, sea el núcleo del trabajo -y capítulo ter­
cero- que no es otro sino la indagacíón del fundamento jurídico, caracteres y vigencia de la
acción negatoria. Para ello, se parte de las interpretaciones aportadas por la mejor doctrina
referentes a la institución que, para muchos autores, queda definida por su finalidad: lucha
contra perturbaciones parciales de la propiedad (ALBALADEJO). la negación de restricciones
al derecho de propiedad y el reconocimiento de ciertos derechos sobre el objeto de propie­
dad (CASTAN), etcétera. Gran acierto tiene para MARTIN-BALLESTERO la explicación ofrecida
por DJEZ PICAZO quien habla -en plural- de acciones negátorias, .repudiando una limitación
de las perturbaciones a la propiedad por parte de un tercero que pueden ser combatidas con
las mismas.
Tras comentar lo expuesto con relación al tema por otros reputados profesores (PuIG
BRUTAU y Lxcauz), se atiende a la aplicación jurisprudencial de la acción negatoria, así
como a la exposición de su proyec ción futura . Nuevamente, el punto de partida es el arto
348 del Código civil y el debate sobre el posible amparo que otorga este precepto (o no)
respecto a perturbaciones no posesorias de la propiedad. La falta de alusi ón expresa a este
tipo de situaciones en el Código se debe , en opinión acertada de SALVADOR CODERCH y
SANTIUMENGE , a que este cuerpo normativo es hijo de su tiempo y de su época, en los cuales
el uso de las fincas era poco «intrusista»". A partir de lo dicho. se apela en la monografía re­
señada a las nuevas realidades del consumo -con sus notorias exigencias- y, de modo espe ­
cial, a las relacionadas con la protección ambiental y la calidad de vida. En este último
camp o, el Ordenamiento civil ha ofrecido alguno s instrumentos vinculados a las relaciones
de vecindad o a la proscripción del abuso de derecho. La acción negatoria constituye, por
añadidura, un instrum ento adicional, con una doble finalidad, a saber: a) la cesación de la
influen cia perjudicial, y b) la abstenci ón futura de actividades o conductas similares .
El éxito de la acción negatoria dependerá, en última instancia, de la consideración
corno perturbación (o no) de un uso de una finca que repercute en la propiedad de otra per­
sona. Se trata , por consiguie nte. de un asunto de difícil determinación práctica, no obstante
lo cual, como señala el autor, son abundantes las normas que vetan a los propietario s o titu­
lares de algunos derechos determinados ejercicios de sus facultades por afect ar negativa­
mente a terceros. El caso de la legislación de propiedad horizontal es de gran obviedad al
impedir que los propietarios realicen , bajo sanción civil, actividades molestas, peligrosas,
insalubres o inmorales', El autor acude a criterios de razonabilidad general de la sociedad
para marcar el límite o fronteras discutidos: «creemos que habrá inmisión (facere in re alie­
no), y la consiguiente perturbación que justificará el posible ejer cicio por la acción negato ­
ria por el actor, cuando la alteración dañosa de la finca vecina afecte a la sensibilidad del
grupo social, de la gent e en su cotidiano vivir» (la cursiva , obviamente, es mía) .
El libro se completa con unas alusiones al Derecho Comparado (concretamente, a
los Ordenamientos alemán, franc és e italiano) y con un estudio de la legislaci ón catalana
que, en LISO de sus competencias sobre Derecho civil propio , ha podido dictar el Parlamento
de Cataluña l. La regulación -concretada en la Ley de 9 de julio de 1990, de la Acción Ne­
gatoria , Inmisiones, Servidumbres y Relaciones de Vecindad- merece , para el autor , las crí­
ticas más positivas . Como prueba de su afirmación y juicio, se ofrece una exége sis de los
precepto s más importantes, algunos de los cuales, como el mismo art. 1, son sumamente
signifi cati vos. En efe cto, el precepto mencionado recoge una afortunada definición de la ac­
ción negatoria en atención a su finalidad y Límites, al expresar lo siguiente:
«El propietario de un inmueble tendrá acción para cesar las perturbaciones ilegítimas
de su der echo que no consistan en la privación o en el retenimiento indebido de la posesión.
Tendrá asimismo acción para exigir la abstención de perturbaciones futuras y previsibles
del mismo género».
De nuevo, el dato cuya inteligencia da la clave de la operatividad de la acción está
constituido por la noción de perturbaci ón ilegítima, circunstancia que queda condi cionada a
la corre spondiente valoración social , si bien , debe indicarse que la regulación autonómica
1. Véase el análisis jurisprudencia] titulad o «La acción negatoria (Comentario a la S. del TS 3/12187) >> , en
Poder Jud icial núm. 10.
2. sobre el particular, debe repararse en qu e e l propio Tribunal Constitucional, '<primer intérprete de la Co nsti­
tución » según su Ley regulad ora , ha conside rado co nstitucional tal previ sión legal en virtud de la STC 30111993,
de 21 de octubre.
Por lo demá s, resulta francamente criti cable que se hayan suprimido las refer enc ias al veto a las actividades
inmorales reali zadas por los arre ndatarios en el actualmente en tramitación Proyecto de Ley de Arrendamientos
Urbanos. C iertame nte , esta decisi ón del Gobierno, en el ejercicio de sus competenci as de inic iativa legislativa, es
poc o coherent e con los principi os informadores de la acción negatoria y con el deseo de expansión de su uso que
viene defend iendo la doctrin a en general y la obra reseñada en part icular. Es evidente. en e fecto, que las acti vida ­
des inmorale s -interpretadas como actividades dif fcilmente aceptables socialmente (piénsese en la prostituci ón)­
pued en constituir perturbac ione s ilegítimas de los titulares de e rras propiedades co ntiguas a dond e se realizan las
citad as acti vidades.
3. No es lugar éste para recoger la polémi ca doctrinal y jurisprudencial sobre el alcanc e de la competencia le­
gislativa de las Comunidades Autónomas con De recho foral o civil propio para proce de r a su desarroll o. Baste
ahora con remitirnos a la STC 88/1993, de 12 de mazo, en relación al recurso de inconstitucionalidad respect o a la
Le y aragone sa de equiparac ión de los hijos adoptiv os, donde se sinte tiza n las di versas postur as, optan do por una
solución que puede calificar se com o de transacción .
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proporciona algunas pautas que contribuyen a su delimitación. Así, se excluye la acción
cuando las perturbaciones no afecten el interés del propietario o deban ser soportados en
virtud de ley, de convenio o pacto. Por contra, la acción negatoria sirve no sólo contra las
perturbaciones jurídicas, sino también contra las de carácter material o fáctico. Además, y
esto tiene la mayor importancia, no será necesario que el actor pruebe la ilegitimidad de la
perturbación con lo que se ofrece una eficaz arma en defensa de la libertad del dominio .
En fin, queda clara la virtualidad de esta acción -ya consagrada en el plano de la le­
gislación positiva en Cataluña y amparada por las cláusulas generales mencionadas del De­
recho cormin-, cuya presentación, exposición y defensa ha sido realizada de modo muy su­
gestivo por el profesor MARTIN-BALLESTERO, autor de la monografía que se reseña.
JAVI ER 0UVAN DEL C ACHO
IIJ
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