Competencias digitales para competir en el mercado global

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02 Septiembre 2013
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Por DireccionEII
Competencias digitales para competir en el mercado global
Comienza el nuevo curso y el principal problema en Europa es la falta de expectativas para sus jóvenes.
Con una tasa de paro del 22%, la UE tiene el enorme reto de crear empleo y mantener su competitividad
en el entorno de competencia global. Una de las claves para que Europa retome su posición en el mundo
está en las competencias digital, determinantes para que las economías de los países miembros recobren
el pulso, inicien una senda de crecimiento sostenible y generen puestos de trabajo.
En este aspecto el problema atañe nos sólo a las nuevas generaciones, los llamados nativos digitales, sino
también, y especialmente, a los decisores. “No sólo necesitamos profesionales de las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC), sino también dirigentes, administradores y empresarios
competentes en el ámbito digital en todas las profesiones y sectores”, afirma el vicepresidente de la
Comisión Europea responsable de Industria e Iniciativa Empresarial, Antonio Tajani.
Las palabras de vicepresidente europeo suponen reconocer que el problema de crecimiento, creación de
empleo y competitividad tiene que ver con la falta de visión de los decisores sobre lo que significa la
digitalización de la sociedad -abierta, global, interconectada, interdependiente-. La capacidad de las
empresas europeas para competir en ese nuevo contexto, y de las españolas en particular, depende cada
vez más del uso estratégico de las tecnologías de la información y la comunicación.
Nuevos perfiles profesionales.
Necesitamos profesionales que sepan utilizar las TIC de forma eficaz, pero es aún más urgente que
quienes han de implementarlas en las organizaciones sean conscientes de que sin ellas, la pérdida de
competitividad será dramática a medio y largo plazo. Desarrollar y compartir un modelo orientado hacia
la Sociedad en Red, de la Información y el Conocimiento no significa únicamente introducir nuevas
tecnologías en los procesos productivos, conectarse a Internet o implementar herramientas que mejoren
la eficiencia y la eficacia. Supone que, sin pérdida de tiempo, se deben revisar los modelos de relaciones
laborales, con clientes, proveedores y competidores; las categorías y perfiles profesionales; la
contratación de nuevos trabajadores con capacidades nuevas y/o adaptadas a la revolución digital; la
formación continua; los derechos de los consumidores...
“Es preciso replantear y construir muchas de las organizaciones e instituciones que han cumplido su
función durante décadas, pero que han llegado al final de sus ciclos vitales”, señala el Manifiesto de las
Competencias Digitales, coordinado por Don Tapscott por encargo de la Comisión Europea.
Para explotar el potencial de la revolución digital que vivimos -todavía en sus albores, aunque resulte
difícil de creer- y mantener su posición en el mundo, Europa tiene que capacitar a su población activa desde las plantillas de base a sus más altos ejecutivos-, a las nuevas generaciones -ahora en las fases de
educación primaria, secundaria y universitaria- y a sus dirigentes políticos en habilidades digitales.
Es obvio a estas alturas que Internet no es una amenaza, sino una oportunidad única para reducir los
costes, generar riqueza, potenciar la innovación sobre la base de la cooperación en red y desarrollar
nuevos modelos de negocio. La Sociedad en Red es un entorno de innovación abierta, conocimiento
compartido e inteligencia colectiva que debe potenciar el talento y generar nuevas oportunidades para
los europeos en los mercados globales.
“Es esencial para Europa poder permanecer a la vanguardia de las destrezas en TIC más valoradas en
esta competición global y generar mano de obra”, escribe Dan Tapscott, “incluyendo a emprendedores y
gerentes que dispongan de un conocimiento profundo de la tecnología y de la cultura de la revolución
digital en su propio ADN”.
Formación continua.
La formación es determinante y, sin embargo, se está produciendo una brecha digital creciente en lo que
respecta a las habilidades digitales. El Manifiesto señala que “a pesar de la media del 22% de paro
juvenil en Europa -por encima del 50% en países como España y Grecia-, los contratantes declaran a
menudo que se sienten incapaces de cubrir los puestos que necesitan cuando requieren competencias
técnicas y digitales”. Se da la paradoja, alerta el informe, de que los jóvenes de 16 a 24 años son usuarios
intensivos de las TIC -Internet, móviles, apps...-, pero menos de un 30% de los chicos y del 15% de las
chicas se plantea cursar estudios universitarios relacionados con las TIC.
Ante esa situación, las autoridades comunitarias proponen potenciar la formación en el ámbito de la ciencia, la
tecnología, la ingeniería y la matemática. Según un reciente estudio de Freelancer, uno de los mayores
contratadores online en el mundo, se están creando miles de empleos en la Red. Los perfiles más demandados
son los de desarrolladores de aplicaciones (apps), diseñadores, expertos en marketing online y en tecnología
3D. Si la gestión de grandes volúmenes de datos (big data) ha supuesto meses atrás la contratación de un
elevado número de matemáticos y expertos en estadística, la disrupción que supone en el proceso de
producción la aparición de las impresoras 3D va suponer una revolución en el mercado de trabajo y habrá que
estar preparada para ella. Por ello debemos intensificar la formación en ciencia, matemáticas y física.
No significa que no haya lugar para otras disciplinas, más próximas a las letras, las artes, la ética o la filosofía.
Es necesario mantener un equilibrio más perfecto entre ciencias y humanidades y, lo que es más importante,
es imprescindible abordar la revolución digital con un nuevo espíritu que atañe a todas las disciplinas y no
deja ajeno a nadie. También a la docencia, que debe asumir los nuevos retos y sus profesionales adecuarse a
los nuevos requerimientos para aprender y enseñar mejor.
Por eso, ahora que al inicio de curso nos hacemos
la lista de los buenos propósitos es importante destacar también la importancia de la formación continua,
el reciclaje profesional permanente en empresas y organizaciones. Lo que podemos haber aprendido hoy,
puede estar obsoleto mañana; la titulación no garantiza un empleo y ni siquiera las capacidades
adquiridas podrán sacarnos de un apuro pasados unos meses.
La competencia es global, la Red determina un nuevo espacio global y unas nuevas referencias
temporales; la competencia se mueve hoy en tiempo real y cada minuto requiere adaptarse a una
situación nueva y más compleja que la anterior.
“Lo que más importa es la capacidad de formación continua, de investigación, de documentación, de
análisis, de síntesis, de contextualización, de evaluación crítica, de aplicación de lo investigado a la
resolución de problemas, de colaboración y de comunicación”, advierte el Manifiesto de las Competencias
Digitales. ¿No es eso inteligencia?
Escrito por Juan M. Zafra
Fuente : Blog Cinco Días | Inteligencia Competitiva | Competencias digitales para competir en el mercado
global
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