"Constitución en mora e interrupción de la prescripción. Diferencias" (*) (*) Trabajo publicado en la Revista del Colegio de Abogados de La Plata, año XXIX, Nº 49, p. 53. _________________ I. Introducción. II.- Interpelación y mora. III.- Demanda e interpelación. IV.- Demanda e interrupción de la prescripción. V.- Conclusiones. _________________ I. Introducción. En alguna oportunidad hemos leído el resumen de un fallo que concedía aptitud para constituir en mora a una "demanda deducida ante juez incompetente o nula por defectos de forma", argumentando que si ese tipo de demandas eran suficientes para interrumpir la 2 prescripción, debían también ser suficientes para constituir en mora al deudor 1. El párrafo de dicho resumen reproduce textualmente lo que expresa SALVAT en su obra de Obligaciones 2, pero sin la importante aclaración que efectúa dicho autor respecto a la "exigencia de pago", y sin referencia alguna a que para SALVAT lo importante era el "requerimiento" que surgía de la notificación de la demanda o de la intimación por el oficial de justicia 3, por lo cual la referencia a los efectos interruptivos de la demanda no tiende a equiparar situaciones, sino simplemente a reforzar el argumento. Creemos, por eso, que el silogismo que parece surgir del resumen, no aplica correctamente las reglas de la lógica; no hay en ambas proposiciones las características propias de una premisa menor y otra mayor que la subsuma, y de allí que la conclusión a que se arriba sea errónea. En primer lugar destaquemos que existen hipótesis en que el deudor queda constituído en mora sin que este hecho tenga ninguna influencia sobre el curso de la prescripción; ello sucede, conforme 1 "Una demanda deducida ante juez incompetente o nula por defectos de forma debe ser considerada suficiente para constituir en mora al deudor. Por una parte, lo que la ley quiere es que haya habido exigencias de pago, hecho innegable aún en la hipótesis de demanda defectuosa. Por otra parte, una demanda deducida ante juez incompetente o nula por defecto de forma es suficiente para interrumpir la prescripción; por consiguiente, también debe serlo para constituir en mora al deudor, ya que las consecuencias de la mora no son tan importantes, por lo regular, como las derivadas de la interrupción de la prescripción" (C. Civ. y Com. Rosario, sala 3ª, 27 febrero 1985, Capmani, F.J. c/ Consorcio Comercial Argentino-Chileno", Zeus, reseña 7447, T. 42, R-73). 2 Raymundo M. SALVAT: Tratado de Derecho Civil Argentino - Obligaciones en General, ed. Tea, 6ª ed. (actualizada por Galli), Buenos Aires, 1952, T. I, Nº 91, p. 105. Justifica allí esta solución con una frase, que aparece en el resumen de la sentencia a que hemos aludido anteriormente, y que es muy ilustrativa: " ... lo que la ley quiere es que haya habido exigencias de pago, hecho innegable en la hipótesis que examinamos". Esto, coordinado con lo que se expresa en el parágrafo 90, demuestra que para SALVAT no bastaba la demanda para constituir en mora, sino que era menester que se hubiese notificado o intimado al deudor. 3 Autor y obra citados en nota anterior, Nº 90, p. 105, donde dice que "el requerimiento judicial es el que se hace... con intervención de la autoridad judicial", y que "puede resultar de dos actos diferentes: 1º de la notificación de la demanda; la constitución en mora se produce entonces a contar de la fecha de la notificación; 2º de la intimación de pago ordenada por el juez y verificada por un funcionario especial, llamado oficial de justicia". 3 a la actual redacción del artículo 509 del Código civil, en las obligaciones con plazo determinado 4 , en que la mora se produce por el solo vencimiento del plazo, sin que sea menester reclamo alguno del acreedor. En tal caso, junto con la mora del deudor comienza a correr la prescripción de la obligación (artículo 3957). Desde otro ángulo, la circunstancia de que un acto tenga efectos interruptivos de la prescripción en manera alguna acarrea como consecuencia anexa la mora del deudor; baste recordar que el reconocimiento de la deuda (artículo 3989) es interruptivo, pero no da origen a una situación de mora..., y algo similar sucede con el sometimiento del problema a juicio de árbitros (artículo 3988). No debe olvidarse que la prescripción liberatoria tiene como fundamento la "inactividad de las partes" y que la ley "reconoce efecto interruptivo a los hechos que ponen de manifiesto inequívocamente la voluntad de los sujetos de mantener vivo el vínculo que los une" 5; la mora, en cambio, es el fruto de un retardo culposo en el cumplimiento de la obligación. Puede haber, por tanto, actividades de las partes que demuestren el propósito de mantener viva la obligación, sin que ello signifique obligatoriamente que al mismo tiempo haya un "retardo culposo" en cumplirla. ¡Ni toda constitución en mora es interruptiva; ni todo hecho interruptivo provoca un "retardo culposo"! II.- Interpelación y mora. Nuestro Código civil, en su versión original, exigía la interpelación como requisito para la constitución en mora 6, es decir 4 ver nuestro "La mora y la reforma del art. 509 del Código civil argentino", J.A., Doctrina, 1968-V-794 y ss, y en colaboración con Enrique Merino: "Reflexiones sobre la clasificación de los plazos...", E.D. 41-1003. 5 Ver nuestro "Interrupción de la prescripción por demanda", Imp. Univ Nacional, Córdoba, 1968, p. 11. 6 Vélez en este punto, como lo indica en la nota al artículo 509, se apartó de la solución de las Partidas y de las viejas leyes romanas, y siguió al Código civil francés, disponiendo que "para que el deudor incurra en mora, debe mediar requerimiento judicial o extrajudicial por parte del acreedor". 4 la existencia de un reclamo dirigido al deudor, en el que constase claramente el objeto de la obligación y la exigencia categórica de pago 7. En lo que interesa a este estudio es menester señalar que no basta con que el acreedor manifieste su intención de obtener el pago de la deuda, sino que es necesario que su reclamo esté dirigido a la persona que debe cumplir la obligación, y que ésta se entere del reclamo, o la ley presuma que debe considerarse que lo conoce. Así, por ejemplo, el requerimiento efectuado en el domicilio constituído para el cumplimiento de la obligación surtirá efectos y será apto para constituir en mora al deudor, aunque éste no reciba la comunicación. En resumen para que la interpelación produzca el efecto de constituir en mora debe estar dirigida al sujeto obligado a cumplir, de manera que éste conozca el reclamo, o deba considerarse legalmente que lo conoce. III.- Demanda e interpelación. De lo que llevamos dicho surge muy claro, aunque algunos tribunales no lo hayan entendido así, que para que un reclamo judicial tenga los efectos de la interpelación y constituya en mora al deudor, no basta con haber depositado el escrito en Tribunales, sino que es menester que se notifique o intime al deudor 8. Esta doctrina, la única que se compadece con el fundamento de la institución, ha sido sostenida antes de las reformas introducidas por la ley 17.711 por numerosos autores, entre los que citaremos 7 Las condiciones de idoneidad de la interpelación en el viejo sistema del Código civil están muy bien analizadas por Llambías en su "Estudio sobre la mora en las obligaciones" (Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1965, Nº 13 y ss., p. 25 y ss.). 8 Dn. Antonio HERNÁNDEZ GIL expresa al respecto: "... la declaración de voluntad que integra la intimación ha de completarse a través de una ulterior actividad, que se denomina notificación; no es suficiente que esté dirigida a otro, sino que debe llegar a conocimiento del destinatario para la producción de sus efectos" ("La intimación del acreedor en la mora ex persona", Anuario de Derecho Civil, XV, 1962, p. 339). 5 a guisa de ejemplo a COLMO 9, SALVAT 10 y LLAMBÍAS dad por ALTERINI - AMEAL - LÓPEZ CABANA y WAYAR 11 , y en la actuali- 12 , CAZEAUX-TRIGO REPRESAS 13 14 . Lo importante, en consecuencia, no es solamente la activi- dad del acreedor, sino que esa declaración de voluntad haya llegado o debido llegar a conocimiento del deudor. Si esto fue así, poco interesará que la demanda haya sido presentada ante un juez "incompetente", o que tenga defectos de forma, o que con posterioridad se produzca la caducidad de la instancia. En cambio si el requerimiento no ha sido notificado al deudor, no será suficiente para constituirlo en mora, ¡aunque el tribunal sea competente, no haya defectos en la demanda, y exista la posibilidad de instar el juicio! Las discusiones que algunos de estos puntos suscitan en la doctrina nacional provienen, en parte, de la incorrecta asimilación de la constitución en mora con los actos interruptivos de la prescripción, problema del que nos ocuparemos en el siguiente apartado. 9 Alfredo COLMO: Obligaciones, 3ª ed, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1961, Nº 92, p. 72. Con la concisión y agudeza que le son habituales dice que el efecto de la interpelación se logra con "... cualquier acto de procedimiento, debidamente notificado, claro está, que implique la voluntad indubitable de exigir el cumplimiento". E insiste: "Pero debe mediar un requerimiento de pago. Lo que no lo sea no puede hacer incurrir en mora: en una ejecución se lo tendría en la intimación, y no en la iniciación del juicio...". 10 Obra y lugares citados en notas 2 y 3. 11 Jorge Joaquín LLAMBÍAS: trabajo citado en nota 7, Nº 11, p. 22: "El requerimiento judicial se perfecciona por la notificación. No basta, pues, la sola presentación de un escrito ante los tribunales, pues aquí lo que importa no es tanto manifestar la diligencia del acreedor cuanto despertar la atención del deudor". 12 ALTERINI - AMEAL - LÓPEZ CABANA: Curso de Obligaciones, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1ª ed., 1975, Vol. I, Nº 394, p. 183. quienes dicen que la interpelación es recepticia "pues la declaración está destinada a ser recibida por un destinatario concreto: el deudor interpelado". 13 Pedro N. CAZEAUX y Félix A. TRIGO REPRESAS: Derecho de las Obligaciones, Platense, La Plata, 1ª ed., 1969, T. I, p. 160: "La constitución en mora, en la acción judicial se opera por medio de la notificación de la demanda, si se trata de un juicio ordinario, o la intimación de pago, si se trata de un juicio ejecutivo". 14 Ernesto Clemente WAYAR: "Tratado de la mora", ed. Abaco, Buenos Aires, 1981, § 60-III, p. 395. 6 Lo que interesa aquí señalar es que la demanda, para producir los efectos de la interpelación, debe reunir las condiciones de idoneidad respecto al objeto (identidad de la prestación, modo de cumplimiento y tiempo de pago), y al sujeto (que el reclamo se dirija contra la persona obligada) que se exigen a toda interpelación. Así, por ejemplo, las medidas cautelares -como la traba de embargos-, o los actos preparatorios de la demanda -como el pedido de carta de pobreza para litigar-, que tienen efecto interruptivo de la prescripción 15 , no tienen virtualidad suficiente para constituir en mora al deudor. Insistimos, para que la demanda surta los efectos de la interpelación debe individualizar adecuadamente la obligación que se reclama, contener un requerimiento inequívoco de pago, y ser notificada al deudor. IV.- Demanda e interrupción de la prescripción. Hace ya tiempo nos hemos ocupado de la interrupción de la prescripción por demanda 16 ; advertimos entonces que en nuestro siste- ma jurídico, a diferencia de otros, los reclamos extrajudiciales -aunque podían ser aptos para constituir en mora al deudor- no tenían eficacia interruptiva, exigiendo la ley de manera imperativa que se dedujese una demanda. El codificador, en la nota al artículo 3986, expone las razones que fundamentan dicha decisión, basada especialmente en la seriedad que trasunta el reclamo judicial. Al tiempo que limita el terreno en el cual se desenvuelven los actos interruptivos de la prescripción, entiende que los reclamos 15 ver nuestro trabajo citado en nota 5, cap. IV, apartados g) y h), p. 42 y 44. 16 La monografía fue preparada en el concurso para aspirar al cargo de profesor adjunto de Derecho Civil II (Obligaciones), en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, como una de las pruebas que exigía a los aspirantes la ordenanza entonces vigente. El tema se sorteaba entre los propuestos por el Tribunal, y se contaba con cinco meses de plazo para redactar la monografía. 7 judiciales deben producir siempre ese efecto, aunque se deduzcan ante un tribunal incompetente o la demanda sea nula por defectos de forma, y el texto de la norma suprime la referencia a la notificación de la demanda que se encontraba en el modelo francés la doctrina mayoritaria 18 17 , razón por la cual y la jurisprudencia de manera casi unánime 19 , entienden que basta la simple presentación de la demanda, aunque no sea notificada, para que se produzca la interrupción de la prescripción. En la mora lo relevante es que el deudor sepa que debe cumplir, y que el acreedor está reclamando ese cumplimiento. La prescripción, en cambio, es consecuencia de la inactividad de las partes, y una demostración cualquiera de actividad tendiente a mantener viva la relación jurídica se considera suficiente para interrumpir el curso de la prescripción. Por eso el reconocimiento del deudor, o el sometimiento del problema a juicio de árbitros son interruptivos; por eso la demanda judicial, aunque no esté notificada, goza también de ese efecto. No interesará que se deposite ante un juez incompetente, igual demostrará la intención de mantener vivo el derecho. No será obstáculo el vicio de forma, que impedirá la prosecución del litigio, ¡pero de cualquier manera habrá trasuntado la voluntad del acreedor de no desobligar a su deudor! Adviértase, sin embargo, que si no se trata de un simple vicio de forma, sino que no se ha expresado adecuadamente el contenido del derecho que se reclama, no existirá realmente demanda, y no se producirán efectos interruptivos, ni moratorios. 17 El artículo 2246 del Código civil francés exige la "citation en justice". 18 Están en esta posición Llerena, Machado, Salvat, Spota, Llambías (ver nuestro trabajo citado en nota 5, p. 70), y más modernamente Argañarás (La prescripción extintiva, ed. Tea, Buenos Aires, 1966, No. 114, p. 103), Cazeaux - Trigo Represas (obra citada, T. II, vol. 2, p. 491, y los autores que mencionan en la nota 137: Arauz Castex, Acuña Anzorena, Borda, Rezzónico). En cambio, en posición a la que adherimos, han considerado que sería menester la notificación Segovia, Lafaille, De Gasperi, y en especial Colmo (ver nuestro trabajo citado en nota 5, p. 71). 19 trabajo citado en nota 5, p. 68 y 69. 8 Ahora bien, si el acreedor permite, por su inactividad ulterior, que se produzca la caducidad de la instancia (artículo 3987), la demanda perderá sus efectos "interruptivos", consecuencia lógica del "desinterés" en el pleito, dejando vencer los plazos procesales, pero la sanción no irá más allá; no le hará perder su "derecho", y podrá luego -mientras no haya operado la prescripción- intentar otra acción. En cambio, en lo que se relaciona con la situación de "mora", producida como consecuencia de una demanda "notificada", la ulterior caducidad de la instancia no producirá cambio alguno, pese a que hay autores en la doctrina nacional que erróneamente afirman lo contrario 20 . El conocimiento que el deudor ha tomado del reclamo en virtud de la notificación, no queda borrado en manera alguna por la caducidad de la instancia, como tampoco queda borrado por el hecho de que la demanda presente vicios de forma, que la hacen inapta para proseguir el juicio, o que la acción se haya deducido ante un juez incompetente. Ya se ha constituído de manera válida una situación jurídica de mora que solamente podrá borrarse si el deudor la purga de alguna de las formas permitidas por la ley, o el acreedor renuncia a ella. La perención de la instancia no entraña una renuncia a derechos sustantivos, sino solamente la extinción del procedimiento en curso, y la situación de mora obtenida por el requerimiento (se haya practicado por vía judicial o extrajudicial), se ha incorporado al derecho sustantivo del acreedor. Le asiste razón a LLAMBÍAS cuando afirma que la perención de la instancia "no puede hacer que la voluntad del acreedor no se haya manifestado", y que para privarla de efectos moratorios "sería menester un texto expreso, como el artículo 3987 relativo a la prescripción, que aquí brilla por su ausencia" 21 . 20 Ver SALVAT (ob. cit. en nota 2, Nº 110, p. 120); CAZEAUX - TRIGO (Ob. cit., T. I, p. 159 y ss., y autores que menciona en la nota 114). 21 Trabajo citado en nota 7, N° 38, p. 62; conf. WAYAR, obra citada, p. 396. 9 Este rápido repaso que hemos efectuado permite advertir que existen claras distinciones entre los efectos interruptivos y los efectos moratorios de los reclamos judiciales. Los primeros se obtienen por la sola actividad del acreedor, con prescindencia de que el deudor se entere de la interposición de la demanda, y cesan si la demanda se extingue (artículo 3987); los segundos exigen que el requerimiento llegue a conocimiento del deudor, y "constituyen" o dan nacimiento a una situación jurídica (la mora), que integra el derecho sustantivo del acreedor y no se extinguirá mientras no se extinga la obligación, se renuncie al derecho, o se purgue la mora de alguna otra manera legítima. V.- Conclusiones. 1) La interpelación, para constituir en mora debe reunir como requisitos el estar dirigida al deudor, llegar a su conocimiento, y expresar con claridad cuál es la obligación cuyo cumplimiento se reclama. 2) La demanda no notificada tiene efectos interruptivos, pero no es apta para reemplazar a la interpelación. 3) Las demandas con defectos de forma, o deducidas ante juez incompetente interrumpen la prescripción, pero sólo son aptas para constituir en mora si son notificadas. 4) Si la demanda no expresa con claridad cuál es la obligación cuyo cumplimiento se reclama no sirve para constituir en mora al deudor, ni tampoco para interrumpir la prescripción. 5) La perención de la instancia priva a la demanda de efectos interruptivos, pero si ha sido notificada al deudor, esa interpelación da nacimiento a una situación de mora que se independiza de la suerte ulterior del procedimiento.