S- 13-01-2014 [1100102030002011-00673-00]

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN CIVIL
Magistrado ponente
LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA
Bogotá, D. C., trece (13) de enero de dos mil catorce (2014).
Referencia: E-1100102030002011-00673-00
Se decide la solicitud de exequátur presentada por
IVÁN DARÍO BOTERO TRUJILLO, respecto de la sentencia de 18
de noviembre de 2008, proferida por la Corte Suprema de
Columbia Británica, República de Canadá, mediante la cual se
decretó el divorcio del matrimonio católico contraído por el
peticionario con la señora ALICIA ZAPATA RAMÍREZ.
ANTECEDENTES
1.-
El
demandante
sustenta
la
pretensión
de
homologación en los hechos que se compendian:
1.1.- El referido matrimonio fue celebrado el 8 de
diciembre de 1982, en la Parroquia de San Judas Tadeo de la Isla
de San Andrés y registrado en la Notaría Única del mismo lugar.
1.2.- Separados de cuerpos los cónyuges, el 31 de
marzo de 2004, el divorcio, soportado precisamente en ese
hecho, fue solicitado en marzo de 2007 a la Corte que lo decretó.
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1.3.- La señora ZAPATA RAMÍREZ, una vez notificada
debidamente, no se opuso a la referida pretensión ni apeló la
sentencia proferida.
1.4.- En el mismo trámite, las partes llegaron a un
acuerdo económico entre ellos, así como sobre la custodia, tutela
y alimentos del menor CAMILO, hijo común.
2.- Admitida la demanda, el Ministerio Público,
Delegado en lo Civil, no se opuso a la concesión del exequátur,
siempre que “resulten probados los hechos”, al igual que la
reciprocidad diplomática, o en subsidio, la legislativa.
La citada ALICIA ZAPATA RAMÍREZ, vinculada a la
presente actuación debido a que el divorcio no había sido fruto del
consentimiento, guardó absoluto silencio.
3.- Vencido el término probatorio y el de alegatos de
conclusión, procede la Corte a dictar sentencia.
CONSIDERACIONES
1.- Razones prácticas de internacionalización
y
eficacia de la justicia, permiten, en general, que las sentencias o
providencias que revistan ese carácter y los laudos arbitrales,
provenientes unas y otros de un país determinado, tengan poder
coercitivo en otro. Se trata de una excepción a la facultad libre y
soberana de los Estados de administrar justicia.
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2.- Colombia no es inferior a ese principio, pero sujeta
la fuerza de esos pronunciamientos a la establecida en los
tratados bilaterales o multilaterales vigentes con el país de su
procedencia, y a falta de éstos, la concedida a las sentencias
proferidas por los jueces patrios en otros Estados, bien por la ley
foránea, ya por la práctica judicial allí imperante.
La eficacia y correspondencia han sido reconocidas por
esta Corporación, al decir que “[l]as sentencias o laudos proferidos
en el extranjero, en procesos contenciosos o de jurisdicción
voluntaria, tendrán en Colombia la fuerza que los tratados vigentes
con el país de origen conceda (reciprocidad diplomática) o, en su
defecto, la que allí se reconozca a los dictados en el territorio
nacional (reciprocidad legislativa)”1.
En adición, igualmente exige la concesión del
exequátur, previo el trámite señalado en el artículo 695 del Código
de Procedimiento Civil y el cumplimiento de los supuestos
señalados en al artículo 694, ibidem.
3.- Frente a lo anterior, se impone ante todo examinar
el requisito de las reciprocidades dichas, pues de estar cumplido,
se habilita el estudio de las demás exigencias.
3.1.- El Ministerio de Relaciones Exteriores, por
conducto de la Coordinación del Grupo Interno de Trabajo de
Tratados de la Dirección de Asuntos Jurídicos Internacionales,
certificó, el 7 de febrero de 2012, que una vez constatados los
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Sentencia de 18 de septiembre de 2007, expediente 2003-00061.
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archivos existentes, “no se encontró acuerdo bilateral vigente
entre la República de Colombia y Canadá en materia de
reconocimiento recíproco de providencias judiciales”.
3.2.- Como sucedáneo, el Consulado General de
Colombia en Vancouver, Columbia Británica, Canadá, también a
través del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el memorando
de 24 de julio de 2012, transcribió en el idioma de origen, la “Ley
de Divorcio de Canadá”, Sección 22, la cual fue traducida luego
debidamente al Castellano.
En esa legislación aparece que, ciertamente, dicho
Estado reconoce eficacia a las sentencias proferidas por los
jueces Colombianos. En particular, sobre el “reconocimiento de
un divorcio extranjero”, dice que el otorgado de “conformidad con
la Ley de un país o la subdivisión de un país que no sea el
Canadá, por un Tribunal y otra autoridad que tenga jurisdicción
para hacerlo, será reconocido por todos los propósitos para
determinar el estado civil en el Canadá de cualquier persona”.
4.- Establecida la reciprocidad legislativa, pasa a
establecerse si los demás requisitos para acceder a lo solicitado,
los cuales se relacionan con la prueba de la decisión y con su
compatibilidad normativa interna, se encuentran cumplidos.
4.1.- Relativo a lo primero, la sentencia de divorcio se
encuentra adosada al expediente en copia auténtica, con la
traducción efectuada por un intérprete oficial acreditado. Además,
aparece debidamente legalizada, toda vez que fue presentada,
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autenticada, por el Cónsul de Colombia en Vancouver, Canadá, y
su firma abonada por el Ministerio de Relaciones Exteriores, todo
de conformidad con lo previsto en los artículos 259 y 260 del
Código de Procedimiento Civil.
Su ejecutoria igualmente se encuentra demostrada,
pues de acuerdo con la documentación allegada, autenticada y
legalizada en los mimos términos dichos, el hecho surge de haber
entrado en vigor el 19 de diciembre de 2008, vale decir, “en el 31º
día después de esta fecha” (18 de noviembre de 2008).
4.2.- En lo demás, el objeto de la decisión, esto es, el
divorcio en sí mismo considerado, excluye que la sentencia haya
versado sobre derechos reales constituidos respecto de bienes
ubicados en territorio colombiano.
Del mismo modo, al constatarse, en la prueba
documental referida, que la declaración de divorcio fue solicitada
en “marzo 7 de 2007”, fundada en que el “Demandante y la
Demandada dejaron de cohabitar el 31 de marzo de 2004”, se
evidencia que la sentencia extranjera no contraría el régimen de
divorcio implantado en Colombia mediante la Ley 25 de 1992. Por
el contrario, la compatibiliza, al traer como causal, para los
mismos efectos, la “separación de cuerpos, judicial o de hecho,
que haya perdurado por más de dos años” (artículo 6º).
Por esto, no se trata de un asunto de exclusiva
competencia de la justicia colombiana, puesto que el artículo 14
de la ley 1ª de 1976, en concordancia con el artículo 12 de la Ley
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25 de 1992, reconoce eficacia al “divorcio decretado en el
exterior”, siempre que la “causal respectiva sea admitida por la ley
colombiana”
y
que
el
“demandado
haya
sido
notificado
personalmente o emplazado según la ley de su domicilio”.
Esto último, respecto de ALICIA ZAPATA RAMÍREZ,
también aparece superado, porque el consentimiento manifestado
sobre aspectos distintos al divorcio, plasmado en la sentencia,
nota que estuvo a derecho, y porque la ejecutoria de la misma
providencia hace presumir que la citación y contradicción de la
convocada, fue cumplida conforme a la ley del país de origen.
Finalmente, no existe prueba de un proceso en curso o
de sentencia en firme de los jueces colombianos sobre el mismo
asunto, menos cuando en ninguna parte se afirma que, para la
época, alguna de las partes tuviera su domicilio en Colombia. En
el contenido del fallo extranjero, por el contrario, se alude a
Vancouver, Canadá, como el lugar común de la pareja. Por su
parte, el acuerdo de alimentos, respecto el menor hijo, aunque no
aparece involucrado, no merece reproche.
5.- En consecuencia, cumplido el trámite del exequátur
y verificados los requisitos exigidos en la ley para concederlo, no
queda alternativa distinta que proceder de conformidad.
DECISIÓN
Por lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de
Casación Civil, administrando justicia en nombre de la República y
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por autoridad de la Ley, concede el exequátur a la sentencia de
18 de noviembre de 2008, proferida por la Corte Suprema de
Columbia Británica, República de Canadá, mediante la cual se
decretó el divorcio de IVÁN DARÍO BOTERO TRUJILLO y ALICIA
ZAPATA RAMÍREZ, con relación al matrimonio católico que
contrajeron el 8 de diciembre de 1982, en la Parroquia de San
Judas Tadeo de la Isla de San Andrés y registrado en la Notaría
Única del misma localidad, exclusivamente en cuanto a esa
decisión se refiere.
Para
los
efectos
legales
a
que
haya
lugar,
especialmente los previstos en los artículos 6º, 106 y 107 del
decreto 1260 de 1970, 13 del decreto 1873 de 1971 y 9º de la ley
25 de 1992, se ordena la inscripción de la presente providencia,
junto con la sentencia reconocida, en el folio correspondiente al
registro civil de matrimonio y de nacimiento de las partes.
Líbrense las comunicaciones que sean del caso.
Sin costas por no haber constancia de su causa.
NOTIFÍQUESE Y CUMPLASE
MARGARITA CABELLO BLANCO
RUTH MARINA DÍAZ RUEDA
(En comisión de servicios)
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FERNANDO GIRALDO GUTIÉRREZ
ARIEL SALAZAR RAMÍREZ
LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA
JESÚS VALL DE RUTÉN RUÍZ
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