BANCO DE MÉXICO 295 La Crisis del Sistema Monetario Europeo en Retrospectiva Barry Eichengreen1 La mexicana no fue la primera crisis cambiaria y financiera de los noventa. Dos años antes, Europa había enfrentado una crisis igualmente dramática. En septiembre de 1992, la lira y la libra esterlina fueron forzadas a abandonar el Mecanismo de Tipos de Cambio (MTC) del Sistema Monetario Europeo (SME). Dos meses más tarde la peseta, el escudo y la corona sueca (que aunque no era integrante oficial del SME su tipo de cambio estaba atado al Ecu) corrieron la misma suerte. A principios de 1993, España, Portugal e Irlanda, fueron obligados a devaluar otra vez a consecuencia del surgimiento de nuevas presiones especulativas. Para el verano, cuando los participantes en el mercado pusieron su atención en el franco francés, el destino del SME y de todo el proyecto de unificación monetaria de Europa pendía de un hilo. Es obvio que Europa y América Latina son muy diferentes. Las economías desarrolladas de Europa son menos volátiles. Sus mercados financieros son más profundos. Sus gobiernos y empresas poseen la capacidad y los antecedentes para obtener préstamos a largo plazo denominados en sus propias monedas. Pero más que nada, existía ya para esas fechas un compromiso de integración política y de cooperación monetaria sin paralelo en ninguna otra parte del mundo. La credibilidad de este compromiso –el cual podía ser puesto en tela de juicio y lo fue en 1992– esa de un tipo completamente diferente de aquéllos que hasta ahora se han desarrollado en América Latina o Asia. 1 Preparado para la conferencia conmemorativa del 75 aniversario del Banco de México, celebrada en la Ciudad de México los días 13 y 14 de noviembre. Agradezco a Andrew Crocket y Jose Viñals sus comentarios, a Carlos Arteta su asistencia en la investigación y a Mindy Ruzicka su ayuda con las gráficas. 296 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA A pesar de estas diferencias, muchos de los debates causados por la crisis del SME resultarán familiares para quienes conocen los que han tenido lugar en países con mercados emergentes. Existe una polémica respecto a si factores fundamentales (sobrevaluación real, déficit excesivos, tasas de crecimiento excesivas del crédito y del dinero) o los cambios desestabilizadores en las percepciones de los inversionistas son las causas detonantes de la crisis. También está el debate sobre la importancia de los desequilibrios internos en los países que sufren crisis en contraste con las perturbaciones provenientes del exterior (la perturbación de la unificación alemana en el caso europeo y la de las tasas de interés de los Estados Unidos en el caso mexicano). Por último, el debate sobre la contribución de la liberalización de la cuenta de capital al aumento de los riesgos financieros (la mayor parte de los controles de capital en Europa fueron eliminados en los años previos a la crisis). Se discute también el papel que han jugado las instituciones financieras excesivamente apalancadas. Cabe destacar las limitaciones que imponen los problemas del sector bancario cuando es necesario elevar la tasa de interés para defender el tipo de cambio. Si en la discusión se sustituye el sujeto “Europa” por “América Latina” (o, para el caso, por “Asia”) los argumentos son los mismos y tienen igual relevancia. Sobre todo, hay lecciones de política monetaria y cambiaria que se pueden derivar de la crisis del SME. Mi lectura, que no sorprenderá a aquéllos que me conocen, es que la experiencia europea subraya la dificultad que enfrentan los esquemas de tipo de cambio fijo en un mundo de alta movilidad de capitales. Esa experiencia también establece la existencia de solamente dos opciones cambiarias viables para aquellos países que buscan reconciliar la estabilidad financiera con la apertura financiera. En primer lugar, la unificación monetaria alcanzada en Europa a través de la creación de una nueva moneda única y de un banco central transnacional, en América Latina podría lograrse más probablemente por medio de la dolarización. En segundo lugar, se encuentra la opción de un tipo de cambio flotante, anclado en una estrategia de política monetaria creíble, es decir, la estrategia de metas inflacionarias. Aunque los 11 miembros fundadores de lo que ahora es la zona del euro fueron endureciendo su política de tipo de cambio fijo antes de saltar a la unificación monetaria, otros países europeos, en particular el Reino Unido y BANCO DE MÉXICO 297 Suecia, continúan flotando y mantienen una meta inflacionaria. Por tanto, la experiencia europea sugiere que tanto la flotación como la dolarización pueden tener futuro en América Latina. 1. El Contexto Toda crisis tiene su contexto. El factor distintivo de la crisis europea, fue la fortaleza del compromiso para estabilizar los tipos de cambio. La “búsqueda” de estabilidad cambiaria (como señalan Giavazzi y Giovannini, 1989) tiene sus raíces en un deseo de estabilidad monetaria y financiera que no ha sido exclusivo de Europa. Asimismo, en un compromiso de integración política y económica. Desde los años cincuenta la integración fue el principio guía para la organización de las relaciones internacionales europeas. La agenda de unificación siempre tuvo un componente económico. Empezó con la creación de una unión aduanera europea en los años sesenta y culminó con el acuerdo de un Mercado Único en 1986. Es claro también que este esfuerzo siempre tuvo un componente político, reflejado en la creación del Parlamento Europeo, la Corte de Justicia Europea y la Comisión Europea. La unificación monetaria estuvo atada a estos dos elementos. Era parte fundamental de la integración económica puesto que la volatilidad cambiaria amenazaba con destruir la ventaja comparativa y con erosionar el apoyo político para la unión aduanera2 . Los movimientos de los tipos de cambio interfirieron con la operación de la Política Agrícola Común (PAC), la cual significó el primer logro concreto de la Comunidad Europea (CE)3 . Con la Esto se refiere al “problema de las devaluaciones competitivas”, el cual era particularmente preocupante en Europa debido a la asociación entre la devaluación cambiaria y las dificultades políticas de los años treinta. 3 Aunque la Comunidad Europea del Carbón y el Acero fue el primer logro de “Los Seis”, antecedió al Tratado de Roma. En cualquier caso, la PAC era esencial para mantener el apoyo político, particularmente en Francia, para el Mercado Común en cuya construcción la Comunidad Europea del Carbón y el Acero fue el primer paso. Como señalan Buiter, Corsetti y Pesenti (1998), es difícil imaginar que las características técnicas de la PAC hubieran sido diseñadas como lo fueron sino se hubiera supuesto que los tipos de cambio intra-europeos se mantendrían fijos. Aún así, no es difícil imaginarse cómo, con el paso del tiempo, esas características técnicas podrían convertirse en obstáculos para la variabilidad de los tipos de cambio. 2 298 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA transición de la unión aduanera al Mercado Único, los tipos de cambio arbitrarios y caprichosos amenazaban con producir trastornos aún más grandes en el sentido del comercio y con provocar una reacción contraria mayor. Aún más que en el TLC, en el cual la integración acaba en gran medida en la frontera, las iniciativas europeas que extendieron la integración a la remoción de barreras para la creación de un mercado laboral y de un sistema financiero único, hicieron que las fluctuaciones de los tipos de cambio fueran vistas como incompatibles con la integración económica.4 La unificación monetaria fue también el vehículo para impulsar la integración política. La formulación e instrumentación de una política monetaria común requería de nuevas instituciones y cuerpos de discusión, lo cual facilitó la institucionalización de la cooperación. Empezando con el informe Werner de 1970, la política monetaria fue palanca para abrir la puerta a la integración política. Así, de manera previsible, la oposición más fuerte al proyecto monetario (en el Reino Unido) provino de los anti-federalistas más convencidos. La declaración de que la integración monetaria fue una concomitante para la integración política puede ser una simplificación. Sin embargo, es imposible imaginar la forma que hubiera tenido el proyecto monetario europeo en ausencia de un motor político. El colapso del sistema de Bretton Woods entre 1971 y 1973 y la volatilidad resultante en los mercados financieros enfatizaron la urgencia de los esfuerzos para crear una zona de estabilidad monetaria. El primer intento europeo, la 5 llamada Serpiente , no fue tan exitoso. El éxito de la iniciativa posterior, el SME, la red de paridades multilaterales establecida en 1979, sorprendió aún a los más optimistas. En retrospectiva, los ingredientes de ese éxito son claros. Comparado con la Serpiente, el SME proporcionaba líneas de crédito NAFTA incluye numerosas provisiones no relacionadas con el comercio las cuales se extienden más allá de las fronteras –por ejemplo, las que se refieren a prácticas y estándares que afectan al medio ambiente– pero siguen siendo muy limitadas si se comparan con los compromisos contenidos en el programa del Mercado Único. 5 Nota del Traductor: se conoce como la Serpiente al sistema de bandas cambiarias vigente en Europa en los años setenta y ochenta. 4 299 BANCO DE MÉXICO 6 7 más liberales y fue apoyado por un compromiso político más firme. En el momento de su adopción el ambiente mundial era más favorable; ninguna de las perturbaciones de los años ochenta fue tan severa como la primera que afectó al mercado petrolero y como la desaceleración de la productividad 8 durante los años setenta. Ante las dudas sobre el compromiso de Francia con la estabilidad de precios, resultante del fracasado experimento keynesiano del presidente Mitterrand entre 1981 y 1983, Alemania emergió como el ancla de las expectativas cambiarias y de la inflación. Más aún, una vez que los gobiernos comprendieron las lecciones del solitario esfuerzo de Mitterrand, se formó una mejor disposición para adoptar políticas 9 armonizadas. Además, puesto que dentro del MTC, existía una norma para el realineamiento de las divisas la armonización de las políticas no comprometió irrevocablemente a los gobiernos a una camisa de fuerza macroeconómica. Existió una buena disposición para coordinar el realineamiento, y la cual se podía negociar anticipadamente debido a la libertad de acción que otorgaban los controles de capital. Estos elementos fueron fundamentales para el sostenimiento del SME durante sus primeros siete años de operación. Fue entonces cuando se suscribió el acuerdo de Mercado Único en 1986. Un paso esencial hacia la creación de un mercado común de capitales fue la eliminación de los controles para los flujos de capital. Las implicaciones de esta acción para el SME de banda estrecha no fueron completamente comprendidas en su momento. Con la eliminación de los controles de capital durante los cinco años subsecuentes, la realineación se volvió problemática. Se extendió la madurez de los créditos que podían ser obtenidos a través del mecanismo de Financiamiento de muy Corto Plazo, las condiciones para acceder a esos créditos se liberalizaron y se establecieron provisiones para la renovación de créditos vencidos. 7 Mientras que la Serpiente había incluido a países que no eran miembros de la comunidad europea, el EMS era exclusivamente un asunto de la Comunidad Europea. 8 Bayoumi y Eichengreen (1994) documentan este punto con estimaciones de las perturbaciones de oferta y demanda que afectaron a la economía europea en los años setenta y ochenta. 9 Italia, Dinamarca e Irlanda, entre otros, siguieron el liderazgo de Francia, adoptando políticas monetarias y fiscales restrictivas. 6 300 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA El menor indicio de que las autoridades estuvieran contemplando un cambio en la paridad podía incitar a los mercados a iniciar un ataque especulativo. Por tanto, la opción no podía discutirse de una manera civilizada. Mientras que entre el nacimiento del SME y enero de 1987 habían ocurrido 11 realineaciones, a partir de ese momento y hasta la crisis de 1992 no tuvo lugar ninguna otra.10 Los analistas (por ejemplo Giavazzi y Spaventa 1990) empezaron a distinguir entre el SME Viejo (o flexible) y el SME Nuevo (o rígido). Fue en esa coyuntura cuando los cambios de largo alcance en la economía global sacudieron al SME. Se produjo un crecimiento en el número de transacciones financieras internacionales, en particular a raíz de que el Plan Brady permitió a los bancos reducir el valor en libros y vender los créditos morosos a cargo de los países en vías de desarrollo. Los mercados financieros fueron desregulados, hubo un aumento repentino en el número de los préstamos bancarios y un crecimiento de las instituciones financieras alimentadas por dichos créditos. En particular, cabe destacar el surgimiento de fondos de cobertura macro que carecían de relaciones de largo plazo con los gobiernos de los países con cuyas divisas comerciaban. En ese lapso ocurrió el colapso soviético y la reunificación alemana. El impacto de esta última sobre la economía europea no fue difícil de anticipar. Los primeros analistas en intuir su trascendencia como Begg et al. (1990), le dieron al clavo al predecir tanto una elevada demanda nacional alimentada por el gasto financiado mediante déficit, como las consecuentes altas tasas de interés causadas por el intento del Bundesbank de limitar las presiones inflacionarias.11 Sin embargo, aunque los efectos macroeconómicos eran previsibles, no lo eran las consecuencias para el SME. La banda para la lira fue ajustada el 8 de enero de 1990, pero sin cambiar la paridad central, lo cual no representaba una amenazaba para la estabilidad de las expectativas. 11 Esto se debía a que el canciller Kohl había basado su campaña en el compromiso de que no fijaría impuestos adicionales para enfrentar los costos de la reunificación. En consecuencia, no era difícil predecir déficit fiscales elevados y sus consecuencias. 10 BANCO DE MÉXICO 301 2. La Crisis Esas consecuencias se observaron primero en Finlandia, país que aunque no era miembro del SME (puesto que aún no pertenecía a la UE) había decidido anclar su tipo de cambio al Ecu. Las exportaciones de Finlandia se vieron afectadas severamente por la desintegración de la economía soviética. Los bancos y las empresas en esa nación se encontraban sumamente expuestos como resultado de la expansión del crédito que siguió a la liberalización financiera de mediados de los ochenta, al tiempo que el incremento de las tasas de interés alemanas y europeas, en general, les dificultó la obtención de recursos para realizar sus operaciones. La magnitud del problema se hizo patente a fines de 1991, cuando el Banco de Finlandia devaluó el markka en 12 por ciento. Con todo, este ajuste resultó terriblemente inadecuado para restaurar la salud y el vigor de la economía finlandesa. Otros países europeos sufrieron problemas similares. Surgieron así dudas acerca de la competitividad externa de Italia y del Reino Unido. Italia, como muchos otros miembros de la Unión Europea con una historia reciente de inflación, había usado al SME como un mecanismo para importar la credibilidad anti-inflacionaria del Bundesbank. Como en el caso de cualquier estabilización basada en el tipo de cambio, no solamente la inflación actual sino también los efectos acumulados del pasado fueron incorporados al nivel de precios, creando problemas de sobrevaluación. Puesto que la inflación se estabilizó más lentamente que el tipo de cambio, las tasas de interés también tendieron a bajar en forma muy pausada. Los inversionistas obtuvieron préstamos en mercados con bajas tasas de interés (Japón y los Estados Unidos) e invirtieron en donde las tasas de interés eran elevadas. Ello, bajo el supuesto de que los tipos de cambio fijos del MTC eran sólidos.12 La entrada de recursos alimentó el otorgamiento de préstamos bancarios y la expansión del crédito interno, lo que permitió ocultar los problemas. Este proceso podría etiquetarse como “la jugada de convergencia” en lugar del “comercio de acarreo” (la variante de 1990 que obtuvo tan mala reputación como resultado de las crisis de México y Asia), aunque el mecanismo era 12 Esperando que estas inversiones produjeran ganancias de capital en el futuro cuando las tasas de interés bajaran. 302 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA básicamente el mismo.13 Y si surgieran dudas sobre la estabilidad del tipo de cambio fijo, estas “jugadas de convergencia” podrían deshacerse rápidamente. El problema en el caso de la Gran Bretaña fue haber entrado al SME con un tipo de cambio alto e imposible de sostener. A pesar de la inflación, la libra se había apreciado con el crecimiento macroeconómico del país, y la recesión y el desempleo acechaban justo cuando la libra se incorporó al SME.14 De hecho, la preocupación por el desempleo abarcaba a todo el continente y, aunada a la debilidad de los sistemas bancarios, dio pie a la pregunta de sí los bancos centrales y los gobiernos deberían defender al tipo de cambio en caso de que ocurriera un ataque. Si los gobiernos decidieran conservar a toda costa los tipos de cambio, esto hubiera sido por razones políticas y por la creencia de que la defensa del SME resultaba esencial para la supervivencia del proyecto de unión monetaria. El Informe Delors, aceptado por el Consejo en la Cumbre de Madrid en junio de 1989, y el Tratado de Maastricht, negociado en 1991 pero que aún no había sido ratificado, elevaron las apuestas en la mesa. El tratado de Maastricht estableció que la participación en el SME, el cual no consideraba devaluaciones involuntarias, era una precondición para calificar para la Unión Monetaria Europea.15 De esta forma, la peseta española, al igual que la rupia de Indonesia cinco años más tarde, fue conducida al límite superior de su banda por la copiosa entrada de capitales, antes de su repentino desplome al fondo. 14 Es revelador que, al momento de escribir este trabajo, la libra esterlina estaba 15 por ciento más alta con respecto al marco alemán de lo que se encontraba cuando entró al MTC (y aún más con respecto al euro sintético). Esto es congruente con el énfasis que se hace en el texto acerca de la influencia coyuntural del ciclo de negocios sobre el nivel del tipo de cambio, en el sentido de que la relativamente robusta expansión de la Gran Bretaña en la segunda mitad de los noventa es la explicación obvia de su elevado tipo de cambio actual. 15 La estabilización del tipo de cambio y la participación en el SME fueron dos de los criterios de convergencia incluidos en el tratado de Maastricht, aunque aún estaba en disputa cuán estrictamente serían aplicados. Para entender la crisis, es importante recordar que la interpretación de consenso era entonces más estricta de lo que tiende a ser hoy en día. 13 BANCO DE MÉXICO 303 Aquellos países que mostraran no tener un compromiso suficiente con la defensa de sus monedas podían ser excluidos de la unión monetaria. Ello pondría en riesgo su calidad de buenos europeos. Esta restricción se vino abajo cuando los votantes daneses rechazaron el tratado por escaso margen en su referéndum del 2 de junio. Si no existía una unión monetaria a la cual aspirar, había un menor incentivo para seguir las dolorosas políticas de austeridad. Los mercados financieros reconocieron rápidamente lo que ese hecho implicaba. Italia, país en donde los problemas de competitividad se habían acumulado como resultado de la inflación crónica, resultaba un blanco obvio. A pesar de que la lira no se había desviado de su banda dentro del SME desde que ésta se había estrechado de 6 a 2.25 por ciento en enero de 1990, su paridad cayó hasta el límite inferior.16 El Banco de Italia elevó las tasas de interés, pero sin resultados. Los mercados estaban mucho más alarmados por el aumento en el servicio de la deuda que por el alivio que podían sentir por la señal de compromiso.17 Como respuesta, las tres monedas que continuaban operando en la banda ancha (la libra esterlina, la peseta y el escudo) cuya credibilidad era menor, se debilitaron.18 La presión se elevó conforme se aproximó el referéndum francés, programado para celebrarse el 20 de septiembre. Un rechazo más del tratado liquidaría el proyecto de unificación monetaria. A pesar de la intervención del Banco de Inglaterra, el 26 de agosto la libra cayó a su piso dentro del MTC. En menos de 48 horas la lira se le unió. El esfuerzo para organizar una respuesta coordinada (una devaluación de las divisas débiles del MTC –esencialmente todas excepto el marco alemán y el florín holandés– puesto que Holanda era considerada por los mercados solamente como parte de Alemania– junto con la reducción de las tasas A pesar de la intervención intramarginal, las reservas del Banco de Italia cayeron en 13.5 por ciento en junio. 17 Connolly (1995), p. 136. 18 A los nuevos entrantes al SME, siguiendo el precedente fijado por Italia, en principio se les permitió operar bandas anchas de más o menos 6 por ciento (en lugar de la banda convencional de 2.25 por ciento), reflejando sus problemas continuos de alta inflación. Italia se movió de la banda ancha a la estrecha en enero de 1990, como se señaló arriba. 16 304 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA de interés en Alemania) en una reunión del ECOFIN en Bath a principios de septiembre, fracasó rotundamente. El Bundesbank de Alemania, preocupado por la inflación, se rehusó a reducir sus tasas de interés. Por su parte, los bancos centrales de Francia, Gran Bretaña y España, temiendo las consecuencias de verse asociados y contaminados con el caso de Italia, evadieron la propuesta y posterior discusión de una realineación general de las divisas del MTC como precondición para una política monetaria más laxa por parte de Alemania. Ante ese panorama, las perspectivas de cooperación se debilitaron. Las consecuencias se hicieron patentes el 8 de septiembre, cuando Finlandia abandonó su tipo de cambio fijo y el markka se devaluó 15 por ciento. La profundidad de la caída implicaba grandes ganancias potenciales si otras divisas europeas en situación de debilidad respondían de manera similar. Lo anterior incitó a los operadores a mirar hacia la vecina Suecia, cuya situación se asemejaba superficialmente a la de su vecino nórdico. Durante la semana subsecuente el Riksbank elevó la tasa marginal de préstamos a tres dígitos para defender el tipo de cambio preestablecido. El Banco de Noruega intervino extensivamente para apoyar a la corona. A pesar de elevar las tasas de interés de corto plazo a más del 30 por ciento, el Banco de Italia encontró que sus reservas estaban a punto de extinguirse. La fórmula presentada en Bath –una realineación general asociada con una caída de la tasa de interés alemana– fue la bandera que ondeaba de nueva cuenta, pero una vez más muchos miembros del MTC se negaron a saludarla. Luego de negociaciones bilaterales con Alemania, Italia devaluó la lira en 7 por ciento el 13 de septiembre, y el Bundesbank redujo su tasa Lombarda en 25 puntos base.19 Esta historia de tensión creciente, que culmina con la inevitable tragedia, es relatada en retrospectiva con la sabiduría que da la experiencia. Los tipos de cambio fijos en Europa eran frágiles. Ello era reflejo de una combinación de desequilibrios macroeconómicos y de debilidades estructurales. Los gobiernos y los bancos centrales tenían una capacidad limitada para defender 19 Técnicamente, el ajuste fue una devaluación de 3.5 por ciento de la lira y una revaluación de 3.5 por ciento de las demás monedas del MTC. El Bundesbank también redujo su tasa de descuento en 50 puntos base, pero para transacciones internacionales la tasa relevante es la Lombarda. BANCO DE MÉXICO 305 sus monedas. Además, el proyecto de la unión monetaria tenía perspectivas inciertas. No es sorpresa, visto en retrospectiva, que los especuladores en divisas voltearan su atención al SME y que sus embates finalmente tuvieran éxito. Dado el aura de inevitabilidad que rodea esta historia, es importante recalcar que, en ese entonces, este resultado parecía muy lejos de ser algo seguro. Muchos años habían pasado desde que habían sido cambiadas las paridades en el MTC. Con o sin el referéndum danés el compromiso con la unión monetaria continuó dando forma a las decisiones oficiales. Los indicadores de las expectativas del mercado, ya sean del mercado de futuros (como en Eichengreen y Wyplosz 1993), las medidas de la tendencia ajustada de las expectativas de realineamiento (como en Rose y Svensson 1994), o las probabilidades de realineamiento derivadas de los precios de las opciones (como en Campa y Chang 1996), sugieren que hasta las semanas inmediatas previas a la crisis, no se concedía una probabilidad significativa al realineamiento. Sin embargo, todo el panorama cambió en septiembre. El primer realineamiento que ocurría en 5 años recordó a los observadores que la devaluación de algunas divisas europeas todavía era posible. La negativa de otros países a acordar una realineación simultánea con referencia al marco alemán y la falta de disposición del Bundesbank para reducir sus tasas de interés en más de un pequeño margen, elevaron la presión sobre las divisas europeas débiles. En esas condiciones es que se dio a conocer la posición de George Soros en contra de la libra esterlina (Muehring, 1992). Las noticias del martes 15 de septiembre de que al día siguiente el diario alemán Handelsblatt publicaría una entrevista con el presidente Schlesinger del Bundesbank en la que señalaba que “devaluaciones posteriores no podían descartarse” y la ausencia de una refutación firme por parte del banco central de Alemania, incrementaron la presión. El gobierno británico y el Banco de Inglaterra dudaron en elevar las tasas de interés, aparentemente por temor a que aumentos adicionales agravaran el desempleo e incitaran a una rebelión 306 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA entre los diputados Conservadores sin cargo específico en el gobierno.20 En el punto más álgido del ataque especulativo, el miércoles 16 de septiembre, el Banco de Inglaterra incrementó su tasa base de préstamos de 10 a 12 por ciento y anunció su intención de aumentarla al día siguiente en 300 puntos base adicionales. Sin embargo, el primer incremento se demoró más de una hora con respecto a la apertura de los mercados y, en cualquier caso, era una respuesta débil comparada con los estándares del Riksbank, para poner un ejemplo. Así, esa medida no tuvo un impacto apreciable sobre la moneda.21 Las dudas surgieron aún antes de que se aplicara el segundo aumento el cual fue rápidamente anulado. Esa noche, el Comité Monetario de la Comunidad Europea aceptó la solicitud de la Gran Bretaña para retirar a la libra del MTC (lo mismo que se hizo con la lira italiana) pero se rechazó la solicitud de Londres de suspender completamente al MTC.22 Adicionalmente, el Comité Monetario autorizó una devaluación de la peseta de 5 por ciento. A esas alturas, ya ninguna divisa del MTC (excepto el marco alemán y el florín holandés) era inmune. A pesar de que los votantes franceses ratificaron el Tratado de Maastricht, el Banco de Francia se vio obligado a subir las tasas de interés. Asimismo, en la semana que terminó el 23 de septiembre, el banco central francés gastó 32 mil millones de dólares en la defensa del franco. El 19 de noviembre Suecia abandonó el tipo de cambio fijo con el Ecu luego de una pérdida de reservas de 26 mil millones de dólares (más del 10 por ciento del PNB sueco) en los 6 días anteriores.23 Dinamarca se vio forzada a elevar las tasas de interés, seguida de España y Portugal. Tres días Como relata Stephens (1996, p.217), “…los funcionarios creían que un incremento serviría solamente para aumentar la tensión entre la economía interna y el MTC. Los mercados financieros hubieran reconocido al incremento como un acto de desesperación. En las palabras de un funcionario del Banco, ‘Había una ganancia excesiva aún con la tasa base de 10 por ciento. Hubiera sido increíble aumentar las tasas.’ Ver también Lamont (1999), p.200 y passim. 21 Como dijo Norman Lamont, cuando el incremento fue anunciado “la libra no se movió en absoluto. Desde ese momento, supe que el juego había terminado. Más tarde le dije a un periodista que me sentía como un cirujano en el programa de TV Casualty viendo el monitor sólo para darme cuenta que el paciente había fallecido…” (Lamont 1999, p.249). 22 Dyson y Featherstone (1999), p.685. 23 BIS (1993), p.188. 20 BANCO DE MÉXICO 307 después, la peseta y el escudo fueron devaluados 3 por ciento (en el caso español, este incremento fue adicional al precedente). El 10 de diciembre Noruega abandonó su tipo de cambio fijo con el Ecu, mientras que el 30 de enero Irlanda devaluó 10 por ciento dentro del MTC. A pesar de que la corona danesa y el franco belga también fueron atacados a principios de 1993, el centro de atención en esa coyuntura era Iberia. La tasa del desempleo en España había aumentado a 20 por ciento. Los decepcionantes datos de desempleo para el último trimestre de 1992 publicados a la mitad de febrero, dieron lugar a una presión para vender pesetas, mientras que la convocatoria de elecciones para el 12 de abril despertó incertidumbre acerca de las intenciones del gobierno. La pérdida de reservas sufrida por el Banco de España forzó otra devaluación del 8 por ciento el 13 de mayo. El efecto se esparció hasta el vecino Portugal, que se vio también obligado a devaluar 6.5 por ciento adicional. Acto seguido los inversionistas pusieron a Francia en la mira. El desempleo francés había sido motivo de preocupación durante todo el período. Esta situación presionó al gobierno a no incrementar las tasas de interés para defender al franco y llevó al gobierno alemán a reducir sus tasas a fin de apoyar al vecino galo. El 24 de junio, Edmond Alphandery, ministro de economía de Francia, exigió una reunión con su contraparte alemán, Theo Waigel, con el propósito de coordinar una reducción de las tasas de interés francesas y alemanas; Waigel rechazó la reunión aduciendo motivos urgentes de negocios. Así, cuando el INSEE publicó un sombrío informe acerca de la economía francesa, el franco se desmoronó. El 14 de julio se aproximó a la máxima divergencia permitida frente al marco alemán, forzando la intervención del Bundesbank. Sin embargo, en su última reunión regular del verano, el último jueves del mes, el Consejo del Bundesbank se negó a reducir la tasa de interés (argumentando que los datos recientes de la oferta monetaria alemana revelaban que la meta correspondiente había sido rebasada de nueva cuenta).24 Las ventas masivas de francos dieron lugar a compras igualmente masivas del Banco de Francia (el cual gastó más de 32 mil millones de dólares de reservas en la última semana de julio – 80 por ciento de ellas el 29 24 El Bundesbank redujo sus tasas de reporto y la Lombarda pero ello se consideró inadecuado. 308 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA de julio, último día hábil del mes). Entre tanto, las reservas del Bundesbank se elevaron en 40 mil millones de marcos alemanes (alrededor del 33 por ciento), augurando con ello un fuerte incremento de la oferta monetaria. En este momento, la suerte estaba ya echada. El Banco de Francia carecía de reservas para continuar interviniendo, mientras que las intervenciones del Bundesbank amenazaban sus objetivos anti-inflacionarios. Por las mismas razones, ninguno de esos dos bancos centrales estaba preparado para alterar sus tasas de interés. En una reunión de crisis celebrada durante el último fin de semana de julio, los gobernadores de los bancos centrales y los ministros de finanzas europeos decidieron ampliar las bandas del MTC en 15 por ciento. Sólo el tiempo diría si esta decisión era compatible con las especificaciones de Maastricht. Sin embargo, la inminente apertura del mercado de Tokio (que ocurriría solamente unos minutos después de tomarse esta decisión) los dejó sin alternativa. Entonces, la agitación en el mercado de divisas se apaciguó. La eliminación de la apuesta de una sola parte redujo la actividad especulativa. Toda vez que en el nuevo entorno las demás divisas podían subir o bajar con respecto al marco alemán manteniéndose dentro de la banda, los costos de perder una apuesta especulativa se elevaron significativamente. Finalmente, las reducciones de las tasas de interés alemanas ayudaron a aliviar la presión. Tal vez en ese momento más importante fue que los miembros de la UE reiteraran su compromiso de continuar moviéndose hacia la unificación monetaria, con o sin el referéndum danés. Ello implicó que los efectos disciplinarios sobre la política fiscal asociados al criterio de convergencia de Maastricht se volverían cada vez más severos. Dada esta certeza, los mercados se estabilizaron y la crisis se desvaneció. 3. Dos Interpretaciones En el debate sobre las causas que originaron la crisis típicamente se hace referencia a los modelos de primera y segunda generación.25 En los modelos 25 Yo soy responsable de haber acuñado esta terminología (en Eichengreen, Rose y Wyplosz 1995) que parece haber producido tanto confusión como claridad. BANCO DE MÉXICO 309 de primera generación (por ejemplo Krugman, 1979) las políticas macroeconómicas excesivamente expansivas que apuntan hacia la extinción de las reservas del banco central, precipitan un ataque especulativo. En los modelos de segunda generación (por ejemplo Flood y Garber 1994, Obstfeld 1986), ocurre lo contrario: el ataque precipita un cambio en las políticas, lo cual valida las expectativas de extinción de las reservas. Puede pensarse que los modelos de primera generación prefiguran una crisis de la cuenta corriente. Políticas excesivamente expansivas generan déficit de la cuenta corriente que no pueden ser financiados por tiempo indefinido. Así, la crisis estalla cuando el financiamiento se vuelve una restricción. En contraste, las de segunda generación pueden considerarse como un modelo de crisis de la cuenta de capital en las cuales los movimientos abruptos en esta cuenta en un inicio permiten financiar los déficit de la cuenta corriente; sin embargo, movimientos posteriores exigen que los déficit de la cuenta corriente sean eliminados de una vez por todas, por medio de un ajuste grande e incómodo de los precios relativos. La primera interpretación parece resaltar la resistencia de las autoridades para seguir políticas congruentes con el mantenimiento de los tipos de cambio fijos. Los déficit presupuestales eran elevados y los gobiernos y bancos centrales se mostraron reacios a igualar las tasas de interés prevalecientes en Alemania, a cuya moneda estaban fijando su tipo de cambio. El reto para los fondos de cobertura y para otros especuladores de divisas era identificar este problema, a fin de prever el agotamiento de las reservas internacionales y anticipar los ajustes inevitables del tipo de cambio. En contraste, en la segunda interpretación, se atribuye un papel más activo a los mercados. Desde este punto de vista, los operadores en divisas “se coludieron” como una pandilla, en contra de los gobiernos y de los bancos centrales de Europa. Ello obligó a las autoridades a elevar la tasa de interés para defender las paridades en el MTC. Aunque el mantenimiento de esas paridades hubiera sido tolerable bajo condiciones de mercado normales, ello dejó de ser el caso una vez que se perdió la confianza y las tasas de interés tuvieron que elevarse, independientemente de las dificultades económicas existentes. Luego de resistir esta ofensiva por unos días, los gobiernos de 310 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA Italia y de Gran Bretaña se dieron por vencidos, permitiendo que sus monedas se depreciaran. En la primera ronda de estudios post-crisis no se tuvo éxito para decidir entre estas dos interpretaciones alternativas. Ello, debido a las dificultades que implicó dar un contenido empírico a estas construcciones teóricas. Aún ahora, una década después, no se puede hacer un trabajo mucho mejor. La brecha entre los planteamientos teóricos y los estudios empíricos aún es amplia. Cualquier modelo estará sobre-determinado en el sentido de que se tiene una sola observación (la crisis de 1992) y un gran número de coeficientes a estimar (dependiendo del conjunto de factores escogidos).26 Sin embargo, es mi parecer que una década de discusión y meditación ha conducido al surgimiento de una síntesis. Esta se ha derivado de una combinación de elementos de las interpretaciones de la cuenta corriente y de capital para generar algo que se aproxima a una visión de consenso. 4. Una Crisis de la Cuenta Corriente La interpretación que se centra en la competitividad debería de disfrutar al menos del beneficio de la duda. Ello, en la medida en que un número de países (entre los que destacan Italia y España) habían seguido políticas desinflacionarias basadas en el tipo de cambio. 27 La estabilización con apoyo en el tipo de cambio tiende a agravar los problemas de competitividad. Aún cuando la fijación del tipo de cambio acelere la transición hacia la estabilidad de precios, es muy probable que la inflación tarde en igualarse al nivel En cierto sentido, esto ha conducido a los investigadores subsecuentes a alejarse de los estudios de caso (como los comisionados por el Banco de México para esta conferencia) para concentrarse en estudios de “tamaño n” que tratan de derivar generalizaciones utilizando muchas crisis. 27 Seguramente esta caracterización simplifica la situación. En el caso del Reino Unido, otro país cuyas dificultades subsecuentes habían sido imputadas a problemas de competitividad, pero que desde 1988 las autoridades habían resistido la apreciación y durante los dos años previos a la entrada al MTC no intervinieron ni utilizaron las tasas de interés para afectar el tipo de cambio. De todos modos, hay un elemento de verdad en esa caracterización, en la medida que algunos de los líderes en la discusión de las tasas de interés seguían identificando en la inflación como el problema y no a la competitividad, por lo cual recomendaban una tasa elevada. 26 BANCO DE MÉXICO 311 prevaleciente en el país que funciona como ancla. En un período de 5 años, como el transcurrido de 1987 a 1992, uno o dos puntos de inflación extra anual se acumulan en 5 o 12 puntos de sobrevaluación. En el caso de Europa, además de los problemas creados por los intentos de estabilización basados en el tipo de cambio, se presentaron los efectos de incentivos fiscales. Ello, en la medida en que los gobiernos intentaron evitar importar la recesión proveniente de los Estados Unidos y del Reino Unido. Los déficit como proporción del PIB se elevaron de 1991 a 1992 en seis de diez países europeos. Las excepciones fueron Alemania, Italia, España y Portugal, en donde los déficit ya eran elevados 28 [ver Cuadro 1]. Adicionalmente, se registró sobre las economías europeas una perturbación de la competitividad causada por la depreciación del dólar. De abril a agosto, el dólar cayó cerca de 20 por ciento frente al marco alemán, reflejando las reducciones en las tasas de interés acordados por la Reserva Federal. Ello, en un intento por inducir una recuperación, luego de la recesión de los Estados Unidos de 1991-92 [Gráfica 1]. Un nivel más bajo del dólar agravó los problemas de competitividad en Europa, los cuales fueron resentidos de manera más intensa por los países cuyas divisas presentaban mayor debilidad.29 Vale la pena subrayar el contraste entre esta historia y aquélla que habla del papel de las tasas de interés en la crisis de México. Mientras que fue el descenso de las tasas de interés en los Estados Unidos lo que agravó la Los últimos tres países iniciaron el período con los déficit más elevados de entre todos los miembros, exceptuando a Grecia, país que aún no era miembro del MTC, y a Alemania, cuyo déficit había explotado en 1990-91. 29 En un artículo previo a la crisis, Giavazzi and Giovannini (1989) se refirieron al ampliamente notado fenómeno de la “polarización dólar-marco alemán” según el cual cada vez que el dólar caía, el marco parecía elevarse frente a todas las demás monedas europeas. (Ver también Frenkel, 1986.) La interpretación más popular presentaba una sustitución más cercana entre el dólar y el marco alemán que entre el dólar y los activos denominados en otras monedas europeas. Para los propósitos presentes, es suficiente que un dólar débil hubiera intensificado la presión competitiva en toda Europa, lo cual hubiese creado problemas particulares en aquellos países en los cuales el tipo de cambio ya era débil. 28 312 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA crisis europea, el ascenso de éstas fue lo que complicó las dificultades mexicanas. Es claro que ambas interpretaciones pueden ser correctas, si uno considera que la crisis europea fue predominantemente una de cuenta corriente (tasas de interés más bajas en los Estados Unidos condujeron a un dólar más depreciado, lo cual debilitó la competitividad europea), mientras que la crisis de México fue predominantemente de cuenta de capital (las tasas de interés más altas en los Estados Unidos adelgazaron los flujos de capital hacia México, comprimiendo la cuenta de capital).30 Resulta incómodo para los proponentes de este punto de vista, que una sobrevaluación generalizada no haya sido evidente en absoluto. Esto revela parcialmente las limitaciones de los datos disponibles. Los índices de precios al mayoreo y al menudeo (aún los deflactores del PIB) sobre los que apoyan las estimaciones de competitividad muestran movimientos pequeños. Ello, en la medida en que éstos se encuentran dominados por los precios de los productos básicos cuya divergencia se hace mínima por el efecto del arbitraje de precios de las materias primas. Los costos unitarios relativos de la mano de obra proporcionan más información en la medida en que los servicios laborales no son comerciables [Cuadro 2]. Para Italia, los costos unitarios relativos de la mano de obra comparados con los de otros socios del MTC se elevaron 7 por ciento del advenimiento del nuevo SME al inicio de la crisis.31 En el caso de España, el movimiento de los costos unitarios relativos de la mano de obra fue en general el mismo, aunque la transición de la economía en el período hacia la producción de bienes de mayor valor agregado es causa de problemas en la interpretación de los índices y genera dudas sobre los datos. En el Reino Unido también tuvo lugar un incremento considerable del costo unitario del trabajo relativo al que existía al final de 1986, aunque esto ocurrió antes del ingreso de la libra esterlina al SME en Fue precisamente acerca de la pregunta de si la cuenta corriente o de capital forzó la crisis del EMS alrededor de lo que surgió en el debate entre los modelos de primera y de segunda generación. 31 Con base en los datos del FMI. Buiter, Corsetti y Pesenti (1998, p.43), señalan que un informe de 1992 del Banco de Italia estimaba que la pérdida en competitividad entre 1987 y 1991 había sido de 5 por ciento. Pero este cálculo estaba basado en precios productor relativos, los cuales, como se arguye arriba, estarían contaminados por una elevada ponderación de los precios de los bienes comerciables. 30 BANCO DE MÉXICO 313 1990. 32 Asimismo, existe evidencia similar para el caso de Suecia durante la segunda mitad de los años ochenta. Sin embargo, dichos índices no proporcionan evidencia de sobrevaluación real en el período para ningún otro país europeo. El que Italia, España, el Reino Unido y Suecia fueran cuatro de los primeros países en sufrir ataques especulativos nos dice que la cuestión de la competitividad externa es importante. Para los modelos de primera generación resulta perturbadora la ausencia de evidencia comparable en otros lugares, dado que los ataques subsecuentes que sobrevinieron fueron indiscriminados.33 Los datos anteriores pueden ser poco informativos debido a la perturbación causada por la reunificación alemana. La promesa de Kohl de no elevar los impuestos para financiar los costos de la reunificación, la explosión del gasto en seguro de desempleo y en pensiones para los residentes en la tierra del Este (con objeto de limitar la migración a los estados del oeste por ser un asunto políticamente muy sensible), aunado al aumento de los gastos en infraestructura y en limpieza del medio ambiente, estimularon la demanda agregada en Alemania. Dada la desproporcionada propensión de los ciudadanos alemanes a consumir bienes nacionales, este aumento de la demanda determinado por factores fiscales requirió de un incremento en el precio relativo de los bienes locales. Dicho cambio en los precios relativos podía ocurrir de tres maneras. En primer lugar, los precios alemanes podían subir, pero la aversión del Bundesbank a la inflación congeló la operación de este mecanismo. En segundo lugar, la alteración de los tipos de cambio en el resto de los países europeos con respecto al marco alemán podría cumplir con esa función, pero dichos países se resistían a cambiar sus paridades dado que habían adoptado estrategias desinflacionarias ancladas al tipo de cambio. Además de que el acuerdo de Maastricht requería mantener las 32 33 Como se indicó en la sección 2. Evidentemente, en el modelo seminal de Krugman, el exceso de demanda agregada no se refleja en la sobrevaluación. Ello, toda vez que los precios relativos estaban dados por el supuesto de paridad de poder de compra. En extensiones del modelo (por ejemplo Williams 1998) se ha relajado este supuesto y se muestra que el surgimiento de un ataque especulativo causado por el exceso de demanda registraría una sobrevaluación real así como un progresivo deterioro de las reservas. 314 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA monedas estables dentro del MTC. Lo anterior dejó como única opción para producir el ajuste requerido una caída de los precios relativos de Alemania (equivalentemente, una inflación menor que la de Alemania). Esta interpretación ha sido propuesta por autores como Branson (1994), a manera de reconciliar la historia de desequilibrios competitivos con la ausencia de una tendencia fuerte en las inflaciones relativas. Aunque la lógica del argumento es impecable, es difícil saber cuánta importancia se le debe atribuir. En otras palabras, en ausencia de un modelo con parámetros completos, es difícil saber si el movimiento observado en los precios relativos fue inadecuado. Eichengreen y Wyplosz (1993) han analizado las cantidades afectadas por estos precios relativos –el déficit de la cuenta corriente y la rentabilidad del sector manufacturero. El resultado de dicho estudio es que Italia fue el único país en el que ambas variables se deterioraron durante el período que llevó a la crisis, sugiriendo sin ambigüedad el deterioro de la competitividad.34 Un segundo intento de rescate de la interpretación previa enfatiza las implicaciones del referéndum danés. La satisfacción del criterio de convergencia establecido en el Tratado de Maastricht requería la eliminación de déficit presupuestales excesivos así como la igualación de la inflación y de las tasas de interés con aquéllas prevalecientes en los países Europeos de baja inflación.35 La posible no-ratificación del tratado de Maastricht, eliminaba la presión, permitiendo a los gobiernos y a los bancos centrales volver a sus prácticas inflacionarias. Aún si los problemas de competitividad no se hacian todavía evidentes, pronto saldrían a la superficie. En particular, los países con altos índices de desempleo no querían igualar el alto nivel de las tasas de interés alemanas (y, por tanto, alcanzar el bajo nivel de la inflación de Alemania). Un comportamiento normal de estos bancos centrales hubiera sido reducir las tasas de interés para enfrentar el desempleo (Clarida, Galí y Gertler 1997). Lo único que les impedía hacerlo era la promesa de recompensa derivada del tratado de Maastricht. Conforme el desempleo Desafortunadamente, los elevados influjos de capital producidos por “la jugada de convergencia” pueden hacer que esta historia carezca de contenido. 35 Más precisamente, reducir la inflación y las tasas de interés hasta un nivel muy cercano al de los países europeos de baja inflación. 34 BANCO DE MÉXICO 315 continuó elevándose, se intensificó la presión para que se incluyeran reducciones de la tasa de interés [Cuadro 3]. Conforme las tasas de interés alemanas se movían hacia arriba, esta presión se incrementaba también. Cuando la “pequeña y valiente Dinamarca” (como la llamó Norman Lamont) rechazó el tratado, sembró una duda acerca de la premisa que indicaba que aquellos países que se resistieran a la tentación de relajar, cosecharían a futuro los frutos de su acción. Los operadores, anticipando que los gobiernos estaban a punto de violar el tratado, vendieron las divisas de los países europeos que experimentaban altos índices de desempleo. El problema con esta interpretación es que, posteriormente al “desaire” danés, no se produjo una explosión monetaria ni una pérdida de la disciplina fiscal. Los déficit tal vez eran excesivos, pero esto estaba ocurriendo desde antes del referéndum danés, y no se tuvo lugar un cambio subsecuente en la posición fiscal36 [ver Cuadro 1 nuevamente]. Aunque la participación de Dinamarca en el proceso Maastricht se ponía en duda, otros países miembros continuaron tan comprometidos con el proyecto como siempre. Estas interpretaciones se vuelven más convincentes en la medida en que explican la secuencia en que ocurrieron los eventos. Ciertamente, esa secuencia favorece la explicación basada en Maastricht, dada la forma en que se disparó la volatilidad a partir del referéndum danés. Aunque los gobiernos reiteraron su compromiso con el plan de Maastricht, ni siquiera las afirmaciones más contundentes en ese sentido (ni la ratificación de las políticas fiscales y monetarias) aplicaron la volatilidad. Podría argumentarse que estas afirmaciones no tuvieron credibilidad, pero en el único caso en que el comportamiento de los precios de los activos mostró evidencia de credibilidad imperfecta fue en el italiano.37 ¿Podría la reunificación alemana explicar la secuencia en que se produjeron los eventos? Buiter, Corsetti and Pesenti (1998, p.41) sugieren que el Bundesbank pospuso el incremento de sus tasas de interés, con la esperanza de que el gobierno alemán aplicara una restricción fiscal. Sin embargo, para 36 37 Regreso a este punto más adelante. Además de las referencias de Ross y Svensson (1994) y Campa y Chang (1996) citadas arriba, ver Clarida, Gali and Gertler (1997) para mayor evidencia. 316 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA la segunda parte de 1991 existía evidencia abrumadora de todo lo contrario. Cuando la inflación en Alemania se aceleró a 4 por ciento (una cifra nada alarmante para otros países pero verdaderamente terrible para los estándares alemanes), las tasas de interés fueron incrementadas “sin importar las consecuencias para la economía nacional real e ignorando por completo las implicaciones internacionales de estas políticas.”38 Con base en las funciones de reacción de la política monetaria, Clarida, Gali and Gertler (1997) argumentan que el Bundesbank elevó las tasas de interés por arriba de los niveles previsibles poco antes del colapso del SME. En este caso, la perturbación podría explicar el momento en que ocurre la crisis. Sin embargo, esas funciones de reacción predicen tasas de interés por debajo del nivel que tuvieron durante los 5 años precedentes, no solamente para 1992.39 Esto hace difícil interpretar los errores de pronóstico para los meses inmediatamente previos a la crisis. Por tanto, la representación del rompimiento del MTC como una crisis de la cuenta corriente (apropiadamente ajustada por las perturbaciones asociadas a la unificación alemana y al referéndum danés) nos permite avanzar en la comprensión del momento y las características de los eventos. Está claro que la interpretación anterior se beneficia de contar con una visión retrospectiva perfecta. El documento Perspectivas de la Economía Mundial de octubre de 1992 (FMI, 1992), que se presentó al Consejo del FMI del 2 al 4 de septiembre, permite tener una idea de cómo se veían entonces las cosas. Dicho documento no hizo advertencias sobre la sobrevaluación real, los déficit insostenibles de la cuenta corriente ni la crisis inminente. En la medida en que los mercados y los agentes a cargo del seguimiento de las economías no veían problemas como inevitables, uno no puede dejar de tener la impresión de que el análisis previo era incompleto. 5. Una Crisis de la Cuenta de Capital Para completar el panorama general se requiere agregar al mismo el papel de la cuenta de capital. Aunque durante la primera mitad de los años ochenta 38 39 Buiter, Corsetti and Pesenti (1998), p.41. Por un margen relativamente pequeño en 1990, pero por aproximadamente el mismo monto en cualquier otro caso. BANCO DE MÉXICO 317 los miembros del SME habían devaluado bajo presión, los controles habían limitado la intensidad de esa presión. En 1992, por primera ocasión la cuenta de capital se encontraba completamente abierta, lo cual presentaba implicaciones tanto para el período previo a la crisis como para la propia crisis. Recordemos que el tratado de Maastricht indicaba que, para calificar como miembro de la unión monetaria, los países requerían reducir la inflación interna al nivel que tenía en los países europeos de baja inflación. El deseo de los países europeos con tendencias inflacionarias a no quedar fuera del acuerdo, fomentó la creencia de que tomarían las medidas que fueran necesarias para que su inflación convergiera con la prevaleciente en otros países del continente. Conforme redujeran la inflación interna, así también bajarían sus tasas de interés.40 Esta era la lógica que subyacía a la “jugada de convergencia”.41 Está claro que la “jugada de convergencia” no estaba completamente relacionada con el Tratado de Maastricht. Los flujos de recursos hacia las divisas de alto rendimiento dentro del MTC habían ocurrido en el período 1987-1991, o sea, el que precedió a la negociación del Tratado de Maastricht (y cuya primera mitad precedió al informe Delors). El éxito de los países en cuanto a la reducción de la inflación en el contexto del MTC, mediante la utilización de estrategias de estabilización basadas en el tipo de cambio en el que llevó a la atracción de cuantiosos flujos. Por tanto, entre 1986-88 y 1989-91 los flujos de capital que ingresaron tanto a Italia como a España se triplicaron. El diferencial de las tasas de interés de los depósitos en divisas europeas cayó de 800 a 200 puntos base. Cuando el Reino Unido se unió al MTC en octubre de 1990, también se convirtió en receptor de estos flujos financieros. Los bancos y las empresas se financiaron externamente, endeudándose en marcos alemanes y en florínes holandeses. El FMI reportó estimaciones de “jugadas de convergencia” de hasta 300 mil millones de Adicionalmente, recordemos que la convergencia de las tasas de interés era otro requisito establecido en el Tratado de Maastricht para alcanzar la unión monetaria. 41 La cual se hizo famosa posteriormente, cuando reencarnó después de la crisis en el fondo de administración de riesgo. Long-Term Capital Management. 40 318 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA dólares.42 Una gran parte de estos recursos fue contratada por los fondos de cobertura y por otros inversionistas institucionales que vieron la oportunidad de obtener ganancias fáciles. Hasta ahora, en nuestro análisis no se le asigna un papel autónomo a la cuenta de capitales. El resultado negativo del referéndum danés afectó la dirección de los flujos de capital únicamente porque dio pie a anticipar que la política se modificaría en una dirección expansionista. Desde este punto de vista, los flujos de capital simplemente respondieron a los cambios previstos en la política pero no los precipitaron. Es posible introducir un papel autónomo a los movimientos de capital si consideramos la posibilidad de que el cambio descrito de política haya sido condicionado por el nivel de las tasas de interés. Los gobiernos europeos estaban pagando los costos de sostener a sus tipos de cambio, representados por las elevadas tasas de interés que ello requería. Ello, a cambio de los beneficios esperados de calificar más adelante para la unión monetaria. Estos costos elevados ya de sí, se incrementaron aún más con la desaceleración del crecimiento económico. El costo más evidente causado por las altas tasas de interés y por los elevados tipos de cambio fue el estrangulamiento de la rentabilidad industrial y el alto índice de desempleo. Adicionalmente, en Suecia y Finlandia las altas tasas de interés y el elevado tipo de cambio complicaron los problemas que ya afectaban a sistemas bancarios débiles y restringieron el margen de acción de los gobiernos en la búsqueda de políticas idóneas para enfrentar estos problemas. En Italia, un país con una razón deuda/PIB superior a 100 por ciento y de la cual, una alta proporción tenía vencimientos de corto plazo, un incremento de 100 puntos base en la tasa de descuento del banco central añadió 13 billones de liras al déficit presupuestal. Así, las altas tasas de interés ocasionaron presiones fiscales y decisiones de política muy difíciles. Además, en Gran Bretaña, en donde las tasas de interés hipotecarias estaban indizadas y las tasas de interés al alza amenazaban con deprimir el valor de las propiedades, el rigor monetario provocó protestas airadas. Tal fue el 42 FMI (1993), p.10. BANCO DE MÉXICO 319 caso cuando “los policías comenzaron a llegar a las avenidas de los condados y a las nuevas y elegantes colonias del Puerto de Londres para desalojar de sus hogares a los hijos de Thatcher.”43 Así, una política que hubiera sido óptima en ausencia de una perdida de confianza de los inversionistas, se podría volver subóptima si los flujos de capital cambiaban de dirección. En caso de requerirse un aumento constante de las tasas de interés para contrarrestar la pérdida de confianza, se deteriorarían los términos del intercambio entre el desempleo presente y la futura membresía en el EMU. Los gobiernos que previamente estaban preparados para aceptar el desempleo asociado al elevado nivel de las tasas de interés a cambio del “anillo de oro” de la membresía en el EMU, podrían considerar que el juego ya no valía la pena. Abandonarían las paridades en el MTC, reducirían sus tasas de interés y permitirían que sus monedas se depreciaran. Los teóricos se referirían a este modelo como uno de equilibrios múltiples y de desplazamientos contingentes de la política, en los cuales la política elegida dependería de la dirección de los flujos de capital. Se trata de un modelo en el cual el papel de la cuenta de capitales es autónomo.44 Es evidente que no todos los países estaban igualmente expuestos a las presiones explicadas. En aquéllos con alto desempleo, con sistemas bancarios débiles, con elevados montos de deuda de corto plazo, y con tasas de interés hipotecarias indizadas, el aumento de las tasas de interés resultó menos tolerable. Es de suponer que los países en esta situación estaban más inclinados a abandonar sus compromisos en cuanto al tipo de cambio a causa de una repentina pérdida de confianza. En este sentido, esta interpretación no es una alternativa al análisis fundado en la cuenta corriente y presentado en la sección anterior, sino complementaria del mismo. La diferencia estriba en que los fundamentos de interés no son solamente aquéllos relacionados con la competitividad internacional (que ahora es importante no sólo porque afecta a la cuenta corriente, sino porque alimenta el desempleo). Es decir existen elementos adicionales que agudizan la fragilidad 43 44 Stephens (1996), p.190. Este modelo ha sido formalizado por Ozkan y Sutherland (1994), Jeanne (1997), y Eichengreen y Jeanne (2000). 320 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA macroeconómica y financiera de un país y que, en consecuencia, limitan el margen de acción en lo referente a las medidas que los políticos están dispuestos a tomar para defender a la moneda. De acuerdo a esta interpretación, el papel del referéndum danés fue empujar a los países a esa zona de vulnerabilidad. La atracción de la unificación monetaria era tan poderosa que los gobiernos estaban dispuestos a soportar privaciones significativas para calificar para el esquema. Sin embargo, cuando el referéndum danés elevó la probabilidad de que la unión monetaria no se materializara, este intercambio se volvió menos atractivo. El aumento de la tasa de interés que los responsables de la política hubieran estado dispuestos a aceptar a fin de mantener sus estatus dentro del Tratado de Maastricht, no resultaba tolerable al caer el valor esperado de seguir siendo un buen ciudadano dentro del Tratado. Esta interpretación puede explicar porqué países como el Reino Unido, Italia, Suecia y España fueron los primeros en sufrir el ataque: tenían las tasas de desempleo más altas, las recesiones más intensas, los sistemas bancarios más débiles y las deudas públicas más elevadas. También pueden explicar porqué los especuladores eligieron al franco francés como blanco de ataque. Ello, considerando que el índice de desempleo en Francia era elevado (y además políticamente delicado dada la inminencia de las elecciones). Lo anterior puede explicar la renuencia de algunos gobiernos (como el del Reino Unido) a elevar la tasa de interés y la oposición de otros (como el de Suecia) a mantenerlas elevadas para defender sus monedas. También otorga un papel al referéndum danés, el cual incrementó el escepticismo acerca de la disposición de los gobiernos europeos para mantener la disciplina que exigía el Tratado. Esta interpretación ha sido cuestionada (p. ej. Buiter, Corsetti, y Pesenti, 1998) con base en el argumento de que la política –particularmente la monetaria– no se volvió más expansiva después de la crisis. El modelo de Obstfeld (1986) que fundamenta estas historias de ataques especulativos que se materializan depende del supuesto de que si (y sólo si) la moneda es atacada, el tipo de cambio fijo será abandonado y la política se tornará más expansiva. El tipo de cambio se depreciará, proporcionando a los BANCO DE MÉXICO 321 especuladores en divisas una justificación ex-post (así como utilidades). De hecho, hay escasa evidencia de que la política se volviera más expansiva en aquellos países que abandonaron su tipo de cambio fijo. Lo que ocurrió es que las políticas monetarias más laxas fueron contrarrestadas por restricciones fiscales adicionales. Ello fue lo que mantuvo sin cambio la fortaleza de la política macroeconómica. Los especuladores que esperaban un relajamiento significativo de la política económica resultaron decepcionados. Puede argumentarse que esta última objeción descansa en una interpretación demasiado literal del modelo de Obstfeld. La política expansiva es una de las muchas posibles contingencias que pudieron haber conducido a la lira y a la libra a niveles más bajos después de septiembre de 1992. Otra posibilidad, analizada por Flood y Marion (1998), es una modificación de la prima de riesgo del tipo de cambio. Supongamos que una prima de riesgo más alta requiere de una tasa de interés más elevada para mantener el tipo de cambio fijo. Si luego de un aumento en la prima de riesgo, las autoridades se rehusan a incrementar las tasas de interés, el tipo de cambio caerá a niveles aún más bajos. Si la prima de riesgo es una función creciente de la volatilidad del tipo de cambio (la cual se disparó en septiembre de 1992, como muestra la Gráfica 2), entonces el hecho de que el tipo de cambio caiga repentina y profundamente, y luego flote, valida las expectativas de los inversionistas acerca de una prima mayor. El ataque especulativo que precipita estos eventos es racional y viable. Además, no requiere de ningún cambio en las políticas fiscal o monetaria. Después de una década, lo anterior es lo más cercano a que hemos llegado respecto a la formación de un consenso en la interpretación de la crisis. Es patente que los tipos de cambio de países como Italia, el Reino Unido y España no hubieran sido atacados tan fácilmente si no hubieran permitido que sus divisas se sobrevaluaran. Francia no hubiera enfrentado tantas dificultades para defender al franco si su tasa de desempleo no se hubiera elevado a niveles tan altos, mientras que Suecia y Finlandia no hubieran tenido lo propio respecto a sus monedas si la condición de sus sistemas bancarios no hubiera sido tan frágil. El aumento de las tasas de interés que 322 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA acordó el Bundesbank agravó estas tensiones. Sin embargo, no había indicios de que los ataques se realizarían, ni en cuanto al momento y dirección en que tendrían lugar. El proceso de Maastricht dio elementos a los inversionistas para suponer que los gobiernos y los bancos centrales fortalecerían su convicción en contra de la inflación y que pondrían sus asuntos en orden antes de que la situación se volviera insostenible. Así, por cortesía de las “jugadas de convergencia”, el capital fluyó hacia estos países. No obstante, en caso de que la confianza fuese perturbada y los flujos cambiaran de dirección, los países que se encontraban en la zona de vulnerabilidad –con déficit de la cuenta corriente considerables, tasas de desempleo altas, deudas públicas elevadas y sistemas bancarios débiles – no tendrían de la capacidad económica y política para llevar a cabo los ajustes necesarios para reconciliar las nuevas condiciones financieras con el mantenimiento de sus tipos de cambio fijos. Así, hubo un detonante que modificó el panorama, el cual resultó ser el referéndum danés. El resto, como dice la gente, es historia. 6. ¿Tuvo Alguna Relevancia que el SME Fuera un Sistema Colectivo de Tipos de Cambio Fijos? Europa constituía un caso diferente porque operaba un sistema colectivo de tipos de cambio fijo. Ello, en contraste por ejemplo con el tipo de cambio fijo unilateral de México previo a 1995, o el actual de Argentina. Buiter, Corsetti y Pesenti (1998) argumentan que un sistema colectivo de tipos de cambio fijo, con administración conjunta, debería de ser más estable que un tipo de cambio fijo unilateral, y que la tragedia de Europa fue que se desperdició la oportunidad de la cooperación. La falta de cooperación transformó las presiones del mercado en una crisis: si se hubieran aplicado políticas cooperativas, el ajuste hubiera sido más suave y la amenaza para el SME hubiera sido menor.45 La lógica del análisis de Buiter et al. es la siguiente. Aunque el Bundesbank sabía que sus altas tasas de interés agudizaban las presiones sobre sus 45 La implicación de esta afirmación es que las regiones que estén preparadas para suscribir un arreglo colectivo de tipos de cambio, y que lo operen efectivamente (¿Asia del Este? ¿Mercosur?), estarán mejor pertrechadas para resistir crisis futuras. BANCO DE MÉXICO 323 hermanos débiles en el MTC – para nuestros propósitos, la lira y la libra– las autoridades alemanas no estaban dispuestas a reducir unilateralmente las tasas de interés por temor a agravar la inflación interna. La tensión resultante condujo a la lira y a la libra a salir del MTC, lo cual les ocasionó una sustancial depreciación. En el enfoque cooperativo, un número de los países del MTC –digamos todos excepto Holanda– realinearían ligeramente sus monedas contra el marco alemán dentro del MTC. Por su parte, Alemania reduciría sus tasas de interés.46 Esto hubiera resultado compatible con los incentivos alemanes, puesto que un precio más bajo para los bienes importados provenientes de otros países europeos podría atenuar las presiones inflacionarias internas.47 Esto hubiera permitido a Italia y al Reino Unido permanecer dentro del MTC luego de la realineación, pues las tasas de interés más bajas en Alemania hubieran fortalecido sus economías. El acomodo también hubiera resultado aceptable para el resto de los países europeos, puesto que hubiera protegido al MTC contra los efectos desestabilizadores que podría causar la expulsión de Italia y de Gran Bretaña. Por tanto, la solución cooperativa hubiera evitado la crisis que condenó al mercado de divisas de Europa a otro año de turbulencia. La anterior propuesta –una baja de la tasa de interés alemana a cambio de un realineamiento general de las divisas del MTC– se debatió, como se mencionó antes, en la Cumbre de Bath. John Major señala que Helmut Schlesinger manifestó la buena disposición de Alemania a reducir las tasas de interés aunado a una realineación general de las monedas del MTC, pero Francia se rehusó a seguir ese camino.48 Un desenlace similar fue el resultado de las negociaciones que tuvieron lugar entre Alemania e Italia durante el fin de semana de septiembre 11-12, reunión en la cual Italia acordó realinear a la lira dentro del MTC, a la par que Alemania aceptó una modesta reducción en La idea de que todas los demás [monedas] deberían de haberse realineado frente al marco alemán resulta más sólida si se piensa que la principal perturbación que enfrentó el sistema fue la unificación alemana, la cual requería precios más altos de los productos alemanes. 47 Para valores factibles de los parámetros, los efectos desinflacionarios en Alemania y la correspondiente baja en las tasas de interés serían mayores en el caso de que ocurriera un gran numero de devaluaciones pequeñas. 48 Major (1999), p.323. 46 324 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA la tasa de interés. Posteriormente al acuerdo con Italia, la Cumbre de Bath no rindió resultados positivos. Dado que sólo un país entre siete había devaluado, el Bundesbank únicamente estuvo dispuesto a reducir su tasa de interés en un monto muy pequeño.49 El hecho de que Europa, donde la cooperación monetaria estaba más desarrollada que en ninguna otra parte del mundo, fuera incapaz de responder de manera armónica a esta crisis revela las dificultades que conlleva un manejo colectivo de los tipos de cambio aún bajo condiciones más favorables. Aquellos países que estaban en mejor posición para rechazar las presiones en cuanto a llevar a cabo una devaluación –Francia por ejemplo– tenían razones no económicas para seguir ese camino. El gobierno francés había estado aplicando una política de “franco fuerte” con la intención de establecer al franco como un socio en los mismos términos que el marco alemán. Una devaluación hubiera acabado con la noción de que Francia era co-líder en el SME y un socio igualitario en la Unión Monetaria Europea. Además, el desenlace hubiera ocurrido en el peor momento posible, a tan sólo unos días del referéndum francés. Si Francia se rehusaba a devaluar, otros países harían lo mismo. Ello desvanecía los prospectos para un realineamiento coordinado. Adicionalmente, Irlanda, España y Portugal (y aún el Reino Unido, hasta el momento de la cumbre de Bath) tenían otras razones propias para evitar una devaluación. Los tipos de cambio fijos eran la garantía de su credibilidad inflacionaria, por lo que abandonarlos daría un golpe muy severo a la confianza.50 La esencia de este problema es la ahora muy conocida incapacidad de los países para desarrollar una “estrategia de salida” de un esquema de tipo de cambio fijo, el cual ha sido adoptado como parte de una estrategia de estabilización basada en el propio tipo de cambio (Eichengreen y Mason et al. 1998). Major (1999), p.327 relata que los italianos animaron a otros países a acompañarlos en la devaluación, incluyendo al Reino Unido. Sin embargo, una vez más fue la resistencia de Francia la que les impidió seguir ese camino. 50 John Major dijo a Terry Burns a fines de agosto: “Hemos invertido mucho en el MTC. Si devaluamos a la primera ocasión en que enfrentamos presiones, nuestra política anti-inflacionaria perdería toda credibilidad.” Major (1999), p.319. 49 BANCO DE MÉXICO 325 Más aún, si los países devalúan una vez, ¿qué impediría a los mercados pensar que pueden hacerlo otra vez? Además, bajo un nuevo ambiente libre de controles, ¿qué impediría a los operadores de divisas actuar basándose en dicha expectativa? Un realineamiento general, aún si hubiese sido formulado cooperativamente, amenazaba con disminuir la confianza en el MTC. Inevitablemente, en ese entorno de alta movilidad de capitales, el tipo de cambio fijo ajustable (“adjustable peg”) se volvió una gran tontería. Stephens indica que desde junio el gobierno de Major se había comprometido con una estrategia de no-devaluación. Ello, como respuesta a una advertencia por escrito de que una devaluación al interior del MTC le daría un golpe terrible a la confianza: “La conclusión del Tesoro era que si la libra fuese devaluada –de forma unilateral o conjuntamente con otras divisas débiles como la lira y la peseta– el gobierno perdería esta credibilidad esencial. Una depreciación de digamos 5 o aún 10 por ciento dentro del MTC conduciría a los inversionistas a dudar del compromiso del gobierno con una libra fuerte y, al contrario, los llevaría a anticipar una devaluación posterior.”51 La implicación era que si el nivel de la libra iba a ser ajustado, sería mejor abandonar completamente el MTC y permitir a la moneda flotar y depreciarse, en lugar de intentar –tal vez sin éxito– mantener una nueva paridad dentro del MTC. Está claro que esta perspectiva fue la que en último término prevaleció el “Miércoles Negro”. Por tanto, los países que podían elegir, aún si se trataba de una elección tan restringida como la de Gran Bretaña y España, se rehusaron a seguir el camino de las devaluaciones conjuntas. Y sus contrapartes que contaban con divisas fuertes, carecían de un mecanismo para obligar a aquéllos a devaluar. Adicionalmente, aún en Europa, en donde las instituciones de cooperación monetaria estaban particularmente bien desarrolladas, existían obstáculos prácticos para la colaboración. Los primeros ministros y los presidentes de los bancos centrales eran quienes se habían reunido en la Cumbre de Bath, pero las tasas de interés eran controladas por los consejos de los bancos centrales, en algunos casos, de bancos centrales independientes. El Ministro Federal de Finanzas, Theo Waigel, y el Presidente del Bundesbank, Helmut 51 Stephens (1996), p.210. 326 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA Schlesinger, aunque presentes en Bath, no tenían el poder para alterar las tasas de interés alemanas. Esta decisión solamente podía ser tomada por el Consejo del Bundesbank (la Junta de Gobierno conjuntamente con los Presidentes de los Bancos Centrales de las regiones). En esta circunstancia, la presión que Norman Lamont, presidente de la reunión de Bath, ejerció sobre Schlesinger, fue ineficaz y tal vez resultó contraproducente.52 Adicionalmente, los esfuerzos para organizar una realineación conjunta durante el fin de semana del 11 y 12 de septiembre, se complicaron debido a las reglas que obligaban al presidente del Comité Monetario de la Comunidad a comunicar la postura alemana a los demás miembros así como a convocar a las reuniones relevantes. A la sazón el presidente de dicho Comité era el Director General del Tesoro francés, Jean-Claude Trichet. Aunque Trichet estaba informado de la posición alemana (los funcionarios alemanes se la hicieron saber justo antes de reunirse con los italianos), no convocó a una reunión del Comité y ni siquiera parece haberla sugerido.53 Se sospecha que los franceses temieron que una reunión semejante pondría presión para incluir al franco en una realineación general. Esto era algo que el gobierno de Francia prefería evitar, pues el referéndum ya estaba amenazando. En resumen, problemas de incentivos institucionales impidieron que los miembros del MTC respondieran de una manera coordinada a las presiones. Como lo presentan Dyson y Featherston (1999, p.683), rompió la regla de oro de las negociaciones internacionales, es decir, “a nadie puede exigírsele un resultado para cuya obtención se requiere de un poder interno del cual carecen”. La perspectiva inglesa (Major 1999, Capítulo 14; Lamont 1999, Capítulo 9) es que al presionar a los oficiales alemanes, Lamont simplemente estaba presentando las preferencias y preocupaciones de otros gobiernos europeos. En su artículo de 1999-2000, el entonces Canciller observaba que la política de tasas de interés, como parte distinguible de la política monetaria, debía de estar en manos del gobierno federal y no del Bundesbank; sin embargo, no está claro que un cambio en la política monetaria alemana diseñado para sostener los tipos de cambio de ciertas divisas extranjeras, deba de ser ubicado en esta materia. 53 En lugar de ello, Stephens (1996) y Frown (1999-2000) afirman que Trichet informó de algunos aspectos de lo planteado por los alemanes a otros ministros europeos en conversaciones telefónicas. Esto obstruyó, en vez de impulsar, una reunión del Comité Monetario. 52 BANCO DE MÉXICO 327 Si Europa no consiguió resolver esas dificultades, es difícil imaginar que posteriormente Asia del Este o América Latina pudieran hacerlo. 7. La Crisis del SME a la Luz de las Subsecuentes en los Mercados Emergentes Un mecanismo estándar para medir los rasgos distintivos de una crisis es utilizar indicadores de alerta temprana construidos sobre la base de crisis previas. La finalidad es analizar si las predicciones se ubican fuera de la muestra. Este ha sido el enfoque seguido, por ejemplo, por Bussiere y Mulder (1999) para investigar si los modelos estimados por Sachs, Tornell y Velasco (1996) para la crisis del “Efecto Tequila”, predecían la crisis asiática. También para explorar si los modelos estimados por Berg y Patillo (1998) y Tornell (1999) para explicar la crisis del Tequila y la crisis asiática predecían con precisión los trastornos financieros de 1998-99.54 En esta sección me aboco a ese mismo ejercicio, pero en sentido contrario. En los siguientes párrafos utilizo el modelo preferido de Bussiere y Mulder, el cual ajusta los datos de las crisis del Tequila y de Asia para realizar un pronóstico razonablemente bueno para aquellos países que estuvieron en problemas en 1998-99. Debido a que este modelo aparenta ser el que mejor funciona en términos de capacidad para resumir las causas macroecónomicas y financieras de la crisis financiera de 1994-99, constituye un punto de partida lógico para analizar lo que fue diferente, si es que algo lo fue, de la crisis europea de 1992-93. Bussiere y Mulder derivan un índice de riesgo de crisis mediante regresiones de las presiones sobre el tipo de cambio (un promedio ponderado de los movimientos del tipo de cambio y de las reservas internacionales) contra cinco indicadores: la cuenta corriente como proporción del PIB, el crecimiento de las exportaciones, el cambio porcentual de las reservas internacionales, la desviación del tipo de cambio real con respecto a su tendencia y la deuda 54 No se necesita creer en los indicadores de alerta temprana para que estos ejercicios sean útiles. Para aquéllos que piensan que la diversidad y no la uniformidad es el rasgo más distintivo de las diferentes crisis, los errores en los pronósticos son útiles precisamente porque destacan lo que es diferente en cada evento. 328 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA externa de corto plazo como proporción de las reservas internacionales (todos rezagados un año).55 Esta breve lista de variables identifica con sorprendente precisión a los países cuyos tipos de cambio se vieron presionados en 199899. Sin embargo, ¿puede realizarse con dicho modelo un buen pronóstico de la crisis de Europa de 1992? Utilizando los coeficientes estimados por Bussier y Mulder y aplicando los datos de América Latina y de Asia del Este en el lapso 1994-97, la primera columna del Cuadro 4 muestra los niveles pronosticados para el “índice de presión sobre el tipo de cambio” para los países europeos en 1992. De dicho ejercicio resulta notable que Finlandia, el Reino Unido y Suecia, tres de los primeros países cuyas divisas fueron atacadas, encabecen la lista. Para Finlandia, el único país en la muestra europea que experimentó en 1990-91 una perturbación de sus términos de intercambio al estilo latinoamericano, la predicción de presión sobre el tipo de cambio es similar a la que el mismo modelo proporciona para Brasil y Argentina en 1998. Las predicciones de los niveles de presión para los países que siguen en la lista, el Reino Unido y Suecia, son considerablemente más bajas, y son cercanas a los que experimentó México en 1998. Estos resultados sugieren similitudes considerables entre la crisis europea de 1992 y la subsecuente que afectara a los mercados emergentes. Sin embargo, es sorprendente que algunos países, notablemente Italia, resulten clasificados en la parte baja de la lista. La explicación es que, para los estándares de los mercados emergentes, el nivel de la deuda externa de corto plazo de Italia era muy reducido. La diferencia no es que Italia, y en general otros países europeos, emitieran menos deuda de corto plazo –al contrario– sino que la deuda en cuestión era interna no externa.56 Cuando se suman ambas deudas en el cálculo de la razón de deuda a PIB, el mismo modelo genera el ordenamiento que aparece en la segunda columna del Cuadro 4. Así, Italia, cuyos problemas de deuda eran notables, pasa a encabezar la lista. Desafortunadamente, esta versión del modelo también predice un nivel La apreciación real se calcula por medio de la desviación con respecto a la tendencia durante los 48 meses precedentes. 56 Datos del Banco de Pagos Internacionales y del Banco Mundial ubican a la deuda externa de los países europeos hacia 1992 en 41 por ciento de las reservas internacionales, mientras que para los países emergentes de Brussiere y Mulder esa cifra era de 96 por ciento en 1997. 55 BANCO DE MÉXICO 329 elevado de presión de tipo de cambio para Francia, país que no sufrió una crisis en 1992.57 Puede argumentarse al respecto que tanto el nivel de deuda de corto plazo como el cambio porcentual en las reservas internacionales deberían de ser consideradas como consecuencias más que como causas de la crisis. Con la perspectiva de que pueden ocurrir crisis a causa de otros factores, los participantes en el mercado empezarán a utilizar a las reservas del país y a reducir el plazo de vencimiento de sus créditos, lo cual generará pronósticos espurios que aparentemente validarán los eventos subsecuentes. Este argumento apunta hacia la exclusión del modelo de pronósticos de la deuda de corto plazo y de la pérdida de reservas internacionales. Las consecuencias de esta exclusión aparecen en la tercera columna del cuadro 4.58 En cierto sentido, esta última versión del modelo produce las predicciones más factibles. Finlandia resulta otra vez el país cuyas variables fundamentales predicen la ocurrencia de crisis más seria, seguida por España, Suecia, el Reino Unido e Italia. Estos últimos países aparecen muy cercanos entre sí en el ordenamiento. El único resultado preocupante es que en la predicción de presión sobre el mercado cambiario, Italia, identificada por los especuladores como blanco de ataque mucho antes de que el Reino Unido, Suecia y España, no presente un nivel más alto. También es significativo que Irlanda y Portugal, dos países que experimentaron problemas serios en 1992, no se ubiquen más arriba en la lista. Los anteriores resultados sugieren las siguientes implicaciones. En primer lugar, que las tres variables relacionadas con la cuenta corriente –el crecimiento del mercado exportador, la evolución del tipo de cambio real y el déficit de la cuenta corriente– identifican en buena medida a los países que sufrieron una crisis en 1992. En otras palabras, las explicaciones de la crisis que se centran en la evaluación de la cuenta corriente no pueden descartarse. En segundo 57 58 Aunque sí la sufrió en 1993. Puesto que en el modelo de pronósticos el coeficiente de las reservas internacionales es muy pequeño, al excluirse esta variable los cambios son igualmente pequeños. La modificación en el ordenamiento proviene de la eliminación de los efectos relacionados con la presencia de saldos de deuda de corto plazo. 330 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA lugar, para poder entender porqué la crisis fue particularmente aguda en ciertos países –Italia en particular– debe incorporarse el papel de los problemas centrados en la cuenta de capitales. Estos últimos podrían manifestarse en una pesada deuda de corto plazo. En tercer lugar, varios países que experimentaron presiones especulativas en 1992 –Portugal y en menor medida Irlanda– no deberían haber sufrido tales presiones. Ello, dado que sus variables fundamentales eran sanas o al menos eso es lo que sugiere el modelo. Las autoridades portuguesas se han quejado de que su moneda sufrió debido a la asociación de su país con España y a que los inversionistas no fueron capaces de distinguir plenamente entre el escudo y la peseta. Por su parte, los funcionarios irlandeses argumentaron algo similar con respecto a su país en relación con el Reino Unido. Por tanto, en nuestro modelo se encuentra cierto apoyo a tales lamentos. 8. Después de la Crisis. ¿Qué tan profunda fue la recesión inducida por la crisis y qué tan vigorosa resultó la subsecuente recuperación? Como indicador, considero que después de la crisis los mercados emergentes y los países europeos siguieron diferentes estrategias de política monetaria. 8.1 Mercados Europeos versus Mercados Emergentes La opinión ortodoxa indica que las crisis de tipo de cambio generan más trastornos en las economías emergentes, pues en estas últimas los mercados financieros están menos desarrollados, la deuda está denominada en moneda extranjera y la confianza es frágil. El Cuadro 5 muestra que, en el típico país emergente entre los años previos y posteriores a la crisis, el crecimiento del PIB se reduce en 3 puntos porcentuales y eso no ocurre en absoluto en el típico país de la OCDE.59 En el caso de nuestros seis países europeos, para 1991-92 la cifra comparable es de 1.6 puntos porcentuales. En este último aspecto, los casos del SME podrían representar tanto a países emergentes 59 Con una muestra diferente, Calvo y Reinhart (2000) estiman que típicamente en los mercados emergentes la tasa de crecimiento cae en 2 puntos porcentuales entre el año inmediato anterior a la crisis de divisas y el año siguiente, mientras que la reducción es de solamente 0.2 puntos en los países desarrollados. BANCO DE MÉXICO 331 como a desarrollados (ya que se ubican casi exactamente a la mitad entre ambos extremos).60 ¿Cómo se comparan las recuperaciones subsecuentes? El crecimiento porcentual del producto acumulado para nuestros 6 países europeos [Cuadro 6] de 1992 a 1995 fue de 3.3 por ciento. La cifra comparable para México fue de 10.5 por ciento. Por tanto, aunque la crisis mexicana fue más profunda, la recuperación de la economía también resultó más rápida.61 La experiencia de México no ha sido atípica entre los mercados emergentes después de 1970. Sin embargo, como veremos más adelante, a diferencia de lo anterior los casos del SME en el lapso 1991-92 no son típicos entre los países de la OCDE. El análisis de la evolución de la demanda proporciona una perspectiva diferente. Tanto en los seis países europeos como en México, la demanda interna real se expandió menos rápidamente que el PIB, mientras que la demanda externa real (exportaciones reales menos importaciones reales) creció más rápidamente en todos los casos [Cuadro 7]. En otras palabras, al igual que ocurrió con México dos años después, la demanda externa proporcionó una buena parte del estímulo para la recuperación. En términos del movimiento de la cuenta corriente (medida como proporción del PIB) en Esto puede parecer incorrecto a aquellos lectores impresionados por la crisis asiática, en la cual la pérdida de producto fue inmensa (dependiendo del período considerado, la caída del producto puede ser hasta 14 puntos porcentuales- de 7 positivo antes de la crisis a 7 negativo después). La comparación con los promedios presentados en el Cuadro 5, subraya lo inusual de esta última experiencia. Las comparaciones en el Cuadro 5 son en el lapso 1991-93 para todos los países, excepto Finlandia en cuyo caso comparamos 1990 con 1992. Hay que notar que la aparente suavidad de la crisis mexicana refleja su forma de “V” así como la dificultad para fecharla. El Cuadro 5 toma 1995 como el año de la crisis, aunque estrictamente estalló en diciembre de 1994. Si se toma a 1994 como el año t, la reducción del crecimiento es de 10 puntos porcentuales. 61 Evidentemente se espera que un mercado emergente como México muestre una tasa de crecimiento más elevada hasta que, manteniendo constante todo lo demás, sus niveles de ingreso y productividad converjan con aquéllos de los demás países de la OCDE. 60 332 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA los períodos previos y posteriores a la crisis, los seis países europeos nuevamente se ubican a medio camino entre el caso de los países de la OCDE y el de los mercados emergentes [Cuadro 8]. Seguramente los factores que dieron lugar a este patrón no fueron los mismos. En cuanto a México, la debilidad de la demanda interna podía atribuirse tanto al consumo privado como a la inversión, lo cual reflejaba la fragilidad financiera de las empresas y la incapacidad de un sistema bancario en apuros. En Italia, Portugal, Suecia y el Reino Unido, la demanda interna se restringió debido al lento crecimiento del consumo del gobierno, en la medida en que los países buscaron eliminar sus déficit presupuestales para cumplir con los criterios de convergencia establecidos en Maastricht. [ver de nuevo el Cuadro 7]. Como lo enfatiza Gordon (1999), el impulso de esta política fiscal restrictiva es parte de la explicación de porqué el crecimiento en los países europeos que entraron en crisis fue relativamente lento en los años inmediatos posteriores a la crisis. Esto, tal como se muestra el Cuadro 6. Como se enfatizó al inicio de la Sección 1, cada crisis es diferente. Desde esta perspectiva, lo que resulta sorprendente del caso europeo, es que las consecuencias macroeconómicas se asemejen tanto a las que se presentaron en los mercados emergentes típicos, como a los casos de otros países desarrollados. Uno puede imaginarse varias explicaciones para lo anterior. En primer lugar, las crisis del SME fueron los primeros casos en la posguerra de este tipo de evento en países industrializados. El desenlace tuvo lugar en un ambiente de movilidad total del capital, lo cual aumentó el alcance de la pérdida de reservas internacionales y de los trastornos financieros. En segundo lugar, las crisis financieras europeas estuvieron más concentradas en el tiempo de lo que era típico en los países industrializados antes de 1992. Esto posiblemente fuese una resultante de la integración de los mercados de capital en la medida en que el contagio suele ser mayor en un mundo de alta movilidad de capital. De esta forma, ningún país pudo salir de sus dificultades mediante un incremento de la exportación de sus productos a otros estados miembros de la Unión Europea. En la medida en que éstos también habían sucumbido a la crisis, se magnificó el impacto sobre el producto. En tercer lugar, los sistemas financieros se vieron afectados con una intensidad inusual BANCO DE MÉXICO 333 en relación a las crisis previas de los países desarrollados. Cuando la crisis estalló los sistemas bancarios ya se encontraban en una situación delicada. Una vez más, posiblemente esto haya sido, en parte, consecuencia de la desregulación financiera y de la liberalización de la cuenta de capital que se iniciaron en el período precedente. Así, esta combinación permitió a los bancos europeos financiarse desde el extranjero y elevar el monto de sus apuestas. 8.2 Tipo de Cambio Fijo Versus Objetivos de Inflación. Los seis países europeos aquí estudiados siguieron estrategias monetarias distintas luego de la crisis. Portugal y España permanecieron dentro del sistema de Mecanismo de Tipos de Cambio con paridades sustancialmente menores. Finlandia e Italia flotaron antes de reingresar al MTC en octubre y noviembre de 1996. (Para ser precisos, Finlandia no “reingresó” sino que sustituyó el tipo de cambio anterior fijado en relación al Ecu por su asociación al MTC).62 Suecia y el Reino Unido continuaron flotando. Desde un punto de vista analítico, todas estas alternativas eran de hecho realmente dos: flotar o fijar el tipo de cambio a una moneda fuerte. La vía intermedia de seguir de cerca al marco alemán a la manera de Suecia y Finlandia antes de 1992 ya no parecía atractiva ni, aparentemente, viable.63 Cuando Italia y Finlandia (re)ingresaron al MTC, los países miembros habían reafirmado su intención de completar en el corto plazo, la transición hacia la 62 63 Después de entrar a la Unión Europea. Con seguridad los miembros del sistema MTC difirieron en el grado en que utilizaron la flexibilidad del tipo de cambio que permitían las bandas de más o menos 15 por ciento. Por ejemplo, mientras Holanda mantuvo el florín muy estable frente al marco alemán, Irlanda utilizó toda la flexibilidad que le permitieron las recientemente ampliadas bandas. España adoptó una estrategia de política monetaria explícitamente operativa –metas inflacionarias- para estabilizar las expectativas y la fluctuación del tipo de cambio dentro de las bandas recientemente ampliadas. (Más adelante tendré algo más que decir acerca de las metas inflacionarias). Aunque estas precisiones son importantes, no afectan la afirmación general de que, luego de la crisis de 1992-93, los países se alejaron de las bandas estrechas y de los tipos de cambio fijados unilateralmente. 334 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA unión monetaria. Ello, precisamente porque la crisis había evidenciado que aún los tipos de cambio fijados colectivamente podían ser inestables. Con la Unión Monetaria Europea aproximándose, Italia y Finlandia, países para los cuales la participación en esa unión monetaria era particularmente valiosa, se comprometieron aún más que antes con la defensa de sus tipos de cambio fijos.64 Así, conforme las razones de deuda pública a PIB y las tasas de desempleo declinaron como reflejo del esfuerzo de los países para satisfacer los criterios de convergencia (y también del hecho fortuito de la recuperación Europea luego de la recesión de 1992-93), su capacidad para defender los tipos de cambio fijos se fortaleció. Este proceso de endurecimiento de los tipos de cambio fijos se completó con la inauguración de la unión monetaria el 4 de enero de 1999. Los dos primeros años del Euro no han sido inmaculados pero una cosa que la unión monetaria sí ha logrado es desvanecer de Europa la amenaza de las crisis de divisas como las que afectaron gravemente al continente a principios de los años noventa. Entre tanto, el Reino Unido y Suecia han continuado con sus esquemas de flotación. Sus experiencias relativamente afortunadas pueden atribuirse a la velocidad con la que sustituyeron un objetivo de tipo de cambio por una estrategia operativa de política monetaria. Ambas naciones adoptaron la fórmula de los objetivos de inflación como mecanismo para anclar las expectativas y para comunicar a los mercados las intenciones de las autoridades monetarias. En el caso británico, tres semanas después del Miércoles Negro, el Ministro de Hacienda anunció una meta inflacionaria de 1 a 4 por ciento.65 Tres semanas después, el Ministro y el banco central resolvieron los detalles operativos de su nueva estrategia de política monetaria. Estos dos casos eran muy diferentes. Mientras Italia le confería un valor excepcional a ser aceptada en la UME debido a su limitada credibilidad monetaria y a las correspondientemente altas tasas de interés, para Finlandia la UME era atractiva por que la proximidad con Rusia fomentó un deseo de construir un puente más firme con la Unión Europea. 65 Una descripción más extensa de la adopción británica de las metas de inflación se encuentra en Mishkin y Posen (1997). 64 BANCO DE MÉXICO 335 Como consecuencia de ello, el Banco de Inglaterra empezó a publicar un Informe de Inflación trimestral, documento que contiene los pronósticos de inflación, que constituyen los nuevos puntos de referencia de la política monetaria. Aunque el Ministro aún controlaba los instrumentos de la política monetaria (puesto que el Banco de Inglaterra aún no adquiría autonomía), se comprometió a hacerlo de una manera congruente con el nuevo régimen de metas de inflación y con los pronósticos del Banco. Por su parte, el Banco se dio a la tarea de evaluar la conducción de la política monetaria, pero no sólo en reuniones con los oficiales del Tesoro sino de una manera pública. Por tanto, apenas seis semanas después de la crisis, el Reino Unido había instaurado las bases para un régimen de metas de inflación.66 Las autoridades eligieron como medida para la inflación al índice de precios al menudeo sin el pago de hipotecas. Acto seguido, se hizo responsable del cálculo de las series a la Oficina Nacional de Estadística. Luego de que las primeras experiencias dejaron claro que las autoridades tenían la capacidad de controlar a la inflación de manera muy precisa, el objetivo de intervalo fue reemplazado por un objetivo puntual de 2.5 por ciento, aunque con márgenes de variación de cada lado de la meta. La práctica de celebrar reuniones mensuales entre el Ministro de Hacienda y el Gobernador del Banco de Inglaterra se hizo formal. Desde 1994, las minutas de estas reuniones mensuales se hacen del conocimiento público dos semanas después de cada reunión.67 El paso final fue la decisión del Gobierno Laborista de otorgar autonomía operativa al Banco de Inglaterra en 1997 y de crear un Comité de Política Monetaria Apartándose de algunos modelos de objetivos de inflación, las autoridades no especificaron un modelo explícito de cómo la política monetaria afectaba a la economía. Un distanciamiento aún más importante del modelo estándar era la falta de independencia del Banco de Inglaterra. El Canciller realizaba efectivamente las decisiones sobre las tasas de interés, aunque en un contexto de consultas institucionales con el Banco. Como lo plantean Mishkin y Posen, el Banco se convirtió en la “conciencia institucional anti-inflacionaria” del Canciller. 67 Sin embargo, el Canciller no tenía que proporcionar explicaciones detalladas acerca de sus razones para ir en contra de las recomendaciones del Banco, ya fuera por medio de estas minutas o a través de otro canal independiente, lo cual era una limitación del sistema británico de antes de 1997. 66 336 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA responsable de las decisiones correspondientes. La regla es clara: en caso de que no se alcance la meta, el Banco debe explicar porqué, así como las acciones de política que deben tomarse para corregir la discrepancia, indicando cuándo se espera que la meta inflacionaria sea alcanzada. La adopción del sistema de objetivos de inflación por parte de Suecia fue casi tan rápida, pues tuvo lugar apenas dos meses después de la flotación de la corona.68 El nuevo régimen fue anunciado luego de consultas entre el personal del Riksbank con expertos externos. Sin embargo, la decisión para que el Riksbank orientara su política hacia el nuevo objetivo de inflación fue diferida hasta principios de 1995. Ello, como reflejo del deseo de evitar una política monetaria demasiada rigurosa en tanto se mantuviera la intensidad de los efectos de la depreciación de la corona sobre los precios internos y el desempleo. La esperanza era que aún un compromiso diferido estabilizaría las expectativas, a pesar del hecho de que en el lapso de transición no hubiera una guía clara para conducir la política monetaria. El gobierno conservó el control legal del Riksbank, convirtiendo a la Junta de Gobierno en una extensión efectiva del parlamento. Sin embargo, en la práctica la Junta fijaba tanto la meta de inflación como definía los instrumentos de política monetaria a utilizar, evitando así los problemas de responsabilidad dividida que caracterizaron al régimen británico de metas inflacionarias. El banco central de Suecia tiene como meta inflacionaria un intervalo de 2 por ciento centrado en un nivel de 2 por ciento. Publica trimestralmente un Informe de Inflación en el que se explican las políticas seguidas para alcanzar la meta de inflación.69 La meta se fija respecto a la inflación general y no a la subyacente, dado que la primera es la medida relevante para los sindicatos y para las asociaciones de empresarios. El intervalo de tolerancia de más o menos uno por ciento alrededor de la meta inflacionaria de 2 por ciento es más estrecho que en el caso británico. Bernanke et al. (1999) interpretan esta medida en términos de una mayor preocupación acerca de la credibilidad Svensson (1995) y Bernanke, Laubach, Mishkin y Posen (1999) son buenas fuentes en esta experiencia. 69 Inicialmente el informe era publicado tres veces en el año. Al principio el Banco no publicó el pronóstico propio de la inflación, aunque a fines de 1997 empezó a hacerlo en forma gráfica. 68 BANCO DE MÉXICO 337 de la meta inflacionaria, lo cual refleja los retrasos que ha sufrido en ese país la instrumentación y las continuas batallas políticas sobre la conducción de la política monetaria.70 Podría argumentarse que el Reino Unido y Suecia estaban en una posición relativamente favorable para adoptar el régimen de metas de inflación. En los dos casos, la adopción del nuevo esquema ocurrió luego de un período exitoso de desinflación, lo cual hizo relativamente más fácil alcanzar la nueva meta. Puesto que en ambos países el desempleo se encontraba en aumento, la presión salarial estaba contenida. Ambos países contaban con bancos centrales de largo historial así como con modelos de inflación precisos. Sus sistemas financieros, muy desarrollados, implicaban conexiones estables entre los instrumentos de la política monetaria y el nivel de precios. En ninguno de los dos casos se tenían deudas o déficit en tal escala que amenazaran con socavar la credibilidad de la política monetaria. Por tanto, lo que fue posible para el Reino Unido y Suecia podría ser más difícil de alcanzar para otros países. Más aún, ni la experiencia del Reino Unido ni la de Suecia representan ejercicios totalmente puros de metas de inflación. La interpretación de esas experiencias se ve complicada por el hecho de que ambos países se encontraban todavía en recesión cuando adoptaron el nuevo régimen. Sus bancos centrales no eran autónomos. En la Gran Bretaña, hasta mayo de 1997 (como ya se señaló) el Tesoro aún definía los instrumentos de política monetaria, mientras que el Banco de Inglaterra proporcionaba los pronósticos de inflación y tenía a su cargo las declaraciones públicas para aplicar al Ministro de Hacienda cierta disciplina anti-inflacionaria. De manera similar, en Suecia la independencia del banco central estuvo limitada durante casi todos los años noventa. Cuatro de los siete miembros de la Junta de Gobierno del Riksbank, 70 La oposición Social Demócrata ha abogado más agresiva y congruentemente por una política monetaria expansiva que la gobernante coalición Liberal-Conservadora. Por tanto, cuando los Social Demócratas conformaron el gobierno minoritario, después de septiembre de 1994, designaron una nueva junta del banco central predispuesta hacia su propia agenda, algo que no mejoró la credibilidad del sistema sueco de metas inflacionarias. 338 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA quienes eran responsables de los asuntos operativos de la política monetaria, eran designados por el partido o partidos gobernantes. Por su parte, los tres restantes eran designados por la oposición.71 El Gobernador era elegido por la Junta para un período de cinco años.72 Finalmente, a principios de 1999 una nueva Ley del Riksbank (promulgada en noviembre de 1998) determinó tres cambios importantes en estos procedimientos. En primer lugar, que los instrumentos de política ya no serían formalmente determinados por la Junta de Gobierno nombrada por el Parlamento. En lugar de eso, la Junta de Gobierno designaría a seis miembros para integrar una Junta Ejecutiva (uno de los cuales es Presidente de la Junta y Gobernador del Banco Central) con amplia responsabilidad para determinar la política.73 En segundo lugar, el objetivo de estabilidad de precios fue introducido en la Ley del Riksbank (aunque la Ley también estableció que el banco central debería “promover un sistema de pagos seguro y eficiente”). En tercer lugar, la Ley estableció el requisito de proporcionar, al menos dos veces al año, un informe escrito relativo a la política monetaria dirigido al Comité Permanente sobre Finanzas del Parlamento.74 En las Gráficas 3 y 4 se muestra la comparación de los casos anteriores con Finlandia e Italia (donde la recesión y el desempleo eran de aproximadamente la misma magnitud, lo cual ayuda al análisis) para las tasas de interés y la inflación. Como ha sido notado por otros investigadores (p. ej. Laubach y Posen 1997), las tasas de interés no declinaron inmediatamente. Sin embargo, existe alguna evidencia en la Gráfica 3 de que las tasas de interés cayeron más rápidamente en los dos países con metas inflacionarias. ¿Qué puede decirse respecto a la velocidad de la recuperación? Tomando promedios aritméticos simples, el crecimiento porcentual acumulado del PIB real de 1992 a 1995 fue como sigue: de 8.4 por ciento para los dos Su período de servicio dura lo mismo que el del Parlamento (del cual son miembros casi todos los designados para servir en la Junta). 72 Aunque la Junta podía despedirlo en cualquier momento. 73 Los seis miembros tienen contratos escalonados, cada año se efectúa un nuevo nombramiento. 74 Ver Berg (2000). 71 BANCO DE MÉXICO 339 países con metas inflacionarias (Suecia y el Reino Unido), de 8.0 para los que “reingresaron” al MTC (Italia y Finlandia) y de 6.0 por ciento para los dos que tenían metas de tipo de cambio (España y Portugal). Aunque esta conclusión alentará a los proponentes del esquema de metas inflacionarias, es importante tener en cuenta que se deriva de una muestra muy pequeña. En resumen, la evidencia de la experiencia de Europa no favorece definitivamente a la fórmula de metas inflacionarias en comparación con una política de tipo de cambio fijado a una moneda fuerte. Las evidencias sugieren que ambas estrategias monetarias son viables. Adicionalmente, lo anterior resulta congruente con la noción de que arreglos intermedios –tipo de cambio fijado a una moneda débil y flotación administrada, sin el respaldo en una estrategia operativa transparente y creíble de política monetaria– no son viables en un mundo de alta movilidad de los capitales. Como resultado de la crisis aquí estudiada, Europa se desplazó de un régimen híbrido, tanto monetario como de tipo de cambio, a uno de tipo de cambio anclado a una moneda fuerte (que en el último de los casos conduce a la unificación monetaria) y a una flotación relativamente libre apoyada por una estrategia de metas inflacionarias. Esta experiencia apoya la presunción de que ésta es la trayectoria que se seguirá en otras regiones, como Latinoamérica. 9. Conclusión Michel Camdessus denominó a la crisis mexicana “la primera crisis financiera del siglo XXI.”75 Si con ello intentó referirse a una crisis ocurrida en un ambiente de desregulación financiera y de liberalización de la cuenta de capital, en cuyo detonante estuvieron implicados tanto los movimientos de capital como la fragilidad financiera interna, entonces la crisis del SME fue anterior. La crisis de 1992 fue distinta de las crisis típicas de los países industrializados que le precedieron. Fue más virulenta y más contagiosa. Perturbó más al producto. En su ocurrencia tanto los flujos de capital como la fragilidad financiera jugaron papeles prominentes. En los sentidos explicados fue un acontecimiento precursor de la crisis del Tequila y del contagio asiático. 75 Camdessus (1995). 340 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA Pero por impresionante que haya sido la crisis de 1992 para los estándares de los países industrializados, las pérdidas de producto y los aprietos financieros que generó resultaron mucho más limitados que aquéllos sufridos por México en 1995 o por Corea en 1998. En otras palabras, es posible establecer paralelismos entre la crisis del SME y las que le sucedieron en los mercados emergentes, pero las similitudes no deben ser llevadas demasiado lejos. De lo dicho antes se derivan dos lecciones. En primer lugar, que con la desregulación financiera y la liberalización de la cuenta de capital, los problemas generados por las crisis se han vuelto más severos. En dicho contexto las crisis estallan de una manera menos predecible y sus efectos pueden ser más virulentos. En segundo lugar, para protegerse, las economías emergentes tienen que avanzar en lo siguiente: desarrollar mercados de capital líquidos, adquirir reputación de seguir políticas sanas y estables, fomentar su capacidad de regulación sobre los mercados financieros y consolidación de instituciones como las que distinguen a los países desarrollados. Desarrollo y progreso en la profundización financiera les permitirá racionalizar sus sistemas de tipo de cambio –para flotar independientemente de sus vecinos más grandes, o para fijar sus tipos de cambio de una vez por todas– reduciendo de esta manera la incidencia de las crisis. Hasta entonces serán capaces de afirmar con confianza que los beneficios de la liberalización financiera exceden sus costos. Bibliografía Bank for International Settlements (1993), 63rd Annual Report, Basle: BIS. 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(a) Los números negativos indican pérdidas. (b) Excluyendo Grecia. (c) Sector Manufacturero. (d) España: junio 1989; Portugal: abril 1992; Reino Unido: octubre 1999. (e) Estimados. 347 BANCO DE MÉXICO Cuadro 3 Tasas de Desempleo (a) Porcentaje de la Fuerza Laboral Civil 1987-89 promedio 1990 1991 1992(b) Bélgica 10 7.6 7.5 8.2 Dinamarca 6.6 8.1 8.9 9.5 Alemania (oeste) 6.1 4.8 4.2 4.5 Grecia 7.5 7 7.7 7.7 España 19.1 16.3 16.3 18.4 Francia 9.9 9 9.5 10 País (c) 17 14.5 16.2 17.8 10.9 10 10 10.1 Luxemburgo 2.1 1.7 1.6 1.9 Holanda 9.2 7.5 7 6.7 Portugal 5.9 4.6 4.1 4.8 Reino Unido 8.7 7 9.1 10.8 9.7 8.3 8.7 9.5 2.7 2.6 3.3 3.7 Promedio 8.1 7.2 7.1 7.4 Dispersión(d) 2.2 2.2 2.8 2.9 Estados Unidos 5.7 5.5 6.7 7.3 Japón(e) 2.5 2.1 2.1 2.2 Irlanda Italia EEC: Promedio (d) Dispersión Banda Estrecha Original del MTC: (e) Fuente: Eurosat. (a) Definición Estandarizada. (b) Estimados. (c) Para 1992, tasas de desempleo (definición nacional) 14.3% para Alemania del Este y 7.7% para Alemania completa. (d) Desviación Estándar Ponderada. (e) Porcentaje de la fuerza laboral total. ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA 348 Cuadro 4 Niveles Estimados de Presión sobre los Mercados Cambiarios, Países Europeos, 1992 Indice de Cinco Variables Deuda Total 29.12 Finlandia 9.34 Reino Unido 6.21 Suecia 0.29 Dinamarca Indice de Cinco Variables Indice de Tres Variables Italia Finlandia Francia España Finlandia Suecia Reino Unido Reino Unido -1.01 Holanda Bélgica Italia -5.39 Austria Suecia Austria -5.61 Irlanda España Alemania -6.03 Francia Dinamarca Francia -9.15 España Alemania Irlanda Italia Irlanda Holanda -13.9 Noruega Holanda Noruega -14.87 Alemania Austria Dinamarca -17.87 Bélgica Noruega Bélgica -21.36 Portugal Portugal Portugal -10.49 Fuente: ver texto. 349 BANCO DE MÉXICO Cuadro 5 Crecimiento del PIB Antes y Después de las Crisis Cambiarias, 1970-98 Grupo de Países T-1 T (año de la crisis) T+1 Cambio de T-1 a T+1 Crisis de países Subdesarrollados excepto la crisis de México de 1995 3.95 2.06 0.61 -3.34 Crisis de México de 1995 4.41 -6.17 5.15 0.74 Crisis de países de la OCDE excepto las crisis del SME 1991-2 3.16 2.91 3.16 0 Crisis del SME 1991-2 0.44 -0.88 -1.19 -1.63 Fuente: Banco Mundial. Cálculos del autor. Nota: Los valores son promedios para el grupo de países (excepto para México 1995). El primer renglón incluye las crisis de 46 mercados emergentes (distintas que la de México 1995). El tercer renglón incluye las crisis de 22 países industrializados (distintas a las crisis de SME 1991-2). El cuarto renglón incluye las siguientes crisis: Finlandia 1991, Italia 1992, Portugal 1992, España 1992, Suecia 1992, y Reino Unido 1992. Cuadro 6 Incremento Porcentual Acumulado en el PIB de los Siguientes Tres Años Después de la Crisis Cambiaria, 1970-98 T (año de la crisis) T+1 T+2 T+3 Suma desde T hasta T+3 Crisis de países Subdesarrollados excepto la crisis de México de 1995 2.06 0.61 3.14 4.38 10.19 Crisis de México de 1995 -6.17 5.15 6.76 4.8 10.54 Crisis de países de la OCDE excepto las crisis del SME 1991-2 2.91 3.16 3.44 2.08 11.59 Crisis del SME 1991-2 -0.88 -1.19 2.19 3.29 3.41 Grupo de Países Fuente: Banco Mundial. Cálculos del autor. Nota: Los valores son promedios para el grupo de países (excepto para México 1995). El primer renglón incluye las crisis de 46 mercados emergentes (distintas que la de México 1995). El tercer renglón incluye las crisis de 22 países industrializados (distintas a las crisis de SME 1991-2). El cuarto renglón incluye las siguientes crisis: Finlandia 1991, Italia 1992, Portugal 1992, España 1992, Suecia 1992, y Reino Unido 1992. 350 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA Cuadro 7 Crecimiento de la Demanda Real Interna y sus Componentes Después de las Crisis (Cambios en por ciento) Año inmediatamente después de la crisis Demanda Interna Total Italia -5.5 Reino Unido 2.1 Finlandia -6.4 Suecia -5.6 P ortugal -0.9 España -4.2 México -13.9 Demanda Externa Neta Italia 4.6 Reino Unido 0.1 Finlandia 2.1 Suecia 2.9 P ortugal -0.1 España 3.3 México 8.5 Consumo P rivado Italia -2.5 Reino Unido 2.6 Finlandia -4.9 Suecia -3.7 P ortugal 0.4 España -2.2 México -9.5 Forma ción de Capital Italia -13.1 Reino Unido 0.6 Finlandia -16.9 Suecia -17.6 P ortugal -4.8 España -10.6 México -29 Gasto del Gobierno Italia 0.7 Reino Unido 0.3 Finlandia -2.2 Suecia -0.6 P ortugal 0.6 España 2.3 México -1.3 t+1 t+2 t+3 t+4 1.9 3.3 -6.4 1.4 1.2 1.1 6.5 1.7 1.9 2.9 1.7 3.2 3.2 8.3 2.9 2.5 5.8 1.7 3.4 2.4 6.4 3.7 2.8 5 1.5 3.6 3 5.9 0.3 0.4 4.3 0.9 -0.5 1 -1.2 1.5 0.7 0.8 1.9 -1.3 -0.4 -1.4 -0.1 -0.1 -0.5 0.9 -1 -0.2 -0.9 -0.5 -0.1 -0.7 0.6 -1.5 -0.5 -0.9 1.6 3 -3.9 0.5 0.2 0.8 2.3 1.2 2 2 0.5 1.2 1.8 5 2.2 2.3 5.1 0.9 1.9 2.3 4.4 2.5 2.6 4.8 1.7 2.4 3 4.3 -0.1 3.7 -18.6 -0.4 3.5 1.4 17.7 5.6 2.2 2.8 12.4 7.5 8.4 19.2 7.5 4.8 14.7 9 8 6.1 15.4 7.2 4.7 13.9 4.5 7.5 5.3 13.3 0 2 -5.3 -1 1.4 -0.3 3.7 -0.4 0.7 -0.4 -1.1 2 0.9 4.2 0.3 1.4 -1 -0.7 1.5 -0.9 3.2 0.3 1.4 -1.5 -1.1 1.3 0 3.1 Fuente: Perspectivas Económicas de la OCDE (varios volúmenes). 351 BANCO DE MÉXICO Cuadro 8 Ajuste de la Cuenta Corriente Antes y Después de la Crisis Cambiaria, 1970-98 T-1 T Grupo de Países T+1 Cambio de (año de la crisis) T-1 a T+1 Crisis de países subdesarrollados excepto la crisis de México de 1995 -5.26 -3.9 -1.17 4.09 Crisis de México de 1995 -7.05 -0.55 -0.7 6.35 Crisis de países de la OCDE excepto las crisis del SME 1991-2 -1.33 -1.66 -1.7 -0.37 Crisis del SME 1991-2 -2.56 -2.87 -1.48 1.08 Fuente: Banco Mundial. Cálculos del autor. Nota: Los valores son promedios para el grupo de países (excepto para México 1995). El primer renglón incluye las crisis de 46 mercados emergentes (distintas que la de México 1995). El tercer renglón incluye las crisis de 22 países industrializados (distintas a las crisis de SME 1991-2).El cuarto renglón incluye las siguientes crisis: Finlandia 1991, Italia 1992, Portugal 1992, España 1992, Suecia 1992, y Reino Unido 1992. Gráfica 1 Tipo de Cambio: Marco Alemán - Dólar 2 1.6 1.4 1.2 Ene-93 Oct-92 Jul-92 Abr-92 Ene-92 Oct-91 Jul-91 Abr-91 Ene-91 Oct-90 Jul-90 Abr-90 1 Ene-90 Tipo de Cambio 1.8 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA 352 31/0 5/93 31/0 3/93 31/0 1/93 30/1 1/92 30/0 9/92 31/0 7/92 31/0 5/92 31/0 3/92 31/0 1/92 30/1 1/91 30/0 9/91 31/0 5/91 0.04 0.03 0.02 0.01 0 -0.01 -0.02 -0.03 -0.04 -0.05 -0.06 31/0 7/91 Gráfica 2 Volatilidad del Tipo de Cambio: Marco Alemán - Libra Esterlina Volatilidad del Tipo de Cambio: Marco Alemán - Lira 31/0 5/93 31/0 3/93 31/0 1/93 30/1 1/92 30/0 9/92 31/0 7/92 31/0 5/92 31/0 3/92 31/0 1/92 30/1 1/91 30/0 9/91 31/0 7/91 31/0 5/91 30 20 10 0 -10 -20 -30 -40 -50 -60 -70 -80 353 BANCO DE MÉXICO Gráfica 3 Tasas de Interés en los Países Re-entrantes y en los Países con Metas de Inflación re-entrantes 1999-4 1999-1 1998-2 1997-3 1996-4 1996-1 1995-2 1994-3 1993-4 1993-1 1992-2 1991-3 1990-4 1990-1 18.00 16.00 14.00 12.00 10.00 8.00 6.00 4.00 2.00 0.00 c/metas inflacionarias Gráfica 4 Tasa de Inflación en los Países Re-entrantes y en los Países con Metas de Inflación re-entrantes c/metas inflacionarias 1999-4 1999-1 1998-2 1997-3 1996-4 1996-1 1995-2 1994-3 1993-4 1993-1 1992-2 1991-3 1990-4 1990-1 0.040 0.035 0.030 0.025 0.020 0.015 0.010 0.005 0 -0.005 -0.010 354 ESTABILIZACIÓN Y POLÍTICA MONETARIA