Oficio 220-034865 del 25 De Abril de 2012

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Oficio 220-034865 del 25 De Mayo de 2012
ASUNTO: GASTOS DE ADMINISTRACIÓN SURGIDOS EN EL TRAMITE LIQUIDATORIO OBLIGATORIA
Me refiero a su escrito radicado en esta Entidad con el número 2012- 01- 067792, mediante el cual formula
una consulta sobre los gastos de administración causados en el trámite de liquidación obligatoria, en los
siguientes términos:
1. Puede una sociedad en liquidación, bajo la Ley 222 de 1995, pagar a una firma de abogados externos
honorarios por concepto de asesoría en algunos pleitos que tenía la sociedad, antes del pago del pasivo
pensional?
2. Si la respuesta anterior es positiva, puede la Junta Asesora autorizar el mencionado pago, y dicha decisión
se convierte obligatoria para la liquidadora de la sociedad, a sabiendas que se efectuara antes del pasivo
pensional? Incurre en alguna responsabilidad la liquidadora si no está de acuerdo con la decisión de pagar
primero a la firma de abogados que el pasivo pensional?
3. Incurre la liquidadora en alguna responsabilidad si realiza el pago de honorarios antes del pago pensional?
Al respecto, me permito manifestarle, de una parte, que de conformidad con lo dispuesto en los artículos 25
del Código Contencioso Administrativo y 2 numeral 18 del Decreto 1080 de 1996, es función de la
Superintendencia de Sociedades la de absolver las consultas de carácter general y abstractas que se le
formulen sobre temas de derecho estrictamente societario regulado por la legislación mercantil, y no sobre
temas contractuales, procedimentales o jurisdiccionales, y de otra, que según Sentencia C-1641 del 29 de
noviembre de 2000, M.P. Alejandro Martínez Caballero, no le es dable a la Entidad como autoridad
administrativa intervenir en asuntos de los cuales haya de conocer en ejercicio de facultades jurisdiccionales,
en relación con los cuales se debe pronunciar como juez en las instancias procesales a que haya lugar.
No obstante lo anterior, este Despacho se permite, a título simplemente de informativo, hacer las siguientes
precisiones de orden legal, a la luz de la Ley 222 de 1995, cuyo Título II a pesar de haber sido derogado
expresamente por la Ley 1116 de 2006, se sigue aplicando, al tenor de lo dispuesto en el artículo 117 ibídem,
a los concordatos y liquidaciones obligatorias de personas naturales y jurídicas que al momento de entrar a
regir dicha ley se encontraban adelantando uno u otro proceso:
i) Al tenor de lo previsto en el artículo 158 de la Ley 222 de 1995, “ A partir de la providencia de apertura del
trámite liquidatario y hasta el vigésimo día siguiente al vencimiento del término de fijación del edicto, los
acreedores deberán hacerse parte personalmente o por medio de apoderado, presentando prueba siquiera
sumaria de la existencia de sus créditos… ” (El llamado es nuestro).
Del estudio de la norma antes transcrita, se desprende que todos los acreedores del deudor, sin excepción
alguna, deben hacerse parte en el proceso, aportando prueba siquiera sumaria de la existencia, naturaleza,
clase y cuantía de los créditos a su favor.
ii) Tal previsión, tiene por objeto que los acreedores obtengan la satisfacción de sus créditos, previa calificación
y graduación de los mismos, con los recursos provenientes de la realización de los activos de propiedad de la
sociedad concursada (artículo 198 ibídem), lo cual significa que el pago total de las obligaciones a su cargo,
dependerá de la suficiencia de los fondos obtenidos, pues de ser escasos podrían quedar algunas obligaciones
insolutas total o parcialmente.
iii) Ahora bien, la admisión o convocación del deudor a un proceso de liquidación obligatoria, divide las
obligaciones en dos categorías: a) las causadas con anterioridad a la fecha de apertura de dicho trámite
concursal; y b) las originadas con posterioridad a la citada fecha.
Las primeras, esto es, las causadas con anterioridad a la fecha de admisión de la solicitud de la liquidación
obligatoria, dichas obligaciones están sujetas a las resultas del proceso, y su pago se hará, de acuerdo con lo
señalado en artículo 198 ejusdem, según el cual ejecutoriada la providencia de calificación y graduación de
créditos y en firme los avalúos practicados, el liquidador procederá a pagar, con el dinero disponible,
atendiendo lo dispuesto en la graduación y en el plan de pagos que presente aquél a aprobación de la Junta
Asesora.
Las segundas, son las originadas con posterioridad a la fecha de apertura del proceso de liquidación obligatoria,
las cuales tienen el carácter de gastos de administración, y por ende, deben pagarse inmediatamente y a
medida que se vayan causando, conforme a lo ordenado por el artículo 197 op. cit.. El incumplimiento en el
pago de tales acreencias permitirá a los acreedores respectivos exigir coactivamente su cobro.
iv) Sin embargo, es de advertir que el deber de presentación al concurso en los términos ya anotados, es
decir, de los créditos causados antes de la fecha de apertura del proceso concursal, habrá de entenderse no
como una obligación en estricto sentido, sino como una carga procesal de cuyo accionar dependerá que sus
créditos sean allí reconocidos, calificados, graduados y cancelados, so pena de asumir las consecuencias
jurídicas del tal omisión, esto es, la imposibilidad de perseguir su cobro por cualquier otra vía mientras se
cumple la finalidad del trámite, pues, una vez admitido o convocado el deudor al susodicho proceso concursal,
por virtud de su preferencia y del fuero de atracción, no podrán promoverse ejecuciones singulares y
particulares contra el deudor, y las ya iniciadas deberán incorporarse al trámite liquidatario, salvo que se trate
de un proceso en el cual se persiga el cobro coactivo de los gastos de administración.
También debe ponerse de presente que quien como acreedor se sustrajo de la carga procesal de hacerse en
el concurso liquidatario de su deudor, o quien habiéndolo hecho no logró perfeccionar la prueba que da cuenta
de la existencia de la obligación a su favor, en la oportunidad prevista en la ley para el efecto, no por esa
circunstancia queda sin posibilidad alguna de procurar el pago de sus créditos, toda vez que nada impide que
una vez cancelado en su totalidad el pasivo externo reconocido en la providencia de calificación y graduación
de créditos, puedan los titulares de créditos aún insolutos perseguir y obtener su pago con cargo a los activos
remanentes de la masa de la liquidación, si los hubiere, y siempre y cuando se haya obtenido la suficiencia
probatoria que así lo permita.
En estas circunstancias, se tiene que si bien es cierto la concursalidad supone que tanto el deudor y sus
acreedores se someten a unas especificas reglas procedimentales respecto del escenario y la forma en que
han de pagarse las obligaciones a cargo de aquél, también lo es que quienes no concurrieron, lo hicieron
extemporáneamente o habiéndolo hecho en tiempo no aportaron prueba sumaria de la existencia del crédito,
les asiste la posibilidad de perseguir los bienes que le queden al deudor una vez pagado el pasivo externo.
v) De otra parte, y retomando el tema de los gastos de administración, es necesario precisar si tales
obligaciones se pueden pagar o no antes de la cancelación del pasivo pensional a cargo de la concursada:
a) Tal como lo prevé el artículo 95 de la ley 222 de 1995, el proceso de liquidación obligatoria tiene por objeto
la realización de los bienes del deudor, para atender en forma ordenada el pago de las obligaciones a su cargo.
b) La solución de tales obligaciones debe hacerse, desde luego, atendiendo los privilegios y la prelación
establecida en la ley.
c) Acorde con lo anterior, el artículo 2492 del Código Civil preceptúa que “ Los acreedores, con las excepciones
indicadas en el artículo 1677, podrán exigir que se vendan todos los bienes del deudor hasta ocurrencia de
sus créditos, incluso los intereses y los costos de la cobranza, para que con el producto se les satisfaga
íntegramente, si fueren suficientes los bienes, y en caso de no serlo, a prorrata, cuando no haya causas
especiales para preferir ciertos créditos, según la clasificación que se sigue” . (Subraya el Despacho).
De lo expuesto, se concluye que la ley estableció una prelación de créditos para que ellos, en un momento
determinado, se paguen en el orden legal establecido, ya que debido al privilegio unos acreedores se
encuentran en situación más favorable que otros, por cuanto en una relación de pagos puede llegarse al evento
que alguno o algunos de los créditos reconocidos sean totalmente satisfechos y que otros queden insolutos
total o parcialmente.
d) Visto lo anterior, se precisa traer a colación el orden en que se deben pagarse los créditos dentro de un
proceso liquidatario, de acuerdo a la ley, así:
1)
Pago de mesadas pensionales atrasadas
Como es sabido, la Constitución Política consagra una serie de privilegios para aquellos sujetos que se
encuentren en condiciones de debilidad manifiesta, dentro de los cuales se encuentran las personas de la
tercera edad, quienes deben merecer, por parte del estado, una especial protección (C.N., artículos 1º, 13,
46, 48 y 53 ibídem). Adicionalmente, la Carta establece la defensa prioritaria de una serie de derechos
fundamentales, uno de los cuales es el derecho al mínimo vital (artículos 1º., 11 y 16 ibídem).
2) La Corte Constitucional en Sentencia T- 458/97 del 24 de septiembre de 1997, expresó en uno de sus
apartes que “ En particular, a este grupo pertenecen las personas de la tercera edad, quienes al final de su
vida laboral tienen derecho a gozar de una vejez digna y plena... En relación con estas personas, la Corte ha
sentado la doctrina del derecho fundamental a la seguridad social. Así se le ha dado preciso alcance al mandato
constitucional de defender, prioritariamente, al mínimo vital que sirve, necesariamente, a la promoción de la
dignidad de los ancianos...
Las disposiciones legales que establecen la prelación legal de créditos dentro de un trámite concursal o
liquidatorio (Código Civil, artículo 2493 y ss; Código Sustantivo del trabajo, artículos 157 y 345; Ley 50
de 1990, artículo 36; Ley 222 de 1995, artículo 161) parten del presupuesto natural de que se ha dado
aplicación a las normas, también de rango legal, que garantizan prioritariamente, el pago de las mesadas
pensionales. Por consiguiente, si ya existe una conmutación pensional o si se ha constituido la garantía
pensional que asegure el pago de pensiones, nada obsta para que se siga el orden de preferencia que ha
definido el legislador en las normas que regulen el trámite de liquidación...
Los activos de una empresa en liquidación que sean claramente insuficientes para cancelar las distintas
acreencias pre y postconcordatarias, deben destinarse, de manera prioritaria y exclusiva, a garantizar el pago
de las mesadas pensionales que legalmente le corresponda sufragar, de modo que se garantice el derecho al
mínimo vital del grupo de pensionados que cumplan la edad legal de jubilación (Ley 100 de 1993) o que estén
incapacitados para trabajar...” (El llamado es nuestro)
II) Gastos de administración
Es decir, se reitera, aquellos originados con posterioridad a la apertura del proceso liquidatario, y por ende,
deben pagarse en la forma prevista en el artículo 197 de la Ley 222 de 1995, esto es, inmediatamente y a
medida que se vayan causando.
Del estudio de la norma antes citada, se desprende nítidamente que los gastos de administración no tienen
ningún orden de prelación para su pago, y por ende, éste debe hacerse en la forma allí prevista, ni mucho
menos requieren de autorización alguna por parte de la Junta Asesora del Liquidador.
No obstante, es de anotar que si bien dentro de las funciones de la Junta Asesora, se encuentra la de solicitar
a la Superintendencia de Sociedades autorización para efectuar el pago a acreedores, antes de la providencia
de calificación y graduación de créditos (numeral 8, artículo 178 op. cit.), no es menos cierto que dicha solicitud
se refiere al pago anticipado de acreencias causadas con anterioridad a la fecha iniciación del proceso
liquidatario, siempre y cuando se demuestre la necesidad, urgencia y conveniencia del pago que se pretende
realizar.
III) Créditos reconocidos
Esta categoría se refiere a las obligaciones que fueron reconocidas o admitidas dentro del proceso, las cuales
se califican y gradúan teniendo en cuenta la siguiente prelación: i) primera clase (laborales, fiscales,
parafiscales); ii) segunda clase (los amparados con garantía prendaria); iii) Tercera clase (corresponde a esta
categoría los créditos garantizados con hipoteca); iv) cuarta clase, estos créditos gozan de preferencia general
sobre todos los bienes del deudor, pero “ Sólo tienen lugar después de cubiertos los créditos de las tres
primeras clases de cualquier fecha que estos sean. (Pertenecen a esta clase de créditos, según el artículo 2502
del Código Civil) entre otros, los siguientes: a) los del fisco contra los recaudadores, administradores y
rematadores de rentas y bienes fiscales; b) los de establecimientos de caridad o de educación, costeados con
fondos públicos, y los del común de corregimientos contra las personas antes señaladas; c) Los de los hijos
de familia por los bienes de su propiedad que administra el padre sobre los bienes de este; y d) los de las
personas que están bajo tutela y curaduría, contra sus respectivos tutores o curadores); v) los de la quinta
clase (estos créditos no gozan de ninguna preferencia, toda vez que no están amparados con garantía real
alguna, y son los llamados créditos quirografarios, los cuales se pagarán a prorrata sobre el sobrante de la
masa concursal, sin consideración a su fecha (artículo 2509 ibídem); vi) calificación de otros créditos , en esta
categoría se incluyen los créditos condicionales o litigiosos que hallan sido debidamente acreditados, y en el
auto de calificación se ordenará constituir la respectiva provisión en la forma indicada en el artículo 120 de la
Ley 222 de 1995. Tales acreencias, desde luego, deben ser cancelados simultáneamente junto con la categoría
de créditos a la cual corresponda.
No obstante lo anterior, este Despacho estima procedente advertir que el liquidador debe pagar las
obligaciones a cargo de la concursada, de acuerdo con el orden y la prelación que le corresponda, es decir, en
primer lugar, las mesadas pensionales atrasadas; en segundo lugar, los gastos de administración; luego, las
obligaciones reconocidas dentro del proceso liquidatario, teniendo en cuenta lo decidido en el auto de
calificación y graduación respectivo, so pena de incurrir en la responsabilidad de que trata el artículo 200 del
Código de Comercio, el cual prevé:
“ Los administradores responderán solidaria e ilimitadamente de los perjuicios que por dolo o culpa ocasionen
a la sociedad, a los socios o a terceros.
No estarán sujetos a dicha responsabilidad, quienes no hayan tenido conocimiento de la acción u omisión o
hayan votado en contra, siempre y cuando no la ejecuten… ”
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