La ciudad de las inversiones térmicas

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3Cuando hay
En Guadalajara los habitantes
sufren casi todo el año de
inversión térmica, lo cual es
facilitado por la acumulación de
contaminantes
Red de comunicación y divulgación de la ciencia, de la Universidad de Guadalajara*
L
a inversión térmica es un fenómeno meteorológico natural que se da
en las capas bajas de la atmósfera
terrestre y que por sí solo no causa
daño alguno. Normalmente, en la tropósfera
existe un gradiente térmico vertical negativo, es decir, según ascendemos, y a mayor
altura, la temperatura del aire va bajando y
mayor frío se sentirá. Cuando hay inversión
térmica ocurre lo contrario, invirtiéndose
el proceso normal, a consecuencia de que
se forma una especie de techo o capa a una
temperatura cálida, en donde se detienen los
contaminantes, observándose a simple vista
la llamada nata; a la vez, la superficie es más
fría y la temperatura del aire aumenta según
ascendemos.
El investigador del Instituto de Astronomía
y Meteorología, Víctor Cornejo López, dice que
en la zona metropolitana de Guadalajara ocu-
rren alrededor de 300 inversiones térmicas por
año. De éstas, las más relevantes son en invierno y en primavera. Explicó que se caracterizan
por su intensidad, duración y espesor.
La intensidad de una inversión está dada
por la diferencia de temperatura entre la superficie o base y la cúspide de la inversión térmica.
Entre más amplio sea este contraste (por ejemplo, 12 grados), se considera intensa y tardará
más en romperse.
La duración se refiere al tiempo en que está
presente la inversión térmica. Normalmente se
origina la tarde del día anterior y alcanza sus
máximos valores en la mañana siguiente, rompiéndose alrededor de las 11:00 horas, cuando
se calienta el suelo por los rayos solares. Por
consiguiente, la diferencia de temperatura con
respecto a la tapa se acorta.
El espesor es la distancia que hay entre la
superficie del suelo y el techo que sirve de barrera. Entre más cercana esté la tapa de la superficie, por ejemplo, 40 a 60 metros de altura,
rápidamente se satura de contaminantes. En el
Valle de Atemajac dicho techo oscila entre los
40 y los 160 metros.
Algunas características propias del relieve
pueden propiciar condiciones más agudas de
contaminación en distintas zonas; por lo tanto, no es homogénea para toda la metrópoli.
El especialista comenta que en la ZMG son
ejemplos claros de esta condición, Miravalle y
Loma Dorada. La primera por estar localizada
a mayor altura y, por lo tanto, cercana al techo
de la inversión. La segunda por ubicarse en un
terreno cóncavo (como pozo).
La presencia de masas de aire frío como las
ocurridas en invierno, impiden que la inversión se rompa, pudiendo durar varios días este
fenómeno, lo que acumula contaminantes y
mezclas tóxicas dañinas, así como contingencias atmosféricas que representan un riesgo
para la población, las aves y plantas. Por el contrario, la presencia de lluvias ayuda a desvanecer la inversión, así como el calor que favorece
su presencia.
La inversión térmica aumenta el estancamiento de la polución. Por esto su presencia
recurrente durante todo el año en la zona metropolitana de Guadalajara (82 por ciento de los
días), y de manera particular durante los meses
de primavera e invierno, cuando los niveles de
contaminación son más altos en la ciudad. Este
tipo de fenómenos se vuelve más preocupante al existir un mayor riesgo de enfermar, de
agravamiento de padecimientos respiratorios
y cardiovasculares, así como de un incremento
en las hospitalizaciones y mortalidad por este
tipo de enfermedades. [
Colaboración: Norma Aguayo Moya, Julieta
Bastién Reyna, Julia Raymundo Guízar, Guadalupe Garibay y Genoveva Pinal Gómez.
ciencia
La ciudad de las
inversiones térmicas
seguido
inversión térmica se
forma una especie
de techo o capa, en
donde se detienen
los contaminantes,
observándose a
simple vista la
llamada nata. Foto:
Abel Hernández
lunes 27 de noviembre de 2006
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