Itinerario de San Severino Marche SAN SEVERINO MARCHE UNA JOYA PARA DESCUBRIR Después de la intensa vida del municipio romano de Septempeda, precedida por la experiencia de la civilización picena que aquí ha dejado uno de sus más llamativos testimonios, la ciudad renació a poca distancia sobre la cima de la colina denominada Montenero bajo la forma de castro medieval dedicado al Obispo local Severino que vivió en el siglo VI d.C. Del estallido socio - económico de los Siglo XIII y XIV se formó, en las laderas de la colina, una aldea que en poco tiempo se convertiría en la verdadera ciudad. Todo esto es evidente en la disposición urbana de San Severino que está comprendida dentro de los muros del Montenero, donde la distribución del poblado se mantiene fiel al verdadero urbanismo medieval, con construcciones esparcidas y separadas por huertos realizados sobre terrazas y en posición dominante; sobre la cúspide de la colina, los edificios del poder público y eclesiástico. En el llano, en la falda de la colina, una amplia explanada para el mercado, ubicada lo más cerca posible a la vía de comunicación del río Potenza que atraviesa el valle, a lo largo del cual surgieron los poblados manufactureros de Cesalonga, Conce y Fontenuova. Será sólo en el Siglo XV que la nobleza feudal, recién transferida de los numerosos castillos que aún se conservan en la zona, construyó sus espléndidos edificios en la plaza del mercado, dónde desarrollaba sus actividades el pueblo. En el espacio, entre el área comercial de la plaza y la pendiente de la colina, todavía se mantiene el conjunto urbano constituido de callejuelas y casas en piedra, apoyadas unas a otras, que en primer lugar se construyeron en las paredes del castillo buscando protección (fuerte es la sugestión popular en la imaginación de los severinatos sobre esta ciudadela, sobre todo en la denominada Piazza Padella “Plaza Sartén”, así llamada por su extravagante forma). Piazza del Popolo “Plaza del Pueblo” Galería de Arte Moderno del Edificio Municipal, Teatro Feronia La monumental Piazza del Popolo “Plaza del Pueblo” no es al azar considerada una de las más bellas de las Marcas. Particularmente sugestiva es su forma de huso, que interiormente se percibe como una elipse, nacida cuando, inicialmente y en forma casi espontánea, fueron creadas dos "panzas" en el plano vial que bajaban desde el castillo en dirección al curso del río. La nobleza de su aspecto depende de los muchos edificios nobiliarios porticados que se asoman a ella, el más grandilocuente de ellos es el municipal construido en el siglo XVII en sustitución del edificio público medieval situado en el castillo. En plano aristócrata, con espléndidas salas de época, entre las que se encuentran el lujoso Salón Conciliar, allí se puede ver la Galería de Arte Moderno constituida por numerosas obras del pintor severinato Filippo Bigioli que a principios de 1800 tuvo gran éxito en la aristocrática Roma papal. Cerca de la Torre dell’Orologio “Torre del Reloj” surge el Teatro Feronia, joya de la arquitectura teatral “marchigiana”, obra de Ireneo Aleandri, arquitecto originario de la ciudad, que construirá la imponente Arena Sferisterio de Macerata. Particularmente preciado es el telón histórico del teatro, pintura realizada sobre boceto de Bigioli. Lorenzo Losito Itinerario de San Severino Marche Pinacoteca Cívica Es una de las colecciones de arte antiguo más preciadas y ricas de las Marcas. Expone algunos de las obras pintadas para la ciudad entre 1300 y 1600 por artistas forasteros y aquellos de la escuela pictórica local que se impuso como una de las más vanguardistas de Europa a principio del siglo XV. Se conservan aquí capítulos fundamentales de la historia del arte italiano como el políptico de Paolo Veneziano, obra maestra de la pintura adriática del 1300, una de las obras de arte véneto penetrada más interiormente en el territorio de las Marcas, entrando plenamente en un área ya integrada por el temperamento giottesco. Fundamento de las humanas verdades de la carne de la pintura de los territorios desacostumbrados por Giotto es la Madonna dell’Umiltà “Virgen de la Humildad” del fabrianese Allegretto Nuzi, protagonista de la escena artística florentina después de la mitad del siglo XIV. Muy rica es la colección de las realizaciones de los hermanos Salimbeni, que en concomitancia con el dominio Señorial de los Smeducci de la Scala, propusieron en San Severino una versión del gótico florido menos ataviada y más vernacular, inmortalizando en las paredes de las iglesias de la ciudad piezas de la vida cotidiana de un San Severino medieval con una imparangonable visión cómica al límite del bufonesco y apoyados por un entusiástico bagaje de invenciones narrativas. Entre las tantas obras de los hermanos severinatos, fundadores de la escuela pictórica local, se destacan el tríptico fechado en el año 1400 (una primicia del nuevo curso del arte) y las historias de San Giovanni Evangelista, procedentes del Duomo Antico del Castello “Catedral Antigua del Castillo”. Fundamentales para el desarrollo de la escuela local son los dos polípticos cuatrocentistas que llegaron a la ciudad después de la mitad del siglo XV, uno del veneciano Vittore Crivelli, una de sus obras más comprometidas y superabundantes de belleza, particularmente elaborada es la entalladura del marco, perfectamente íntegra; y el otro, del folignate Niccolò de Liberatore, que impone en sus compartimentos todo el icástico y natural pietismo del arte umbro. Considerada, unánimemente por la crítica una de las obras más importantes realizada sobre madera, es la Madonna della Pace “Virgen de la Paz” de Pinturicchio, inmersa en una atmósfera albacea de intenso lirismo, que evidencia los talentosos virtuosismos del período romano en los que el artista pintó los “appartamenti Borgia” en el Vaticano y en la que ultimó esta obra para el severinato Liberato Franchi Bartelli, aquí representado. Dignos de atención son los Stalli dei Priori “Cátedras de los Priores”, taraceados por los hermanos Acciaccaferri y separados por una parte del coro del Duomo Antico “Catedral Antigua”, todavía en el lugar, obra del célebre maestro, el severinato Domenico Indivini, que tuvo su taller en la ciudad y realizó las preciosas incrustaciones de madera del coro de la Basílica Superior de San Francisco en Asís. Lorenzo Losito Itinerario de San Severino Marche Basílica de San Lorenzo de Doliolo Es una de las iglesias más antiguas y sugestivas de la ciudad, construida probablemente sobre los restos del templo de la Diosa Feronia entre los cuales se retiró, en vida eremítica, el futuro Obispo y luego Patrón de la ciudad de San Severino en el Siglo VI. El apelativo "doliolo" derivaría de la costumbre, perpetrada por siglos durante las festividades realizadas por los monjes que aquí habitaban, de ofrecer vino al pueblo en el "doliolum", u odre. La iglesia, de imponente y macizo estilo románico, fue en efecto, abadía benedictina urbana con decenas y decenas de jurisdicciones en el territorio. En la cripta y en la sacristía, ex refectorio del monasterio, se conservan muchísimos frescos de los Salimbeni y de su escuela. De particular relieve, por el buen estado de conservación y por su belleza, son las historias de Sant'Andrea “San Andrés” en la cripta y las de Sant'Eustachio “San Eustachio” en la sacristía, ambas en un sorprendente monocromo sepia; lamentablemente perdido, en gran parte, el monocromo verde de las dos grandes bóvedas ojivales de la sacristía con historias de los doce meses, elemento ciertamente idóneo al espíritu del lenguaje salimbeniano. Curiosa es también la posición del campanario, sobrepuesta a la fachada, y por lo tanto torre - entrada, porque la presencia de las laderas de la colina a la derecha, impidió otra solución; fue construida a principios del siglo XIV con las características típicas de las numerosas torres que fueron erigidas en aquel siglo en San Severino (San Domenico, Sant'Agostino y Duomo Antiguo): un cuerpo macizo, sin pináculo, partido por una serie de arquillos colgantes en cimbra con una bífora a cada lado inscrita en una arcada ciega en cuyo pináculo se abre un óculo. Esta uniformidad arquitectónica es debida a la fuerte e intensa actividad ejercida en aquellos años en San Severino por los maestros comacinos, quizás convocados por los Smeducci. Lorenzo Losito Itinerario de San Severino Marche Zona Monumental del Castello al Monte “Castillo del Monte” En la zona dominante del Montenero se encuentran los símbolos del poder medieval, todavía hoy símbolos de la ciudad. En la Plaza de los Smeducci, se asoma la Torre del Ayuntamiento, llamada posteriormente Torre de los Smeducci, construida en el Siglo XIII y sobre la cual se encuentra esculpido, en bajorrelieve, el León gibelino, partido al que se adhirió San Severino en perenne lucha con la güelfa ciudad de Camerino (acérrima enemiga de los gibelinos). Más arriba, otro bajorrelieve, muy controvertido: podría representar la escalera del escudo de armas de los Smeducci, pero la tradición reconoce la representación de un bocado de caballo, anexado por los Smeducci, al regreso de una de las tantas expulsiones que padecieron, para demostrar que desde ese momento en adelante habrían refrenado a la ciudad como se hace con los caballos. A la derecha de la torre se yergue, a un lado, una larga muralla cuadrilátera con majestuosas arcadas ciegas de estilo gótico que rodea el jardín del monasterio de clausura de Santa Chiara “Santa Clara”. Es lo que queda del antiguo Palazzo Consolare “Edificio Consular”, más tarde de la Signoria "Señoría", totalmente en ruinas. En el lado opuesto se encuentra el Duomo Antiguo “la Antigua Catedral”, que conserva los restos del Santo patrono San Severino que según una leyenda fueron transportados desde el sepulcro de Septempeda, después de las devastaciones barbáricas, gracias a prodigiosos milagros. La construcción del edificio se remonta al primer milenio y eso está testimoniado en las conspicuas estratificaciones de los muros. La fachada fue Lorenzo Losito Itinerario de San Severino Marche reedificada en los primeros años del siglo XIV siguiendo el gusto lombardo importado por los maestros comacinos. A la izquierda se yergue la torre en el ya usual estilo severinate. En el interior, reestructurado en el Siglo XVIII, además de un apreciadísimo órgano de Denis Plouvier se puede observar el espléndido coro en leño taraceado realizado por Domenico Indivini a fines del Siglo XV, una obra maestra junto a la realizada en la Basílica de Asís. A la izquierda de la iglesia, el Palacio Episcopal con su monumental claustro, reestructurado a fines de 1400 por el Prior Liberato Francchi Bartelli, comitente de la Madonna della Pace “Virgen de la Paz” de Pinturicchio. En el interior del edificio se expone la rica colección arqueológica de la ciudad constituida por piezas que hacen referencia a la época paleolítica hasta llegar al floreciente período romano de Septempeda. En la sección picena se conservan los restos de las necrópolis del Monte Penna, de Ponte di Pitino “Puente de Pitino” y Fustellano, constituidos por algunos objetos, de entre los más delicados y refinados, que dan testimonio de esta civilización. Claustro de San Domenico “Santo Domingo” San Domenico surge fuera de las murallas de San Severino. Fue construida a principios de 1300 en el lugar donde se encontraba la iglesia de Santa María del Mercado. La posición de extramuros obligó a la fortificación del complejo, hecho que determinó la repetida ocupación del convento, usado como fortaleza de sublevación contra la ciudad, por parte de las tropas de los camertes (de Camerino) y de los Rectores de la Marca. Los daños sufridos por las guerras obligaron, en el Siglo XVII, a modernizar la iglesia, que conserva dentro del campanario espléndidos frescos, realizados en los últimos años del Siglo XIV y en la sacristía, piezas de frescos de los Salimbeni y de Pietro de Rimini, recuperadas del desmoche de otro campanario gemelo. En el ábside encontramos la soberbia Pala de Bernardino de Mariotto, heredero perugino (de Perugia / Perusia) de la escuela pictórica local de principio del siglo XVI. El convento conserva todavía las celdas de los frailes, el refectorio y todos los entornos originales. Extraordinariamente monumental, es el claustro, el más imponente y espectacular de la ciudad, con lunetas pintadas en el Siglo XVII con historias que evocan la vida del Santo. Lorenzo Losito Itinerario de San Severino Marche Santuario de Santa María del Glorioso. Surge a alrededor de 1 kilómetro de la ciudad. Fue construido a principios del Siglo XVI de un proyecto del arquitecto Rocco de Vicenza cuando estalló la religiosidad popular por una estatua de la Madonna in Pietà “Virgen de la Piedad” que muchos vieron lagrimear. El sitio se transformó inmediatamente en una importante etapa en la peregrinación de Roma a Loreto. Nos sorprende por la nobleza arquitectónica impuesta a la dimensión exquisitamente campestre del lugar. En el exterior, domina la monumental cúpula revestida de plomo en el Siglo XVIII; y en su interior se refleja fielmente el proyecto original con las molduras de aljez (piedra de yeso) que destacan la elasticidad de los volúmenes en estado puro. Entre 1500 y 1600 las familias nobles y las cofradías de la ciudad compitieron por la decoración de las capillas que aquí tuvieron en patronato. Recientes restauraciones han traído a la luz los frescos, en óptimo estado de conservación, realizados durante la primera etapa decorativa del templo. Particularmente sugestivos son los contenidos iconográficos de muchas de estas obras como la Madonna del Soccorso “Virgen del Socorro”, el Sant'Antonio Abate o el Sant'Isidoro, que revelan una religiosidad popular e ingenua. En el interior de la capilla, bajo la cúpula, se conserva el Vesperbaild piangente “Piedad”, sobre el cual encontramos una estatua del Cristo Risorto “Cristo Resucitado”, es decir, Glorioso, que contribuyó a cambiar el apelativo del santuario mariano de Grilluso o Grilloluso (en dialecto: "dónde hay muchos grillos") por el de Santa María del Glorioso. Iglesia de la Maestà di Parolito “Majestad de Parolito” La iglesia, de origen votivo, fue construida en la segunda mitad del Siglo XV en el lugar dónde surgía una capillita con la Maestà en la localidad de Parolito, en los alrededores de la ciudad. El pequeño templo conserva espléndidos frescos votivos de Lorenzo D’Alessandro, el mayor autor de la escuela pictórica severinata después de los hermanos Salimbeni. Las imágenes de Parolito son iconos del alto valor lírico que revelan junto a las influencias pierfranciscanas, que impregnan de luz deslumbrante las formas, toda la innata fragancia sin tiempo del pincel de Lorenzo D’Alessandro. Lorenzo Losito