Normas comunes para las empresas

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Comisión de las Comunidades Europeas
Documento
Florence Nicolas
con la colaboración de Jacques Repussard
NORMAS COMUNES
PARA LAS EMPRESAS
OBJETIVO
Ti
ν'
Florence Nicolas
con ¡a colaboración de Jacques Repussard
NORMAS COMUNES
PARA LAS EMPRESAS
COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS
Normas comunes
para las empresas
Florence Nicolas
con la colaboración de Jacques Repussard
DOCUMENTO
OBSERVACIÓN
La presente obra ha sido realizada por una persona independiente. Pretende contribuir al debate
público sobre la construcción europea. No refleja necesariamente la opinión de la Comisión de las
Comunidades Europeas. Compromete solamente a su autor.
Esta publicación se edita también en las lenguas siguientes:
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FR
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ISBN
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ISBN
92-825-8551-4
92-825-8552-2
92-825-8553-0
92-825-8554-9
92-825-8555-7
92-825-8556-5
92-825-8557-3
92-825-8558-1
Una ficha bibliográfica figura al final de la obra.
Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 1988
ISBN 92-825-8550-6
N° de catálogo: CB-PP-88-AOl-ES-C
© CECA-CEE-CEEA, Bruselas-Luxemburgo, 1988
Printed in the FR of Germany
PROLOGO
La realización del mercado interior supone la libre circulación de los productos dentro
de la Comunidad Econòmica Europea. Este principio figura en el Tratado de Roma y
ha sido aplicado con frecuencia por el Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas. Sin embargo, existen excepciones al reconocimiento mutuo de las normas
nacionales aplicables a los productos cuando una exigencia esencial, como la protección de la salud o de la seguridad de las personas, la protección del medio ambiente o
de los consumidores, justifica la adopción de una norma nacional determinada.
En este caso, se intenta lograr una armonización comunitaria de dichas normas. El
nuevo enfoque adoptado por la Comunidad en 1984-1985 en el ámbito de la armonización de las normas técnicas se basa en la armonización de las exigencias esenciales,
garantizando un alto nivel de protección mediante una directiva comunitaria que
remite a las normas para las especificaciones de fabricación. Por supuesto, esta
remisión sólo es posible cuando el sector de que se trata se presta a la normalización.
Por consiguiente, la normalización técnica constituye una actividad esencial para la
realización del mercado interior de la Comunidad Económica Europea. En muchos
Estados, la importancia que los poderes públicos atribuyen a la normalización es un
fenómeno reciente, pero la declaración de junio de 1987 de los jefes de Estado y de
Gobierno de la Comunidad por la que se consideraba prioritario este aspecto refleja
bien el papel vital que desempeña la normalización en el proceso de realización del
mercado interior.
No se dispone prácticamente de textos sobre normalización dedicados al público en
general. No cabe duda de que el documento que van a leer ustedes viene a colmar esta
laguna y responde asimismo a la creciente demanda de información al respecto.
Debe reconocerse el considerable mérito de los autores que han sabido exponer un
tema amplio, complejo y técnico de forma precisa y concreta manteniéndose siempre al
alcance del lector.
Si la normalización le afecta a usted directamente por su cargo en alguna empresa
manufacturera, podrá descubrir las numerosas y valiosas informaciones, cuidadosamente actualizadas y documentadas, sobre los últimos datos de la normalización
europea ilustrados con ejemplos. Si es usted jefe de empresa y desea entender lo que
supone la normalización europea para definir sus estrategias, este trabajo le proporcionará en poco tiempo la información que necesita para comprender perfectamente el
proceso iniciado y sus posibles repercusiones en sus actividades.
Si por sus actividades en una asociación profesional, un sindicato de trabajadores, una
asociación de consumidores, a nivel nacional o europeo, quiere analizar usted las
implicaciones de la realización del mercado interior para sus miembros o para los
intereses que usted defiende, este trabajo le permitirá aprender todo lo que debe saber
acerca del papel, la función y los objetivos de la normalización nacional y europea, y
descubrir todos los protagonistas de esta actividad.
Por último, las personas interesadas por la construcción europea, a título profesional o
simplemente científico, encontrarán respuestas al creciente número de interrogantes
que la normalización va suscitando.
Estoy convencido de que este libro permitirá tener un conocimiento más profundo de
la importancia de la normalización para las empresas y demostrar la utilidad de la
normalización europea. Desde este punto de vista, constituye una aportación apreciable para la construcción día a día del espacio sin fronteras interiores que la Comunidad quiere realizar.
Así pues, es probable que la normalización europea vaya remplazando progresivamente la normalización nacional y permita la creación de un mercado interior eliminando los obstáculos técnicos a los intercambios, la creación de reflejos europeos y la
cohesión europea en el desarrollo tecnológico.
Por último, como bien lo afirman los autores, se trata en buena cuenta de mejorar la
organización del mercado europeo para que Europa participe plenamente en el
desarrollo mundial de los intercambios, pero no aislándose sino conservando una
actitud abierta, responsable y activa para con el resto del mundo.
F. Braun
Director general de mercado interior
y asuntos industriales
Sumario
Prólogo
5
Introducción
9
1. La normalización, forma privilegiada de organización de las relaciones económicas
11
1.1. Definición
1.1.1. Documento escrito, aprobado por un organismo habilitado o reconocido
1.1.2. Documento accesible al público
1.1.3. Documento cuya elaboración requiere el consentimiento de todas las partes
interesadas y es de interés general
1.1.4. Documento destinado a una aplicación repetida o continuada
1.1.5. Documento no vinculante
12
13
13
1.2. Contenido de las normas
1.2.1. Diferentes tipos de normas
1.2.2. Principales sectores de actividad de la normalización
14
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15
1.3. Objetivos y utilizaciones de la normalización
1.3.1. Objetivos de la normalización
1.3.2. Principales utilizaciones de las normas
1.3.3. Normas y certificación
16
16
17
18
1.4. Normas y obstáculos técnicos a los intercambios
1.4.1. Prescripciones técnicas
1.4.2. Certificaciones
1.4.3. Lucha contra los obstáculos técnicos a los intercambios
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23
2. Instrumentos de normalización en Europa
11
12
12
25
2.1. Instrumentos nacionales
2.1.1. Características comunes y diferencias de las estructuras de normalización
2.1.2. Aspectos específicos del sector electrotécnico
25
25
27
2.2. La estructura europea
2.2.1. El CEN/Cenelec
2.2.2. Funcionamiento de la normalización europea
2.2.3. Uso de las normas europeas
2.2.3.1. Transformación en normas nacionales para su aplicación en los intercambios económicos
2.2.3.2. Certificaciones europeas
2.2.3.3. Directivas comunitarias
2.2.3.4. Contratos públicos
2.2.4. Los actores europeos de la normalización europea
2.2.4.1. Consideraciones generales
2.2.4.2. Los ASB
2.2.4.3. Otras formas de colaboración
28
28
28
32
32
32
34
34
35
35
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36
2.3. Instrumentos de conexión entre la Comunidad y el CEN/Cenelec
2.3.1. Orientaciones generales de la cooperación
2.3.2. Directiva 83/189 CEE
2.3.3. ICONE
2.3.4. Mandatos de normalización
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39
40
2.4. Relaciones con la AELC
41
3. La normalización al servicio de las politicas europeas
3.1. Dos objetivos esenciales de la normalización europea
3.1.1. Creación de un mercado interior
3.1.2. La cohesión europea en el desarrollo tecnológico
3.2. Ejemplos particularmente significativos
3.2.1. Hacia la creación del mercado interior europeo
3.2.1.1. Eliminación de los obstáculos técnicos a los intercambios
3.2.1.2. Creación de reflejos europeos
3.2.2. Apoyo al desarrollo tecnológico y creación de una cohesión industrial europea:
tecnologías de la información
43
43
43
43
45
45
45
46
50
Conclusión
55
Anexos
57
1. Directiva del Consejo, de 28 de marzo de 1983, por la que se establece un procedimiento de
información en materia de las normas y reglamentaciones técnicas (83/189/CEE)
59
2. Organismos de normalización (listas 1 y 2)
65
3. Resolución del Consejo, de 7 de mayo de 1985, relativa a un nuevo enfoque en armonización
técnica y normalización (85/C 136/01)
67
4. Normas funcionales
77
5. Organismos que integran EWOS
79
Introducción
Una de las actividades más importantes de la Comunidad Económica Europea consiste
en la supresión de los obstáculos técnicos y la armonización de las legislaciones
nacionales. Las normas están estrechamente vinculadas a estos dos temas y, aunque
parezca paradójico, de forma contradictoria: como fuente de obstáculos e instrumento
de armonización.
Por supuesto, la paradoja sólo es aparente pero tiene su importancia, ya que en un
principio la Comunidad interpretó la norma principalmente como fuente de obstáculos
utilizada por los Estados miembros para proteger su mercado, y esta imagen se ha
unido a la idea de norma. Por tanto, al principio no se les ocurrió a las autoridades
públicas utilizar la norma europea como un instrumento de competitividad y construcción de un mercado interior, a pesar de que aquél era el objetivo fundamental que se le
había asignado en los diferentes países.
Afortunadamente, esta concepción de la norma que la identifica con un obstáculo
técnico ha evolucionado considerablemente en los últimos años y, a partir de principios
de los años ochenta, se reconoce en numerosos textos y decisiones comunitarios el
papel positivo que la norma desempeña en la actuación comunitaria. Así, en pocos
años, la normalización ha pasado del segundo plano al centro de las preocupaciones
comunitarias, como instrumento natural para la construcción de un mercado interior
competitivo frente al resto del mundo y no ya retraído.
Sin embargo, los agentes de la estructura económica europea aún no comparten todos
esta concepción y, en algunos medios, se sigue considerando que la normalización es
accesoria. Como ya hemos visto, esta visión tiene una explicación histórica: puesto que
las autoridades comunitarias consideraban que la norma no era más que un obstáculo
técnico y los poderes públicos no recurrían a ella para llevar a cabo la armonización, no
se fomentaba la creación de normas europeas salvo en casos excepcionales (y en el
sector eléctrico, precisamente porque, a partir de 1973, la «directiva baja tensión»
remitía a normas europeas para su aplicación).
En cambio, los medios industriales fomentaban la normalización internacional y
participaban fácilmente en ella, actividad en la que los países europeos predominaron
hasta principios de los años setenta por la relativa falta de interés de los demás
países industrializados (Estados Unidos, Japón). Por tanto, las necesidades de armonización inherentes al desarrollo de los intercambios comerciales se atendían preferentemente a nivel mundial, a pesar de que los únicos países interesados fueran los
europeos.
Ello explica que el Comité Europeo de Normalización, el CEN, haya tenido escasas
actividades desde su creación en 1961 hasta los últimos años: esta situación reflejaba
simplemente la falta de interés de los medios económicos, sociales y políticos en la
normalización europea, que parecía tanto más superflua cuanto que la normalización
nacional e internacional se había desarrollado y parecía asentada.
Esta situación se ha modificado ahora profundamente y el CEN se está organizando (y
en buena parte lo ha conseguido) para poder hacer frente al considerable aumento de
las solicitudes de normas europeas presentadas no sólo por los poderes públicos sino
también por la industria europea, ya sea productora o usuaria.
Antes de examinar la reorganización del sistema europeo de normalización y la
utilización de la norma como instrumento de creación del gran mercado interior
europeo, consideramos que es preciso recordar en la primera parte en qué consiste
verdaderamente la normalización. Efectivamente, existen aún demasiados prejuicios
sobre este tema y hace falta ser preciso para que se puedan entender todas las implicaciones de la nueva política europea en este ámbito.
10
1. La normalización,
forma privilegiada de organización
de las relaciones económicas
1.1. Definición
Según la definición aceptada por la Organización internacional de normalización
(International Organization for Standardization: ISO) y la Comisión Económica para
Europa de las Naciones Unidas (ECE/ONU), la norma es una «especificación técnica u
otro documento accesible al público, elaborado en cooperación y con el consenso o la
aprobación general de todas las partes interesadas, basado en la combinación de los
resultados de la ciencia, la tecnología y la experiencia, cuyo objeto es beneficiar al
máximo a toda la comunidad y que ha sido aprobado por un organismo habilitado
nacional, regional o internacional».
Esta es la definición que casi todos los organismos oficiales nacionales de normalización han aceptado; por tanto, tiene un carácter casi universal. No obstante, cabe citar
otra definición de la norma que figura en el código del GATT de 1979 sobre los
obstáculos técnicos a los intercambios y en la directiva del Consejo de la Comunidad
Económica Europea, de 28 de marzo de 1983, por la que se crea un procedimiento de
información en el ámbito de las normas y reglamentaciones técnicas, también conocida
por «directiva 83/189». Según estos dos textos, una norma es «una especificación
técnica aprobada por un organismo reconocido por su actividad normativa, para una
aplicación repetida o continuada, cuyo cumplimiento no es obligatorio».
La diferencia entre estas dos definiciones se explica principalmente por el hecho de
que, tanto el código del GATT como la directiva 83/189, sólo se interesan por las
normas para luchar contra los obstáculos técnicos a los intercambios, mientras que el
ISO y la ECE/ONU, así como los organismos nacionales de normalización, tienen una
visión mucho más amplia de la norma y utilizan la definición que han elaborado para
crear normas.
Si se consideran por separado los distintos elementos de estas dos definiciones para
extraer las principales características de las normas, se obtienen los siguientes resultados:
- la norma consiste en un documento escrito aprobado por un organismo habilitado o
reconocido;
- el documento es accesible al público;
- la elaboración del documento requiere el consentimiento de todas las partes
interesadas y tiene por objeto el interés general;
11
- está destinado a una aplicación repetida o continuada;
- su aplicación no suele ser obligatoria.
Cabe detenerse en cada uno de estos elementos:
1.1.1. Documento escrito aprobado por un organismo habilitado o
reconocido
El organismo habilitado o reconocido puede ser nacional, regional o internacional; lo
pueden reconocer bien las autoridades públicas (mediante un contrato, un tratado o un
texto legislativo o reglamentario), o bien, sencillamente, los diversos agentes económicos, con o sin un reconocimiento formal del que, de todas formas, deriva la mayoría de
las veces. No está vinculado a las organizaciones de productores para poder tener la
neutralidad e independencia necesarias.
Los principales organismos que reúnen estas características son los organismos
nacionales de normalización miembros del ISO. Esta organización internacional no
gubernamental se creó en 1947 y está integrada actualmente por organismos nacionales
de normalización de 88 países (72 miembros y 16 miembros correspondientes cuyo
estatuto corresponde al de observador en los organismos internacionales gubernamentales). Cada país tiene un solo miembro. Hasta la fecha, el ISO ha publicado más de
6000 normas internacionales elaboradas en unos 2100 organismos técnicos.
La principal función del ISO y de todos los organismos miembros consiste en ofrecer
un marco para la elaboración de normas, aprobar dichas normas según un procedimiento determinado (véase infra) y publicarlas.
7.7.2. Documento accesible al público
Como veremos a continuación, las normas las elaboran y las aplican quienes quieren;
lo cual supone que es fácil tener acceso a ellas. Por consiguiente, los institutos de normalización nacionales e internacionales publican sus normas y las venden al público.
También firman acuerdos para poder venderse mutuamente las normas, de forma que
el que desee proporcionarse una norma de cualquier país, ya sea internacional o
europea, sólo tenga que dirigirse al instituto de su propio país para obtenerla.
7.7.3. Documento cuya elaboración requiere el consentimiento de todas
las partes interesadas y es de interés general
Son éstas las principales características de las normas, lo que permite distinguirlas tanto
de los textos reglamentarios técnicos como de las especificaciones profesionales.
Efectivamente, desde el punto de vista del contenido, dichos textos pueden presentarse
de forma muy similar ya que se trata esencialmente de definir «las características
necesarias de un producto o un servicio, como los niveles de calidad o de adecuación,
12
la seguridad, las dimensiones y también las prescripciones en materia de terminología,
símbolos, pruebas o métodos de prueba, empaquetado, marcado y etiquetado»
(definición del ISO de la especificación técnica).
Como puede verse, estas especificaciones técnicas pueden encontrarse en numerosos
documentos que no son necesariamente normas. Efectivamente, si bien una reglamentación técnica es elaborada, adoptada y publicada por una autoridad pública sin tener
que consultar ni llegar a un acuerdo con los demás interlocutores socioeconómicos, y es
obligatoria, la norma siempre es el fruto de una colaboración de todos los interesados.
Normalmente, el instituto de normalización sólo suele publicar la norma tras
cerciorarse de que existe verdaderamente un consenso sobre el texto, organizando una
encuesta pública para asociar más interlocutores de los que han participado en la
elaboración de la norma. Por tanto, el trabajo de normalización se lleva a cabo
esencialmente en una «comisión» o en un «Comité técnico», y cualquier persona física
o jurídica tiene derecho a asistir y participar en los trabajos. Esta característica
distingue la norma del reglamento técnico y también de la «especificación» o «norma»
«profesional» o «de empresa» elaborada por un grupo reducido que sólo representa
una parte de los intereses existentes, y que no tiene por objeto la aplicación a toda la
estructura económica, como la norma o el reglamento, válidos erga omnes, sino
únicamente a una empresa o a determinada categoría de agentes económicos.
7.7.4. Documento destinado a una aplicación repetida o continuada
Esta es la característica que distingue la norma de la especificación de compra, pública
o privada: se supone que la norma debe aplicarse en general a un producto o un
servicio. Por supuesto, puede utilizarse como referencia en numerosos mercados, y es
ésta incluso una de sus principales funciones, pero puede ocurrir que un comprador
quiera conseguir un producto o servicio de características distintas a las de los productos o servicios que se encuentran normalmente en el mercado: redactará entonces
una licitación en la que añadirá determinados criterios a la norma vigente.
Como puede verse, el objeto de la norma es responder a las necesidades de la mayoría:
se trata de una especie de mayor denominador común en un espacio industrial y
económico determinado. En efecto, desde el punto de vista histórico, la norma ha
sabido adaptarse a los progresos técnicos fijando las características de productos que ya
se podían encontrar fácilmente en el mercado y que requerían una referencia para
poder organizar el mercado o la producción de la forma más racional posible.
Por último, cabe especificar que las normas se revisan sistemáticamente para adaptarse
a la evolución tecnológica.
7.7.5. Documento no vinculante
Esta característica, que distingue la norma de la reglamentación técnica, se debe a los
métodos de elaboración de las normas (iniciativa y participación voluntarias, adopción
por consenso o votación), pero también a las mismas bases de las sociedades liberales,
13
en las que todo lo que no se ha prohibido está permitido, y en las que se deja el mayor
margen de libertad posible a los protagonistas del juego económico. Por otra parte, si
todas las normas se hicieran obligatorias, se podría detener el progreso y se correría el
riesgo de imponer una solución tecnológica determinada. Sin embargo, en algunos
países todas las normas son obligatorias (los países del Este) porque la organización
económica y social es distinta. En los países de organización económica liberal, el
Estado puede imponer determinadas normas y, de hecho, a veces lo hace, esencialmente por motivos de seguridad, pero nunca se trata de una medida general.
1.2. Contenido de las normas
7.2.7. Diferentes tipos de normas
Existen varias tipologías de normas:
- Tipología estructural: se distingue en este caso entre norma de medios y norma de
resultados.
La norma de medios describe con precisión los medios que deben utilizarse para que el
objeto presente efectivamente las características que se le exigen. Por tanto, en
principio dichas normas suelen ser muy detalladas y pueden describir todos los
pormenores del proceso de producción, todas las características técnicas de los
materiales y los componentes que deben utilizarse.
Por otra parte, la norma de resultados suele limitarse a describir con precisión las
características necesarias del objeto sin especificar la constitución interna ni los medios
que deben utilizarse para obtener el resultado deseado.
Actualmente, los autores de las normas tienden a privilegiar la norma de resultados
con respecto a la norma de medios por dos motivos. En primer lugar porque, como
veremos a continuación, la norma de medios puede crear obstáculos técnicos a los
intercambios; en segundo lugar porque, puesto que la norma de medios fija la técnica
en un momento dado, posteriormente puede obstaculizar el progreso tecnológico.
No obstante, cabe destacar que el recurso exclusivo a normas de resultados puede
obligar a especificar procedimientos de pruebas complicados, largos y caros, al no
existir descripciones detalladas de los medios.
- Tipología funcional: se trata de distinguir aquí los distintos tipos de normas según su
contenido. Existen varias clasificaciones más o menos detalladas.
Nos atendremos a la siguiente:
Norma básica: norma de alcance general que incluye disposiciones generales aplicables, eventualmente, a un determinado ámbito (por ejemplo, esta categoría comprende las normas sobre medidas).
Norma terminológica: norma que se refiere exclusivamente a los términos e incluye generalmente su definición y, a veces, símbolos, notas explicativas, ilustraciones y ejemplos.
14
Norma de productos: norma en la que se especifican total o parcialmente las exigencias
que debe cumplir un producto o un grupo de productos para cumplir su función.
Norma de prueba: norma que se refiere a los métodos de prueba para comprobar la
adecuación de un producto o un material a las características exigidas. L a norma
también puede comprender prescripciones relativas a la prueba de que se trate, como
la toma de muestras, la utilización, los métodos estadísticos, etc.
Norma de seguridad: norma que incluye prescripciones para garantizar la seguridad de
las personas, los animales y los bienes.
Norma de servicio: norma que especifica total o parcialmente las condiciones que debe
reunir un servicio para cumplir su función.
Norma de ingeniería o de planificación: norma que permite calcular, realizar y
establecer materiales, aparatos, estructuras y condiciones de utilización o de funciona­
miento.
­ Tipología administrativa: esta tipología sólo se evoca aquí a título indicativo; consiste
en distinguir las normas según su clasificación administrativa en las diversas colec­
ciones de normas nacionales: por ejemplo, normas definitivas o experimentales.
7.2.2. Principales sectores de actividad de la normalización
En realidad se trata de otra tipología: la tipología tecnológica, es decir, una clasi­
ficación que corresponde aproximadamente a los principales sectores económicos.
Consiste en la forma de clasificación de las normas en las colecciones de normas
nacionales, en la que se refleja el ritmo de creación de normas de los principales
sectores industriales.
Pongamos por ejemplo la clasificación utilizada por el CEN/Cenelec para el procedi­
miento europeo de información en el ámbito de las normas:
Letra de
referencia
Β
C
F
H
1
M
Ν
S
Τ
υ
ν
w
χ
ζ
Clase
Construcción
Productos químicos, ingeniería química y productos alimenticios
Normas fundamentales
Equipos domésticos y ocio
Mecánica
Materiales metálicos
Materiales no metálicos
Salud, medio ambiente y material médico
Transportes, empaquetado y mantenimiento
Normas electrotécnicas generales
Electrónica
Ingeniería eléctrica
Ámbito de normalización indeterminado*
Tecnología de la información
Se trata de una clase reservada a una o varias categorías futuras de normas que actualmente no están clasificadas.
15
1.3. Objetivos y utilizaciones de la normalización
7.3.7. Objetivos de la normalización
La definición de la normalización especifica que su objetivo consiste en «beneficiar al
máximo a toda la comunidad».
Hay que detenerse en esta expresión para tener una idea más clara de lo que aporta la
normalización a la vida socioeconómica. La primera parte de la norma británica BS O,
resume las ventajas que cabe esperar de esta actividad de la siguiente forma:
a) facilitación de medios de comunicación entre todas las partes interesadas;
b) promoción del principio de economía en lo relativo al trabajo humano, los materiales y la energía utilizados para la producción y el intercambio de productos;
c) protección de los intereses de los consumidores gracias a la exigencia constante de
una calidad adecuada de los bienes y servicios;
d) mejora de la calidad de vida: seguridad, salud y protección del medio ambiente;
e) mejora del comercio mediante la supresión de los obstáculos derivados de las
distintas costumbres nacionales.
El primer comentario que debe hacerse sobre esta lista se refiere a la letra b): se trata del
primer objetivo de la normalización. Ésta permite producir en grandes series e intercambiar componentes y productos, es decir, que constituye la base misma de la producción industrial, y permite realizar intercambios comerciales en gran escala; lo cual
explica, por otra parte, que, desde el punto de vista histórico, sean las asociaciones
industriales las que estén en el origen de la normalización tal y como la conocemos hoy.
Dicho objetivo principal, basado en los principios de racionalización de la economía, se
ha ido completando rápidamente con objetivos de interés general, es decir, de toda la
sociedad, objetivos que han cobrado ahora una importancia considerable ya que
reflejan la progresiva y continua responsabilidad que van adquiriendo los ciudadanos
de los países de economía liberal. Éstos, ya sean industriales, consumidores o científicos, se hacen cargo del bienestar colectivo por medio de la normalización.
La normalización se organiza en función de dichos objetivos, no sólo en lo referente a las
normas de procedimiento (trabajo en comisión, búsqueda de consenso, etc.), sino también en lo referente al objeto, es decir, la norma. Así, pues, todos los países del mundo
van planificando la normalización según las necesidades de la economía. Antes de
emprender cualquier trabajo de normalización, cabe plantearse las siguientes preguntas:
- ¿Es necesaria la norma desde el punto de vista económico? (Problema de las
prioridades que deben fijarse.)
- ¿Los principales interesados desean elaborar una norma? (Efectivamente, de no ser
así, no se aplicará.)
16
- ¿Resulta factible la norma? (No sólo desde el punto de vista técnico, sino también
teniendo en cuenta que puede que existan ya patentes, por ejemplo, o reglamentaciones vinculantes sobre el mismo tema...)
La normalización sólo deberá emprenderse una vez que se hayan considerado todos
estos criterios y se haya obtenido una respuesta positiva para cada uno.
7.5.2. Principales utilizaciones de las normas
Como ya hemos evocado este tema en el punto 1.1, «definición de las normas», sólo lo
expondremos brevemente.
la norma en las relaciones interindustriales y comerciales
Las normas se utilizan en casi todos los actos de la vida económica: cuando una
empresa publica una licitación o busca proveedores, se basa en las normas que
describen el producto que desea comprar y las completa eventualmente con especificaciones suplementarias según sus necesidades específicas. La empresa paga el importe
del pedido por medio de los procedimientos normalizados (cheque, transferencia,
etc.). El proceso de producción dentro de la empresa, las mediciones y el control de la
calidad también se organizan a partir de normas, además de la cadena de distribución
física de las mercancías que, por supuesto, se rige por normas desde el momento en
que se acondiciona el producto hasta que se pone en los estantes de los supermercados.
En algunos países incluso, las compañías de seguros cargan sobreprimas a las empresas
que utilizan materiales que no se ajustan a las normas.
Por consiguiente, la norma constituye un instrumento sin el que nuestras sociedades
tan sumamente sofisticadas no podrían funcionar: se trata de un vínculo, de un
lenguaje común entre los distintos agentes económicos.
la norma en las reglamentaciones públicas
Para evitar el tener que incorporar en las reglamentaciones descripciones detalladas de
las condiciones que deben reunir determinadas categorías de productos, los poderes
públicos de muchos países han recurrido con mucha frecuencia a las normas. La
utilización de la normalización en la reglamentación puede presentarse de diversas
formas:
- se hace obligatoria la norma,
- se recomienda o aconseja la norma recurriendo a lo que se ha dado en denominar
«referencia» o «remisión» a las normas. La técnica de referencia a las normas varía
según los países de que se trate y los objetivos perseguidos. Puede consistir en la
referencia a una norma determinada y fechada, en cuyo caso, por supuesto, habrá
que modificar la reglamentación ulteriormente cuando se revise la norma; también
puede tratarse de una referencia «de soslayo», esto es, cuando sólo se menciona en
17
la reglamentación el número de la(s) norma(s), sin indicar la fecha. Por último,
también puede tratarse de una referencia general a las normas como «normas
reconocidas de la técnica», según la expresión que se suele utilizar. Se supone
entonces que los productos que respetan las normas relativas al objeto mencionado
en la reglamentación son conformes a ésta.
Para ser exhaustivos, cabe mencionar que los compradores públicos también suelen
utilizar las normas para concertar sus negocios, bien porque la ley les obliga a ello o
porque así decidan hacerlo ellos mismos.
1.3.3. Normas y certificación
La certificación es aquella actividad que consiste en atestiguar que un producto o
servicio se ajusta a determinadas especificaciones técnicas y, principalmente en este
caso, a las normas.
el porqué de la certificación
La certificación responde a la necesidad de cerciorarse de que un producto o un
servicio corresponde efectivamente a determinados criterios según los cuales se puede
considerar que cumplirá su propósito.
La solicitud de certificación puede partir de distintos agentes económicos:
- las autoridades, para asegurarse de que un producto se ajusta efectivamente a una
reglamentación;
- las compañías u organismos de seguros;
- los compradores en general, incluyendo los consumidores finales
el cómo de la certificación
Por supuesto, existen múltiples formas de certificar la conformidad de un producto con
una norma. Nos limitaremos a evocar aquí tres categorías importantes:
- la declaración de conformidad del fabricante que asume él mismo la responsabilidad
de la conformidad de su producto con una o varias normas;
- el acta del laboratorio;
- el certificado o la marca de conformidad, expedidos por un organismo tercero,
independiente del fabricante, tras un procedimiento que incluye no sólo pruebas sino
también una o varias visitas a las instalaciones de fabricación; el organismo de
certificación ejerce un control continuo para asegurarse de que todos los productos
para los cuales se expide la marca son efectivamente conformes a las normas y
seguirán siéndolo.
18
Cuatro clases importantes de certificación
CERTIFICACIÓN
DE PRODUCTOS
DECLARACIÓN
DEL FABRICANTE
HABILITACIÓN
DE LA EMPRESA
PRUEBAS DE TIPO
ACTAS DE LABORATORIOS
19
(O AUTORIZACIÓN)
ACREDITACIÓN
ι
I
Poderes
públicos
1
i
ORGANISMOS DE
CERTIFICACIÓN
Poderes
públicos
Red
ι
!
Red
1
O
φ
LABORATORIOS
ORGANISMOS DE
CONTROL O INSPECCIÓN
4—►
o
su
o
o
o
HABILITACIÓN
DE LA EMPRESA
«—►
CERTIFICACIÓN
DE PRODUCTOS
·*—►
PRUEBAS
«-►
INSPECCIÓN
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COMERCIALIZACIÓN
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4-^r▼
SOLICITUD DE CERTIFICADOS
<
Φ
O
θ'
3
Q.
Φ
φ
-Τ
O
φ
o
REGLAMENTACIÓN
/
/
/ELECCIÓN DEL COMPRADOR /
/ASEGURADORES
/
O DEL INTERMEDIARIO
/
En toda Europa existen sistemas semejantes: cabe citar, por ejemplo, Kitemark en
Gran Bretaña (administrada por BSI), la marca BENOR en Bélgica (administrada por
IBN), la marca NF en Francia (administrada por AFNOR), la marca DIN geprüft en la
RFA (administrada por DIN), etc.
Hay que señalar también otros dos tipos de certificación sumamente importantes,
aunque no los desarrollaremos aquí porque no se basan exclusivamente en normas:
- la certificación de seguridad por la que un organismo independiente, generalmente
autorizado o acreditado por los poderes públicos, asume la responsabilidad de
certificar la seguridad de un material sin basarse necesariamente sólo en normas sino
recurriendo a un «peritaje»;
- la certificación de garantía de calidad o la acreditación de empresa, que consiste en
que un organismo independiente se asegure de la validez del sistema de garantía de
calidad establecido por una empresa. No se certifica el producto sino la capacidad de
la empresa de producir en condiciones que se reconocen válidas. Por tanto, lo más
probable es que el fruto de esta producción sea de buena calidad.
Para clarificar todo lo posible el complejo mundo de la certificación, se recogen a
continuación dos esquemas que no pretenden ser exhaustivos ni totalmente exactos, ya
que se han elaborado en una perspectiva de simplificación.
1.4. Normas y obstáculos técnicos a los intercambios
La historia económica demuestra que la percepción de la norma ha experimentado
algunas vicisitudes desde principios del siglo XX: en un principio se consideraba
exclusivamente como un instrumento destinado a la industria y de uso interno, esto es,
para utilizarse en la empresa o en las relaciones interindustriales; luego, algunos
Estados recurrieron a ella para regular los mercados.
Al apropiarse de la norma los poderes públicos surgió la idea de «normalización =
servicio público».
Tras la liberalización de los intercambios que se fue observando a raíz de la creación
de la OCDE, la firma de los primeros acuerdos del GATT y del Tratado de Roma,
los agentes económicos del mundo desarrollado se vieron en gran parte liberados
de las obligaciones que suponían para ellos las cuotas y contingentes; la persistencia
de obstáculos a los intercambios permitió descubrir una función de la norma que
hasta entonces se desconocía prácticamente: la de instrumento de protección del
mercado, voluntario o no. Cuando se trata de un obstáculo voluntario, no se debe
necesariamente a una intervención de los poderes públicos, sino que puede derivarse de un acuerdo celebrado entre distintos agentes económicos, en cuyo caso
se puede impugnar, no ya en virtud del artículo 30 del Tratado de Roma (por lo
que respecta a los países de la Comunidad Económica Europea), sino del artículo 85.
21
7.4.7. Prescripciones técnicas
Por lo que respecta a los obstáculos técnicos a los intercambios, el primer problema al
que se enfrenta un exportador consiste en saber cuáles son los textos que se aplican a
sus productos: puede tratarse únicamente de reglamentaciones o de normas, de una
combinación de las dos o incluso de otros documentos que no tienen un estatuto
claramente definido.
La norma no crea necesariamente obstáculos.
Sólo lo hace cuando:
- el comprador exige que se respete (invocando las reglamentaciones o costumbres, o
por preferencia personal sin que exista un motivo técnico que lo justifique), y si
- requiere una modificación del producto.
Ante esta exigencia el exportador deberá entonces procurarse la norma solicitándola al
organismo de normalización del país de exportación o al de su propio país. Deberá
traducirla, o mandar que se la traduzcan y analizarla.
Es posible que durante esta operación se dé cuenta de que dicha(s) norma(s) se
refiere(n) a muchas otras normas de las que, por supuesto, no dispone.
También puede ocurrir que la norma sea una norma de procedimiento o de medios
sumamente detallada y que describa con todo detalle las especificaciones que debe
respetar el producto, en vez de limitarse a especificar las exigencias finales a las que
debe ajustarse. En este caso, es posible que el exportador se vea obligado a modificar
considerablemente el producto.
Esto ocurre con relativa frecuencia, a pesar de que la mayoría de los países pretenden
que sus normas se basen en documentos internacionales (ISO, CEI, etc.), lo cual suele
ser cierto aunque cuando se llevan a cabo investigaciones para convertir normas
internacionales en normas nacionales, determinados agentes económicos manifiestan la
necesidad, real o imaginaria, de que el documento internacional mencionado sea más
estricto, limitado, etc., y esto puede suponer modificaciones importantes.
No obstante, en la mayoría de los casos, los obstáculos técnicos suelen derivarse menos
de las normas que de las reglamentaciones, o de la falta de reglamentaciones que, por
ejemplo, permite rechazar un producto innovador alegando la falta de textos
aplicables.
1.4.2. Certificaciones
Una vez que el exportador conoce los textos que debe respetar, debe adaptar sus
productos para poder obtener la certificación exigida o aconsejada. Con ello se inicia a
veces una verdadera «carrera de obstáculos»: primero hay que encontrar el laboratorio
(o los laboratorios) competente(s); luego, hay que inscribirse para realizar la(s)
prueba(s) necesaria(s), y la lista de espera puede ser larga.
22
La duración del procedimiento depende de la buena voluntad del laboratorio extranjero: existen casos famosos en que el procedimiento de homologación incluía una visita
a los locales de fabricación del producto, pero los inspectores o expertos del laboratorio se negaban a ir al extranjero: por tanto la homologación resultaba imposible.
Por otra parte, es posible que, durante el proceso de pruebas, aparezca un detalle que
no se ajuste a las exigencias pero que permita al laboratorio aplazar el resto de las
pruebas hasta que esta inconformidad se haya corregido. El producto vuelve a entrar
entonces en la lista de espera...
Con todas las pruebas, el tiempo necesario para obtener la certificación puede requerir
años, lo cual significa que el exportador no sólo tiene que hacer frente a costes de
pruebas prohibitivos sino que tampoco puede comercializar su producto, con lo cual los
competidores pueden cogerle el puesto...
En este caso, ocurre a veces que el exportador renuncie a la certificación necesaria y,
por tanto, al mercado al que aspiraba.
Cabe citar una última posibilidad: a veces resulta imposible adaptar el producto desde
el punto de vista técnico porque se imponen determinados tipos de componentes que
no pueden entrar en la concepción misma del producto.
1.4.3. Lucha contra los obstáculos técnicos a los intercambios
Nos limitaremos a evocar aquí a título informativo las actividades que la Comunidad
Económica Europea ha llevado a cabo basándose en el Tratado de Roma, esencialmente por iniciativa de la Comisión: utilización de los artículos 30 y 85 del Tratado,
prevención de los obstáculos gracias a la directiva de información sobre las normas y
reglamentaciones técnicas, armonización de las legislaciones con arreglo al artículo
100, etc.
Estos esfuerzos también tienen un carácter multilateral, puesto que, desde 1979, unos
treinta Estados han ido firmando «el acuerdo relativo a los obstáculos técnicos al
comercio», uno de los acuerdos alcanzados en las negociaciones comerciales multilaterales del Tokyo Round en el marco del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio).
Dicho acuerdo entró en vigor el 1 de enero de 1980, y la Comisión de las Comunidades
lo firmó junto con los Estados miembros. El objeto del acuerdo consiste en conseguir
que cuando los gobiernos u otros organismos públicos, o los organismos de normalización, adoptan reglamentaciones técnicas o normas, ya sea por motivos de seguridad,
de salud, de protección del consumidor o del medio ambiente o por otros motivos,
éstas no creen obstáculos inútiles al comercio. Entre otras cosas, el acuerdo estipula
que los gobiernos deben notificar al GATT, que a su vez las transmite, las reglamentaciones técnicas o las normas que puedan influir de forma apreciable en los intercambios comerciales, y que cada Estado signatario debe crear una agencia central de
información que tiene la obligación de facilitar a cualquier solicitante las informaciones
que éste desee obtener sobre reglamentos, normas y certificaciones, siempre que sean
23
«razonables». El código de normas también ordena a los signatarios que basen,
siempre que les sea posible, sus propias normas y reglamentaciones en las normas
internacionales, y que traten de la misma forma a los ciudadanos de su país y a los
procedentes de otros países signatarios para todas las cuestiones de normas, reglamentaciones técnicas y certificaciones. Por último, el código establece un trato
preferencial para los países en vías de desarrollo y medidas de ayuda para que éstos
puedan aplicar las normas y reglamentaciones técnicas.
En conclusión, cabe especificar que el código también incluye disposiciones para
resolver los litigios.
Resulta difícil apreciar de forma concreta los efectos que el código de normas ha tenido
en la desaparición o disminución de los obstáculos técnicos a los intercambios, pero
existen. Efectivamente, todos los signatarios han abierto considerablemente sus
mercados en materia de normas y reglamentaciones técnicas, adoptando medidas
basadas en el acuerdo relativo a los obstáculos técnicos a los intercambios y dando
acceso a la información sobre sus sistemas normativos y reglamentarios.
No obstante, el código de normas tiene un alcance relativamente limitado, esencialmente por dos razones: la primera, claro está, radica en el estatuto mismo del GATT,
donde el grado de obligación de los signatarios no puede compararse, por ejemplo, con
el que se impone dentro de la Comunidad Económica Europea. La segunda razón es
que el acuerdo sólo se aplica a los signatarios, por tanto a Estados, cuando en materia
de normas y certificaciones, las intervenciones privadas desempeñan un papel
apreciable.
Para concluir este capítulo, hay que mencionar que los poderes públicos no son los
únicos que intentan reducir los obstáculos técnicos a los intercambios: desde hace unos
años se han creado redes de ayuda técnica a los exportadores en diversos países
europeos.
Dichas redes se han constituido a partir de organismos de normalización y certificación
y de organismos que, en general, se dedican a la ayuda a la exportación y venden sus
servicios a las empresas exportadoras. Cabe citar, entre otras, el THE en Gran Bretaña
(Technical Help to Exporters), NOREX en Francia (Normes et règles techniques
l'exportation) y el sistema «Teknisk Exportservice» en Suécia.
24
2. Instrumentos de normalización en Europa
2.1. Instrumentos nacionales
2.7.7. Características comunes y diferencias de las estructuras de
normalización
La mayoría de los institutos de normalización se empezaron a crear a principios del
siglo XX, sobre todo entre las dos guerras mundiales, siendo actualmente los principales instrumentos de las políticas de normalización de los países europeos.
Los estatutos y modos de funcionamiento de estos institutos son muy similares: son casi
siempre asociaciones de organizaciones profesionales que crean y publican normas
siguiendo un procedimiento que posibilita la participación de todos los interlocutores
económicos interesados. Los poderes públicos nacionales reconocen estos documentos
como normas nacionales y los utilizan de forma privilegiada como pliegos de condiciones de referencia al redactar los contratos públicos o como documento de
referencia al aplicar reglamentos técnicos.
Al contrario de lo que suele ocurrir en Estados Unidos y en Canadá, donde varios
centenares de organizaciones publican normas refiriéndose cada una a su sector, en los
países europeos hay estructuras centralizadas, excepto en el sector electrotécnico
(véase el punto 2.1.2), y ello por razones históricas.
Gracias a esta situación y al funcionamiento similar de los organismos nacionales,
Europa ha desempeñado un papel clave en la creación de un sistema internacional de
normalización que reproduce a su escala los esquemas nacionales:
- «comités técnicos» sectoriales que agrupan a expertos en los temas del programa de
trabajo encargados de elaborar proyectos de normas; los expertos, cuyo trabajo no
es remunerado, proceden principalmente de la industria, donde la normalización
supone, hay que insistir en ello, una inversión indispensable para su desarrollo;
- un sistema de estructuras de apoyo muy descentralizado repartido en institutos
nacionales que proporciona el apoyo logístico necesario y que posibilita que se llegue
a un acuerdo a través de encuestas públicas;
- un sistema de publicación y difusión comerciales de las normas adoptadas.
En cada país existen variaciones de este modelo tipo que se refieren principalmente a
los aspectos que pasamos a ilustrar en el siguiente cuadro:
25
Cuadro comparativo de algunos organismos europeos de normalización
(Cifras procedentes de documentos ISO y CEN,
principalmente del año 1986)
Cantidad de
páginas de
normas3
Producción
anual de
normas4
Secretaría
CEN (sobre
82 comités
técnicos),
cifras de
1987
596
120000
(25700)
1400
34
1
65
15000
(2355)
250
6
AENOR
1
70
78200
(6589)
850
0
AFNOR
1
446
138344
(13366)
1100
17
Italia
UNI
1
48
30000
(6411)
270
3
Países Bajos
NNI
2
100
55000
(5500)
110
2
Reino Unido
BSI
1
125000
(9360)
660
10
Organismo de
normalización
Estatuto'
R. F. de
Alemania
DIN
2
Dinamarca
DS
España
Francia
País
1
2
3
4
Personal
1200(2)
Estatuto: 1. Organización de derecho privado pero a la que el Estado ha confiado una misión de servicio público.
2. Organización privada.
Aproximadamente la mitad del personal trabaja en laboratorios de pruebas y certificación.
Entre paréntesis figura la cifra aproximada de la cantidad de normas.
Por orden de tamaño.
la parte correspondiente a los distintos tipos de recursos económicos de que
disponen los institutos de normalización: contribución voluntaria de la industria,
venta de normas y prestaciones complementarias (por ejemplo, certificación),
subvenciones públicas;
el grado de centralización de las estructuras encargadas de preparar la base de los
proyectos de normas: unas están localizadas dentro de organizaciones profesionales
(como es el caso de Francia, en parte) y otras están integradas en el mismo instituto
nacional (como es el caso del Reino Unido);
el grado de dependencia frente a los poderes públicos: independencia total (como es
el caso de Suiza, por ejemplo) o, como ocurre en Portugal, el instituto es un servicio
del Ministerio de Industria; asimismo, la noción de «servicio público» que suele
asociarse a la normalización puede definirse más bien como un contrato entre el
Estado y el instituto (como es el caso de la R. F. de Alemania, del Reino Unido) o
como un reglamento (Francia, Italia, España);
26
la dimensión del instituto, que puede ir desde algunas decenas de personas a más de
un millar (como es el caso de la BSI), si el instituto ofrece muchas prestaciones
complementarias de la normalización propiamente dicha.
2.1.2. Aspectos específicos del sector electrotécnico
Desde finales del siglo XIX, una de las condiciones fundamentales para que se
desarrollara el uso de la energía eléctrica ha sido la existencia de redes coherentes.
También desde muy pronto se demostró la necesidad de definir nuevas normas con las
que conseguir la seguridad suficiente para lograr que se aceptara socialmente esta
nueva forma de energía.
Debido a estos dos objetivos, las profesiones implicadas se dotaron de medios colectivos (laboratorios y organismos de normalización) antes que en otros sectores.
Así, desde principios del siglo XX surgieron en los principales países europeos y en
Estados Unidos «comités electrotécnicos» que agrupan principalmente a productores
de energía eléctrica y a fabricantes de materiales que utilizan electricidad.
Desde 1946 en Europa estas estructuras mantienen relaciones institucionalizadas con la
CEE-el (Comisión internacional de reglamentación para la homologación de equipos
eléctricos) y sobre todo con el CENEL y con el Cenelcom, agrupados en el Cenelec en
1973.
A escala internacional, las relaciones se crearon aun antes gracias a la aparición de la
CEI, fundada en Londres en 1906 como consecuencia de decisiones adoptadas en el
congreso de Saint-Louis en 1904.
Los comités electrotécnicos nacionales surgieron generalmente antes de que se
formalizaran los organismos de normalización nacionales competentes en todos los
sectores económicos, y en las mayoría de los países han conservado un alto grado de
independencia frente a dichos órganos generales de normalización (véase lista en
anexo 2).
Sin embargo, hay que señalar que los procedimientos que se siguen para elaborar
normas en el sector electrotécnico son casi los mismos que los que utilizan los institutos
nacionales que, además, se responsabilizan de la fase final de encuesta pública sobre el
proyecto de norma.
A nivel europeo e internacional, esto se traduce en la progresiva aplicación de normas
comunes CEN/Cenelec, por una parte, e ISO/CEI, por otra. Esta evolución ha de
darse necesariamente a causa de la creciente imbricación de tecnologías que hace que
la frontera que separa el sector de la electrotécnica de los demás sectores sea cada vez
más imprecisa. Por lo tanto, es lógico pensar que la aproximación CEN/Cenelec es
básica para que el procedimiento de normalización europea sea un éxito y proporcione
a cada uno de los actores presentes la autonomía necesaria (véase 2.2.4).
27
2.2. La estructura europea
2.2.7. El CEN/Cenelec
El Comité Europeo de Normalización (CEN) es una asociación internacional de
derecho belga sin fines lucrativos de carácter científico y técnico. Sus estatutos se
publicaron el 29 de enero de 1976 en el «Moniteur belge». Creada en 1961, se instaló
en Bruselas en 1975 compartiendo locales con la organización «gemela», el Cenelec.
Ambas organizaciones constituyen lo que comúnmente se denomina «la institución
común europea de normalización».
El CEN: la cabeza visible del CEN es su secretaría central, que cuenta actualmente con
unas treinta personas, número que aumenta constantemente ante el desarrollo de la
normalización europea. Sin embargo, hay que señalar que esta secretaría central sólo
es en cierta medida la «parte emergente del iceberg CEN», compuesto por dieciséis
institutos nacionales de normalización de los países miembros de la Comunidad
Económica Europea (CEE) y de la Asociación Europea de Libre Cambio (AELC).
Hay que precisar que, por el momento, Luxemburgo está representado por el instituto
belga de normalización, pero que en 1988 el CEN tendrá dos miembros más: Luxemburgo e Islândia, que también se incorporará al Cenelec (Luxemburgo ya es miembro
de dicho comité).
En el anexo 2 figura la lista de los miembros del CEN y del Cenelec que también
pertenecen a organizaciones internacionales de normalización como ISO o CEI en el
caso de la normalización electrotécnica.
La meta principal de las actividades del CEN/Cenelec es crear normas europeas que
fomenten la competitividad de la industria europea en el mundo y que ayuden a crear
el mercado interior europeo.
Uno de los medios del CEN y del Cenelec para conseguirlo es la adecuación a
nivel europeo de las normas internacionales del ISO y de la CEI. De esta manera, el
CEN y el Cenelec fomentan la aplicación de normas internacionales en los distintos
países.
Además, la normalización europea es un marco irremplazable para organizar y facilitar
los contactos entre los disantos actores económicos en Europa.
La normalización europea contribuye a la creación del mercado interior europeo
gracias también a la colaboración de los institutos comunitarios y la AELC, con los
instrumentos que expondremos en el punto 2.3.
2.2.2.
Funcionamiento
de la normalización
europea
A continuación ofrecemos el organigrama de la estructura interna del CEN. La del
Cenelec es muy parecida, con la diferencia de que la junta general del Cenelec
desempeña al mismo tiempo el papel de consejo de administración.
28
JUNTA GENERAL
ITSTC
CEN/Cenelec/CEPT
AECNA
α
er rr
° °
O
H
< LL
Consejo de administración
ECISS
4
>
<<aiuaüiiiSzzzOio(0(fl
Grupo de
presidentes
CEN
Grupo de
presidentes
CEN/Cenelec
Secretaría
central
EWOS
Oficina
tecnica
Comité
de dirección
del Cencer
Grupo CEN/Cenelec
encargado del
procedimiento de
información e ICONE
Comités de
programación
Comités
técnicos
Comités de
certificación
del Cencer
Secretarías
ponentes
Noras
Cualquier instancia oficial del CEN puede crear grupos ad hoc (sobre trabajos técnicos u horizontales: reglamento interno,
¡nformatlzaclón, etc.)
Hay una relación constante entre el Cenelec, por un lado, y la Comisión de las Comunidades Europeas y la AELC, por otra,
a través de la secretaría central y de casi todos los órganos del CEN.
29
El funcionamiento de la normalización europea se describe en el reglamento interno
común del CEN/Cenelec, que se ha ido modificando profundamente en estos últimos
años y que, en su mayor parte, entró en vigor el 1 de enero de 1987.
Las principales características técnicas de la normalización europea son las siguientes:
- Por regla general, los trabajos técnicos los llevan a cabo comités técnicos, cuya
secretaría puede adjudicarse a cualquiera de los miembros del CEN/Cenelec según
normas precisas de atribución, pero siempre basándose en un compromiso voluntario y siguiendo, cuando ello es posible, el principio según el cual la secretaría en
Europa la asume el miembro al que corresponde la secretaría del comité ISO o CEI
correspondiente. Los comités técnicos tienen una gran autonomía de funcionamiento
bajo la autoridad de la oficina técnica que los crea y los disuelve.
- Para que la planificación, la programación y la coordinación de las actividades
europeas de normalización sean coherentes en un sector dado, el CEN/Cenelec
también puede crear «comités de programación» encargados de preparar un
programa de normalización europea. El nuevo reglamento interno introdujo esta
innovación cuyo objeto es tener más en cuenta las prioridades ante la construcción
de Europa. Por este motivo, los miembros de los comités de programación proceden, siempre que ello es posible, de círculos representativos de los principales
intereses implicados. Actualmente hay dos comités de programación en el CEN y
cuatro en el Cenelec.
- Para que las normas europeas tengan el máximo efecto y para no derrochar medios
humanos y financieros, los miembros del CEN/Cenelec se comprometen, por el
denominado «acuerdo de statu quo», a no publicar normas nacionales que se
refieran a un tema sobre el que se estén llevando a cabo trabajos europeos, y ello
durante todo el tiempo que duren los trabajos, salvo razones excepcionales.
Los miembros del CEN/Cenelec también se comprometen a «no actuar nunca en
contra de la armonización pretendida». El «acuerdo de statu quo» no se aplica
cuando se trata de una ENV.
- En las votaciones del CEN/Cenelec para armonizar documentos en Europa se
procede basándose en la técnica de mayoría cualificada ponderada pero, según los
principios generales de la normalización, se tiende siempre a obtener la unanimidad.
Los coeficientes de ponderación se ajustan sobre los del artículo 148 del Tratado de
Roma por lo que respecta a los Estados miembros de la CEE y, en el caso de los
países miembros de la AELC, se fijaron de común acuerdo basándose en consideraciones económicas y políticas.
En el caso que nos ocupa., es decir, en la normalización europea, la regla de la
mayoría cualificada no es simplemente una votación por mayoría de dos tercios, por
ejemplo: han de reunirse otras condiciones antes de adoptar un documento europeo
para que la norma sea el fruto de un acuerdo entre la mayor cantidad de países
posible.
Por lo tanto, se tienen en cuenta los países que votan en contra, las abstenciones y el
número de votos en contra.
30
Para terminar, hay que señalar que existe un procedimiento de recurso para
garantizar la equidad de las decisiones adoptadas.
Los documentos europeos fruto de una labor de armonización y sobre los cuales ha
habido una votación pueden ser o normas europeas (EN), o documentos de armonización (HD), o prenormas europeas (ENV). Las EN y los HD se agrupan bajo el
término genérico de «normas CEN/Cenelec».
Las diferencias entre EN y HD residen básicamente en el grado en el que los
comités miembro están obligados ante dichos documentos: una EN ha de aplicarse
obligatoriamente a nivel nacional adquiriendo el status de norma nacional y
anulando cualquier norma nacional que la contradiga. Una EN empieza a aplicarse
cuando se publica a nivel nacional un texto idéntico, o bien por ratificación (cuando
se publica una hoja de ratificación o un anuncio en el boletín oficial del miembro
implicado). Un HD ha de aplicarse obligatoriamente a nivel nacional, por lo menos
tras la notificación pública del título y del número del HD, y anulando cualquier
norma nacional en contradicción. Pero cualquier miembro es libre de conservar o
publicar una norma nacional que se refiera a un tema cubierto por el HD siempre
que su contenido sea técnicamente equivalente. Además, el HD consiente «divergencias nacionales», en condiciones específicas. Sin entrar en consideraciones de
procedimiento, hay que señalar que hay dos tipos de divergencias: «divergencia A»,
para tener en cuenta una obligación legal o reglamentaria nacional, o «divergencia
B» para tener en cuenta un problema de orden técnico. Generalmente estas
divergencias son sólo transitorias. Por regla general, los miembros del CEN/Cenelec
prefieren recurrir a las EN antes que a los HD para que en todos los países el texto
sea idéntico.
Para completar todo lo anteriormente expuesto acerca de las reglas de votación, hay
que señalar que una vez adoptada una EN o un HD, incluso los países que hayan
votado en contra del texto tienen la obligación de aplicarlos. Esta es una innovación
absolutamente crucial si lo comparamos con la situación anterior en la que únicamente los países que hubieran votado a favor estaban obligados ante el documento
europeo. Para terminar, hay que precisar que, cuando se efectúa una votación sobre
una EN o un HD y los primeros resultados son negativos, se procede a un segundo
recuento, únicamente teniendo en cuenta los votos de los países miembros de la
CEE; si esta vez los resultados son positivos, todos los países de la CEE tendrán que
aplicar el documento (sólo los países de la AELC que hayan votado a favor están
sujetos a esta obligación).
Todas estas normas de votación son las que diferencian fundamentalmente las
normas europeas de las normas internacionales ante las que no existe ninguna
obligación de este tipo.
Las ENV se crean como normas prospectivas que se aplican de forma provisional en
campos técnicos donde el grado de innovación es alto o cuando se necesitan orientaciones urgentemente, pero básicamente cuando la seguridad de las personas y de
los bienes no está comprometida. Este documento europeo es la respuesta a los
problemas que plantean las tecnologías de la información (véase 3.2), y sus métodos
de elaboración en los que prevalece la exigencia de rapidez antes que la de llegar a
31
un acuerdo han obligado a los miembros del CEN/Cenelec a decidir que estos
documentos sean menos obligatorios que los EN y HD: los miembros han de dejar la
ENV lista para ser aplicada a nivel nacional con rapidez y de forma adecuada, y
anunciar su existencia de la misma manera como lo hicieron en el caso de un
ΕΝ/HD. Sin embargo, las normas nacionales existentes contrarias a la ENV pueden
seguir aplicándose hasta que se adopte la decisión final de convertir la ENV en
ΕΝ/HD. L a duración máxima de una ENV es de cinco años. Y, una vez transcurrido
este período y si ello no se ha hecho antes, habrá que convertirla en EN/HD o
tendrá que desaparecer.
Las normas CEN/Cenelec tienen una existencia propia y se publican en las tres
lenguas oficiales de la organización europea de normalización: inglés, francés y
alemán, salvo en el caso de las ENV, donde en un primer tiempo puede ocurrir que
sólo exista una versión en una de las tres lenguas.
2.2.3. Uso de las normas europeas
2.2.3.1. Transformación en normas nacionales para su aplicación en los intercambios
económicos
Tal y como ya se ha dicho antes, la normalización europea se basa en la conjunción de
los mecanismos nacionales. Por lo tanto, gracias a estos últimos, las normas europeas
se usan principalmente como normas que disfrutan plenamente del estatuto de normas
nacionales de las que sólo se distinguen por el nombre y el código de referencia: NF­
EN...,oDIN­EN...
Gracias a este procedimiento, las normas europeas irán sustituyendo a las normas
nacionales a medida que los actores económicos vayan encontrando respuestas a sus
problemas antes en las normas europeas que en la recopilación nacional: la norma
nacional se ciñe mejor a las características y costumbres del mercado de un país, lo que
ciertamente es una ventaja para algunos usuarios. L a norma europea tiene a su favor
estar vigente en toda Europa occidental, lo cual es determinante cuando realmente
existe una interpenetración de los mercados de los países europeos respecto al pro­
ducto considerado.
Hay que señalar que, a pesar de su carácter más «unitario» que el de la normalización
internacional ISO o CEI, la normalización europea se basa también en la aplicación
voluntaria por parte de los interlocutores económicos de los países implicados, es decir,
haciendo referencia en los contratos entre empresas a las normas.
2.2.3.2. Cert ificaciones europeas
A veces, debido a las prácticas de los mercados o a la normativa vigente, es recomen­
dable u obligatorio, además de referirse a la norma, demostrar con un certificado o
cualquier otro documento que, en condiciones reconocidas, el producto es efectiva­
32
mente conforme con la norma. En este caso, hay que tramitar la certificación a través
de un organismo neutro e independiente entre el productor y su cliente, denominado
organismo de certificación.
En un principio, estos trámites se basaban en planteamientos nacionales cuyos sistemas
de referencia se componían casi siempre de normas nacionales y de agrupaciones
nacionales de laboratorios de pruebas y organismos de certificación.
Ahora bien, el hecho de referirse a una norma única, europea, no significa automáticamente que los sistemas de certificación vayan a ser transparentes en Europa: las formas
de evaluación de la conformidad pueden variar, así como los procedimientos administrativos, tarifas, plazos, etc. Además, y ello es quizá uno de los aspectos primordiales,
cada uno de los sistemas nacionales de certificación se ha labrado una imagen y, en su
país, disfruta de una confianza que los sistemas extranjeros, por regla general, no
conseguirán con facilidad.
Por esta razón, el CEN y el Cenelec vienen comprometiéndose desde hace años en una
política cuya meta es fomentar tanto las normas europeas como los sistemas de
certificación nacionales, posibilitando acuerdos de reconocimiento mutuo entre dichos
sistemas nacionales. Según estos acuerdos, el organismo de certificación del país B,
basándose en pruebas realizadas en el país A con una norma europea dada, concederá
su certificado permitiendo de esta forma a los fabricantes del país A disfrutar de las
mismas ventajas, por lo que a certificación respecta, que los del país B.
Tales son los principios de funcionamiento del acuerdo CCA (Cenelec Certification
Agreement) dentro del Cenelec según el cual, en asuntos de seguridad de materiales
electrónicos, se reconocen mutuamente los informes de pruebas de los laboratorios a la
hora de proceder a la certificación.
Tal es también el principio del sistema Cencer creado por el CEN; no obstante, hay
que señalar que Cencer también es una marca europea registrada por el CEN, que
puede remplazar a las marcas de certificación nacionales.
De esta forma, en el caso de grifos termostáticos o de compiladores de lenguaje
informático Pascal, el certificado Cencer es el certificado europeo que cualquiera de los
organismos nacionales asociados al sistema expiden por igual.
Los sistemas HAR y CECC (Cenelec Electronic Components Committee) también
permiten conceder certificados europeos a determinados componentes eléctricos
(cables...) o electrónicos (sistema CECC).
Recientemente, el CEN y el Cenelec, junto con la CEPT (Conferencia Europea de
Correos y Telecomunicaciones), decidieron crear un sistema de certificación (en
centros nacionales con instrumentos de prueba equivalentes) de la conformidad de los
productos de las tecnologías de la información con las normas europeas internacionales
que fijan las condiciones de interfuncionamiento entre estos productos.
En este sector, el envite tecnológico a nivel europeo es capital, puesto que se trata de
la credibilidad de las normas europeas elaboradas por el conjunto formado por
CEN/Cenelec/CEPT y, a nivel mundial, por ISO y CEI, frente a las normas de
33
interconexión privadas adoptadas por los fabricantes más importantes o impuestas por
determinados grandes usuarios; aquí CEN/Cenelec/CEPT trabajan en estrecha colaboración con la Comisión de las Comunidades Europeas que destina recursos considerables para acelerar la preparación de normas funcionales con el objetivo de aplicar el
sistema OSI (Open Systems Interconnection, véase 3.2.2) y preparar servicios de
pruebas operativos.
Se puede pensar que el proceso de realización del mercado interior obligará cada vez
con más frecuencia a que se dé una certificación reconocida a nivel europeo, tema en el
que ya se está trabajando tanto en la Comisión como en el CEN/Cenelec para
responder en las mejores condiciones a las esperanzas de los actores del sector.
Merece especial atención un proyecto específico: Certificat, un banco de datos
telemático que también existirá en catálogo impreso, sobre los sistemas de certificación
que funcionan en Europa. Su objetivo es aumentar la transparencia de funcionamiento
de los mecanismos de certificación y proporcionar información sobre las categorías de
productos que exigen una certificación, sobre los sistemas técnicos de referencia
empleados, los laboratorios y organismos de control competentes, las normas administrativas para acceder a la certificación, sobre si existen o no equivalencias, etc. En 1988
este proyecto entrará en su fase de realización operativa bajo la responsabilidad del
CEN/Cenelec.
2.2.3.3. Directivas comunitarias
En otra sección ya se ha hablado de la teoría del «nuevo enfoque». En este capítulo,
por lo tanto, sólo recordaremos que las normas europeas pueden aplicarse concretamente de forma más sistemática gracias a las legislaciones armonizadas que a ellas se
refieren.
Se trata de la técnica de remitirse a las normas, sistema que las instancias comunitarias,
por resolución del Consejo de Ministros, de 7 de mayo de 1985, decidieron utilizar en
sus futuras actividades de armonización.
Sin embargo, no hay que olvidar que ni siquiera las normas a las que se remiten las
directivas conocidas como de «nuevo enfoque» son obligatorias, y que por lo tanto sólo
se recurrirá de forma generalizada a las mismas si, además de satisfacer a las necesidades del legislador (exigencias básicas), también responden a las necesidades de los
productores y usuarios dentro del diálogo normal de la normalización. Por lo tanto, es
de importancia vital dialogar en buenas condiciones al ejecutar los mandatos de
normalización confiados al CEN/Cenelec por los poderes públicos, es decir, comprometiéndose suficientemente las profesiones interesadas en los distintos países.
2.2.3.4. Contratos públicos
Tradicionalmente y tal y como se expuso anteriormente, las normas son una de las
principales fuentes de información para los responsables de los contratos públicos que
han de determinar las especificaciones aplicables a dichos contratos. Según las culturas
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y tradiciones nacionales, la referencia a las normas puede ser más o menos estricta: en
algunos países es obligatoria desde el punto de vista jurídico existiendo, no obstante,
un procedimiento para exceptuar algunos casos (como ocurre en Francia) o practicándose de forma voluntaria pero aplicándose de forma sistemática (como ocurre en la R.
F. de Alemania o en el Reino Unido), pero incluso en estos casos el hecho de que haya
que referirse a las normas en las especificaciones de los contratos públicos demuestra
que estas normas existen y que su calidad corresponde a las esperanzas de los compradores públicos.
La Comunidad hace suya la teoría internacional, elaborada principalmente en el
GATT, llevando a cabo una política cada vez más estricta de referencia a las normas
en los contratos públicos sujetos a las normas comunitarias y respetando la subdivisión que fijó el GATT: normas internacionales, normas europeas y normas
nacionales.
Por lo tanto, la elaboración de normas europeas de buena calidad en los sectores
económicos en los que las compras públicas constituyen una parte significativa de los
contratos será un triunfo capital para las empresas que esperan obtener beneficios por
el hecho de que los contratos públicos nacionales y comunitarios sean más transparentes.
Esta es, además, una de las motivaciones principales de la política de normalización
europea que dio sus primeros pasos en el campo de las tecnologías de la información
con una decisión del Consejo de Ministros en 1986 (decisión 87/95/CEE de 22 de
diciembre de 1986) que precisaba las normas específicas de la referencia prioritaria a
las normas en este sector (véase 3.2.2).
2.2.4. Los actores europeos de la normalización europea
2.2.4.1. Consideraciones generales
Así como los institutos nacionales de normalización crearon su institución europea, el
CEN/Cenelec, para responder a la necesidad de normalización europea que genera la
noción misma de mercado interior europeo, los agentes económicos (organizaciones
profesionales, sindicales y de consumidores) también crearon estructuras europeas de
coordinación, uno de cuyos papeles básicos es posibilitar el diálogo con las instituciones comunitarias.
Este es el caso de la UNICE (Unión de Confederaciones de Industria y de Empresarios
de Europa) y de todas las organizaciones sectoriales dependientes de ella o que la
componen, de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y de la Oficina Europea
de Uniones de Consumidores (OEUC).
El desarrollo de la actividad del CEN/Cenelec y el lugar que ocupa en los mecanismos
de armonización (directiva 83/189, directivas sobre «nuevo enfoque», certificación etc.)
están convirtiéndolo en una de las instituciones directamente operativas de la CEE.
Por lo tanto, las organizaciones europeas mencionadas anteriormente desean dialogar
35
de forma permanente con el CEN/Cenelec al mismo nivel que con las instituciones de
la Comunidad: ante la normalización europea éstas pueden desempeñar uno o varios
de los siguientes papeles:
- proporcionar información sobre el contenido de los trabajos y sobre los proyectos de
normas;
- proporcionar al CEN/Cenelec documentos que puedan proponerse como proyectos
de normas europeas;
- definir conjuntamente las grandes líneas de la política europea global en temas de
normalización.
El primer papel es difícilmente compatible con el proceso normal de adopción de
normas europeas, basado en el acuerdo entre todas las partes interesadas a nivel
nacional. Por el contrario, los otros dos papeles pueden enriquecer el proceso de
normalización y centrar la atención en las normas europeas.
2.2.4.2. Los ASB
ASB son las iniciales de «Associated Standardizing Bodies», que en español se traduce
por «organismos de normalización asociado». Se trata de un estatuto específico de
enlace con el CEN/Cenelec para las organizaciones que quieren colaborar en la
normalización elaborando proyectos de normas. Con la condición de que se respeten
algunas normas fundamentales de la normalización, como puede ser la apertura de los
trabajos técnicos a todas las partes interesadas, los documentos propuestos por un
ASB pueden introducirse directamente en el proceso de adopción de las normas
europeas.
El primer organismo que recibió dicho estatuto es la AEFMA (Asociación Europea de
Fabricantes de Material Aeronáutico) por un acuerdo firmado en 1986.
2.2.4.3. Otras formas de colaboración
Para convertirse en ASB se requieren unas condiciones estrictas que no siempre
corresponden a las necesidades de la mayoría de las organizaciones europeas a las que
acabamos de referirnos. Por esta razón, el CEN/Cenelec ha creado otras formas de
colaboración con varios organismos: éste es el caso, por ejemplo, de ECISS (European
Committee for Iron and Steel Standardization) (véase 3.2), de la CEPT (Conferencia
europea de correos y telecomunicaciones) y de EWOS (European Workshop for Open
Systems) (véase 3.2).
En el caso de los productos de la construcción, se establecerá también una cooperación
basada en un primer acuerdo general firmado el 6 de noviembre de 1987 entre el CEN
y la UEHTC (Unión Europea de Homologaciones Técnicas en la Construcción) (véase
3.2).
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Finalmente, algunas organizaciones europeas tienen mayor vocación de interlocutores
con el CEN por lo que se refiere a orientaciones generales: este es el caso de la
OEUC, con la que en junio de 1987 se organizó un simposio para reunir a los destinatarios de la normalización europea. Por otra parte, en 1987, el CEN/Cenelec adoptó un
memorándum en el que se basan los servicios de la Comisión para incluir a representantes de los consumidores europeos en su delegación cuando participan en reuniones
convocadas por el CEN/Cenelec.
Este es también el caso de la CES, que ya participa como observador en la labor del
comité de programación encargado de planificar los temas de seguridad de máquinas,
al mismo nivel que el Orgalime, la organización europea de fabricantes de máquinas
herramienta.
Sin embargo, en ambos casos (consumidores y sindicatos) el principio básico sigue
siendo participar en los trabajos técnicos de normalización europea a través de las
delegaciones nacionales, puesto que la representación a nivel europeo sólo se da en las
relaciones generales y/o en temas de programación.
2.3. Instrumentos de conexión entre
la Comunidad y el CEN/Cenelec
La política de normalización de la Comunidad se viene basando desde 1983 en tres
documentos básicos de varias formas jurídicas distintas:
- La directiva 83/189 por la que se crea un procedimiento de información en el ámbito
de las normas y reglamentaciones técnicas.
- Las conclusiones del Consejo de Ministros, de 16 de julio de 1984, que fijan las
grandes líneas de la política comunitaria de normalización para el futuro. En ellas
encontramos esta frase fundamental:
«El Consejo considera que la normalización contribuirá en gran medida a la libre
circulación de productos [...] a la creación de un entorno técnico común a todas las
empresas y a conseguir la competitividad industrial.»
Basándose en este razonamiento, el Consejo ha decidido seguir estas cuatro vías:
• la transparencia (directiva 83/189 y estudio regular de las reglamentaciones
existentes y que pueden suponer un obstáculo técnico comercial);
• el apoyo de las instituciones comunitarias a organizaciones europeas de normalización;
• la elaboración sistemática de normas europeas en el sector de las nuevas tecnologías, y ello desde la fase de desarrollo de las mismas;
• conseguir que las legislaciones de armonización comunitaria se remitan a las
normas.
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- La Resolución del Consejo de Ministros, de 7 de mayo de 1985, que aconseja
referirse a las normas en temas de armonización comunitaria y que indica en su
anexo el método que ha de seguirse.
Estos tres documentos figuran en los Anexos 1 y 3 y, aunque sean de desigual valor
jurídico, han posibilitado la creación de una red de contactos cada vez más estrechos
entre la CEE y el CEN/Cenelec, que nos disponemos a estudiar a continuación.
2.3.7. Orientaciones generales de la cooperación
Las «Conclusiones del Consejo» de julio de 1984 y la directiva 83/189 proporcionan a la
Comisión las bases jurídicas y políticas necesarias para negociar con el CEN/Cenelec
las condiciones de una cooperación que ha de durar muchos años. De esta forma, el 13
de noviembre de 1984 se firmaron las «orientaciones generales de cooperación entre la
Comisión de las Comunidades Económicas Europeas y los organismos de normalización europeos CEN y Cenelec».
La meta de este acuerdo es organizar las relaciones entre dichos organismos para que
colaboren lo más eficazmente posible en la lucha contra los obstáculos técnicos
comerciales y para que aumente la competitividad de la industria europea en su
mercado interior y en el de terceros países.
Para ello, los interlocutores han acordado recurrir a las normas europeas de forma
prioritaria, lo cual intensificará la capacidad de normalización en Europa. Este acuerdo
supone que cada una de las partes se comprometerá de la siguiente manera:
- La Comisión propondrá que se recurra a las normas europeas al efectuar la armonización técnica siempre que ello sea posible y las fomentará en los sectores de nuevas
tecnologías. Para facilitar la elaboración de las normas europeas necesarias, la
Comisión firmará contratos con el CEN/Cenelec, bien caso por caso, bien dentro de
programas plurianuales, concediendo ayudas económicas. Por otra parte, y mientras
se elaboran dichas normas europeas, la Comisión se abstendrá en principio de
elaborar o de encargar la elaboración de especificaciones técnicas encaminadas en la
misma dirección. No obstante, la Comisión se reserva el derecho de organizar
trabajos técnicos de preparación de un proyecto de norma en otro marco distinto al
del CEN/Cenelec, incluso aunque el documento final tenga que remitirse a esta
organización para convertirse en norma europea. Finalmente, la Comisión se
compromete a referirse, siempre que ello sea posible, a las normas europeas en los
pliegos de condiciones de sus licitaciones.
- El CEN/Cenelec, por su parte, se compromete a fortalecer su estructura para poder
hacerse cargo del trabajo suplementario que todo ello acarreará. Por otra parte, los
organismos europeos de normalización remitirán a la Comisión todos los datos que
les pida acerca del desarrollo de los trabajos y propondrá a sus representantes que
participen en los trabajos del CEN/Cenelec tanto en temas técnicos como en asuntos
políticos. Finalmente, para que las normas europeas correspondan al uso que de
ellas se vaya a hacer, los organismos europeos de normalización, por ejemplo, en las
directivas de armonización, harán lo posible para que en los trabajos técnicos
38
participen todos los interlocutores interesados y para que las normas europeas
cumplan las exigencias básicas de seguridad. En cuanto a la «técnica» de la normalización, CEN y Cenelec tienen la misión de hacer respetar a los organismos nacionales las obligaciones que les impone el reglamento interno al aplicar documentos
europeos.
Basándose en estas «orientaciones generales de cooperación» se elaboraron los demás
instrumentos de la colaboración entre la Comisión y el CEN/Cenelec.
2.3.2. Directiva 831189 CEE
El 28 de marzo de 1983, el Consejo de Ministros de las Comunidades Europeas firmó
la directiva 83/189, llamada también directiva de información sobre normas y reglamentaciones técnicas, que empezó a aplicarse el 1 de enero de 1985. Es el primer
instrumento jurídico de esta importancia de la Comunidad, y se refiere a la cooperación entre la CEE y el CEN/Cenelec; en particular, en sus artículos 2, 3, 4, 6 y 7 y el
contrato firmado entre la Comisión y los organismos europeos de normalización para
su aplicación.
Además de los derechos y obligaciones que la directiva crea para los Estados miembros, los organismos nacionales de normalización se comprometen a notificar los
programas de normalización y los proyectos de normas a la Comisión y a sus homólogos a través de la secretaría central del CEN/Cenelec.
Si cualquiera de los institutos de normalización europeos considera que un proyecto
que se está elaborando en otro país puede llegar a suponer un obstáculo técnico
comercial, podrá hacer comentarios o solicitar participar en los trabajos o exigir que se
elabore una norma europea. Esta última facultad también la posee el comité de gestión
de la directiva, compuesto por representantes de los Estados miembros en cuyo caso
existirá un statu quo en los trabajos nacionales durante el tiempo de elaboración de la
norma europea.
La secretaría central del CEN/Cenelec y sus miembros han llevado a cabo una labor
considerable para aplicar este sistema, puesto que si los reglamentos técnicos sólo
representan unos 300 documentos por año, las normas representan de 4 000 a 5 000
documentos por año. Por esta razón, los organismos europeos de normalización han
tenido que informatizar el sistema.
2.3.3. ICONE
ICONE significa «índice comparativo de normas europeas». La idea básica del
proyecto es proporcionar a los usuarios (y especialmente a las empresas) un instrumento de comparación entre las normas de los distintos países europeos y las normas
internacionales (ISO o CEI) y europeas (CEN y Cenelec). Suele ser difícil conocer el
grado de equivalencia real existente entre la norma de un país y la norma internacional
o europea correspondiente, y sobre todo entre las mismas normas nacionales, incluso
aquellas que tratan del mismo tema. Por esta razón, el CEN ha recopilado los datos
39
procedentes de los institutos de normalización en Europa, pues cada uno de ellos ya ha
establecido la correspondencia existente entre sus normas nacionales y las normas
internacionales o europeas. Podemos clasificar el grado de equivalencia en cuatro
categorías:
- contenido técnico equivalente y presentación idéntica,
- contenido técnico equivalente y presentación distinta,
- contenido técnico diferente,
- grado de equivalencia aún no conocido.
Esta operación se llevó a cabo con el apoyo económico de las Comunidades Europeas
y de la AELC y su resultado ha sido ICONE que, una vez terminado, será accesible en
forma de banda magnética y quizá también en forma de catálogo impreso.
El CEN acaba de decidir que la base de datos ICONE forme parte de la base de datos
existente para aplicar la directiva 83/189 («Infopro»).
Con todo ello, los interlocutores europeos podrán disponer en un futuro próximo de un
banco de datos de normas que les proporcionará una imagen muy completa de la
situación normativa en Europa. Todas las posibilidades de explotación de este banco
de datos aún se están estudiando, pero en cualquier caso es un nuevo instrumento muy
valioso, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas.
2.3.4. Mandatos de normalización
El procedimiento por el cual la Comisión «encarga» o «confía la tarea» al CEN/
Cenelec de elaborar normas europeas en un tema dado ya se venía llevando a cabo
desde antes de la firma de los acuerdos que hemos estado exponiendo. Sin embargo,
no estaba formalizado y se usaba con poca frecuencia. Tras la firma de las «orientaciones generales de cooperación», la Comisión y los organismos europeos de
normalización negociaron un contrato marco «sobre prestación de servicios en temas
de normalización europea» que se firmó en otoño de 1985. La finalidad de dicho
contrato es regular los detalles administrativos, financieros y jurídicos de la elaboración
de normas europeas basándose en encargos confiados por la Comisión. Los encargos se
hacen a través de una orden de pedido en la que se especifican los compromisos de
cada parte y donde se precisan algunas características, el asunto de la/s norma/s, las
exigencias básicas que habría que respetar, las normas internacionales que habría que
utilizar, los plazos y, por supuesto, la financiación.
Ya se han efectuado encargos siguiendo este procedimiento en las tecnologías de la
información, los juguetes, las máquinas a presión, etc.
No obstante, y al cabo de dos años de funcionamiento, la Comisión y el CEN/Cenelec
concluyeron que el tener que negociar los encargos caso a caso restaba eficacia al
procedimiento, debido a los plazos que ello implicaba. Por esta razón, se decidió
utilizar una «orden de pedido general» que se firmó a finales de 1987 y que habrá que
40
utilizar en todos los trabajos que vayan a realizarse de aquí a tres años. Las normas
que hay que elaborar se determinan por grandes sectores que corresponden a las
directivas firmadas o que se están negociando; la orden de pedido también abarca
varios de los trabajos realizados por el CEN en los temas de la directiva 83/189.
Al simplificarse así las relaciones entre la Comunidad y los organismos europeos de
normalización, los trabajos podrán llevarse a cabo con mayor rapidez.
2.4. Relaciones con la AELC
La Asociación Europea de Libre Cambio (AELC) agrupa a los siguientes países:
Austria, Finlandia, Islândia, Noruega, Suécia y Suiza. Se fundó poco después de la
firma del Tratado de Roma con el objetivo de crear una zona de libre cambio entre los
países firmantes. Sus objetivos son más amplios en cuanto a la libre circulación de
productos, pero sus miembros no están obligados de forma tan apremiante como
ocurre con el Tratado de Roma. Por lo tanto, no puede recurrir a instrumentos
jurídicos como los de la CEE (en especial, directivas de armonización).
Desde hace mucho tiempo, la AELC viene practicando una política de aproximación a
la CEE en muchos temas. Lógicamente, debido a la historia económica y a la proximidad de muchos países de Europa, uno de los sectores en los que la cooperación es
más estrecha es el de la libre circulación de bienes, siendo incluso uno de los principales objetivos de la «Declaración de Luxemburgo» que adoptaron la CEE y los
países de la AELC el 9 de abril de 1984 tras una reunión ministerial. Más concretamente, la normalización es uno de los sectores en los que la cohesión de Europa
occidental es mayor, siendo los países de la AELC miembros del CEN/Cenelec desde
sus comienzos.
Tal y como se ha dicho anteriormente, las obligaciones de los organismos de normalización de los países de la AELC miembros del CEN/Cenelec son menores que las de
sus interlocutores miembros de la CEE. Y ello es reflejo de la situación que prevalece
en los Estados.
A pesar de esta diferencia, desde 1983/84 el CEN/Cenelec y la secretaría de la AELC
han venido poniendo a punto un dispositivo para organizar la cooperación entre ambos
organismos de forma que sea lo más parecida posible a la que se mantiene con la
Comisión de las Comunidades Europeas.
De esta forma, los países de la AELC participaron en el apartado correspondiente a las
normas en el procedimiento creado por la directiva 83/189 desde que ésta empezó a
aplicarse, es decir, en 1985. Los países de la AELC, queriendo intensificar su lucha
contra los obstáculos técnicos comerciales y la cooperación con la Comunidad Económica Europea, han adoptado recientemente, tras una reunión celebrada el 14 de
diciembre de 1987, la decisión de modificar el convenio constitutivo de la AELC
incluyendo un artículo 12 bis cuya importancia es fundamental. Con este artículo se
podrá imponer a los miembros de la AELC obligaciones similares en asuntos de
reglamentación a las que tienen los países de la CEE en virtud de la directiva
83/189/CEE.
41
En cuanto a la colaboración AELC-CEN/Cenelec en la elaboración de normas, los
países de la AELC han venido adoptando desde 1984 una serie de decisiones para
autorizar a su secretaría general a firmar con los organismos europeos de normalización orientaciones generales de cooperación (30 de abril de 1985) y un contrato
marco (28 de enero de 1986) que permite a la AELC confiar al CEN/Cenelec tareas de
normalización tal y como ocurre con la Comisión de las Comunidades Europeas.
Hay que señalar que uno de los sectores en el que la cooperación entre países de la
CEE y de la AELC en asuntos de normalización se puede poner como ejemplo es el de
las tecnologías de la información. Esta actividad está regida, además, por un contrato
específico.
Finalmente, la política de los países de la AELC en temas de prevención y supresión
de obstáculos técnicos comerciales la elabora un grupo especial que se creó en julio de
1984: el «Comité de la AELC sobre barreras técnicas comerciales».
42
3. La normalización al servicio de las políticas europeas
3.1. Dos objetivos esenciales de la normalización europea
El concepto de normalización se ha creado para unificar el lenguaje necesario para el
diálogo técnico entre socios económicos, para especificar los productos (o servicios) en
condiciones que garanticen su compatibilidad, y para dotarlo de condiciones reconocidas por todos.
No es de extrañar, pues, que la normalización se convierta en un instrumento esencial
en la política de creación del mercado interior europeo. No obstante, rebasando la
generalidad de esta declaración, que se está convirtiendo en un lugar común, la
observación de lo realizado en los distintos sectores nos permite concluir que el
instrumento «normalización» puede servir a dos objetivos económicos esenciales:
3.7.7. Creación de un mercado interior
La realización de dicho mercado se debe hacer mediante un proceso de eliminación de
las dificultades técnicas con las que se encuentran los intercambios (en el sentido del
GATT), en sectores económicos en los que todo apunta a la internacionalización de los
mercados: se trata, en efecto, de unificar las reglamentaciones técnicas, sobre todo a
través de las directivas.
Además conviene suscitar, aprovechando lo que de positivo tiene la normalización, la
aparición de «reflejos europeos» para favorecer el cambio de comportamiento de
mercados que han permanecido muy aislados hasta el momento, como por ejemplo el
mercado de los productos de la construcción.
3.7.2. La cohesión europea en el desarrollo tecnológico
Hay que apostar por conseguir una coherencia europea en el dominio de las tecnologías
en desarrollo para sentar a la vez las bases de una industria potente y de un mercado
interior transparente para las empresas y los usuarios: se trata de que todos los asociados
lleguen a acuerdos sobre las especificaciones comunes para productos nuevos.
Hay que desarrollar estos dos temas:
En algunos campos, pues, hace tiempo que las necesidades industriales y económicas
han llevado a la elaboración de sistemas de referencia comúnmente aceptados, bien
mediante normas internacionales, bien mediante documentos nacionales que han
43
alcanzado de hecho una talla internacional (por ejemplo: algunos documentos de la
ASTM, sociedad americana de ensayos y materiales; algunas normas DIN como la de
la dimensión de las hojas de papel: DIN 476, entre las que se encuentra el célebre
formato A4).
No obstante, la experiencia demuestra que la existencia de dicho fondo común (de
gran importancia en el caso del sector electrotécnico con las normas de la CEI) no
impide que se mantengan numerosas divergencias, debidas a particularidades o
tradiciones nacionales, apreciaciones diferentes de los criterios de calificación de los
productos etc.
En general, estas divergencias no son lo suficientemente importantes como para
obstaculizar la difusión de las tecnologías y la cooperación industrial, pero de todas
maneras ocasionan un fuerte efecto de compartimentación de los mercados. En dichos
campos, la normalización europea debe tener como objetivo principal la aplicación
uniforme de las normas internacionales y la eliminación de las divergencias tradicionales, en particular en los sistemas referenciales de la certificación de productos.
Dentro de esta categoría, aparte del sector electrotécnico, merece igualmente analizarse el de los juguetes: a pesar de la existencia de normas europeas, subsisten aún
obstáculos reales a los intercambios (véase posteriormente el 3.2.1.1).
En otros ámbitos, los mercados de los Estados miembros corren el peligro de mantener
una fuerte compartimentación, principalmente por la existencia de normas o reglas
técnicas de calificación de productos diferentes: no tiene por qué haber incompatibilidad, pero al faltar una presión importante (concentración industrial, evolución
tecnológica, etc.) por desarrollar los intercambios entre países, la mencionada diferencia perpetúa la separación de mercados, sobre todo si se traduce en textos reglamentarios que prevén la homologación de los productos, o el ejercicio de controles más
o menos sistemáticos; esto es lo que ocurre con numerosos productos de construcción,
máquinas, aparatos a presión, etc. Para que la normalización en estos campos sea
eficaz, tiene que gozar del apoyo total de las autoridades reglamentarias, especialmente en la línea del nuevo enfoque y los mandatos. Si se da este apoyo, la normalización puede revelarse como un instrumento eficaz de acercamiento entre los socios
europeos (industriales y otros), hasta el momento desconocidos entre sí, y acelerar de
esta manera el desarrollo del mercado interior.
En otros campos, como el de las tecnologías de la información, los sistemas de
referencia comunes están aún en sus comienzos, a pesar de que las normas de compatibilidad sean esenciales para el desarrollo económico.
La normalización tiene que ser capaz de aportar soluciones a medida que se produzca
el desarrollo tecnológico; en este caso, el desafío para Europa es poder alcanzar la
credibilidad como socio a nivel internacional, lo que supone una fuerte cohesión y una
gran coordinación en los trabajos preparatorios para la normalización.
Conviene, pues, motivar a los países asociados para que inviertan el tiempo de sus
mejores expertos en estos trabajos, proporcionándoles un marco de trabajo competente, por una parte, y, por otra, garantizándoles que sus trabajos se verán reflejados
realmente, al menos a nivel europeo, en el estatuto de normas europeas.
44
3.2. Ejemplos particularmente significativos
3.2.7. Hacia la creación del mercado interior europeo
3.2.1.1. Eliminación de los obstáculos técnicos a los intercambios
Ha sido en el campo de la construcción electrotécnica en el que se ha llevado a cabo en
gran medida esta eliminación; lo realizado por el Cenelec, en conjunción con lo
conseguido por la directiva del Consejo de 1973 denominada «baja tensión», que hace
referencia a normas armonizadas, han hecho posible la aplicación casi uniforme en
Europa de las normas internacionales de la CEI.
Es de destacar que dicho resultado no habría sido tan convincente de no haber existido
entre los diversos laboratorios competentes en el ámbito de la electrotécnica unas
relaciones de años, lo que les ha permitido conseguir una interpretación común de
textos en materia de seguridad eléctrica.
Sin embargo, la armonización no es completa en este sector, en particular por la
persistencia de divergencias nacionales, (véase el punto 2.2.2), pero no se trata de
divergencias fundamentales y deberían poderse eliminar en los años venideros.
Por el contrario, en el sector de los juguetes queda mucho por hacer, no tanto por las
normas como por las reglamentaciones técnicas. En efecto, la comercialización de los
juguetes, por razones de seguridad y de salud evidentes, está sometida a una reglamentación muy severa en la mayoría de los países industrializados. En Europa existen
desde hace varios años normas europeas sobre juguetes, pero hasta ahora nada
obligaba a los Estados a utilizar dichas normas cuando necesitaban reglamentar y, por
otra parte, al haber elaborado y adoptado éstas antes de la reforma de CEN, que
obligaba a los comités miembros a incorporar una norma europea adoptada a sus
normas nacionales, las normas sobre juguetes no se han aplicado uniformemente en
Europa.
Por ello, la Comisión decidió, en colaboración con los gobiernos, aplicar el nuevo
enfoque a este sector y presentar el 22 de octubre de 1986 una propuesta de directiva
sobre juguetes al Consejo.
Esta propuesta se basaba en el artículo 100 del Tratado, pero, tras la entrada en vigor
del Acta Única Europea, éste ha pasado a ser el artículo 100 A. Constituye un ejemplo
interesante del funcionamiento de este nuevo procedimiento, ya que la Comisión
modificó su propuesta tras el dictamen del Parlamento Europeo y el Consejo ha
ratificado las modificaciones parlamentarias adoptando el 18 de diciembre de 1987 una
postura común de acuerdo con la propuesta modificada de la Comisión.
El texto adoptado por el Consejo es un ejemplo tipo de la aplicación del nuevo
enfoque, introduciendo algunas modificaciones debidas al hecho de que los juguetes,
destinados por naturaleza a los niños, deben ser «más seguros» que la mayoría de los
productos: en particular, la directiva obliga a no poner en el mercado más que
45
productos que no «comprometan la seguridad y/o la salud de los usuarios o de terceros
cuando se utilizan para lo que están destinados o en un uso previsible, habida cuenta
del comportamiento habitual de los niños». La noción de «uso previsible» está, así,
ampliada con respecto al derecho común.
Otra característica de esta directiva es que prevé la obligación de poner en el mercado
únicamente productos que ostenten la marca «CE» de conformidad con la directiva
(artículo 8), mientras que, en otros textos de armonización, ésta no es obligatoria,
aunque sí muy recomendada. De nuevo, esto se explica por una exigencia mayor de
seguridad. Precisemos que el fabricante puede fijar la marca CE en dos casos: o
porque su juguete sea conforme a las normas armonizadas o, si no lo es, pero el
fabricante ha pedido la realización de un examen de tipo a un organismo de control
autorizado, que ha juzgado al juguete conforme a las exigencias esenciales de la
directiva. Recordemos que la teoría del nuevo enfoque implica la obligación de ser
conforme a las exigencias básicas, y no a las normas, no siendo éstas más que un modo
de presunción de prueba, sin duda privilegiada, pero siempre en relación con las
exigencias básicas. Por lo que respecta a la directiva «juguetes» se definen las exigencias
básicas en el anexo II; la Comisión las ha utilizado, elaboradas como están esencialmente en términos de objetivos y en función del riesgo que se quiere evitar o atenuar,
para redactar los mandatos que ya ha transmitido (o los que dé en el futuro) al CEN
para la redacción de las normas europeas necesarias para la aplicación de la directiva.
La normalización europea se enfrenta a un reto importante en este sentido: el tema de
la seguridad de los juguetes moviliza un conjunto de agentes mucho más amplio que el
habitual en la normalización, y el CEN tendrá que cuidar de que todas las voces se
oigan y respeten por igual. Por otra parte, el CEN dispone únicamente del tiempo que
queda hasta el comienzo del año 89 para terminar sus trabajos, ya que la directiva
entrará en vigor el 1 de enero de 1990, y los Estados miembros tendrán que haberla
transcrito a su legislación nacional antes del 1 de enero de 1989. Ahora bien, las
normas europeas no son fáciles de hacer en este campo, especialmente las que afectan
a las propiedades químicas de los juguetes. Añadamos para ser exhaustivos que, hasta
que la directiva no esté totalmente en vigor, los Estados miembros pueden continuar
aplicando sus textos nacionales.
3.2.1.2. Creación de reflejos europeos
El sector de los aparatos a presión
Fue el primer sector elegido por la Comisión para la aplicación de las líneas de la
nueva orientación. En un principio, esto provocó una serie de críticas, por ser un
sector en el que se había comenzado a reglamentar a nivel nacional desde el siglo XIX
debido a los primeros accidentes ocasionados por las máquinas de vapor: la reglamentación en los distintos Estados miembros era, pues, extremadamente variada y
completa y a ella se habían incorporado una gama de costumbres nacionales en lo
relativo a ensayos, controles, seguros, etc. Por esta razón había fracasado en gran parte
un primer intento de armonización, que no pasó de ser una directiva marco en 1976 y
que se podría haber aplicado únicamente de manera muy limitada: solamente se había
46
podido poner en vigor el artículo 22 sobre el reconocimiento de los ensayos efectuados
en el Estado miembro del constructor conforme a la legislación del Estado miembro de
destino, por falta de directivas de aplicación. Sin embargo, se han adoptado tres de
ellas justo antes de elaborar las líneas principales sobre el procedimiento de remisión a
las normas, pero no se han aplicado aún (son directivas relativas a las botellas de gas) y
se duda de su porvenir.
En efecto, en contra de las previsiones pesimistas acerca de la imposibilidad de
aplicación del nuevo enfoque a los aparatos a presión, se aceptó la apuesta hecha por
la Comisión ya que, a partir de marzo de 1986, ésta presentó al Consejo un proyecto
de directiva sobre los aparatos a presión simples (precisemos que un proyecto de
directiva «antiguo enfoque» sobre el particular llevaba parado varios años). Gracias a
la cooperación de todas las partes y a la buena voluntad política de los Estados
miembros, se pudo adoptar este proyecto el 25 de junio de 1987 y la directiva será de
aplicación el 1 de julio de 1990. Paralelamente a la negociación de este texto, la
Comisión confió la misión de normalización al CEN para asegurarse de que se
dispondría a tiempo de las normas necesarias para la puesta en vigor de la directiva. En
efecto, se había previsto durante un tiempo utilizar por un período transitorio el
sistema alternativo establecido en el procedimiento de remisión a las normas, es decir,
recurrir al reconocimiento de las normas nacionales, pero se ha renunciado a ello por
ser demasiado grandes las diferencias entre los sistemas nacionales. De esta manera, la
directiva aparatos a presión simples, igual que la directiva juguetes, se utilizará
únicamente con normas europeas.
El ámbito de la seguridad de las máquinas
Es éste uno de los sectores económicos en los que se había considerado la armonización como un objetivo prioritario en los años sesenta, en el contexto de los primeros
grandes programas de eliminación de los obstáculos técnicos a los intercambios dentro
de la CEE.
A lo largo de los años setenta, la Comisión había elaborado dos proyectos de directiva
marco; pero, en el mismo período, se manifestaron cada vez con más claridad todas las
dificultades ligadas al tipo de procedimiento de armonización previsto, el cual, para ser
eficaz, tenía que introducir en las directivas todos los conocimientos técnicos sobre
seguridad, para todas las categorías de máquinas: labor verdaderamente irrealizable,
ya que todos los elementos de la teoría distaban mucho de estar claros, incluso en cada
Estado miembro por separado.
Por otro lado, las empresas de producción de maquinaria habían intentado verdaderamente que se pusiera en marcha el procedimiento de normalización internacional para
facilitar los intercambios y aumentar las series de fabricación de maquinaria. No
obstante, pronto se observa dentro del ISO la incapacidad de los diferentes participantes para ponerse de acuerdo sobre el contenido de las normas, lo cual únicamente
se podía realizar mediante una visión común de la seguridad, inexistente de hecho; en
consecuencia, la normalización internacional quedó reducida con mucha frecuencia a la
publicación de normas de vocabulario, de conceptos generales o de métodos de
ensayo, sin abordar lo referente a los preceptos que permitirían fijar los niveles de
seguridad.
47
De esta manera se puede dejar constancia de que, mientras que los que poseen una
parte del poder de definir y de hacer aplicar la teoría en materia de seguridad no
reconozcan en el trámite de la normalización una acción positiva que respeta los puntos
de vista e intereses de todos, ésta no podrá producir resultados que permitan alcanzar
los objetivos esperados.
Así, el mayor mérito del nuevo enfoque, dentro de este contexto, está en conseguir
una visión más amplia de la misión de la normalización por consenso desde el
momento en que los que participan en la normalización acepten referirse a las
exigencias básicas definidas en la directiva y utilizarlas como base para elaborar sus
normas.
Entonces el CEN, capaz de realizar la mediación remitiéndose al sistema de referencia
de las exigencias básicas y de movilizar la competencia de las empresas y de las
instituciones interesadas en la seguridad de la máquina, debido al importante papel
conferido a las normas dentro del nuevo enfoque, podía intentar poner en marcha
una política global y programas ambiciosos sobre el tema de la seguridad de las
máquinas.
Un «comité de programación», el PC 2, recibió el encargo de concebir dicha política,
que consistía en una teoría, un programa global y un calendario de realización de los
distintos trabajos fundamentales.
Este comité de programación debía trabajar, concretamente, en tres direcciones:
- Hacer una recensión de las normas nacionales o internacionales y de otros documentos que pudieran ser necesarios para la elaboración de las normas europeas. Ese
trabajo preliminar es especialmente importante, ya que el campo que debe cubrir la
directiva es amplio: se trata en efecto de todas las máquinas, en el sentido de
elementos unidos mecánicamente y algunos de los cuales están en movimiento, junto
con sus circuitos de transmisión, etc., para una aplicación definida. Se excluyen, no
obstante, de este campo algunas categorías de máquinas: los vehículos móviles de las
obras, las máquinas de lavado, las de madera o materias asimilables, las prensas, las
máquinas cuya única fuente de energía sea la fuerza humana, las concebidas para
uso médico y, por último, los medios de transporte, así como las máquinas o
aparatos cubiertos, en cuanto a la seguridad, por otras directivas, como por ejemplo
la directiva «baja tensión» para los materiales eléctricos.
- Proponer métodos de trabajo adecuados, que produzcan una cantidad importante de
normas coherentes entre sí, siguiendo un calendario estricto. En efecto, los métodos
clásicos de normalización que consisten en perfeccionar un texto en sesiones
sucesivas de comisiones de expertos que funcionan con bastante independencia no
permitían alcanzar los resultados esperados en este complejo ámbito. Se prevé,
pues, establecer a continuación una especie de jerarquía entre normas de diferentes
clases, que aborden las especificaciones de seguridad en un orden de general a
particular: las normas más horizontales tratarán exclusivamente de las especificaciones generales mientras que otras precisarán algunos aspectos de la seguridad:
iluminación de las máquinas, ruido, vibraciones, etc.
48
Otras normas, basándose en las precedentes, tratarán de especificaciones aplicables
a ciertos componentes de una importancia crítica para la seguridad: dispositivos de
bloqueo, protectores, barreras no materiales, etc.
Por último, integrando todo lo precedente, vendrán las normas de especificaciones
aplicables a conjuntos de máquinas.
Para la redacción de todas estas normas se requiere el concurso de numerosos
expertos capaces de elaborar los anteproyectos, teniendo en cuenta los enfoques
existentes en los diferentes países; el seguimiento de dicho programa es, pues, una
labor compleja, lo cual justifica que el comité de programación se haya fijado un
tercer objetivo:
- Proponer un orden de prioridad en la ejecución de los trabajos, basado en los
criterios más objetivos posibles. Aún no han acabado las actividades del comité,
pero parece que las normas horizontales deberían, en buena lógica, beneficiarse de
una mayor prioridad ya que condicionan en gran manera la consecución de los
trabajos.
Además, el orden se debería establecer en función de la capacidad que tengan las
organizaciones de fabricantes de máquinas de motivar a sus expertos con respecto a
la elaboración de las normas de máquinas.
La implantación e inspiración de este programa debería correr a cargo de los distintos
comités técnicos competentes del CEN, con un apoyo económico comunitario, de
manera que, al entrar en vigor la directiva, los fabricantes y las autoridades competentes de los Estados miembros dispongan de una recopilación adecuada de normas
europeas para que la teoría de base de las exigencias prioritarias pueda disfrutar de una
interpretación común en toda la Comunidad.
Si no se cumple esta condición, surge el peligro en efecto de ver cómo se recurre
sistemáticamente a modos voluntarios de certificación de máquinas a cargo de organismos especializados, los cuales, a falta de normas, se encargarán de proceder a la
necesaria interpretación de estas exigencias esenciales. Ya existen dichos sistemas de
certificación en algunos Estados miembros que constituyeron, sin duda, en su
momento una red europea coherente de certificación. Pero, para el porvenir de una
industria europea innovadora y competitiva, parece importante que estos sistemas de
certificación desempeñen el papel de un factor complementario de seguridad que
contribuya al desarrollo de la normalización y, cuando sea necesario, constituya un
apoyo al sistema de la «declaración de conformidad del constructor», e igualmente
esencial es que no se conviertan, por el contrario, en un paso obligado para la
comercialización de las máquinas y, por ello, principal garantía de la interpretación de
la teoría europea en materia de seguridad de máquinas, hecho que además contribuiría
a aumentar los obstáculos a los intercambios que se quería eliminar.
Éste constituye, pues, uno de los retos más importantes de la política de normalización
europea en materia de seguridad de máquinas.
49
3.2.2. Apoy o al desarrollo tecnológico y creación de una cohesión
industrial europea: tecnologías de la información
Los constructores de equipos de informática, a medida que se desarrolla y renueva su
gama de productos, se han encontrado con el problema de la capacidad de comuni­
cación entre sí de los equipos físicos que llevan su marca.
En la estrategia de los principales constructores ha surgido la noción de «arquitectura
de red», especie de infraestructura lógica que sirve de referencia permanente para la
concepción de nuevos productos y que permite garantizar la interoperabilidad de los
equipos físicos creados de acuerdo con esta arquitectura.
Modelo OSI de siete capas
Además, en los años setenta, los grandes usuarios, comenzando por los organismos de
investigación de los correos y telégrafos, muy especialmente en Europa, pretendían
también adoptar esta noción de arquitectura general de red, viendo en ella una vía
para facilitar el acceso de equipos físicos de diferentes marcas a una misma red de
telecomunicación.
Con este propósito los expertos del CCITT y del ISO propusieron en los años setenta
una modelización general de los protocolos de comunicación de la información,
denominada «modelo OSI» (Open System Interconnection), llamada igualmente
modelo de siete capas.
En los términos empleados por los no especialistas, estas siete capas corresponden a
diferentes etapas del tratamiento de la información (de los bits de información) y han
sido concebidas de una manera que, si dos sistemas son compatibles capa a capa,
podrán comunicarse entre sí por cómo están construidos.
Para que los legos en informática puedan comprender esta noción, se puede utilizar
una analogía gráfica con el funcionamiento del servicio postal internacional: para que
dos comunicantes se puedan intercambiar cartas entre dos países A y B, las adminis­
traciones postales se tienen que poner de acuerdo en varios elementos, como las
modalidades del transporte físico del correo de A a B, la codificación de las direc­
ciones, y también que el emisor emplee un sistema de referencia (firma) que permita al
destinatario identificarlo, y de igual manera una lengua que le sea comprensible.
Así, si hubiera que modelizar el sistema postal, se harían aparecer cuatro capas y sería
necesario para cada una establecer la compatibilidad entre los sistemas de los dos
países de manera que la información pudiera ir de A a Β y ser utilizada.
Ahora bien, estas modalidades de compatibilidad serán muy diferentes según se desee
enviar el correo por vía tradicional o mediante un telegrama, ya que una carta dirigida
del país A por vía tradicional no se podría recibir en Β mediante un telegrama: es,
pues, necesario completar las normas de modelización general del sistema de trata­
miento de la información, que implican numerosas opciones (carta clásica o tele­
grama. ..) con normas más específicas, llamadas normas funcionales, que especifiquen
qué opciones hay que realizar para un servicio particular: el telegrama por ejemplo.
50
Los equipos concebidos de conformidad con estas normas funcionales pueden a partir
de ese momento interoperar, objetivo prioritario de la normalización.
Normas funcionales europeas
No obstante, al comienzo de los años ochenta, había una gran diferencia entre la
concepción de un modelo teórico como el mencionado, cuyo mérito radicaba en la
independencia de las opciones tecnológicas, y la disponibilidad de las normas operacionales que serían necesarias para ponerlo verdaderamente en práctica.
Además, quedaba tanto camino por recorrer que algunos grandes fabricantes de
informática no le vieron porvenir a este trámite y prefirieron proseguir el desarrollo de
su propio esquema de arquitectura, el cual, además de la ventaja de la continuidad,
permitía favorecer un enfoque comercial del tipo «mercado cautivo», al que se podía
tender por la dimensión del fabricante, o por la existencia de grandes mercados públicos
nacionales. Esta situación podría haber engendrado el clásico efecto de «el huevo y la
gallina» si no se hubiera producido en 1982 en Europa una conjunción excepcional de
intereses al ponerse en marcha un programa de realización de las normas necesarias
para dar cuerpo al sistema OST:
- dentro del programa Esprit, doce fabricantes de informática europeos llegaron a la
conclusión de que su expansión tenía que contar con la capacidad de interoperar de
sus diversos productos y, con esta perspectiva, el modelo OSI era el mejor lenguaje
común;
- a la Comunidad Europea le preocupaba crear, en el ámbito de las tecnologías de las
telecomunicaciones, un espacio europeo en el que se aplicarían normas comunes en
los mercados públicos y en las redes de telecomunicación para garantizar la
coherencia económica y técnica del mercado europeo; en este sentido, el modelo
OSI tuvo buena acogida ya que ofrecía también un cuadro de referencia internacional, permitiendo el diálogo Europa-Estados Unidos en especial;
- finalmente, el CEN, el Cenelec y la CEPT estaban dispuestos a adaptar sus estructuras de funcionamiento y sus prioridades para ofrecer un marco institucional
adecuado al caso específico de las tecnologías de la información;
- la ejemplar cooperación entre el CEN, Cenelec y la CEPT.
Para llevar a la práctica esta nueva política, los tres organismos crearon un comité
común denominado ITSTC (comité directivo de la tecnología de la información),
compuesto a partes iguales por representantes de cada organización y al que se confió
el papel de concebir, y después supervisar, la puesta en marcha de la política de
desarrollo de las normas funcionales.
En menos de un año se pusieron a punto los principales instrumentos de dicha política:
- la adopción formal por parte de Europa de las normas ISO que describen la base del
sistema OSI; éstas están catalogadas en un documento que se revisa periódicamente,
llamado «HD 40001»;
51
la definición formalizada de la noción de norma funcional que está comprendida en
un documento, denominado MIT 01 (Memorándum de Tecnología de la Información n° 1), que han adoptado las tres organizaciones;
el programa global, con un calendario de ejecución, de las normas funcionales
necesarias para cubrir las necesidades europeas; se trata del MIT 02 y de su suplemento (que fijó el registro de vencimientos), igualmente adoptado por las tres
organizaciones y revisado periódicamente;
la creación de un estatuto particular de norma europea, denominada «ENV»,
adaptada al problema específico de las normas funcionales que requieren ser
elaboradas y adoptadas en un plazo restringido; una ENV equivale al concepto de
norma experimental o de norma en desarrollo. Como los otros tipos de normas
europeas, ésta está sometida a una adopción formal mediante voto por mayoría
cualificada ponderada, pero las obligaciones de los miembros del CEN/Cenelec en
este sentido han variado para tener en cuenta las limitaciones impuestas por la
brevedad de los plazos de concertación al preparar los proyectos; normalmente, una
ENV está destinada a convertirse en norma europea clásica, tras un período de
experimentación;
paralelamente a la preparación de estos instrumentos, unos cuantos grupos de
trabajo han comenzado a elaborar las primeras normas funcionales, que llevan
adoptadas desde el verano de 1986. La lista de dichas normas figura en el anexo 4.
EWOS: seminario europeo sobre sistemas abiertos
No obstante, el activo desarrollo de la política europea renovaba al mismo tiempo el
interés por el modelo OSI a nivel internacional: el ISO, por su parte, procuraba
profundizar en la noción de norma funcional, pero sobre todo algunos usuarios
poderosos de Estados Unidos (General Motors, Boeing, compradores públicos a través
del NBS, la Oficina Nacional de Normas, responsable de la elaboración de las especificaciones de compras públicas para las administraciones federales) emprendían la
elaboración de normas funcionales («perfiles») que se correspondían con sus propias
necesidades, para imponérselas a continuación a sus proveedores.
Así se forjó poco a poco en Estados Unidos el concepto de «workshop» para la
elaboración de perfiles, en un contexto menos formalizado que el de la normalización
oficial: los expertos interesados en un tema se reunían para conseguir, en tiempo real
con relación a las evoluciones tecnológicas, un consenso técnico respecto a la selección
de las opciones previstas por las normas OSI.
Por reacción, la aparición en Estados Unidos del papel desempeñado por las organizaciones de usuarios hizo surgir, o consolidó, organizaciones similares en Europa:
EMUG (grupo de usuarios europeos de MAP) para los equipos industriales, Ositop
para la informática, RARE para la investigación, etc., e hizo aparecer en Europa la
necesidad de un lugar único de reunión y diálogo de estas manifestaciones diferentes
de intereses sectoriales en unas condiciones que permitan a la normalización afianzarse
aún y acelerarse.
52
Así es como nació el EWOS, asociación informal de siete sociedades (véase lista en el
anexo 5) que tiene por objeto la elaboración de documentos destinados a integrarse en
el proceso normativo a nivel internacional o europeo y que permite un diálogo
equilibrado con las instancias equivalentes en Estados Unidos y pronto en Japón.
Comprobación de la conformidad y la certificación en el ámbito de las tecnologías de la
información
La noción de las normas funcionales OSI procede de un análisis de la necesidad de
interoperabilidad de los productos: dichas normas solamente tendrán credibilidad si los
productos que invocan ser conforme a ellas interactúan realmente, y es ahí donde
radica la importancia de la noción de ensayo y certificación, en un ámbito en continua
innovación.
Desde que comenzaron los trabajos OSI, la Comisión de las Comunidades Europeas
ha apoyado económicamente la implantación de servicios de ensayos operacionales
para la conformidad a las normas funcionales. A este efecto se hicieron públicas dos
licitaciones sucesivas (CTS 1 y CTS 2: servicios de pruebas de conformidad 1 y 2) con
el doble objetivo de incrementar los centros de pruebas abiertos al público, por una
parte, y establecer la cooperación técnica entre los organismos interesados, por otra,
para evitar que reaparecieran divergencias en cuanto a la evaluación de la conformidad
de un país a otro.
Paralelamente a esta actividad, en la que se encuentran actualmente comprometidos
unos quince organismos en Europa, el CEN/Cenelec/CEPT se ha preocupado de
ofrecer un mecanismo de reconocimiento recíproco que garantice la equivalencia de los
certificados expedidos en los diferentes países. Con esta intención el ITSTC preparó un
memorándum específicamente sobre las cuestiones de certificación (el MIT 03),
adoptado en 1987 por las tres organizaciones.
La puesta en funcionamiento de este sistema de reconocimiento recíproco, que además
tendría que tratar todos los aspectos de la certificación de los productos de la
tecnología de las telecomunicaciones, y no solamente los aspectos OSI, debería hacerse
en 1988, simultáneamente con los primeros servicios de pruebas abiertos al público en
el ámbito OSI.
53
Conclusión
Al término de esta vision panorámica sobre la normalización en Europa: lo que es,
quién la hace, cómo se utiliza ahora y en el futuro, se habrá comprendido que condiciona el éxito del nuevo enfoque adoptado en Europa para la armonización técnica de
las legislaciones. No obstante, no habría que creer que el año 1992, asociado a la fecha
de creación del gran mercado interior europeo, supondrá el fin de los intentos en
materia de normalización europea: la recopilación de normas europeas en esta fecha
no podrá ser tan completa como algunas de las nacionales en la actualidad, aunque se
dispondrá de numerosas normas europeas en 1992. Por otra parte, aun en ese caso, la
normalización es una de las actividades en las que queda mucho por hacer. Es eficaz
únicamente si evoluciona con las técnicas y la organización de la economía. En otras
palabras, 1992 es sin duda una fecha clave para demostrar la eficacia del nuevo
enfoque y de la normalización, pero la construcción de un verdadero mercado interior
es una tarea de larga duración que aún requerirá múltiples esfuerzos.
Además, el éxito del nuevo enfoque está condicionado igualmente por una organización racional y adecuada de la certificación en Europa: las actividades actualmente
en curso, que prevén el acercamiento de las diversas partes implicadas en este ámbito
para que gradualmente se cree un clima de confianza propicio para el reconocimiento
de las pruebas y certificaciones, constituyen una empresa de importancia capital a este
respecto. Realmente no existe en Europa, en materia de certificación, algo comparable
al CEN: la organización de la certificación en los diferentes países de Europa reviste
diversas formas y los sistemas son mucho más diversificados que los de la normalización. Es, pues, indispensable aproximarlos y definir conjuntamente criterios
comunes en cuanto a la certificación para crear las condiciones adecuadas a la cooperación de todas las partes.
En conclusión, hay que insistir en que los intentos de construcción del mercado interior
en normalización y certificación no se deben considerar una manifestación de una
decisión de repliegue de Europa en sí misma. Más bien al contrario, la normalización
y certificación en Europa se han concebido desde el comienzo como instrumentos
que acrecientan la evolución de los intercambios: lo realizado en Europa se basa
siempre que puede en normas y conceptos desarrollados a escala internacional y se
sitúa en el respeto del código del GATT sobre los obstáculos técnicos a los intercambios.
Asimismo, el comercio internacional, cuando se generalice la posibilidad de comercializar un determinado producto en la Comunidad con un único certificado válido en
los doce Estados miembros, habrá dado un gran paso adelante.
55
Por último, conviene destacar que recurrir a métodos privados como la normalización
o la certificación, de preferencia con una reglamentación detallada y forzosamente un
poco minuciosa, constituye un método de desreglamentación que, bien concebida, sin
abuso, sólo puede beneficiar a todas las partes económicas, sean del origen que sean.
Los temores (o las esperanzas no confesadas de algunos) de que Europa se repliegue
sobre sí misma son totalmente infundados. Europa tiene un gran interés en conservar
un lugar predominante en los intercambios internacionales y sólo lo puede hacer
conservando una actividad abierta para con el resto del mundo.
56
Anexos
ANEXO 1
Directiva del Consejo, de 28 de marzo de 1983, por la que se establece un procedimiento
de información en materia de normas y reglamentaciones técnicas
(83/189/CEE)
EL CONSEJO DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS,
Visto el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea y, en particular, sus artículos 100 y
213,
Vista la propuesta de la Comisión,1
Visto el dictamen del Parlamento Europeo, 2
Visto el dictamen del Comité Económico y Social,3
Considerando que la prohibición de las restricciones cuantitativas, así como de las medidas de efecto
equivalente a restricciones cuantitativas en los intercambios de mercancías, es uno de los principios
básicos de la Comunidad;
Considerando que los obstáculos comerciales que se derivan de las reglamentaciones técnicas relativas
a los productos sólo pueden admitirse si son necesarios para satisfacer exigencias imperativas y
persiguen un fin de interés general del cual constituyen la garantía esencial;
Considerando que es indispensable que la Comisión disponga de las informaciones necesarias antes de
la adopción de disposiciones técnicas; que los Estados miembros que, en virtud del artículo 5 del
Tratado, están obligados a facilitarle el cumplimiento de su misión, deben, por lo tanto, notificarle sus
proyectos en materia de reglamentaciones técnicas;
Considerando que todos los Estados miembros deben, igualmente, estar informados de las reglamentaciones técnicas previstas por uno de ellos;
Considerando que la Comisión y los Estados miembros deben poder disponer, además, del plazo
necesario para proponer una modificación de la medida prevista, con el fin de eliminar o de reducir los
obstáculos que de ella puedan derivarse para la libre circulación de mercancías;
Considerando que la Comisión debe tener, además, la opción de proponer o de adoptar una directiva
comunitaria que regule la materia a que se refiere la medida nacional prevista;
Considerando que, en las dos hipótesis definidas anteriormente, el Estado miembro en cuestión debe,
en virtud de las obligaciones generales del artículo 5 del Tratado, aplazar la aplicación de la medida
prevista durante un plazo lo suficientemente largo como para permitir, ya sea el examen en común de
las modificaciones propuestas, o la elaboración de la propuesta de directiva del Consejo o de la
directiva de la Comisión; que los plazos previstos en el acuerdo de los representantes de los gobiernos
de los Estados miembros, reunidos en el seno del Consejo, de 28 de mayo de 1969, referente al statu
quo y a la información de la Comisión,4 modificado por el acuerdo de 5 de marzo de 1973,3 se han
revelado insuficientes en los casos citados y que, por lo tanto, deben establecerse plazos más largos;
DO n" C 253 de 1.10.1980, p. 2.
DO n° C 144 de 15.6.1981, p. 122.
DO n° C 159 de 29.6.1981, p. 23.
DO n° C 76 de 17.6.1969, p. 9.
DO n° C 9 de 15.3.1973, p. 3.
5')
Considerando que el procedimiento del statu quo y la información de la Comisión contemplado en el
acuerdo de 28 de mayo de 1969 sigue siendo aplicable a los productos sujetos a dicho procedimiento
que no estén regulados por la presente directiva;
Considerando que, en la realidad, las normas técnicas nacionales pueden producir, en la libre
circulación de mercancías, los mismos efectos que las reglamentaciones técnicas;
Considerando que, por lo tanto, sería necesario garantizar la información de la Comisión sobre los
proyectos de normas, en condiciones análogas a las existentes para las reglamentaciones técnicas; que,
en virtud del artículo 213 del Tratado, la Comisión, para el cumplimiento de las funciones que se le
confían, puede recoger todo tipo de información y proceder a todas las comprobaciones necesarias
dentro de los límites y condiciones fijados por el Consejo de conformidad con las disposiciones del
Tratado;
Considerando que es igualmente necesario que los Estados miembros y los organismos de normalización estén informados de las normas previstas por los organismos de normalización de los otros
Estados miembros;
Considerando que es conveniente crear un comité permanente, cuyos miembros serán designados por
los Estados miembros, encargado de ayudar a la Comisión en el examen de los proyectos de normas
nacionales y de cooperación con ella en sus esfuerzos para atenuar los eventuales efectos negativos de
las mismas sobre la libre circulación de productos,
HA ADOPTADO LA PRESENTE DIRECTIVA:
Artículo 1
Con arreglo a la presente directiva, se entiende por:
1) «especificación técnica», la especificación que figura en un documento en el que se definen las
características requeridas de un producto, tales como los niveles de calidad, el uso específico, la
seguridad o las dimensiones, incluidas las prescripciones aplicables al producto en lo referente a la
terminología, los símbolos, los ensayos y métodos de ensayo, el envasado, marcado y etiquetado;
2) «norma», la especificación técnica, aprobada por un organismo reconocido por su actividad
normativa, para una aplicación repetida o continuada, cuyo cumplimiento no es obligatorio;
3) «programa de normalización», el documento en el que se enumeran las materias sobre los que se
tiene la intención de establecer una norma o de modificarla;
4) «proyecto de norma», el documento que incluya el texto de las especificaciones técnicas sobre una
materia determinada, para la que se haya previsto su adopción según el procedimiento de
normalización nacional, tal y como resulte de los trabajos preparatorios, y haya sido difundido para
comentario o información pública;
5) «reglamento técnico», las especificaciones técnicas, incluidas las disposiciones administrativas que
sean de aplicación y cuyo cumplimiento sea obligatorio, de jure o de facto, para la comercialización
o la utilización en un Estado miembro o en gran parte del mismo, a excepción de las establecidas
por las autoridades locales;
6) «proyecto de reglamento técnico», el texto de una especificación técnica, incluidas las disposiciones
administrativas, elaborado con intención de establecerla o de hacer que finalmente se establezca un
«reglamento técnico», y que se encuentre un nivel de preparación que permita aún la posibilidad de
modificaciones sustanciales;
7) «producto», los productos de fabricación industrial a excepción de los productos agrícolas definidos
en el apartado 1 del artículo 38 del Tratado, de todos los productos destinados a la alimentación
humana y animal, de los medicamentos definidos en la Directiva 65/65/CEE6 y de los cosméticos
definidos en la Directiva 76/768/CEE.7
6
7
DO n° 22 de 9.2.1965, p. 369/65.
DO n° 262 de 27.9.1976, p. 169.
60
Artículo 2
1. La Comisión y los organismos de normalización contemplados en la lista 1 que figura en el anexo
serán informados anualmente, a más tardar el 31 de enero, de los programas de normalización
establecidos por los organismos nacionales contemplados en la lista 2 que figura en el anexo. Dicha
información será actualizada cada trimestre. La Comisión podrá modificar o completar dichas listas
basándose en las comunicaciones de los Estados miembros.
2. Los programas de normalización indicarán, en particular, si la norma:
- será la transposición íntegra de una norma internacional o europea,
- será una transposición de una norma internacional o europea que contenga algunas diferencias o
modificaciones nacionales,
- será una nueva norma nacional,
- constituirá una modificación de una norma nacional.
La Comisión, previa consulta del Comité contemplado en el artículo 5, podrá establecer las reglas
para una presentación codificada de dicha información y el esquema y criterios según los cuales
deberán presentarse los programas de normalización, a fin de facilitar la comparación entre los
mismos.
3. La Comisión tendrá dicha información a disposición de los Estados miembros, de una manera que
permita la comparación de los diferentes programas.
Artículo 3
La Comisión y los organismos de normalización serán informados del deseo de uno o de varios
organismos de normalización de:
- participar de manera pasiva o activa (mediante el envío de un observador) en los trabajos previstos
por otro organismo de normalización,
- estar presente en la elaboración de una norma europea o cualquier otro documento que conduzca a
especificaciones técnicas uniformes.
Artículo 4
Al menos cada cuatro meses, los organismos de normalización contemplados en la lista 1, así como la
Comisión, recibirán todo nuevo proyecto de norma, salvo si se tratare de una simple transposición
íntegra de una norma internacional o europea.
En el momento de la comunicación del proyecto se indicará si la norma será:
- una transposición de una norma internacional o europea que contenga algunas diferencias o
modificaciones nacionales,
- una nueva norma nacional,
- una modificación de una norma nacional.
Artículo 5
Se creará un Comité permanente compuesto por representantes designados por los Estados miembros,
quienes podrán ayudarse de expertos o de consejeros, y presidido por un representante de la
Comisión.
El Comité establecerá su propio reglamento interno.
Artículo 6
1. El Comité se reunirá con los representantes de los organismos de normalización contemplados en la
lista 1, al menos dos veces al año.
2. La Comisión presentará al Comité un informe sobre el establecimiento y la aplicación de los
procedimientos arriba contemplados y de las propuestas que tiendan a la eliminación de los
obstáculos comerciales existentes o previsibles.
61
3. El Comité se pronunciará sobre las comunicaciones y propuestas contempladas en el apartado 2 y
podrá, a este respecto, sugerir a la Comisión que, entre otras cosas:
- proponga a los organismos europeos de normalización la elaboración de una norma europea en
un plazo determinado,
- procure que, en caso necesario, y con el fin de evitar los riesgos de obstáculos comerciales, los
Estados miembros respectivos decidan entre sí, y en un primer momento, medidas apropiadas,
- adopte toda medida apropiada.
4. La Comisión deberá consultar al Comité:
a) antes de cada modificación de las listas que figuran en el anexo (apartado 1 del artículo 2),
b) en el momento del establecimiento de las reglas para la presentación codificada de la información y del esquema y de los criterios según los cuales deberán presentarse los programas de
normalización (apartado 2 del artículo 2),
c) en el momento de la elección del sistema práctico que se ha de aplicar para el intercambio de
informaciones previsto por la presente directiva y de las eventuales modificaciones que hubieren
de hacerse en el mismo,
d) en el momento del nuevo examen del funcionamiento del sistema aplicado por la presente
directiva (artículo 11).
5. La Comisión podrá consultar al Comité sobre todo anteproyecto de reglamento técnico que haya
recibido.
6. A petición de su presidente o de un Estado miembro podrá someterse al Comité toda cuestión
relativa a la aplicación de la presente directiva.
7. Los trabajos del Comité y las informaciones que a él deban someterse serán confidenciales.
No obstante, y tomando las precauciones necesarias, el Comité y las administraciones nacionales
podrán consultar a personas físicas o jurídicas, incluso pertenecientes al sector privado, para
recabar su opinión en calidad de expertos.
Artículo 7
1. Los Estados miembros adoptarán todas las medidas pertinentes para que sus organismos de
normalización no establezcan o no introduzcan normas en el sector en cuestión durante la
elaboración de la norma europea contemplada en el primer guión del apartado 3 del artículo 6. Este
compromiso concluirá, en ausencia de una norma europea, seis meses después de la expiración del
plazo contemplado en dicho guión.
2. El apartado 1 no se aplicará a los trabajos de los organismos de normalización que se emprendan a
petición de las autoridades públicas con objeto de establecer, para determinados productos,
especificaciones técnicas o una norma para establecer una reglamentación técnica relativa a dichos
productos.
De conformidad con el apartado 1 del artículo 8, los Estados miembros comunicarán a la Comisión
toda solicitud contemplada en el párrafo primero como proyecto de regla técnica e indicarán los
motivos que justifiquen su establecimiento.
Artículo 8
1. Los Estados miembros comunicarán inmediatamente a la Comisión todo proyecto de reglamento
técnico salvo si se trata de una simple transposición íntegra de una norma internacional o europea,
en cuyo caso bastaría con una simple información referente a dicha norma; igualmente, los Estados
miembros dirigirán a la Comisión una breve notificación referente a las razones por las cuales es
necesario el establecimiento de tal reglamento técnico, a menos que dichas razones se deduzcan ya
del proyecto.
La Comisión informará inmediatamente del proyecto a los otros Estados miembros y podrá
someterlo también al dictamen del Comité.
62
2. La Comisión y los Estados miembros podrán dirigir al Estado miembro que ha anunciado un
proyecto de reglamento técnico ciertas observaciones que dicho Estado miembro tendrá en cuenta,
en la medida de lo posible, en el momento de la posterior elaboración del reglamento técnico.
3. Los Estados miembros comunicarán inmediatamente el texto definitivo de los reglamentos técnicos,
a petición expresa de un Estado miembro o de la Comisión.
4. Las informaciones facilitadas en virtud del presente artículo serán confidenciales.
No obstante, y tomando las precauciones necesarias, el Comité y las administraciones nacionales
podrán consultar a personas físicas o jurídicas, incluso pertenecientes al sector privado, para
recabar su opinión en calidad de expertos.
Artículo 9
1. Sin perjuicio del apartado 2, los Estados miembros aplazarán seis meses, a partir de la fecha de la
comunicación contemplada en el apartado 1 del artículo 8, la adopción de un proyecto de reglamento técnico, si la Comisión u otro Estado miembro emitiere, en los tres meses siguientes a esta
fecha, un comunicado detallado según el cual la medida prevista debiera modificarse a fin de
eliminar o de limitar los obstáculos a la libre circulación de bienes que, eventualmente, podrían
derivarse del mismo.
2. El plazo cotemplado en el apartado 1 será ampliado a doce meses si la Comisión, en los tres meses
siguientes a la comunicación contemplada en el apartado 1 del artículo 8, anunciare su intención de
proponer o de adoptar una directiva referente a dicha cuestión.
3. Los apartados 1 y 2 no serán aplicables cuando, por razones urgentes relacionadas con la protección
de la salud pública o con la seguridad, un Estado miembro deba elaborar en un plazo muy breve
reglamentos técnicos para adoptarlos e instaurarlos inmediatamente, sin la posibilidad de una
consulta previa. El Estado miembro indicará en la comunicación contemplada en el artículo 8 los
motivos que justifiquen la urgencia de las medidas.
Artículo 10
Los artículos 8 y 9 no serán aplicables cuando los Estados miembros cumplan con sus obligaciones
derivadas de las directivas comunitarias, así como con los compromisos que deriven de un acuerdo
internacional y que tengan por resultado la adopción de especificaciones técnicas uniformes en la
Comunidad.
Artículo 11
A más tardar, en el plazo de cuatro años a partir de la fecha de notificación de la presente directiva, la
Comisión, en estrecha colaboración con el Comité contemplado en el artículo 5, volverá a examinar el
funcionamiento de los procedimientos establecidos por la presente directiva y, en su caso, presentará
cualquier propuesta de modificación pertinente.
Artículo 12
1. Los Estados miembros adoptarán, en un plazo de doce meses a partir del día de su notificación, las
medidas necesarias para cumplir la presente directiva e informarán de ello inmediatamente a la
Comisión.
2. Los Estados miembros comunicarán a la Comisión el texto de las disposiciones básicas de Derecho
interno que adopten en el sector regulado por la presente directiva.
Artículo 13
Los destinatarios de la presente directiva serán los Estados miembros.
Hecho en Bruselas, el 28 de marzo de 1983.
Por el Consejo,
El Presidente
J. ERTL
63
ANEXO 2
Lista 1
Organismos de normalización
AFNOR (Francia)
Association Française de Normalisation
Tour Europe — Cedex 7
F­92080 Paris­La Défense
UTE (Francia)
Union Technique de l'Électricité
12, place des Etats­Unis
F­75703 Paris Cedex 16
BSI (Reino Unido)
British Standards Institution
2, Park Street
GB­London WlA 2BS
BEC (Reino Unido)
British Electrotechnical Committee
British Standards Institution
2, Park Street
GB­London WlA 2BS
DS (Dinamarca)
Dansk Standardiseringsråd
Aurehøjvej 12
Postboks 77
DK­2900 Hellerup 12
DEK (Dinamarca)
Dansk Elektroteknisk Komite
Strandgade, 36 st.
DK­1401 København K
DIN (Alemania)
DIN Deutsches Institut für Normung e.V.
Burggrafenstraße 4­10
Postfach 1107
D­1000 Berlin 30
DKE (Alemania)
Deutsche Elektrotechnische Kommission im DIN
und VDE
Stresemannallee 15
D­6000 Frankfurt am Main 70
ELOT (Grecia)
Hellenic Organization for Standardization
Didotou 15
GR­Athens 144
IBN/BIN (Bélgica)
Institut Belge de Normalisation — Belgisch
Instituut
voor Normalisatie
29, avenue de la Brabançonne/Brabançonnelaan
B­1040 Bruxelles/Brussel
CEB/BEC (Bélgica)
Comité Electrotechnique Belge /Belgisch
Elektrotechnische
Comité
3, galerie Ra venstein, boîte 11
B­1000 Bruxelles/Brussel
URS (Irlanda)
Institute for Industrial Research and Standards
Ballymun Road
El­Dublin 9
ETCÌ (Irlanda)
Electro­Technical Council of Ireland
Institute for Industrial Research and Standards
Ballymun Road
El­Dublin 9
Luxemburgo
Inspection du Travail et des Mines
2, rue des Girondins
L­1626 L uxembourg
NNI (Países Bajos)
Nederlands Normalisatie Instituut
Postbus 5059
NL­2600 GB Delft
NEC (Países Bajos)
Nederlands Elektrotechnisch Comité
Kalfjeslaan 2
NL­2623 AA Delft Τ
UNI (Italia)
Ente Nazionale Italiano di Unificazione
Piazza Armando Diaz 2
1­20123 Milano
CEI (Italia)
Comitato Elettrotecnico Italiano
Viale Monza 259
1­20126 Milano
65
CEN
Comité Européen de Normalisation
Rue de Brederode
B-1000 Bruxelles
Cenelec
Comité Européen de Normalisation
Électrotechnique
Rue de Brederode
B-1000 Bruxelles
Lista 2
Organismos nacionales de normalización en los Estados miembros de la Comunidad Europea
Los mismos organismos que figuran en la lista 1, excepto el CEN y el Cenelec.
66
ANEXO 3
RESOLUCIÓN DEL CONSEJO, DE 7 DE MAYO DE 1985, RELATIVA A UN NUEVO
ENFOQUE EN ARMONIZACIÓN TÉCNICA Y NORMALIZACIÓN
(85/C 136/01)
EL CONSEJO,
Siguiendo las orientaciones de sus conclusiones sobre la normalización aprobadas el 16 de julio de 1984
(anexo 3.1):
Subraya que es urgente remediar la situación actual en materia de obstáculos técnicos a los
intercambios y la consiguiente incertidumbre que afecta a los agentes económicos;
Subraya la importancia y conveniencia del nuevo enfoque que consiste en remitir a normas,
preferentemente europeas y, en caso necesario, nacionales, a título transitorio, para definir las
características técnicas de los productos, enfoque que la Comisión desarrolló en su comunicación de 31
de enero de 1985, que responde a determinadas orientaciones recogidas por el Parlamento europeo en
su resolución de 16 de octubre de 1980 y sigue las orientaciones de las conclusiones del Consejo de 16
de julio de 1984;
Consciente de que el nuevo enfoque deberá completarse con una política de evaluación de la
conformidad, invita a la Comisión a dar prioridad a esta cuestión y a acelerar todos sus trabajos al
respecto;
Aprueba las orientaciones especificadas en el esquema que incluye los principios y elementos
principales que deberán constituir el cuerpo de las directivas (anexo 3.2 de la presente resolución);
Invita a la Comisión a presentarle propuestas adecuadas cuanto antes.
Anexo 3.1
CONCLUSIONES SOBRE LA NORMALIZACIÓN
aprobadas por el Consejo el 16 de julio de 1984
El Consejo considera que la normalización constituye una contribución importante a la libre
circulación de los productos industriales y, además, a la creación de un entorno técnico común a todas
las empresas, y que contribuye a la competitividad industrial tanto en el mercado comunitario como en
los mercados exteriores, principalmente en el ámbito de las nuevas tecnologías.
El Consejo observa que los objetivos perseguidos por los Estados miembros para la protección de la
seguridad y la salud de sus ciudadanos, así como para la protección de los consumidores, son
equivalentes en principio aunque difieran los medios técnicos de aplicación.
En estas condiciones, el Consejo adopta los siguientes principios para una política europea de
normalización:
- compromiso por parte de los Estados miembros para examinar permanentemente las normas
técnicas aplicables en su territorio de jure o de facto, para eliminar las que sean obsoletas o
supérfluas;
67
- compromiso por parte de los Estados miembros para garantizar el reconocimiento mutuo de los
resultados de las pruebas y, cuando sea necesario, establecer normas armonizadas relativas al
funcionamiento de los organismos de certificación;
- aceptación de una consulta comunitaria con las personas adecuadas, en breve plazo, conforme a los
objetivos de la directiva 83/189/CEE cuando existan iniciativas reglamentarias o procedimientos
nacionales importantes que puedan tener consecuencias negativas en el funcionamiento del
mercado interior;
- en la armonización técnica comunitaria, ampliación de la remisión a normas preferentemente
europeas y, si fuere necesario, nacionales, así como del trabajo de definición de las características
técnicas de los productos, siempre que se reúnan las condiciones necesarias para ello, especialmente
en materia de protección de la salud y la seguridad;
- refuerzo inmediato de la capacidad de normalización, en primer lugar en Europa, para facilitar por
una parte la armonización legislativa comunitaria y, por otra, el desarrollo industrial, especialmente
en el ámbito de las nuevas tecnologías. Es posible que esto requiera por parte de la Comunidad, y
en determinadas circunstancias, la creación de nuevos procedimientos para facilitar la elaboración
de normas (por ejemplo: oficinas de normalización, comités ad hoc). La adopción de normas
europeas se someterá a la aprobación de los organismos europeos de normalización.
Especialmente en los sectores de alta tecnología, convendrá señalar los ámbitos en que las
especificaciones y las normas comunes permitan aprovechar de forma eficaz la dimensión comunitaria
y la apertura de contratos públicos de trabajo y suministros, para que se puedan adoptar las decisiones
necesarias al respecto.
Anexo 3.2
ORIENTACIONES DEL NUEVO ENFOQUE EN MATERIA DE ARMONIZACIÓN
TÉCNICA Y DE NORMALIZACIÓN
Los cuatro principios fundamentales en los que se basa el nuevo enfoque son los siguientes:
- la armonización legislativa se limita a la adopción, por medio de directivas basadas en el artículo 100
del Tratado CEE, de las exigencias básicas de seguridad (u otras exigencias de interés general) que
deben cumplir los productos comercializados para poder circular libremente dentro de la
Comunidad;
- teniendo en cuenta la evolución tecnológica, los organismos de normalización industrial competentes
se harán cargo de la elaboración de las especificaciones técnicas que los profesionales necesitan para
producir y comercializar productos conformes a las exigencias básicas establecidas en las directivas;
- dichas especificaciones técnicas conservarán su estatuto de normas voluntarias y no serán en ningún
caso obligatorias;
- pero, al mismo tiempo, las administraciones deberán presumir la conformidad con las «exigencias
básicas» establecidas en la directiva de los productos fabricados conforme a las normas armonizadas
o, provisionalmente, a las normas nacionales. Esto implica que el productor tiene derecho a no
respetar las normas pero, en este caso, la carga de la prueba de la conformidad de sus productos
con las exigencias básicas de la directiva recae sobre él.
Para que este sistema pueda funcionar, es preciso que:
- por una parte, las normas ofrezcan garantías de calidad que tengan en cuenta las «exigencias
básicas» establecidas en las directivas;
- por otra parte, las autoridades públicas sigan siendo totalmente responsables en cuestión de
protección de la seguridad (u otras exigencias mencionadas) en su territorio.
Los mandatos de normalización que encomienda la Comisión y cuya ejecución deberá seguir las
orientaciones generales acordadas por la Comisión y los organismos europeos de normalización,
deberán asegurar la calidad de las normas. Por lo que se refiere a las normas nacionales, la calidad se
68
comprobará por medio de un procedimiento comunitario dirigido por la Comisión, a la que asistirá un
comité permanente integrado por responsables de las administraciones nacionales.
Asimismo, deberán preverse procedimientos de salvaguardia dirigidos por la Comisión, asistida por el
comité mencionado, para que las autoridades públicas competentes puedan impugnar la conformidad
de un producto, la validez de un certificado o la calidad de una norma.
Con este sistema de armonización legislativa aplicado a todos los campos en que resulte posible, la
Comisión quiere impedir que sigan proliferando directivas específicas, excesivamente técnicas, que se
refieren a un solo producto. Efectivamente, según el sistema de «remisión a las normas», el ámbito de
aplicación de las directivas deberá definirse con amplias categorías de productos y según las clases de
riesgos que deban cubrirse.
Así, la Comunidad podrá llevar a cabo la empresa tan sumamente compleja de armonización de las
legislaciones técnicas por una parte y, por otra, fomentar el desarrollo y la aplicación de normas
europeas, esto es, dos factores esenciales para poder mejorar la competitividad de su industria.
ESQUEMA DE LOS PRINCIPIOS Y ELEMENTOS PRINCIPALES
QUE DEBERÁN CONSTITUIR EL CUERPO DE LAS DIRECTIVAS
A. JUSTIFICACIONES
Entre los principios clásicos que justifican el mecanismo de la directiva, cabe destacar los siguientes
aspectos:
- son los Estados miembros los que deben velar en su territorio por la seguridad de las personas en
su hogar, en el lugar de trabajo, etc., de los animales domésticos y de los bienes o por el respeto
de otras exigencias básicas de protección de los intereses colectivos como la protección de la
salud de los consumidores, el medio ambiente, etc., según los riesgos que se abarcan en la
Directiva;1
- las disposiciones nacionales que garantizan dicha protección deben estar armonizadas para permitir
la libre circulación de mercancías sin tener que rebajar los niveles de protección que existen y se
justifican en los Estados miembros;
- el Comité Europeo de Normalización (CEN) y el Comité Europeo de Normalización Electrotécnica
(Cenelec) -uno u otro, o los dos a la vez según los proyectos que abarque la directiva- son los
organismos competentes para adoptar las normas europeas armonizadas del ámbito de aplicación de
la directiva, conforme a las orientaciones que hayan acordado la Comisión y dichos organismos
previa consulta de los Estados miembros.2
1) Con este esquema se desarrolla un enfoque general que conviene aplicar según las necesidades
legislativas de sectores o categorías de productos y de determinados riesgos mediante directivas
basadas en el artículo 100 del Tratado.
2) En cada caso se determinará el objeto de la directiva por los tipos de riesgos (seguridad, salud,
medio ambiente, protección de los consumidores, etc.) y, eventualmente, por las circunstancias (en
casa, en el trabajo, para la circulación, las actividades de ocio, etc.).
3) Llegado el caso, deberá especificarse que los Estados miembros pueden establecer reglamentaciones
nacionales con arreglo al Derecho comunitario, para fijar las condiciones de utilización de los
productos abarcados en la directiva.
4) Por lo que respecta al objetivo mencionado en el segundo principio, está claro que la adopción de
la directiva conforme al artículo 100 del Tratado permite realizarlo, puesto que las exigencias
básicas de seguridad que se estipulan en ella tienen el mismo objetivo.
1
2
Por motivos prácticos de redacción, en el resto del documento sólo se hace referencia a la seguridad.
Para los sectores de actividades industriales específicas, se podrán designar otros organismos europeos competentes para la
elaboración de especificaciones técnicas.
69
Β. EL EMENTOS PRINCIPAL ES
I. Ambit o de aplicación
Definición de la categoria de productos abarcados y del tipo de riesgos que se pretenden evitar.
El ámbito de aplicación debe concebirse de tal forma que se tenga un enfoque coherente de la
actividad y se evite la proliferación de directivas para productos específicos. Además, cabe resaltar que
el sistema de una directiva semejante no impide superponer eventualmente varias directivas que se
refieran a diferentes tipos de riesgos para una misma categoría de productos (por ejemplo, seguridad
mecánica de un aparato, por una parte, y contaminación del mismo aparato, por otra).
II. Cláusula general de comercialización
Los productos abarcados en la directiva sólo podrán comercializarse si no comprometen la seguridad
de las personas, de los animales domésticos o los bienes, cuando han sido debidamente instalados,
mantenidos y utilizados.
1) Por regla general, las directivas preverán una armonización total. Por consiguiente, cualquier
producto comercializado que entre en el ámbito de aplicación de la directiva deberá ajustarse a la
misma. En determinadas condiciones, convendrá proponer una armonización optativa para
determinados productos. No obstante, el esquema de la directiva está pensado con vistas a una
armonización total.
Se podrán prever soluciones adecuadas para responder a la necesidad de facilitar, en determinados
Estados miembros, un desarrollo equilibrado que permita instaurar un sistema de reglamentaciones
obligatorias, principalmente para poder asentar las infraestructuras de certificación adecuadas.
Por consiguiente, el punto II constituye una cláusula general que define la responsabilidad de los
Estados miembros en materia de comercialización de los productos.
2) Respetando el principio general que estructura el esquema de la directiva y que permite a los
profesionales elegir el medio de certificación de conformidad (salvo, por supuesto, cuando
determinadas directivas relativas a sectores específicos estipulan un control previo, según se
menciona en el apartado 2 del punto VIII), prohibiendo por tanto a los Estados miembros instaurar
un sistema de control anterior a la comercialización, está claro que, para poder asumir la
responsabilidad definida en la presente cláusula, las autoridades deberán tener la posibilidad de
ejercer un control por medio de investigaciones.
3) En determinados casos, principalmente en materia de protección de los trabajadores y los
consumidores, se podrán reforzar las condiciones fijadas (utilización previsible).
III. Exigencias básicas de seguridad
Descripción de las exigencias de seguridad esenciales para la aplicación de la cláusula general del punto
II y que deben cumplir todos los productos abarcados en la directiva.
1) L as exigencias básicas de seguridad que los productos comercializados deben respetar
obligatoriamente se redactarán con la suficiente precisión para que, una vez incorporadas en el
derecho nacional, puedan constituir obligaciones sancionables. Deberán redactarse de forma que
los organismos de certificación puedan atestiguar directamente la conformidad de los productos
según dichas exigencias cuando no existan normas. El grado de especificación de dichas exigencias
dependerá de los temas considerados. El respeto de las exigencias básicas de seguridad entraña la
aplicación de la cláusula general del punto II.
2) Dichas exigencias sólo podrán modificarse mediante la adopción de una nueva directiva del
Consejo conforme al artículo 100 del Tratado.
IV. Cláusula de libre circulación
Los Estados miembros tienen la obligación de aceptar la libre circulación de los productos conformes a
los puntos II y III, en las condiciones mencionadas en el punto V.
70
1) Se garantiza la libre circulación de los productos que hayan sido declarados conformes a las
exigencias de protección establecidas en la directiva, por lo general, sin controlar previamente el
respeto de las exigencias recogidas en el punto III. Por supuesto, el comentario n° 2 del punto II
también se aplica a este caso.
La interpretación de la presente disposición no implica que las directivas sectoriales requieran
sistemáticamente la certificación de un tercero.
2) El objetivo mismo de dichas directivas consiste en abarcar todas las exigencias básicas, pero si se
diera el caso de que no se han especificado todas ellas, los Estados miembros siempre podrán
intervenir en virtud del artículo 36 del Tratado.
V. Medios de prueba de la conformidad y efectos
1. L os Estados miembros presumirán la conformidad con los puntos II y III de aquellos productos que
vayan acompañados de uno de los medios de certificación descritos en el punto VIII por el que se
declare su conformidad con:
a) las normas armonizadas adoptadas por el organismo europeo de normalización especialmente
competente para el ámbito de aplicación de la directiva, cuando dichas normas se hayan
adoptado con arreglo a las orientaciones generales que el organismo mencionado y la Comisión
hayan acordado, y se hayan publicado sus referencias tanto en el Diario Oficial de las
Comunidades Europeas como en los Estados miembros;
b) o, como medida transitoria, las normas nacionales mencionadas en el apartado 2 cuando no
existan normas armonizadas en el ámbito abarcado por dichas normas.
2. L os Estados miembros comunicarán a la Comisión el texto de sus normas nacionales cuando
consideren que se ajustan a los puntos II y III. L a Comisión comunicará dicho texto a los demás
Estados miembros inmediatamente. Con arreglo al procedimiento establecido en el apartado 2 del
punto VI, la Comisión notificará a los Estados miembros las normas nacionales que se acogen a la
presunción de conformidad con los puntos II y III.
Los Estados miembros se harán cargo de la publicación de las referencias de dichas normas. Por su
parte, la Comisión se hará cargo de la publicación de las mismas en el Diario Oficial de las
Comunidades Europeas.
3. L os Estados miembros aceptarán que se consideren conformes con los puntos II y III los productos
para los cuales el fabricante no haya aplicado ninguna norma (por no existir las normas
mencionadas en las letras A y Β del apartado 1 supra, o por otros motivos excepcionales), cuando
se demuestre su conformidad con uno de los medios de certificación mencionados en las letras A y
Β del apartado 1 del punto VIII.
1) L os medios de certificación estipulados en el punto VIII son los únicos que acarrean
obligatoriamente una presunción de conformidad.
2) L a presunción de conformidad consiste en declarar la conformidad de un producto con las
normas armonizadas o nacionales por medio de uno de los documentos de certificación
mencionados en el punto VIII. Cuando el producto no se ajusta a una norma porque no existen
normas o porque el fabricante decide aplicar otros criterios de fabricación, por ejemplo en el
caso de una innovación, la conformidad con los puntos II y III deberá declararse con un medio
de certificación de un organismo independiente.
3) Por consiguiente, en los casos mencionados en los apartados 1 y 3 del punto V, los Estados
miembros siempre tendrán derecho a exigir uno de los medios de certificación contemplados en
el punto VIII para utilizar la presunción.
4) L a elaboración y la adopción en el CEN y el Cenelec de las normas armonizadas mencionadas
en la letra A del apartado 1 (por regla general, dichos organismos son los «organismos europeos
de normalización especialmente competentes») y la obligación de transposición en normas
nacionales, se regirán por el reglamento interno y las normas relativas a los trabajos de
normalización de estos dos organismos. Actualmente se está preparando una armonización de
los reglamentos internos del CEN y el Cenelec.
71
No obstante, no se excluye la posibilidad de que las normas armonizadas mencionadas en la letra
A del apartado 1 se preparen, fuera del CEN y el Cenelec, en otros organismos que puedan
asumir dichas funciones para determinados ámbitos, en cuyo caso la adopción de las normas
armonizadas se someterá a la aprobación del CEN/Cenelec. De todas formas, la elaboración y el
establecimiento de las normas armonizadas mencionadas en el punto V deberán guiarse por las
orientaciones que hayan acordado la Comisión y dichas organizaciones. Las orientaciones se
refieren principalmente a los principios y condiciones siguientes:
- disponibilidad del personal y la infraestructura técnica adecuados en el organismo de
normalización al que la Comisión encomienda mandatos de normalización,
- asociación de las autoridades públicas y de los medios interesados (especialmente productores,
usuarios, consumidores y sindicatos),
- adopción de las normas armonizadas y transposición de las mismas en normas nacionales o, al
menos, derogación de las normas nacionales divergentes con arreglo a las condiciones
aprobadas por la Comisión al establecer un mandato de normalización previa consulta de los
Estados miembros.
5) Cuando se opte por normas nacionales, se deberán tener en cuenta las eventuales dificultades
prácticas que pueda entrañar esta opción.
Las normas nacionales sólo se seleccionan provisionalmente. Por consiguiente, cuando se opte
por dichas normas, se deberá remitir al mismo tiempo un mandato a los organismos europeos
competentes para que elaboren y adapten en un plazo determinado las normas europeas
correspondientes en las condiciones anteriormente mencionadas.
VI. Administración de las listas de normas
1. Cuando un Estado miembro o la Comisión considere que las normas armonizadas o los proyectos
no se ajustan totalmente a los puntos II y III, la Comisión o el Estado miembro recurrirá al Comité
(punto X) y le expondrá sus motivos. El Comité emitirá un dictamen urgentemente.
Habida cuenta del dictamen del Comité, la Comisión notificará a los Estados miembros si procede o
no retirar la norma de las publicaciones mencionadas en la letra A del apartado 1 del punto V. La
Comisión informará de ello al organismo de normalización europeo interesado y, llegado el caso, le
encomendará un mandato nuevo o revisado.
2. Tras recibir la comunicación mencionada en el apartado 2 del punto V, la Comisión consultará al
Comité. Teniendo en cuenta el dictamen emitido por éste y en un plazo determinado, la Comisión
notificará a los Estados miembros si la norma impugnada debe beneficiar de la presunción de
conformidad y, en caso afirmativo, deben publicarse sus referencias en el país.
Cuando la Comisión o un Estado miembro considere que una norma nacional no reúne las
condiciones necesarias para que se presuma su conformidad con las exigencias de seguridad, la
Comisión consultará al Comité. Teniendo en cuenta el dictamen emitido por éste, notificará a los
Estados miembros si la norma impugnada deberá seguir beneficiándose de la presunción de
conformidad o no y, en este caso, debe retirarse de las publicaciones mencionadas en el apartado 2
del punto V.
Como ya se ha señalado (véase el apartado 2 del punto V), los Estados miembros podrán decidir
cuáles son las normas nacionales que deben considerarse conformes a los puntos II y III y que, por
tanto, deben someterse al procedimiento de confirmación de la Comisión.
VIL Cláusula de salvaguardia
1. Cuando un Estado miembro observe que un producto puede comprometer la seguridad de las
personas, de los animales domésticos o los bienes, tomará todas las medidas pertinentes para retirar
del mercado o prohibir la comercialización del producto de que se trate o restringir su libertad de
circulación, aunque vaya acompañado de uno de los medios de certificación mencionados en el
punto VIII.
72
Dentro de un plazo determinado, y únicamente cuando el producto de que se trate vaya
acompañado de uno de los medios de certificación estipulados en el punto VIII, el Estado miembro
informará a la Comisión de dicha medida indicando los motivos de su decisión y, especialmente, si
la no conformidad se deriva:
a) del incumplimiento de los puntos II y III (cuando el producto no corresponde a ninguna
norma);
b) de una aplicación errónea de las normas mencionadas en el punto V;
c) de una laguna de las propias normas.
2. L a Comisión se pondrá en contacto con los Estados miembros cuanto antes. Si el Estado miembro
que ha adoptado las medidas pretende mantenerlas, la Comisión recurrirá al Comité en un plazo
determinado. Cuando la Comisión observe que la intervención se justifica, tras consultar al Comité,
también dispondrá de un plazo determinado para informar al Estado miembro que haya tomado la
iniciativa y recordará a los demás Estados miembros, sin modificar las demás condiciones, que
también deben prohibir la comercialización del producto de que se trate.
3. Cuando la no conformidad del producto con los puntos II y III se derive de una laguna de las
normas armonizadas o nacionales, se aplicarán las medidas descritas en el punto VI.
4. Cuando el producto no conforme vaya acompañado de un medio de certificación expedido por un
organismo independiente o por el fabricante, el Estado miembro competente adoptará las medidas
adecuadas contra el autor del certificado e informará de ello a la Comisión y a los demás Estados
miembros.
5. L a Comisión se cerciorará de que los Estados miembros están informados de la evolución y los
resultados de dicho procedimiento.
El presente punto describe las consecuencias del recurso del Estado miembro a la cláusula de
salvaguardia cuando dicho recurso parece justificado. En cambio, no especifica en absoluto cuáles
son las consecuencias del recurso cuando éste se considera injustificado al término del procedi­
miento de examen comunitario, pues, en este caso, se aplican las normas generales del Tratado.
VIII. Medios de certificación de conformidad
1. L os medios de certificación estipulados en el punto V que los profesionales podrán utilizar son:
a) los certificados o marcas de conformidad expedidos por un tercero;
b) los resultados de pruebas realizadas por un tercero;
c) la declaración de conformidad expedida por el fabricante o un mandatario suyo establecido en
la Comunidad; en este caso se podrá exigir un sistema de control;
d) otros medios de certificación que eventualmente se definan en la directiva.
2. Se podrá limitar, o incluso suprimir, la posibilidad de elección de los profesionales entre dichos
medios, según la naturaleza de los productos y los riesgos previstos en las directivas.
3. Cada Estado miembro notificará a la Comisión y a los demás Estados miembros los organismos
nacionales habilitados para expedir una marca o un certificado de conformidad.
1) En las directivas específicas, se señalarán los medios adecuados teniendo en cuenta las
necesidades particulares del ámbito de aplicación de las mismas. Cabe recordar que los organismos
de certificación designados por los Estados miembros para los casos estipulados en las letras A y
Β deberán intervenir sobre todo cuando no existan normas o los fabricantes no las respeten
(véase el apartado 3 del punto V).
2) L os organismos mencionados en el apartado 3 deberán ejercer sus funciones conforme a las
costumbres y principios internacionalmente reconocidos y, especialmente, con arreglo a las
directrices de la Organización Internacional de Normalización (ISO). L a responsabilidad de
controlar el funcionamiento de dichos organismos incumbe a los Estados miembros. L as
cuestiones relativas a la realización de las pruebas y la certificación se podrán someter al Comité
mencionado en el punto IX.
73
3) En el caso de la declaración de conformidad del fabricante, y cuando existan motivos fundados
para creer que un producto no ofrece todas las garantías de seguridad exigidas, las autoridades
nacionales tendrán derecho a exigir al productor o al importador que presente datos sobre los
controles de seguridad efectuados. La negativa del productor o el importador a facilitar dichos
datos constituirá un motivo suficiente para poner en duda la presunción de conformidad.
4) La lista restrictiva de medios de certificación establecida sólo se refiere al régimen de presunción
de conformidad y en ningún caso podrá implicar una restricción de los medios de prueba de la
conformidad de un producto con los puntos II y III que un profesional pueda aportar en caso de
impugnación o de procedimiento judicial.
IX. Comité permanente
Creación de un comité permanente presidido por un representante de la Comisión e integrado por
representantes nombrados por los Estados miembros, que podrán ser asistidos por expertos o asesores.
El comité será convocado por su presidente, ya sea por iniciativa de éste o a instancia de un Estado
miembro.
El comité establecerá su reglamento interno.
X. Cometido y funcionamiento del comité permanente
1. El comité ejercerá las funciones que se le asignan en los apartados anteriores.
2. Además, se podrán someter al comité todas las cuestiones relativas a la aplicación de la directiva.
Las funciones del comité están relacionadas con la aplicación de la directiva. La consulta del comité,
establecida antes de la publicación de las referencias de las normas nacionales, tiene por objeto
facilitar un marco para debatir las eventuales objeciones formuladas por la Comisión o un Estado
miembro antes que examinar sistemática y detenidamente el contenido de las normas.
Criterios de elección de los ámbitos prioritarios en los que se podrá empezar a aplicar el enfoque
1. La necesidad de crear una nueva alternativa para la armonización de las reglamentaciones técnicas,
basada en el sistema de «remisión a las normas» con arreglo al esquema anteriormente descrito, se
deriva de una serie de condiciones (expuestas en la primera parte de la presente comunicación) que
se apoyan en la experiencia que ha ido adquiriendo la Comunidad hasta ahora. Por consiguiente, se
trata de un principio general cuya validez deberá apreciarse concretamente en los distintos ámbitos
a los que se aplique.
Por otra parte, en sus «conclusiones» del 16 de julio de 1984, el Consejo se pronunció en este
sentido indicando que, en general, había que recurrir cada vez más a la «remisión a las normas»,
siempre que se reunieran las condiciones necesarias para ello, es decir, las condiciones relativas a la
obligación que tienen los poderes públicos de velar por la protección de la seguridad y la salud de
sus ciudadanos.
2. Por tanto, para poder seleccionar los ámbitos prioritarios en los que se debe empezar a aplicar el
enfoque, es preciso fijar en primer lugar una serie de criterios de selección que deben considerarse
conjuntamente:
a) Ya que el enfoque establece que las directivas basadas en el artículo 100 del Tratado deben
armonizar e imponer las «exigencias básicas», la técnica de la «remisión a las normas» sólo resultará
oportuna en aquellos ámbitos en que se pueda realmente hacer una distinción entre «exigencias
básicas» y «especificaciones de fabricación». Es decir, que en todos aquellos ámbitos en los que
las exigencias básicas de los intereses colectivos son tales que deben incluir un número
considerable de especificaciones de fabricación para que los poderes públicos puedan asumir
plenamente su responsabilidad de protección de los ciudadanos, no se reúnen las condiciones
para recurrir a la «remisión a las normas» puesto que ésta no tendría sentido. Partiendo de esta
observación, no cabe duda de que los ámbitos relacionados con la protección de la seguridad
tienen prioridad con relación a los que ponen en juego la protección de la salud del hombre (lo
cual, por otra parte, corresponde al ámbito de aplicación de la directiva 83/189/CEE).
74
b) Para que la «remisión a las normas» sea posible, es preciso que el ámbito de que se trate se
preste o pueda prestarse a una actividad de normalización. Sin duda alguna, los ámbitos para los
que, en principio, no cabe una normalización son los evocados en la letra A para los cuales todos
los Estados miembros han manifestado la necesidad de establecer una reglamentación
comunitaria. En cambio, en los demás ámbitos existe, de hecho o potencialmente, una
capacidad de normalización y, en este último caso, es la actividad comunitaria la que debe
suscitarla mediante una estrecha colaboración con la industria por una parte y, por otra, con los
organismos europeos de normalización, teniendo siempre presentes los intereses de los
consumidores.
c) En realidad, la progresión de los trabajos de armonización técnica en la Comunidad, basados en
el programa establecido por las resoluciones del Consejo de 1969 y 1973, varía
considerablemente según los sectores industriales. Especialmente en el sector de la industria
manufacturera (que a priori parece corresponder mejor a los criterios que venimos
presentando), puede observarse que la mayoría de las directivas adoptadas se refieren a tres
sectores: el de los vehículos a motor, la metrología y los aparatos eléctricos.
Por consiguiente, el nuevo enfoque deberá tener en cuenta esta situación y concentrarse
principalmente en otros campos en los que la actividad comunitaria ha sido escasa (por ejemplo,
muchos productos mecánicos y materiales de construcción), sin pretender poner en tela de juicio
una reglamentación que ya ha avanzado considerablemente (como, por ejemplo, en el ámbito de
las reglamentaciones sobre automóviles). En cambio, el caso de los aparatos eléctricos es
distinto, pues es el único sector que se ha tratado en una directiva de tipo «remisión a las
normas» y que, sin duda, merece ser incluida entre los sectores prioritarios para todos los
productos que no se hayan tratado aún, teniendo en cuenta el papel de primer plano que
desempeña la normalización internacional y europea en este ámbito.
d) Uno de los principales objetivos del nuevo enfoque consiste en resolver de una vez, mediante la
adopción de una sola directiva, los problemas reglamentarios que plantean un gran número de
productos sin que dicha directiva requiera adaptaciones o modificaciones frecuentes. Por
consiguiente, es preciso que los ámbitos seleccionados abarquen un gran número de productos
que sean lo suficientemente homogéneos como para que se puedan definir «exigencias básicas»
comunes. Este criterio general se basa principalmente en consideraciones prácticas y de ahorro
de trabajo, lo cual no quita que en determinados casos se recurra al sistema de «remisión a las
normas» para reglamentar un solo tipo de productos cuando se reúnen todas las condiciones
anteriormente mencionadas.
e) Por último, conviene recordar un criterio que la Comisión, de acuerdo con la industria, siempre
ha considerado como una condición previa e indispensable. Hay que reconocer que, desde el
punto de vista práctico, la existencia de reglamentaciones divergentes perjudica verdaderamente
a la libre circulación de las mercancías. No obstante, en determinados casos y aunque no resulte
evidente esta motivación, puede surgir la necesidad de adoptar una directiva para proteger un
interés colectivo esencial de forma uniforme en toda la Comunidad.
75
ANEXO 4
Normas funcionales
Lista de las ENV aprobadas
1. ENV aprobadas
ENV 41.001
(24 de marzo de 1987)
Conector RDSE de más de 8 patillas y de más de 2 046 M bits.
ENV 41.101
(14 de marzo de 1986)
Interconexión de sistemas de información; redes locales; suministro del
servicio de transporte OSI en modo conexión, utilizando el servicio de red en
modo no conexión en una red local CSMA/CD.
ENV 41.102
(14 de marzo de 1986)
Interconexión de sistemas de información; redes locales; suministro del
servicio de transporte OSI en modo conexión utilizando el servicio de red
OSI en modo no conexión, en una red local CSMA/CD si se trata de una red
local aislada o de varias redes locales.
2. ENV aprobadas que se están traduciendo
ENV 41.103
(30 de octubre de 1987)
(Perfil T/611) Interconexión de sistemas de información; redes locales;
suministro del servicio de transporte OSI en modo conexión utilizando el
servicio de red OSI en modo conexión en un sistema de terminal en una red
local CSMA/CD.
ENV 41.104
(29 de mayo de 1987)
Interconexión de sistemas de información; redes de datos de conmutación
por paquetes; acceso permanente.
ENV 41.105
(diciembre de 1987)
(Perfil T/32) Interconexión de sistemas de información; redes de datos de
conmutación por paquetes; acceso commutado.
ENV 41.106
(diciembre de 1987)
(Perfil T/41) Interconexión de sistemas de información: circuitos de datos
digitales (redes de datos por conmutación de circuitos): suministro del
servicio de transporte OSI en modo conexión en el caso T.70 en sistemas de
terminal telemáticos.
ENV 41.109
(Perfil T/6231) Interconexión de sistemas de información; redes locales;
suministro del servicio de transporte OSI en modo conexión utilizando el
servicio de red en modo no conexión en una red local de anillo de testigo
(Token Ring).
ENV 41.110
(Perfil T/6232) Interconexión de sistemas de información; redes locales;
suministro del servicio de transporte OSI en modo conexión utilizando el
servicio de red OSI en modo no conexión en una red local de anillo de
símbolos si se trata de una red aislada o de varias redes.
ENV 41.201
(junio de 1986)
Sistemas de servicios de transporte privado; agente del usuario y agente de
transmisión de mensajes: de sector de gestión privado a sector de gestión
privado. Esta norma ya ha sido modificada tras votación (del 15 al 19 de
febrero de 1988)
77
ENV 41.202
(8 de julio de 1987)
Interconexión de sistemas de información; sistemas de mensajes. Agente del
usuario (UA) y agente de transmisión de mensajes (MTA): acceso a un
sector de gestión administrativo.
ENV 41.501
(21 de mayo de 1987)
Interconexión de sistemas de información: repertorios y codificación de
caracteres gráficos para que pueda darse un interfuncionamiento con los
servicios de videotexto de la CEPT. Fecha correspondiente a la adopción
definitiva del texto revisado.
ENV 41.502
(8 de enero de 1987)
Interconexión de sistemas de información; repertorio y codificación de
caracteres gráficos para que se pueda dar un interfuncionamiento con los
servicios de télétex de la CEPT.
ENV 41.503
(8 de enero de 1987)
Interconexión de sistemas de información; repertorios de caracteres gráficos
y su codificación.
ENV 41.901
(1 de julio de 1987)
Interconexión de sistemas de información; procedimientos en modo X.29
entre un ETTD en modo paquete o un ADP a través de una red de
conmutación por paquetes X.25 pública o privada o una entidad de nivel
paquete ISO 8208 y una entidad de nivel enlace ISO 7776.
Acceso en modo carácter X.3 a través de un ADP público o privado
conectado a una red de conmutación por paquetes X.25 o una entidad de
nivel paquete ISO 8208 y una entidad de nivel enlace ISO 7776.
Acceso a un ADP en modo carácter X.28 a través de un circuito telefónico o
de un circuito de datos.
3. Proyecto de ENV en vías de aprobación
PrENV 41.107
(Perfil T/42) Interconexión de sistemas de información: circuito de datos
digitales (redes de datos por conmuntación de circuitos): suministro del
servicio de transporte OSI en modo conexión.
PrENV 41.504
(1988)
(Perfil Q/211) Sin nombre en español.
PrENV 41.201
Add I (1988)
PrENV 41.204
(1988)
(Perfil A/111) Sin nombre en español.
PrENV 41.801
(Perfil R/21) Interconexión de sistemas de información; redes locales:
suministro de la función relé de nivel red en un sistema relé, conectado a dos
o más redes locales, que posibilitan el interfuncionamiento de dos sistemas
de terminal con los que se puede obtener el servicio de red OSI en modo no
conexión.
78
ANEXO 5
Organismos que integran EWOS
CEN
Comité Europeo de Normalización
Cenelec
Comité Europeo de Normalización Electrotécnica
Cosine
Cooperation for Open System Interconnexion Networking in Europe
(Cooperación para la interconexión de redes OSI en Europa)
ECMA
European Computer Manufacturers Association
(Asociación de fabricantes europeos de ordenadores)
EMUG
European MAP Users Group
(Grupo de usuarios europeos de MAP)
Ositop
Open System Interconnexion Technical and Office Protocols
(Agrupación de usuarios europeos de TOP)
RARE
Réseaux associés pour la recherche européenne
(Redes asociadas de investigación europea)
SPAG
Standard Promotion and Application Group
(Grupo de aplicación y fomento de normas)
79
Comunidades Europeas - Comisión
Normas comunes para las empresas
por Florence Nicolas con la colaboración de Jacques Repussard
Luxemburgo: Ofic ina de Publicaciones Ofic iales de las Comunidades Europeas
1988 — 79 págs — 17,6 χ 25,0 cm
Colección Doc umento
ES, DA, DE, GR, EN, FR, IT, NL, PT
ISBN 92-825-8550-6
N° de catálogo: CB-PP-88-AOl-ES-C
Precio en Luxemburgo, IVA excluido: ECU 9
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ITALIA
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4 Nikis Street
105 63 Athens
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Telex 219410 ELEF
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The Business Bookshop
10 Tsimiski Street
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Tel 275 271
Telex 412885 LIMO
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Via Meravigli, 16
20 123 Milano
Tel. 80 76 79
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Piazza Montecitorio. 117-120
00 186 Roma
Tel. 67 94 628/67 95 304
Libreria giuridica
Via 12 Ottobre. 172/R
16 121 Genova
Tel. 59 56 93
Imprensa N acional
Casa da Moeda, E. P.
Rua D. Francisco Manuel de Melo. 5
1092 Lisboa Codex
Tel. 69 34 14
Telex 15328 INCM
Distribuidora Livros Bertrand Lda.
Grupo Bertrand, SARL
Rua das Terras dos Vales, 4-A
Apart. 37
2700 Amadora CODEX
Tel. 493 90 50 - 494 87 88
Telex 15798 BERDIS
UNITED KINGDOM
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HMSO Publications Centre
51 Nine Elms Lane
London SW8 5DR
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Tel: 512 01 90
Telex: 23822 dsvo-tr
UNITED STATES OF AMERICA
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2100 M Street. NW
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Washington. DC 20037
Tel. (202) 862 9500
CANADA
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et autres pays / and other countries
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431 32 22 (Suscripciones)
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PORTUGAL
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Telex 053­4936
JAPAN
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17-7 Shinjuku 3-Chome
Shiniuku-ku
Tokyo 160-91
Tel. (03) 354 0131
Journal Department
PO Box 55 Chitóse
Tokyo 156
Tel. (03)439 0124
La historia reciente demuestra que, para mantener una coherencia interna, los
mercados interiores de los Estados occidentales se han venido basando en la
normalización, instrumento privilegiado de diálogo entre clientes y proveedores.
Con el desarrollo de los intercambios internacionales surgió la necesidad de coordinar
los programas de normalización dentro de las estructuras mundiales especializadas,
ISO y CEI.
Con la creación del mercado interior europeo, Europa occidental pasa de ser una zona
económica en la que bastaba con coordinar la normalización, a situarse en un nivel de
integración económica que exige una normalización europea que funcione siguiendo la
misma lógica que las normalizaciones nacionales.
Faltando menos de cinco años para 1993, ya se han sentado las bases de un auténtico
sistema europeo de normalización.
La finalidad de este documento es, en primer lugar, explicar el funcionamiento del
sistema europeo de normalización, los medios de que dispone, su inserción dentro de
las instituciones de la Comunidad, sus interfaces con los mecanismos nacionales y
mundiales.
Pero también pretende ser, y ello con ejemplos concretos, las «Instrucciones» de la
normalización europea.
Y entre las líneas de este ensayo de «monografía de la normalización europea» puede
hallarse la ambición de formar, difundiendo una obra de este tipo, «ciudadanos
económicos» de la Europa del mañana.
Florence NICOLAS. Nació en Dordoña, Francia. Licenciada en Derecho por la Universidad de Nancy.
Diplomada por el Institut d'études politiques de París y titular de un DEA en economía. Responsable de
asuntos económicos en el AFNOR y consejera del Sr. Vaucelle, director general del AFNOR y
presidente del CEN en 1986-1987. Delegada general de la red NOREX (Normas y reglamentos
técnicos para la exportación). Miembro suplente del consejo de administración del CEN.
Jacques REPUSSARD. Nació en 1950. Ingeniero diplomado por la École polytechnique y por la Ecole
nationale des ponts et chaussées. Ingeniero jefe de «Instruments et mesures». Jefe del servicio de
«calidad de productos industriales», y delegado permanente de la normalización en el Ministerio de
Industria de 1981 a 1985. Durante este período fue el representante francés en el grupo de altos
funcionarios en cuestiones de normalización de la CEE, y en el comité de normas del GATT. Adjunto
del director general del AFNOR desde el 1 de enero de 1986. Miembro del consejo de administración
del CEN.
Precio en Luxemburgo, IVA excluido: ECU 9
ISBN
TE-ñES-ñSSD-t.
OFICINA DE PUBLICACIONES OFICIALES
," o & "* DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS
***
L-2985 Luxemburgo
9 789282"5 85504
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