Trastornos de la sexualidad

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TRASTORNOS DE LA SEXUALIDAD
Francisco Bustamante, María de los Ángeles Larraín, Paula Zúñiga y Francisca Nieto
INTRODUCCIÓN
Hasta hace algunos años la aproximación clínica a los problemas sexuales derivaba en
gran medida de la doctrina de Freud y consideraba a las disfunciones sexuales como una
manifestación de desórdenes psicopatológicos graves. Gracias a los estudios de Masters y
Johnson se han producido considerables avances en el conocimiento tanto de la fisiología de
la sexualidad humana (Masters y Johnson 1966) como de sus disfunciones (Masters y
Johnson 1970). Éstos, junto a nuevos estudios, nos dan prueba que las disfunciones sexuales
si bien, pueden traducir trastornos orgánicos y/o psicopatológicos profundos, en muchos casos
pueden presentarse en personas que se hayan libres de patología psicológica, y que el
problema se enraíza en situaciones puntuales e inmediatas como por ejemplo una serie de
exigencias reales o imaginarias en cuanto a la ejecución del acto sexual. Esto ha brindado la
posibilidad a muchas parejas que sufren problemas sexuales, tener una visión optimista
respecto de su vida sexual, además de ampliar las alternativas de tratamiento, trasladándolo
desde la psicopatología al aprendizaje, lo que antaño se consideraba tenía escasa posibilidad
de tratamiento
Este capítulo pretende ser una ayuda para aquellos profesionales de la salud que están
en permanente contacto con la gran masa poblacional que no suele hablar entre sí sobre sus
problemas sexuales sintiéndose seres “anormales” y “únicos”, de modo que puedan darles
orientación y apoyo respecto a las imágenes poco reales que presenta la sociedad y los
medios de comunicación en relación a la conducta sexual “normal”, inagotabilidad sexual,
promiscuidad y pornografía, ya que éstas suelen no ser representativas del comportamiento
sexual normal humano.
En 1992 la Organización Mundial de la Salud en la Clasificación de Enfermedades CIE10 definió disfunción sexual como: “en diversos sentidos se trata de la dificultad o imposiblilidad
del individuo de participar en las relaciones sexuales tal como lo desea”
El DSM IV como representante de la Asociación Americana de Psiquiatría definió en
1994 las Disfunciones Sexuales como “las alteraciones en el deseo sexual así como cambios
en la psicofisiología que caracterizan el ciclo de respuesta sexual y que causan disturbios y
dificultades interpersonales “(APA 1994).
Ambas descripciones se basan en el ciclo de respuesta sexual investigado y descrito
por Masters y Johnson y complementado por Helen Singer Kaplan, pues este modelo enfatiza
una secuencia y coordinación de las fases: deseo, excitación y orgasmo, a las que se
agregaría la satisfacción.
Nos parece que ambas definiciones citadas anteriormente son insuficientes para
comprender la complejidad de las disfunciones sexuales, por lo que, para efectos de este
capítulo proponemos utilizar la siguiente definición de disfunción sexual: “Cuando en forma
permanente el individuo es incapaz de cumplir satisfactoriamente cada etapa del acto sexual,
pese a buscarlo en forma voluntaria”.
La estructura general que se propone para la clasificación de las disfunciones sexuales
(DS) se muestra en la tabla 1:
Tabla1: Fases de la respuesta sexual humana y alteraciones asociadas a ellas de
acuerdo al DSM IV -TR y CIE 10
Fase de la Respuesta Sexual
Deseo
DSM IV
Deseo sexual hipo activo
Trastornos por aversión al
sexo
Excitación
Trastorno de la excitación
sexual en la mujer
Trastorno de la erección en el
varón
Trastorno orgásmico
femenino
Orgasmo
CIE 10
F 52.0 ausencia o pérdida del
deseo sexual
F 52.1 rechazo sexual y
ausencia de placer sexual
F 52.2 fracaso de la
respuesta genital
F 52.3 Disfunción orgásmica
Resolución
Trastornos sexuales por dolor
Otros
Trastorno orgásmico
masculino
Disforia postcoital *
Vaginismo
Dispareunia
Trastorno sexual debido a
enfermedad médica
Trastorno sexual inducido por
sustancias
Trastorno sexual no
especificado
F 52.4 Eyaculación precoz
F 52.5 Vaginismo no orgánico
F 52.6 Dispareunia no
orgánica
F 52.7 Impulso sexual
excesivo
F 52.8 otras disfunciones
sexuales de origen no
orgánico
F 52.9 Disfunción sexual no
especificada de origen no
orgánico
* Se estudia su inclusión para la próxima versión
EPIDEMIOLOGÍA
Existen diversos estudios recientes que concuerdan en demostrar que la frecuencia de
disfunciones sexuales es mayor en mujeres que en hombres, con cifras que bordean el 40% y
30% respectivamente. En cuanto a la disfunción sexual femenina (DSF) se ha demostrado que
su incidencia se incrementa a medida que aumenta la edad bordeando el 50% al momento de
presentarse la menopausia, hecho que suele suceder alrededor de los 50 años. (Laumann
1999)
ETIOPATOGENIA Y CLÍNICA
Dado que en la respuesta sexual intervienen tanto factores psicológicos como
somáticos, las causas de las alteraciones en ésta, suelen ser una combinación de ambos,
siendo muy inferior el porcentaje de casos en que es posible identificar una preponderancia de
unos u otros.
1) Trastornos del deseo sexual:
1.1) En la mujer:
Con causa orgánica identificable: El factor hormonal juega un papel muy importante en la
función sexual femenina siendo los estrógenos los encargados de mediar la respuesta sexual a
través del sistema nervioso central y periférico. Éstos afectan los umbrales de sensibilidad
vibratoria y de sensibilidad a la presión además de ejercer una función en pro de la
vasodilatación ya que regulan la síntesis de óxido nítrico. Esto explicaría el hecho de que con la
menopausia, al disminuir los niveles estrogénicos, un número importante de mujeres
experimentan disminución del deseo sexual, de la frecuencia coital, dispareunia y disorgasmia.
Además existe evidencia clara que junto a los estrógenos, la testosterona juega un papel muy
importante en la génesis del deseo sexual y que la mujer necesita de una cantidad crítica de
testosterona para poder experimentar energía vital y líbido. Sucede que luego de la
menopausia, la cantidad crítica de testosterona desciende y por otra parte aumenta la cantidad
de globulinas ligantes de hormonas sexuales. Esto se traduce en que la fracción de
testosterona libre que es la que ejerce la acción disminuye, a lo que se suma la disminución en
la sensibilidad de los receptores cerebrales a las hormonas lo que da como resultado final una
disminución del deseo sexual además de una disminución de la sensibilidad genital y del
orgasmo.
En ausencia de patología orgánica: El factor emocional explica en forma muy importante la
disminución del deseo sexual en la mujer pues ella depende más que el hombre de factores
psicosociales (educación sexual restrictiva, compañero sexual inadecuado, etc.) Analizado
desde el psicoanálisis, los trastornos del deseo pueden originarse especialmente en la etapa
edípica del desarrollo psicosexual, o deberse a conflictos inconscientes en el acercamiento al
sexo opuesto que se manifiestan en conductas evitativas. Por otra parte, éstos pueden estar
originados en situaciones de la vida cotidiana como exceso de trabajo, trastornos depresivos,
conflictos en la relación de pareja, por mencionar los más frecuentes.
1.2) En el hombre:
Con causa orgánica identificable: Hipogonadismo masculino
En ausencia de patología orgánica: Se homologan las causas a la mujer.
Al enfrentar un paciente cuyo motivo de consulta es la falta o disminución del deseo
sexual es importante realizar una anamnesis detallada así como un examen físico completo
que nos permita descartar la presencia de una patología orgánica subyacente. Habiendo
descartado ésta, se debe considerar la edad del paciente, su condición de salud, factores
estresores circunstanciales así como evaluar el grado de compromiso emocional que esta
alteración le produce antes de hacer el diagnósitco de “disfunción sexual”.
2) Trastornos de la excitación:
2.1) En la mujer:
Con causa orgánica identificable: La manifestación más frecuente de los trastornos de la
excitación es la falla de lubricación vaginal. Es aquí donde la deficiencia estrogénica cobra su
mayor importancia por el papel directo que posee en la lubricación vaginal con la cual se
relaciona a través de una vía vascular y neural. Desde un punto de vista neurológico, se han
identificado diversos mediadores en la respuesta excitatoria femenina como el VIP (Péptido
Intestinal Vasoactivo por sus siglas en inglés) que ejerce acción moduladora en la
vasodilatación y lubricación vaginal, el neuropéptido Y cuya acción es favorecer la
venocontricción y el óxido nítrico cuya acción es ejercida también a nivel de los cuerpos
cavernosos del clítoris. A nivel vascular, la acción de los estrógenos produce vasodilatación,
por lo que la deficiencia estrogénica se traduce en reducción de los flujos arteriales en el clítoris
y vagina, afectando por lo tanto la lubricación. Esto sucede en patologías que producen daño
en la vasculatura pelviana como por ejemplo, la arterioesclerosis, la HTA, la DM, el tabaquismo
y alcoholismo, etc. Otro factor que puede interferir con la respuesta sexual femenina en la fase
de excitación es la farmacoterapia. Existen múltiples medicamentos que interfieren en esta
etapa como por ejemplo los antidepresivos inhibidores de la recaptación de serotonina, los
betabloqueadores, los anticolinérgicos, la quimioterapia, entre otros.
En ausencia de patología orgánica: Tal como se mencionó en los trastornos del deseo,
podemos mencionar diversos factores psicológicos asociados a la dificultad de mantener la
excitación sexual como ansiedad en torno al compañero sexual o al acto sexual mismo, culpa
consciente o inconsciente derivada de una formación equívoca en relación a la sexualidad, o
algún grado de temor a ser dañada.
2.2) En el hombre:
La manifestación más frecuente en la fase de excitación sexual en el hombre es la Disfunción
Eréctil, anteriormente llamada “impotencia sexual” la que se define como
“el trastorno caracterizado por la incapacidad para lograr y mantener una erección suficiente
que permita un coito satisfactorio”. Se ha recomendado el uso del término (DE) en lugar de
“impotencia”, porque define el problema con más precisión y tiene menos connotaciones
sociales. A pesar de su alta prevalencia y el impacto indiscutible que tiene sobre la autoestima
y calidad de vida de los hombres, la DE sigue siendo subdiagnosticada, debido al entorno
social que estimulan el miedo y la vergüenza a consultar, hecho desafortunado debido a que en
la mayoría de los casos esta entidad tiene manejo médico exitoso. La incidencia de este
trastorno aumenta con la edad, presentándose en aprox. 8% de los hombres menores de 35
años y en el 75% de aquellos mayores de 80 años. Para que la erección se efectúe en forma
normal se requiere de indemnidad del aparato vascular que surte de flujo sanguíneo al pene y
de las vías neurales que inervan dicho territorio. En flaccidez, existe un tono aumentado del
músculo liso de la vasculatura peneana debido a una descarga tónica adrenérgica, lo que
permite la entrada de un flujo mínimo a los espacios vasculares de los cuerpos cavernosos. Al
relajarse la musculatura vascular, la resistencia vascular al ingreso del flujo cae al mínimo,
permitiendo un incremento en el atrapamiento de sangre en el sistema sinusoidal, lo que causa
un aumenta en longitud y ancho del pene conocido como “erección”
Con causa orgánica identificable En la gran mayoría de los casos tienen un origen orgánico
que comúnmente se debe a enfermedades vasculares que disminuyen el flujo sanguíneo
peneano o alteraciones neurológicas que impiden la erección. La existencia de erecciones
involuntarias como lo son las erecciones matutinas permiten descartar con seguridad la
presencia de patología orgánica. (ver tabla 2).
Tabla 2: Causas orgánicas de trastornos de la excitación:
Alteración
Enfermedades infecciosas y
parasitarias
Enfermedades cardiovasculares
Enfermedades nefrourológicas
Enfermedades hepáticas
Enfermedades pulmonares
Enfermedades genéticas
Enfermedades nutricionales
Enfermedades endocrinas
Enfermedades neurológicas
En el hombre
Elefantiasis
Parotiditis
Enfermedad ateroesclerótica
Aneurisma aórtico
Síndrome de Leriche
Insuficiencia cardíaca
Enfermedad de Peyronie
Insuficiencia renal crónica
Hidrocele y varicocele
Cirrosis (generalmente asociada
a dependencia al alcohol)
Insuficiencia respiratoria
Síndrome de Klinefelter
Anormalidades vasculares y
otras anomalías peneanas
Desnutrición
Deficiencias vitamínicas
Diabetes Mellitus
Disfunciones del eje hipófisissuprarrenal-testículo
Acromegalia
Enfermedad de Addison
Neoplasias adrenales
Mixedema
Hipertiroidismo
Esclerosis múltiple
Mielitis transversa
Enfermedad de Parkinson
Epilepsia del lóbulo temporal
Enfermedades medulares
traumáticas o neoplásicas
Tumor del Sistema Nerviosos
Central
Neuropatías periféricas
Parálisis general
Tabes dorsal
Envenenamientos
Intoxicación por plomo
Intoxicación por herbicidas
Procedimientos quirúrgicos
Prostatectomía radical
Resección abdomino-perineal
de colon
Simpatectomía
Cirugía aorto-ilíaca
Cistectomía radical
Linfadenectomía retroperitoneal
Radioterapia
Fracturas pélvicas
Enfermedades sistémicas o
condiciones debilitantes
Misceláneas
En la mujer
Enfermedad
ateroesclerótica
Hipertensión arterial
Cirrosis hepática
Insuficiencia respiratoria
Desnutrición
Deficiencias vitamínicas
Diabetes Mellitus
Déficit estrogénico
Esclerosis múltiple
Mielitis transversa
Enfermedad de
Parkinson
Epilepsia del lóbulo
temporal
Enfermedades
medulares traumáticas o
neoplásicas
Tumor del Sistema
Nerviosos Central
Neuropatías periféricas
Parálisis general
Tabes dorsal
Intoxicación por plomo
Intoxicación por
herbicidas
Radioterapia
Fracturas pélvicas
Enfermedades
severas.
sistémicas o condiciones
debilitantes severas.
En ausencia de patología orgánica La disfunción eréctil también puede ser el resultado de
factores psicológicos y aún de tipo cultural. Para Freud la disociación entre el afecto que un
hombre siente por una mujer y el deseo sexual que éste siente por ella pudiera ser la base
psicodinámica de estos cuadros. Otros factores mencionados en la literatura son la
desconfianza en la mujer, un Súper Yo castigador, sentimientos de inseguridad que se
traducen en no sentirse la pareja adecuada para la mujer, que muchas veces crean un círculo
vicioso pues cada falla en un intento se traduce en un mayor temor a volver a fallar.
3) Trastornos del orgasmo:
3.1) En la mujer:
El trastorno del orgasmo o disorgasmia se define como orgasmo inhibido, y consiste en la
ausencia recurrente o persistente del orgasmo después de una fase de excitación normal.
En la mujer desde un punto de vista fisiológico, el orgasmo es el resultado de contracciones
miotónicas y vasocongestión acumulada en la fase de excitación y meseta en forma de pulsos
de entre 8 a 12 segundos de duración. Desde el punto de vista psicológico, es la percepción
altamente placentera del clímax de respuesta física. En algunas mujeres se ha observado la
emisión de un líquido llamado “pseudoeyaculado” durante el orgasmo proveniente de las
glándulas uretrales, parauretrales y conductos de Skene (denominado próstata femenina). Éste
hecho fue descrito por primera vez en el siglo IV antes de Cristo por Hipócrates como “semen
femenino” y luego Galeno en el siglo II D.C. confirmó su existencia. Un nuevo aporte en
relación al orgasmo lo realizó Grafemberg en el año 1944 describiendo “una zona de sensación
erógena localizada a lo largo de la superficie suburetral en la pared anterior de la vagina”, área
específica cuya estimulación produciría la emisión de un líquido durante el orgasmo. En honor
a este descubrimiento de Grafemberg, en el año 1982 otros investigadores norteamericanos, lo
denominaron definitivamente “Punto G”. Es importante clasificar las alteraciones del orgasmo
en primarias (para quienes nunca lo han experimentado) y secundarias (para quienes luego de
ser orgásmicas se tornan disorgásmicas). De acuerdo a la causa subyacente pueden
clasificarse en psicógenas u orgánicas.
Con causa orgánica identificable: Tal como se describió para los trastornos de las fases de
deseo y excitación , las alteraciones del orgasmo pueden deberse a patologías que afecten el
sistema vascular (que impidan la vasocongestión genital), neural u hormonal, como también
pueden ser el resultado de cirugías, trauma o fármacos como los antidepresivos inhibidores de
la recaptación de serotonina. Es decir, todas las causas citadas anteriormente pueden ser
etiologías de disorgasmias sean éstas, anorgasmias (ausencia total de orgasmo) u
oligorgasmia (escasos o esporádicos orgasmos).
En ausencia de patología orgánica: Existen múltiples factores psicológicos que pueden dar
lugar a trastornos del orgasmo., los que pueden ser educativos o situacionales, aunque
generalmente se presentan en forma conjunta. Entre ellos podemos mencionar: temor al
embarazo, al daño vaginal, hostilidad hacia el compañero sexual y sentimientos de culpa hacia
los propios impulsos sexuales. Algunas mujeres relacionan el orgasmo con impulsos agresivos
o violentos, como también a una pérdida de control. Así mismo, las restricciones culturales y las
expectativas sociales pueden ser importantes al momento de vivenciar la experiencia del
orgasmo.
3.2) En el hombre:
La disfunción eyaculatoria se manifiesta como eyaculación precoz, eyaculación retardada o
eyaculación retrograda. La Eyaculación precoz se define como una “eyaculación persistente o
recurrente con una mínima estimulación sexual, antes o inmediatamente después de la
penetración y antes que la persona lo desee”. Para hacer el diagnóstico debe considerarse la
edad, experiencia sexual previa en general y con la pareja sexual con la que se está teniendo
relaciones. Esta disfunción es más frecuente en hombres con mayor educación sobre los
cuales pesa más el hecho de cumplir un rol sexual más satisfactorio para sus parejas.
Alrededor del 40% de los hombres que consultan por disfunciones sexuales lo hacen por esta
causa.
Con causa orgánica identificable: La eyaculación precoz es un síntoma frecuente y su causa
rara vez es un problema físico o estructural.
En ausencia de patología orgánica: Son factores predisponentes para presentar esta disfunción
el hecho de presentar cuadros ansiosos con respecto al desempeño sexual, temor inconsciente
a la vagina, condicionamiento cultural negativo hacia la relación sexual (hombres con historia
de vida sexual promiscua o aquellos cuyas primeras experiencias sexuales fueron en
situaciones de temor a ser descubiertos) La eyaculación precoz es particularmente frecuente
en hombres jóvenes con poca experiencia sexual y tiende a disminuir a medida que se
adquiere experiencia y se estabiliza la relación con una sola pareja. El retraso en la
eyaculación o Eyaculación Retardada es una inhibición de la eyaculación en la que el hombre
es incapaz de eyacular durante la relación sexual o puede eyacular sólo haciendo un gran
esfuerzo y/o después de una relación sexual prolongada (por ejemplo 30 a 45 minutos). Las
causas más comunes son sicológicas, sin embargo, existe una gran variedad de medicamentos
(como fluoxetina, tioridazina y guanitidina) que pueden, a veces, trastornar la eyaculación, así
como enfermedades neurológicas como en el caso de accidente cerebrovascular o daños
nerviosos de la médula espinal o la espalda.
La Eyaculación Retrógrada es la emisión de semen se produce hacia la vejiga por
incompetencia del cuello vesical. La eyaculación retrógrada puede ser causada por una cirugía
previa de próstata o uretra, diabetes, algunos medicamentos, que incluyen algunos fármacos
que se utilizan para controlar la hipertensión y algunos que afectan el estado anímico como la
Tioridazina.
4) Trastornos sexuales por dolor:
4.1) En la mujer:
Existen en la mujer, dos tipos de trastornos sexuales que causan dolor: la dispareunia y el
vaginismo.
4.1.1) Dispareunia es la presencia de dolor genital persistente o recidivante durante el coito,
que si bien, en la mayoría de los casos aparece durante el acto sexual, puede también
aparecer antes o después de éste. Desde un punto fisiológico generalmente se asocia a falta
de lubricación vaginal en la etapa de excitación, la que se puede deber a patología orgánica
como por ej. déficit de estrógenos o a estimulación sexual inadecuada. De acuerdo al momento
del coito en el que se presenta, puede clasificarse en superficial, cuando se presenta frente a la
penetración, o profunda cuando éste aparece ante los movimientos coitales, desencadenando
malestar que puede ser desde leve hasta cuadros muy agudos. Para poder establecer el
diagnóstico de dispareunia, dicho malestar debe necesariamente causar dificultad en las
relaciones interpersonales. De acuerdo a su evolución, la dispareunia se puede clasificar en:
primaria (cuando se presenta desde el inicio de la vida sexual) o secundaria. De acuerdo al
contexto en que se presente se puede clasificar en situacional o general, y de acuerdo a su
etiología, en psicológica, orgánica o combinada.
4.1.2) Vaginismo: Es la contracción involuntaria de los músculos perivaginales que impide la
penetración.
En ausencia de patología orgánica: desde un punto de vista psicológico, son más propensas a
tener un coito doloroso aquellas personas con rasgos ansiosos frente al acto sexual. La
anticipación del dolor lleva a rehuir las relaciones sexuales, lo que puede empeorar aún más en
el caso que la mujer sea forzada a mantener actividad sexual.
Los traumas infantiles de carácter sexual suelen ser una causa relevante de vaginismo. Estas
niñas suelen construir un “muro psicológico” a su alrededor difícil de destruir, que les reportará
importantes consecuencias afectivas y sexuales en el futuro. De hecho, suelen ser más
relevantes las secuelas psíquicas del suceso que éste en sí mismo. Podemos nombrar además
factores agregados como: el mal manejo de la agresividad, la frustración que supone el fracaso
reiterado de las primeras experiencias sexuales, la ignorancia de la anatomía, tanto propia
como del compañero y el miedo inconsciente al dolor o a un posible embarazo.
Con causa orgánica identificable: son causa de tanto de dispareunia como de vaginismo todas
aquellas condiciones médicas que cursan con disminución del nivel de estrógenos circulantes
como por ejemplo la menopausia o la lactancia materna. Clásicamente se ha descrito la
presencia de estos síntomas en algunas patologías ginecológicas como la endometriosis,
especialmente cuando existe compromiso del tabique rectovaginal, existencia de tejido
cicatrizal en la vagina (radioterapia), atrofia vaginal, irritación o infección del tracto urinario o
vaginal y algunas enfermedades gastrointestinales. También puede deberse en algunos casos
a la existencia de alguna anomalía congénita que impide la penetración como los tabiques
vaginales.
4.2) En el hombre:
Si bien el síntoma dispareunia es mucho más frecuente en la mujer, éste puede de igual forma
presentarse en el hombre aunque con una frecuencia mucho más baja.
Con causa orgánica identificable: Existen patologías que pueden causan dolor coital como el
herpes genital, prostatitis, enfermedad de Peyronnie (placas escleróticas que originan curvatura
peneana).
OTROS TRASTORNOS DE LA SEXUALIDAD
1) Homosexualidad Y Transexualidad
Su inclusión como trastorno de la sexualidad ha sido bastante controvertida. Ya en
1905, Freud lo calificaba como una perversión y distinguió tres tipos (Freud 1905).
Posteriormente, con la aparición del DSM-III fue excluido de la categoría “trastorno”, debido
principalmente a fuertes presiones ideológicas. Actualmente, el CIE-10 considera como
trastorno solamente a la homosexualidad egodistónica, vale decir, aquella con la cual el
individuo que la padece está disconforme.
Consideraremos como homosexual a aquella persona que tras finalizar su
adolescencia, experimenta preferente o exclusivamente sentimientos eróticos hacia personas
del mismo sexo, lo cual se puede expresar mediante fantasías o conductas. Un homosexual
hombre se siente hombre y experimenta atracción hacia los hombres. Por ello, hablamos de
una homosexualidad primaria.
El transexualismo o travestismo es la vivencia de identificarse con el sexo opuesto, ya
sea en el modo de vestirse, hablar y verse como tal, por lo que la homosexualidad sería más
bien secundaria. Un travesti hombre se siente mujer, y por ello experimenta sentimientos
homoeróticos.
Se ha postulado que en la génesis de la homosexualidad existirían alteraciones en el
desarrollo psicosexual, estableciendo una personalidad más bien evitativa, junto a la fuerte
influencia de una madre posesiva y a un padre ausente afectivamente. Hasta la fecha no
existen evidencias de alteraciones orgánicas, ni cerebrales, endocrinas o genéticas.
A raíz de los estudios de Kinsey en 1948 se ha mencionado que el 10% de la población
norteamericana sería homosexual. Sin embargo, dicho estudió adoleció de la metodología
adecuada, y actualmente nadie considera científicamente válidos dichos datos. La realidad
parece ser que en la cultura occidental la prevalencia de personas homosexuales hombres en
la población general varía entre un 1% a un 2,9%, siendo levemente menor en mujeres. En
Chile, una investigación de Conasida en 1998 (Conasida 1998) reveló que el 0,3% de los
hombres y 0,1% de las mujeres se declaraba homosexual.
La homosexualidad se ha asociado a una mayor prevalencia de enfermedades de
transmisión sexual, trastornos del ánimo, abuso y dependencia de sustancias. Inclusive, la tasa
de suicidio es más alta que la de las personas heterosexuales, y en adolescentes, esto no sería
debido a homofobia (Miller, 2006)
Existen psicoterapias efectivas para revertir la homosexualidad. El mismo Freud ya lo
mencionaba en su ensayo citado más arriba. Si bien existen distintas modelos teóricos
(psicodinámico, cognitivo-conductual, existencial) la eficacia no varía, alcanzando cifras en
promedio de un 50%, es decir, 1 de cada 2 individuos que desean ser heterosexuales, lo logra
al cabo de un año (van den Aardweg 2004), incluso, se han observado cifras mayores (Spitzer
2003).
Un estudio más detallado acerca de la homosexualidad, así como una descripción más
extensa de las referencias citadas se puede obtener del libro de Zegers, citado en la
bibliografía (Zegers 2006).
2) Perversiones Sexuales o Parafilias
“Las parafilias –según el DSM-IV- se caracterizan por impulsos sexuales intensos y
recurrentes, fantasías o comportamientos que implican objetos, actividades o situaciones poco
habituales. Estos trastornos producen malestar clínicamente significativo o deterioro social,
laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo” (APA 1994).
Armando Roa precisa la anormalidad de dicha conducta: “Pudiéramos decir en general, que si
una determinada y precisa condición: postura corporal, tipo de ropa, de peinado, de maquillaje,
de conducta, es imprescindible para que el coito se consume llegando al orgasmo, ello indica
un cierto grado de deficiencia sexual; no así, cuando esas condiciones favorecen un acto más
voluptuoso, pero su carencia de ningún modo lo impiden” (Roa 1998). El acento está puesto en
el carácter de imprescindible de tal conducta, la cual llega a ser preferida por sobre el sexo
vaginal, e incluso a reemplazarlo.
Las parafilias no suelen ser de diagnóstico por el médico especialista, ya que los
individuos que sufren de dichos trastornos no consultan en la atención primaria.
Aunque las parafilias raramente se diagnostican en los centros de asistencia primaria, el gran
mercado comercial de la pornografía y todo lo relacionado con ella sugieren que la prevalencia
de este trastorno en la población puede ser elevada. Las alteraciones que se observan más
habitualmente en los centros especializados en el diagnóstico de parafilias son la pedofilia, el
voyerismo y el exhibicionismo (APA 1994).
A continuación proponemos una clasificación de las parafilias más frecuentes
adaptada de López Ibor (López Ibor 1971)
2.1 Respecto al sujeto
La Pedofilia, tal vez sea la parafilia de mayor connotación pública. Consiste en la intensa
atracción sexual hacia menores prepuberales (por lo general menores de 13 años) y con los
cuales existe una diferencia de al menos 5 años de edad. Si bien su prevalencia en la
población general es desconocida, aproximadamente el 12-17% de los norteamericanos refiere
haber sido abusado o “tocado” sexualmente por una persona mayor durante su infancia. Los
factores de riesgo para desarrollar una pedofilia consisten en haber sido abusado sexualmente
en la infancia, una familia disfuncional y estilos de apego inadecuados. Se ha demostrado
eficacia terapéutica mediante psicoterapia cognitivo-conductual así como también al uso de
fármacos que reducen la libído (agentes que disminuyen la testosterona como por ejemplo la
medroxiprogesterona o el leuprolide) (Fagan et al.2002)
La gerontofilia es la atracción sexual hacia personas ancianas, mientras que el pluralismo es
la necesidad de contar con más de una persona para realizar el acto sexual.
2.2 Respecto al modo
El voyerismo consiste en el obtener satisfacción mediante la observación de la desnudez o de
los actos sexuales de otros; el froteurismo mediante el contacto y frotación con otros, y el
exhibicionismo por la exhibición de los genitales o de otras partes del organismo
consideradas como vergonzosas, ante uno o más individuos ocasionales.
Tanto el sadismo como el masoquismo corresponden a manifestaciones de la misma
psicopatología y que consisten en una conducta sexual caracterizada por la búsqueda del
orgasmo merced a la asociación del dolor y la violencia no forzada sobre los genitales y
ejercida bien sobre la pareja erótica (sadismo) o sobre el propio sujeto (masoquismo).
Por último la ipsación o masturbación es la preferencia del autoerotismo por sobre la
relación sexual.
2.3 Respecto al objeto
Fetiche significa en portugués “embrujo”, “hechizo” desde donde toma el nombre el fetichismo:
la satisfacción erótica mediante la presencia de un objeto inanimado, teniendo la pareja (si es
que la hay) una importancia secundaria. El travestismo fetichista consiste en el utilizar
vestimenta o ropa interior del sexo opuesto para la excitación sexual. La necrofilia y la zoofilia
es la atracción sexual por cadáveres y animales respectivamente (López Ibor 1971).
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
Con respecto a las disfunciones sexuales, podemos intervenir farmacológicamente de
acuerdo a la etapa de la respuesta sexual que se encuentra comprometida:
a) Etapa de deseo: desgraciadamente no existen fármacos con eficacia comprobada que
aumenten el deseo sexual.
b) Etapa de excitación: en hombres se han observado excelentes resultados con los
inhibidores de la fosfodiesterasa como el sildenafil (Viagra©), el tadalafil (Cialis©), y el
vardenafil (Levitra©), los cuales logran una erección adecuada y mantenida en el
tiempo. Se recomienda su administración entre 1-2 hrs. antes del acto sexual. La
eficacia de estos agentes en mujeres todavía necesita ser probada.
c) Orgasmo: si bien los fármacos que se ocupan en la actualidad no están aprobados por
la FDA de los EEUU para su prescripción en la eyaculación precoz, el uso de
paroxetina (Aroxat©) 40 mg o clomipramina (Anafranil©) 50 mg.1 hr. antes del acto
sexual logra retardar la orgasmo masculino. Para el tratamiento de la anorgasmia, no
existen, hasta la fecha, medicamentos con eficacia demostrada.
TRATAMIENTO PSICOTERAPÉUTICO DE LAS DISFUNCIONES SEXUALES
Una vez que ha surgido la disfunción sexual, es frecuente que los hombres y las
mujeres se preocupen del problema durante la actividad sexual. La preocupación lleva a
cogniciones de automenosprecio y distrae la atención de las cogniciones agradables y
excitantes, creando un circulo vicioso de disfunción: preocupación, pensamientos de
menosprecio hacia uno mismo, aumento de la disfunción, etcétera. Para abordar este círculo
vicioso, Helen Singer Kaplan desarrolló la técnica de “focalización sensorial”: Un conjunto de
procedimientos diseñados para ayudar a la pareja a desarrollar un mayor darse cuenta de, y
focalizarse en las sensaciones en vez de hacerlo en la actuación. Un objetivo de este enfoque
es reducir la ansiedad del paciente centrándose en algo que es alcanzable de forma inmediata
(p. Ej., el tacto agradable), en vez de intentar conseguir un objetivo.
Basándose en el ciclo de la respuesta sexual planteada por Masters y Johnson, Basson
integró nuevos conceptos creando un cambio en el paradigma de la respuesta sexual
femenina. Este modelo se basa en una motivación sexual fundada preferentemente en la
intimidad de la pareja, además de otros factores biopsicosociales. De hecho, se ha demostrado
que mujeres con disfunción sexual que han recibido terapia de pareja y sexual combinada
experimentan mas ganancias con el tratamiento y se asume que la satisfacción sexual
aumentará, si la terapia realza la intimidad de la pareja.
Así también, se pueden integrar el modelo de Basson con una terapia marital centrada
en las emociones, para pesquisar y cambiar los patrones habituales de apego o el circuito del
conflicto. Cuando los temas de la intimidad de la pareja son muy complejos, en una segunda
etapa del tratamiento, se debe trabajar con el triángulo de la emoción y el triángulo del
conflicto, descritos en el modelo psicodinámico breve, para lograr un cambio emocional mas
profundo.
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