Aquí están ellos son: los maestros jardineros

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|| Clarin || educacion || MIERCOLES
22 de junio de 2011
> EXPERIENCIAS
Aquí están ellos son:
los maestros jardineros
Cada vez son más las escuelas iniciales que incorporan docentes varones. Le
aportan una mirada distinta, un juego más corporal y la posibilidad de generar otro
vínculo con los alumnos. Cómo enfrentan ciertos prejuicios, que aún subsisten.
Sebastián Tabakman
Especial para Clarín
A
lgo está cambiando
en el paisaje habitual de los jardines
de infantes porteños. No son sus
edificios, siempre
repletos de colores y de juegos.
Tampoco la alegría y ciertos “berrinches” de los niños. Lo nuevo
son ellos: los maestros jardineros.
Aunque la tendencia empezó con
el regreso de la democracia, en
los últimos años el fenómeno se
profundizó. Cada vez son más las
escuelas que toman maestros varones. Clarín Educación llamó a más
de cincuenta jardines de la ciudad:
más del 70 por ciento contestó que
tienen al menos un maestro hombre. ¿Por qué los buscan?
“El varón genera vínculos distintos, aportan propuestas donde
se trabaja más desde lo físico. Es
importante que haya diversidad
–dice Dalia Lipszyc, directora del
Jardín de Infantes “Pipoka” ubicado en el barrio de Villa Crespo–. La
inclusión de hombres en la salas
es muy bien recibido, tanto por los
alumnos como por los padres.”
La irrupción de los maestros jardineros coincide con un proceso
de cambio y jerarquización de la
educación inicial. Mientras que en
sus inicios los jardines ocupaban
el rol de “la segunda mamá”, hoy
actúan como el primer espacio de
socialización fuera del hogar. Y este proceso ha llevado a una profesionalización de los docentes (ver
Una profesión...).
Maximiliano Pintos tiene 29
años y hace 9 que trabaja de maestro jardinero. “Cuando cumplí
8 mis padres me regalaron una
guitarra, y así desde chico mi vida
estuvo ligada a la música. Probé
varias carreras y ninguna me convencía. Finalmente encontré en la
educación un gran puente. Era la
manera de unir mi pasión por la
música con el placer de educar. No
hay ni un sólo día en que en mi
sala no toquemos la guitarra, cantemos y disfrutemos del placer de
la diversidad de los sonidos.”
“Ser varón y ser maestro jardinero no es fácil. Muchos creen que
no es compatible y hay demasiados
prejuicios. Por suerte siempre tuve
el próximo
“Los maestros hombres tenemos la posibilidad de generar otros vínculos con los chicos, vínculos que tal vez no
tienen con docentes mujeres, y creo que en mi caso no sólo pasa por tener un juego mucho más corporal y físico,
sino que además se suma mi pasión por la música”. Maximiliano Pintos, maestro en jardín Pipoka en el barrio de
Villa Crespo.
“Para cualquier persona y a cualquier edad, es importante conocer distintos puntos de vista, y diferentes maneras de pensar y de actuar. Con los niños pasa lo mismo. La diversidad entre los educadores es indispensable.”
Patricio Torras, coordinador de un jardín comunitario en Bajo Flores.
Daniel Brailovsky
Doctor en Educación. Maestro Inicial. Profesor
Univ. Torcuato Di Tella y el IES Sara Eccleston
Una profesión
inclusiva y flexible
La participación de varones en la
educación infantil tiene un valor
pedagógico, histórico y político
innegable. Trae al nivel inicial pluralidad y diversidad, amplía y enriquece las oportunidades de aprender de los alumnos y permite que,
también en este ámbito, pueda
impulsarse la progresiva caída
del imaginario patriarcal y sexista
que ha guiado a la educación por
demasiado tiempo. Los vientos de
cambio que los jardineros traen
alientan una reflexión sobre la
tarea docente. Al enfrentarse a
una profesión que “no les queda”
(porque no les queda el delantal,
ni los modos de moverse y hablar,
ni las estéticas asociadas a la
docencia en este nivel de enseñanza) los maestros jardineros están
obligados a reinventarse dentro
de las salas. Les urge. No tienen
más remedio que resignificar
cada decisión, por insignificante
que parezca. Desde una mirada
pedagógica, esta energía reflexiva
es importantísima porque pone en
evidencia que la profesión docente
no fue hecha a la medida de nadie,
y que así como los varones deben
revisarla, todos y todas debemos
hacerlo para procurar una mejor
educación para los chicos.
la aceptación de mi familia y principalmente de mi viejo”, agrega.
“La figura del hombre en la
educación inicial no sólo es importante, sino necesaria”, agrega
Nora Dibner, directora del jardín
Scholem Aleijem. “Nosotros desde
hace ya varios años que contamos
con la presencia de hombres en
muchas de nuestras salas. Y estos chicos llegaron para quedarse.
Realmente estamos contentos de
todo lo nuevo que aportan y la calidad de los vínculos que entablan
con sus alumnos”.
Patricio Torras tiene 30 años, es
maestro jardinero y ahora coordina un jardín comunitario en Bajo Flores. “Cuando tenía 21 años
trabajaba en un centro cultural
ayudando en una obra infantil.
Mi función era la de entretener
a los chicos antes de que los actores salieran a escena. Un día una
amiga me vio con los chicos y me
dijo que tenía muy buena onda, y
si no me interesaba dedicarme a la
docencia. Una semana más tarde
estaba anotado en el profesorado
y empezaba a estudiar para ser
maestro. El tiempo logró romper
con un estereotipo muy instalado
en la sociedad, que era que sólo
las mujeres podían ser maestras
jardineras”.
El miércoles que viene, en Clarín Educación, una nota que propondrá un intercambio entre generaciones: docentes con varios años de experiencia
compartirán sus vivencias y darán consejos para los maestros y profesores que recién se inician en la tarea. Además: ¿es una vocación la docencia?
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