La soberanía entendida como la expresión de autonomía

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SOBERANIA Y GLOBALIZACIÓN
LOS NUEVOS RETOS DEL ESTADO COLOMBIANO
Por: Ángela María Taborda Caro
Abogada
Docente Facultad de Ciencias Empresariales
La soberanía entendida como la expresión de autonomía,
autorregulación e independencia de los Estados y particularmente
de los Estados Nación, constituye un elemento esencial que se
transforma en el marco del informacionalismo y la globalización
mundial.
Dentro del nuevo contexto mundial se trabaja con la noción de
soberanía política de los Estados Nacionales y se da un nuevo
tratamiento al concepto de sociedad, entendiéndola como el ámbito
de realización privada en contraste con la figura del Estado como
ente
de
coacción;
estos
cambios
exigen
profundas
transformaciones a los Estados Nación como el nuestro, entre las
cuales se incluyen, una reformulación de sus prioridades al interior
de la sociedad, además, se hace necesario dentro del Estado la
supresión de toda ayuda o subsidio que permita estrategias de
protección de sus mercados internos, y de manera especial, las
transformaciones fruto de las políticas internacionales de
globalización
hacen referencia a una nueva noción de
territorialidad, en la cual el concepto de soberanía política de los
Estados Nación, estaría desligado del concepto clásico de
territorialidad, por esto, no es contradictorio decir que el Estado
Nación va en camino a desaparecer de los escenarios políticos
mundiales y en su lugar comenzara a implantarse una sociedad
integrada en el ámbito planetario y con un funcionamiento global.
No se trata de que el Estado como figura o como organización
social
institucionalizada
por
ordenamientos
jurídicos
constitucionales deje de existir, pero si abandona los conceptos
nacionales, para integrarse al ideal de la democracia liberal
planteada por las políticas globalizadoras, lo cual conlleva que los
países se realicen como Estados liberales más que como naciones;
orientando las culturas, los valores, las políticas y las economías en
el nuevo sentido de la direccionalidad que dan los Estados más
influyentes.
Los sistemas políticos de estados como el colombiano, son una
variable dependiente de las características del orden mundial, esto
representa el condicionamiento de las políticas internas del Estado
a las condiciones organizativas de las políticas internacionales de
dicho sistema; por tanto el Estado debe a adaptarse a condiciones
de fucionabilidad tanto ideológicas como estructurales, lo que
significa que el este se minimiza en pro de una mayor rentabilidad
del sector privado, productor, inversionista y comercializador;
disminuyendo el rol del Estado a punto de reformarlo
estructuralmente afectando de manera importante el concepto de
soberanía construido históricamente, incidiendo en el imperio sobre
el territorio y sobre el dominio político y económico que poseía el
Estado.
Dentro del contexto latinoamericano, muy pocos Estados tienen un
manejo real de la soberanía, autores como Luis Dallanegra
Pedraza, en su texto: los cambios en el Estado - Nación y su futuro
como actor mundial, establece que existen Estados que podría
considerarse que poseen un supra - soberanía y otros una
soberanía limitada, en donde aquellos Estados con capacidad de
imponer sus condiciones económicas, políticas y de fuerza son
quienes poseen una supra-soberanía y los que dependen de estas
condiciones quienes tienen una soberanía limitada. Por esto el
autor concluye que uno de los componentes importantes del
sistema mundial como lo es el Estado - Nación esta siendo
penetrado y condicionado por actores transnacionales.
Es observable entonces, como los Estados se configuran en
entidades alterables y en permanente vía de desarrollo, por tanto,
es la forma como ejerce la soberanía lo que determina la existencia
del modelo de Estado moderno, en este sentido podría afirmarse
que la soberanía alude al desarrollo de monopolios financieros, a la
concentración de los recursos de coerción, a la unificación de la
fuerza y a la ejecución de la ley como marco de acción dentro de un
territorio determinado y bajo una única autoridad que excluye las
demás. Pero que en Estados débiles como el nuestro, construidos
bajo una supuesta concepción populista o democrática, pero
siempre desde un contexto clientelista, que suscribe la soberanía y
autonomía del Estado a la dependencia condicionante de los
actores externos que movilizan el sistema mundial; razón por la
cual el proceso de modernización del Estado se cumple desde una
adaptación a la economía global que consiste en traspasar al
mercado lo que era parte de la acción del Estado, recomponer el
sistema político en aras de una condición estatal corporativa
El proceso de transformación global, caracterizado por
el
surgimiento de grandes bloques económicos, ha tenido gran
incidencia en los países latinoamericanos y particularmente, en
Colombia, pues estos profundos cambios que vive el mundo a nivel
económico, replantean la configuración de la estructura del Estado
latinoamericano actual y por ende del Estado Colombiano, donde
los cuestionamientos sobre la organización económica y social se
vuelven cruciales ante los cambios del mundo. Estos procesos se
dan por razones obvias, como respuesta a los requerimientos
globales, y son la muestra de la inmersión de los Estados en el
desarrollo de competencias en el contexto internacional; la nueva
realidad de los conceptos de Estado llevan a la necesidad de que
sea éste quien se vea abocado a transformar y sacrificar su
estructura social, en pro de la nueva organización legislativa,
administrativa y financiera que se necesita para dar respuesta a las
necesidades de la sociedad y a las exigencias del proceso
económico mundial.
Por esto debe buscarse con la transformación del Estado una nueva
definición de la lógica política, financiera, administrativa y
democrática en este, que le permita la conducción de los asuntos
que requiera la calidad de vida de la sociedad y la racionalización
del interés colectivo, donde sea posible responder de manera eficaz
y eficiente ante las necesidades del conglomerado y ante el
reacomodamiento de los Estados dentro del mercado global.
La reforma al Estado, se plantea inicialmente por las
transformaciones coyunturales que sufre el mundo internacional a
nivel financiero y económico, dado que a países como Colombia,
les es imperante adecuar su estructura política y gubernamental
para lograr los avances legislativos y administrativas que le
permitan entrar en la competencia del mercado mundial. Estas
nuevas instancias de relación internacional, hacen palpables las
falencias financieras y administrativas que se generan desde los
gobiernos centrales que al pretender absorber el manejo de toda la
administración del Estado, no le permite nivelar sus finanzas para
una mejor generación y redistribución de los ingresos; por tanto, la
figura del Estado requiere transformaciones en el desarrollo de sus
políticas y ejercicios burocráticos, afín de que estos no se
constituyan en una barrera para el progreso, sino que permitan
ingresar a los nuevos conceptos de administración y competencia
mundial.
Colombia, al igual que los demás Estados latinoamericanos se
enmarcan hoy en procesos de cambios que parten de sus
necesidades y falencias financieras, y por ende, estos procesos
conllevan cambios estructurales dentro de sus concepciones
políticas, legislativas, gubernamentales y administrativas; el
desarrollo de su forma de Estado exige adaptarse a las
necesidades mundiales, en donde el Estado benefactor se
transforma en un Estado que satisface necesidades sociales, desde
el punto de vista del prestador de un servicio de última instancia y
esto requiere, que el gobierno central, en sus políticas
gubernamentales incluya al Estado dentro de las competencias del
mercado, entregando funciones de carácter hasta el momento
estrictamente públicas a entes ajenos a él, con el fin de generar
nuevas formas de producción que permitan una redistribución
equitativa ante las necesidades de la población.
Es posible reconocer, como la estructura del Estado Colombiano
requiere adecuar su ordenamiento jurídico a las nuevas realidades
internas y en especial a las nuevas exigencias mundiales, nuestro
marco jurídico encierra al Estado en la contradicción de tener que
competir mundialmente, pero estar obligado a ser él quien cubra
todas las necesidades de la población desde el ejercicio de su
función pública. La sobredimensión que se ha dado al Estado
Colombiano lo han convertido en una estructura casi estática, lo
cual no le permite adaptarse fácilmente a las coyunturas sociales y
políticas, por lo tanto, dentro de nuestra concepción de Estado
surge urgentemente la necesidad de reformas que planteen
transformaciones a las políticas administrativas y gubernamentales
y que permitan sin destruir la esencia de la nación, un nuevo
desarrollo dentro del contexto global, el gran riesgo dentro de estas
propuestas internacionales, no radica simplemente en la
modificación de la esfera productiva y económica del Estado
Colombiano, sino en la readaptación social, a las necesidades y
competencias que se generan con la política globalización, situación
que puede ser el punto de partida para la expansión social o la
consumación de la perdida de la soberanía e identidad nacional.
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