Principios Rectores del Juicio Penal Acusatorio Adversarial

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Principios Rectores del Juicio Penal Acusatorio Adversarial.
1. ORALIDAD.
La oralidad implica la realización de los principales actos del proceso a través
de la palabra viva, con independencia de que su contenido pueda ser recogido en
actas escritas, grabaciones o filmaciones.
A partir de la constatación de que este método es el único que permite asegurar el
conjunto de actos que constituyen la base para que el juicio se realice de manera
pública, concentrada, con la presencia permanente de todas las partes. Se pretende
cambiar fundamentalmente la forma en que los jueces conocen los asuntos para su
resolución, pasando del sistema de la lectura de expedientes a uno en que la
percepción tanto de las pruebas como del debate de las partes se realice en forma
oral y directa en el juicio.
Pero para que esto sea posible es necesario juntar a las partes y al tribunal en un
mismo local o espacio físico, cual es la sala de audiencia y hacerles partícipes
simultáneos de los actos. De allí que esa cercanía simultánea, que no es otra cosa
que la inmediación, sea un correlato de la oralidad.
El hecho de que el debate penal, se desarrolle en forma oral, determina la condición
de existencia de la inmediación en esta fase procesal, tanto en la apreciación de la
prueba como las posiciones de las partes en el proceso (presentación del caso,
informes orales conclusivos, etc.). La ventaja de la oralidad sobre la escritura en esta
etapa del proceso consiste en la posibilidad de apreciar los testimonios de viva voz
de sus emisores, sin que entre dicho emisor y los receptores, que son todos los
asistentes al juicio oral, medie intérprete alguno que pueda desvirtuar el contenido o
la intención de la declaración.
Ningún procedimiento escrito puede brindar emotividad ni tampoco es capaz de
lograr que el juez, las partes y el público perciban por igual y al mismo tiempo el
contenido de los actos procesales cumplidos.
2. PUBLICIDAD.
Constituye un instrumento de control de la función judicial y de la actividad de
los sujetos procesales que intervienen en las audiencias, propiciando el acercamiento
de los gobernados a la actuación desplegada por los órganos del Estado, a fin de
constatar la observancia de las normas del debido proceso en el juicio, la sujeción del
Ministerio Público a los principios de legalidad, objetividad y lealtad procesal desde el
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instante mismo en que formula su imputación inicial, así como el pleno ejercicio de la
defensa técnica en favor del imputado.
La publicidad en el juicio oral se refiere a que en él, la percepción y recepción de la
prueba, su valoración y las intervenciones de los sujetos procesales, se realizan con la
posibilidad de asistencia física, no sólo de las partes sino de la sociedad en general.
La publicidad no puede estar circunscrita a simples alegatos y a conocer el
contenido de la sentencia, sino a que los intervinientes deduzcan la absoluta
transparencia de los procedimientos y estén conscientes de lo que ocurrió y por qué
ocurrió.
Excepciones al principio de Publicidad.
La regla es la publicidad en la celebración del juicio oral, sin embargo este
principio comporta ciertas excepciones, en los cuales el tribunal podrá resolver que se
efectúe, total o parcialmente a puertas cerradas:
1. Cuando afecte el pudor o la vida privada de alguna de las partes o de alguna
persona citada para participar en él.
2. Cuando perturbe gravemente la seguridad del Estado o las buenas costumbres.
3. Cuando peligre un secreto oficial, particular, comercial o industrial, cuya revelación
indebida sea punible.
4. Cuando declare un menor de edad y el tribunal considere inconveniente la
publicidad.
3. DEFENSA E IGUALDAD ENTRE LAS PARTES.
La función de la defensa en el proceso penal acusatorio consiste en servir de
contrapeso de la imputación y su misión última es tratar de desvirtuar la base de ésta
y destruirla o disminuirla.
En cuanto a la igualdad de las partes, a los efectos de este artículo, significa
mantener el equilibrio entre el poder coercitivo de la vindicta pública y el derecho de
la defensa del acusado, algunos le llaman la “igualdad de armas”, lo que debe
reflejarse, en concreto, en el respeto del acceso del acusado a su defensor en las
oportunidades establecidas en la ley, en la práctica de las diligencias de
investigación solicitadas por el acusado y su defensor, cuando no sean
manifiestamente improcedentes o dilatorias, en la abstención de todo acoso u
hostigamiento a los acusados, sus defensores, sus testigos o sus familiares, en la
observancia de los principios de licitud y pertinencia de la prueba incriminatoria y en
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el libre acceso a ella por parte del acusado y la defensa. Este mismo respeto debe
observarse en torno a la participación de la víctima y sus abogados.
4. CONCENTRACIÓN Y CONTINUIDAD.
El principio de concentración en la fase de Juicio Oral y Público se caracteriza
porque durante su realización se condensan en un solo acto los alegatos iniciales de
las partes, la práctica o evacuación de las pruebas y los informes conclusivos de los
intervinientes, lo cual contribuye a la celeridad procesal; y la continuidad, nos refiere
a que la audiencia en que se desahogue el juicio, sea de forma continua y sin
interrupciones o aplazamientos.
5. INMEDIACIÓN.
El principio de inmediación es uno de los pilares esenciales de los procesos
basados en la oralidad, ya que ambas categorías están íntimamente ligadas en el
juicio oral y se presuponen recíprocamente.
El principio de inmediación implica que los jueces deben escuchar los argumentos de
las partes y presenciar la práctica de la prueba.
El juicio oral responde de manera total al principio de inmediación, pues el tribunal
tiene que escuchar de viva voz los alegatos de las partes, presenciar la práctica de
las pruebas en la audiencia y decidir el caso. Por eso los jueces que deben decidir en
un juicio oral tienen que ser los mismos que han presenciado el debate en todas sus
sesiones, so pena de nulidad en caso contrario. Esta manifestación de la inmediación
ha sido elevada a la categoría de principio independiente por algunos autores bajo
el nombre de “principio de la identidad física del juzgador”.
6. CONTRADICCIÓN.
El principio de contradicción supone que los actos procesales se realizan con
intervención de todas las partes acreditadas en el proceso, las cuales pueden hacer
alegaciones, oposiciones o pedimentos en relación con las diligencias de que se trate
o sobre los alegatos o pedimentos de la contraparte.
El principio de contradicción está estrechamente ligado al principio de igualdad de
partes, puesto que no puede concebirse su participación en los actos procesales, sino
sobre la base de una absoluta igualdad de oportunidades, ya que lo contrario sería
lesivo al derecho a la defensa como expresión suprema de legalidad del proceso.
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