jesús rey y juez, según san juan 19,13

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IGNACE DE LA POTTERIE, S. J.
JESÚS REY Y JUEZ, SEGÚN SAN JUAN 19,13
Jésus roi el juge d'après Jn 19, 13, Bíblica, 41 (1960), 217-247.
Una cuestión gramatical puede tener serias consecuencias teológicas o exegéticas.
Todos hemos leído muchas veces los versículos de Jn 19,13-14 "Pilato oyendo estas
palabras, sacó a fuera a Jesús y se sentó en el tribunal, en el sitio llamado en griego
Lithóstrotos (...) y dijo a los judíos: Aquí tenéis a vuestro rey". Pero si en lugar de decir
Pilato se sentó, dijera Pilato sentó a Jesús, el cambio sería notable. Si el verbo sentar
(Kathítsein) es transitivo, toda la escena final del proceso de Jesús delante de Pilato
cobra un nuevo significado exegético y teológico.
Aportaré nuevos argumentos para probar que el verbo Kathítsein en este pasaje debe ser
transitivo, argumentos de orden estrictamente filológico. Los enunciaré resumidos en
una primera parte. Después de responder a las dificultades de orden histórico, mostraré
cómo esta exégesis es la única que permite dar un sentido coherente a todo el contexto y
es capaz de profundizar en toda la significación teológica del mismo.
Argumentos de orden filológico
1. La interpretación corriente que hace depender el complemento de lugar en el sitio
llamado Lithóstrotos del verbo se sentó, con dificultad puede defenderse
gramaticalmente. El texto propiamente nos da que el complemento de lugar dicho, debe
referirse a la frase anterior "sacó a fuera a Jesús".
Se ve claramente que los dos verbos que usa san Juan en este versículo, están
estrechamente ligados y expresan una misma acción, un sólo movimiento. Tenemos una
frase, frecuente en san Juan, en la que todas las acciones -sacar, sentar a- se refieren a
un mismo complemento, en este caso a Jesús. Pero si damos al verbo ekáthisen un
sentido intransitivo -se sentó- tenemos dos acciones distintas: la de sacar a fuera a Jesús
y la de sentarse Pilato en el tribunal. Por el contrario, si ekáthisen es transitivo, la frase
tiene un movimiento único y continuo -el único aceptable gramaticalmente- ya que los
dos verbos sacar a y sentar a rigen al mismo complemento colocado entre ambos.
Refuerza lo dicho, el que san Juan use siempre la preposición eis con verbos de
movimiento. Por tanto, el complemento de lugar debe referirse al verbo dinámico sacó a
fuera a Jesús.
2. El lugar que ocupa el complemento a Jesús entre los dos verbos, nos introduce en el
segundo argumento.
Se objeta que si Juan hubiera querido dar al verbo ekáthisen un sentido transitivo y
causal hubiera tenido que añadir un pronombre personal para dar mayor claridad a la
frase: ekáthisen autón (le sentó).
Hemos encontrado diecisiete pasajes en san Juan en los que un mismo complemento
está regido por dos verbos. Queda, por tanto, claro que no se requiere -para dar mayor
claridad a la frase- añadir el pronombre autón. La supresión en casos similares es
continua.
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3. Un tercer argumento para reforzar el sentido transitivo de ekáthisen es que san Juan
no usa el artículo con la palabra tribunal (béma).
Sentarse en el tribunal (en griego con artículo) describe una acción concreta: el juez que
se sienta para juzgar. Se trata del tribunal ordinario, oficial.
Sentarse en el tribunal (sin artículo: kathítsein epi bématos) puede indicar, o que el juez
se sienta en una tribuna que no es la habitual de los juicios, o bien la expresión puede
equivaler a ejercer la función de juez.
Podemos sacar de esto una conclusión: la ausencia de artículo sugiere que no es Pilato
quien se sienta en el Tribunal ya que nos encontramos en el mismo Pretorio, no en un
lugar levantado adrede para juzgar. Tampoco cuadra la segunda acepción ejercer la
función de juez puesto que no es ahora cuando da su fallo en contra de Jesús, sino en los
versículos siguientes, como veremos más adelante.
Por el contrario, dando a ekáthisen un sentido transitivo-causal, la significación es clara.
Cuando Pilato sienta a Jesús en el Tribunal es como hacer que tome la actitud y
funciones de juez.
Los tres argumentos filológicos expuestos se confirman mutuamente y dan casi como
cierto el sentido transitivo de ekáthisen. Podemos decir que la certeza es completa en el
conjunto de la visión exegética, histórica y teológica.
La realidad histórica
Surge ante todo una dificultad. Es absurdo pensar que Pilato usara como burla el
símbolo sacrosanto de su propio poder, la silla curul.
La objeción se basa en una confusión histórica. Se cree que el tribunal (béma) es la
misma silla del magistrado, la silla curul. Pero estudiando otros textos parecidos, se ve
claro que la palabra béma tiene un sentido más amplio: designa no la silla sino todo el
estrado semicircular en donde estaban junto con la silla curul, los otros asientos de los
asistentes del juez. Visto así la dificultad desaparece. Jesús podía sentarse en cualquiera
de las sillas que estaban en el estrado desde donde Pilato acostumbraba dar sus
sentencias.
Además, aun en el supuesto de que fuera Pilato quien se sentara, todos los
comentadores admiten que debía haber sido para dar sentencia condenatoria. Pero esta
sentencia no se menciona sino unos versículos más adelante. Es difícil sostener lo que
algunos dicen, que la condenación está ya implícita en las palabras aquí tenéis a vuestro
rey.
No podemos admitir que estos versículos contengan la sentencia de condenación ya que
enseguida añade Pilato ¿a vuestro rey he de crucificar?
Esta incertidumbre del magistrado demuestra que su decisión no está aún tomada. Por
tanto, las palabras aquí tenéis a vuestro rey, no se han de referir a los versículos
siguientes de condena sino a los anteriores sentó -a Jesús- en el tribunal. Los dos
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versículos 13-14 forman un todo estrechamente unido y deben ser explicados
conjuntamente.
Aspecto doctrinal del pasaje
Los versículos que estudiamos pertenecen a la última fase del proceso de Jesús delante
de Pilato. Describen el punto culminante del mismo.
Lo extraordinario del momento se encuentra señalado con fuerza por san Juan; indica el
lugar donde sucede la escena en el sitio llamado Lithóstrotos, en hebrero Gabbata, el
día, el marco litúrgico, la hora, son también señalados por el evangelista: "era el día de
la preparación de la Pascua, alrededor de la hora sexta". Esta doble circunstancia de
tiempo tiene importancia para el evangelista. Era justamente en la hora sexta del 14 de
Nisán cuando empezaba la observancia de la gran solemnidad de la Pascua. En este
preciso instante, Pilato sienta a Jesús en el tribunal y declara aquí tenéis a vuestro rey.
La Pascua judía comenzaba pues, en el mismo momento en que iba a cumplirse la
salvación del mundo.
Para descubrir los valores teológicos incorporados en cualq uier relato, hemos de atender
primeramente al vocabulario propio del autor, a la elección de los materiales, a su modo
de componer la narración..., sólo así podremos sacar las intenciones auténticas de cada
autor y los temas doctrinales que introduce en su relato.
En el caso presente veremos que hay dos temas íntimamente unidos: la realeza de Jesús,
y el de Cristo Juez.
Realeza de Jesús
El acto de hacer sentar a Jesús recibe, por decirlo así, su comentario en las palabras del
final del v. 14 aquí tenéis a vuestro rey. Comprenderemos ahora mejor la bella unidad
que forman los vv. 13-14. Todo converge en las solemnes palabras de Pilato sobre
Jesucristo.
Si sólo Juan entre los evangelistas menciona que Jesús fue instalado momentáneamente
en el Tribunal, es porque este hecho tenia para su espíritu creyente, un profundo
significado simbólico y teológico.
Recordemos como todo el relato de la Pasión según san Juan está dominado por la idea
de la realeza de Cristo. La palabra rey -basileús- se encuentra doce veces en poco más
de un capítulo.
En el proceso ante Pilato este motivo teológico se desarrolla en cuatro movimientos:
1. En la primera entrevista con Pilato, Jesús declara que es Rey y explica la verdadera
naturaleza de su reinado.
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2. En la escena de los ultrajes, prescindiendo de otros detalles dados por los sinópticos
señala, sin embargo, la dignidad real de Jesús: La corona de espinas, el manto de
púrpura y las palabras de los soldados: salud rey de los judíos.
3. En la escena anterior a la nuestra, Jesús es presentado al pueblo con las insignias
reales. Pilato dice a los judíos: He ahí al hombre, evocación probable del título
mesiánico del Hijo del Hombre.
4. Nuestra escena finalmente marca un adelanto ideológico sobre la anterior y sintetiza
todo lo dicho. Pilato hace sentar a Jesús delante de los judíos y declara públicamente
aquí tenéis a vuestro rey. Para Juan estas palabras son como una profecía inconsciente,
una proclamación oficial de la realeza mesiánica de Jesús.
Jesús juez de los judíos
Juan no dice que Jesús fuera instalado en un trono sino en el tribunal -epihématos-. Está
sentado delante de los judíos, en la actitud y funciones de juez.
Este motivo no es menos importante que el precedente de la realeza. La estrecha
conexión de los dos, da a nuestro pasaje la comprensión total en la estructura del cuarto
evangelio.
Bastantes veces Juan ha hablado en su evangelio, del juicio de Jesús -5,22; 5,27; 9,39...pero lo importante es conocer la verdadera naturaleza de este juicio de Cristo. Dice en
12,48: "quien me rechaza y no recibe mis palabras ya tiene juez que le juzgue; la
palabra que yo he predicado, ésa será la que le juzgue en el último día". El juicio, por
tanto, es el rechazo de la revelación dada por Cristo, el no acoger su palabra de verdad.
Pero es el mismo hombre, con su negativa, el que pronuncia su propia condena.
Sin duda que san Juan recibió una fuerte impresión por el hecho de que este tema del
juicio se evocara de nuevo aquí en forma vivida, sobre el plano simbólico. En el último
contacto con los judíos, Jesús es verdaderamente su juez, ya que en este preciso
momento ellos rechazan de modo patente al rey- mesías. La escena queda realzada en su
dramatismo por la unión en la misma, de los dos temas, el del juicio y el de la realeza.
Jesús dio su testimonio a los hombres, para que lo acogieran con docilidad y fe -18,37-:
éste debía ser el fundamento de su realeza espiritual. Al fin del proceso, Pilato proclama
abiertamente delante de los judíos esta realeza de Cristo, pero ellos por toda respuesta
gritan: "quita, quita, crucifical". Esta elección les juzga. Es impresionante ver en este
mismo momento, a Jesús en silencio delante de ellos, en actitud de juez. Es su juez
porque no quieren que sea su rey.
Si examinamos los versículos 19,13-16 en el conjunto del proceso de Jesús, nos
sorprende un rasgo frecuente en san Juan y, al que se le ha llamado la ironía del cuarto
evangelio: En el plano humano, Jesús es el acusado y condenado por los hombres; pero
en el plano simbólico, en el plano religioso de la salud, es Jesús quien juzga a los
hombres.
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Examinando todo lo dicho, parece surgir una nueva dificultad. ¿No es más bien en la
exaltación de Cristo en cruz donde hemos de ver el punto clave y más importante de
toda la Pasión de Jesús? A nuestro modo de ver no deben disociarse las dos escenas, la
del proceso de Jesús ante Pilato y la del Gólgota. Están estrechamente unidas.
Desarrollan los mismos temas y tienen fundamentalmente el mismo sentido teológico:
la proclamación de la realeza de Jesús (por Pila to, en el Lithóstrotos; por la inscripción
de la cruz, en el Calvario) y la actitud rechazante de los judíos que constituye su propia
condenación.
Podemos considerar el episodio del Pretorio como un anticipo figurativo de la escena
del Calvario: Jesucristo es proclamado rey en el Lithóstrotos, pero su exaltación
verdadera será sobre el trono de la cruz; Jesucristo sentado en el Pretorio, juzga al
mundo ya que el mundo rechaza su realeza, y precisamente por no querer aceptar a
Cristo crucificado, el mundo consumará su propia condenación. En el Pretorio, nos
movemos más en el campo del signo. En la cruz, la realeza de Jesús y el juicio del
mundo serán una realidad definitiva.
La conclusión de esta escena del Pretorio aparece como el desenlace del gran proceso
que atraviesa de parte a parte todo el evangelio de san Juan. En este proceso son los
judíos los que representan concretamente al mundo, los verdaderos adversarios de
Cristo. Lo mismo sucede en el Lithóstrotos, los verdaderos antagonistas de la escena no
son Jesús y Pilato sino Jesús y los Judíos. Jesús es presentado aquí como el juez de los
judíos, pero en el fondo es el juicio del mundo el que se realiza. La importancia
excepcional de la escena del Lithóstrotos se explica, pues, en definitiva por el hecho de
que se desarrolla -en forma figurativa y en el plano simbólico-, lo que constituirá el
verdadero sentido de la cruz y de la Pascua de la Salud: la exaltación del Rey-Mesías y
la condenación del mundo pecador.
Tradujo y condensó: LUIS JUANET
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