LA PENA DE TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD EN LOS DELITOS DE VIOLENCIA DE GÉNERO. Mª FÉLIX TENA ARAGÓN. MAGISTRADA. PRESIDENTA DE LA SECCIÓN PENAL DE LA AUDIENCIA PROVINCIAL DE CÁCERES. 1 1.- INTRODUCCIÓN. La pena de trabajos en beneficio de la comunidad, (en adelante TBC) puede provenir, en el campo penal, de dos situaciones bien distintas que determinarán, tanto su duración concreta, como su régimen de cumplimiento. Nos estamos refiriendo a que los TBC vengan impuestos como pena en la sentencia en cuya ejecución nos encontremos, o bien, que los TBC se hayan impuesto como pena sustitutiva de una pena privativa de libertad. En los delitos de violencia de género y violencia intrafamiliar las penas que se determinan por el legislador en buen número de delitos son alternativas, y son, precisamente, esos TBC o pena privativa de libertad, (por ejemplo, art. 153, 171.4 y 5 y 172.2 CP), pero, en todo caso, en los delitos como los establecidos en el art. 173.2, 147 y ss y un largo etc. del CP, si la pena privativa de libertad no supera los dos años, podremos encontrarnos ante la posibilidad de sustitución del art. 88 CP. Estudiando separadamente estas dos situaciones, y poniéndolas en relación con la necesidad de un seguimiento de un programa de rehabilitación a maltratadotes, nos encontramos con una primera conclusión que puede tildarse de llamativa: 2 Si la pena que se ha impuesto por estos delitos en los que aparece un supuesto de violencia de género o intrafamiliar son TBC, no existe norma legal alguna que permita al juzgador imponer la necesidad de seguir un tratamiento de reeducación o de resocialización; sin embargo, si nos encontramos ante una pena de prisión por esos mismos delitos, sí es necesario el seguimiento de alguno de estos programas. Así, si se ingresa en prisión para cumplir una pena, en los centros penitenciarios existen esos programas, sin cuyo seguimiento no se le suelen conceder permisos al penado ni demás beneficios penitenciarios, al entender no cumplido el aseguramiento de reinserción. Ello conlleva ciertos problemas, que por el tiempo me limitaré a dejarlos apuntados, y porque , por otra parte, tampoco es el tema específico de la ponencia y no desearía desviarme del mismo, pero, en todo caso, y a los solos efectos ilustrativos debemos apuntar que estas penas, normalmente son de corta duración, ( de seis meses a un año), y que esos programas de los centros penitenciarios se suelen establecer en fechas concretas y cerradas, habitualmente dos veces al año, si el programa ya está iniciado, el penado no puede incorporarse al mismo, y si se ingresa en la segunda 3 convocatoria, terminará antes el cumplimiento de la pena que el programa específico donde le hayan incluido. Esto nos puede llevar a plantear la oportunidad de que exista una interrelación entre instituciones penitenciaria y los servicios de la correspondiente CCAA que prestan este tipo de programas para los condenados que no ingresan en prisión. En primer lugar, ello siempre sería más favorable al penado porque tendría la oportunidad de incorporarse más fácilmente a esos programas y, por otra parte, los mismos estarían unificados y seguirían la misma línea de actuación, tanto para los penados en centros penitenciarios, como los condenados que no hayan llegado a ingresar en esos centros, cuando la finalidad es que se sigan esos programas para conseguir una mayor incorporación y adiestramiento en la resolución de conflictos que permitan que a su salida de prisión no se caiga nuevamente en la comisión de delitos de este tipo. 2.- LA PENA DE TBC COMO PENA PRINCIPAL. Dejando ello apuntado, y volviendo al tema de los TBC, ya se ha expuesto como esos TBC, si se imponen como pena principal, no se seguirá ese tratamiento o programa, y será en la única situación en que la condena por estos delitos no se ajuste a ello, sin que, en mi modesta opinión, exista una explicación lógica y plausible para 4 ello, ya que si el legislador ha considerado que tanto si una pena por esos delitos es suspendida debe seguirse ese programa, (art. 83.1 último párrafo CP), y si es sustituída, debe igualmente seguirse el programa de reeducación, (art. 88.1, último párrafo CP), y si se ingresa en un centro penitenciario, también debe procurarse que el interno siga el mismo, como ya hemos expuesto, no acabo de entender que porque se le ponga una pena en lugar de otra, que por otra parte, termina siendo la misma sustitutiva en no pocas ocasiones, no tenga que someterse, en esos casos, a ese programa. La última reforma del CP, en vacatio legis en este momento, y con su próxima entrada en vigor el 24 de diciembre de 2010 ha introducido una modificación en el art. 49 CP, párrafo primero, que a lo que aquí afecta y cuando está relatando en qué consisten los TBC establece: “así como en la participación del penado en programas formativos o de reeducación, laborales, culturales, de educación vial, sexual y otros similares. Su duración diaria no podrá exceder de ocho horas y sus condiciones serán las siguientes: …” Con esta nueva redacción creo que se abre la puerta a la posibilidad de que cuando esa pena de TBC esté impuesta en sentencia, en el plan de cumplimiento que propongan los servicios 5 sociales penitenciarios pueden incluirse que determinadas horas de esos TBC se cumplan siguiendo el programa de reeducación como ya se recogía en el art. 6.4 del Real Decreto 515/2005 de 6 de mayo y que se mantiene en la última redacción, en relación con el cumplimiento de las penas de TBC impuestas por delitos contra la seguridad vial, y que al recogerlo el CP entiendo que puede actuarse de una forma similar, lo cual paliaría esa descoordinación o falta de coherencia en este tema. Ahora bien, tampoco podemos perder de vista que esta cuestión se introduce en el art 49 CP como potestativa (podrá) lo que supone que no es preceptivo que algunas horas o parte de esas jornadas esté dedicada a seguir un programa de reeducación, como por el contrario sí es necesario e ineludible en el resto de situaciones de condenas por estos delitos de violencia de género, ( recordemos tanto si se ingresa en prisión como si esta pena privativa de libertad se suspende o se sustituye por TBC). Y a la vez con esta redacción se abre una sucesión de cuestiones que habrá de ir determinando, como por ejemplo, si esa facultad la establecen los servicios sociales penitenciarios, si el juez de vigilancia penitenciaria puede no aprobar el plan de cumplimiento porque no se haya incorporado el seguimiento de un programa específico para maltratadores, si el condenado a penas de TBC se niega a acudir a ese programa y no 6 acepta el plan por ese motivo si siendo facultativo puede obligársele a su asistencia, o incluso si no admite el plan cuál es la solución alternativa para que cumpla esa pena porque no estaríamos ni ante un incumplimiento de pena, pero por otra parte no puede imponérsele un plan de cumplimiento que él no acepte, lo que nos abocaría a encontrarnos ante una pena impuesta y no cumplida sin que el CP acoja ninguna solución específica para ello para ello. La otra situación que debemos tratar es cuando esos TBC se imponen como pena sustitutiva de la privativa de libertad conforme al art. 88 CP. 3.- LOS TBC COMO SUSTITUCIÓN DE PENAS IMPUESTAS POR LA COMISIÓN DE DELITOS RELACIONADOS CON LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Es el párrafo del art. 88 CP que ha sufrido la más reciente modificación por la LO 1/2004, llamada la Ley Integral, y que vuelve a ser nuevamente retocado por la última modificación del CP mediante LO 5/2010 de 22 de junio. En el mismo se corrigen determinadas, a mi modesto entender, incorrecciones de la redacción dada por la LO 15/2003, al referirse en aquella ocasión a las penas impuestas por el delito del art. 173.2 7 CP, es decir, como si el delito de habitualidad fuera el único relativo a la violencia de género y doméstica o el más grave, pero que tampoco con la actual redacción se solventa esta cuestión al recogerse la expresión, delitos relacionados con la violencia de género, y dejando fuera del carácter imperativo de esa norma de sustitución a los delitos de violencia doméstica, quedando constreñidos por lo tanto a los delitos cuya víctima sea una de las reseñadas en la citada LO 1/2004. En todo caso, en ese último párrafo del apartado 1 del art. 88 lo que se determina con carácter imperativo es que, en los casos en que la pena de prisión que se vaya a sustituir haya sido impuesta por un delito relacionado con la violencia de género, sólo podrá sustituirse por la pena de trabajos en beneficio de la comunidad. Y ahora, con la modificación última del CP, por la localización permanente si no es superior a seis meses, cuestión que al no ser objeto de esta ponencia nos limitamos a apuntarla. 3.1.- DELITOS RELACIONADOS CON VIOLENCIA DE GÉNERO. Lo primero que debemos traer a colación es el marco legislativo delimitador de lo que conceptualmente puede entenderse, a estos efectos, como delitos de violencia de género con las especificaciones del término relacionados, pero sin irnos a una 8 interpretación amplia de ese concepto de relación, ya que en ese caso nos encontraríamos ante una ampliación de una norma restrictiva de derechos, por lo que debemos limitarnos, a los delitos conceptuados como violencia de género en la LO 1/2004, y aquellos otros supuestos con una relación directa con los mismos. Y ello con independencia de otras consideraciones que nos pueda parecer ese anclaje o denominación, o que lo establecido como tal sea estricto o amplio, o ambas cosas a la vez en función de qué grupo de los que en este momento se recogen como tales. Y ello nos aboca a la LO 1/2004, la ley integral, y la descripción, o más bien enumeración del grupo de personas que se conceptúan, los delitos cometidos contra ellas, y dentro de ellos, qué delitos se configuran como tal. Nos encontramos con dos límites: - El personal o subjetivo, en función de quién sea el sujeto pasivo y activo del delito. - El delito concreto que se comete. 1.- El ámbito subjetivo nos lleva a decir que los delitos de violencia de género deben tener como sujeto pasivo, como víctima, a los siguientes: - Mujer que sea o haya sido cónyuge del agresor. -Mujer que sea o haya sido pareja de hecho del agresor. 9 -Mujer que tenga o haya tenido con el agresor unas relación de análoga afectividad, aún sin convivencia. -Cualquier otra persona especialmente vulnerable que conviva con el agresor. 2.- Ámbito objetivo, en función del delito cometido. La violencia de género en nuestro sistema legal no se configura como una determinada agravante genérica, sino como una suerte de agravante específica para determinados tipos delictivos: - Delitos de lesiones que no necesiten para su curación más de una primera asistencia facultativa. - Delito de agresión sin lesión. - Delito de amenaza leve con armas o instrumentos peligrosos. - Delitos de amenazas leves sin arma o instrumento peligroso. - Delito de coacciones leves. - Delito de habitualidad. Con este marco de violencia de género cabría preguntarnos si sólo en estos delitos, y cuando los sujetos activos y pasivos son los que se han expuesto, sería preceptiva la aplicación de estas obligaciones del nº 1, 2 del art. 83 CP, y el sometimiento al programa de reeducación de maltratadores, lo que en principio tendrán que tener una respuesta afirmativa. 10 Sin embargo, el CP no dice delitos de violencia de género, sino delitos relacionados con la violencia de género, y ello ha permitido que un delito, por ejemplo, de quebrantamiento de medida o de condena que se había acordado en una causa por un delito de violencia de género, se considere que está dentro de esa posibilidad y se impongan imperativamente esas medidas, (auto de la AP de Madrid de 4-12-2008 y AP de Sevilla de 6-112006). Pero a pesar de esa interpretación amplia, que está permitida a mi modesto entender por la redacción de ese precepto, plantea, sin embargo, situaciones en relación con las condenas por otros delitos más graves que no son conceptuados como violencia de género en nuestra norma como la detención ilegal,(art. 163 CP), delitos de lesiones que necesitan más de una primera asistencia facultativa para su curación, abusos sexuales, etc. Y en los que según esta norma del art. 88 podrá sustituirse la pena por multa porque no están conceptuados como delitos de violencia de género, o bien, y dentro de la arbitrariedad judicial sustituir por TBC, pero sin que sea preceptivo el seguimiento de programa alguno. 11 3.2.- DURACIÓN DE LAS PENAS. Dicho ello, y siguiendo con el análisis de las suspensiones de penas privativas de libertad por TBC, conviene observar lo absolutamente insuficiente y confuso de este párrafo. Para empezar, no se distingue para la sustitución de estas penas si nos encontramos ante penas de hasta 1 año o la sustitución extraordinaria de hasta 2 años, por lo que en principio debemos entender que es posible tanto una como otra, lo cual nos conduce a un mayor problema. Si todo parece claro si nos encontramos ante penas de prisión de hasta 1 año, la sustitución lo será por trabajos en beneficio de la comunidad con la equivalencia establecida de 1 día de prisión se sustituye por 1 jornada de trabajo en beneficio de la comunidad. Pero si nos encontramos ante la sustitución de penas de prisión de hasta 2 años, se produce una contradicción entre el párrafo 2 y el párrafo 3 de ese número 1 del precepto estudiado. Veamos, en el párrafo 2 se dice que esas penas (las superiores a 1 año de prisión e inferiores a 2 años) se sustituirán por multa, o multa y trabajos en beneficio de la comunidad, es decir, no permite la sustitución sólo por trabajos en beneficio de la comunidad. En principio podría pensarse que al ser más específico el párrafo 3, en los delitos de 12 violencia de género cuando la pena impuesta es superior a 1 año e inferior a 2, y excepcionalmente el juzgador acoge la sustitución, deberá sustituir sólo por trabajos en beneficio de la comunidad; pero ello implica un beneficio absolutamente injustificado para los condenados por estos delitos, ya que mientras los condenados por otros delitos a penas de esta duración vendrán obligados a efectuar esos trabajos y además a abonar una multa, los condenados por delitos de violencia de género sólo se les impondrían los trabajos en beneficio de la comunidad. Y aquí encontramos la imposibilidad de dar cumplimiento a este mismo art. 88. Si estamos ante penas de prisión de más de un año, y la equivalencia ha de efectuarse de tal forma que un día de prisión se sustituye por una jornada de trabajo en beneficio de la comunidad, y a su vez esta pena sustitutiva no puede superar el año (art. 40.4 CP), a lo que cabe añadir que conforme a este ultimo apartado del art. 88, si la pena se ha impuesto por estos delitos de violencia de género no puede sustituirse por multa, nos abocaría a entender que el condenado a, por ejemplo, dos años de prisión por un delito de violencia de género, sólo tendría que cumplir 365 días de trabajos en beneficio de la comunidad; mientras que si la condena lo ha sido por otro delito no comprendido en la L.O 1/2004, 13 a los 365 días de trabajos habría que añadirles otros dos años de cuotas de días – multa. Para evitar esta evidente desigualdad, entiendo que en estos supuestos en que ya se ha llegado al máximo de duración de la pena sustitutiva deberán completarse con días multa, porque lo que el número 3 del art. 88 pretende evitar es la sustitución de las penas impuestas por estos delitos sólo por una multa, pero si los trabajos en beneficio de la comunidad ya han llegado a una duración máxima al encontrarnos ante penas de prisión de más de un año de duración, a los trabajos en beneficio de la comunidad deberán añadirse las cuotas de días multa correspondientes como si de reos comunes se tratare. Lo que impide ese precepto es la sustitución, sea de penas de un año o la excepcionalidad de hasta dos años, sólo por la pena de multa. 3.3.- IMPOSICIÓN SUSPENSIÓN DE DE OTRAS PENAS OBLIGACIONES ACORDADAS POR POR LA DELITOS RELACIONADOS CON LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Para terminar con esta especialidad, debemos destacar que la sustitución, cuando se efectúa por pena que proviene de la comisión de estos delitos de violencia de género, debe ir 14 acompañada imperativamente del cumplimiento de otra serie de requisitos que el juzgador debe imponer obligatoriamente y no con un carácter potestativo como ocurría en los otros dos supuestos. Uno de ellos es el seguimiento obligatorio de un programa específico de reeducación y tratamiento psicológico, de tal forma que si el condenado se niega a ello, o no efectúa el seguimiento oportuno, conllevará la revocación de la sustitución acordada de acuerdo a lo preceptuado en el número 2 del art. 88 CP, ya que aunque este número se refiere a las penas sustitutivas, entiendo que en ese concepto deben incluirse todas las condiciones o circunstancias que a criterio judicial deben acompañarla. Si en estos casos la pena sustitutiva tiene que ir acompañada del seguimiento de ese programa, ello forma parte de esa pena sustitutiva, y por lo tanto el incumplimiento de ello comportará la revocación de la pena y el retorno a la primera de ellas. También se impondrán las medidas de alejamiento e incomunicación que en estos supuestos y de acuerdo con el art. 57 CP en relación con el art. 48 CP ya van ínsitas a las penas principales, pero que al ser el tiempo de sustitución más largo que el de la pena impuesta, sobre todo en la sustitución por multa, podemos encontrarnos con una mayor duración de esa medida. 15 3.4.- INCUMPLIMIENTO Y REVOCACIÓN. 3.4.a.- De la pena sustitutiva. Los números 2 y 3 del art. 88 completan esta regulación estableciendo las consecuencias del incumplimiento de las penas sustitutivas que no es sino el retorno a la pena que fue sustituida, si bien descontando el cumplimiento parcial con la misma equivalencia, entiendo, que se acordó cuando la sustitución, es decir, si estamos ante penas sustituidas por multa, 2 cuotas de multa sería 1 día de prisión; y una jornada de trabajo, 1 día de prisión. 3.4.b.- De alguna de las obligaciones impuestas en la sustitución. Si el incumplimiento es de alguno de los requisitos añadidos a una pena sustitutiva, ya he expuesto cómo considero que supondrá la revocación de la pena sustitutiva, sin que podamos aplicar supletoriamente el art. 84.2 del CP establecido para la suspensión de la condena y el incumplimiento de algunas de las condiciones adicionales que se hayan impuesto, porque en ese precepto las soluciones que se acogen no son trasladables a la sustitución de penas. 16 Así, se determina en el primer apartado la posibilidad de sustituir la regla de conducta impuesta por otra distinta. Si en la sustitución esas medidas se imponen tomando en consideración las circunstancias concretas de la víctima o de tratamientos específicos del condenado, no puede entenderse que deba cambiarse por la voluntad deliberada de incumplimiento del mismo. La prórroga del plazo de suspensión, no es posible ser trasladada a la sustitución porque los plazos de las penas sustitutivas están legalmente establecidos, no queda al arbitrio judicial. Y la revocación de la suspensión, es lo que considero, en este caso de la sustitución, como posible de poner en práctica. 3.4.c.- Especial consideración al incumplimiento del programa de maltratadotes. Mayores problemas ha planteado el posible incumplimiento de programas o tratamiento de maltratadores, y qué debe entenderse por incumplimiento. La realización de estos planes de formación y su seguimiento corresponde a los Servicios Sociales penitenciarios conforme al real decreto 515/2005 de 6 de mayo, los cuales deben remitir al órgano 17 ejecutor dónde se va someter a ese tratamiento y las circunstancias de su ejecución, ala vez que darán cuenta, al menos cada tres meses de su evolución, así como de las posibles incidencias que se produzcan en el transcurso del mismo. Si es el condenado el que se niega a asistir, o bien abandona ese tratamiento no participando en las sesiones programadas, es evidente que el mismo ha incumplido el requisito, y por lo tanto, su actitud consciente no puede sino conllevar la revocación de la sustitución y volver a la pena sustituida de prisión, así lo han entendido las AP, entre las que podemos citar los autos de la AP de Madrid, 19-2-2007 y Gerona, 17-9-2009. Sin embargo, mayores problemas plantea cuando lo que se informe por los terapeutas encargados de impartir ese programa es el escaso interés del penado. Creo que en ello tendríamos que distinguir dos supuestos, uno de ellos es que ese escaso interés se manifieste por su participación activa, prácticamente inexistente a las sesiones, pero el mismo acude a las citas, no entorpece el desenvolvimiento del programa, en cuyo caso, lo que nos encontraríamos sería ante un fracaso del programa como tal en relación con ese penado, lo que conforme al CP no puede equipararse a incumplimiento por parte del condenado, y así lo ha 18 entendido la AP de Gerona, auto de 17-10-2008 y Madrid, 26-32009. Pero si lo que nos encontramos es ante un condenado sometido a tratamiento que lo único que hace es acudir a las citas porque una vez allí interfiere el desarrollo del grupo, poniendo trabas o tachas a la labor de los profesionales, debe entenderse como una actitud reticente equivalente a ese incumplimiento que debe conllevar la revocación de la pena sustitutiva volviendo a la pena sustituida. 19