Pérdidas netas: estimación del costo global de la

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Resumen del informe
Pérdidas netas: estimación del costo
global de la ciberdelincuencia
Impacto económico de la ciberdelincuencia II
Resumen ejecutivo
La industria de la ciberdelincuencia está en pleno desarrollo; los
beneficios que reporta son excelentes y los riesgos que se corren,
mínimos. Según nuestros cálculos, el costo anual de la ciberdelincuencia
en la economía global supera los 445 000 millones de dólares, cifra que
incluye tanto las ganancias de los delincuentes como los costos que
suponen a las empresas la recuperación y la defensa. Las estimaciones
más conservadoras evalúan las pérdidas en 375 000 millones y, según
otras fuentes, podrían alcanzar los 575 000 millones. Esta cifra es
superior a la renta nacional de la mayoría de los países y es equivalente
a entre el 0,5 y el 0,8 % de la renta mundial.
El objetivo de este informe es poner en cifras el costo de la ciberdelincuencia y el ciberespionaje, sin
embargo, lo esencial es que este dato pone de relieve el perjuicio que causa a las víctimas el efecto
acumulado de las pérdidas en el ciberespacio. La ciberdelincuencia afecta a cientos de millones de
personas que sufren el robo de su información personal. Un estudio mantiene que en total se habrían
robado más de 800 millones de registros individuales en 2013. Solo esto equivaldría a 160 000 millones
de dólares al año. Las empresas denuncian constantemente ataques de hackers, lo que contribuye a que
se extienda la sensación de que la ciberdelincuencia está fuera de control.
Sin embargo, el factor más importante para determinar el costo de la ciberdelincuencia es el daño
que causa a los resultados de las empresas y a las economías nacionales. Nuestras estimaciones se
basan en datos que tienen en cuenta la pérdida de propiedad intelectual, el robo de activos financieros
e información confidencial de la empresa, los costos de oportunidad, otros costos adicionales de
protección de redes, así como el costo de recuperación de los ciberataques, que incluye los daños
sufridos por la reputación de la empresa. Nuestras fuentes incluyen datos publicados, entrevistas,
y cálculos realizados por empresas y agencias oficiales en todo el mundo.
Hemos hallado cientos de denuncias de empresas que han sufrido ataques de hackers. En Estados
Unidos, por ejemplo, 3000 empresas han comunicado un ataque en 2013. En el Golfo Pérsico, dos
bancos perdieron 45 millones de dólares. Una compañía británica informó de pérdidas de 1300 millones
de dólares. Según los bancos brasileños, los clientes pierden millones cada año. El CERT de India informó
de que, entre 2011 y junio de 2013, 308 371 sitios web fueron víctimas de los hackers. Solo las pérdidas
de los incidentes conocidos ya suman miles de millones de dólares, y eso sin contar los episodios que
han pasado inadvertidos y no pueden engrosar la lista. Dado el número de incidentes, sorprende que
muchos países dediquen poco, o ningún, esfuerzo a evaluar de manera oficial las pérdidas que genera
la ciberdelincuencia, incluso en el caso de los países más grandes y desarrollados, y, especialmente,
en los de menor tamaño y renta más reducida. Obviamente, esta circunstancia incide en la capacidad
para estimar las pérdidas con precisión.
El grueso de estas pérdidas recae en los países del G20. Las pérdidas debidas a la ciberdelincuencia en
las cuatro mayores economías del mundo (Estados Unidos, China, Japón y Alemania) alcanzaron los
200 000 millones. En los países con rentas bajas, las pérdidas son menores, pero esto cambiará cuando
se extienda en ellos el uso de Internet y los ciberdelincuentes comiencen a atacar las plataformas móviles.
En los países desarrollados, la ciberdelincuencia afecta enormemente al empleo, ya que lo aleja de los
puestos que crean más valor añadido. Nuestro primer informe indicaba que las pérdidas a causa de la
ciberdelincuencia podían traducirse en la pérdida de más de 200 000 puestos de trabajo en Estados
Unidos. Con datos de la Unión Europea, calculamos que Europa podría perder hasta 150 000 puestos
de trabajo como resultado de la ciberdelincuencia. Si bien no es fácil traducir los efectos de la
ciberdelincuencia en número de puestos de trabajo perdidos, no se pueden ignorar las consecuencias
que este fenómeno tiene en el empleo.
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Pérdidas netas: estimación del costo global de la ciberdelincuencia
Las pérdidas por ciberdelincuencia
de las cuatro mayores economías
del mundo (Estados Unidos, China,
Japón y Alemania) alcanzaron los
200 000 millones. En los países
con rentas bajas, las pérdidas
son menores, pero esto cambiará
cuando aumente en ellos el uso
de Internet y los ciberdelincuentes
comiencen a atacar sus
plataformas móviles.
Robo de propiedad intelectual y freno a la innovación
Las pérdidas en términos de propiedad intelectual que provoca la ciberdelincuencia son las más
difíciles de cuantificar, sin embargo, también son la variable más importante para determinar los
daños globales. Los robos de propiedad intelectual alteran las balanzas comerciales y afectan al
empleo a nivel nacional. Los países en los que la creación de propiedad intelectual es más relevante
o en los que los sectores muy ligados a la propiedad intelectual tienen gran peso en la economía son
los más afectados por las pérdidas comerciales, de puestos de trabajo y de ingresos derivadas de la
ciberdelincuencia. El efecto que tiene el ciberespionaje sobre la seguridad nacional es significativo
y el valor monetario de la tecnología militar empleada no refleja el costo total que deben asumir los
países víctimas. La ciberdelincuencia es un lastre para la innovación. Otra forma de dilucidar el costo de
la ciberdelincuencia sería plantearnos cómo actuarían los inversores si se duplicara la rentabilidad de la
innovación. Lógicamente, las empresas invertirían más y se incrementaría la tasa global de innovación.
Al mermar la rentabilidad de la propiedad intelectual, la ciberdelincuencia desincentiva de manera
invisible la innovación.
Delincuencia financiera libre de riesgos
Cuando los hackers se apoderan de la información de las tarjetas de crédito de millones de personas,
este hecho recibe atención inmediata. Los delitos financieros suelen implicar un engaño, sin embargo,
el fraude se puede llevar a cabo de distintas formas, según se dirija contra consumidores, bancos
u organismos públicos. En los delitos financieros más devastadores, los hackers penetran en las redes
bancarias, y obtienen acceso a las cuentas para transferir fondos. Estos sofisticados atracos en los que
se roban millones de dólares a los bancos son un fenómeno global.
Los comercios minoristas son uno de los objetivos favoritos de los ciberdelincuentes. En 2013,
se unieron a la lista en la que se encontraban TJ Maxx o Sony, entre otros, una serie de ataques que
provocaron serias pérdidas. Las pérdidas comunicadas por los minoristas en el Reino Unido ascendieron
a 850 millones de dólares en 2013. En Australia se han producido ataques a gran escala contra
comercios, cadenas hoteleras y empresas de servicios financieros, con pérdidas que superan, de media,
los 100 millones de dólares por empresa. Aunque es difícil rentabilizar la información de identificación
personal y los datos de tarjetas de crédito robados, los ciberdelincuentes están mejorando sus tácticas.
Además, el riesgo de sanciones para los hackers es mínimo, por lo que probablemente este tipo
de ciberdelincuencia aumentará.
Información confidencial de las empresas y manipulación de los mercados
El robo de información confidencial de una empresa —información de inversiones, datos de
investigaciones y negociaciones comerciales secretas— puede rendir ganancias inmediatas. Los daños
a empresas individuales ascienden a millones de dólares. Una empresa británica informó a las
autoridades de pérdidas de 1300 millones de dólares debido a una fuga de propiedad intelectual que
le ha supuesto una desventaja en su posición frente a la competencia. Las actividades de los hackers en
bancos centrales y ministerios de finanzas pueden reportarles información económica de gran valor para
averiguar las tendencias de los mercados o los tipos de interés.
La ciberdelincuencia prolifera en el área de los mercados bursátiles. Si consiguen introducirse en las
redes de una empresa o de sus abogados o contables, los ciberdelincuentes pueden hacerse con
información privilegiada sobre planes de fusiones y adquisiciones, informes de resultados trimestrales
u otros datos que afecten a la cotización en bolsa de la empresa. Además, sería muy difícil detectar a los
ciberdelincuentes que aprovechen esta información para operar en el mercado de valores. Por ejemplo,
las autoridades de regulación financiera de Turquía descubrieron una actividad sospechosa que tenía
como objetivo llevar a cabo operaciones especulativas y de manipulación del mercado. En el caso de los
ciberdelincuentes de más alto nivel, no hay que descartar que sus actividades principales den paso a una
manipulación financiera que será extremadamente difícil de detectar.
Costo de oportunidad
El costo de oportunidad es el valor de las actividades descartadas. Hay tres tipos de costos de
oportunidad que determinan las pérdidas derivadas de la ciberdelincuencia: una reducción de la
inversión en investigación y desarrollo (I+D), un comportamiento reticente al riesgo por parte de
empresas y consumidores, y un aumento del gasto en seguridad de la red. Para las empresas, el mayor
costo de oportunidad procede del dinero invertido en proteger sus redes. Aunque las empresas
seguirán dedicando recursos a la seguridad, a pesar de la gran reducción del riesgo en el entorno digital,
la omnipresente ciberdelincuencia les condena a pagar una "prima de riesgo".
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Pérdidas netas: estimación del costo global de la ciberdelincuencia
Otra perspectiva para evaluar el costo de oportunidad de la ciberdelincuencia sería considerar la pérdida
como una parte inherente de la economía de Internet. Según algunos estudios, la economía de Internet
genera al año en el mundo entre 2000 y 3000 billones de dólares, y se espera que esta cifra crezca
rápidamente. Nuestras estimaciones sugieren que la ciberdelincuencia equivale a entre el 15 y el 20 %
del valor creado por Internet, lo que supone un gravoso impuesto sobre el potencial de crecimiento
económico y sobre la creación de empleo.
Costos de recuperación
Reparar las consecuencias de la ciberdelincuencia es caro. El costo de la recuperación tras sufrir un
ciberfraude o una filtración de datos para las empresas individuales está aumentando. Además,
aunque es cierto que los ciberdelincuentes no podrán rentabilizar la totalidad de la información que
roben, esto no cambia el gasto en el que incurrirá la víctima, es decir, el costo total de la recuperación
es superior a las ganancias que obtendrán los ciberdelincuentes. Un estudio acerca del costo de la
ciberdelincuencia en Italia descubrió que mientras que las pérdidas reales solo llegaban a 875 millones
de dólares, los gastos en recuperación y los costos de oportunidad alcanzaron los 8500 millones. Para
la sociedad, las consecuencias reales pasan por pagar la factura de la recuperación y para la empresa,
incluyen los daños a la imagen de marca y otras pérdidas relacionadas con la reputación, así como el
deterioro (o la pérdida) de las relaciones con los clientes.
Incentivos y crecimiento continuado
Los incentivos para los ciberdelincuentes son evidentes. La ciberdelincuencia genera grandes ganancias
con un riesgo mínimo y a un costo (relativamente) bajo para los hackers. Sin embargo, en el caso de los
defensores ocurre justo lo contrario. Las empresas e individuos toman decisiones sobre cómo gestionar
las posibles pérdidas derivadas de la ciberdelincuencia en función de los riesgos que están dispuestos a
aceptar y el dinero que están dispuestos a gastar para mitigar dichos riesgos. El problema es que si las
empresas no son conscientes de sus pérdidas o menosprecian su vulnerabilidad, entonces subestiman
los riesgos.
A medida que aumentan las actividades empresariales que se realizan online, se incrementa el número
de consumidores que se conectan a Internet en todo el mundo y proliferan los dispositivos autónomos
conectados a la Red, crecen las oportunidades para cometer ciberdelitos. Las pérdidas a causa del
robo de propiedad intelectual repuntarán si los países que la adquieren mejoran su capacidad para
utilizar dicha información para fabricar sus propios productos. La ciberdelincuencia constituye un
impuesto sobre la innovación y retrasa el ritmo de la innovación en el mundo, ya que reduce la tasa de
rendimiento para innovadores e inversores. Es indispensable que los gobiernos inicien un esfuerzo serio
y sistemático para recopilar y publicar datos sobre la ciberdelincuencia, con el fin de ayudar a países y
empresas a tomar las decisiones correctas sobre riesgos y estrategias. Si no se implementan los cambios
necesarios, la ciberdelincuencia solo puede depararnos más pérdidas y ralentizar el crecimiento.
Acerca de McAfee
McAfee, parte de Intel Security y empresa subsidiaria propiedad de Intel Corporation (NASDAQ: INTC),
permite a las empresas, el sector público y los usuarios particulares disfrutar con seguridad de
las ventajas de Internet. La empresa ofrece soluciones y servicios de seguridad proactivos y de
eficacia probada para sistemas, redes y dispositivos móviles en todo el mundo. Con su estrategia
Security Connected, su innovador enfoque de la seguridad potenciada por el hardware y su exclusiva
red Global Threat Intelligence, McAfee se centra constantemente en mantener seguros a sus clientes.
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Acerca de CSIS
Desde hace 50 años, el CSIS (Center for Strategic and International Studies) desarrolla soluciones
prácticas para superar los mayores retos a los que se enfrenta el mundo. En el aniversario de este centro,
sus investigadores siguen proporcionando análisis y soluciones bipartitas estratégicas que permitan a los
responsables de la toma de decisiones actuar para crear un mundo mejor.
El CSIS es una organización sin ánimo de lucro, bipartita, con sede en Washington, DC. Sus 220 empleados
a jornada completa y su enorme red de investigadores asociados llevan a cabo investigaciones y análisis,
y desarrollan iniciativas y estrategias para prever las tendencias futuras y anticipar los cambios necesarios.
http://csis.org/
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