El Aspecto Psicológico de las Lesiones

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El Aspecto Psicológico de las Lesiones (Este texto ha sido traducido, adaptado y ampliado en su contenido a partir del articulo The mental Side of Athletic Injuries del Doctor Alan Goldberg) Hablar de lesiones para quienes practican habitualmente deportes o actividad física es entrar en un tema incomodo e ingrato. Sin duda a medida que nos vamos sintiendo mejor con el ejercicio físico son muchos los aspectos personales que se ven fortalecidos, la apariencia personal, la interacción social, sentimientos de alegría y satisfacción, entre muchos otros. Sin embargo, es preciso que cada deportista tenga en cuenta que a medida que aumentan sus cargas de entrenamiento, es decir, horas dedicadas a la práctica, cantidad de ejercicios, intensidad de los mismos, se irá acercando a una delicada línea entre la lesión (daño, malestar) y el estado de fortaleza óptimo (salud). De esto saben muy bien los deportistas de nivel competitivo o de elite. Cuantas veces a lo largo de sus carreras deportivas han visto truncado excelentes preparaciones por la aparición de lesiones. El dolor físico que puede llegar a sentir un atleta es sólo una parte muy pequeña del dolor que deberá pasar a lo largo del proceso de rehabilitación. El dolor psicológico causado por una lesión y sus consecuencias relacionadas con la pérdida temporal o permanente de la continuidad de sus entrenamientos y competiciones puede ser mucho más devastadora que una rotura de ligamentos, que una contractura muscular o una rotura de huesos. Por esto es preciso que el malestar psicológico se oriente adecuadamente o si no corremos el riesgo de afrontar un proceso lento e incompleto de recuperación. Asumir conductas preventivas que se transformen en hábitos y en estilos de vida saludables son aspectos cruciales para evitar el surgimiento de lesiones. Por otro lado, en el proceso de rehabilitación, el apoyo de los padres y el entrenador es un factor clave para acelerar la mejoría y disminuir la angustia mental del atleta. A modo personal, al iniciar cualquier intervención en psicología del deporte me interesa conocer cuáles son los significados de los propios atletas, es decir como construyen su realidad, por lo tanto, resulta de vital importancia distinguir las principales funciones que desempeña el deporte en la vida de los atletas y a qué nivel ven afectado su mundo cuando deben mantenerse fuera de acción producto de una lesión, De este modo siguiendo la línea de análisis del Doctor Alan Goldberg, hacemos referencia a lo siguiente. El deporte puede llegar a significar…… Afecta el sentido de Identidad.‐ Si eres un atleta profesional, un deportista de nivel competitivo que dedica muchas horas al entrenamiento en tu deporte, o un deportista amateur cada vez más comprometido con la actividad, es probable que el deporte se haya convertido en parte integral de lo que ERES. Las horas invertidas, el sacrificio experimentado no es en vano, por tanto la definición que haces de tu persona es la de un Deportista, en consecuencia se ve afectada la construcción de tu sentido de Sí mismo. Se trata de cómo te ves y como te ven los demás. Así, si eres corredor, nadador, futbolista o ciclista, la actividad pasa a ser lo que haces y lo que eres. Se transforma en fuente principal de Autoestima: Muchos deportistas experimentan su práctica como aquello donde realmente se sienten competentes y gratificados con el aprecio o el reconocimiento de lo demás. El autoestima (cuanto me aprecio) y el autoconcepto (qué opinión tengo de mi) se ven fortalecidos y serán factores determinantes del mantenimiento de la motivación, la autoconfianza, y de la adherencia al entrenamiento. El disfrute y la satisfacción personal, el dominio de habilidades nuevas, la superación de obstáculos cada vez más difíciles son pruebas concretas de que el trabajo duro está dando frutos, por tanto puedes llegar a sentirte progresivamente más fuerte, más contento, más saludable. Es un modo constructivo de hacer frente al estrés: Son muchas las investigaciones que señalan que el ejercicio físico contribuye a regular de mejor forma el estrés de la vida cotidiana. Quienes no cuentan con “válvulas de escape” corren el riesgo de sufrir una serie de patologías físicas y psicológicas que empeoran la calidad de vida. No hay absolutamente ninguna duda de que el ejercicio físico bien planificado ayuda a manejar mejor el estrés de todo tipo. Desde un punto de vista psicosocial, muchos atletas descubren que su participación en el deporte es una forma constructiva para escapar del estrés de una familia disfuncional o de un contexto de deprivación, en distintos sentidos. El deporte les ofrece una manera segura y constructiva para canalizar sus frustraciones y orientar sus metas En esta misma línea, el deporte puede convertirse en el vehículo de la movilidad social, ya que, se pueden obtener becas, se abre la posibilidad de conocer otras culturas, incluso se puede convertir en una actividad profesional. Las consecuencias psicológicas de lesiones ¿Qué sucede entonces cuando irrumpe una lesión y los deportistas se ven obligado a dejar sus actividades? En pocas palabras se sienten abrumados por una serie de pérdidas significadas como internas o externas. Si la lesión es suficientemente grave como para mantener fuera al atleta durante una buena parte de la temporada, lo primero que se pone en juego es su identidad como deportista o miembro del equipo. Vive la experiencia como si perdiera su lugar y papel en el grupo de entrenamiento o emergen sentimientos de duda sobre su propia valía como atleta. Un atleta olímpico que sufrió una grave lesión, y por ende debió estar al margen de su deporte por bastante tiempo señalo muy claramente: "He estado haciendo atletismo desde que tenía 10 años de edad. Es todo lo que sé. Es lo que soy y lo que hago. Si yo no soy un atleta entonces ¿quién soy realmente?" Sin su deporte, sin los entrenamientos y competiciones, de repente el atleta vive un vacío potencialmente significativo que afecta el sentido de sí mismo y que de alguna forma intentará llenar. Si el deportista ha sido capaz de ampliar su participación en otras áreas de su vida, es probable que pueda sobrellevar la lesión de mejor forma. Goldberg señala que desafortunadamente, muchos atletas de elite no tienen el tiempo de realizar otras tareas fuera del deporte por lo tanto sufren lo que se denomina Confusión de Identidad, es decir, la lesión cambia su posición en el equipo, cambia la percepción, del equipo técnico, y de los directivos hacia él por tanto vive esta situación como si no tuviese un lugar bien definido. Por otro lado se pierde la salud física y la sensación de invencibilidad. Muchos atletas están acostumbrados a ser independientes y confiar en sus cuerpos para afrontar las exigentes cargas de entrenamiento o los desafíos competitivos. Con la lesión, el atleta se tiene que enfrentar el hecho frío y duro que su cuerpo no es el mismo, que también es frágil. Además, las lesiones con frecuencia hacen que el deportista deba depender de los demás, es decir, médicos, entrenadores, fisioterapeutas, etc. Experiencia que les resta libertad y que es afrontada en ocasiones, con rabia, frustración o pereza. En segundo lugar, se pierde una importante fuente de su autoestima. El atleta se acostumbra a recibir constantemente elogios, por ser el más rápido, el más resistente o el más fuerte, por tanto se siente querido, valorado y validado por su entorno. De este modo al verse marginado de las actividades diarias, al observar desde lejos a sus compañeros y darse cuenta que ya no es objeto de la atención de antes, es posible que surjan las dudas ligadas a su valor como deportista. Es decir sino no estoy entrenando duro en la pista, compitiendo con mis compañeros, compartiendo con el grupo ¿qué valor tengo para el equipo o el entrenador?, este tipo de cuestionamiento pueden surgir y herir el autoestima. En casos más serios diversos autores señalan que surgen sentimientos de alienación y aislamiento, realizar los ejercicios recuperativos en un gimnasio o pabellón alejado de los compañeros, puede provocar la permanente sensación de estar perdiéndose momentos importantes o vivir el evento como alguien que ha sido olvidado. Es preciso señalar que cada atleta afrontará la experiencia de lesionarse de manera distinta, de todos modos es necesario preguntarse ¿qué significados conlleva para él, y que repercusiones a nivel emocional está generando? De todos modos e independiente de la singularidad del afrontamiento que elija cada atleta, es necesario comprender que sentimientos de duda, comportamientos “disruptivos” son absolutamente normales y una parte natural del camino a la recuperación. Algunos psicólogos deportivos señalan que como con cualquier tipo de pérdida, el atleta puede pasar por una serie de etapas de características similares al proceso de duelo: negación, ira, negociación, depresión, aceptación. Estrategias de los Atletas para Hacer Frente a las Lesiones • Permítete estar triste. Quizá el camino menos indicado es el de reprimir tus emociones, siente y expresa la perdida que estas experimentando. Rompe con el tópico de ser “macho”, “fuerte” “invencible”. La expresión de tus emociones es una parte importante del proceso de curación. • Aceptación. Algunos atletas lesionados tienen una tendencia a centrarse en el pasado “pude haber hecho” " si no hubiese realizado ese movimiento”. “si hubiese empezado más lento” Lo único real es que te tocó estar lesionado, para favorecer tu proceso de recuperación debes vivir el presente y aceptar lo que sucedió, la aceptación no es resignarse y bajar los brazos, sino que es una invitación a equilibrar tus emociones y pensamientos, una vez que lo consigues puedes trazar tu plan de ruta hacia la recuperación. Cuando Aceptas, además puedes hacer un compromiso con tus valores más profundos (perseverancia, optimismo, responsabilidad) es decir a pesar de las malas sensaciones, de la rabia o la pena que surge, de los pensamientos catastrofistas, te decides a ser consecuente con tus valores y marcar el camino con ellos. Establece metas nuevas y realistas ‐ Al comenzar el proceso de recuperación, es muy posible que tengas que aprender a medir tus éxitos de manera muy diferente, ya no serán las marcas ni las clasificaciones. Ahora los objetivos se trazarán a partir del trabajo que sugieran los médicos o kinesiólogos, el plan de ejercicios recuperativos serán tus tareas diarias, mientras más comprometido seas con su cumplimiento, obtendrás una mayor percepción de control frente a la situación, tu mente se mantendrá centradas en las tareas y darás menos cabida a pensamientos negativos. Agrega siempre objetivos psicológicos a este proceso, los que pueden ir desde proponerte ir de buen humor a las sesiones recuperativas, hasta practicar diariamente la visualización. Si te estas recuperando de una fractura de hueso o una lesión de rodilla, puedes dedicar 5‐10 minutos a imaginar que el hueso o la rodilla comienza a sanar, si tuviste una “rotura de fibras”, imagina como éstas se juntan y sanan. Son muchos los estudios que avalan el uso de la visualización en el tratamiento de lesiones, concretamente se produce el llamado efecto Carpenter es decir, microactivaciones de la zona corporal imaginada, que provocan un ligero aumento de la fisiología de la zona lesionada, aportando a la recuperación, (Palmi, 1998). • Mantén una actitud positiva, Tal como lo señalé anteriormente, la actitud positiva es fundamental, existe una frase que siempre cobró mucho sentido para mi y que aparece en el clásico Inteligencia Emocional de Goleman “ El temperamento no es el destino”, esto quiere decir que por mucho que sientas que tu disposición anímica no es de lo mejor, existe la posibilidad de tomar conciencia de lo que estas sintiendo en el momento y transformar aquella sensación, emoción o pensamiento en algo positivo, por difícil que esto resulte. Las emociones positivas favorecen tu recuperación, genera un clima agradable de trabajo y quizá lo más importante, tu fisiología experimenta cambios que pueden acelerar la curación. • Si es necesario, busca a un consejero. Inicialmente un buen consejero puede ser otro atleta que haya pasado por una situación similar de lesión, resulta muy beneficioso que consultes con él, ¿Cuánto tiempo le llevo la lesión? ¿Cómo se sentía al comienzo y en la mitad del proceso? ¿Qué estrategias utilizó para sentirse motivado? Compartir experiencias con un colega, puede contribuir a reducir tu estrés, a mirar con esperanza lo que queda de tratamiento. Por otro lado sí estas muy deprimido durante un período prolongado de tiempo, has perdido interés en las cosas, has notado que tu sueño y hábitos alimenticios han cambiado busca ayuda profesional. Si tienes este tipo de síntomas, significa que entraste en una fase de entrampamiento. Buscar la ayuda de un psicólogo deportivo o de un terapeuta, no es un signo de debilidad, por el contrario, es un signo de fortaleza y de inteligencia emocional. • Cultiva la paciencia. Es fundamental que cumplas con los tiempos estipulados de recuperación, regula tu optimismo y las ganas, a veces las percepciones engañan, es decir, puedes sentir que tu cuerpo esta fuerte y realizar movimientos arriesgados que te pueden costar más tiempo de para. En esta etapa es fundamental la comunicación, con los médicos y el entrenador. Si has llevado el proceso de curación orientado por los objetivos, se consecuentes con ellos, no intentes recortar camino, pues puede traer consecuencias graves. Estrategias del entrenador para ayudar al atleta lesionado • Ser Empático. Da muestras de comprender lo que tus atletas están sintiendo, con un gesto, con un abrazo, sin juzgar conductas. Comprende que la ira, la frustración y la decepción es parte de la primera etapa de la recuperación. En un primer momento el atleta necesita sentirse contenido y apoyado, luego vendrán las evaluaciones racionales, sobre el porqué de la lesión. Favorece que los atletas expresen sus sentimientos y a la vez orienta a que estos no caigan en la autocompasión, para esto señala que lo acompañaras en el proceso general de recuperación. Autoobserva tus propios pensamientos y emociones, pues claramente una lesión implica una reorganización de la planificación y esta la debes enfrentar reconociendo lo que te sucede al respecto. Fortalece su Autoestima. Recuerda que en muchas ocasiones el atleta lesionado vive esta experiencia como un duro golpe a su autoestima y por lo tanto se encuentra muy vulnerable. Hazle saber tanto por medio de tus acciones y palabras que lo valoras tanto en su dimensión personal como atlética,. Ten en consideración que es tu responsabilidad llegar a él y no al revés. Busca las formas de mantenerlo integrado al grupo de entrenamiento, genera instancia donde pueda compartir con sus compañeros, si puedes acompañalo en la realización de sus ejercicios recuperativos, corrige y refuerza tal como lo haces con los atletas sanos. Busca establecer contacto con otros deportistas que han sufrido lesiones similares e invítalos a compartir con tu atleta. Recuerda que es importantísimo que no surjan sentimientos de aislamiento. Si es posible asígnale un rol de ayuda “asistente técnico” o consultor en el funcionamiento del grupo, busca su opinión durante los entrenamientos o las competiciones. • Demuestra con acciones concretas. Aumenta el contacto y comunicación con el atleta lesionado, llámalo si no se presenta a entrenar. Si es operado intenta visitarlo y mantener contacto con la familia. Recomienda literatura de autoayuda o casos exitosos de recuperación deportiva. • Pide Ayuda. Si a pesar de las acciones que has emprendido, el animo del atleta sigue bajo, observas cambios en los hábitos de alimentación y de descanso, busca asesoramiento profesional o induce al atleta a pedirlo, mantener contacto con los padres es fundamental en estos casos. Lo peor que podrías hacer al detectar estas conductas sería optar por la “mirada de túnel” es decir, obviarlas, negarlas, para no asumir acciones propias de tu responsabilidad. En definitiva las lesiones deportivas, ya sea temporal o permanente, son y serán siempre una interrupción perturbadora en la vida de un atleta. En consecuencia no solo es preciso reestablecer las funciones físicas del deportista, también cabe disminuir el dolor emocional que acompañan a las lesiones deportivas. Un atleta que consigue afrontar equilibradamente las lesiones aumenta la probabilidad de acortar los tiempos de recuperación, además es capaz de vivir este proceso como un desafío y no como una tragedia. El camino hacia la recuperación variará dependiendo de la magnitud de la lesión. En este sentido la vuelta a la pista puede acarrear inseguridades y miedos relacionados con volver a dañarse, estas conductas son esperables y deben ser acompañadas por el equipo técnico, quienes deberán generar un clima de apoyo donde el atleta confíe en sus recursos y en las decisiones de su entrenador, el regreso es progresivo e idealmente debiese ser definido con objetivos concretos, así el deportista percibe el avance o puede evaluar las dificultades. Espero que esta guía sea de utilidad tanto para los atletas y entrenadores, atender a las variables psicológicas que surgen en el proceso de entrenamiento deportivo, enriquece el trabajo y permite ir más allá del rendimiento, pues apunta la mirada hacia el bienestar general de los deportistas. Víctor Cepeda Salas Unidad De Rendimiento y Bienestar 
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