Discurso del Día del Ingeniero 2015 Sergio M. Alcocer Es para mí

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Discurso del Día del Ingeniero 2015
Sergio M. Alcocer
Es para mí un honor dirigir estas palabras en nombre de
la Academia de Ingeniería de México. Señor Secretario sea
tan gentil de llevar un saludo respetuoso y nuestro aprecio
al Señor Presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Inicio expresando mi más amplio reconocimiento por la
labor que cotidianamente hacen los ingenieros a favor de
México. Mucho me enorgullece ser parte de un gremio de
mexicanos que ha sabido contribuir con creatividad y
compromiso a la construcción de la infraestructura y la
industria de nuestro país. No se explicaría el México actual
sin la ingeniería mexicana, pública y privada.
Agradezco al ingeniero Gustavo Arvizu su amable
invitación. Me precio de conocer la trayectoria profesional
del ingeniero Arvizu, y eso me permite estar muy confiado
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en que la Unión podrá seguir representando dignamente a
los ingenieros mexicanos.
El día de hoy, la Nación entera celebra a los ingenieros.
Como lo señalaba José Martí, “honrar, honra”. En efecto,
hoy nuestro país se honra por contar con un gremio de
profesionistas capaces y comprometidos que han
demostrado satisfactoriamente que saben enfrentar y
resolver los enormes retos que el país les ha demandado.
Es momento de celebrar puesto que hemos cumplido con
profesionalismo, técnica y calidad frente a las exigencias
de nuestro entorno. Hemos sido actores del crecimiento
económico, y de la generación de empleo y bienestar de
nuestros compatriotas. Y muy especialmente, hemos
prestado atención a aquellos que conforman los sectores
más vulnerables de nuestra sociedad, incluyendo a los que
menos tienen. Eso, colegas, amigos, es motivo de orgullo
compartido y de satisfacción.
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La ingeniería mexicana tiene una larga tradición y sólido
prestigio, de ya varios siglos, que debemos recordar para
de ahí mejorar e innovar. A quienes no son ingenieros,
debemos recordarles lo que la ingeniería mexicana ha sido
capaz de hacer cuando se le ha apoyado y se le ha tenido
confianza. Cinco ejemplos de ello, de los años 40 a la fecha
son:
 la infraestructura petrolera de aguas someras, base
de la producción de hidrocarburos,
 los grandes puentes de los años 50 a 70 en los cuales
participaron
encabezaron
pasantes
las
gubernamentales
que
años
empresas
de
la
y
después
entidades
construcción
de
infraestructura,
 el Metro de esta ciudad, construido por primera vez
en el mundo en suelos muy blandos y en zona de
sismos con intensidades importantes, así como
 el desarrollo de la industria automotriz y el reciente
crecimiento vertiginoso de la industria aeroespacial.
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Gracias
a
la
ingeniería
mexicana
contamos
con
infraestructura que ha conectado comunidades aisladas y
ha mejorado los espacios públicos que fortalecen la
unidad y la comunicación. Gracias a ella contamos, entre
otras cosas, con más de 6 millones de hectáreas de riego
que proporcionan la mitad de los alimentos del país, 91%
de la población tiene agua potable y 98% electricidad.
No cabe duda que la ingeniería mexicana no es
improvisada, ni reciente.
El Día del Ingeniero nos ofrece la oportunidad idónea para
reflexionar sobre la ingeniería mexicana; sobre su
presente y su futuro. Permítaseme, entonces, hacer
algunas consideraciones sobre este particular.
En el entorno mundial, son cinco los motores que
impulsan a las sociedades contemporáneas:
1. La automatización y la abundancia de productos y
servicios.
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2. La globalización de prácticamente todo.
3. El cambio climático y la sostenibilidad.
4. La demografía.
5. La revolución de la comunicación a través del
advenimiento de la sociedad del conocimiento.
Estos factores nos obligan a revisar permanentemente
nuestras conductas y objetivos. A ellos, debemos sumar la
percepción social sobre la deficiente calidad técnica e
integridad de la ingeniería mexicana, exacerbada
recientemente. Muchos pensamos que esta percepción no
corresponde con una realidad más favorable a la
ingeniería. Esta mala percepción ha afectado al ánimo y
ambición de nuestros ingenieros, dejando a un gremio
paralizado, con falta de confianza en sí mismo y sin rumbo.
En efecto, como lo he señalado en otras ocasiones, la
ingeniería mexicana no pasa por sus mejores momentos.
Ante esta realidad, la ingeniería mexicana requiere
urgentemente
renovarse
y,
en
varios
aspectos,
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reinventarse.
Si no lo hacemos pronto, su deterioro,
lamentablemente ya evidente, será acelerado con las
consecuencias previsibles.
Empecemos por lo fundamental. Los países avanzados del
mundo consideran a la ingeniería como un asunto de
soberanía nacional. Son los ingenieros de estos países, y
no los profesionales de otras naciones, los que mantienen
el control de las decisiones técnicas y económicas de los
proyectos.
La ingeniería mexicana requiere de una transfusión de
optimismo y de confianza en sí misma y en el futuro, pero
todo ello, lo resalto, sin caer en la autocomplacencia. Pero
eso no basta. Es necesario que las industrias, de las que la
ingeniería mexicana es pilar, se transformen para atender
las necesidades de una sociedad cambiante, innovando
con calidad.
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Necesitamos urgentemente definir cómo queremos que
sea la ingeniería mexicana de este siglo. Me atrevo a
proponer que sea una ingeniería innovadora, competitiva,
relevante y protagónica, basada en el conocimiento e
integridad, que promueva un desarrollo social y
económico sustentable y equitativo.
Para alcanzar esta visión, debemos echar mano de
nuestras asociaciones para desplegar un esfuerzo
organizado
que,
por
medio
del
diálogo
y
el
convencimiento de los sectores involucrados, logremos
los apoyos y cambios que se requieren.
Con
objeto
de
recuperar
nuestra
relevancia
y
protagonismo, en la Academia de Ingeniería de México
hemos decidido aportar posicionamientos y propuestas
de política pública sobre 8 Grandes Retos de la Ingeniería
Mexicana, en orden alfabético:
1. Alimentación y desarrollo rural.
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2. Competitividad e innovación.
3. Educación e investigación en ingeniería.
4. Energía y sustentabilidad.
5. Infraestructura, transporte y ciudades.
6. Manufactura y servicios.
7. Recursos naturales y cambio climático.
8. Salud.
Además, estamos trabajando en diversas propuestas
sobre la planeación y desarrollo de proyectos de obra
pública de modo que su ejecución sea más eficiente, eficaz
y transparente.
Para
renovar
nuestra
ingeniería,
resulta
urgente
trazarnos un plan de trabajo, una hoja de ruta que guíe
nuestra práctica. Al respecto, me permito sugerir algunos
puntos que considero relevantes:
1. Necesitamos establecer una cultura de la innovación
en la formación de los nuevos ingenieros y que se
actualicen los planes y programas, para que
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incorporen nuevos sistemas de pensamiento y
enseñanza, preparen a los egresados de manera
rigurosa para seguir aprendiendo toda la vida en un
escenario de cambio tecnológico acelerado y, al
mismo tiempo, se proporcionen las bases para
analizar y replantear las políticas públicas. Un primer
paso
se
ha
dado
en
el
sector
energético
recientemente, pero quedan los otros por atender.
2. Las empresas de ingeniería requieren realizar
cambios para competir en el ámbito internacional.
Necesitamos estimular en ellas la inversión en la
preparación del personal técnico como parte esencial
de sus actividades cotidianas. La formación básica se
adquiere en las aulas; los ingenieros se hacen en la
práctica de todos los días. Asimismo, se requiere que
las
empresas
cuenten
con
los
estímulos
y
certidumbre del trabajo para que inviertan en
herramientas científicas y tecnológicas de última
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generación. Sólo las empresas mejor preparadas
tendrán mayores probabilidades de éxito.
3. El gobierno necesita fortalecer la capacidad técnica
de las instituciones públicas, así como destinar más
recursos
con
mayor
oportunidad
para
la
infraestructura. El gobierno debe promover en forma
decidida y continua el fortalecimiento de las
empresas mexicanas. Esta medida es consistente con
la práctica de los países más avanzados con los que
competimos. Asimismo, es necesario establecer las
condiciones para una vinculación efectiva entre la
academia, la iniciativa privada y el sector público que
facilite la participación conjunta, en el diseño y
ejecución de los proyectos, en la formación de talento,
así como en la innovación tecnológica.
4. En el ámbito de la contratación de infraestructura
pública, se necesita:
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a. Establecer un sistema de planeación integral de
mediano y largo plazos tal que permita tener un
banco de estudios y proyectos,
b. Simplificar los procesos de contratación y
ejecución, así como promover la justipreciación
de la ingeniería de proyecto.
c. Modernizar los procesos de auditoría y de
solución de controversias.
5. En este esfuerzo conviene fortalecer la vinculación de
escuelas, empresas e instituciones gremiales con sus
contrapartes en otros países. Aprendamos y
asimilemos de ellos, compartamos nuestro saber.
6. Finalmente, urge diseñar y operar un programa de
comunicación social para revertir la injusta imagen
en la población de la calidad, capacidad y ética de la
ingeniería mexicana.
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Apreciados señor Secretario, colegas ingenieros, señoras
y señores,
Si queremos que el presente y el futuro de la ingeniería
mexicana sean exitosos, su práctica deberá de estar
basada en la calidad y
la innovación. En estos dos
conceptos subyacen tanto un sentido de urgencia, como
valores como la honestidad, la ética profesional y el
compromiso social. En ello, debemos de estar unidos y
abiertos al debate, a las nuevas ideas. Así, habremos de ser
capaces de crear riqueza y bienestar comunitario, de
reducir las disparidades sociales, y de darle poder a
quienes están en desventaja. Contamos con un amplio
inventario de instituciones que hemos forjado y
administrado de buena manera. Urge fortalecerlas.
La industria mexicana cuenta ya con un amplio número de
empresas de alcance mundial. La globalización ha
permitido que muchas de ellas sean competitivas en
mercados
extranjeros,
y
que
ganen
proyectos
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significativos. Hay oportunidades para que la ingeniería
mexicana juegue un papel destacado en el mundo, y las
debemos de tomar. Nuestra fuerza está aquí mismo, entre
nosotros. Nuestra fuerza reside en los recursos humanos
con los que contamos, en nuestro propio talento.
Finalmente, Señor Secretario, con la ocasión que
representa Programa Nacional de Infraestructura para el
país, estoy persuadido de que el futuro le depara grandes
oportunidades y satisfacciones para la ingeniería
mexicana y sus ingenieros. Los ingenieros mexicanos
hemos sabido responder en tiempos difíciles. Estoy
seguro que lo haremos una vez más sin renunciar a los
valores que nos distinguen y con actitud renovadora.
México necesita a sus ingenieros y a una ingeniería
mexicana sólida y competitiva.
Enhorabuena, ingenieros. Felicidades y muchas gracias.
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