Fluoruro El contenido de flúor de la corteza terrestre es aproximadamente 0,3 g/kg y se encuentra en forma de fluoruros en diversos minerales. La mayoría del fluoruro en aguas de consumo es de origen natural. Los minerales inorgánicos que contienen fluoruro tienen muy diversas aplicaciones industriales, como la producción de aluminio. Pueden liberarse al medio ambiente fluoruros procedentes de rocas que contienen fosfato empleadas en la fabricación de fertilizantes fosfatados; estos depósitos de fosfato contienen un 4% de flúor aproximadamente. En sistemas de fluoración de aguas municipales se usan ácido fluorosilícico, hexafluorosilicato de sodio y fluoruro sódico. La exposición diaria al fluoruro depende principalmente de la zona geográfica. En la mayoría de las circunstancias, los alimentos parecen ser la principal fuente de ingesta de fluoruro, mientras que la aportación procedente del agua de consumo y de los dentífricos es menor. En zonas con concentraciones relativamente altas, especialmente en aguas subterráneas, el agua de consumo adquiere mayor importancia como fuente de fluoruro. También puede ser significativa la ingesta en zonas donde se usa carbón con alto contenido en fluoruro en recintos cerrados. Valor de referencia Presencia Método de cálculo del valor de referencia Límite de detección Concentración alcanzable mediante tratamiento Observaciones adicionales 1,5 mg/l En aguas subterráneas, las concentraciones varían según el tipo de roca a través de la que fluye el agua, pero no suelen superar los 10 mg/l. La concentración más alta que se ha descrito es de 2800 mg/l. Basado en pruebas epidemiológicas que demuestran que las concentraciones mayores que este valor conllevan un riesgo creciente de provocar fluorosis dental, y que cuanto mayor es la concentración mayor es el riesgo de fluorosis ósea. El valor es superior que el recomendado para la fluoración artificial de sistemas de abastecimiento de agua, que suele ser de 0,5 a 1,0 mg/l. 0,01 mg/l mediante cromatografía iónica; 0,1 mg/l mediante electrodos selectivos de iones o el método colorimétrico del SPADNS (ácido dihidroxi-sulfofenilazonaftalenodisulfónico). La concentración debería poderse reducir hasta 1 mg/l mediante tratamiento con alúmina activada (no es un proceso de tratamiento «convencional», pero la instalación de filtros resulta relativamente sencilla). • Existe un documento de orientación sobre la gestión del fluoruro. • Al establecer normas nacionales para el fluoruro o al evaluar las posibles consecuencias para la salud derivadas de la exposición al fluoruro, resulta fundamental tener en cuenta la ingesta de agua de la población de interés, así como la ingesta de fluoruro procedente de otras fuentes (como los alimentos, el aire y los productos dentales). Cuando resulte probable que las ingestas procedentes de otras fuentes se aproximen a los 6 mg/día o superen esta cantidad, convendría contemplar el establecimiento en las normas de una concentración menor que el valor de referencia. • En zonas con concentraciones altas de fluoruro de origen natural en el agua de consumo, es posible que, en algunos casos, resulte difícil alcanzar el valor de referencia con las técnicas de tratamiento disponibles. Reseña toxicológica Se han llevado a cabo muchos estudios epidemiológicos sobre los posibles efectos adversos resultantes de la ingestión prolongada de fluoruro a través del agua de consumo. Estos estudios demuestran claramente que el fluoruro afecta principalmente a los tejidos óseos (huesos y dientes). En muchas regiones con un índice alto de exposición al fluoruro, éste es una causa significativa de morbilidad. Las concentraciones bajas protegen, sobre todo a los niños, de las caries dentales. Los efectos protectores pre- y poseruptivos del fluoruro (por la incorporación del fluoruro a la matriz del diente durante su formación, el desarrollo de surcos dentales menos profundos, que son menos proclives, por consiguiente, a cariarse, y el contacto con la superficie del esmalte) aumentan al aumentar la concentración de fluoruro en el agua de consumo hasta aproximadamente 2 mg/l, siendo la concentración mínima necesaria para producir el efecto protector 0,5 mg/l aproximadamente. No obstante, el fluoruro también puede producir un efecto adverso en el esmalte dental y puede provocar fluorosis dental leve en concentraciones de 0,9 a 1,2 mg/l en el agua de consumo, en función de la ingesta. Asimismo, las ingestas elevadas de fluoruro pueden producir efectos más graves en los tejidos óseos. Se ha concluido que existe un claro riesgo adicional de efectos óseos adversos si la ingesta total es de 14 mg/día e indicios que sugieren un incremento del riesgo de efectos en el esqueleto cuando la ingesta total de fluoruro supera los 6 mg/día aproximadamente. Antecedentes de la determinación del valor de referencia Las Normas internacionales para el agua potable de la OMS de 1958 y 1963 hicieron referencia al fluoruro, afirmando que concentraciones de flúor en el agua de consumo mayores que 1,0-1,5 mg/l pueden provocar fluorosis dental en algunos niños y que concentraciones mucho mayores pueden producir, a largo plazo, daños óseos en niños y adultos. Para evitar el desarrollo de caries dentales en niños, se añade a ciertos sistemas de abastecimiento de agua comunitarios flúor para que su concentración alcance 1,0 mg/l. Las Normas internacionales de 1971 recomendaron el establecimiento de límites de control de los fluoruros en el agua de consumo para diversos intervalos del promedio anual de temperaturas máximas diarias del aire; los límites de control oscilaron entre 0,6 y 0,8 mg/l para temperaturas de 26,3 a 32,6 °C y 0,9-1,7 mg/l para temperaturas entre 10 y 12 °C. La primera edición de las Guías para la calidad del agua potable, publicada en 1984, estableció un valor de referencia de 1,5 mg/l para el fluoruro, ya que se había descrito muy ocasionalmente la aparición de manchas en los dientes cuando las concentraciones eran más altas. También se señaló que la aplicación local del valor de referencia debe tener en cuenta las condiciones climáticas y los casos en que la ingesta de agua es mayor. Las Guías de 1993 concluyeron que no había pruebas que sugirieran la necesidad de revisar el valor de referencia de 1,5 mg/l establecido en 1984. También se admitió que en zonas con altas concentraciones de fluoruro natural, es posible que, en algunos casos, resulte difícil alcanzar el valor de referencia establecido con las técnicas de tratamiento disponibles. Asimismo, se destacó que, a la hora de establecer normas nacionales para el fluoruro, es especialmente importante tener en cuenta las condiciones climáticas, el volumen de agua ingerida y la ingesta de fluoruro procedente de otras fuentes. Fecha de evaluación La evaluación de riesgos se realizó en 2003. Referencias principales IPCS, 2002: Fluorides. Ginebra (Suiza), Organización Mundial de la Salud, Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas (n.º 227 de la serie de la OMS Criterios de Salud Ambiental). OMS, 2003: Fluoride in drinking-water. Documento de referencia para la elaboración de las Guías de la OMS para la calidad del agua potable. Ginebra (Suiza), Organización Mundial de la Salud (WHO/SDE/WSH/03.04/96).