Los cuerpos intermedios

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Los cuerpos intermedios
por
M I C H E L CREUZET
Parte primera
La vida social
PROEMIO
La presente obra sobre los cuerpos intermedios no habrá de ser
un análisis completo de la vida social.
Su lugar debería estar, normalmente, a continuación de otros
estudios doctrinales sobre la labor de la sociedad, los problemas
del trabajo y las cuestiones de la familia.
Le debería preceder, lógicamente, también un estudio sobre el
Estado.
Creemos, sin embargo, oportuna ahora la aparición de este trabajo sobre los cuerpos intermedios, en un tiempo en el que se enfrentan dos concepciones opuestas del orden social.
Hay quien piensa- que una multitud jerarquizada de comunidades entre la familia —célula básica— y el Estado,
correspondientes
a cada necesidad de la vida humana, sería la mejor garantía de las
libertades personales, la condición del progreso social y de la paz
civil.
Otros, en cambio, estiman que vemos fatalmente hacia un nuevo
tipo de relaciones humanas, en el que' no habrá más que masas y
el Estado (o Supcrestado), que tomará a su cargo la totalidad de
la vida social.
Dos concepciones del hombre y de su lugar en la sociedad.
¿Cuál corresponde mejor a la naturaleza de las cosas? ¿Cuál
será la más capacitada para crear las mejores condiciones de vida
para que el hombre pueda alcanzar mejor su finalidad?
A estas cuestiones es a las que debe responder finalmente un
estudio sobre los cuerpos
intermedios.
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I
EL HOMBRE Y LAS COMUNIDADES EN LAS QUE VIVE
"En la sociedad —observa Pío XI— es donde el hombre desarrolla mejor su personalidad" (1). De ahí esa "tendencia a la
asociación", de la que habla Juan XXIII (2), "con el intento de
conseguir objetivos que sobrepasen las capacidades y medios de
que pueden disponer los individuos" (3).
Lo que cada cual no puede obtener solo, un instinto natural se
lo hace buscar en la ayuda aj ena. Esta observación no sólo es valedera para los bienes materiales, sino que se puede aplicar también
a bienes más altos. No en vano nos dice el Espíritu Santo, en el
Génesis: "No es conveniente que el hombre esté solo". La muerte de Nuestro Señor Jesucristo sella con la sangre redentora los
fundamentos divinos de la más perfecta de las sociedades: la Iglesia.
Esta tendencia natural de los hombres a agruparse, la encontramos realizada en multitud de entidades, comunidades, agrupaciones,
sociedades, asociaciones diversas, cuyo conjunto constituye el orden social. A cada uno de estos organismos le incumbre el objetivo
que persiguen sus miembros, desde la sociedad de pescadores de
(1) Carta a Duthoit, de 6 de julio.de 1937.
(2) Mater et Magistra, parte II.
(3) 'Cf. León XIII, encíclica Libertas Praestmitiss,immnJ párrafo 36
del texto latino: "Dios es quien iba hecho al hombre para la vida en sociedad y quien 3o ha unido a sus semejantes, con el fin de que las necesidades naturales que no pudiera satisfacer con sus solos esfuerzos, las satisficiera mediante la asociación.
Cf. Pío VI, encíclica Quod {iliquanhtm, 1791: "Es tal la debilidad de la
naturaleza humana, que para conservarse los hombres tienen necesidad unos
de otros, del socorro mutuo ... Es, pues, ;la misma naturaleza quien lia agrupado a los hombres y los ha reunido en sociedad".
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caña hasta la Iglesia, que se asigna el bien más alto: Dios. "Multitud de diversas sociedades jerarquizadas, escribe Jean Daujat (4),
corresponden a cada menester de la vida humana, para los que
el hombre aislado sería impotente".
Nuestra mira no es exponer aquí los beneficios de las instituciones temporales, consideradas en su generalidad (5), sino estudiar los diversos cuerpos sociales en los que ellas se sintetizan.
Pero, en primer lugar: ¿qué cuerpos son esos?
Elementos de la personalidad.
Lo que especifica al hombre, lo' que le caracteriza es su pertenencia a diversas comunidades.
Verdad de sentido común, de la que se puede afirmar que en. la
práctica es aceptada por todos, aun por los que la niegan "en
teoría".
Tomaremos como prueba una muestra trivial: lo que se observa a primera vista en un documento de identidad. ¿ Qué leemos
bajo la fotografía del titular de ese documento, entre las huellas digitales y sus sedas personales ? En primer lugar, su nombre.
Débil indicación en el plan social, es, sin embargo, la marca
por excelencia del individuo, que, como, tal, es inefable (6).
El apellido puede ilustrarnos algo más. La especificación empieza y puede ampliamente comenzar con él (7), ¿No'es esto ya
(4) J. Daujat, Catholicisme et socialisme, pág. 34. Edic. Le Gedre, 1,
rué Mazarin, París.
(5) Consúltese para esta cuestión la obra de Jean Ousset, Introducción
a la política, segunda parte, "Principio y fundamento", VERBO, núm. 11,
páginas 23 y sigs.
(6) "Todo lo que es individual, es inefable", dice el antiguó adagio latL
no. Lo inefable (incffabilis) es lo que no se puede describir, expresar. Hay
un misterio en 3o más íntimo de 'cada uno. El es él y no otro. En una misma familia, Julio no es -Héctor ni Juan, aunque tengan muchos rasgos comunes.
(7) No es indiferente saber que una persona pe llame Borbón, Hohenzollern, Foch, Pacelli o Rockefeller.
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una referencia a una comunidad, la comunidad básica, depositaría
de la vida, la primera edificadora, "el santuario familiar", como la
llama Pió XII? "Tiene un apellido", se dice de alguno cuya alcurnia es conocida por los servicios rendidos a Dios, a la patria o
al medio social de donde ha salido.
Pero a esto se podrá objetar que los Dupont, en Francia; los
García, en España, o los Tremblay, en Québec, están tan extendidos que la mención familiar resulta insuficiente. ¡ Y además, que
los sucesores de una familia de "lobos de mar" o de "conquistadores" pueden encontrarse perfectamente bajo la piel de un funcionario anticolonialista o de un coleccionista de mariposas!
Nacionalidad: elemento importante. La patria, la nación, señalan a un hombre con una marca casi indeleble. Con su título de
ciudadano británico, hindú o suizo, tenemos a nuestro hombre ligado a un tipo de vida social, a una cultura, a un grado de espiritualidad. Héle ahí participando de la índole propia de su nación,
con sus cualidades, sus defectos, su mayor o menor universalidad,
de los mil rasgos que dan a ese país su encanto particular (8).
Medios de vida geográficos.
La nacionalidad : indicación altamente preciosa, indispensable.
Sin embargo, insuficiente: "Paul Durand, francés". No podríamos discernir los rasgos del personaje si nos contentáramos solamente con estos índices y suprimiéramos la referencia a otros medios sociales incluidos en la vasta zona intermedia. Intermedia entre la familia y el Estado. Su supresión sería puramente abstracta,
ya que el documento de identidad continúa así:
"Fecha y ... lugar de nacimiento".
La fecha puede encarnar un poco mejor al personaje: un francés nacido en 1880 deberá tener la mentalidad de "un joven de
1900", o al menos, su porte característico. Esto puede indicar la
(8). No es cuestión" aquí de definir la nación en unas pocas líneas. No
aludimos a ella más que para ilustrar mejor lo que sigue.
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inserción en una comunidad nacional en un momento dado de la
historia. Por el lugar de nacimiento descubrimos una nueva comunidad: la del lugar de origen. El hecho de haber nacido o de haber pasado la infancia en Ouébec o en Saskatchewan es tan distintivo para un canadiense, como para un suizo, ser valesano o bernés, para un argentino el haber vivido sus primeros años en la
Patagonia ó'en la frontera boliviana, o para un francés ser alsaciano, bretón o provenzal.
Significaría, empero, desconocer totalmente la realdad el detenerse en la clasificación de turoneses, flamencos, lombardos, andaluces, etc.
El Sr. X ha nacido en tal ciudad, en tal aldea. Cada uno de esos
ambientes han contribuido a su educación. En el sentido etimológico, "e-ducere" es conducir, guiar hacia el crecimiento. En la aldea, en su barriada, ha crecido cada individuo. Allí ha aprendido a
ser hombre. Después ha completado su educación en la capital del
condado, del departamento, etc.
Aldea, barrio, villa o ciudad, municipio, cantón (bailía o distrito), condado, departamento, provincia o región, son todas ellas
unidades geográficas que hemos de estudiar en los siguientes capítulos.
Ambientes de vida profesionales.
No hemos aún leído todo .en el documento de identidad. Eri
una misma aldea, y, oon mayor razón, en una misma ciudad, no
tienen todos los ciudadanos las mismas actividades. Cada uno tiene una función determinada. Pero, ¿ por qué queda determinada,
si no es por'su profesión? Otra comunidad muy apropiada para
"marcar" al hombre y completar su personalidad. Abogado, oficial
de marina, matarife, vaquero, minero, estanciero, diplomático, pintor artístico ... ¿ No empezamos a saber ya de quién se trata ?
Una indagación más íntima nos hará descubrir, otros cuerpos
profesionales. La empresa que emplea a X y el oficio que ejercePor ejemplo: carpintero en una empresa de construcción naval.
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La construcción naval (profesión), la carpintería (oficio), la firma Y ... que le emplea (empresa), son todas ellas cuerpos naturales en los que el individuo encuentra los recursos necesarios para
su existencia y para la vida de su familia, mediante el cumplimiento
de una actividad libre, creadora, en la que se manifiestan los dones personales recibidos de su Creador.
Como dice el buen sentido papular, ya se sabe "con quién se
está tratando". Cuando un patrono quiere contratar a un obrero
para un puesto de "confianza", poco le da que Jean Dupont sea
un francés.entre 45 millones. Lio que quiere saber es en qué comunidades sociales se ha formado, a qué comunidades profesionales
pertenece ahora.
Antiguo alumno de algún colegio técnico reputado, aprendiz
de un taller afamado por la calidad de su personal, inscrito en un
grupo gremial de una determinada ciudad..., éstos son los informes útiles a un empresario.
Cuando un padre casa a su hija, quiere saber de qué familia
es el novio. Pero también es a veces esencial conocer igualmente
los medios sociales en los que el joven ha vivido, las sociedades que
ha frecuentado, los grupos a los que ha dado su adhesión.
En una palabra, el patrono y el padre de familia, por diversas
razones, se preocupan de los medios educativos del obrero o del
novio. "Dime con quién andas, y te diré quién eres".
Primera definición de los cuerpos intermedios.
Estas variadas sociedades o comunidades, múltiples y ordenadas, en las que se forma y se completa la personalidad y de las
que hemos hecho un rápido inventario, son los cuerpos intermedios.
Procuremos darles una primera definición (9).
"Los cuerpos intermedios son grupos sociales o humanos situados entre el individuo aislado (o la familia, célula básica) y
el Estado.
(9) En sentido riguroso se trata más bien de una descripción bastante
elementa!, propia, del punto de partida en que nos encontramos.
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' "Están constituidos naturalmente (10) o por acuerdo deliberado (11), con vistas a conseguir una finalidad común de las personas que los componen" (12).
Son complementarios unos de otros en los planos siguientes:
— local: grupos relacionados con los lugares de nacimiento,
de vida, de educación de la persona: aldea, parroquia,' municipio,
barrio, ciudad, cantón, distrito, condado, provincia, diócesis, región...;
-— profesional: grupos relacionados con la actividad humana:
empresa, profesión, oficio, sindicatos, agrupaciones profesionales
diversas ...;
—• cultural: escuela (13), academia local, sociedad de música,
compañía teatral, grupo folklórico, cursos nocturnos ...;
—• religioso: la parroquia, la diócesis y sus obras;
— recreativo: grupos deportivos, de turismo, de festejos, de
coleccionistas, etc.
Cada cual en su ambiente tiene influencia sobre los que los
componen. Como decía Jean Daujat: "No se perfeccionan más
que dentro de esas sociedades". Vamos a verlo con detalle.
II
UNIDADES GEOGRAFICAS
Tratemos, en primer lugar, de los cuerpos intermedios locales.
El describir las múltiples comunidades locales parece una paradoja en un trabajo doctrinal.
(10) Por ejemplo, los cuerpos profesionales (empresa, oficio, profesión),
o locales (municipio, provincia).
(11) Cuando son consecuencia de un simple acuerdo1 entre sus miembros : sociedad de pesca, gremio, academia provincial ...
(12) Resumen de la definición de Rene Pierron en Bconomie
concertée et corps intermédiaires,
pág, 62. Edic. La Cité Catholiqwe, 3, ruie Copernic, Paris, XVI.
(13) La escuela no puede ser considerada como un cuerpo intermedio
más que 'bajo su aspecto, local particular. Por su alcance educador, no se la
podrá considerar como un cuerpo intermedio como ¡los demás.
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Los nombres de las unidades geográficas cambian de un país
a otro, y su superficie es extremadamente variable (14). Variable
es también la extensión de los poderes locales de una nación a
otra.
Fácil es pasar de la doctrina al sistema, cuando se entra en detalles técnicos sobre los que se puede tener legítimamente diversidad de opiniones (15).
Queremos por ello ceñirnos al aspecto doctrinal de la cuestión,
en el que aún el sentido común, el orden natural y el cristiano
pueden iluminarnos.
Porque las comunidades locales no deben ser divisiones arbitrarias, sino corresponder a un orden social duradero, permanente,
conforme a las exigencias de la naturaleza humana, cualesquiera
•que sean las modalidades concretas en las que tengan realidad estas
comunidades.
Pretendemos descubrir las nociones fundamentales que nos
permitan colocarnos en la encrucijada de los sistemas y programas diversos. Y para esto nos sometemos a las indicaciones de lo
verdaderamente real, sin separarnos de ello ni un ápice. Descubrir, se podría decir, los "cuerpos simples"' de la vida social, cuya
(14) Compárese un departamento o urna provincia europea con una provincia de la Argentina o idel Brasil, por |ejemplo. Grandes diferencias de
superficie de los cantones suizos entre sí.
(15) Doctrina: verdad permanente y universal (no se puede cambiar
de doctrina. Ella se refiere a verdades inmutables).
Sistema: política valedera para una época bastante larga o para un país
•o conjunto de países. El sistema puede y debe variar, pero a largo plazo.
Le lia ce falta una relativa estabilidad para dar sus frutos.
Programa: plan de aplicación preciso, limitado a un caso concreto (por
•esta razón es esencialmente ¡variable y debe variar bajo ¡pena de inadaptación o de esclerosis).
Se puede también ser víctima de las palabras, que toman sentidos diferentes según las versiones políticas tde unos y de otros : de ahí los nombres
de "provincia" y de "departamento" en Francia, país en el que las pasiones
lian ejercido un importante papel en la división del territorio, sobre todo
desdé la Revolución de 1789.
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posibilidad de indefinidas relaciones mutuas responda a la. complejidad de las realidades humanas.
En vez de llevarnos a insuperables antinomias, la complejidad
de las cosas nos mostrará multitud de fórmulas complementarias
de comunidades locales.
Componentes fundamentales de las comunidades locales.
La realidad que queremos estudiar puede ser geográfica, étnica, histórica, económica, política y hasta cultural. Estos caracteres van frecuentemente entrelazados. La geografía manda, de una
parte, a lo económico y a lo histórico. Lo histórico puede explicar lo político, lo cultural y hasta lo étnico. Lo político (acción del
hombre decuplicada por la palanca de las instituciones sociales),,
puede influir en otros campos: económico, histórico, cultural, étnico y geográfico (16).
Lo importante está en no olvidar nada, en no subestimar nada
arbitrariamente. El conjunto de estos elementos forma (digamos,,
más bien, puede o debe formar) como un equilibrio de fuerzas;
su designio está en cambiar perfectamente sus relaciones. Toda
negativa a admitir una sola parte de la realidad no dará por resultado más que ruinas y mutilaciones.
Por ello se ve desde el comienzo que es insuficiente ocuparse
solamente de economía y ordenar todo en su consecuencia, sin tener presente la historia, la política-y los datos culturales o étnicos.
Igualmente insuficiente es no querer saber más que historia,,
es decir, hablar sólo de condados o provincias de la antigüedad.
Puede acontecer que por el incremento de nuevas vías o por cualquier causa, la vida de una región haya sido modificada. Las antiguas provincias, además, no han tenido todas ese carácter de fije(16) Ejemplos de realizaciones económicas que han tenido consecuencias en la determinación de las unidades Apolíticas o sobre la vida de las
provincias o regiones: la construcción de presas de irrigación de regiones
semidesérticas; la apertura de canales, corno los de Suez o Panamá, que revolucionaron las relaciones entre continentes...
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za que es como el sello de las realidades formadas por la naturaleza. Si algunas se han mantenido de una manera casi constante,
.¿cuántas otras han tenido un carácter muy desigual, casi episódico ?
La Champaña, la Borgoña, sufrieron vicisitudes históricas y
sus fronteras no estuvieron jamás fijas en el curso de los siglos.
Otras, como la Isla de Francia, la Gu.yena, el Languedoc no eran
más que complejos administrativos que englobaban países de personalidad muy marcada. El Languedoc iba desde Montpellier hasta el Puy y comprendía el Velay y el Vivarais ...
Nápoles, Cataluña y Brandeburgo han conocido, bajo estatutos políticos diferentes, variaciones en su extensión, su jurisdicción y su influencia.
En el Canadá, en el Brasil, en el jar-'zvest americano, vastas
^extensiones han sido parceladas en regiones más delimitadas por
el repoblamiento progresivo y la inmigración.
Este último factor —histórico o étnico— es importantísimo
•en el Nuevo Mundo y en Australia.
Contribuye en gran medida a determinar ia fisonomía de un distrito, de un condado, de una provincia y hasta de un Estado: los
unos serán "irlandeses" ; los otros, "franceses" ; los otros, "alemaríes", "eslavos" o "japoneses".
Hay que tener en cuenta todo. Se observa, entonces, que las
antiguas referencias territoriales, que podrán ser legítimas en la
actualidad, no lo parecen sino por referencia a esos caracteres fundamentales acabados de enumerar.
El peligro reside en la uniformidad sistemática y puramente
centralizadora. Si se tuviera solamente en cuenta la economía, se
caería ciertamente en los trastornos de la revolución tecnocrática,
marxista y sinárquica (17).
(17) Las consecuencias lógicas son: la división arbitraria de territorios
ligados entre sí por un .pasado común (cf. el proyecto francés que situaba
Nantes, patria de la Duquesa Ana, fuera de la Bretaña), el desplazamiento
de poblaciones mamt militari (cf. el desarrollo económico de la Siberia soviética como consecuencia de deportaciones masivas) y, finalmente, el aban57
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Digamos que pertenece directamente a la política poner a punto
la fórmula de un justo equilibrio. Este es uno de sus fines principales. i No enseñaba Santo Tomás que, entre todas las ciencias ella
ocupa el primer puesto, teniendo el papel arquitectónico con relación a las demás ? A ella, pues, el cuidado de ordenar, teniendo en
cuenta las experiencias del pasado, del estado presente, las exigencias del .porvenir y las realidades geográficas, históricas, etc.
Pero le queda un margen considerable a la iniciativa benéfica
del político prudente. Ciertamente que no le es dado transformar
el clima o la constitución geográfica de una región, pero puede ha'cer mucho en su ordenación. Impedir, por ejemplo, que tal ciudad,
en otro tiempo próspera, pueda morir, estableciendo en ella o haciendo que en ella continúen los servicios administrativos, judiciales, culturales, militares, etc. (18).
Y en el capítulo del campesinado (19), una política fiscal juiciosa serviría de mucho para mantener en un estado de relativa
prosperidad las regiones menos fértiles o dé cultivo más difícil, cuyos habitantes sean incapaces de luchar en iguales condiciones con
los labradores de zonas más ricas y mejor situadas.
Estas realizaciones serán posibles a oondíción de renunciar a la
falsa idea de Igualdad, con mayúscula, que, a fin de cuentas, conduce a las más variadas formas de totalitarismo (20).
dono completo o vuelta al desierto de regiones decretadas como "no rentables".
(18) De ahí que muchos regionalistas estén de acuerdo en no querer que
la universidad regional se sitúe en la "ciudad-centro" de la región y prefieran que tenga su sede en una ciudad más ¡propicia a la calma de Jos
estudios.
(19) Sobre la política fiscal en favor de los medios agrícolas, Cf. Mater et Magistra, parte III.
(20) Igualdad revolucionaria absoluta y no la justa igualdad relativa
(igualdad civil, fundada sobre la común naturaleza humana) que se realiza
finalmente en la diversidad de jerarquías (cf. Pío XII, Mensaje
radiofónico
de Navidad, 1944).
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
III
DE LA ALDEA A LA CIUDAD
Sin llegar a discusiones contingentes, se puede hablar, de.la ciudad y de la aldea, porque se las encuentra en todas partes. Se
puede señalar también la función civilizadora de los diferentes peldaños de comunidades locales en la escala social, entre la familia y
el Estado. Poco importa que en una parte el jefe del municipio sea
un burgomaestre y en otra un alcalde. Poco importa que en los
países anglosajones se hable de condados y en los latinos de provincias (21).
Bajo estas diferencias accidentales se encuentran los mismos
tipos esenciales de los grupos humanos.
La aldea, primera forma de la vida pública.
La aldea es, como dice Jean Daujat, "el germen, el bosquejo,
la primera forma social del orden de la vida pública ..., la primera
comunidad de vida de los hogares". En ella se reúnen la agricultura o la pesca, artesanado, pequeño comercio que suministra lo
necesario. Tiene generalmente su escuela, su guarda rural, su cuerpo de bomberos. La vida religiosa está centralizada en la iglesia.
(21) Los ejemplos de cuerpos intermedios que damos en esta obra no
tienen en cuenta, voluntariamente, la organización política de los países
de que Ihemos )de tratar. La autonomía reconocida de los cuerpos intermedios, su papel político, no son idénticos en todas partes. En ciertos países
las provincias son verdaderos estados federados entre sí. En Suiza, las jerarquías políticas de la Confederación reproducen exactamente los cuerpos
intermedios. La unidad .política es el municipio. El cantón es una federación
de municipios. Pero se puede conseguir legítimamente un orden de cuerpos
intermedios sin tener que llegar a una fórmula federativa. Son dos cosas diferentes. Nos limitaremos a las comunidades sociales y nó a las formas de
regímenes políticos.
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La municipalidad dicta leyes, vela por la conservación y seguridad
de los habitantes.
"En los pueblos primitivos, añade Daujat, la aldea es la sola
íorma de vida pública y en ella la autoridad es soberana" (22).
Punción educadora de la aldea.
Vínculo familiar, hogar del campesinado, la aldea educa a los
hombres por varios motivos :
1.° Es una comunidad restringida en la que cada uno se conoce. La "sanción social" juega en ella un gran papel. La enseñanza
teórica de la moral se encarna aquí en las mismas costumbres, que
no se pueden infringir sin que "todo el mundo" lo sepa.
2.° Arraiga en su habitantes una tradición viviente. No estamos hablando solamente del pasado, rico en valores civilizadores
acumulados por generaciones, sino también en el acrecentamiento
progresivo de este capital por la juventud (23).
Cultura, obras del ingenio y del arte, éhtes, vocaciones reli(22) En los (países en vía de desarrollo, los caciques podrían, con una
buena educación social, constituir la primera selección básica de los cuerpos
intermedios por formar. Desgraciadamente, el predominio de los métodos
colectivistas los ha transformado, a veces, en simples agentes electorales,
o más aún, en delegados del partido comunista, encargados de la formación
ideológica de la aldea.
(23) Es abusivo identificar con la hiprocresía las buenas maneras sociales. El Dr. Labat escribe muy propiamente sobre la moral "tradicional"
{L'âme Paysanne, Delagrave, París, 1943) : "Se puede admitir que en esta
vida moral se hallen principalmente tradiciones y usanzas ; pero la usanza y
la tradición del bien son la coronación de largos esfuerzos interiores para hacer pasar ciertos actos de lo consciente a lo inconsciente. Mas, saber lo que en
las rutinas religiosas es superficial y corresponde a fórmulas, palabras o gestos, es cosa difícil, y mo es, además, racional, separar la idea religiosa de los
ritos, pues en la misma esencia de éstos está el ser comunicables, el religar
las almas entre sí (religare) ... Tomándolos hechos concretos como se presentan a la observación, la religión inspiraba la vida moral, 3e daba la dirección, el apoyo y el empuje. Nada lo muestra más claramente que el comportamiento de las almas durante la Revolución".
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
glosas y sacerdotales deberían encontrar en la aldea la primera y
sólida raíz.
3.° La aldea permite al hombre mantener contacto con la tierra y con el mar.
4.° Y en último término, se tiene la conciencia de actuar como
hombres, de establecer con los demás relaciones humanas, y no
quedar ahogados, perdidos en el anonimato. El hecho de conocerse
no tiene solamente la ventaja de ser un freno a las procacidades.
Engendra también una forma de vida, un comportamiento que es
lo opuesto al "acondicionamiento". "La libertad, advierte Pierre
Péronnet (24), no reside en una proclamación teórica, sino en una
organización, es decir, en la armonía de un conjunto de órganos,
de cuerpos intermedios, que prácticamente la favorecen".
Por estas razones, la aldea es el tipo de comunidad humana sobre la cual se funda lo que se ha dado en llamar "la civilización
rural". ¿Qué más hay que añadir?
"Hay que velar, escribe Pío XII (25), con el mayor cuidado
para que los elementos esenciales de lo que se podría llamar la verdadera civilización rural (26), se conserven en la nación: ardor en
el trabajo, sencillez y rectitud respecto a la autoridad, sobre todo
a la de los padres, amor a la patria y fidelidad a las tradiciones
que en el curso de los siglos se han mostrado fecundas y beneficiosas, disposición de ayuda mutua, no solamente en el círculo de
la propia familia, sino igualmente entre familias diferentes, entre
(24) Cwilisation. et chrétienté, informe al X.° Congreso de la Cité Catholique (cf. Verbe, suplemento núm. 13, pág. 12 y traducido al castellano
en VERBO, núm. 2, pág. 45 y sigs.
(25) Carta Al vivo compiacimento,
18 de setiembre de 1957, al Cardenal Siri. Pío .XII declaraba a los labradores de Italia, el 15 de noviembre
de 1946: "El progreso ha acortado mucho las distancias, ha acercado el
campo a ía ciudad, ha facilitado los contactos entre los campesinos y los
ciudadanos; pero también ha derribado numerosas barreras que antes constituían una defensa de la pureza de las costumbres en los pueblos rurales.
"Todo esto, agravado por la propaganda antirreligiosa de los últimos
años, ha enfriado desgraciadamente la fe en numerosas zonas",
(26) No tratamos aquí de los problemas específicos del campesinado.
Se les encontrará tratados en el.número 20 de VERBO.
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casas diferentes; este valor único, en fin: nuestro espíritu religioso,
sin el cual todos éstos que se acaban de enumerar no tendrían ninguna consistencia y perderían toda su valía, quedando reducidos a
una avidez desenfrenada de ganancias". "La iglesia, añade el Papa,
es el corazón de la aldea" (27).
Hay que devolverle al hombre que, forzado por la necesidad,
fascinado por los "atractivos artificiales y febriles de las ciudades
tentaculares" (28), abandona su patria chica, bajo pena de declinación moral, un ambiente de vida que le recuerde su aldea natal (29). Este ha de ser el objetivo de las "obras de colonización,
que conservan las sólidas virtudes de la vida rural" (30), "teniendo el cuidado de no romper las tradiciones familiares y religiosas,
de restablecer, acto continuo, el contacto con el medio y con los
que tienen la misión divina de guiar las almas hacia su verdadera
felicidad; y facilitando todo lo que pudiere hacer nacer en los recién llegados el sentimiento de la solidaridad mutua, de las comunes responsabilidades y del amor a la nueva "patria chica", que los
acoge tan generosamente" (31).
5.° La vida rural, más cercana a la naturaleza, más alejada
(27) Bastantes trozos habría que citar de la obra del Dr. Labat, L'ame
paysanne, Delagrave, París, 1943, que exhiben, tomados a lo vivo, los frutos
de civilización de una aldea cristiana... y la vuelta a la barbarie bajo el
efecto de la centralización estatal. La misma raza se resiente de la relajación de las costumbres y ¡de la decadencia de los buenos habitus sociales.
(28) Pío XII, Carta pontificia a la IV Semana social del Canadá, en
Rimuski, 31 de agosto de 1947.
(29) "El Padre Santo, que en múltiples ocasiones ha denunciado el peligro del hacinamiento de las grandes masas humanas en las aglomeraciones urbanas, invitaba, hace poco, a los agricultores a no abdicar de la nobleza de su profesión para venir \SL '"perder en la ciudad, que no les reserva a.
menudo más que desilusiones, las economías laboriosamente reunidas, y muy
frecuentemente la salud, las fuerzas, la alegría, el honor y la misma alma".
Con esto se indica la gran importancia que el Soberano Pontífice da a la
cuestión del "asentamiento rural"." (Carta de la Secretaría de Estado de
Pío XII al Cardenal Léger, 23 de septiembre de 1954).
(30) Carta pontificia, de Mrs. Dell'Acqua, a la XVIII Semana social
de España, 30 de junio de 1958.
(31) A la Diócesis de Badajos, 15 de noviembre de 1957.
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de las seducciones artificiales, es un factor de estabilidad económica. Dice Pío XII (32), hablando del "conflicto actual entre la
ciudad y el campo", "que se trata de formar hombres diametralmente opuestos.
"Las ciudades modernas, con su constante desarrollo y sus aglomeraciones humanas, son el producto típico del dominio interesado
del gran capital sobre la vida económica; y no sólo sobre la vida
económica, sino también. sobre eí mismo hombre. Efectivamente,
como lo ha advertido eficazmente nuestro glorioso predecesor
Pío XI en su encíclica Quadragesimo anno acontece demasiado a menudo que ya no son las necesidades humanas y su importancia natural y objetiva las que regulan la vida económica y el
uso del capital, sino, por el contrario, es el capital y sus afanes de
ganancia los que determinan las necesidades que hay que satisfacer
y su amplitud".
Este estado de cosas —calificado por Pío XII de antinatural (33)—, corre desgraciadamente el riesgo de extenderse hasta
las aldeas.
"Nio es al propio régimen (capitalista) a quien hay que culpar,
escribe Pío XII (34), sino al peligro que traería si su influencia
viniese a alterar el carácter específico de la vida rural, identificándola a la de los centros urbanos e industriales, haciendo del "campo", como aquí se entiende, una simple extensión o arrabal de la
"ciudad". Tal práctica y la teoría que la patrocina son falsas y
nocivas.
"Es el marxismo, como ya se sabe, quien las profesa".
El riesgo no es imaginario.
La podredumbre intelectual y moral está conquistando el campo .en tal grado, que la civilización rural ha sido gravemente herida.
(32) Alocución a la Confederación
italiana de labradores patronos, 15
de noviembre de 1946.
(33) Ibidem.
(34) Alocución al Congreso internacional para los problemas de la vida
rural, 2 de julio de 1961.
63
MIGHBL CRHVZÊT
Le queda, sin embargo, a esta última el contraveneno que ella
misma contiene: una vida naturalmente más estable, un estado de
espíritu cimentado ordinariamente sobre el sentido común y el
orden natural de las cosas.
Cuerpos subsidiarios de la aldea.
Al hablar de la aldea, ya hemos abordado los problemas de la
civilización rural. Les atañen también a las pequeñas ciudades, en
los escalones inmediatamente superiores, ya que los intercambios
con las aldeas son continuos. Son sus cuerpos subsidiarios inmediatos.
Los beneficios de la civilización rural se vuelven a encontrar
también en las comunidades a escala humana, como las barriadas
•de las ciudades, por ejemplo.
"En las grandes ciudades, escribe Jean-François Gravier (35),
los urbanistas modernos cuidan de organizar en torno de estos dos
polos (el campanario y la escuela), lo que ellos llaman "unidades
residenciales" ; en lenguaje normal: barrios" (36).
Se ve, pues, que el orden normal y natural de las cosas exige
<jue entre las aldeas y las grandes ciudades gravite una infinidad
de grupos humanos intermedios, proporcionando cada uno a las
•comunidades menos vastas que él mismo, su complemento necesario.
Las cwitas romana prefiguró esta "trabazón de ciudades y predios", ya que comprendía, además de la aglomeración urbana, un
sinfín de villas, con una población, cada una de ellas, de dos a tres
centenares de habitantes.
(35) Mise en valeur de la France, Ediciones de Le Portulan, Paris.
(36) Los habitantes de las grandes ciudades de los Estados Unidos tienden a volver a la ¡noción de los barrios. Los mismos contratistas empresarios
se inspiran en ellos al construir los grandes complejos residenciales. Quitando los centros de negocio, los barrios residenciales forman con frecuencia pequeñas comunidades, cuyos habitantes se conocen o se reúnen en los
clubs locales. Y son numerosos los que no dudan en hacer todas las tardes
sus 60 u 80 kilómetros para volver a su cottage o a-su pequeña ciudad
•campesina.
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¿4
LOS CUERPOS INTERMEDIOS
El mal del urbanismo, denunciado .por Pío XII, no atañe más
que a las grandes ciudades, monstruos engendrados por la "civilización industrial", verdaderas Babilonias en las que desaparece
el hombre absorbido por la uniformidad de la masa gregaria.
No se trata, empero, de hacer volver toda la civilización a la
existencia aldeana.
Tan tentadoras como puedan serlo las nostalgias bucólicas, no
corresponden apenas a la realidad del mundo actual.
No obstante, se pueden perfectamente aliar las ventajas humanas de la civilización rural con el esfuerzo civilizador de las ciudades : por medio dé sus escuelas secundarias o superiores, sus locales de cultura intelectual y de formación de élites, el prestigio
de sus tradiciones, etc.
Pero, aun en esto, hay que distinguir eptre las "ciudades" y
la "ciudad", propiamente dicha. Algunas podrán tener universidades, academias, hospitales modernos, amplias bibliotecas. Otras,
en cambio, no tendrán más que un colegio, y aun habrá otras
que no lleguen más que a ser un centrvo administrativo, episcopal o
militar.
Igual al variado numero de posibilidades, así habrá un sinnúmero de pequeños focos en cuyo alrededor los hombres podrán civilizarse.
Esta es la vida social y su orden natural. Pero no es ésta la
concepción que preside el monstruoso crecimiento de las "ciudades tentaculares".
Las ciudades tentaculares.
"En Polonia, escribe el comunista Kolakowski (37), hay dos
factores que actúan con toda evidencia en favor de la laicización^
y de los que. se puede decir que tienen una fuerza objetiva en el
(37) "Proposiciones de sacro et profano", en Argumenty, revista po-,
laca, 7 de mayo de 1961 (texto reproducido por VERBO, núm. 13, "Catolicismo abierto").
65,
MIGHBL
CRBUZBT
país: primero, la urbanización de la vida social, y segundo, el progreso de la instrucción".
Dejemos de lado el segundo punto —función de la escuela laica eñ el progreso del comunismo, que no es nuestro objeto aquí.
En cuanto al primer punto, ¿ cómo puede favorecer "la urbanización de la vida social" a la "laicización" y, en la visión de Kolakorwski, a la marxistización de un país? (38). ¿Y cómo se puede
tener, con el simple hecho de aumentar las agrupaciones urbanas,
una influencia ideológica en el sentido revolucionario?
Es que se ha desviado a la ciudad de su objetivo natural.
"Centro en torno al cual las aldeas y los campos se agrupan
con la finalidad de recibir de él y de encontrar en él todo aquello
que les falta para poder participar de esta vida civilizada", nos
dice Jean Daujat.
Esta función complementaria de la ciudad con respecto al campo, desaparece del panorama común al capitalismo liberal y al marxismo.
La ciudad tiende a transformarse en la sola comunidad de vida
civilizada. Lejos de favorecer el desarrollo y la civilizazción de las
aldeas y los campos, los "grandes centros" vuelven anémico todo
lo que no les incumbe directamente, y, en primer término, las ciudades más pequeñas con sus predios respectivos.
Al capitalismo liberal, nos lo dijo Pío XI (39), le interesa
aumentar la producción y crear nuevas necesidades, a menudo artificiales, para acumular riquezas. El siglo x i x vivió en el anhelo
de que esta carrera hacia el bienestar aprovechase a todos los hombres, aun a los más desgraciados. Demasiado confiado en el automatismo de las leyes del mercado, el liberalismo económico ha api(38) Es sugestivo comprobar que Pío XII, hablando de la empresa
agrícola familiar, la presente como un dique contra el peligro del "urbanismo". Desde puntos de vista opuestos, concuerdan el diagnóstico del Papa
y el de líos comunistas. Cf. también la Carta del Secretario de Estado al
Cardenal Léger, de 23 de septiembre de 1954: "El Santo Padre, que en
muchas ocasiones ha denunciado los peligros de que se amontonen grandes
masas humanas en las aglomeraciones urbanas ..."
(39) Cf. mpra.
66
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
fiado al elemento obrero venido de los campos en esos "cuarteles",
en esas chozas pestíferas que son aún el oprobio de las grandes
ciudades industriales.
Simultáneamente, la economía rural quedaba reducida a un estado de inferioridad con respecto a la industria,, más rápidamente
"rentable". De ahí el "éxodo del campo" y la concentración urbana en las ciudades muy grandes.
Desde hace aproximadamente dos años, Sao Paulo ha aumentado en más de un millón de habitantes.
En el "gran Dakar" se habían previsto construcciones para
alojar a la población venida del campo. ¡ No bien terminadas de
construir ya había a su alrededor, en 1960, una verdadera ciudad
hecha de latas, equivalente en superficie a las nuevas barriadas!
La. región parisiense ve llegar cada año cien mil provincianos.
En la Argentina, el tercio de la población total se agrupa en
unas pocas enormes aglomeraciones.
La construcción de ciudades "concentracionarias" con materiales muy ligeros y a precios elevadísimos, ha hecho la fortuna de.un
capitalismo abusivo.
También ha hecho la fortuna del marxismo. Nada favorece más
a la "enajenación", al desarraigo de los individuos que la urbanización excesiva. El "acondicionamiento" político, moral y psicológico queda favorecido por ello. La personalidad se diluye en "conglomerados" que ya no son de talla humana.
Un clima como este es el "baño" soñado por el materialismo.
La urbanización abusiva es una condición importante en esta "masificación" que Pío XII oponía a la organización humana del "pueblo verdadero" (40).
Separado de la naturaleza, preocupado con la sola producción
de bienes materiales, hundido en una vida artificial, sometido a
presiones sociales cada vez mayores-, desequilibrado físicamente por
la excesiva multiplicidad de sensaciones y por una tensión nerviosa anormal, ¿cómo podría resistir el hombre? ¿Cómo no habría
(40) Mensaje
radiofómco
de Navidad, 1944.
67
MIGHBL
CREUZET
de ser la presa determinada por los regímenes totalitarios? ¿Cómo
no habría de perder de vista su fin natural y sobrenatural?
Sin mencionar la miseria, generalmente mayor que en la vida
rural, porque en aquélla el número de los que no poseen nada propio es considerablemente mayor. Fuera de su empleo, el obrero de
las ciüdades no tiene apenas los medios de conseguir su alimento,
como lo puede hacer el de la. aldea, que posee un huerto,. algunas
aves y, a veces, un trozo'de tierra de cultivo (41).
El hombre de las ciudades excesivamente grandes tiende a convertirse en alguien que no puede nada por sí mismo, depende estrechamente del medió social y no tiene ya raíces (42), es decir,
en el propio tipo del proletario, instrumento de la revolución permanente (43).
A estos inconvenientes de las ciudades tentaculares hay que
áñadir el peligro moral del anonimato, de las grandes muchedumbres y del "descastamiento" (44), Dé él hemos hablado con respecto a la aldea. A él volveremos en el capítulo destinado a la civilización.
(41) Cf. Pío XII: "El aspecto exterior fde Roma es, sin género de duda,
en algunos sectores, bien triste, como es el caso en otras grandes ciudades.
Sin mencionar las casas que amenazan ruina o que son malsanas, aún se
ven —o por mejor decir, se ven siempre -aparecer de nuevo— chozas, chamizos, covachas minúsculas, todos, de una u otra forma, inhabitables. No
hay que olvidar que es siempre grande la afluencia de los que son atraídos
por el encanto* con frecuencia engañador, de la gran ciudad, y por el anhelo de encontrar en ella una vida más fácil y más holgada". (Alocución
a los directores de los institutos italianos para viviendas populares, 21 de
noviembre de 1953).
(42) Por ello, la reacción natural de los provincianos es agruparse en
las grandes ciudades por provincias de origen: los bretones, en París, por
ejemplo, o la colonia de las Marcas, en Roma.
(43) Expresión de Lenin comentada en la jbbra de Jean Ousset, El
Marxismo-leninismo,
2." parte, cap. II, "Alienaciones."
(44) Cuántos padres tiemblan al enviar a su hijo o hija a trabajar "a
la ciudad", pues saben la clase de conversaciones y de costumbres usadas
en las fábricas, grandes almacenes, moda, oficinas, restaurantes ...
68
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS-,
"Urbanización" marxista de la vida rural.
Se comprende que el marxismo, como lo subrayaba Pío XII,
haya-pretendido llevar hasta el campo el "acondicionamiento urbano". Lo ha hecho matando la civilización rural, colectivizando y.
centralizando al máximo la tierra, los cultivos, la economía y la
misma vida de sus habitantes.
No es raro que haya católicos que presenten esta maniobra como
un progreso: como aquel periodista que recientemente se felicitaba
de ver desaparecer las aldeas. Ya no serán de ahora en adelante
más que prolongaciones de la gran urbe.
Esta colectivización tiene en mientes la posición de clases.
Prosigue la labor del urbanismo liberal, que dividía las aglomeraciones urbanas en barrios burgueses, obreros, etc., de tal manera
que las personas de condiciones diferentes pudieran ignorarse y combatirse más fácilmente.
En otros tiempos se podía vér al zapatero remendón codearse
con el financiero en el mismo inmueble y echar juntos úná parrafada.
Enrique IV de Francia apreciaba esta familiaridad "democrática" de las clases sociales, como se puede comprobar en una de
sus cartas, que cita Itinéraires (núm. 54. junio de 1961, rué Garaniére, París,'VI). . • ••
Complementariedad recíproca de la aldea y de la ciudad.
Si la aldea no puede pasar sin la ciudad, a su vez la "ciudad,
escribe Jean Daujat, no puede pasar sin la cooperación del campo:
y los recursos suministrados por la agricultura y la ganadería. Y
si la civilización no existe más que a partir del desenvolvimiento
de la vida urbana, no trae como consecuencia la desaparición^ ni.
siquiera la disminución de la vida rural; no obliga ni siquiera ai
predominio de la vida urbana, sino a una justa proporción, a un
equilibrio de cooperaciones y cualidades complementarias de la vida1
69
MIGUEL CREUZET
urbana y rural. Será necesaria, pues, la reunión de la ciudad con
los campos circundantes para construir un tipo acabado de vida
social en orden público" (45).
Este "vasto conjunto de ciudades y campos" expone en toda
su amplitud el problema de las comunidades locales intermedias,
desde el municipio hasta la región.
IV
DEL MUNICIPIO A LA REGION
Municipio o municipalidad.
Básica comunidad civil, el municipio ofrece igual carácter en
todos los países: es el centro donde se gestiona el bien público,
implantado para la vida y los intereses de los ciudadanos.
"En este municipio, escribe el R. P. Riquet, S. J. (46), se le
ofrecen a cada ciudadano las posibilidades inmediatas de actividad
benéfica y apremiante. Todos pueden ambicionar allí hacer un papel, si no espectacular, al menos, útil; estar en su puesto, ser la
pieza maestra de un conjunto del que cada uno puede sacar provecho".
'
No en todas partes son iguales los estatutos de los municipios
ni sus radios de acción.
Como dice muy bien Gravíer (47), ya que no pueden los muni(45) Esta armonía ciudades-campo es muy importante en la vida de un
país. El drama económico de Austria, nacido del tratado de Versalles, ha
producido el carácter anormal de este país : Viena, la antigua capital de un
imperio, es enorme con respecto a la superficie del país; Austria posee numerosos centros industriales, mientras que Hungría es casi totalmente rural.
El desmembramiento del Estado Austro-Húngaro ha. privado a las nuevas
naciones de un complemento .propicio a la economía común.
(46) Civisme, revista de la Jeune Chambre économique française, números 7-8, enero-febrero de 1962.
(47) Mise en valeur de la. France, Edic. Le Portulan.
70
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
cipios importantes seguir manteniendo su contacto directo con los
individuos o con los pequeños cuerpos intermedios de sus localidades, se pretende ahora, oomo ya lo hemos visto, revalorizar la
noción de barrio, antaño tan viva. Pudiera ser conveniente que a
los intereses del barrio correspondiera una corporación pública
reconocida en las legislaciones, sin la cual el municipio correría el
riesgio de no ser ya como el vivero de abnegación por el bien público, obligación que le dio su grandeza (48). De lo contrarío las relaciones humanas cederían su puesto a las administrativas; los alcaldes y los concejales serían desconocidos por sus electores. Las
presiones ideológicas de los partidos o los intereses de las potencias económicas locales no dejarían de utilizar este fenómeno de
concentración en su propio provecho. Habría, pues, que volver a
una comunidad básica, que tenga relaciones directas con los vecinos, como sucede en los municipios rurales. Las municipalidades
(48) Cf. Pío XII, Discurso a los alcaldes y concejales de los municipios, 23 de octubre de 1950: "La labor paciente, ordenada, constructiva que
se realiza cada. día en el modesto, pero importante círculo vital de la administración comunal, deja (al mundo) a menudo indiferente.
"No es a los operarios de esta labor a quienes la opinión ¡pública trenza
coronas o erige monumentos. No obstante, en la casa del Padre común de
la cristiandad, el esplendor de los jepresentantes más ilustres de las naciones no deja en sombras aí valor de vuestra actividad.
"Nadie mejor que Nos la aprecia, porque nadie mejor que Nos comprende y valora la pesada carga que pesa sobre cada uno de vosotros. Nadie mejor que Nos estima, en su' justo valor, los dones y las cualidades de orden
intelectual y moral que el mantenimiento y la gestión de los asuntos locales requieren en los que son sus órganos competentes.
Y ¿cómo podría ser de otra manera, ya 'que 'La ímisma naturaleza de
vuestras fundones os pone en contacto permanente, directo e inmediato con
la realidad de la vida, con sus alternativas de gozos y dolores, de prosperidad y miseria, de luz y de sombra?
"Vuestra peregrinación a este centro de la cristiandad muestra que vuestro ideal no se limita a procurar solamente el bien material y económico de
vuestros conciudadanos, sino que apuntáis a mantener, len lo que depende de
vosotros, con la salud moral de vuestras poblaciones, la preciosa herencia
de fe y de tradiciones cristianas, gracias a las cuales habéis podido defender, contra todas las asechanzas del espíritu de incredulidad y desorden,
su verdadero progreso en la verdadera y justa libertad".
71
MIGHBL CRBUZBT
urbanas podrían ser perfectamente la representación de los barrios,
como ciertas municipalidades de Québec son la agrupación de muchas "parroquias" rurales (49).
Con este carácter bien asegurado, podría ser el municipio, por
medio de programas sucesivos elaborados con el concurso de los
entendidos del lugar, un foco de vida intenso.
Pero convendría aún que los municipios gozasen de libertades,
de "franquicias" que les permitiesen actuar con autonomía y no
ser los menos ejecutores pasivos de las órdenes ministeriales (50).
¿ Cómo podremos aspirar a que se instaure o renazca una vida
social, sí los interesados no tienen ya la posibilidad de administrar
lo que conocen mejor que nadie, pues sus ménores decisiones han
de estar sometidas a la autorización previa o al veto de un gobernador —con los ojos fijos en el gobierno central—, o de un servicio ministerial situado a 800 .kilómetros de la aldea?
El cantón, el distrito, el "país" y el condado.
Pero estas libertades, para ser realmente eficaces, deben tener
correspondencia en un poder real de ejecución.
"Los municipios rurales, escribe. J. F, Gravier (51), son más
complicados y más variados de lo que se cree. Sus posibilidades de
independencia y de "libertades municipales" reales son grandisi(49) Ciertas parroquias del Canadá francés han conservado poderes civiles además de sus atribuciones religiosas.
(50) Cf. León XIII,: La Iglesia... "no reprende en nada a los que se
afanan en conceder a los municipios la ventaja de vivir según, sus propias
leyes, y a los ciudadanos todas las facilidades concernientes al acrecentamiento de su bienestar. Con respecto a toda clase de libertades civiles, libres
de excesos, la Iglesia ha tenido siempre la norma de ser una antiquísima
protectora, como atestiguan particularmente las ciudades italianas que encontraron, bajo el régimen municipal, la prosperidad, la pujanza y la gloria, mientras la influencia saludable de la Iglesia, sin encontrar oposición
alguna, penetraba en todas las partes del cuerpo social (Libertas praestantissinmm, 20 de julio de 1888, ¡párrafo latino núm. 65).
(51) Mise en valeur de la France, Edic. Le Portulan.
72
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
mas para unos y casi nulas para otros... De 38.000 municipios
"franceses, 22.900 tenían menos de 500 habitantes en 1936..., y
2.500, menos de 100.... Lo mismo, si se trata de conducción de
aguas que de la electrificación, hay que constituir sindicatos 'intercomunales. Si se quiere organizar la profesión agrícola, la enseñanza postescolar, los deportes, etc., hay que tener aldeas centrales,
es decir, en general, capitales de cantón.
"Brevemente: es imposible crear cierto dinamismo o alguna
autonomía concreta en nuestras comunidades rurales, sin "personalizar" previamente este sindicato natural: el cantón".
Si se quiere restaurar la civilización rural dentro de las condiciones de la vida presente, no hay. que dudar que el cantón tendrá una gran labor que realizar.
Además de ser un "sindicato" de municipios, es un centro de
vida cultural: con cursillos que completan la enseñanza elemental
de las escuelas aldeanas. En el cantón se conservan las tradiciones
folklóricas..., en donde existan. En la plaza, el domingo, se ve a
los mozos de las aldeas bailar la sardana o la farándula, tocar la
zampoña, etc.
Con sus intercambios comerciales y su administración local, el
cantón —o su equivalente, al mismo nivel— es el cuerpo local dé
segundo grado en el orden ascensional (52).
Por encima del cantón, el "país": el antiguo pagus, nombre
que los romanos dieron a los territorios en los que vivían los clanes o tribus de los galos. Cubre poco más o menos la superficie
del arrondissement
actual francés. Su homólogo canadiense o
anglosajón más cercano es el condado. El distrito (arrondissement) francés, en verdad, ha sido el objeto de vivas críticas. Los
- (52) Una vez más 'hay que tener en cuenta la realidad. De la misma
manera que la población de un cantón puede ser muy variable, la de su capital lo puede ser aún más. Algunas capitales de provincia o departamento
de baja densidad de población tienen, a veces, menos habitantes que las de
•ciertos cantones de zonas superpobladas. Pero, ¿qué importa esto, si la existencia de esas capitales es una necesidad para establecer el lazo de unión
entre los municipios? Son tanto, más necesarias, cuanto menos posibilidades
tienen las aldeas aisladas de "desembrollarse" por sí mismas.
73
MIGHBL CRBUZBT
sub-prefectos son, ciertamente, considerados por unos como "agradables ornamentos", evocando el célebre cuento de Alphonse Daudet; para otros, son simples agentes electorales, y para otros, aún,
un engranaje del prefecto: el "ojo" del Gobierno sobre las autoridades municipales o cantonales.
Los condados ingleses y canadienses no se libran. de análogos
reproches. Se los configura diversamente de acuerdo con el género
de elecciones, la potencia del candidato o el poder federal. Los "burgos podridos" de Inglaterra son ya célebres en este aspecto.
Pero tras estas disecciones políticas, y frecuentemente arbitrarias, se esconde repetidamente una de las comunidades más vivas
que existen: el país. "Comarca, escribe Vital-Mareille, en la que
los hombres se conocen recíprocamente, hablan su misma lengua (53) y tienen ocasiones de encontrarse en las ceremonias privadas o públicas".
La unidad del país ha sobrevivido muy a menudo a las vicisitudes de la historia (54).
Pequeñas unidades locales, verdaderas comunidades naturales,
territoriales y morales, y también históricas, al alcance de los hombres, los países aparecen, pues, como otros tantos cuerpos locales
excelentes de tercer grado, dentro" del marco de una división regional.
V
DEPARTAMENTO, PROVINCIA, REGION
El "país" es una unidad demasiado pequeña para que se pueda hacer de ella la más importante fórmula territorial. Es, pues*
(53) Que no se vea en esto una figura de estilo. Las lenguas locales,
dialectos o jergas, corresponden generalmente a los países y a las provincias. Son un elemento de cultura, un aspecto de la fisonomía de una región,
(nota de los editores franceses).
(54) Vaya un ejemplo francés: "En 1925 existían 382 arrondissements,
escribe J. F. Gravier,
y en .1789 un poco más de 400 bailías... Xa Galia
contaba con 300 pagus... Se puede advertir, pues, como una especie de trama indestructible, poco más densa, actualmente, que hace veinte siglos.,.".
74
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
preciso unir los países en un cuerpo más vasto: el departamento,
la región o la provincia.
"La región, declaraba Pío XII a la colonia de las Marcas (55),
es, sin duda alguna, una de las varias unidades que la fuerza de las
cosas o, más aún, la libre voluntad de los hombres, ha establecido
dentro de los diferentes Estados. Tiene, pues, su valor que debe
ser conservado y, en cuanto sea posible, acrecentado. La región,
además, por otro lado, marca como una cierta homogeneidad de
sangre, ya que sus poblaciones, en su mayor parte, tienen la costumbre de formar sus familias en donde viven habitualmente. Y
como el hombre hereda por su parte material todo un conjunto de
inclinaciones que el alma podrá transformar libremente, pero que,
a pesar de todo, subsisten bajo muchos aspectos, resulta que las
virtudes de los antepasados reviven en vosotros, es decir, en vuestras inclinaciones determinadas. Y si, como podemos suponer, son
más fácilmente subordinadas al espíritu, se podrá decir .que vuestros padres han conseguido crear en vosotros una inclinación favorable a la probidad y al sentido del trabajo.
"Hay en la región todo un conjunto de valores estrictamente
espirituales, que son las glorias del pueblo, glorias militares, glorias artísticas, giorias literarias, glorias científicas. Hay, además,
toda una serie de gracias específicas que le son concedidas por
Dios: gracias de salvación, de santificación, de apostolado...
"Está bien que tengáis un justo orgullo de pertenecer a vuestra región; está bien que evoquéis con complacencia vuestras glorias y vuestros recuerdos; que cultivéis con modestia y con tenacidad vuestras virtudes tradicionales; que os mantengáis en una
noble emulación oon otras regiones con el afán de ser los únicos
que lleguéis, o si esto no fuera posible, los primeros, a ciertas metas... Pero para que vuestra arrogancia y vuestro legítimo amor
de predilección por las Marcas no degenere en una forma de regionalismo nocivo, es necesario que apuntéis más alto, que tengáis
en cuenta la patria común: Italia".
Patrimonio étnico, moral, espiritual, religioso, histórico, senti(55) Alocución del 23 de marzo de 1958.
75
MIGHHL
CRBUZBT
miento de buenas tradiciones, emulación con las otras provincias,
integración del regionalismo dentro del bien común nacional, toados,estos son los beneficios déla región.
' Y simultáneamente aparecen las lagunas de ciertos regionalismos, ya señaladas en un plan general (56) que aquí concretamos:
l.® 'Subordinar a la economía los otros factores de la vida
regional o provincial, Dividir el país • según un plan abusivamente
cartesiano, con la sola perspectiva de una rentabilidad máxima del
conjunto nacional.
Verdaderos "monistas" (57), los partidarios de este economismo no ven más que una parte de la realidad : la que se refiere a
los bienes materiales (58),
Las provincias alemanas, inglesas u holandesas tropiezan con
úna disparidad de religión. Igualmente, Francia, en lo que se refiere al Vivarais y a Alsacia. En las provincias belgas y en Suiza, las cuestiones lingüísticas ocupan un gran espacio. En en Canadá coexisten dos culturas: la francesa y la inglesa.
El hecho de que los habitantes de una provincia hayan sufrido
juntos, los une aúii más: regiones devastadas por la guerra u
ocupadas por el enemigo, como Alsacia y Lorena. Disparidad de
(56) Cf. el capítulo II de esta primera parte.
(57) Monistas: el griego manas; uno solo. Los monistas, en filosofía,
son aquellos que ¡proponen una sola solución, no viendo más que un solo aspecto de sus problemas.
(58) ¿ No será a ellos a quienes se dirige la advertencia de Juan XXIII
:
en Mater et Magistra (parte I V ) ? : "Nos invitamos con insistencia a Nuestros hijos a velar sobre sí mismos para mantener lúcida y viva la conciencia >de la jerarquía de los valores en el ejercicio de sus actividades temporales y ten la prosecución de sus propios fines particulares. Es verdad que los
progresos científicos y técnicos y el bienestar material que de ellos resulta
soh auténticos bienes, que marcan, ciertamente, un paso. importante en el
progreso de la civilización humana; pero deben ser apreciados según su
verdadera naturaleza, es decir, como instrumentos o medios utilizados para
conseguir con más seguridad un fin superior, que consiste en facilitar y promover la 'perfección espiritual de los hombres en el orden natural y en el
orden sobrenatural".
76
LOS CUERPOS
INTERMEDIOS
razas: en Hispanoamérica se encuentra urao con provincias en las
que predomina la raza india, o la mestiza o la española (59).
2.° Subordinar a la ideología igualitaria o al espíritu de partido, las relaciones provinciales o regionales, es el "monismo" político, cuyo tipo acabado es el proyecto de Thouret, el revolucionarío jacobino que quería dividir a Francia en cuadrados iguales.
""Este plan de división matemática, escribe H.-F. Lysop (60),
triunfo de la abstracción y de la arbitrariedad, se consideró irrealizable. Amenazaba con partir por medio a una ciudad o a una aldea... Se debió hacer algunas contemporarizaciones".
¿Cómo se ha podido llegar a este absurdo? "El principio de la
soberanía nacional exigía que los diputados fuesen considerados
como elegidos por el, cuerpo electoral entero (61) y no como los
representantes de las provincias, según el antiguo concepto de los
Estados Generales. Como había que dividir el cuerpo electoral,
prácticamente, en secciones, había que dar a estas secciones, por
otro lado, una igualdad geométrica de extensión. Se pensó utilizar
esta división electoral, como división administrativa, reemplazando
las antiguas, cuya supresión se pedía".
Este ejemplo histórico pone de relieve muchos peligros: las
disecciones arbitrarias dictadas por un espíritu de sistema y qué
se manifiestan, en la práctica, alejadas de la realidad (62).
(59) Y tomamos expresamente nuestro ejemplo de los países sudamericanos, en donde el racismo no existe. Y con mayor razón hay que tener en
cuenta las afinidades de raza cuando las ¡pasiones se excitan. Entre hacer
renacer el racismo o hacer entrar de golpe a todo el mundo en el mismo
molde, sin respetar los particularismos, hay la gran distancia que media entre. dos excesos igualmente dañinos. Al (poder político corresponde la delicada tarea de pasar del principio universal a su aplicación particular,
(60) Le
Régionalisme.
(61) Esto correspondía, como hemos de verlo, a la teoría de Rousseau.
(62) Por ejemplo, ciertos departamentos franceses. L¿> que se propone
para reemplazarlos es aún peor. Apoyándose en argumentos económicos, se
clasifican las regiones según su rentabilidad material. Se reagrupan, en consecuencia, las menos rentables. El resultado es extenuar la vida propia de
estos territorios, cuya economía podría haber sido desarrollada sin recurrir
MIGHBL
CRBUZBT
Quienes retienen el poder se amañan para que las regiones que
les son desfavorables se encuentren administrativamente fragmentadas, mientras que "reagrupan" las que les son favorables.
Este abuso se asocia al del economista abusivo: la pretendida
"rentabilidad" o la extensión de una región con respecto a otra
no son siempre apreciadas con un espíritu independiente de los intereses políticos partidistas.
Estos excesos, lo hemos de demostrar más adelante, no son
más que las manifestaciones particulares de un estado de ánimo y
de una concepción general del hombre y de sus instituciones. Conviene, pues, estar atentos a los regionalismos que se nos proponen : no todos respetan la realidad.
3.° Limitarse a divisiones territorialmente atrasadas. Se cuenta de la Reina Isabel II (de Inglaterra)' que un día preguntó por
qué cierto guarda se encontraba en un sitio del Palacio de Buckingham, en donde no había nada que guardar. Se le respondió
que la Reina Victoria había puesto allí, en otro tiempo, a un funcionario ante una rosa a la que ella tenía mucho aprecio. ¡ Desde
entonces se había mantenido al centinela!
Este conservadurismo es un poco el que denunciaba el Marqués
de Lur-Saluces en una carta a Charles Maurras (63): "Es cierto,
escribía, que si en algún sitio los antiguos y los nuevos intereses
coinciden, no tendremos ninguna razón de evitar, por razón de partido, esta concordancia histórica. Si todavía existen tona Bretaña, una
Provenza, una Borgoña o una Normandía, se tratará a estas provincias como a las demás, se tendrá constancia de su existencia y
se las reconocerá, pues, ¿por qué violar, en su detrimento, el derecho natural?
"Mas, si no fuera así, reconoceremos lo contrario. Estamos dispuestos a ello. Los ferrocarriles han tenido que crear nuevos centros, nuevas regiones; cien años de rebeldía sistemática contra la
a su supresión. El riesgo está en sacrificar, en esta operación, valores humanos y culturales, un tipo de vida o una civilización particular.
(63) L'Bnquéte sur la monarchie.
78
LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
naturaleza de las cosas habrán podido, al menos, convencer a Francia a no mutilar los hechos".
Regiones y vida nacional.
"Las regiones, escribe Lysop (64), deberían ser \o suficientemente extensas y lo bastante pobladas para poder vivir, para poder
encontrar en sí mismas los recursos suficientes y para poder resistir, sin poner en peligro la unidad nacional por la constitución de
verdaderos Estados, esa prepotencia de las grandes capitales".
1.° Suficientemente pobladas, recursos suficientes (65). La región podrá ser unas veces el acoplamiento de múltiples departamentos o de múltiples provincias; otras, quedará limitada a la- reunión de algunos condados o distritos o a una sola provincia. Lo
esencial es que, sin perjudicar a las comunidades inferiores, se de
una especial fuerza a la región. Como indica Gravier, una región
"gobernada por un alto funcionario conocido e influyente", tendrá
bastante más "peso" ante el Estado que un departamento con su
prefecto, o que una provincia solitaria.
2.° No ser un peligro para la unidad nacional y para la paz
internacional. Este riesgo atañe principalmente a las provincias que
hayan conservado su lengua, sus tradiciones o el culto a una rica
historia.
Escocia, Cataluña, Bretaña, Baviera o Flandes servirán de ilustración. Acontece que, bajo el peso de un centralismo abusivo, es(64) Op.cit.
(65) . "Cuando el equilibrio reina entre la densidad de población de una
zona y la producción de la misma, existen medios suficientes para el desenvolvimiento de la vida con sus menesteres diversos; hay, ¡pues, en esa
sociedad' lo que se iha ¡dado en, llamar la "ecuación económica del bienestar".
En consecuencia, todo el iproblema consiste en no dejar que ocurra un desequilibrio que rompa esa actuación y que obligue a la población excedente
a trasladarse ia otros lugares, "porque la antigua patria ya no puede alimentar a todos sus hijos". (Discurso a la Confederación internacional de
emigración, 17 ide octubre de 1957)..." ¡(Carta pontificia de Mons. Dell'Acqua « la ¡XVIII Semana social española de Vigo, del 30 de junio de 1958).
79
MIGUEL CREUZET
tas provincias ven en la proclamación de su independencia política
la única posibilidad de la supervivencia de los valores que ellas representan (66).
A veces, no hay otra solución. Pero puede ocurrir también que
una ruptura con el Estado al que están unidas, llevará a estas provincias a vegetar o a caer bajo otro yugo, mientras por ellas están
doblando las campanas en el país del que se han separado y con el
que asimismo una larga historia las había unido.
No se podrá aplicar automáticamente el revolucionario "derecho de los pueblos a disponer de sí mismos", sin desconocer la realidad.
Una provincia puede conseguir un bien mayor formando parte
de un Estado que segregándose de él.
Asimismo, conviene no sacar la consecuencia de que el regionalismo es una tendencia irreversible del "nacionalismo" de las provincias.
Posible utilización de los autonomismos locales por la subversión.
Los objetivos de esos "nacionalismos" no son siempre desinteresados ni determinados por el amor a una civilización provincial.
Es asombroso ver a los comunistas y socialistas apoyar los movimientos separatistas catalanes, vascos o bretones. ¿Cómo es que
estos sistemas, estatistas y centralistas por esencia, pueden sostener
hasta el paroxismo las emancipaciones locales ? Es que ven en estos movimientos provinciales fuerzas explotables para la revolución.
Mientras los Estados comunistas oprimen las libertades locales, sus agentes fomentan el separatismo con el fin de dividir, debilitar y finalmente dominar a las naciones "burguesas".
Muchas gentes honradas se dejan todavía engañar oon esa tác(66) En el caso, asimismo, de las minorías lingüísticas o étnicas en un
país : la ascendencia francesa en el Canadá, por ejemplo.
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LOS CUERPOS INTERMEDIOS-,
tica de contradicciones y luchas, cuya verdadera finalidad no perciben.
l a causa de los regionalismos exige una clase dirigente selecta,
que tenga la suficiente formación política para no servir de instrumento a sus más terribles enemigos.
i
VI
LOS CUERPOS PROFESIONALES
Este capítulo no es más que un recuerdo de. otro anterior.
¿ Por qué describir aquí a los cuerpos profesionales y analizar
el mecanismo de su funcionamiento, cuando esto ha sido ya tratado
extensamente en una obra sobre el trabajo? (67). Nos limitaremos aquí a remitir a ella a nuestros lectores.
Ciñámonos, por el momento, a enumerar los principales aspectos de estos cuerpos profesionales.
Empresa, oficio y profesión.
Tres palabras, tres realidades fundamentales del orden económico-social.
La empresa: esto es, "la unidad económica natural resultante
del acoplamiento de dos factores de la producción: capital y trabajo; la comunidad de unos hombres unidos en una labor productora... Todos los miembros de una empresa tienen entre sí un intento
común: la buena marcha de la empresa, condición de su prosperidad (68).
(67) Jean Ousset, M. Creuzet, Le Traimi, Edic. La Cité 'Catholique,
Québec, 1962, recientemente traducida al castellano por Speiro, Madrid,
1964.
(68) Maurice H. Lenormand, Du syndicat à la corporation.
Technique de l'organisation corporative, Berger-Levrauit, Paris.
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MIGHBL
CRBUZBT
La profesión "hace concurrir elementos de competencias diferentes con vistas a una actividad económica definida" en la producción de un objeto determinado (69).
La profesión se puede subdividir en especialidades. Dentro de
la profesión del automóvil, por ejemplo: garage, venta de coches,
venta de accesorios, etc. Profesiones afines se encuentran de nuevo
en organismos interprofesionales (la madera, la lana, la electricidad ...).
El oficio encarna el aspecto humano personal dentro de los cuerpos profesionales. "La habilidad y el conocimiento de procedimientos técnicos y metódicos constituyen la posesión del oficio". "El
oficio corresponde a un título, a una competencia: médico, ingeniero, contable ..." (70).
Se puede mudar de profesión, conservando el oficio (la mecanógrafa en un barco o en tina fábrica). Se puede cambiar de empresa, permaneciendo en la misma profesión (irse de la empresa
Renault a la empresa Mercedes). Se puede igualmente mudar de
oficio en el seno de una profesión: los estampadores de juguetes
metálicos y los fabricantes de los de madera de Oyonnax han tenido que convertirse en moldeadores de matrices plásticas.
Por ello, los tres cuerpos naturales (71) de que acabamos de
hablar constituyen los elementos básicos, a partir de los cuales to(69) Jbidem.
(70) Ibidém.
(71) Cuerpos naturales, por oposición a "clases", datos artificiales aptos
para hacer resaltar las discrepancias de intereses mejor que su concordancia. En la realidad no se encuentra tni el "proletariado", ni el "patronato",
sino patronos carpinteros y obreros carpinteros; directores de fábricas de
pastas alimenticias y lebreros o empleados que, .ellos también, trabajan en
pastas alimenticias. La virtud de ,los hombres y su deber deben siempre
marchar jen él sentido de su ¡propio interés, porque la naturaleza es débil.
La paz social no puede establecerse más que sobre esta búsqueda común de
bienes legítimos. Por ello, Pío XII declaraba al Movimiento Cristiano Obrero de Bélgica (11 de septiembre de 1949): "Nos no dejamos de recomendar
insistentemente la elaboración de un estatuto de derecho público de la vida
económica, de toda la vida social, en general, según la organización profesional".
82
LOSCUERPOS I N T E R M E D I O S - ,
das las combinaciones serán posibles; verdaderas "mallas de seguridad" en, las que el obrero podrá refugiarse, si una u otra de esas
comunidades no le puede asegurar sui subsistencia.
Estos tres tipos de asociaciones son legítimos. Despreciar, rechazar uno de ellos sería vano y aun ruinoso.
Sin embargo, es el error más frecuente.
El trinomio parece molesto. ¡ Sería tan sencillo, piensan algunos, levantar el plano de la organización general de la economía
oon un solo elemento! De ahí, el acto reflejo de eliminar a los otros
dos.
Pero, ¿qué se nos propone a cambio de estos cuerpos elementales cuya posibilidad de amalgama permite hacer frente a todas
las situaciones concretas? Fórmulas monovalentes, sistemas rígidos, abusivamente cartesianos, que reposan sobre una concepción
•"fijista" de la sociedad.
Para unos, el Estado solo puede resolverlo todo; para otros,
es sólo la profesión, sólo la empresa, sólo el oficio, o una cierta
combinación monetaria aislada.
Se llega así a un verdadero totalitarismo, a una incapacidad de
poder encontrar la solución de los problemas económicos sin suprimir la mitad de los datos, la que corresponde, precisamente, a esas
libertades particulares, a esas mil manifestaciones de iniciativa o de
necesidades legítimas que son la trama cotidiana de la vida.
Analizaremos en el capítulo de la descentralización las interacciones de estos cuerpos profesionales con los cuerpos locales y
con el Estado.
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