dad. Es decir, de toda medida correctora debe indicarse (1) el grado

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El estudio de impacto ambiental
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dad. Es decir, de toda medida correctora debe indicarse (1) el grado en que soluciona
el problema, (2) las dudas que pueden existir sobre la afirmación anterior.
• Considérese, si es posible, no sólo mitigar o eliminar el impacto, sino también
conseguir mejoras ambientales (ver Ejemplo 2).
• En cualquier caso, la medida correctora ha de ser proporcional a la gravedad del
impacto que pretendemos mitigar. En muchos casos existen medidas correctoras de
diferentes eficacias, pero también de diferentes costes o complejidad. No tiene sentido proponer medidas correctoras muy costosas o complejas para intentar eliminar
impactos de escasa importancia. Y, recíprocamente, no parece lógico proponer la
medida más barata o sencilla, pero de menor eficacia, para intentar corregir impactos
considerados como críticos.
Ejemplo 1: Numerosos planes de restauración paisajística de canteras no guardan
proporción con el impacto visual que se intenta corregir. Así, para grandes canteras
de fuerte impacto visual puede exigirse un costoso y detallado plan de restauración
(incluyendo, si es preciso, aterrazamiento, instalación de sistema de riego temporal,
envejecimiento artificial de superficies, contratación de técnicos cualificados, etc. e,
incluso, el depósito de una fianza para garantizar el cumplimiento de este plan) y no
banales plantaciones de árboles, solución barata pero poco eficaz. En cambio, para la
restauración de un pequeño talud en las obras de una vía privada de acceso a una finca rústica sería desproporcionado (y, por tanto, poco realista) imponer un meticuloso
plan de restauración.
• Ha de insistirse en que la medida correctora propuesta debe ser realista técnica
o económicamente. No debería proponerse ninguna medida sin antes haber considerado cuál puede ser el coste de la misma en comparación con los beneficios esperables del proyecto y las posibilidades reales de que pueda ser adoptada. Ciertas
medidas que se han propuesto en EsIA reales, a pesar de ser muy efectivas, necesitan
una asistencia técnica tal que, sencillamente, no podrían ser instaladas en la mayoría
de casos.
• Debe detallarse perfectamente en qué consiste la medida correctora (modelo,
características, cantidad), la forma de instalarla, dónde y en qué momento ha de instalarse, etc., etc. Recuérdese que las medidas correctoras son las condiciones bajo las
cuales se aprueba el proyecto, si tal es el caso. Por tanto, tales condiciones deben estar
especificadas de tal forma que no pueda haber ambigüedades ni errores de interpretación.
Ejemplo 2: En muchos EsIA pueden leerse propuestas de medidas correctoras tan
escuetas como la siguiente: «se instalará una pantalla vegetal alrededor de las instalaciones para evitar el impacto paisajístico». Así planteada, esta propuesta es absolutamente ineficaz. En primer lugar, se ha de justificar la eficacia de esta medida
correctora (lo cual, en el caso presente, pasaría, entre otras cosas, por demostrar la
integración paisajística conseguida con tal pantalla). En segundo lugar, debería especificarse, como si se tratara de un proyecto (en el fondo, lo es) la especie o especies
vegetales consideradas más adecuadas, la época idónea, la densidad de plantación, los
cuidados necesarios, la altura deseada de los plantones, etc., así como las posibles
causas de fracaso que sería necesario evitar especialmente.
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• Téngase en cuenta que las medidas correctoras pueden necesitar de un adecuado mantenimiento para poder cumplir con su función. Señálese con detalle cuáles
pueden ser estos requisitos de mantenimiento y, si procede, incorpórense a lo establecido en el Programa de Vigilancia Ambiental.
Ejemplo 3: Muchas de las restauraciones ambientales planteadas como medidas
correctoras de impactos paisajísticos fracasan como consecuencia de no haberse especificado el tipo de mantenimiento que necesitarían. En especial, es frecuente que las
revegetaciones de taludes, etc. acaben secándose por falta de mantenimiento. Véase
también el ejemplo 3 del capítulo siguiente.
• Por último, considérese si la medida correctora propuesta puede causar un
impacto negativo sobre algún elemento ambiental.
Ejemplo 4: Entre los casos más conocidos de repercusiones indirectas de ciertas
medidas pretendidamente correctoras figuran las invasiones de especies introducidas
para corregir alguna disfunción ambiental.
Ejemplo 4.a: En vista de los perjuicios causados por la proliferación de conejos
consiguiente a su introducción en Australia (degradación de pastos, competencia con
otras erspecies herbívoras, etc.) se propuso como medida correctora la introducción
de uno de sus enemigos naturales en Europa, el zorro. Sin embargo, aunque el zorro
consiguió un control adecuado de las poblaciones de conejos, comenzó a ejercer también una intensa presión predadora sobre las especies autóctonas de marsupiales,
poco adaptadas a predadores tan eficaces, hasta el punto de poner en peligro la supervivencia de muchas de ellas.
Ejemplo 4.b: Con el fin de conseguir la fijación y estabilización de las dunas costeras móviles cuyo avance amenazaba en muchos lugares con sepultar viviendas, vías
de comunicación, cultivos, etc., en bastantes partes del mundo se introdujeron plantas fijadoras de gran capacidad de reproducción vegetativa, buena adaptación al ecosistema dunar, etc. No obstante, muchas de estas especies, debido precisamente a las
adaptaciones que las convertían en eficaces fijadoras, se han convertido en potentes
invasoras que amenazan la supervivencia de las comunidades autóctonas. Es bien
conocido el caso de Ammophila arenaria, especie europea introducida en las dunas
del oeste americano, o de Carpobrotus, planta sudafricana introducida en las dunas
mediterráneas, de la sudafricana Chrysanthemoides monilifera en las costas de Australia, etc., etc.
Ejemplo 5: En el caso de una remoción de tierras ejecutada para la instalación de
una zona recreativa en un espacio natural, el EsIA detectó el riesgo de aparición de
fenómenos erosivos. La medida correctora adoptada fue la construcción de un muro
de contención de cemento. No obstante, no se reparó en la calidad escénica del entorno y la amplia visibilidad de la zona afectada, por lo que tal medida correctora generó un impacto paisajístico importante.
Al respecto téngase en cuenta también que la valoración de impacto de estas
medidas correctoras debe tener en cuenta las posibles repercusiones sociales de las
mismas.
Ejemplo 6: Tras una remoción de tierras, clausura de una cantera o vertedero, etc.
existe una cierta tendencia a proceder siempre a la restauración de la zona afectada
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El estudio de impacto ambiental
mediante plantaciones de vegetación autóctona o natural. En el caso de diseñar la restauración de una antigua cantera de arcilla cuyos alrededores se han declarado recientemente urbanizables, resulta incongruente pretender la recuperación del antiguo
ecosistema que ocupaba la zona, ya que la nueva situación dificulta enormemente el
mantenimiento de dicho ecosistema natural. Una restauración de tal tipo obligaría a
una serie de restricciones de uso que podrían ser impopulares, además de ser de dudosa efectividad. Por otro lado, la población humana que previsiblemente ocupará el área
en un plazo medio puede valorar muy positivamente el disponer de una zona recreativa, la cual, por tanto cumpliría una función ambiental más eficaz que una zona natural. En general, piénsese, antes de proponer mecánicamente soluciones de restauración
de ecosistemas naturales, si la zona ha tenido o tendrá una vocación de área natural.
Quizás, como en este caso, sean más admisibles otros posibles usos de la zona.
Cuadro 4.8.B
La Propuesto de Medidas Correctoras debe tener en cuenta las siguientes
observaciones;
• Considérese sí es posible proponer alternativas en vez de medidas correctoras a posterior!
* Considérese si es posible proponer medidas que generen un impacto positivo.
» Deben ser proporcionales en cnanto a costes a la gravedad del impacto.
» Deben ser realistas técnica y económicamente.
* Deben detallarse al máximo,
• Debe darse una estima de su eficacia o de la incertidumbre sobre la misma (¿hay experiencia previa al respecto?}.
« Debe tenerse en cuenta si causan impactos.
» Si es pertinente., señálese la necesidad de mantenimiento y cerno éste debería garantizarse.
Téngase en cuenta que, tras la discusión de este capítulo debe llegarse a una conclusión sobre la aceptabilidad de aquellos proyectos con algún tipo de consecuencia
negativa para el ambiente. Si un proyecto causara impactos graves, sin que existiera
la posibilidad de adoptar alguna otra alternativa, ni fuera factible o eficaz la adopción
de medidas correctoras, se contrapondrá a la alternativa de no-acción, se considerarán los aspectos positivos y negativos de cada una y se propondrá aquella alternativa
que resulte más adecuada desde el punto de vista ambiental.
Ejercicios Prácticos
• Objetivos generales:
Saber diseñar medidas correctoras en función de los impactos previsibles de un
proyecto. Saber expresarlas y justificarlas de forma adecuada.
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• Materiales:
Conclusiones del apartado Identificación y Valoración de Impactos. Información
adicional procedente del Inventario Ambiental. En su caso, bibliografía sobre medidas correctoras aplicadas en proyectos similares.
• Procedimiento:
Identifiqúense medidas correctoras para los impactos identificados en los capítulos anteriores, incluyendo los riesgos detectados.
En el CASO A, como se ha dicho, el posible riesgo de sobrepasar la capacidad del
pozo ciego por cualquier imprevisto aconsejó aumentar al doble la capacidad, lo que,
de acuerdo con la empresa, no reviste especial dificultad.
En el CASO B, parece sencillo evitar el impacto sobre la posible pareja de águilas perdiceras simplemente evitando que las obras de instalación se realicen en la época de cría de esta especie. Es decir, las obras no podrán realizarse en los meses
comprendidos entre diciembre y mayo. Consultada la empresa, y comprobado que
esta medida es factible técnicamente, se considera como solución idónea la adopción
de la alternativa propuesta en primer lugar con la adición de esta sencilla medida
correctora.
A pesar de la simplicidad de la solución, dos puntos podrían pasarse por alto:
— La instalación de la conducción precisa de la apertura de una pista desde
el camino más cercano para permitir el acceso de la maquinaria y materiales. Dado
que, una vez instalada la conducción, esta pista podría quizás ser utilizada por otros
vehículos (de excursionistas, cazadores, etc.), son el consiguiente riesgo para la rapaz,
se establece que tras las obras la pista sea labrada de forma que sea impracticable para
vehículos y acabe desapreciendo por el proceso de recolonización vegetal espontáneo.
— La conducción necesita revisiones periódicas de rutina con frecuencia anual.
Aunque estas revisiones sólo necesitan de la intervención de un par de técnicos sin
auxilio de maquinaria y no se estima que las molestias generadas sean tan importantes como para hacer fracasar necesariamente la cría del águila, se establece expresamente que las visitas se realicen siempre fuera del periodo de reproducción
(diciembre-mayo).
•
Comentarios: en este ejercicio debe prestarse especial atención no sólo a la propuesta en sí de una determinada medida correctora, sino sobre todo a la justificación de la misma y al cumplimiento de las recomendaciones indicadas en el
CUADRO 4.8.B.
El estudio de impacto ambiental
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4.9. EL PROGRAMA DE VIGILANCIA AMBIENTAL
Cuadro 4.9.A
CONTENIDOS DESAPARTADO
«PROGRAMA DE VIGILANCIA AMBIENTAL»
(Reglamento de la Ley valenciana de Impacto Ambiental, articulo 12}
Tendrá por objeto establecer un sistema que garantice el cumplimiento de las
indicaciones y medidas protectoras y correctoras contenidas en el Estudio de
Impacto ambiental.
Básicamente el programa debe comprenderlas siguientes fases:
* Determinación de los objetivos tendentes a identificar los sistemas afectados
y a definir los tipos de impacto y los indicadores seleccionados; estos deben
ser fácilmente medibles y representativos del sistema afectado.
» Recogida y análisis de datos,
* Interpretación de la información recogida,
* Posible modificación de los objetivos inicíales en función de los resultados
obtenidos.
Puede afirmarse que, si alguna vez el procedimiento de EIA comenzara a tomarse verdaderamente en serio y a funcionar con una aceptable eficacia, una de las pruebas más evidentes del cambio sería la relevancia adquirida por el apartado
denominado Programa de Vigilancia Ambiental. Sin duda, entre las múltiples y graves deficiencias que pueden encontrarse en los actuales EsIA, la más llamativa es el
paupérrimo tratamiento que se suele dar a este capítulo. Tratamiento que, por otro
lado, sólo encuentra parangón en el desinterés de los administradores por que se cumplan las especificaciones de los escasos Programas de Vigilancia redactados con
seriedad.
En cierta forma, el Programa de Vigilancia Ambiental debería basarse en un «análisis de incertidumbres», por llamarlo de alguna manera. Es decir, debe partir de un
análisis de los niveles de incertidumbre en la predicción de impactos y en la eficacia
de las medidas correctoras propuestas (ver FIGURA 4.2.A) y ponderar las posibilidades de que los impactos predichos sean más graves de lo que se suponía, o de que
las medidas correctoras no resultaran tan eficaces como se había creído. Muchas de
las limitaciones técnicas con las que nos encontramos a la hora de predecir y evaluar
los posibles impactos de las actividades humanas sólo podrían tener un tratamiento
adecuado en el seno del Programa de Vigilancia.
Para evitar ciertos riesgos o incertidumbres y reducir su probabilidad, el Programa de Vigilancia Ambiental puede ser particularmente apropiado. Un caso típico y frecuente (y, sin embargo, no siempre tenido en cuenta en el EsIA) lo
constituye el riesgo de que haya errores o negligencia durante la fase de construc-
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ción del proyecto, es decir, que las obras o instalaciones no se ajusten exactamente
a lo especificado.
Ejemplo 1: El trazado propuesto para la instalación de una conducción subterránea discurría a escasos metros de los límites de una micro-reserva botánica con ejemplares considerados muy valiosos y estrictamente protegidos de varias especies de
plantas perennes. Dado el valor de tal vegetación, se considera no despreciable el
riesgo de que por error o negligencia la maquinaria o los operarios pudieran transpasar los límites de la micro-reserva y dañar de una forma u otra dichas plantas. Recuérdese que el riesgo es función no sólo de la probabilidad de que ocurra el accidente o
error, sino también del valor de los bienes expuestos. Por tanto, un Programa de Vigilancia debería supervisar, tras una explicación a capataces y operarios sobre la importancia de la zona protegida, que los límites de la micro-reserva no sean transpasados
en ningún momento.
Lo mismo cabe decir en el caso de que el riesgo de que las medidas correctoras
propuestas por el EsIA no se dispongan de forma adecuada sea especialmente elevado, bien por las consecuencias ambientales que tendría tal error, aunque la probabilidad no sea muy alta (si el bien ambiental expuesto es muy valioso), bien por la
elevada probabilidad de que así ocurra (por ejemplo, si la instalación de tales medidas correctoras presenta alguna complejidad). Por tanto, se debería hacer el ejercicio
de preguntarse «¿Qué puede ocurrir si... no se instalan bien las medidas correctoras?». La práctica ha demostrado que muchos EsIA no han sido todo lo eficaces que
hubieran podido ser simplemente por la falta de un adecuado Programa de Vigilancia
Ambiental que garantizara el control de lo establecido.
Ejemplo 2: CANGAS GABANES (1997) expone el caso de la restauración
mediante plantaciones del espacio afectado por la instalación de un gasoducto, en el
que un Programa de Vigilancia riguroso permitió una considerable eficacia en la instalación de tales medidas correctoras. La vigilancia permitió que el número de
marras fuera bastante inferior al que suele darse en casos similares, lo cual permitió
incluso un ahorro económico importante frente a lo previsto. Abundan, por el contrario, los ejemplos de restauraciones paisajísticas absolutamente ineficaces, no por
mal diseñadas, sino por la ausencia de un control riguroso, a pie de obra, de su realización.
El otro objetivo del Programa de Vigilancia Ambiental es la comprobación, cuando existe un nivel significativo de incertidumbre, de que no se producen desviaciones
respecto de la predicción realizada. En realidad, esta es una de las formas posibles de
abordar el problema de la incertidumbre (ver capítulo 4.10).
Ejemplo 3: Uno de los mejores ejemplos de adopción de un Programa de Vigilancia ambiental efectivo fue el del EsIA del Gran Cinturón, entre las islas danesas
de Fuñen y Sealand (GRAY & TENSEN, 1993). En este caso, y ante las incertidumbres que rodeaban la estimación de los impactos de un proyecto de tal magnitud (afecta al punto de comunicación entre el mar del Norte y el Báltico), el
Programa de Vigilancia constituyó el elemento clave en el éxito del EsIA. En efecto, el Programa, perfectamente diseñado, realizaba un seguimiento de determinadas
variables relevantes y contemplaba las medidas que debían tomarse ante cada posi-
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