LA GESTIÓN DE LA INSOLVENCIA Son muchas las empresas que en estos momentos están funcionando en un estado de insolvencia actual o inminente y no saben cómo gestionar de forma adecuada esta situación. Dependiendo de la gestión que se haga de una empresa en estado de insolvencia provisional, el resultado puede ser un resurgimiento fortalecido o bien su liquidación. En primer lugar, en un estado de insolvencia actual, si los administradores sociales no quieren tener que responder solidariamente de todas las deudas sociales, es necesario solicitar la declaración de concurso dentro de un plazo máximo de dos meses desde que se tenga o se hubiera tenido que tener conocimiento del estado de insolvencia. Son muchos los casos en que los administradores de empresas que han sido bien administradas durante muchos años incurren en responsabilidades personales por no solicitar la declaración de concurso a tiempo; por esperar demasiado, con la buena voluntad y esperanza de que todo se arreglará y con el rechazo frontal al supuesto descrédito de presentar un concurso. De todos modos, el deber de solicitar la declaración de concurso no es exigible al deudor que haya iniciado negociaciones para obtener adhesiones a una propuesta anticipada de convenio y lo ponga en conocimiento del juzgado dentro del plazo de dos meses de haber tenido conocimiento de la insolvencia. Transcurridos tres meses desde la comunicación en el juzgado de la existencia de aquellas negociaciones, el deudor tiene que solicitar la declaración de concurso dentro del mes siguiente. Según la Ley, el concurso se tiene que solicitar tanto si se han conseguido adhesiones suficientes a su propuesta anticipada de convenio como si no. No obstante, si el deudor ha salido de su situación de insolvencia por cualquier medio y no pide la declaración de concurso, no le pasará nada y nadie le podrá obligar a presentar aquella solicitud. La propuesta anticipada de convenio se puede presentar junto con la solicitud de la declaración del concurso, antes de que se dicte el auto de declaración del concurso, o bien posteriormente, hasta que se le agote el plazo de comunicación de créditos, que es de un mes desde el día después de la publicación en el BOE del auto de declaración. Si se consiguen las adhesiones suficientes a la propuesta anticipada de convenio, ya queda aprobado sin necesidad de hacer una junta de acreedores. Si no se consiguen suficientes adhesiones, la propuesta anticipada puede servir como propuesta de convenio en la fase correspondiente del concurso. A pesar de todos estos procedimientos regulados por la Ley concursal, el mismo texto legal establece las causas de finalización del concurso. Entre estas causas, menciona el hecho que se haya producido la íntegra satisfacción de los acreedores por cualquier otro medio. O sea que, por cualquier vía admisible en Derecho, aunque sea diferente a las vías mencionadas, el deudor podrá intentar satisfacer a sus acreedores, y si lo consigue, el concurso concluye en cualquier momento de su tramitación. Estas herramientas que la ley pone al alcance de los deudores conviene conocerlas y utilizarlas bien para poder proponer finiquitos y/o esperas, o bien cualquier otro tipo de propuesta, como la capitalización de créditos o su conversión en préstamos participativos, por ejemplo. Eso, junto con un plan de pago y un buen plan de viabilidad, permitirá a la empresa asegurar su continuidad, salir de la situación de insolvencia provisional en el que se encuentra y quedar reforzada después del procedimiento seguido. No obstante, en la cruda realidad de la crisis empresarial que viven las pequeñas y medianas empresas gerundenses, son pocos los casos en que se utilizan las herramientas descritas, y en los casos en que lo hacen, a menudo no se utilizan y gestionan demasiado bien. Eso hace que la empresa no encuentre la forma de salir del espiral autodestructivo en que se halla y se acabe liquidando, o en muchos casos, ni tan solo eso. La mentalidad que ve un concurso como algo muy negativo, y aún más si mediante el concurso se pretende una liquidación o una espera importante, se tiene que desterrar, porque un concurso presentado a tiempo y bien gestionado es el que tiene que permitir mantener la actividad de la empresa y garantizar que los acreedores puedan acabar cobrando una gran parte de su crédito. En caso contrario, si se llega a la liquidación o al cierre por la vía de hecho, la empresa no continua y los acreedores no cobran nada. Lo que es importante es que las situaciones de insolvencia inminente o actual no intenten esconderse, intentando huidas hacia adelante que no llevan a ningún sitio, y que además agravan la situación y la hacen irreversible. Lo que se tiene que hacer es coger el toro por los cuernos e intentar enderezar la situación cuanto antes mejor, con diligencia y con todos los medios al alcance, que son muchos y poco aprovechados. Aunque muchas empresas gerundenses se encuentran actualmente en situación de insolvencia actual o inminente, a todos nos conviene que sepan gestionar la situación de forma adecuada y que consigan subsistir para poder continuar creando riqueza. Girona, Junio 2010 Jordi Bellvehí Socio-Director de Bellvehí Advocats [email protected] www.recuperalia.net www.bellvehí.com