Fuerza vital Nota literaria José Juan Tablada Que todo sea vibración y nada más que movimiento, es Omega de la razón, Alfa de renunciamiento, brasa de purificación. . . Siempre el movimiento en esencia, todo objeto con él detrás revelándose en mi conciencia, mentalmente. . . allı́ nada más. . . La Fuerza es lo absoluto; la Causa Única. La Teleologı́a allı́ late, en ella se encauza y no hay mayor sabidurı́a! Por fin se reposa mi alma de aquel vuelo ciego y atroz, y ya sin angustias y en calma oye una verdad que la ensalma: ¡la Fuerza es Brahma, el Logos, Dios! Idénticos, en tal vislumbre átomos y universos ve. . . ¡Oh recóndita certidumbre, surja una llama de tu lumbre y mañana. . . serás mi fe! Dibujo una flecha y seis puntos —sı́mbolo de fuerza y trayecto— y en tal esquema miro juntos la única causa. . . el solo efecto. La Fuerza con el Movimiento; lo Absoluto y lo Relativo. . . ¡“Non plus ultra” del pensamiento más ambicioso y más altivo!. . . ¡De la razón opimo fruto aunque rebelde se resista, no conocerá otro Absoluto el orgullo antropocentrista! ¿El átomo?. . . Pero, en verdad, ¿qué humano lo ha distinguido? Sólo sentı́s su cualidad, Tacto, aroma, color, sonido. . . ¿Nuestra experiencia y la Verdad?. . . Cinco sentidos. . . ¡cinco velos entre el ego y la claridad adamantina de los cielos! ¿La Verdad ver?. . . ¿oı́r?. . . ¿oler?. . . ¿La Verdad gustar y tocar? Luz, música, flor de azahar, rojo vino. . . Bella mujer. . . Son ondas de la vibración que engañando vienen y van del pensamiento al corazón, ¡del serrallo de Salomón a la tienda de Omar Khayam! ¡Oh Fuerza que eres sin disputa la única entidad absoluta: haz que la lumbre crezca en llama y a las tinieblas de mi ruta al fin llegue la luz de Brahma! Aunque pasen tus elefantes, Brahma que al Yoghi te revelas, por el jardı́n amado antes, sobre el seno de las amantes y las rosas. . . ¡y las gacelas! Hasta de la materia vi deshacerse la realidad, color o tacto. . . cualidad pero nunca “la cosa en sı́”! 5 5 Contenido JOSÉ JUAN TABLADA En la Presentación del libro Los mejores poemas de José Juan Tablada (México, D.F., 3 de abril de 1871, Nueva York, 2 de agosto de 1945), Héctor Valdés señala que “es uno de nuestros poetas más olvidados; o tal vez —serı́a más justo decir— uno de esos poetas cuya obra no es fácil recordar. Se le ha considerado como estı́mulo, maestro o paradigma; y se habla más de su labor como vanguardista que como creador. Onix inspiró a los modernistas en la misma medida en que los poemas sintéticos y las disociaciones lı́ricas enseñaron al grupo de Contemporáneos una nueva manera de poesı́a. Sin embargo, la distancia que hay entre la poesı́a de Tablada y un tono regional o nacional (la feria no deja de ser un México visto desde Nueva York y a través de López Velarde), y la necesidad de viajar y descubrir que sintetizan su obra, son asuntos que el gran público no acabó de asimilar, convirtiendo al poeta en patrimonio de un reducido grupo de lectores. Fueron los intelectuales, los artistas y los propios poetas quienes leyeron a Tablada: su exigente poesı́a se extiende a temas de cultura que el modernismo habı́a planteado. La obra de Tablada no es sólo la evolución de un estilo personal, una expresión que fuera superándose a sı́ misma dentro de lineamientos particulares; es la aventura constante de un lenguaje siempre insatisfecho de sı́ mismo. Hay en este lenguaje serios desfallecimientos, tiempos de espera que el propio poeta supo entender. A sus grandes poemas se mezclan obras menores o de temas circunstanciales que constituyen una verdadera desigualdad; es un poeta de grandes momentos, indispensable en nuestra poesı́a. La poesı́a de Tablada, difı́cil en ocasiones por las alusiones culturales que hace; sorprendente por los conceptos poéticos que aun hoy dı́a nos parecen un descubrimiento; maravillosa por ser, en fin, la novedad de un mundo en el que aun lo extraño cabe, es una invitación constante a la consulta del diccionario, de los libros de geografı́a, de viajes, de mitologı́as, de cocina, de folklore, de arte en general. Pero esa dificultad no es más que la evidencia de su originalidad, de su ambición, que sobrepasó incluso las fronteras de lo conocido, o de lo soñado, para emprender la aventura espiritual que fue el signo final de su vida: el desprendimiento de todo lo material, hasta de la propia carne, elemento que preside gran parte de su primera producción y que paulatinamente va desapareciendo a medida que avanzan sus estudios de teosofı́a.” (Tablada, 1971: V–XII). Referencia bibliográfica Tablada, J. J., “Los mejores poemas”, Biblioteca del estudiante universitario, núm. 96, México: Dirección General de Publicaciones, Universidad Nacional Autónoma de México (1971). 6 6 Contenido