REPORTAJE C I P E S S I W S L O D N I P E RS K n e c o í f a s e d n U ESTUVO A LLÍ Estamos inmersos en la rutina de una carrera por etapas. Esa que dicta despertarse a horas intempestivas, vivir pensando solo en ahorrar fuerzas y soñar con perfiles, kilómetros y desniveles. Pero no es una carrera por etapas cualquiera. Es la Perskindol Swiss Epic. Texto: Ismael Ventura Fotos: Sportograf 82 MountainBIKER.es S on las 5:20 horas de la mañana cuando suena el despertador y, completamente zombis, con una mezcla de sueño y cansancio, intentamos levantarnos de la cama para ir a desayunar a una hora que debería estar prohibido. Abrimos la persiana y prácticamente no hay luz, pero podemos adivinar las cumbres de más de 4.000 metros que nos rodean, y que están teñidas de blanco tras la tímida nevada caída durante la noche. NACIDA PARA SER UNA ESTRELLA Es solo la segunda edición de la carrera, pero la organización de la Perskindol Swiss Epic lo tiene claro. Han apostado a lo grande para convertirla en la prueba de referencia por etapas en Europa. Por el momento ya son la única prueba de la Europa continental que tiene la máxima categoría UCI, la SHC, compartida con la meca de las carreras multi-día, la Absa Cape Epic. Un auténtico imán para los corredores profesionales que buscan puntos UCI. Ingredientes para ser la mejor carrera de Europa no le faltan. Lo más importante ya lo tienen: un terreno inacabable para la práctica del MTB. A ello se suma una organización muy a la suiza, donde todo está calculado al milímetro. Por si fuese poco, uno de los tres pilares de la prueba es Thomas Frischknecht, una garantía de experiencia y buen hacer. Pocos como él tienen la visión global sobre cómo debe ser una carrera y qué necesitan los corredores. La Perskindol Swiss Epic tiene un formato de seis días. Arranca con un prólogo, que por su longitud casi podría ser considerado una etapa, y le siguen cinco intensas etapas en línea. Todas ellas disputadas en el Cantón del Valais, en una zona conocida por ser de las más secas de Suiza y que o e p o r u e o r t n e cuenta con 51 picos de más de 4.000 metros, para que os hagáis una idea del terreno por el que se mueve. Estamos hablando de una carrera que está muy lejos de ser un paseo por la montaña. Sus recorridos son extremadamente duros. Olvídate del llano, de devorar kilómetros a altas velocidades e incluso de rodar en grupos. En toda la carrera tan sólo tuvimos 20 km de llano, para un total de 400 km de recorrido de la prueba. Y todos ellos seguidos en una de las etapas, para cruzar un valle que nos llevaría a otra cadena montañosa. No, no es broma. El resto del recorrido no cuenta con más de 1 km seguido de llano. O subes, o bajas. La dureza de la Perskindol Swiss Epic se puede palpar en sus números. Son 15.000 metros de desnivel positivo (y negativo) lo que supone una media de 3.000 metros de desnivel positivo al día. Además, esta edición tuvo una peculiaridad que hacía aún más exigentes algunas etapas: muchas de ellas arrancaban con una larga bajada para terminar con un final en alto en ascensiones de 600 a 800 metros de desnivel, la fórmula ideal para llegar a meta completamente exprimido. Todas las etapas tienen algo en común. Subirás por pistas en buen estado y asfalto la mayor parte del tiempo y realizarás prácticamente todas las bajadas por senderos y trialeras excepcionales, muchos de ellos vetados al MTB y sólo abiertos a bicis para esta carrera. De verdad, si acudes a la Swiss Epic es probable que realices algunas de las bajadas más largas y más espectaculares que harás en toda tu vida sobre una MTB. SUFRIMIENTO ETERNO EN LAS SUBIDAS Y ORGAMOS SIN CONTROL EN LAS BAJADAS De eso va la Perskindol Swiss Epic. Con ascensiones de más de 1.200 metros de desnivel por delante, es difícil creer que vas a poder pasar las etapas sin darlo todo. Si, además, tu objetivo es intentar estar lo más adelante posible en la general, mentalízate para sufrir. Dosificar las fuerzas es el factor clave de esta carrera. Con subidas de más de una hora pedaleando, no hay opción de desfondarse a mitad de la etapa, porque el margen para recuperarse será ínfimo. Como en la pasada Costa Blanca Bike Race, formé equipo con Hans Becking, biker holandés del equipo Betch.nl Superior Brentjens, aunque esta vez teniendo que dejar de lado los colores de mi equipo, el Primaflor-Orbea, para cumplir con la normativa de la carrera que obliga a los equipo UCI a competir con la misma ropa. Hans es el actual subcampeón de Holanda de XCO y venía de ser 21º en la Copa del Mundo de Val di Sole. Estaba claro que me esperaba una semana de estirar el cuello. Más aún viendo el nivel de nuestros rivales: Lakata, MountainBIKER.es 83 REPORTAJE Dosificar las fuerzas es el factor clave de esta carrera. Con subidas de más de una hora pedaleando, no hay opción de desfondarse a mitad de una etapa Hynek, Fluckiger, Buchli, Van der Heijden, Naef... no hay carrera UCI fácil. Sabedores de nuestras limitaciones frente a bikers claramente más fuertes que nosotros, optamos por competir de la forma más inteligente posible. Sin cebarnos con ruedas que nos llevasen a la explosión, y rodando de forma segura en las bajadas. La acción empezaba en Verbier, con un prólogo que ya daba miedo. 18 km y +800m de desnivel, con una espectacular bajada por el bike-park de esta estación de ski. Era el preludio de lo que nos esperaba el resto de jornadas. Como siempre, el prólogo es una parte irrisoria del total de la carrera, pero con los ánimos y las ganas de competir por las nubes todo los equipos se entregan a fondo. La 7ª plaza que conseguimos era excelente. Y premonitoria. Pero la carrera empezaba realmente en la primera etapa en línea, que nos llevaba desde Verbier hasta la población de aguas termales de Leukerbad. 96 km y más de 3.100 metros de ascensión. La primera subida servía para poner a cada uno en su sitio. Y el nuestro no estaba donde esperábamos. Con piernas como palos de escoba, sufría para inten- 84 MountainBIKER.es tar seguir a Hans en una larga y tendida ascensión. Sin saber muy bien por qué, mis piernas habían decidido tomarse el día libre. Tras agonizar en cada uno de los metros de subida por fin llegamos a la cima del primer puerto de la carrera. Uf, si todos iban a ser así para mí, me esperaba una semana muy larga. Nos encontramos cortados del grupo principal y peleando por no ser engullidos por un enorme grupo que rodaba justo a nuestra rueda. Con un descenso de más de 40 minutos por delante, era momento de jugar la carta del flow. Rápidamente nos despegamos del resto entre saltos, peraltes, curvas resbaladizas, raíces traicioneras y unos senderos dignos de la mejor película de MTB. Hasta que oímos frenadas cerca. Andi Frischknecht y su padre, Thomas Frischknecht, llegaban pidiendo paso con sus doble suspensión y… ¡tija telescópica! Puede pareceros exagerado, pero en los siguientes tramos, llenos de curvas de 180º con pendientes imposibles, solo hacía que mirar a sus tijas con una mezcla de envidia y deseo. Mientras nosotros peleábamos por no salir por orejas, sintiendo el sillín en el pecho, los Frischknecht bajaban con como- didad y seguridad. Las 300 gramos extra mejor invertidos en la bicicleta. Tras el festival de senderos nos adentramos en la siguiente ascensión y por fin nos pudimos distanciar del equipo Scott y del resto de perseguidores. Pero el grupo delantero ya no estaba a nuestro alcance, así que nos quedamos en terreno de nadie, en una situación en la que agradeces que la carrera sea por parejas y no individual. Mientras yo seguía jadeando como un perro en cada subida, Hans rodaba cómodo. Solo pensaba en la que me esperaba si todos los días iban a ser así. Por suerte, con el paso de los kilómetros la cosa fue mejorando, aunque siempre me mantuve a Swiss Epic Flow, otra dimensión ¿Te gusta la parte de los senderos de videojuego que te he explicado, pero no la de las subidas monstruosas? Entonces lo tuyo es la Swiss Epic Flow. Se trata de un formato en el que buena parte de las subidas son con remontes mecánicos, realizando gran parte de las bajadas de la carrera de XC más otras adicionales. Por resumírtelo en números, unos 8000 metros de desnivel positivo en los días y… unos 16.000 metros de desnivel negativo. Ideal para endureros, all-mountain y gente con ganas de descubrir los mejores caminos de la zona sin perder varios años de vida subiendo. Novedades para 2016 Apenas acabada la edición 2015 ya teníamos algunas de las novedades de la carrera para el año que viene. La primera de ellas es un recorrido totalmente nuevo. Se repetirán las mismas sedes, pero en orden inverso. Empezando en Zermatt, pasando a Grächen, Leukerbad y final en Verbier. Se pondrá a disposición de los bikers un pack de inscripción algo más económico, y habrá una etapa que tendrá mucho más desnivel negativo que positivo. Como este año, las plazas son limitadas y suelen llenarse, así que si buscas un reto en los Alpes, rodar por senderos de ensueño y disfrutar de paisajes de impresión, la Perskindol Swiss Epic no te defraudará. la estela de mi compañero, salvo en las bajadas, donde me cedía el paso y confiaba en mis trazadas para no acabar empotrados en algún árbol suizo. De lo que quedaba tuvimos el enorme privilegio de rodar por un sendero de unos 15 km que jamás se había abierto a las bicicletas. Un festival inimaginable de curvas, raíces y saltos, siempre sin grandes desniveles, que discurría al lado de un canal de agua inmerso en un bosque sacado de El Señor de los Anillos. De lo mejor de toda la carrera. Este era uno de esos días en que la etapa acababa en la cima de una larga ascensión. 800 metros de desnivel para llegar a meta. Yo seguía a mi ritmo trotón, justo cuando empezamos a ver que cazábamos a uno de los equipos que rodaban delante. Apretamos más hasta atraparlos y parecía que íbamos a pasarles por encima cuando, de repente, a apenas 4 km de meta Hans desaparecía. ¿Problema mecánico? No, el tío del mazo le visitaba. Tras toda la etapa rodando mucho más fresco que yo, las más de cuatro horas de carrera le pasaban factura e hicimos los últimos kilómetros entre risas cy omentando la explosión (habíamos pasado de él esperarme a mí, a tener que casi parar para esperarle a él). Por suerte no perdimos mucho tiempo y entramos 10º en una larguísima jornada sobre la bicicle- ta. La espectacular localidad de Leukerbad nos recibía con los brazos abiertos. UNA DUREZA INAUDITA El día siguiente era la jornada con más dureza concentrada de la carrera. Poco más de 60 km y más de 3.000 metros de desnivel. Solo hay que hacer números. Una larguísima subida por pista nos puso de nuevo a todos en nuestro sitio. El fortísimo viento endureció la jornada. La Swiss Epic es una mezcla de emociones. Justo cuando llevas mucho rato subiendo, y empiezas a odiar la carrera y las montañas gigantescas, alcanzas la cima y te ponen un sendero de bajada imposible de describir, que te MountainBIKER.es 85 REPORTAJE cambia la cara de sufrimiento y agonía, por una sonrisa de goce y disfrute sin igual. Rodando de forma más pareja, logramos el mismo resultado que el día anterior, 10º. Empezábamos a entendernos. Con una subida de 200 metros de desnivel nada más salir, y después un descenso de 1.000 metros de desnivel negativo, que daba paso al tramo llano más largo de la carrera, la táctica estaba clara en esta 3ª etapa. Había que aguantar en el grupo delantero como fuese para poder ir a rueda en los 20 km llanos que venían después. Pero esa era la táctica de todos. Así que la salida de esta etapa fue más parecida a un XCO que no a una prueba de bike-maraton. Con 93 km por delante, y cuando apenas llevábamos cinco minutos de carrera el grupo delantero estaba completamente roto y era una mezcla de respiraciones al límite, miradas buscando a ver si el compañero aguantaba el ritmo y sprints imposibles para entrar bien colocado de cara los 10 km de sendero-trialera que nos esperaban. Entre series agónicas y arriesgando más de lo recomendable en la bajada conseguimos nuestro objetivo. Estábamos en el grupo de cabeza de carrera, junto a ocho equipos más, y podíamos tomarnos el tramo de 20 km llanos como una recuperación. Nos quedaba la subida más larga de la prueba, con 1.600 metros de desnivel, un descenso salvaje de 1.400 metros de desnivel negativo y la típica subida matadora de 800 metros para llegar a meta. Teníamos el día inspirado y al inicio de la subida más larga, cuando el Topeak-Ergon y el Centurion-Vaude apretaban el ritmo, los pudimos seguir mientras buena parte de los rivales cedían. Es complicado saber dosificarse con más de una hora de subida por delante, así que cuando nos iba a salir el corazón por la boca decidimos aflojar y descolgarnos antes de que nuestra explosión se escuchase desde Madrid. Pero teníamos la etapa hecha. Coronamos el monstruoso puerto a nuestro ritmo y lo que venía después quedará grabado para todos. Un día en la Perskindol Swiss Epic Olvídate de tiendas de campaña, de hacer colas o de buscar gasolineras para limpiar la bicicleta. Una vez que entras en el día a día de la carrera, tienes todo lo necesario para vivir concentrado solo en dar pedales. Hay diferentes packs de inscripción (no son especialmente económicos, pero nada en Suiza lo es). El más común es el que incluye el alojamiento y transporte de equipajes. Esto quiere decir que dormirás en hoteles cercanos a la salida y llegada de las etapas, cenarás en restaurantes y tendrás tu mochila en la habitación cada día tras la etapa. 86 MountainBIKER.es Las salidas son siempre a las 8:00 AM. Sí, un palo, pero deberás integrarte en los horarios de la carrera, lo que se traduce en que a las 19:00 estarás cenando y a las 21:00 en la cama. Parece de locos para nuestros horarios hispanos, pero con el cansancio te será fácil adaptarte. Tras la etapa, al llegar a meta, podrás comer en la propia línea de llegada. Disponen de un servicio de lavabo de bicicletas, con ayudantes. Este año uno de ellos era, ni más ni menos, que el padre de Nino Schurter. Así que podías tener el privilegio de que el padre del hombre más rápido sobre una bici de XC te dejase la bicicleta impoluta para el día siguiente. También se incluye servicio de masaje, ideal tras las duras jornadas de pedaleo en los Alpes. El briefing, la ceremonia de entrega de premios por la tarde y preparar las cosas para el día siguiente te dejarán con el tiempo justo para ir a la cena y pensar en la siguiente etapa. Rodamos por un sendero de unos 15 km que jamás se había abierto a las bicicletas. Un festival de curvas, raíces y saltos 14 km de bajada totalmente por senderos. Algo de otro planeta. Tanto que mis frenos empezaron a quejarse y la última parte fue más un sufrimiento por mantenerme dentro del camino que un disfrute entre decenas de curvas de herradura y paisajes de postal. Pasadas las cuatro horas de carrera, y ya en la ascensión final, Hans llegaba a su “barrera límite de potencia” y levantamos un poco el pie, pero la 6ª plaza en la etapa era nuestra. Un resultado excepcional viendo los rivales. Nosotros logramos esquivar la lluvia, pero al poco de entrar en meta llegó la tormenta. No quiero imaginarme la larga bajada de la etapa con barro y agua. NO HAY TREGUA 88 km y 3.300 metros de desnivel era el menú del 4º día en línea. La Perskindol Swiss Epic no propuso ni una etapa de recuperación. Con el cuerpo machacado, tuvimos otro excepcional día de senderos de bajada, a costa de realizar una eterna subida por asfalto en uno de los valles más bonitos de Suiza. Por desgracia, las nubes nos tapaban buena parte de la visión y todo se centró en rodar de forma segura hasta meta. Pero en una carrera así todo puede cambiar en pocos segundos. Cuando rodábamos a cola del grupo cabecero en uno de las bajadas, especialmente complicada por las piedras resbaladizas a causa de la lluvia del día anterior, Lakata frenó más de lo esperado y para intentar esquivarlo me fui contra una pared de piedra, parando directamente con mis costillas. Jamás me había dañado las costillas, había oído hablar de lo molesto y doloroso que era, pensado que eran exageraciones. Pero no, ahora os puedo asegurar que hay pocos golpes más molestos que este. Por suerte, aguantamos el tipo para llegar a meta 8º. La regularidad era nuestra baza. ESTO NO ES UN PASEO La última etapa estaba lejos de ser el paseo triunfal que es en el Tour de Francia. 60 km y 2.400 metros de desnivel positivo hablan por sí solos. Esta vez sí, un excepcional sol nos permitía disfrutar de las irreales vistas del Matterhorn, una de las montañas más singulares de Suiza. La jornada era otro festival de senderos, quizás el día con más proporción de ellos de toda la carrera, puesto que incluso algunas subidas eran en este tipo de terreno. Con opciones de mejorar en la general, nos la jugamos al todo o nada y salimos a darlo todo sin importar si al final explotábamos. Nos salió bien y Hans Becking y yo entra- mos en meta 7º de la etapa y conseguimos la misma plaza en la general. Zermatt nos acogía con sus impresionantes paisajes y sus calles libres de coches (solo se puede llegar en tren a este peculiar pueblo). Es el final perfecto para todo un desafío. Acabar la Perskindol Swiss Epic es algo que no resulta fácil ni para los mejores bikers del mundo. La dureza hace que en muchos momentos se trate más de una prueba de supervivencia que no de una competición contra el resto de equipos. Lo que está claro es que se encuentra en otro nivel respecto a las pruebas por etapas similares. Las carreras en los Alpes suelen desarrollarse por pistas y con el asfalto como terreno predominante. La Swiss Epic quiere ser conocida como la carrera de los senderos, y lo va a conseguir con recorridos como los de este año. Aunque también podríamos conocerla como la carrera de las subidas interminables, depende del momento en que nos preguntes. MountainBIKER.es 87