Un desafío ce ntroeurope

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ESTUVO A
LLÍ
Estamos inmersos en
la rutina de una carrera
por etapas. Esa que
dicta despertarse a
horas intempestivas,
vivir pensando
solo en ahorrar
fuerzas y soñar con
perfiles, kilómetros y
desniveles. Pero no es
una carrera por etapas
cualquiera. Es la
Perskindol Swiss Epic.
Texto: Ismael Ventura Fotos: Sportograf
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on las 5:20 horas de la mañana
cuando suena el despertador y,
completamente zombis, con una
mezcla de sueño y cansancio,
intentamos levantarnos de la cama para ir
a desayunar a una hora que debería estar
prohibido. Abrimos la persiana y prácticamente no hay luz, pero podemos adivinar
las cumbres de más de 4.000 metros que
nos rodean, y que están teñidas de blanco
tras la tímida nevada caída durante la
noche.
NACIDA PARA SER
UNA ESTRELLA
Es solo la segunda edición de la carrera,
pero la organización de la Perskindol
Swiss Epic lo tiene claro. Han apostado a
lo grande para convertirla en la prueba de
referencia por etapas en Europa. Por el momento ya son la única prueba de la Europa
continental que tiene la máxima categoría
UCI, la SHC, compartida con la meca de las
carreras multi-día, la Absa Cape Epic. Un
auténtico imán para los corredores profesionales que buscan puntos UCI.
Ingredientes para ser la mejor carrera de
Europa no le faltan. Lo más importante
ya lo tienen: un terreno inacabable para
la práctica del MTB. A ello se suma una
organización muy a la suiza, donde todo
está calculado al milímetro. Por si fuese
poco, uno de los tres pilares de la prueba
es Thomas Frischknecht, una garantía de
experiencia y buen hacer. Pocos como él
tienen la visión global sobre cómo debe ser
una carrera y qué necesitan los corredores.
La Perskindol Swiss Epic tiene un formato
de seis días. Arranca con un prólogo, que
por su longitud casi podría ser considerado una etapa, y le siguen cinco intensas
etapas en línea. Todas ellas disputadas en
el Cantón del Valais, en una zona conocida
por ser de las más secas de Suiza y que
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cuenta con 51 picos de más de 4.000 metros, para que os hagáis una idea del terreno
por el que se mueve.
Estamos hablando de una carrera que está
muy lejos de ser un paseo por la montaña.
Sus recorridos son extremadamente duros.
Olvídate del llano, de devorar kilómetros a
altas velocidades e incluso de rodar en grupos. En toda la carrera tan sólo tuvimos 20
km de llano, para un total de 400 km de recorrido de la prueba. Y todos ellos seguidos
en una de las etapas, para cruzar un valle
que nos llevaría a otra cadena montañosa.
No, no es broma. El resto del recorrido no
cuenta con más de 1 km seguido de llano. O
subes, o bajas.
La dureza de la Perskindol Swiss Epic se
puede palpar en sus números. Son 15.000
metros de desnivel positivo (y negativo) lo
que supone una media de 3.000 metros
de desnivel positivo al día. Además, esta
edición tuvo una peculiaridad que hacía aún
más exigentes algunas etapas: muchas de
ellas arrancaban con una larga bajada para
terminar con un final en alto en ascensiones
de 600 a 800 metros de desnivel, la fórmula
ideal para llegar a meta completamente
exprimido.
Todas las etapas tienen algo en común.
Subirás por pistas en buen estado y asfalto
la mayor parte del tiempo y realizarás prácticamente todas las bajadas por senderos
y trialeras excepcionales, muchos de ellos
vetados al MTB y sólo abiertos a bicis para
esta carrera. De verdad, si acudes a la Swiss
Epic es probable que realices algunas de las
bajadas más largas y más espectaculares
que harás en toda tu vida sobre una MTB.
SUFRIMIENTO ETERNO EN
LAS SUBIDAS Y ORGAMOS SIN
CONTROL EN LAS BAJADAS
De eso va la Perskindol Swiss Epic. Con
ascensiones de más de 1.200 metros de
desnivel por delante, es difícil creer que vas
a poder pasar las etapas sin darlo todo. Si,
además, tu objetivo es intentar estar lo más
adelante posible en la general, mentalízate
para sufrir. Dosificar las fuerzas es el factor
clave de esta carrera. Con subidas de más
de una hora pedaleando, no hay opción de
desfondarse a mitad de la etapa, porque el
margen para recuperarse será ínfimo.
Como en la pasada Costa Blanca Bike Race,
formé equipo con Hans Becking, biker
holandés del equipo Betch.nl Superior
Brentjens, aunque esta vez teniendo que
dejar de lado los colores de mi equipo, el
Primaflor-Orbea, para cumplir con la normativa de la carrera que obliga a los equipo
UCI a competir con la misma ropa. Hans es
el actual subcampeón de Holanda de XCO
y venía de ser 21º en la Copa del Mundo de
Val di Sole. Estaba claro que me esperaba
una semana de estirar el cuello. Más aún
viendo el nivel de nuestros rivales: Lakata,
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REPORTAJE
Dosificar las fuerzas es el factor clave
de esta carrera. Con subidas de más de
una hora pedaleando, no hay opción de
desfondarse a mitad de una etapa
Hynek, Fluckiger, Buchli, Van der Heijden,
Naef... no hay carrera UCI fácil.
Sabedores de nuestras limitaciones frente
a bikers claramente más fuertes que nosotros, optamos por competir de la forma más
inteligente posible. Sin cebarnos con ruedas
que nos llevasen a la explosión, y rodando de
forma segura en las bajadas.
La acción empezaba en Verbier, con un
prólogo que ya daba miedo. 18 km y +800m
de desnivel, con una espectacular bajada por
el bike-park de esta estación de ski. Era el
preludio de lo que nos esperaba el resto de
jornadas. Como siempre, el prólogo es una
parte irrisoria del total de la carrera, pero con
los ánimos y las ganas de competir por las
nubes todo los equipos se entregan a fondo.
La 7ª plaza que conseguimos era excelente. Y
premonitoria.
Pero la carrera empezaba realmente en la
primera etapa en línea, que nos llevaba desde
Verbier hasta la población de aguas termales
de Leukerbad. 96 km y más de 3.100 metros
de ascensión. La primera subida servía para
poner a cada uno en su sitio. Y el nuestro no
estaba donde esperábamos. Con piernas
como palos de escoba, sufría para inten-
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tar seguir a Hans en una larga y tendida
ascensión. Sin saber muy bien por qué, mis
piernas habían decidido tomarse el día libre.
Tras agonizar en cada uno de los metros de
subida por fin llegamos a la cima del primer
puerto de la carrera. Uf, si todos iban a ser
así para mí, me esperaba una semana muy
larga. Nos encontramos cortados del grupo
principal y peleando por no ser engullidos
por un enorme grupo que rodaba justo a
nuestra rueda. Con un descenso de más
de 40 minutos por delante, era momento
de jugar la carta del flow. Rápidamente nos
despegamos del resto entre saltos, peraltes,
curvas resbaladizas, raíces traicioneras y
unos senderos dignos de la mejor película
de MTB. Hasta que oímos frenadas cerca. Andi Frischknecht y su padre, Thomas
Frischknecht, llegaban pidiendo paso con
sus doble suspensión y… ¡tija telescópica!
Puede pareceros exagerado, pero en los
siguientes tramos, llenos de curvas de 180º
con pendientes imposibles, solo hacía que
mirar a sus tijas con una mezcla de envidia
y deseo. Mientras nosotros peleábamos por
no salir por orejas, sintiendo el sillín en el
pecho, los Frischknecht bajaban con como-
didad y seguridad. Las 300 gramos extra
mejor invertidos en la bicicleta.
Tras el festival de senderos nos adentramos en la siguiente ascensión y por fin
nos pudimos distanciar del equipo Scott y
del resto de perseguidores. Pero el grupo
delantero ya no estaba a nuestro alcance,
así que nos quedamos en terreno de nadie,
en una situación en la que agradeces que
la carrera sea por parejas y no individual.
Mientras yo seguía jadeando como un perro en cada subida, Hans rodaba cómodo.
Solo pensaba en la que me esperaba si
todos los días iban a ser así. Por suerte,
con el paso de los kilómetros la cosa fue
mejorando, aunque siempre me mantuve a
Swiss Epic Flow,
otra dimensión
¿Te gusta la parte de los senderos de
videojuego que te he explicado, pero no la de
las subidas monstruosas? Entonces lo tuyo
es la Swiss Epic Flow. Se trata de un formato
en el que buena parte de las subidas son con
remontes mecánicos, realizando gran parte
de las bajadas de la carrera de XC más otras
adicionales. Por resumírtelo en números,
unos 8000 metros de desnivel positivo en
los días y… unos 16.000 metros de desnivel
negativo. Ideal para endureros, all-mountain
y gente con ganas de descubrir los mejores
caminos de la zona sin perder varios años de
vida subiendo.
Novedades para 2016
Apenas acabada la edición 2015 ya teníamos algunas de las novedades de la carrera
para el año que viene. La primera de ellas es un recorrido totalmente nuevo. Se
repetirán las mismas sedes, pero en orden inverso. Empezando en Zermatt, pasando
a Grächen, Leukerbad y final en Verbier. Se pondrá a disposición de los bikers un
pack de inscripción algo más económico, y habrá una etapa que tendrá mucho más
desnivel negativo que positivo. Como este año, las plazas son limitadas y suelen
llenarse, así que si buscas un reto en los Alpes, rodar por senderos de ensueño y
disfrutar de paisajes de impresión, la Perskindol Swiss Epic no te defraudará.
la estela de mi compañero, salvo en las bajadas, donde me cedía el paso y confiaba
en mis trazadas para no acabar empotrados en algún árbol suizo.
De lo que quedaba tuvimos el enorme
privilegio de rodar por un sendero de
unos 15 km que jamás se había abierto a
las bicicletas. Un festival inimaginable de
curvas, raíces y saltos, siempre sin grandes
desniveles, que discurría al lado de un canal
de agua inmerso en un bosque sacado de
El Señor de los Anillos. De lo mejor de toda
la carrera.
Este era uno de esos días en que la etapa
acababa en la cima de una larga ascensión. 800 metros de desnivel para llegar
a meta. Yo seguía a mi ritmo trotón, justo
cuando empezamos a ver que cazábamos
a uno de los equipos que rodaban delante.
Apretamos más hasta atraparlos y parecía
que íbamos a pasarles por encima cuando,
de repente, a apenas 4 km de meta Hans
desaparecía. ¿Problema mecánico? No, el
tío del mazo le visitaba. Tras toda la etapa
rodando mucho más fresco que yo, las más
de cuatro horas de carrera le pasaban factura e hicimos los últimos kilómetros entre
risas cy omentando la explosión (habíamos
pasado de él esperarme a mí, a tener que
casi parar para esperarle a él). Por suerte
no perdimos mucho tiempo y entramos 10º
en una larguísima jornada sobre la bicicle-
ta. La espectacular localidad de Leukerbad
nos recibía con los brazos abiertos.
UNA DUREZA INAUDITA
El día siguiente era la jornada con más
dureza concentrada de la carrera. Poco
más de 60 km y más de 3.000 metros de
desnivel. Solo hay que hacer números. Una
larguísima subida por pista nos puso de
nuevo a todos en nuestro sitio. El fortísimo
viento endureció la jornada. La Swiss Epic
es una mezcla de emociones. Justo cuando
llevas mucho rato subiendo, y empiezas a
odiar la carrera y las montañas gigantescas, alcanzas la cima y te ponen un sendero
de bajada imposible de describir, que te
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cambia la cara de sufrimiento y agonía, por
una sonrisa de goce y disfrute sin igual.
Rodando de forma más pareja, logramos
el mismo resultado que el día anterior, 10º.
Empezábamos a entendernos.
Con una subida de 200 metros de desnivel
nada más salir, y después un descenso de
1.000 metros de desnivel negativo, que
daba paso al tramo llano más largo de la
carrera, la táctica estaba clara en esta 3ª
etapa. Había que aguantar en el grupo delantero como fuese para poder ir a rueda en
los 20 km llanos que venían después. Pero
esa era la táctica de todos. Así que la salida
de esta etapa fue más parecida a un XCO
que no a una prueba de bike-maraton. Con
93 km por delante, y cuando apenas llevábamos cinco minutos de carrera el grupo
delantero estaba completamente roto y
era una mezcla de respiraciones al límite,
miradas buscando a ver si el compañero
aguantaba el ritmo y sprints imposibles
para entrar bien colocado de cara los 10 km
de sendero-trialera que nos esperaban.
Entre series agónicas y arriesgando más de
lo recomendable en la bajada conseguimos
nuestro objetivo. Estábamos en el grupo
de cabeza de carrera, junto a ocho equipos
más, y podíamos tomarnos el tramo de
20 km llanos como una recuperación. Nos
quedaba la subida más larga de la prueba,
con 1.600 metros de desnivel, un descenso
salvaje de 1.400 metros de desnivel negativo y la típica subida matadora de 800
metros para llegar a meta.
Teníamos el día inspirado y al inicio de la
subida más larga, cuando el Topeak-Ergon
y el Centurion-Vaude apretaban el ritmo,
los pudimos seguir mientras buena parte
de los rivales cedían. Es complicado saber
dosificarse con más de una hora de subida
por delante, así que cuando nos iba a salir
el corazón por la boca decidimos aflojar y
descolgarnos antes de que nuestra explosión se escuchase desde Madrid. Pero
teníamos la etapa hecha. Coronamos el
monstruoso puerto a nuestro ritmo y lo que
venía después quedará grabado para todos.
Un día en la Perskindol Swiss Epic
Olvídate de tiendas de campaña, de
hacer colas o de buscar gasolineras
para limpiar la bicicleta. Una vez que
entras en el día a día de la carrera,
tienes todo lo necesario para vivir
concentrado solo en dar pedales.
Hay diferentes packs de inscripción
(no son especialmente económicos,
pero nada en Suiza lo es). El
más común es el que incluye
el alojamiento y transporte de
equipajes. Esto quiere decir que
dormirás en hoteles cercanos a
la salida y llegada de las etapas,
cenarás en restaurantes y tendrás
tu mochila en la habitación cada día
tras la etapa.
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Las salidas son siempre a las 8:00 AM.
Sí, un palo, pero deberás integrarte
en los horarios de la carrera, lo que
se traduce en que a las 19:00 estarás
cenando y a las 21:00 en la cama.
Parece de locos para nuestros horarios
hispanos, pero con el cansancio te
será fácil adaptarte.
Tras la etapa, al llegar a meta, podrás
comer en la propia línea de llegada.
Disponen de un servicio de lavabo de
bicicletas, con ayudantes. Este año
uno de ellos era, ni más ni menos,
que el padre de Nino Schurter. Así
que podías tener el privilegio de
que el padre del hombre más rápido
sobre una bici de XC te dejase
la bicicleta impoluta para el día
siguiente.
También se incluye servicio de
masaje, ideal tras las duras jornadas
de pedaleo en los Alpes. El briefing,
la ceremonia de entrega de premios
por la tarde y preparar las cosas
para el día siguiente te dejarán con
el tiempo justo para ir a la cena y
pensar en la siguiente etapa.
Rodamos por un sendero de unos 15 km
que jamás se había abierto a las bicicletas.
Un festival de curvas, raíces y saltos
14 km de bajada totalmente por senderos.
Algo de otro planeta. Tanto que mis frenos
empezaron a quejarse y la última parte
fue más un sufrimiento por mantenerme
dentro del camino que un disfrute entre decenas de curvas de herradura y paisajes de
postal. Pasadas las cuatro horas de carrera,
y ya en la ascensión final, Hans llegaba a su
“barrera límite de potencia” y levantamos
un poco el pie, pero la 6ª plaza en la etapa
era nuestra. Un resultado excepcional viendo los rivales. Nosotros logramos esquivar
la lluvia, pero al poco de entrar en meta
llegó la tormenta. No quiero imaginarme la
larga bajada de la etapa con barro y agua.
NO HAY TREGUA
88 km y 3.300 metros de desnivel era el
menú del 4º día en línea. La Perskindol
Swiss Epic no propuso ni una etapa de
recuperación. Con el cuerpo machacado,
tuvimos otro excepcional día de senderos
de bajada, a costa de realizar una eterna
subida por asfalto en uno de los valles más
bonitos de Suiza. Por desgracia, las nubes
nos tapaban buena parte de la visión y todo
se centró en rodar de forma segura hasta
meta. Pero en una carrera así todo puede
cambiar en pocos segundos. Cuando rodábamos a cola del grupo cabecero en uno de
las bajadas, especialmente complicada por
las piedras resbaladizas a causa de la lluvia
del día anterior, Lakata frenó más de lo
esperado y para intentar esquivarlo me fui
contra una pared de piedra, parando directamente con mis costillas. Jamás me había
dañado las costillas, había oído hablar de
lo molesto y doloroso que era, pensado
que eran exageraciones. Pero no, ahora os
puedo asegurar que hay pocos golpes más
molestos que este. Por suerte, aguantamos
el tipo para llegar a meta 8º. La regularidad
era nuestra baza.
ESTO NO ES UN PASEO
La última etapa estaba lejos de ser el paseo
triunfal que es en el Tour de Francia. 60
km y 2.400 metros de desnivel positivo
hablan por sí solos. Esta vez sí,
un excepcional sol nos permitía
disfrutar de las irreales vistas
del Matterhorn, una de las montañas más singulares de Suiza.
La jornada era otro festival de
senderos, quizás el día con más
proporción de ellos de toda la
carrera, puesto que incluso
algunas subidas eran en este
tipo de terreno. Con opciones
de mejorar en la general, nos la
jugamos al todo o nada y salimos a darlo todo sin importar si
al final explotábamos. Nos salió
bien y Hans Becking y yo entra-
mos en meta 7º de la etapa y conseguimos
la misma plaza en la general.
Zermatt nos acogía con sus impresionantes paisajes y sus calles libres de coches
(solo se puede llegar en tren a este peculiar
pueblo). Es el final perfecto para todo un
desafío. Acabar la Perskindol Swiss Epic es
algo que no resulta fácil ni para los mejores
bikers del mundo. La dureza hace que en
muchos momentos se trate más de una
prueba de supervivencia que no de una
competición contra el resto de equipos.
Lo que está claro es que se encuentra
en otro nivel respecto a las pruebas por
etapas similares. Las carreras en los Alpes
suelen desarrollarse por pistas y con el asfalto como terreno predominante. La Swiss
Epic quiere ser conocida como la carrera
de los senderos, y lo va a conseguir con
recorridos como los de este año. Aunque
también podríamos conocerla como la carrera de las subidas interminables, depende del momento en que nos preguntes.
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