TEMA : Análisis de dietas específicas con fines diagnósticos. Esquema: 1. Introducción. 2. Dietas de exploración. 2.1. Dieta previa al test de sobrecarga oral de glucosa. 2.2.Dieta previa al examen de sangre en heces. 2.3. Dieta previa a la determinación de catecolaminas. 2.4. Dieta previa al examen de grasa en heces. 2.5. Dieta previa a la determinación urinaria de hidroxiprolina. 2.6. Dieta previa a la prueba del ácido 5 – hidroxi – indol – acético. 2.7. Dieta previa al test del hidrógeno respiratorio. 2.8. Dieta previa a la prueba de absorción de la D – xilosa. 2.9. Dieta previa a la determinación de la carotinemia 2.10. Dieta de exploración del metabolismo cálcico. 2. 11. Dieta para analizar la renina plasmática. 3. Dietas para estudio y control de la alergia alimentaria. 4. Dieta previa a estudios radiológicos. 5. Interferencias de la dieta con las pruebas analíticas de diagnóstico. 6. Referencias bibliográficas y documentales. 1. INTRODUCCION. Para la determinación en sangre, orina o heces de ciertas sustancias, hay ocasiones en las que el paciente debe seguir una dieta previa, bien para provocar la anomalía diagnóstica, bien para impedir la aparición de falsos positivos o negativos. Son las llamadas dietas de exploración. En otras ocasiones lo que se pretende es determinar si las manifestaciones clínicas de alergia que presenta un paciente pueden deberse a alguno de los alimentos utilizado en la dieta (dietas de eliminación y provocación). Además, en determinadas exploraciones radiológicas, es necesario realizar un tratamiento dietético previo del enfermo con el fin de eliminar residuos o sustancias que interfieren con los contrastes radiológicos utilizados y pueden invalidar el resultado del estudio. Generalmente el paciente debe seguir el tratamiento dietético durante uno o varios días y cumplir una serie de recomendaciones dietéticas hasta la recogida de la muestra o la realización de la prueba. 2. DIETAS DE EXPLORACION. 2.1.Dieta previa al test de sobrecarga oral de glucosa. Su propósito es condicionar el mecanismo liberador de insulina y los sistemas enzimáticos de disposición de glucosa, para responder completamente a una carga de ésta. Para ello, y durante al menos los 3 días anteriores a la realización de la prueba, el paciente deberá seguir una dieta normocalórica que contenga como mínimo 200 gramos de glucidos al día y mantener ayuno, con ingesta exclusiva de agua, en las 10 a 16 horas previas a la realización de la prueba, con prohibición de fumar, tomar café, alcohol o hacer ejercicios intensos en las 8 horas anteriores. Debe permanecer sentado 30 minutos antes. Si es posible, también deben suspenderse algunos fármacos con efecto hiperglucemiante (difenilhidantoina, furosemida, tiacidas, esteroides..) o con efecto hipoglucemiante (salicilatos, betabloqueantes, tetraciclinas..). El test consiste en una primera extracción de sangre en ayunas para determinar la glucemia basal, y a continuación administrar una solución con 75 gramos de glucosa (100 gramos en embarazadas y 1,75 gramos por Kgr de peso en niños), disueltos en 300 cc de agua que debe ingerirse en menos de 5 minutos, para después extraer una muestra sanguínea a las 2 horas (3 horas en embarazadas), y determinar la glucemia. Si ésta es mayor o igual a 200 mgr/dl, se confirma el diagnóstico de diabetes mellitus, si las cifras oscilan entre 140 y 200 mgr/dl se considera una intolerancia a la glucosa. Sin embargo los resultados pueden ser modificados por varias circunstancias, como la realización de una dieta restrictiva previa (diabetes de ayuno), obesidad, inactividad física, stress metabólico agudo o crónico (fiebre, infarto..), o como hemos dicho, por el empleo de determinados fármacos. 2.2.Dieta previa al examen de sangre en heces La búsqueda de sangre oculta en heces tiene una enorme importancia dentro del conjunto de pruebas diagnósticas o de control de la evolución de enfermedades del tubo digestivo (úlcera péptica ,cáncer..), ya que si bien pérdidas sanguíneas superiores a 40 ml por día pueden cambiar la coloración normal de las heces, y por encima de 100 ml aparecen rectorragia o melenas, cuando las pérdidas son inferiores a 40 ml/ día pueden pasar desapercibidas y por ello para diagnosticarlas se utilizan diversas pruebas, de las cuales la más usada es la de la bencidina, que se basa en la actividad peroxidásica de la hemoglobina, ya que libera oxígeno del agua oxigenada y éste transforma la bencidina incolora en un producto azul-verdoso. Este método detecta la presencia de cantidades de sangre fecal que excedan los 4,5 ml/día. La dieta previa se inicia 3 días antes de la recogida de la muestra y debe excluir carnes de todo tipo, derivados cárnicos, pescados y mariscos por la presencia en ellos de hemoglobina y mioglobina. También deben excluirse las verduras, frutas y hortalizas frescas ya que contienen peroxidasas que pueden interferir con la reacción (sin embargo, los vegetales pueden tomarse cocidos, ya que estas enzimas se destruyen durante el proceso de cocción). También es importante vigilar el posible sangrado de las encías en los días previos, que daría un falso positivo en la prueba (se recomienda no utilizar cepillo en la limpieza de los dientes). 2.3.Dieta previa a la determinación de catecolaminas La prueba de determinación de catecolaminas en orina de 24 horas está ndicada ante la sospecha de feocromocitoma, tumor poco frecuente de la médula suprarrenal, que suele ser histológicamente benigno, pero que provoca hipertensión arterial, típicamente en crisis relacionadas con la liberación de catecolaminas al torrente sanguíneo. Clásicamente la detección se hacía de uno de los metabolitos, el ácido vanilmandélico, pero actualmente el método determina directamente adrenalina y noradrenalina en la orina. La dieta previa, que deberá seguirse durante los 3 días previos a la recogida de orina, consiste en evitar los alimentos que contienen u originan metabolitos de las catecolaminas que son las galletas, los helados, los flanes, el café y el té, las bebidas de cola y carbonatadas en general, el cacao y el chocolate, la goma de mascar, los caramelos y pastillas que contienen menta o regaliz, los plátanos, la vainilla, el queso, el vinagre de sidra, las mermeladas y compotas. Todos ellos pueden dar lugar a falsos positivos. (se considera positiva la presencia de mas de 150 microgramos de catecolaminas en orina de 24 horas). 2.4.Dieta previa al examen de grasa en heces. Para detectar la presencia de grasa en heces superior a 7 gramos al día, límite a partir del cual se considera esteatorrea, se recurre a diversas pruebas, de las cuales la más conocida es la de Van de Kamer, que se basa en la extracción y examen con tritio de ácidos grasos de cadena larga mediante hidróxido de sodio. La dieta previa consiste en ingerir 100 gramos de lípidos al día durante los 3 días previos a la recogida de muestras de heces de 24 horas. La ingesta de grasa es fácil de controlar en un ámbito hospitalario, pero no así en los pacientes ambulatorios. Se suele incluir la toma de 20 gramos de aceite de oliva en la comida y en la cena. 2.5.Dieta previa a la determinación urinaria de hidroxiprolina. La hidroxiprolina es uno de los componentes del colágeno. Su excreción urinaria está aumentada en cualquier proceso en el que se produzca destrucción del colágeno. Ello puede ocurrir en diversos procesos óseos con aumento de reabsorción: osteomalacia, osteoporosis, metástasis óseas, enfermedad de Paget, mieloma. También puede aparecer en algunos procesos neurológicos y en el hiperparatiroidismo primario. La dieta previa tiene como objetivo ingerir el menor colágeno posible. Para ello deben excluirse al menos 1 día antes de la recogida de orina, los siguientes alimentos: carne y productos cárnicos, pescados, aves, helados, caramelos y otros productos que contengan gelatina y caldos o sustancias aromatizantes para sopas, cremas o salsas. También puede interferir algunos medicamentos como paracetamol o fenacetina 2.6. Dieta previa a la prueba del ácido 5–hidroxi–indol–acético. El ácido 5–hidroxi–indol–acético es un metabolito de la serotonina, que se elimina por la orina y aumenta considerablemente en ésta en los tumores carcinoides. El día anterior a la recogida de orina de 24 horas, el paciente debe evitar la ingesta de fuentes exógenas de serotonina, presente en plátanos, berenjenas, tomate, piña, aguacate, papaya, ciruelas, kiwis y frutos secos grasos. Algunos medicamentos como la fenotiazina pueden dar lugar a falsas reacciones negativas. 2.7. Dieta previa al Test del hidrógeno respiratorio. Esta prueba es una de los principales métodos indirectos de diagnóstico de la deficiencia de lactosa. Se basa en la detección, en el aire espirado, de los productos de la fermentación microbiana colónica originados a partir de la lactosa no hidrolizada en el intestino delgado, siendo el hidrógeno uno de ellos. Existe una clara relación entre el aumento de hidrógeno en el aire espirado y la cantidad de lactosa no absorbida. La realización de este test exige seguir unas pautas dietéticas, destacando las siguientes: no administrar antibióticos en los días previos para no destruir la flora. no tomar leche ni lácteos 36 horas antes del inicio de la prueba, ni consumir tabaco o alcohol al menos 12 horas antes. existen alimentos que no contienen lactosa, pero que pueden elevar la concentración de hidrógeno respiratorio, dando lugar por tanto a falsos positivos. Son fundamentalmente todos aquellos que contienen trigo (pan, pasta, galletas,...) y las legumbres (judías, lentejas, guisantes, cacahuetes,...). Todos ellos deben ser evitados en la cena anterior al día de la prueba. Se precisan 12 horas de ayuno previo a la realización de la prueba, que partiendo de una medición del nivel basal de hidrógeno en el aire espirado, consiste en tomar muestras del aire alveolar a intervalos aproximados de 5 a 8 horas tras la ingesta de lactosa en solución acuosa o en un vaso de leche. Durante su realización no se permite que el paciente ingiera otros alimentos. Se considera que hay una malabsorción de lactosa cuando la cantidad de hidrógeno en el aire espirado es mayor o igual a 20 partes por millón. 2.8. Dieta previa a la prueba de absorción de la d–xilosa. Esta pentosa se absorbe pasivamente o por absorción facilitada y, a diferencia de la glucosa, no necesita del concurso pancreático para ello, y dado que no se metaboliza en el organismo, su eliminación urinaria está en proporción directa a la cantidad administrada y absorbida. La prueba en si consiste en la administración oral de 25 gramos de dxilosa disuelta en 250 ml de agua y previo ayuno nocturno. Se recoge la orina a las 5 horas, considerándose normales cifras superiores a 4,5 gramos, lo cual orienta el origen de la malabsorción hacia el páncreas. En cambio, si las cifras urinarias son inferiores a 3 gramos de d-xilosa orienta hacia un origen intestinal del síndrome malabsortivo. 2.9.Dieta previa a la determinación de la carotinemia Los carotenos son precursores liposolubles de la vitamina A, y se pueden determinar previa administración de una dieta rica en vegetales que contengan estas previtaminas ( zanahorias, verduras y frutas rojas ). La determinación posterior de la carotinemia puede indicar si es baja que existe una malabsorción, aunque también existe carencia en la insuficiencia hepática avanzada y en los síndromes febriles. 2.10.Dieta de exploración del metabolismo cálcico Está indicada cuando interesa analizar la excreción de calcio en orina de 24 horas. Se considera normal una calciuria de hasta 300 mgr en 24 horas, pudiendo aumentar en diversas enfermedades como hiperparatiroidismo, neoplasias óseas, osteoporosis, diversas endocrinopatías (Addison, hipertiroidismo), acidosis renal.. Para descartar que una hipercalciuria se deba a una dieta láctea excesiva y para evitar falsos positivos, el paciente debe someterse, durante los 3 a 5 días previos a la determinación, a una dieta pobre en este elemento, que consistirá en prohibir leche y lácteos, frutos secos y legumbres y restringir carnes y pescados. 2.11.Dieta para analizar la renina plasmática La renina es una hormona producida por el aparato yuxtaglomerular del riñón que a través de la angiotensina y la aldosterona interviene en la regulación de la tensión arterial. Puede estar elevada en algunos tipos de hipertensión, como la renovascular, en el síndrome de Bartter (hiperplasia del aparato yuxtaglomerular) o en el hiperaldosteronismo secundario, y como su producción se estimula por hiponatremia (entre otros factores), en los 57 días previos a su determinación se indica una dieta hiposódica estándar, que contenga de 1500 a 2000 mgr de sodio sin efectuar una restricción de potasio. 3. DIETAS PARA ALIMENTARIA ESTUDIO Y CONTROL DE LA ALERGIA Una alergia alimentaria es una reacción de hipersensibilidad mediada inmunológicamente como respuesta a la ingestión de un alimento. Aunque puede ocurrir también en adultos, es más habitual en lactantes y niños. La frecuencia de reacciones adversas por alimentos en la población infantil es muy variable según los distintos estudios que se hacen en España (desde un 6% hasta un 20%). Esta amplia variabilidad se debe a la ausencia de unificación de criterios diagnósticos y a la falta de una prueba específica que distinga alergia de intolerancia. El diagnóstico de ambos problemas se basa en la historia clínica, exploración, demostración de anticuerpos alergenoespecíficos, pruebas cutáneas y dietas de eliminación y provocación. La mayoría de médicos no tienen dificultades para diagnosticar en aquellos pacientes que al comer e incluso tocar con los labios un alimento, presentan una reacción inmediata, en segundos o en minutos, caracterizada por habones, eritema, prurito, angioedema e incluso anafilaxia. El problema surge cuando el lapso de tiempo desde la ingesta hasta la aparición de los síntomas es al menos de varias horas, o la sintomatología no es digestiva, cutánea o cardiovascular, o cuando se atribuyen a alergia alimentaria diversos problemas como neurosis, cefaleas, dolor abdominal recidivante o dificultades de aprendizaje Las alergias alimentarias pueden cambiar o desaparecer con el tiempo, y por tanto deben realizarse revaloraciones periódicas. Pueden ser únicas, pero frecuentemente son múltiples, estando varios alimentos implicados. Los alimentos más comúnmente sensibilizantes son : 1. Leche de vaca : es el primer alimento rico en proteínas que prueban los lactantes tras ser amamantados y conlleva la exposición masiva a antígenos ( todos ellos proteinas ), en un momento de inmadurez inmunológica relativa. Las proteinas lácteas con claro poder alergénico son la β-lactoglobulina, la caseina y la albúmina, que pierden poder sensibilizante tras hervir la leche, lo que explica que algunos pacientes no presenten síntomas tras ese proceso. Habrá que distinguir la alergia de la intolerancia a la lactosa, producida por una deficiencia de lactasa intestinal, y cuyos síntomas son de malabsorción. 2. Huevo: constituye un alimento alergénico importante, sobre todo en niños. Los tres antígenos principales son la ovoalbúmina, el ovomucoide y la ovotransferrina. A veces existe sólo sensibilización a la clara, aunque lo más habitual es que sea al huevo entero. Igualmente, algunos pacientes lo toleran cuando se calienta a ebullición, siempre que no sea sensible a la fracción ovomucoide. El huevo se encuentra en gran variedad de preparaciones culinarias: mayonesas, pastas, bollería, helados, y también se emplea en la preparación de salchichas y jugos de carne. 3. Cereales: son alergenos importantes que producen sintomatología no sólo por ingestión, sino también por inhalación o contacto. En este grupo se incluyen el trigo, el maíz, el arroz, cebada y avena. Concretamente en el trigo se han podido separar hasta 40 antígenos diferentes y la lista de alimentos en los que se encuentra es enorme (pan, bollería, pastas..), el maíz se emplea en la preparación de algunos panes y productos de bollería, aceite ,margarinas , algunos licores..., el arroz fundamentalmente en sopas y harinas y el centeno en pan y bebidas alcohólicas. 4. Pescados: pueden dar lugar a importantes reacciones alérgicas y a diferencia de la leche y el huevo, que a menudo se atenúan o desaparecen en los primeros años de vida, la alergia al pescado frecuentemente persiste. 5. Frutas y verduras: destacan el tomate, apio, judías verdes y en cuanto a frutas, las fresas y frambuesas, uvas, naranja, limón, plátano y melocotón. 6. Frutos secos: También son alergenos potentes tanto ellos mismos como son aceites. Se ha observado una relación significativa entre la alergia respiratoria al polen de abedul y la alergia a las avellanas. También existe un porcentaje significativo de individuos alérgicos al polen de artemisa con reactividad cutánea a nuez, avellana, melocotón y manzana. La explicación podría ser que las lecitinas, que son proteínas presentes en todas las plantas y también en algunas membranas celulares de origen animal, pueden comportarse como alergenos. 7. Especias, condimentos y colorantes alimentarios: Pueden producir manifestaciones alérgicas graves (mostaza, pimienta, orégano, tartrazina, eritrosina,...). El objetivo en el diagnóstico de la alergia alimentaria es determinar que alimentos son causa del proceso y hacer un tratamiento mediante la exclusión de los mismos. Para ello se comienza con las DIETAS DE ELIMINACION que se fundamentan en omitir los alimentos sospechosos, habitualmente durante 7 a 10 días y requiere que el paciente o sus padres registren todos los alimentos ingeridos, ya que el “sospechoso” puede estar presente en alguna preparación culinaria, y suprimir la administración de medicamentos. Siempre se hace de forma progresiva eliminando solo los alimentos sospechosos por la historia clínica y por los test inmunológicos. Si los síntomas no desaparecen, se avanza hacia una eliminación más extensa, y en casos extremos se recurre a una dieta específicamente hipoalergénica. Si tras un plazo razonable (10 – 20 días), no desaparecen los síntomas hay que pensar que la causa de la alergia no es alimentaria. En cambio, si el paciente mejora con la dieta de eliminación, se recurre a la DIETA de PROVOCACION, que consiste en ir añadiendo uno a uno los alimentos sospechosos, en cantidades progresivas hasta llegar a las habituales. Si el paciente presenta síntomas alérgicos después de la provocación, hay que sospechar que él o los alimentos implicados sean los causantes de la reacción. Como ejemplo, enumeramos los alimentos mas comúnmente permitidos y prohibidos en las dietas de eliminación, teniendo en cuenta las variaciones individuales: los alimentos permitidos suelen ser arroz, tapioca y patatas como cereales y farináceos; cordero, vaca y pollo como carnes, lechuga, espinaca, zanahoria, calabaza y espárrago como verduras y hortalizas, pera, piña y albaricoque como frutas; además de aceite de oliva, vinagre blanco, vainilla, sal y azúcar, mientras que los alimentos prohibidos que se irán añadiendo progresivamente a la dieta suelen ser los cereales, el cerdo y el conejo como carnes; el tomate, el apio y las judías verdes como verduras; el plátano, la fresa, la uva, el melocotón, la naranja y el limón como frutas, los pescados y crustáceos, los huevos y la leche y sus derivados. En casos excepcionalmente confusos o cuando la prohibición prolongada o definitiva de un alimento pudiera tener consecuencias nutricionales importantes, puede estar indicada la PRUEBA de PROVOCACION DOBLE CIEGO en la que, tras dos semanas con una dieta de eliminación convencional, se administra antes de una comida el alimento sospechoso (en polvo o congelado y rallado) o el placebo (glucosa), dentro de una cápsula opaca, en cantidades progresivas ( de 50 a 80.000 mgr), y por otra persona distinta al observador, el cual anotará los signos y síntomas que pudieran aparecer en las 2 primeras horas. En caso negativo, al día siguiente se dobla la dosis o se administra el placebo. Se ha determinado matemáticamente que el mayor valor predictivo se obtiene con un placebo y tras provocaciones positivas con el alimento en forma doble ciego y en secuencia al azar. Si la positividad de signos o síntomas se acerca a la tercera parte de los valorados, el valor predictivo positivo del método diagnóstico será 0,89, es decir, la probabilidad de que el individuo estudiado sea alérgico sucederá en 89 de cada 100 pruebas positivas. Por supuesto, estas pruebas deben ir enfocadas previamente por la historia clínica y los resultados de los test cutáneos. 4. DIETA PREVIA A ESTUDIOS RADIOLOGICOS RADIOLOGIA GASTRODUODENAL: El paciente debe acudir al servicio de radiodiagnóstico en ayunas, sin haber tomado alimentos sólidos desde la cena del día anterior, que se hará temprano y a base de alimentos semilíquidos o sólidos en pequeñas cantidades, estando prohibidos los picantes y mostazas. ESTUDIO RADIOLOGICO DEL COLON: En las 48 horas previas a la realización de un enema opaco, el paciente seguirá una dieta pobre en residuos, estando permitidos los caldos, arroces y pastas, carne y pescado a la plancha o hervido, quesos duros, pan tostado, biscotes o galletas sin fibra, café, infusiones y té, zumos y bebidas sin gas. No debe tomar ensaladas, verduras y legumbres, frutas, patatas ni carnes o pescados en salsa, embutidos y grasas, pasteles, leche y bebidas gaseosas. Desde 24 horas antes y hasta después de la exploración la alimentación sea exclusivamente líquida, a base de agua, zumos filtrados, caldos e infusiones. Entre 12 – 18 horas antes de la realización de la prueba se debe realizar un enema de limpieza. EXPLORACION DE LA VESICULA BILIAR: El paciente debe realizar, desde 24 horas antes de la exploración, una dieta exenta de grasas, huevos y leche. Al menos en los 4 días previos la alimentación será ligera evitando laxantes y medicamentos que contengan bario o bismuto. La cena previa se hará temprano a base de ternera a la plancha o jamón york, té o zumos de naranja o limón, permaneciendo desde ese momento en ayunas hasta la realización de la prueba. EXPLORACION UROLOGICA: En las 24 horas a la realización de una urografía, el paciente hará una dieta exclusiva de huevos, carnes y pescados, evitando el pan, la leche, frutas, verduras, legumbres, azúcar, dulces y mermeladas, permaneciendo en ayunas desde la noche anterior. Además deberá ponerse dos enemas de limpieza intestinal (12 y 2 horas antes). 5. INTERFERENCIAS DE LA ANALITICAS DE DIAGNOSTICO DIETA CON LAS PRUEBAS La fiabilidad de los resultados de los análisis clínicos es vital en el diagnóstico, prevención, tratamiento y control de las enfermedades, y los factores que más pueden variar dichos resultados son el ejercicio físico, el stress, la ingestión de fármacos, tabaco, alcohol, la duración de la aplicación del torniquete antes de la venopunción y por supuesto, la dieta previa. Respecto al ayuno al que se somete al paciente antes de la toma de muestras, en general no es necesario en las pruebas urinarias y fecales, mientras que en las sanguíneas requieren un periodo previo de 10 – 12 horas (sin restricción de agua), para evitar interferencias en los resultados. Así por ejemplo entre 2 y 4 horas después de la ingesta de una comida rica en grasas, muchos individuos presentarán una elevación significativa de fosfatasa alcalina y triglicéridos, mientras que una comida rica en fosfatos alterará significativamente la concentración serica de fósforo. Otros exámenes de laboratorio como el ácido fólico, carotenoides y vitamina C son afectados cuando el paciente consume vegetales y hortalizas (ricos en estas sustancias). En cuanto a la glucemia, el haber ingerido alguna comida rica en carbohidratos (por desconocimiento u olvido), no altera significativamente los valores basales, sin embargo, si ocurre cuando se solicita una prueba de tolerancia a la glucosa, en la que hay que guardar un ayuno estricto. La ingestión de alimentos, sobre todo si va unido a stress físico o psíquico puede incrementar significativamente la concentración de proteínas séricas. Por otra parte, si en general se recomienda que el paciente se encuentre en ayunas antes de la punción venosa, el ayuno prolongado, es decir, aquel que supera las 24 horas, puede alterar los resultados de parámetros tan solicitados como bilirrubina sérica, triglicéridos, ácidos grasos libres y glucemia. Sin embargo no se alteran por la ingesta ni las pruebas de hemoclasificación ( grupo sanguineo ), ni la detección de antiestreptolisina, factor reumatoide, antígeno prostático, ni la prueba de embarazo en sangre y orina, datos éstos que hay que tener en cuenta cuando se solicitan aisladamente. Finalmente vamos a enumerar las posibles interferencias de la dieta con las diversas pruebas analíticas : 1-analítica sanguínea -en hematología: existe controversia sobre la llamada “leucocitosis digestiva o postpandrial”, que se relaciona con la ingesta de alimentos ricos en proteinas, ya que hay autores que la niegan y sin embargo aceptan que pueda producirse en individuos predispuestos o sensibilizados a determinados alimentos ( sobre todo de origen animal ), aunque en estos casos también puede producirse leucopenia. El hematocrito puede variar dependiendo de que exista una hemoconcentración por deshidratación o una hemodilución, elevándose o disminuyendo respectivamente sobre las cifras consideradas normales. El tiempo de protrombina ( Quick ), de gran importancia en la monitorización y control de la terapeútica anticoagulante, puede alterarse por la ingesta de verduras de hojas verdes ( por ejemplo espinacas ), al favorecer una asimilación intensa de vitamina K, por lo que a los pacientes sometidos a terapia anticoagulante oral se les restringe la ingesta de estos vegetales. -en bioquímica sérica: la glucosa y la insulina sufren un incremento postpandrial, la bilirrubina puede disminuir por comidas ricas en grasas, la azotemia también puede disminuir por combinaciones de dietas muy bajas en proteinas y ricas en carbohidratos y se ha descrito un aumento de creatinina por dietas a base de carne asada. En cuanto a las grasas, los ácidos grasos libres pueden presentar valores incrementados en ayunos prolongados, especialmente si se acompañan de ejercicio, mientras que el HDL-colesterol puede alterarse por pérdidas o ganancias recientes de peso, y los triglicéridos pueden sufrir incrementos transitorios después de comidas pesadas o de la ingesta de alcohol. La lipemia total aumenta en ayunos prolongados o dietas exclusivamente cárnicas, sobre todo en obesos por movilización compensadora de grasa. En la valoración hormonal, reseñar que las cifras de PTH pueden disminuir con la ingesta de leche mientras que las de renina aumentan en las dietas hiponatrémicas. Respecto a los electrolitos, pueden producir hiperfosfatemia la ingesta excesiva de lácteos o la administración de enemas o laxantes ricos en fosfatos, en cambio el tratamiento con antiácidos como sales de aluminio tiende a disminuir el fósforo en sangre. También podemos observar hiponatremia en pacientes que reciben una dieta hiposódica de forma prolongada, especialmente si además toman diuréticos. Es frecuente la pseudohiponatremia en las hipertrigliceridemias y en las hiperproteinemias, debido a la “ocupación” de una parte del volumen líquido estimado por la grasa o las proteinas. La ingesta de regaliz tiende a producir hipopotasemia por efecto aldosterónico. Hace años se asociaban dietas lácteas prolongadas con administración de bicarbonato en el tratamiento de la úlcera péptica, que daban lugar a una alcalosis crónica con hipercalcemia. 2-analítica de orina: el color puede alterarse y presentar un tono rojo o rosado por la ingesta copiosa de remolacha, setas, pasteles teñidos con anilinas o alimentos tratados con fucsinas. El uso de ruibarbo como purgante o la riboflavina contenida en preparados polivitamínicos pueden ocasionar orinas intensamente amarillas. la potasuria puede aumentar por la ingesta de regaliz y disminuir en dietas prolongadas carentes de potasio. la fosfaturia disminuye por dietas ricas en calcio o magnesio o por la ingesta de preparados de hierro que forman fosfatos insolubles no absorbibles, mientras que la eliminación urinaria de fósforo aumenta en las dietas ricas en fósforo y pobres en calcio. la calciuria tiende a aumentar en las dietas lácteas excesivas. las cifras de urea pueden llegar a ser el doble de lo normal en la alimentación hiperproteica, sobre todo si predominan los alimentos cárnicos. el amonio aumenta fisiológicamente cuando el pH de la orina es bajo, es decir, en orinas ácidas, frecuente en las dietas ricas en proteinas y bajas en hidratos de carbono. En cambio, las dietas vegetarianas aumentan el pH urinario y disminuyen fisiológicamente la amoniuria. pueden aparecer falsas proteinurias en dietas hiperproteicas.También está descrita la albuminuria asociada a una gran absorción de proteinas heterólogas del huevo en el curso de distonías neurovegetativas. la creatinuria puede aumentar por dietas con exceso de carnes enlatadas o crudas, sobre todo si es pobre en hidratos de carbono. la oxaluria aumenta en las dietas ricas en ácido oxálico ( remolacha, fresas, espinacas, apio, cacao, té ). puede aparecer glucosuria transitoria tras una sobrecarga hidrocarbonada, con ingestión copiosa de alimentos azucarados. la presencia de lipiduria, es decir, de orina opalescente o con gotas visibles de grasa en emulsión puede darse tras la ingesta copiosa de alimentos grasos o aceite de hígado de bacalao. puede aparecer cetonuria, con aumento de la excreción de cuerpos cetónicos, en dietas desequilibradas con exceso de grasa y escasez de hidratos de carbono o en los ayunos prolongados. 3-pruebas analíticas en heces: el color de las heces puede variar por la ingesta de determinados alimentos, asi puede ser verde en dietas ricas en verduras con alto contenido en clorofila ( por ejemplo espinacas ) o negro por la ingesta excesiva de cerezas o carne, planteando el diagnóstico diferencial con las melenas. También pueden ser de tono muy claro por el consumo intenso de leche. En cuanto a su contenido en grasa, se ha descrito una falsa esteatorrea por la ingesta de aceites de ricino, aceites minerales y mayonesas dietéticas bajas en calorías. 6.-REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Y DOCUMENTALES - NELSON, J.K. y col. Dietética y Nutrición. Manual de la Clínica Mayo. Harcourt Brace. Madrid, 1997. - CERVERA, P. y col. Alimentación y Dietoterapia. Interamericana. Mc Graw-Hill. Madrid, 1993. - HARRISON y col.. Principios de Medicina Interna. Interamericana. Mc Graw-Hill. México, 1989. - BALCELLS, A..La clínica y el laboratorio. Masson. Barcelona, 1993.