135-2007 Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. San Salvador, a las diez horas con veintinueve minutos del día diecinueve de marzo de dos mil siete. Previo a resolver sobre la admisibilidad de la demanda de amparo presentada por el señor José Francisco García, esta Sala estima pertinente realizar las siguientes consideraciones: I. El citado señor dirige su demanda contra el Presidente Constitucional, el Ministro de Gobernación, el Director de la Policía Nacional Civil, el Fiscal General de la República y el Director de Centros Penales, todos del Estado de Guatemala; funcionarios a los que atribuye: "(…) la violación al derecho a la vida de (…) tres Diputados Salvadoreños y la eliminación de la prueba testimonial de los cuatro agentes que supuestamente cometieron la ejecución de los diputados (…)". Manifiesta reclamar contra la supuesta omisión del Estado Guatemalteco que consiste en no proteger la vida de los referidos diputados y contra la "(…) acción con omisión de no proteger la vida de los agentes supuestamente ejecutores y darle espacio para que un grupo de exterminio les quitara la vida (…)". Para fundamentar su queja el interesado argumenta –entre otros aspectos– que el asesinato de los tres diputados salvadoreños representa una violación atribuible a los agentes del Estado de Guatemala y que: "(…) el no proteger la vida de los cuatro agentes asesinados es una peor violación, (…) pues (…) eran la evidencia clave para el esclarecimiento del caso (…)", en el cual existe –según el demandante– una "(…) complicidad y protección de actos arbitrarios y macabrosos (sic) por parte de los demandados al no proteger la evidencia principal y la vida misma de los agente asesinados (…)". Asimismo, alega que como sociedad salvadoreña "(…) tenemos derecho a reclamar justicia y protección de los derechos humanos para nuestros diputados o representantes del pueblo (…)"; y, finalmente, concluye que la "(…) acción-omisión por parte de los funcionarios demandados violenta el derecho a la vida y el debido proceso (…)". II. Delimitados los elementos expuestos en la pretensión de amparo, es necesario, para resolver el caso en estudio, exteriorizar los fundamentos jurídicos de la presente resolución. El proceso de amparo tiene por finalidad defender la vigencia efectiva de la Constitución y, en particular, de los derechos constitucionales y de cualquier otra categoría constitucionalmente protegible de rango constitucional consagrados a favor de los gobernados frente a los actos u omisiones de autoridades públicas o particulares que los violen, restrinjan u obstaculicen su ejercicio. En estos casos, cuando el afectado considera que una decisión judicial, administrativa o legislativa, vulnera tales derechos o categorías constitucionales, tiene expedita la vía jurisdiccional para intentar su restablecimiento. En ese orden de ideas, se advierte que se trata de un proceso estructurado para la protección reforzada de los derechos reconocidos constitucionalmente, en razón de lo cual su promoción exige la existencia de un agravio de trascendencia constitucional. Dicho agravio se funda en la concurrencia de dos elementos: el material y el jurídico, entendiéndose por el primero, cualquier daño, lesión o afectación que la persona sufra en su esfera jurídica; y el segundo -el elemento jurídico- exige que el daño sea causado mediante la violación de derechos constitucionales. Desde esta perspectiva, puede afirmarse que hay ausencia de agravio constitucional, por ejemplo, cuando el acto u omisión alegado es inexistente o, cuando no obstante la existencia real de una actuación u omisión, los efectos del acto reclamado no son aspectos propios del marco constitucional o no inciden de manera negativa en la esfera jurídica del pretensor. Así, para dar trámite al proceso de amparo, es imprescindible que el acto u omisión impugnada genere en la esfera jurídica del demandante un agravio definitivo e irreparable; caso contrario, resultaría contraproducente, por constituir un dispendio de la actividad jurisdiccional, la sustanciación de un proceso cuya pretensión carezca de uno de los elementos esenciales para su adecuada configuración. III. Trasladando las anteriores consideraciones al presente caso, se advierte que el señor García reclama contra la presunta falta de protección a la vida de los funcionarios salvadoreños asesinados y, además, contra la supuesta omisión consistente en no proteger la vida de los agentes ejecutores, la cual atribuye a funcionarios del Estado de Guatemala. En primer lugar, con relación a las autoridades posicionadas por el demandante como sujetos pasivos de su reclamo, es menester subrayar que de conformidad con reiterada jurisprudencia de este Tribunal, en consonancia con lo dispuesto en el artículo 247 de la Constitución y los artículos 3 y 12 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, el proceso de amparo es considerado como un mecanismo procesal constitucional que tiene por objeto proteger a los gobernados frente a los actos u omisiones de autoridades públicas o particulares que vulneren, restrinjan u obstaculicen sus derechos constitucionales. En ese sentido, resulta necesario precisar que los funcionarios demandados por el interesado no pertenecen a ninguno de los órganos del Estado de El Salvador y, en consecuencia, los mismos no podrían considerarse –en ninguna medida– como autoridades públicas susceptibles de ser demandadas ante este Tribunal en un proceso constitucional de esta naturaleza. Y es que, como la jurisprudencia constante de esta Sala lo indica, para el eficaz desarrollo del proceso de amparo es conditio sine qua non que la parte actora al momento de plantear su demanda la dirija imperiosamente contra las autoridades o los particulares que han desplegado efectivamente potestades decisorias sobre el acto o actos impugnados en sede constitucional. En vinculación con lo recién apuntado, es preciso acotar que para los efectos de procesos como el presente, el concepto de autoridad comprende aquellas personas o instituciones que forman parte de alguno de los órganos del Estado o que realicen actos de autoridad por delegación del mismo; en ese orden de ideas, resulta evidente que los funcionarios demandados por el señor García, no constituyen autoridades decisorias, en tanto que no forman parte de ninguno de los órganos estatales y, por ende, no son susceptibles de producir –de forma unilateral e imperativa– la creación, modificación o extinción de situaciones jurídicas o fácticas en el Estado. Aunado a lo anterior, este Tribunal también observa que, al explicar las razones por las que las presuntas omisiones y actuaciones de las autoridades antes citadas vulneran el orden constitucional salvadoreño, el peticionario se limita a esgrimir una serie de argumentos que, en ninguna medida resultan suficientes para admitir que aquéllas le causan un agravio real y efectivo en su ámbito de libertades. Así, independientemente de las consideraciones ya esbozadas sobre la imposibilidad de posicionar a los funcionarios guatemaltecos como autoridades demandadas en un proceso de esta naturaleza, se colige que las supuestas omisiones atribuidas a los mismos, no generan daños apreciables sobre la esfera jurídica del quejoso, que vuelvan procedente su enjuiciamiento en esta sede jurisdiccional, por cuanto –se reitera– sus alegaciones no ponen de manifiesto una lesión o amenaza directa a sus derechos constitucionales u otras categorías protegibles consagradas a su favor. Por consiguiente, la queja planteada por el interesado carece de requisitos esenciales, pues no se evidencia un perjuicio de relevancia constitucional causado por el acto reclamado y se ha omitido señalar una autoridad decisoria que sea susceptible de ser posicionada como sujeto pasivo del reclamo incoado; y por tales motivos, es imposible entrar a conocer el fondo del asunto de mérito, debiendo rechazarse la demanda formulada a través de la figura de la improcedencia. Por tanto, con base en las razones esbozadas en los acápites precedentes y de conformidad al artículo 12 de la Ley de Procedimientos Constitucionales, esta Sala RESUELVE: 1. Declárase improcedente la demanda de amparo presentada por el señor José Francisco García, de conformidad con lo expuesto en el romano III de este proveído. 2. Tome nota la Secretaría de este Tribunal del lugar señalado por el actor para recibir las comunicaciones. 3. Notifíquese. ---A. G. CALDERON---J. ENRIQUE ACOSTA---M. CLARÁ---G. A. ALVAREZ---PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---M. A. MONTECINO G.--- RUBRICADAS.