CERTIFICADO DE SALDO DEUDOR DE CUENTA CORRIENTE BANCARIA. UN SALUDABLE CAMBIO JURIPRUDENCIAL. Luciano Juan Locatelli Andrés Fernando López Instituto de Derecho Comercial Colegio de Abogados de San Isidro. Fallo comentado: “Banco de la Provincia de Buenos Aires C/ Rodríguez, Nora S/ Prepara Vía Ejecutiva”, Sentencia de la Sala I, de la Cámara de Apel. En lo Civil y Comercial del Dpto. Judicial de San Isidro, de fecha 9 de septiembre de 2007, con voto del Dr. Hugo Lloberas.- En la Ciudad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, a los nueve días del mes de septiembre de dos mil siete, se reúnen en Acuerdo los señores Jueces de la Sala Primera de la Cámara Primera de Apelación en lo Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, Dres. María Carmen Cabrera de Carranza, Carlos Enrique Ribera y Hugo O. H. Llobera, para dictar sentencia interlocutoria en el juicio: “Banco de la Provincia de Buenos Aires c/Rodriguez, Nora s/ Prepara via ejecutiva” y habiéndose oportunamente practicado el sorteo pertinente (arts. 168 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y 263 del Código Procesal Civil y Comercial), resulta que debe observarse el siguiente orden: Dres. Llobera, Ribera y Cabrera de Carranza para plantear y votar la siguiente: CUESTION ¿Debe modificarse la sentencia apelada? VOTACION A LA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR JUEZ DR. HUGO LLOBERA, DIJO: I La sentencia La sentencia de fs. 283/285 manda llevar adelante la presente ejecución promovida por el Banco de la Provincia de Buenos Aires contra Nora Iris Rodríguez, hasta tanto ésta le haga integro pago del capital reclamado de $4.975,26 y contra Graciela Guadalupe Kunichek, por la suma de $2.000, con más los intereses que se liquidarán a la tasa vencida que cobra el accionante en sus operaciones de descuento a 30 días. Se resolvió que los deudores incurrieron en mora el día de recepción del expediente en la Unidad de Defensa nº 3 (28-22007, fs. 263 vta.) para el caso de la ejecutada Graciela Guadalupe Kunichek, y el correspondiente a la recepción de la causa en la Defensoria nº 1 (1-12-2004, fs. 252) en representación de la accionada Rodríguez, fechas a partir de las cuales correrán los intereses señalados. Asimismo, se dispuso que los intereses fijados precedentemente se capitalizarán en forma trimestral, imponiéndose las costas al ejecutado. II La apelación Tal decisión es apelada por el Banco accionante a fs. 284 y por el Defensor Oficial a cargo de la Unidad de Defensa nº 1 –Dr. José Luis Flori- a fs. 297. Los memoriales de los recursos se encuentran agregados a fs. 289/291 y fs. 298, respectivamente, cuyas contestaciones se encuentran glosadas a fs. 293/295 y fs. 299/300. El Banco de la Provincia de Buenos Aires se agravia de la fecha de mora fijada por el sentenciante. Sostiene que ella tuvo lugar con el cierre de la cuenta corriente y que desde allí deben computarse los intereses. 1 Para ello, manifiesta el recurrente que deberá tomarse como fecha de mora la que surge del título, pues la habilidad del documento bancario exige que el saldo se determine al momento de la clausura de la cuenta corriente, sin que sea necesario probar que la institución lo comunicó al cliente. Por su parte, el Señor Defensor Oficial se queja de la capitalización trimestral de los intereses, considerando que tal cómputo es improcedente a partir del cierre de la cuenta. III El certificado de saldo deudor bancario y los intereses aplicables. La mora. En casos anteriores la cuestión referida a la fecha desde la cual han de correr los intereses, tratándose de un certificado de saldo deudor en cuenta corriente bancaria, ha sido resuelta por esta Sala, en el sentido que deben liquidarse a partir de la constitución en mora del deudor. Sin perjuicio de ello, un nuevo estudio del tema, me permite sostener que para resolver la cuestión que traen los apelantes, es necesario recordar que hay distintas especies de intereses; ellos pueden clasificarse por el origen de su institución (legales o convencionales) y por la función económica que cumplen (compensatorios o moratorios). a) Los intereses compensatorios Los intereses compensatorios son el precio por el uso de un capital con independencia del dolo o culpa del deudor; corren como un accesorio de la prestación a cargo del deudor. Por ello también se los denomina retributivos, una suerte de precio por el uso del dinero (Busso, E.: “Código Civil anotado”, Bs.As., 1944, Tº IV, pág. 267 nº3; Borda, Guillermo: “Tratado de Derecho Civil Argentino, Obligaciones”, T. I., pág.339, nº485). En cambio los intereses moratorios se adeudan con motivo de la privación del uso de un capital, al cual el deudor no tiene derecho, porque nunca lo tuvo o bien porque ha dejado de tenerlo a consecuencia de su incumplimiento; se lo considera una forma de sanción o indemnización. También se los denomina punitorios por la función que cumplen (Rezzónico, Luis María: “Estudio de las Obligaciones” 9ª Ed., Depalma, Bs.As., 1966, pág.447). Asimismo se considera una tercera categoría, los intereses indemnizatorios, que son los que corresponden para reparar las consecuencias de un acto ilícito (Rezzónico, Luis María: ob. cit., pág.448, quien cita a Busso, E. T.IV, pág. 268). Ahora bien, en el orden civil existe consenso en que no se deben intereses compensatorios salvo que ellos hayan sido pactados o que la ley los imponga en el caso particular. Esta conclusión encuentra sustento en dos artículos del Código Civil. El art.621 establece que la obligación puede llevar intereses, lo cual no sólo deja a salvo el caso de los compensatorios legales (arts. 466, 1950, 2298 y 2030 C. Civil), sino de modo especial los que puedan pactar las partes. A su vez el art. 2248 del Código Civil prescribe que no habiendo convención expresa de intereses, el mutuo se supone gratuito y el mutuante sólo podrá exigir los intereses moratorios o las pérdidas e intereses de la mora. Sin perjuicio de ello no puede pasarse por alto lo dispuesto por el art.I del Título Preliminar del Código de Comercio, aplicable en la especie (art.8 inc.3), por el cuál las disposiciones del Código Civil se aplican en los casos que no estén especialmente regidos por aquél. Así se advierte que en la materia que nos ocupa el art.560 del Código de Comercio, dispone que en los casos en que la ley no hace correr expresamente los intereses o cuando estos no están estipulados en el contrato, la tardanza en el cumplimiento de la obligación, hace que corran desde el día de la demanda. Esto sin perjuicio de que de acuerdo al art.568 del Código de Comercio, el pacto hecho sobre pago de réditos durante el plazo prefijado, para que el deudor goce de la cosa prestada, en clara referencia a los compensatorios, se entiende prorrogado después de transcurrido aquél, por el tiempo que se demore la restitución del capital, salvo que medie estipulación en contrario. Debo agregar que el Código de Comercio hace referencia a los intereses cuando trata el contrato de préstamo, pero ello resulta de aplicación al resto de los contratos comerciales (Esta Sala, causa nº 103.286 r.s.d. 258/2007 en autos “Macchi Guevara S.A. c/ Banco de la Provincia de Buenos Aires s/ sumario”); en el mismo sentido se ha expedido la doctrina, aunque señalando en algunos casos la errónea metodología del cuerpo normativo mercantil, al regular un aspecto general de las obligaciones en forma conjunta a un contrato en particular 2 (Etcheverry, Raúl A.: “Derecho Comercial y Económico – Obligaciones y Contratos – Parte General”, Astrea, Bs.As., 1988, pág.54. Ante ello resulta de suma importancia recordar el concepto de interés compensatorio y moratorio que define el Código de Comercio, pues cuando se trata de la ejecución de un certificado de saldo deudor bancario ambos deben ser tenidos en cuenta; luego se establecerá a partir de qué momento y hasta cuándo deben calcularse. Los intereses compensatorios son los que corren hasta la exigibilidad del capital, es decir hasta el momento en que se ha permitido su uso, otorgando por ello un beneficio o lucro. Este tipo de interés puede ser convencional o legal, según se ha recordado (art. 560 del Código de Comercio); si no hay convención expresa ni disposición legal que reconozca el interés compensatorio, no será exigible, pues en materia comercial se interpreta que han sido incluidos en el capital o percibidos con anterioridad. Sin embargo esta presunción no es posible aplicarla a la cuenta corriente, aún luego de su cierre, por las siguientes razones: a) el art.571 del Código de Comercio prescribe que las disposiciones del Título VII (Libro Segundo) se observarán sin perjuicio de lo especialmente establecido para la cuenta corriente; b) el art.777 inc.4 (C. Comercio) dispone que es de la naturaleza de la cuenta corriente que todos los valores del crédito o débito produzcan intereses legales o los que las partes hubieren estipulado y que el saldo que se determine al cierre de la misma será considerado un capital productivo de intereses (art.785 Código de Comercio); c) no sería posible aquél entendimiento desde que tampoco se puede determinar, en este caso, en qué oportunidad será pagado el saldo adeudado, por lo cual mal podría decirse que ya han sido calculados desde el cierre hasta el pago o la constitución en mora; d) del mismo modo no resulta lógico que si en razón de la naturaleza de la cuenta corriente el Código de Comercio dispone que todos los valores del débito y crédito producen intereses legales, o los que las partes hubiesen estipulado (art. 777 inc. 4º del Código de Comercio), el saldo que resulte de esa cuenta no continúe devengándolos; e) la consecuencia que se deriva de esto es la expresa disposición del art. 785 Código de Comercio, en virtud del cual el saldo que se determine en cuestión será considerado un capital productivo de intereses. Esto señala con nitidez que en materia de cuenta corriente los intereses son legales en cuanto a su devengamiento, sin perjuicio de la libertad para pactar la tasa y que hallándonos en el ámbito de los compensatorios, ninguna incidencia tiene en ello la ausencia de mora del deudor. A su vez debe tenerse presente lo dispuesto por los arts.795 y 796 del Código de Comercio, que se refieren a los intereses en la cuenta corriente bancaria, que es afín a la regulada en el Capítulo I del mismo Título del citado cuerpo legal. El art. 795 prescribe que los intereses se capitalizarán por trimestre y el 796 deja librado a las partes la tasa aplicable. Se puede advertir que a diferencia de lo previsto en el Título VII (Del préstamo y de los réditos o intereses), en el cual se deja abierta la posibilidad de que se pacten intereses compensatorios, aquí el Código parte del concepto de que la cuenta corriente bancaria los lleva implícitos, limitándose a regular la capitalización y señalar que serán las partes las que fijen la tasa; esto es concordante con lo contemplado por el ya mencionado art. 777 inc. 4 del mismo Código. Esta interpretación resulta avalada, también, por el principio rector en materia mercantil, que contiene el art. 218 inc.3 del Código de Comercio, por el cual los actos de los comerciantes nunca se presumen gratuitos, lo que resulta de estricta aplicación al caso, en función de lo previsto por el art. 8 inc.3 del mismo Código, arts.1, 2 y 9 de la ley 21.526 y 1, 163 y siguientes de la ley 19.550). Es que si en función de su naturaleza la cuenta corriente que vinculaba a las partes devengaba interés hasta su cierre, atendiendo al concepto de compensatorios, cabe adicionar los mismos al crédito ejecutado a partir del cierre de aquella. Además la contingencia que se provocó no debe en derecho originar el beneficio de que el cómputo del interés resulte suspendido, lo cual implicaría premiar al cuentacorrentista con la reducción del tiempo en que se devengan, pese a que no ha variado el uso del capital que venía haciendo. Esto justifica que se haya resuelto que los intereses compensatorios, en la ejecución del saldo deudor de cuenta corriente bancaria, deben aplicarse desde el cierre de la cuenta hasta el momento del efectivo pago, y no desde que ello se puso en conocimiento de la ejecutada (conf. Cám. Nac. Comercial, Sala C del 23/08/05 en autos “Banco General de Negocios c/ 3 Aluncan s/ ejecutivo”; Cám. Civ. y Com. 1 LM, 629, RSI-121-4, I, 27-7-2004, “Banco de la Provincia de Buenos Aires c/ Tracik, Miguel Angel y otra s/ Cobro ejecutivo”, JUBA, B3350711; (Cám. Civil y Comercial San Nicolás, causa nº 4.126 r.s.d. 222/2001, “Banco Integrado Departamental (su quiebra) c/ Pozzolo, Raúl José s/ Cobro ejecutivo”). De tal manera resulta claro, en mi criterio, que el saldo deudor de la cuenta corriente, sea mercantil o la bancaria, devenga intereses compensatorios por el uso del capital y que conforme a la naturaleza de los mismos deben liquidarse con independencia de la mora, la que al producirse da lugar a otra clase de intereses: Así lo ha resuelto la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial. Al señalar que mas allá de la oportunidad de la mora, a la que hace referencia el plenario Banco de Entre Rios c/ Genética Porcina S.A. (21-XI-84- J.A. 1984IV,IV,653; LL 1985-A,111-636; Rev. Estudios de Derecho Comercial del Instituto de D. Comercial del Colegio de Abogados de San Isidro, Nº 3-Año 1987, pág. 180), los intereses compensatorios, deben liquidarse desde el cierre de la cuenta (Cám. Nac. Com., Sala E, 10-0987, “Banco Nueva Era c/ Sica, Guillermo s/ejecutivo” ídem Sala A, 25-4-2006, “Bco. Credicoop Ltda.. c/ Naso, Carlos s/ ejec.”, entre muchos otros). b) Intereses moratorios A diferencia de los intereses compensatorios sabemos que los moratorios sí requieren de la previa constitución en mora del deudor. Estos intereses se calculan a partir del incumplimiento del deudor y tienen por función resarcir al acreedor la falta de pago oportuno del crédito. Al respecto se argumenta que el legislador considera que la privación de una suma de dinero es necesariamente dañosa para quien la sufre y el acreedor está dispensado de probar ninguna pérdida, para reclamar el pago de intereses (Rezzónico, Luis María: ob. mencionada, pág.448, con cita de Josserand, t.2, vol.1, nº638). Estos intereses adeudados desde la mora, pueden ser convencionales, legales (art. 52 inc. 2º Decreto Ley 5965/63) o fijados en forma judicial, aplicándose la tasa activa (art. 565 tercer párrafo del Código de Comercio). En el caso de estos actuados, desde el momento que la resolución atacada se refiere a la mora, no cabe duda en mi parecer, que ello se ajusta exclusivamente a los moratorios, únicos que por naturaleza dependen de aquella. Ante la falta de aviso de la clausura de la cuenta y de notificación del saldo deudor e interviniendo la Defensoría Oficial, resulta adecuado que la fecha en que éste asumió la representación y defensa de los coaccionados sea la que deba tomarse como aquella en que se constituyó la mora (doc. art. 509 del Cód. Civil; causas de esta Sala nº 103.463; 102.012; 100.939; 97.736; 103.616 entre otras). Pero como se ha visto estos intereses no excluyen la aplicación de los compensatorios y mucho menos por el período anterior a la mora. Entiendo que no seria razonable argumentar que aquél que utiliza el dinero de un tercero, por el cual debe pagar un interés deba hacerlo sólo hasta la fecha en que el acreedor decide poner en marcha el procedimiento legal para tornar exigible la deuda, cual es el cierre de la cuenta corriente y que desde entonces hasta que sea intimado a la restitución sea eximido de ellos. Esto implicaría que a partir del momento en que el acreedor decide poner fin al uso que se venía haciendo de su capital y cumplir los pasos que la ley le impone para que su deuda sea ejecutable, el deudor se beneficiara con un plazo de gracia más o menos extenso según los tiempos que ello demande. En otras palabras, pese a continuar en la utilización del capital su situación mejora, porque a partir de entonces lo haría sin costo. Por cierto esa gratuidad no se concilia con las normas que regulan la operatoria bancaria, de naturaleza típicamente mercantil (art. 8 inc.3 del Código de Comercio; arts.1, 2 y 9 de la ley 21.526; arts. 1, 163 y siguientes de la ley 19.550). Todo ello, claro está, sin perjuicio de la morigeración que en su caso corresponda realizar de las tasas que se hubieren pactado (arts.953 y 1071 del Código Civil). c) La tasa aplicable La distinción entre unos y otros intereses adquiere verdadera relevancia cuando nos encontramos ante el cobro de un título que diferencia las tasas que se aplicarán para los compensatorios de aquella que regirá los moratorios. En efecto, tanto en el ámbito contractual como en el de los títulos de crédito, lo habitual es que cuando se contempla la diferencia entre intereses compensatorios y moratorios se pacte una tasa mayor para estos últimos, precisamente porque el deudor ya no dispone del capital 4 con el asentimiento del acreedor, sino pese a serle requerida su devolución; hay incumplimiento, retención de una suma pese a que quien la ha provisto exige su devolución, en otras palabras una conducta antijurídica por parte del deudor. La circunstancia de que el título en ejecución no distinga la clase de intereses sólo tendrá relevancia en cuanto a que no podrá aplicarse una tasa más gravosa a partir de la mora; pero aquella omisión no altera el concepto de compensatorio y moratorio, cuyo contenido no depende de las partes sino de la propia función que cumplen en el sistema de las obligaciones; su consecuencia es la diferente oportunidad desde la cual se devengan. En función de lo expresado propongo al Acuerdo que la deuda que se ejecuta devengue intereses compensatorios desde la fecha de cierre de la cuenta corriente en que se determinó su saldo, sin perjuicio de los moratorios desde la recepción de la causa en el despacho del Señor Defensor y hasta el efectivo pago. En este sentido se ha resuelto que tratándose de la ejecución de un saldo deudor en cuenta corriente bancaria, rige en primer término la tasa de interés pactada y si no existe convención al respecto, es de aplicación la norma supletoria contenida en el artículo 565 del Código de Comercio, en virtud de la cual debe presumirse que las partes se sujetaron a los intereses que cobren los bancos públicos (o sea la tasa activa). Ello, máxime si la acreedora es una entidad bancaria que actúa como intermediaria en la oferta y demanda de recursos financieros, por lo que la tasa que los particulares le deben abonar por sus préstamos no puede ser igual o inferior a la que paga a sus inversores y ahorristas por sus depósitos, siendo ésta el piso a partir del cual se la debe calcular (Arts. 565 y 796 del Cód. Com.; JUBA B2201360, Cám. Civ. y Com. 2, SM, causa nº35.623 RSD-47-94, S 8-3-1994, “Bco. Río de la Plata S.A. c/ Gerez de Díaz, María del Carmen s/ Ejecutivo”, entre muchas otras). Como en el título en ejecución no se contempla una tasa diferente para unos y otros, tratándose de intereses legales, deberá aplicarse la misma para ambos (arts.565, 777 inc.4º y 785 del Código de Comercio), que es la activa del Banco oficial y que en este caso es el de la Provincia de Buenos Aires para sus operaciones a treinta días, tal como se lo estableciera en la anterior instancia y por ser asimismo la que aplica esta Sala para operaciones bancarias como la presente. La referida tasa constituye el límite máximo admitido (art.953 y 1071 C.Civil), por lo que en este caso a partir de la mora la suma de compensatorios y moratorios no podrá superar la indicada en forma precedente. Ello sin perjuicio de la facultad general que el art. 565 del Código de Comercio contempla para el caso en que el deudor perseguido judicialmente y que litigue sin razón valedera, sea pasible del incremento contemplado en dicha norma, circunstancia que no advierto se haya configurado en estos actuados. d) La propuesta Por todo lo expresado propongo al Acuerdo modificar la sentencia en el sentido que la deuda devengará intereses compensatorios desde la fecha de cierre de la cuenta corriente sin perjuicio de los moratorios que corresponden a partir de la mora fijada por el señor Juez de primera instancia, la suma de ambos, en este caso no podrá superar la tasa activa del Banco dela Provincia de Buenos Aires para sus operaciones a treinta días. IV La capitalización de los intereses. Con relación a la capitalización de los intereses cabe admitirla mientras el contrato de cuenta corriente bancaria se encuentre en curso de ejecución (art. 795 Código de Comercio). A partir del cierre de la cuenta la situación queda consolidada; se determina la deuda que a su vez generará los intereses a que me he referido en el considerando anterior como saldo que ha quedado insoluto de aquella operatoria; es, en otras palabras, el resultado final que adeuda el cuentacorrentista al finalizar el contrato, pero este ha cesado de producir sus efectos propios; ha concluido. Por ello, considero que a partir del cierre de la cuenta corriente bancaria los intereses no pueden capitalizarse, salvo el supuesto del art. 623 del Código Civil. En orden a lo expresado propongo al Acuerdo admitir el agravio del Señor Defensor Oficial al respecto y modificar el fallo dejando sin efecto la capitalización de los intereses. Por todo lo expuesto, voto por la AFIRMATIVA. A LA CUESTION PLANTEADA EL SEÑOR JUEZ DR. CARLOS ENRIQUE RIBERA, DIJO: 5 Sin perjuicio de manifestar que comparto los fundamentos expuesto en el voto que antecede, deseo agregar que el tema referido al momento a partir del cual deben computarse los intereses en los reclamos por saldo deudor de cuenta corriente bancaria ha suscitado diferentes opiniones encontradas en la jurisprudencia. Mientras algunas decisiones interpretaban que la mora se producía automáticamente al momento del cierre de la cuenta o al de emitir el certificado, otras sostenían que era necesario el pertinente reclamo (Por la opinión que la mora se producía en la fecha de emisión del certificado v.: CACom., sala D, "Banco de Galicia S.A. c. Ingerflon, H.", del 11/2/83, ED 104-766; a favor que la mora se producía en la fecha de expedición del certificado: íd., sala A, "The Royal Bank of Canada S.A. c. Arahanlian, R.", del 20/8/81, LL, 1981-D-465; mora al momento del reclamo: íd., sala C, "Banco de Hurlingham S.A. c. Corp. Arg. Proteico Opoterápica S.A.", del 15/2/80, Rep. LL, XL, 197). Por tal motivo, ante pronunciamientos contradictorios, en el ámbito de la justicia nacional comercial se convocó a plenario en los autos "Banco de Entre Ríos c. Genética Porcina S.A.", en el cual se dijo que la mora de base legal del cuentacorrentista responsable del saldo deudor, requiere la comunicación del primer párrafo del art. 793 del C. Com., o la comunicación del segundo párrafo del art. 509 del Código Civil (CACom., 21/11/84; L.L. 1985A-233; JA 1984-IV-653; ED 111-636). Esta también ha sido la solución adoptada por la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, al sostener que la obligación derivada de un saldo de cuenta corriente bancaria se produce desde la interpelación del deudor (art. 508 y 509, 2° párrafo del Código Civil), no siendo aplicable el sistema de la mora ex re (Fallo: 36.122 del 24/6/86). En cuanto a los antecedentes de esta Sala, con diferente composición, en un principio sostuvo lo contrario, al considerar que la mora del cuentacorrentista se producía al momento de expedición del certificado de saldo deudor, argumentando que el cuentacorrentista al celebrar el respectivo contrato de cuenta corriente asumía la obligación de mantener suficiente provisión de fondos (art. 791 C.Com.), por ello dijo que su incumplimiento era causa de resolución de pleno derecho del contrato, produciendo la liquidación de la cuenta y facultando al banco a emitir del certificado de saldo (CACCSan Isidro, Sala I causa 54.351, reg. 19/91.; Sala II causa 33.046, reg. 126/82 y causa 33.278, reg. 160/82). Los argumentos utilizados por el Tribunal fueron que el cuentacorrentista, al celebrar el respectivo contrato de cuenta corriente asume, la obligación de mantener suficiente provisión de fondos (art. 791 C.Com.), por ello el incumplimiento de esta obligación es causa de resolución de pleno derecho del contrato, produciendo la liquidación de la cuenta y facultando al banco a emitir el certificado de saldo. Además se sostuvo que siendo válida la fecha de certificación como de creación del título ejecutivo, es este el momento en que nace la obligación para el cuentacorrentista de reintegrar las sumas por las que ha girado en descubierto. Posteriormente cambió de opinión al decidir que la obligación derivada del saldo impago de una cuenta corriente bancaria es puro y simple y, por lo tanto, no se halla abarcada por el sistema de la mora “ex re” (Sala I causas 96.634, 96.968, entre otras). Recordada la existencia de estas corrientes jurisprudenciales enfrentadas, coincidentemente con el voto del colega preopinante, interpreto que no debe ser confundido el derecho del banco a recuperar el capital con más los intereses legales desde el cierre de la cuenta, con el momento en que se produce la mora del cuentacorrentista. Efectivamente, desconocer la aplicación de intereses durante el lapso que corre desde el cierre de la cuenta corriente bancaria hasta la mora del cuentacorrentista, importa admitir que la operación es gratuita para el banco que adelantó los fondos, lo cual no sólo contraría la misma naturaleza del contrato de cuenta corriente bancaria desde el momento que se trata de una obligación netamente financiera (arg. arts. 777, inc. 4°, 795 y 796 del Código de Comercio), sino que también significa desconocer el principio sentado por el Código de Comercio cuando establece "que los actos de los comerciantes nunca se presumen gratuitos" (art. 218, inc. 5° del cit. Código). Por ello los réditos devengados sobre el saldo de una cuenta corriente bancaria, como se sostiene en el voto que antecede, deben computarse desde el cierre, pues tales réditos revisten el carácter de compensatorios en razón del uso del capital por parte del cuentacorrentista. En cuanto al momento en que se produce la mora del cliente, salvo el supuesto que se haya pactado contractualmente la mora automática, interpreto que en el caso se requiere la 6 comunicación al cuentacorrentista que prevé el art. 793 párrafo 1° del Código de Comercio o bien la interpelación del segundo párrafo del art. 509 del Código Civil, momento a partir del cual comenzarán a aplicarse los intereses moratorios o punitorios convenidos. Por ello coincido en cuanto a los efectos de la aplicación de los intereses compensatorios, es intrascendente la mora del cuentacorrentista, ya que si la cuenta devengó réditos hasta su cierre es lógico que se computen hasta el cumplimiento de la obligación. Por otro lado cabe agregar que esta interpretación es la actual solución de algunas salas de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, al decidir que los intereses compensatorios deben computarse desde el cierre de la cuenta corriente, aún frente a la inexistencia de mora debitoris (CNCom., Sala D, octubre 16-987, LL del 11/5/88; íd., julio 10992, en Doctr. Jud. rev. del 9/12/92, p. 963; ídem, íd., marzo 5-992, JA del 4/11/92, rev. n° 5801, p. 40; íd., íd., julio 10-992, Doctrina Judicial del 9/12/92, p. 963; íd., íd., "Banco Itaú Buen Ayre SA c/ Rial Angel y otro s/ Ejecutivo", causa 26114/03, 16-02-05; íd., Sala E, sept. 10-987, LL del 11/5/88; Sala B, “Banco Bansud S.A. v. Torres, Gabriel, 14/2/03; íd, sala A., “Banco Itau Buen Ayre S.A. v. Yun, Sara E.”, 21/3/06, Lexis Nº 70024501, íd, Sala E, “Banco Itau Buen Ayre S.A. v. Ducau, Cristina D.”, 8/6/05, Lexis Nº 1/70022046-3). Por lo expuesto, me adhiero al voto que antecede en cuanto a la aplicación de los interese de la manera que se propone y coincidiendo también con los fundamentos relativos a que se deje sin efecto la capitalización de los intereses, por lo cual voto por la AFIRMATIVA. Por iguales fundamentos, la señora jueza Cabrera de Carranza vota también por la AFIRMATIVA. Con lo que terminó el Acuerdo dictándose la siguiente: SENTENCIA Por lo expuesto en el Acuerdo que antecede, se modifica la sentencia en el sentido que la deuda devengará intereses compensatorios desde la fecha de cierre de la cuenta corriente, sin perjuicio de los moratorios a partir de la mora, que en este caso tuvo lugar en la fecha en que el Señor Defensor Oficial recibió las actuaciones; en ambos casos la tasa aplicable será la que percibe el Banco de la Provincia de Buenos Aires en sus operaciones de descuento de documentos a treinta días; la suma de unos y otros no podrá superar la tasa indicada. Asimismo se deja sin efecto la capitalización trimestral de los intereses. Las costas de Alzada se imponen por el recurso interpuesto por la actora a cargo del demandado en su condición de vencido y por el recurso del demandado a cargo de su contraria como vencida (art. 68 del C.P.C.C.). Regístrese, notifíquese y devuélvase. María Carmen Cabrera de Carranza Juez Hugo O.H. Llobera Juez Carlos Enrique Ribera Juez Carlos Garcia Santas Secretario 1.- Introducción. El fallo, que se comenta, aporta un minucioso análisis respecto a los intereses moratorios y punitorios derivados del cierre de una cuenta corriente bancaria y las fechas a partir de las cuales los mismos deben computarse. 7 La jurisprudencia sanisidrense, en especial, la de primera instancia, poco se esmeraba en diferenciar los naturaleza de dichos intereses, otorgando genéricamente los mismos desde el cierre de la cuenta corriente bancaria. 2. Análisis del caso. Se establece así la diferencia entre los interes moratorios que regirán desde el cierre de la cuenta corriente y los punitorios que se devengarán sólo a partir de la notificación de dicho cierre y que en el caso concreto -ante la inexistencia de la acreditación fehaciente por parte de la institución bancaria- la mora se fija desde la notificación de la demanda. La sentencia de primera instancia había establecido que correspondía hacer una diferencia entre las fechas de “exigibilidad de la deuda” y la de “mora” de la titular de la cuenta corriente bancaria. En tal sentido se había establecido que la exigibilidad (consecuencia de la emisión del certificado) de forma alguna implicaba la mora. Para que la cuentacorrentista pudiera ser considerada en mora, debía agregarse la notificación fehaciente del cierre de la cuenta a los titulares de la cuenta. Por esa razón, los intereses de sentencia solamente serían exigibles desde la fecha de efectiva constitución en mora. Agregó a ello, que los intereses se capitalizarían trimestralmente y que se calcularían a la tasa activa del Banco Provincia. Ello por aplicación del art. 795 del Código de Comercio, el cual establece que “en la cuenta corriente bancaria los intereses se capitalizarán por trimestre, salvo estipulación expresa en contrario”. Ambos puntos de la sentencia fueron materia de apelación. La institución bancaria se agravió por la fecha de constitución en mora y la parte ejecutada por la capitalización trimestral de los intereses. La entidad bancaria fundó sus agravios en el hecho que la mora debía considerarse consumada una vez que la cuenta corriente fue cerrada, sin tener en cuenta la notificación al cliente, pues la habilidad del título depende justamente, de que refleje el saldo de la cuenta al momento del cierre. El memorial de la demanda giró en torno a que la capitalización trimestral es improcedente desde el cierre de la cuenta. El Dr. Lloberas analizó la cuestión partiendo del estudio de las diferentes especies de intereses. En tal sentido manifiesta que los intereses pueden clasificarse por el origen de su institución (legales o convencionales) y por la función económica que cumplen (compensatorios o moratorios). Los primeros constituyen el precio por el uso de un capital determinado, mientras que los segundos son los que se adeudan con motivo de 8 la privación del uso de un capital, a la cual el deudor no tiene derecho. Así pues propone que los intereses compensatorios comiencen a devengarse desde el momento del cierre de la cuenta, y los moratorios desde la constitución en mora del deudor. Para diferenciar los tipos de intereses debe tenerse en cuenta lo dispuesto por diversas normas del Código de Comercio. Específicamente el concepto contenido en el art. 785 que establece que el saldo definitivo o parcial- de una cuenta corriente será considerado un capital productivo de intereses, y el concepto de que en materia de cuenta corriente los intereses son legales en cuanto a su devengamiento, sin perjuicio de la libertad de las partes para pactar la tasa. Puede decirse entonces que el Código de Comercio establece que la cuenta corriente bancaria lleva implícitos intereses, limitándose a regular su capitalización durante la vigencia del contrato y que las partes pueden fijas las tasas de los mismos. Por esa razón, se considera que deben adicionarse intereses compensatorios al crédito que se ejecuta. Y dicha adición debe seguir vigente después de cerrada la cuenta. Lo contrario, beneficiaría al deudor, suspendiendo el cómputo de intereses pese a que no ha variado la disposición del capital con que aún cuenta en su poder. Todo ello con independencia de cuando se produjera la mora del cuentacorrentista, lo cual solo habrá de suceder una vez que se encuentre notificado expresamente del cierre. Los intereses moratorios requieren de la previa constitución en mora del deudor. Ello porque el legislador considera que la privación de una suma de dinero es necesariamente dañosa para quien la sufre. Pero su exigibilidad de forma alguna excluye la vigencia de intereses compensatorios. Sería irrazonable pensar que aquel que utiliza dinero de un tercero, por lo cual debe pagar intereses, deba hacerlo sólo hasta la fecha en que el acreedor decide reclamar su crédito. Por todo ello, se propone que la deuda devengue intereses compensatorios desde la fecha de cierre de la cuenta corriente, sin perjuicio de los moratorios que se deben devengar desde la constitución en mora del deudor. La Cámara, en una composición anterior, consideraba que los intereses moratorios comenzaban a devengarse una vez que se emitía el certificado al cierre de la cuenta. Ello porque se argumentaba que el cuentacorrentista al celebrar el contrato respectivo, asumía la obligación de mantener la provisión de fondos, por lo tanto su 9 incumplimiento era causal de resolución plena del contrato, facultándose así al banco a emitir el certificado. Posteriormente cambió de opinión al decidir que la obligación derivada del saldo deudor de una cuenta corriente bancaria es pura y simple, y por lo tanto no se halla abarcada por el sistema de la mora “ex re”. 3.- Conclusión: Pensamos que el presente fallos constituye un sano aporte a la doctrina que la Cámara de San Isidro tiene establecida para este tema. Dado que se ha receptado el diverso concepto económico que los intereses tiene en cuanto a su tipología. Y que dicha diferencia implica diferentes formas de reclamar los mismos judicialmente. 10