COMO ENTENDER EL ESPACIO RURAL, UN ESCENARIO DE

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Revista Boletín de Geografía Nº32
Universidad Metropolitana Ciencias de la Educación
COMO ENTENDER EL ESPACIO RURAL, UN ESCENARIO DE EXPRESIÓN DE LA
SOCIEDAD
CARMEN SALAS BECERRA
[email protected]
Resumen
El presente artículo realiza una revisión conceptual respecto a aquellas teorías que
permiten el análisis y definición del espacio rural.
Se fija como eje central la búsqueda de una visión integradora y total de cada uno de
los componentes del mundo rural presentes hoy en día; se revisan las principales
teorías que permiten un acercamiento a su organización espacial y función,
considerando las actividades propias de sí, hasta llegar a la nueva ruralidad. Esta
último paradigma permite la inclusión de los individuos que en este espacio habitan y
cohabitan de forma constante y/o transitoria, considerando los cambios acaecidos en
el los últimos 50 años y las consecuencias que para el mundo rural ha significado,
valorando toda las actividades e historias de vida que se han desarrollado como
expresión única de la sociedad rural.
Palabras claves: Nueva ruralidad, Geografía, Dinámica territorial
Abstract
This article provides a conceptual review with respect to those theories which allow
the analysis and definition of rural areas.
Central axis is set as the search for an integrated and total of each of the
components present in rural areas today; we review the main theories that allow an
approach to the spatial organization and function, considering the activities of
another, up to the new rurality. This latter paradigm allows the inclusion of
individuals who live in this space and cohabit constantly and / or temporary,
considering the changes in the last 50 years and the implications for the rural world
has meant assessing all the activities and life stories that have developed as a unique
expression of the rural society.
Keywords: new rurality, geography, territorial dynamics
INTRODUCCION
No existe una acepción unívoca
respecto a lo rural, este espacio tiene
diferentes enfoques y definiciones
todas ellas centradas en algún
componente central de este, el que
generalmente se concibe en torno a las
actividades del agro, mas estas no
logran abarcar la situación que hoy en
día vive dicho espacio, y aun más para
la realidad Latinoamérica la que bajo
la Globalización se ve enfrentada a
una reestructuración de su estructura
espacial y por ende de las formas de
vida
cambiando
la
estructura
generalmente concebida, generando la
necesidad de un nuevo enfoque que
permita forjar una relación y
acercamiento a este. En este contexto
surge la nueva ruralidad en tanto
teoría que permite la integración entre
la estructura espacial que da origen y
configura el espacio rural con los
procesos que se producen en el y los
productos que surgen de aquellos, los
que se expresa territorialmente por
medio de la identidad.
Revista Boletín de Geografía Nº32
PROBLEMATIZANDO EL ESPACIO
RURAL
No existe una acepción unívoca
respecto a lo rural, es más, se pueden
encontrar diversas definiciones del
espacio rural. Entre ellas, la más
común y tradicional se concibe desde
la interacción con la actividad
económica predominante en estos
espacios, la que corresponde además a
la forma de ocupación laboral de la
mayoría de la población, la que en
gran parte se dedica a actividades
primarias;
principalmente
silvoagropecuarias. El entrecruce de
ambos elementos configuran la vida en
los espacios rurales, disponiendo las
actividades y/o estilos de vida que
mantiene la población. Así también,
determina una estructura en base a
una baja densidad poblacional o
carencia de estructuras urbanas
(Rodríguez, 2010, Acosta, 2008)
Por último, se destacan una serie de
rasgos
culturales
distintivos
y
diferentes a los que caracterizan a la
población de las grandes ciudades,
entre ellos, valores, creencias y
conductas
determinadas
(Llambí,
Pérez, 2007). En general, las
definiciones se caracterizan por ser
concebidas desde un enfrentamiento o
contraposición
entre
aquello
considerado como urbano y lo que no
lo es, denominándose este contrario
como lo rural.
Habitualmente a estos espacios
contrapuestos se les ve como dos
mundos diferentes y distantes, con
realidades
totalmente
contrarias;
entre estas contraposiciones se pueden
señalar aquellas que convergen en los
nueve lineamientos señalados por
Gómez (2008) como los más comunes,
a saber:
1) Diferencias por ocupaciones, donde la
principal ocupación del mundo rural
gira en torno a la agricultura, en
cambio, en la urbe se observan otras
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2)
3)
4)
5)
6)
ocupaciones
como
por
ejemplo
aquellas terciarias, de servicios.
Diferencias ambientales, el individuo
de las aéreas rurales debido a la
principal
actividad
supuesta:
la
agricultura, mantiene una relación
directa con el medio ambiente, con la
naturaleza. A diferencia el de la urbe,
quien
se
encuentra
inserto
y
relacionado en un ambiente artificial:
en la ciudad de piedra y fierro.
Diferencias en el tamaño de las
comunidades,
a
partir
de
las
actividades realizadas se obtiene que
el mundo rural necesita de grandes
espacios para producir, por ello no se
puede dar la misma o similar
aglomeración de personas que en la
ciudad, la que es considerablemente
mayor.
Diferencia
en
la
densidad
de
población, el espacio rural mantiene
una densidad menor que la urbe, lo
que se entiende desde la explicación
del punto tres referente al espacio que
ambas requieren.
Diferenciación
en
la
homogeneidad/heterogeneidad de la
población, la población rural tiende a
la homogenización por compartir
rasgos
psicosociales
comunes
y
mantener una población estable; en
tanto la ciudad es heterogénea puesto
que está abierta a la “reclutación”
constante de nueva población con
nuevas y variadas formas de ser y
actuar, las que llegan por medio de los
procesos migratorios.
Divergencias en la diferenciación,
estratificación y complejidad social, la
urbe
mantiene
una
compleja
estratificación y diversificación social
debido a la multiplicidad de grupos
que en ella se encuentran; mas, en las
comunidades campesinas se expulsa
constantemente
a
los
extremos
sociales a causa de la migración de los
más ricos y los más pobres hacia las
ciudades, manteniendo con ello una
menor
diferenciación
en
la
estratificación al ser grupos más
homogéneos en tanto diferenciación
social.
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7) Diferencia en la movilidad social, la
población de las ciudades mantiene
una movilidad horizontal y vertical,
pues puede ir de un lugar a otro tanto
por las facilidades de conexión, como
por una variación en la estratificación
social por las oportunidades en el
cambio y variadas oportunidades de
ocupación laboral. Mientras tanto el
campo con una sola actividad
productiva y menor accesibilidad
mantiene una movilidad restringida y
en ocasiones casi nula para su
población.
8) Diferencia en la dirección de las
migraciones, se mantiene una línea
unidireccional de migración, desde el
campo a la ciudad, la que sólo podría
variar en momentos de crisis,
catástrofes o decadencia de las
ciudades.
9) Diferenciación en los sistemas de
integración social, se refiere a las
oportunidades de relación y contacto
social entre los individuos que
conforman la población de cada
espacio, donde la integración de la
urbe es mayor producto de la densidad
poblacional que en ellas se produce,
en contraposición a los espacios
rurales donde se mantiene una menor
relación por lo expuesto en los puntos
tres y cuatro.
Cabe señalar que los postulados
anteriores mantienen como punto
común el considerar a lo rural como un
espacio de grupos relativamente
pequeños,
donde
las
relaciones
personales son dificultosas pero de
igual forma se pueden desarrollar
desde una unión de los individuos por
medio de la microhistoria, porque cada
uno aporta con vidas que cooperan y
recaudan relevancia en el desarrollo
de la vida de las comunidades donde
se ven insertos (Gómez, 2008).
Si bien, se reconoce la comunicación e
interacción en el espacio rural aún
predomina aquella visión de un espacio
aislado, restringido y de exiguas
transformaciones
o
variaciones,
correspondiendo a aquella nostálgica
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imagen limitada y limitadora de lo
rural como sinónimo del campo, y a
este último como un lugar idílico,
rupestre sumido en la naturaleza.
Mas, hay que recordar que aquella
estructura sufrió un cambio importante
luego de la adhesión a políticas de
desarrollo e integración de los espacios
rurales tras la Segunda Guerra
Mundial, pues con el fin de aprovechar
las potencialidades de estos espacios,
se favorece el desarrollo humano entre
sus pobladores,
…como el resultado de un proceso en
el cual la gente ve multiplicadas sus
opciones de lograr una vida digna a
través del incremento de sus
capacidades1 y las funciones humanas
desde el ejercicio y práctica de la
libertad por medio de la competencia
e integración al mercado (PNUD,
2007).
Pero, a pesar de su intención, esta
política consigue en la práctica el
fortalecimiento de las causas de la
migración
campo-ciudad,
pues
potencia
las
disparidades
de
oportunidades entre las zonas rurales y
las urbanas, por tanto no regula para
quien es el incremento de capacidades
entre uno y otro espacio, viéndose
beneficiado el espacio urbano por
sobre el espacio rural (PNUD, op cit).
Cabe destacar que la aplicación de la
política de Desarrollo Humano antes
señalada en la ruralidad generó
cambios que permitieron la impresión
de cuotas de dinamismo sobre este.
Integrándolo en un nuevo escenario
configurado por los sectores de la
periferia de las ciudades, y con ello la
promoción e integración de espacios
mixtos o híbridos que mezclan
1
Se entiende por capacidades
aquellos elementos que le permita
mantenerse vigente en la dinámica del
consumo, es decir, posea recursos
capitalizables que le permita mantener el
acceso a la economía actual.
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escenarios rurales y urbanos en un
mismo lugar.
En el contexto que generan estos
últimos escenarios se ha privilegiado la
residencia de quienes trabajan o
desarrollan sus actividades cotidianas
en la ciudad; y con ello se plasma un
impacto directo que potencia la
vialidad y el equipamientos de los
nuevos enclaves urbanos, generando
sub espacios o territorios periurbanos
que promueven la expansión de los
espacios mixtos y con ello se
complejiza el escenario rural, antaño
monótono e inalterable, dotándolo
desde mediados del siglo XX con un
alto dinamismo que trasciende y se
impone en algunos casos sobre la
imagen de aquella estructura estática
(Ávila, Jiménez, 2009).
En resumen, estos cambios logran una
cierta subdivisión del espacio, pues
con la aparición de los espacios
intermedios se marcan, por un lado los
límites entre ambos mundos y por
otro, se genera una franja de
transición
fluctuante
según
los
requerimientos
de
la
ciudad
(Hernández, 2010).
No obstante, entre ambos espacios aún
se mantiene la visión dicotómica que
marca las diferencias entre lo urbano y
lo rural, sin tomar en cuenta la
coexistencia de ambos en la franja
intermedia antes señalada. Esta
realidad, se debe principalmente a que
el mundo urbano mantiene una
supremacía sobre los sectores rurales y
la franja intermedia, pues éstos son
creados y concebidos desde una labor
de servicio a la gran estructura de la
urbe (Pérez, 2004). Manteniendo
entonces los espacios rurales, una
imagen y estructura de periferias
emplazadas alrededor de las ciudades
como formas discontinuas e híbridas
entre lo urbano y lo rural (Banzo,
2005, citado en Hernández, op cit).
Sin embargo, tal realidad permite la
identificación de otra dimensión y
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visión espacial, en tanto la consideran
una expresión mixta de dos mundos
intercalados por medio de un
dinamismo constante que mueve los
límites de otrora espacios opuestos y
distantes. Admitiendo la generación de
una metamorfosis espacial donde el
elemento más importante de cambio
es la inexistencia de la exclusiva
dependencia
de
las
actividades
silvoagropecuarias; pues la franja
movediza lleva consigo otros usos al
suelo rural, entre estos los más
comunes es el residencial y de
conectividad. Donde la principal
demanda proviene de aquella parte de
la población que trabaja en faenas
agrícolas y que no residen en el sector
rural, sino que lo hacen en zonas
urbanas
o
definidas
administrativamente
como
tales;
asimismo se puede producir la acción
inversa. Ante tal realidad, ya no se
puede hablar de una contraposición
entre
campo/ciudad,
de
tradición/modernidad
y
de
civilizado/incivilizado
para
su
definición obligando con ello según
Márquez (2000) a repensar y rediseñar
el escenario imaginario construido
tradicionalmente en torno al agro
como fin y medio del espacio rural.
Cabe destacar que el proceso de
repensamiento del espacio rural
también es una tarea pendiente para
Chile, pues, considera como “una
entidad rural a un asentamiento
humano concentrado o disperso, en el
que habitan menos de 2.000 personas,
con menos del 50% de su Población
Económicamente Activa dedicada a
actividades secundarias y/o terciarias”
según las directrices del INE (Rueda,
Vera, 2008). Mas, aquella definición no
da cuenta realmente de la realidad
desarrollada en el espacio rural, pues
la definición da importancia a las
actividades primarias, y entre ellas a
la agricultura, para generar la
delimitación y consideración del
espacio como rural, por tanto
mantiene
vigente
el
primer
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lineamiento señalado por Gómez
(2008) y enunciado anteriormente.
normativa relacionada al Cambio de
Uso de Suelo” (Márquez, 1999)
Así mismo, la inexistencia de una
correlación se debe principalmente a
lo que Pezo (2007) señala como el
desarrollo de un crecimiento rural
asimétrico y excluyente en tanto no se
incluye en el desarrollo de estos
espacios a sus habitantes como se
suponía según los lineamientos de
desarrollo de las últimas dos décadas
propuestas por el gobierno de turno,
quien planteó un desarrollo inclusivo
en pro de económicas sustentables,
con un desarrollo equitativo y
equilibrado
entre
el
territorio
(entendido según Márquez 2000 como
el hábitat rural) y sus habitantes,
incorporando a todos los actores en
dicho objetivo, con el fin de romper
con políticas de integración que no
fueron llevadas a cabo a cabalidad en
el pasado2. Pero según Pezo y Márquez
(op
cit)
no
se
ha
logrado
principalmente porque la legislación
actual del espacio rural no presta
ninguna protección que facilite,
asegure y apoye un desarrollo ameno
en torno al espacio y la población del
mismo pues existe una
Estableciendo normativas en torno a la
posibilidad de subdivisión o cambio de
uso a partir según estos posean una
“aptitud agrícola, ganadera o forestal,
o se encuentran localizados fuera de
los límites urbanos o fuera de los
límites de los planes reguladores
intercomunales” (Márquez, 1999), mas
ello no se relaciona totalmente a la
realidad
del
espacio
rural
caracterizada por Márquez puesto que
“…
falta
de
instrumentos
de
planificación adecuados para el
espacio rural, ya que de acuerdo a la
normativa vigente los instrumentos de
planificación territorial poseen un
fuerte sesgo urbano, dejando el
espacio territorial rural a una
planificación casuística a través de la
Ley de Predios Rústicos y de la
2
Las políticas de integración del
espacio rural que se inician en la década
del 90’ mantienen una estructura distinta a
las antes puestas en marcha, donde
destacan los procesos de industrialización
asociados con el ISI o los de Reformas
Agrarias entre los 50’ y 70’, las políticas de
gobierno proponen incluir desde los
pequeños campesinos hasta los grandes
productores, entregando para ello créditos
de financiamiento como una forma de
potenciar el desarrollo de los territorios
rurales y enfrentar la pobreza de estos.
“… en las últimas décadas el espacio
rural nacional ha tenido importantes
cambios, quedando en el pasado la
clásica estructura del complejo
agrícola latifundio-minifundio de los
años sesenta, para dar paso a un
pasaje rural donde la diversidad de
utilizaciones no-agrícolas del espacio,
así como su peso en la economía
presentan nuevos temáticas,(…) donde
lo más característico es que cada vez
empieza a resultar más posible seguir
viviendo en el campo, e ir a trabajar o
estudiar a la ciudad; o vivir en la
ciudad o el pueblo, e ir a trabajar
cotidianamente al campo. Por otra
parte, se constata un fuerte proceso
de urbanización de la vida rural, por
el progresivo acceso a servicios básicos
considerados
como
típicamente
urbanos (agua potable, electrificación,
telecomunicaciones) (2000)
Desde lo expuesto por Márquez (1999
y 2000) se aprecia que la legislación no
responde a los cambios que ha sufrido
el espacio y sus habitantes desde las
últimas décadas, dejando como único
procurador del repensamiento del
espacio rural y de su ordenamiento a
las
demandas
de
la
sociedad
globalizada
y
constantemente
cambiante, lo que según Canales
(2000) se produce por la necesidad de
una constante modernización, un
incesante cambio que hace suponer
para
el
futuro
nacional
una
incertidumbre
en
torno
a
la
supervivencia
de
los
elementos
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tradicionales de lo rural pues estos
quedan en manos de las demandas del
mercado y la globalización.
Es por ello que aquellas definiciones
del espacio rural Chileno como un
dependiente, aislado y escenario
preeminentemente agrícola no da
abasto con la realidad nacional, la que
se puede entender por medio de la
nueva ruralidad.
Si bien este tema resulta ser una tarea
pendiente
para
el
país
cobra
relevancia la tesis del programa
PRORURAL, (entendiendo esta como
una visión desde la política implantada
por una ONG y aplicada también en
Chile) por medio de la cual se intenta
dar una definición distinta del espacio,
abarcando otros elementos, pues
considera al espacio rural como “aquel
donde se materializan el conjunto de
relaciones entre quienes habitan y/o
trabajan en relación con la tierra; este
espacio por tanto está caracterizado
por su heterogeneidad y multiplicidad,
debido
tanto
a
diferencias
agroecológicas como culturales e
históricas” (en FAO, 2006). Destacando
respecto a esta que si bien en ella se
mantiene la atención sobre las
actividades primarias también se
abarcan
temáticas
como
la
territorialidad, en tanto espacio de
interacción y comunicación de la
comunidad que en ella habita, así
también los referentes cognitivos,
como aquello que conforman las
dinámicas
sociales
y
provoca
constantes modificaciones por medio
de los contactos y la comunicación que
se consiguen desde las redes de
abastecimiento
productivo
y
reproductivo de las comunidades, lo
que
ha
ido
aumentando
la
interdependencia y oportunidades
entre lo rural y/o lo urbano
LA NUEVA RURALIDAD UNA FORMA DE
ENTENDER EL ESPACIO RURAL
Según el apartado anterior una de las
grandes tareas pendientes es la
Universidad Metropolitana Ciencias de la Educación
generación de una forma de entender
a
cabalidad
el
espacio
rural,
admitiéndolo
como
un
espacio
dinámico; cabe destacar que una
respuesta concreta a dicha necesidad
se construye a partir de lo que Ruiz y
Delgado (2008) señalan como el
enfoque sociológico analítico, pues
este pretende forjar una relación de
integración
entre
la
estructura
espacial que da origen y configura en
el espacio rural con los procesos que
se producen en el y los productos que
surgen
de
aquellos
procesos
desarrollados en el espacio rural; al
unir todos estos elementos se
consideran aquellos resultados de una
apropiación entre lo particular y local
que compone aquel territorio en
particular, permitiendo entender la
organización en el tiempo y el espacio
propio de una comunidad en particular
dentro de un contexto general donde
se encuentra inserto, en una realidad
global con la cual se encuentra
relacionado (Ruiz, Delgado, 2008).
Este enfoque pretende entregar los
insumos
para
comprender
las
transformaciones generadas dentro de
los últimos 30 a 50 años en el espacio
rural, considerando como cambios
aquellas variaciones espaciales y
estructurales junto con las políticas de
desarrollo que repercutieron desde
…la precarización del empleo rural, la
urbanización
del
campo,
la
introducción
de
innovaciones
tecnológicas, la diversidad económica,
la consolidación de las agroindustrias,
la conservación del medio ambiente,
el problema de género, la diversidad
ocupacional
(aumento
de
las
actividades secundarias), la cuestión
étnica y la activación de los mercados
de tierra entre otras (Salas, A., 2006)
Y con ello entregar la visión completa
que refleje la realidad de cada espacio
rural, integrando nuevas problemáticas
sociales y pretendiendo la construcción
de una visión integradora de éste.
Entretejiendo
y
resaltando
las
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relaciones
producidas
entre
los
territorios rurales y urbanos como
espacios
complementarios
y
heterogéneos, rompiendo la idea de un
espacio sometido a lo urbano y
definido a partir del mismo como
señala el mismo autor.
Transformaciones
que
para
Latinoamérica mantiene un proceso
propio que le imprime relevancia y
dinamismo desde las décadas del 80` y
90` del siglo XX, donde se producen
cambios estructurales de las políticas
de acción en los gobiernos orientadas a
una estrategia de conexión con el
exterior, con un modelo de sociedad
centrada en la neo liberalización del
mercado,
volcándose
hacia
los
mercados globales, desencadenando
con ello una reestructuración mayor de
la sociedad y de la economía rural, lo
que dio paso al surgimiento a una
nueva
organización
del
espacio
haciéndose necesario un enfoque que
permita abarcar este nuevo desarrollo
rural (Kay, 2009).
Dentro de este contexto y según el
enfoque sociológico surge la nueva
ruralidad como una opción de análisis
y comprensión para y desde la región
Latinoamérica transformándose en el
medio y mecanismo de búsqueda de la
revalorización de lo rural,
…superado el papel marginal
que se le asigna al sector rural en el
desarrollo, rompiendo el estrecho
paradigma económico en el que se ha
situado al papel del sector rural, y 1)
trasladarlo al contexto de la política y
de las instituciones (Pérez, 2001,
citado en Rodríguez, Saborío, 2007).
Para lograr tal objetivo plantea el
estudio de una mayor articulación
producida entre lo urbano y lo rural,
concibiendo lo rural como un territorio
en sí. Siendo entonces,
…ámbitos geográficos con una
historia propia, que tienen una base
común
de recursos naturales,
donde ocurre la actividad agrícola y se
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dan
relaciones
socio-culturales,
técnico-económicas
y
políticoinstitucionales
que vinculan a
los actores del agro entre sí, con su
ambiente natural, con
otras
actividades no agrícolas y con núcleos
urbanos. (Rodríguez, Saborío,
op
cit.).
En resumen la nueva ruralidad permite
acercarse a aquellos elementos
espacio temporales que componen el
espacio rural considerando el entorno
físico y geográfico y la dimensión
histórica del territorio donde se
emplaza. Permitiendo aproximarse a
las constantes transformaciones del
espacio rural, las que se originan
desde diferentes agentes y actores. Es
por ello que no puede ser entendido
desde visiones aisladas, únicas, ni
sectoriales tal como postula de
Grammont (2004, citado en Salas, A.
2006), pues no puede pensarse el
espacio rural solamente en función de
la actividad agropecuaria y forestal,
sino que deben tomarse en cuenta
todas las demás actividades que la
población realiza en éste,- integrando
las actividades no agrícolas: la mayoría
de ellas entrelazadas con el sector
terciarioreconociendo
la
conformación de nuevos estilos de vida
por cambios ideológicos y culturales
que generan la revalorización o vuelta
al campo3, para obtener esta visión
global establece que debe tenerse en
cuenta:
La desaparición de la dicotomía entre
el campo y la ciudad, porque éstos al
3
La revalorización del campo se
genera a partir de la deslocalización de la
población con una vuelta al campo para
disfrutar de sus beneficios como “pulmón
verde” y la inserción de las comodidades
propias de la ciudad -servicios básicos,
comunicación y carreteras- que se
encuentran en áreas cercanas a la urbe,
producto de la llegada de nueva población,
que en un primer momento corresponde a
aquellas
más
acomodadas
económicamente.
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unísono
son
diferentes
pero
complementarios,
2) la urbanización del campo incluye el
incremento de las ocupaciones no
agrícolas,
producto
de
una
masificación de las oportunidades
laborales en el mismo lugar, como
también del incremento de la
conectividad entre diferentes puntos,
ya sea física o por la expansión de los
medios de comunicación masivos;
3) la tecnología revoluciona la vida en el
campo
y
son
las
empresas
transnacionales quienes establecen las
reglas del mercado, a través del
control de las cadenas productivas y de
la agricultura por contrato;
4)
la población rural no agrícola
adquiere mayor importancia, pues se
reproduce en mayor cantidad a partir
de la combinación de las diferentes
actividades
económicas
de
sus
miembros;
5) La desigualdad social, pobreza y
marginación prevalecen y sustituyen la
idea del desarrollo y de la integración
nacional;
6) el problema de género y la cuestión
étnica adquieren otros matices, y un
mayor interés;
7) la conservación del medio ambiente
cobra mucha importancia, lo que ha
obligado a algunas instituciones
nacionales e internacionales a buscar
otros mecanismos para definir las
políticas públicas correspondientes
Estas
siete
características
corresponden
a
los
principales
componentes de la nueva estructura
rural o como señalan tanto Gómez
(2009) y Kay (2009) se transforman en
una nueva forma de entender e incluir
los temas relegados a un segundo
plano o simplemente olvidados, los
que ahora pueden ser vistos y tratados
a partir de la multiplicidad de
transformaciones y posturas que
permite comprender la nueva ruralidad
y que se reflejan en los siete principios
mencionados.
Cabe destacar entonces, que uno de
los principales objetivos a conseguir
Universidad Metropolitana Ciencias de la Educación
por este enfoque se relaciona
directamente a la creación de la
resignificación del mundo rural, pues
busca revelar una diversidad de
facetas y de actores que dan muestra y
vida a la multidireccionalidad de los
procesos engendrados por el desarrollo
capitalista en el espacio rural
(Concheiro, Couturier, Tarrio, 2006).
Presentando además las nuevas
oportunidades de uso que este posee
como la recreación y el turismo rural,
así como los cambios culturales y los
nuevos estilos de vida de la población,
que son consecuencia de la mayor
interacción rural-urbana y de la
expansión
de
los
medios
de
comunicación
que
en
ella
se
encuentran (González, 2009.)
A modo general, se puede decir que la
nueva ruralidad pretende estudiar los
…resultados
de
las
tensiones
generadas por el nuevo régimen de
acumulación capitalista en su intento
de apropiación de los territorios y
recursos
de
los
países
del
subcontinente –latinoamericano- y por
las múltiples resistencias que desde
diversos puntos del mismo se oponen
al despojo del sustento simbólico y
material de su existencia (Hernández,
Meza, 2006)
Porque a partir de la expansión y
adhesión a su estilo de vida o
construcción ideológica individualista,
consumista, bajo un mercado mundial,
la idea de “comunidad internacional”
o “ciudadanía global” desestructuran
las
solidaridades
colectivas
y
ordenamientos
tradicionales.
Plasmando la realidad por medio de las
representaciones sociales, formas de
pensar y crear la realidad social, ya
sea desde la construcción de la
influencia de lo global o la interacción
de
lo
local
como
respuesta;
concibiendo elementos simbólicos que
entregan sentido a la realidad social
en tanto relaciones de valores y
comportamientos –individual, familiar
y comunal- como también en la
Revista Boletín de Geografía Nº32
construcción y entendimiento de la
realidad espacial; es decir del espacio
construido y vivido por las sociedades
en el tiempo. (González, 2009)
TERRITORIO RURAL, ESCENARIO DE
EXPRESIÓN DE LA SOCIEDAD.
Los territorios son los primeros lugares
donde se desarrolla la vida en
sociedad, en tanto constituye el
escenario donde se ordena, relaciona e
integra ésta con el medio natural en la
búsqueda de
una
relación de
coherencia entre las necesidades de
cada uno de sus componentes; donde
cobra importancia el ser humano,
actor social que organiza, reconfigura
e imprime de significados los
territorios según las necesidades y
posibilidades que posea la comunidad
(PNUD, 2008), las que se expresan en
tres elementos a saber, la organización
territorial, la identidad y los modos de
vida que constituyen los componentes
esenciales
que
ejemplifican
la
organización de la vida en sociedad.
El primer elemento, la organización
territorial, cobra relevancia al exponer
entre sus principales objetivos la
integración
entre
los
recursos
económicos y naturales disponibles en
el territorio, los que permitan
mantener
y
reproducir
la
diversificación de actividades que en
él
se
desarrollen,
sean
estas
productivas y/o sociales (Gastó,
Rodrigo, Arámguiz y Urrutia, 1993).
En Chile, según exponen Rueda y Vera
(2000), el ordenamiento territorial en
general y bajo esta premisa también el
rural, responde a cambios en las
directrices
económicas
y
de
aprovechamiento de los recursos
existentes en ellos, sean estos
naturales o humanos, los que provocan
con el paso del tiempo cambios en la
“ocupación de la tierra o uso del
suelo, produciéndose un acercamiento
del mundo rural al urbano, y su
eventual desaparición”. Estos cambios
en el ordenamiento territorial como se
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enunció, responden a las necesidades
de la comunidad y las cuales
actualmente están delimitadas por los
constantes procesos de modernización
del espacio rural, que responden a la
demanda
de
los
procesos
de
mundialización y expansión de la
globalización; siendo esta última el
proceso y
…etapa histórica vigente en el mundo
de nuestros días, la que persigue la
integración del mundo en una unidad
económica, social y cultural propiciada
por la revolución tecnológica, y sobre
todo por los avances en materia de
transporte y comunicaciones (Lasso,
2002).
Según Pisani y Franceschetti (2009) la
búsqueda por conseguir la unidad
económica del mundo transforma a la
Globalización en un agente de
reubicación
y
reestructuración
espacial, el que impone a su paso
pautas que terminan con las fronteras
al extenderse por grandes extensiones
de
territorio,
debilitando
las
tradicionales barreras o fronteras
nacionales, regionales y las áreas
locales. Para lograrlo se apoya en
estrategias de desarrollo económico y
político ordenándose en torno al
impulso de las actividades económicas,
a
la
generación
de
una
multifuncionalidad de la producción y
de los servicios prestados en el
territorio rural; los que van más allá
de las actividades del agro y por
último
la
expansión
de
comportamientos que tienden a imitar
los estilos de vida del mundo urbano.
Por medio de estas políticas, se busca
inventar y promover procesos de
producción, distribución y consumo
que faciliten el desarrollo del
componente financiero-económico de
la Globalización.
Para conseguir la aplicación de tales
lineamientos de expansión se hace
necesaria
una
transformación
constante de la manera en que se
desarrolla la producción, incluyendo
Revista Boletín de Geografía Nº32
en ello no sólo a los componentes
tecnológicos sino que también el de
deslocalización geográfica4, con el
objetivo principal de localizar la
producción en lugares que permitan
reducir los costos (Mateus, Brasset,
2003).
Para lograr dicha empresa, el IICA
(2006) reconoce tres elementos
conceptuales
que
aglutinan
el
desarrollo de los cambios propiciados
por la Globalización. El primer
elemento corresponde a la localización
entendida como la ubicación espacial
de las distintas actividades económicas
y de la población que se encuentran en
los territorios rurales. Se integran
también la existencia de diferentes
escalas territoriales y todo aquello que
se produce en torno a la configuración
de circuitos, flujos y relaciones entre
los elementos componentes del
espacio.
Cabe hacer énfasis en que la
localización supone una dinámica de
constante movimiento producto de la
necesidad de deslocalización de los
componentes del espacio rural,
generando con ello el segundo
elemento, una relocalización en el
espacio debido principalmente al
desplazamiento y movilidad de y entre
las diferentes actividades y territorios,
originada principalmente por las
necesidades socioeconómicas que se
señalaron en los párrafos superiores.
Por
último,
el
constante
desplazamiento territorial genera e
imprime al territorio rural un estado
de multisectoriedad, en tanto se
produce la convergencia y coexistencia
de una diversidad de sectores tanto
productivos como sociales. Ello da
4
La deslocalización en este
contexto se entiende como la posibilidad de
movilidad en el espacio y territorio, en
tanto, se produce un proceso de búsqueda
constante para conseguir una mayor
eficiencia y maximización de beneficios
productivos y económicos.
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cuenta de la realidad que vive hoy en
día el espacio rural, donde se
potencia,
integra
y
relacionan
"…múltiples funciones que están
conectadas con el desarrollo agrícola,
el sector agroindustrial, la artesanía,
los
servicios,
el
turismo,
la
valorización de la cultura local, la
biodiversidad,
los
recursos
naturales…“ (Pisani, Franceschetti,
2009), produciendo con ello en algunos
casos el desarrollo de enclaves de
aglomeración o unión de hitos y/o
actividades económicas en un espacio
cercano, las que se apoyan y conviven
en pro del desarrollo rural.
Es importante mencionar que estos
tres
elementos,
localización,
relocalización y multisectoriedad, se
desarrollan en torno a las necesidades
de un mercado, el que señala al
territorio y al espacio lo que se desea
para su ocupación; convirtiéndolo en
un elemento consumible a partir de la
generación de mercados de trabajo, de
viviendas y del poder político local que
residen en él (Solana,
2005),
respondiendo a las demandas de las
políticas de desarrollo financieroeconómico del proceso globalizante,
pero no sólo responden a éstas sino
también a las necesidades de la
comunidad que habita y configura el
territorio, puesto que ella adopta
como suyas las necesidades de
desarrollo.
Dicha adhesión se observa por medio
del segundo elemento de análisis, la
identidad,
puesto
que
ésta
corresponde al elemento subjetivo,
pero también social que refleja
aquellas pertenencias, exclusiones,
afinidades y diferencias, cercanías y
distanciamientos que experimentan los
sujetos,
los
cuales
permiten
identificarse e identificar a otros con
algo teniendo como resultando una
variedad y diversidad de identidades
según el contexto donde se produzca,
es decir según el momento temporal y
territorial (Concha, Letelier, 2010).
Revista Boletín de Geografía Nº32
Siguiendo con lo expuesto por Concha
y Letelier, la identidad se hace
partícipe de la configuración territorial
consiguiéndose a través de la adhesión
sobre el territorio y la comunidad, por
medio de la cual se hacen conscientes
de la existencia de una base material
sobre la que se construye una vida en
común, aceptando así al territorio
como el resultado y escenario de las
transformaciones e interacciones de un
grupo social tras el paso de tiempo.
Este grupo o comunidad que se asienta
en
el
territorio
debe
tomar
consciencia, antes que todo, de la
necesidad
de
definición
y
configuración del yo mismo como un
individuo diferenciado e independiente
de la comunidad, pues sólo luego de la
aplicación de este proceso de
reconocimiento se puede establecer
una identidad respecto al territorio en
que se habita.
Según
el
PNUD
(2008),
estos
sentimientos permiten el nacimiento
de lazos entre un individuo y el
territorio, los que se conocen como
arraigo o sentido de apego hacia el
contexto espacial, es aquella sensación
que permite sentirse parte de algo, lo
que se expresa a partir de la vida
cotidiana por medio de las pautas de
símbolos y significados que definen la
particularidad de un lugar y las
referencias para la definición de las
particularidades que reconocen más de
una generación.
Estos
símbolos
y
significados
reconstruyen un territorio y son
propios de él,
además están
enraizados, apropiados en y por la
comunidad con un vínculo directo con
el territorio, permitiendo generar la
definición de identidad y pertenencia.
La cual configura la cultura y la
tradición, entendida como el conjunto
de
normas,
comportamientos
adheridos y aceptados por todos los
pertenecientes al grupo o comunidad
social (Flores, 2005).
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Se ha dicho que la identidad se
expresa por medio de la vida
cotidiana, la que se observa a través
de los modos de vida -el tercer
elemento de análisis- comprendido
como la forma de organizar la
sociedad, que permite la coexistencia
de sus miembros bajo principios,
conceptos y/o valores comunes,
facilitando la aplicación de pautas de
comportamiento como guía de las
relaciones
sociales
desde
la
regeneración
de
actividades
económicas, sociales y culturales.
Dando a conocer el nivel de cohesión o
aislamiento,
de
autarquía
o
heterarquía en que conviven y se
reproducen socialmente los seres
humanos. (Castro, Venegas, 2000).
Tales pautas o modos de vida a seguir
se transforman en estilos de vida, los
que permiten la integración de los
elementos pasados, vividos y lo
tradicional, ya sean estos de los padres
u otros familiares que traspasan
durante la niñez, así como las propias
experiencias individuales obtenidas al
momento de crecer (Logan, O’Hearn,
2008).
En general, los modos de vida son el
resultado de la combinación de
experiencias o modos de respuesta
adquiridas que varían según la edad y
contexto de un individuos, y de las
limitaciones o normas impuestas por la
sociedad donde se está inserto. Estas
experiencias para Bordieu (2000)
corresponden al “habitus”, en tanto
las considera como las estructuras que
permiten adherir a lo exterior, a la
macro estructura de la sociedad en
que se encuentre el individuo (citado
en Alonso, 2003). Al ser entonces los
modos de vida moldeados por la
sociedad en la que se encuentre, hoy
en día en el contexto de un mundo
globalizado y predominantemente
tecnológico las formas de vida, pautas
de comportamiento o el “habitus” se
caracterizan según expone López
(2008) por ser no lineales y
desarraigadas,
correspondiendo
a
Revista Boletín de Geografía Nº32
estados desmaterializados, los que son
cada vez menos propios de territorios
concretos, donde a modo general se
busca la abreviación de los modos de
vida, en tanto se produce una
aceleración de los ritmos para romper
la linealidad y compactación de éstos,
así también se sobrepasa la velocidad
lógica de las cosas, se rompen las
fronteras de distancia y tiempo,
además se produce la extensión y
discontinuidad
de
los
vínculos
espaciales y sociales al reconstruir el
territorio y las relaciones bajo la
imagen de redes de comunicación.
La aplicación de estos modos de vida
globalizantes a decir por Concha,
Letelier (2010) y PNUD (2008)
“…persigue eliminar los modos de vida
anclados en el pasado que impiden el
desarrollo
–especialmente
el
económico-, así como las relaciones
sociales de dependencia, la propiedad
estamental y comunitaria, entre otras.
Ya que lo rural debe ser un lugar de
producción racional, como en la
industria y las relaciones sociales
libres como en la ciudad”,
Se imponen así modos de vida
contrarios a los que comúnmente se
entienden como propios del mundo
rural, el cual alude a una forma de
convivencia, relaciones, sentimientos y
valores
específicos
generalmente
ligados directamente con el espacio y
con la tierra (García, 2008), los que
son permeados por los valores del
mundo globalizado en tanto imposición
del contexto o estructura general de la
sociedad, como así también se produce
la pérdida de individuos dedicados al
agro; debido a que entre las nuevas
generaciones cada vez menos se
dedican
completamente
a
esta
actividad, lo que ayuda al abandono y
alejamiento de esta estructura rural a
medida que se crece, pues las nuevas
generaciones adoptan la pautas del
mundo globalizado, del mundo urbano
(Logan, O’Hearn, 2008).
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En resumen, los tres elementos
revisados que componen la estructura
del
territorio,
el
ordenamiento
territorial, la identidad y los modos de
vida
son
permeados
por
las
necesidades
de
una
sociedad
globalizada que busca constantemente
la integración de la comunidad a las
pautas ideales que faciliten la
transmisión de las políticas de
desarrollo económico y financiero, las
que como una sociedad interconectada
también alcanzan al espacio rural y
generan en el la dinamisación y
transformaciones de su estructura,
cambios que conceptualmente se
pueden entender por medio de la
nueva ruralidad.
Revista Boletín de Geografía Nº32
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