Factoring Internacional

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Informe Semanal (SAIE)
Nº 146
30 de enero de 2007
Factoring Internacional
El factoring es conocido como un instrumento de financiación a corto plazo, destinado a
pequeñas y medianas empresas, que, en paralelo al servicio de carácter financiero, desarrolla
otros de gestión, administración y cobertura del riego de impago. Esta pluralidad de servicios
que brindan las empresas de factoring se desarrolla en una única operación, no en varias, lo
que hace que este instrumento pueda ser atractivo y eficaz para las empresas.
El factoring es un contrato en virtud del cual una de las partes (la empresa factora) adquiere la
totalidad o parte de los créditos provenientes de la actividad empresarial de la otra parte (la
empresa cedente)y, por tanto, asume el riesgo de insolvencia de los terceros deudores a
cambio de una contraprestación en forma proporcional a la financiación recibida (tipo de
interés del instrumento) más unos determinados gastos y comisiones.
Elementos que intervienen en un factoring internacional
En una operación de factoring internacional podemos diferenciar varios elementos:
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Cedente o factorado, que es la empresa vendedora (exportadora), sujeto activo de la
operación, pues es el acreedor originario que se dirige a la empresa de factoring a
vender los créditos comerciales generados en su actividad mercantil.
Deudor, que es el comprador de los productos o servicios (importador), obligado al
pago.
Empresa de factoring del país exportador (factor), cesionario o adquirente de los
créditos comerciales y que normalmente será residente en el país del cedente. Será una
sociedad anónima, sometida a la tutela del Banco de España como establecimiento
financiero de crédito (en España, la mayor parte de las mismas son propiedad de
entidades bancarias).
Empresa de factoring del país importador, que residirá en el país del comprador y
actuará como corresponsal de la empresa de factoring del país exportador ejecutando
las funciones que le sean asignadas.
Adicionalmente, pudieran existir otras figuras, como aseguradoras, con las cuales las empresas
de factoring cubren los riesgos asumidos, pero que entendemos ya no corresponden
propiamente a la operación de factoring, por lo que no vamos a considerarlo a los efectos del
presente artículo.
No se puede factorizar cualquier crédito, sino los provenientes, única y exclusivamente, de la
actividad empresarial, mediante endoso o cualquier otra forma que permita la transferencia en
propiedad, parte o todos los créditos no vencidos que tiene frente a sus clientes. Estos créditos
pueden ser letras, facturas conformadas, facturas simples, pagarés y, en general, cualquier
otro título valor representativo de la deuda comercial.
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Funciones y servicios en los contratos de factoring
Con la celebración de un contrato de factoring las empresas obtienen un servicio financiero
(anticipo de fondos y cobertura de riesgos), pero, en la medida en que el factor presta además
una serie de facilidades administrativas, se producen una serie de beneficios derivados de la
racionalización de su organización, al reducir los costes de gestión (tanto de carácter
administrativo como contable). En otras palabras: el factoring le facilita las cosas a las
empresas, pues dejan a una empresa especializada la parte de la gestión administrativa y
financiera relativa a sus relaciones con sus propios clientes, lo que le permite concentrarse en
los aspectos productivos y comerciales de su actividad. En la práctica, sin embargo, el servicio
que más ha favorecido el desarrollo del factoring en la actividad empresarial es, sin duda, el
financiero.
Servicio financiero
Uno de los más importantes servicios que brindan las empresas de factoring es el de
financiación. Además, la financiación es la que más ha contribuido a su aceptación y desarrollo
en el mercado internacional. Por este servicio, la factora se obliga a anticipar al cedente el
importe de los créditos que tiene frente a sus clientes, con la finalidad de facilitarle una mejora
de su liquidez. El predominio de esta finalidad es patente, dado que el factoring tiene como
uno de sus principales objetivos ofrecer a las empresas, particularmente a las pequeñas y
medianas, un canal alternativo o complementario a las líneas de crédito tradicionales que
ofrece el mercado.
En la práctica, la empresa de factoring suele anticipar los fondos a cuenta de los créditos
cedidos en el momento y por la cantidad que desee el cedente, aunque sin superar el
porcentaje establecido en la relación contractual entre las partes (normalmente entre el 80 y el
90% del valor de los créditos cedidos).
Servicios administrativos y de gestión
Otra de las prestaciones importantes a que se obliga la factora es la administración o gestión
de los créditos cedidos por la empresa. Como consecuencia de esta función de gestión, la
empresa vendedora (exportadora) se ve liberada de la necesidad de llevar la contabilidad
detallada de sus deudores, al posibilitarle su sustitución por una única cuenta en la que ella se
limita simplemente a registrar sus operaciones con la empresa de factoring. Esta situación
permite una reducción y simplificación notable de los gastos administrativos y contables,
derivados de la gestión de sus créditos, a través de este servicio, con la ventaja adicional de
vincular el costo del mismo a los resultados de su propia actividad económica, al depender el
precio que debe pagar del volumen de las transacciones que realice; al mismo tiempo, se
beneficia de la especialización de la empresa factora y, en efecto, del mayor rigor e
información que han de presidir sus actuaciones en este terreno.
Bajo esta perspectiva, el factoring no hace sino reflejar un proceso de externalización
(outsourcing) o especialización empresarial en materia de gestión de créditos en virtud del cual
las empresas transfieren a un agente externo especializado un sector de su actividad, la
administración de su cartera de créditos, que, funcionalmente, es ajeno al objeto social que
caracteriza su actuación en el mercado: la producción de bienes o la prestación de servicios.
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A pesar de ser este servicio esencial a cualquier subtipo de factoring, algunas veces es objeto
de simples menciones y, en otras, ni siquiera es expresamente considerado en el contrato;
además, a efectos de permitir su realización a la empresa factora, los contratos incluyen
ciertas cargas y deberes de asistencia a los empresarios, destacando aquí los relativos a la
notificación de los deudores y a la realización de las actuaciones precisas para la legitimación
de aquélla.
Servicio de garantía o aseguramiento
Adicionalmente a las prestaciones esenciales apuntadas, la factora se obliga a brindar un
servicio de garantía de la insolvencia del deudor de los créditos cedidos. En virtud de esta
garantía, la empresa factora se compromete a asumir el riesgo de insolvencia del deudor
cedido. En este sentido, el factoring es similar al seguro de crédito, dado que se obtiene
cobertura frente a un determinado riesgo, la insolvencia del deudor cedido, que es transmitido
a una empresa especializada en previsión y administración.
La prestación de este servicio de garantía por parte de la factora es, sin duda, una de las más
deseadas por las empresas y la más peculiar en la actividad del factoring, en relación con la
cual procede la factora, antes de la cesión de los créditos, análisis, investigación y clasificación
del riesgo de los deudores.
En este sentido, la existencia o no de esta prestación da lugar a una de las más importantes
clasificaciones propuestas de las diversas modalidades de factoring, a saber: factoring «sin
recurso» (standard-factoring, echtes factoring, propio), cuando la factora asume el riesgo de
insolvencia de los deudores; y factoring «con recurso» (unechtes factoring, impropio), cuando
tal riesgo no es asumido por la factora. En el siguiente punto veremos las principales
clasificaciones que podemos hacer de esta operación atendiendo a diversos criterios.
Las causas por las que el deudor no puede cumplir con el pago son de lo más variadas; no
obstante, para el caso particular del factoring, vale citar solamente tres:
a) Impago por imposibilidad patrimonial, constatada judicialmente o no (insolvencia en sentido
estricto).
b) Impago por retraso prolongado e injustificado del deudor, normalmente por falta de liquidez
(morosidad en sentido estricto).
c) Impago con alegación de excepciones para justificar tal conducta (disputa comercial).
Ahora bien, ¿cuáles de estas situaciones de riesgo asume la factora? La garantía que la factora
se obliga a prestar comprende sólo los dos primeros supuestos; en el supuesto c, planteada la
excepción por el deudor, la factora tiene derecho a solicitar la devolución de lo entregado como
anticipo y la factorada está en la obligación de restituirlo.
Finalmente, cabe señalar que, además de los servicios de financiación, gestión y garantía,
todos ellos esenciales para la caracterización del contrato de factoring, pueden incluirse otro
tipo de prestaciones complementarias o adicionales, como, por ejemplo, estudios de mercado,
investigación e información comercial, selección de clientela, formación de personal, servicios
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contables, asesoría integral y otros de naturaleza similar, aunque son más habituales en
mercados como el estadounidense, que muestran un mayor grado de desarrollo de este
instrumento.
Tipos de factoring
Atendiendo a su contenido, el factoring puede estipularse con o sin financiación. En el factoring
con financiación, llamado también credit-cash factoring, la empresa factorada recibe de la
factora el pago inmediato de los créditos cedidos, independientemente de la fecha de
vencimiento de las respectivas facturas, pagando intereses por el financiamiento. Aquí, como
puede observarse, el servicio de financiación es esencial y prevalece sobre los demás, por lo
que se asemeja mucho al descuento bancario. En el factoring sin financiación, conocido
también como maturity-factoring o factoring al vencimiento, no hay asistencia financiera y, por
lo tanto, el importe de los créditos no se anticipa: la factora le paga a la cedente al
vencimiento medio de los créditos cedidos.
El new style factoring, que está muy desarrollado en EE.UU., incorpora a la gama de servicios
tradicionales otros que lo hacen más útil y atractivo. En esta modalidad, la empresa factora,
además de asumir la gestión y los riesgos de incumplimiento e insolvencia de los deudores,
presta una amplia gama de servicios financieros, aproximándose de esta manera la empresa
de factoring a la figura de una entidad bancaria.
Tomando en cuenta el hecho que se notifique o no a los deudores cedidos, el contrato de
factoring puede clasificarse en notification factoring, factoring non notification y undiclosed
factoring. En el primero, el contrato prevé la obligación de notificar al deudor del crédito cedido
la estipulación del factoring y, en efecto, la cesión de los créditos comerciales a favor de la
empresa factora para que los pagos de los créditos a su cargo los efectúen directamente a
dicha empresa, pues es la legitima titular de los mismos. El segundo y el tercero son muy
practicados por los empresarios estadounidenses que, por diversos motivos, no consideran
conveniente que sus deudores tengan conocimiento de sus relaciones con una empresa de
factoring. En estas modalidades, la empresa factora, que permanece oculta, presta todos los
servicios, menos el de gestión.
Tomando como referencia la asunción del riesgo, el factoring puede ser con y sin recurso. En el
factoring con recurso, la factora garantiza el riesgo por la insolvencia del deudor de los créditos
cedidos; en cambio, en el factoring sin recurso, la factora asume el riesgo de insolvencia del
deudor, no así cuando el incumplimiento se haya producido por otras causas, como mercancías
en mal estado, no acorde con el pedido, etc. La cobertura del riesgo es generalmente por el
100%, salvo pacto en contrario de las partes.
En atención a la jurisdicción que le corresponde por la residencia de las partes contratantes, el
contrato de factoring puede ser factoring interno, nacional o doméstico, cuando las empresas
vendedora y compradora, es decir, la acreedora y la deudora tienen sus domicilios legales o
sedes administrativas en el mismo país donde opera la empresa factora; y el facforing
internacional, cuando una de las partes contratantes se encuentra fuera del territorio donde
opera la empresa de factoring. Esta modalidad presenta dos variantes en el comercio
internacional, a saber: factoring «de exportación», en el que las empresas de factoring y la
factorada residen en un mismo país, en tanto que los deudores cedidos residen en el
extranjero; y el factoring «de importación», según el cual la empresa factorada reside en un
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país distinto al de la factora, por lo que decide transmitirle todos los créditos originados en su
actividad empresarial que tiene contra deudores domiciliados en el país de la factora.
Estos sutbtipos de factoring, que trascienden las fronteras de los países, tienen singular
importancia en el comercio internacional, pues constituye una valiosa herramienta para
facilitar las operaciones tanto de importación como de exportación.
Para completar esta parte, conviene referirnos a otras modalidades importantes que viene
adoptando el factoring en la actualidad:
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Drop shipment factoring o mil agent factoring, que es un conjunto complejo de
contratos que permite a una de las partes, por lo general un empresario, pactar con un
fabricante la elaboración de un determinado producto, que él mismo no está en
condiciones de producir, y con un factor la gestión de las ventas.
Undiclosed factoring, en el que el factor adquiere la mercancía del facturado, al cual
nombra su agente de ventas.
Split factoring, que permite a dos o más empresas factoras compartir los créditos de
una empresa facturada.
Split risk factoring, que supone la existencia de una empresa factora y una factorada,
pero con la peculiaridad de que la insolvencia de los deudores es compartida por ambas
empresas.
Factoring by exception, conocido también como selective transfer credit, que le permite
a la factora no adquirir los créditos de una manera global, sino únicamente aquellos que
se encuentran vencidos y, en consecuencia, con un riesgo mayor de cobranza.
Costes
Como ya se anticipó al comienzo del artículo, los costes de la operativa de factoring son de dos
tipos:
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La remuneración por las actividades de gestión y cobertura de riesgos, que
normalmente será un porcentaje sobre la facturación y se establece en función de los
criterios tales como país importador, cifra de negocios, número de deudores, plazos de
cobro, número e importe medio de las facturas.
El tipo de interés por el anticipo de fondos (servicio financiero), que estará relacionado
con el nivel de tipos de interés vigente en el momento de la disposición de los fondos.
Conclusión
Para cerrar este breve recorrido en el conocimiento de este contrato, nos resta decir que el
factoring es un negocio financiero que poco en común tiene con las más usuales formas de
financiación.
Las empresas nacionales, que se enfrentan a un conjunto de problemas al momento de
exportar -como el riesgo cambiario, los riesgos políticos, la evaluación de la capacidad
crediticia y solvencia moral de los importadores- tienen en el factoring un instrumento útil para
superar estos inconvenientes.
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Por último, debemos señalar que el factoring internacional, en su versión de exportación, es
especialmente ventajoso para las empresas que exportan y carecen de una gran
infraestructura, dado que implica una subcontratación de servicios. Con el factoring, la
exportación se convierte casi en una compraventa nacional, ya que lo único que tienen que
hacer es enviar las mercancías y del resto se encargan las empresas de factoring.
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