Los ecos del discurso de Obama en El Cairo

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El Clarí-n de Chile
Los ecos del discurso de Obama en El Cairo
autor Hugo Mery
2009-06-12 15:27:06
Con optimismo escéptico o descreimiento un tanto conservador se recibió el ecuménico discurso de Barack Hussein
Obama en una universidad islámica de un paÃ-s árabe. Para que sus palabras se traduzcan en compromisos, el
carismático lÃ-der deberá confrontar a contradictores internos y aliados recalcitrantes, pero contar también con
interlocutores dispuestos a una exigente diplomacia de diálogo y gestos.     Â
Mientas aún resuenan los ecos del discurso de Obama del 4 de junio en la Universidad Islámica de El Cairo, su enviado
especial para el Oriente Medio aseguraba esta semana al primer ministro de la Alta Autoridad Palestina que “Estados
Unidos no dará la espalda a la legÃ-tima aspiración de su pueblo de un Estado propio―. Horas antes, George Mitchell se
habÃ-a reunido con los dirigentes israelÃ-es para instarlos a una rápida reanudación de las negociaciones y a no insistir
en nuevos asentamientos en la zona en conflicto. Todo bajo la idea de dos Estados conviviendo pacÃ-ficamente.Â
 Si esta es una utopÃ-a, ella está a tono con las palabras de esperanza pronunciadas por el presidente Barack Hussein
Obama en la Universidad islámica de Al-Azhar, dirigidas a todo el mundo musulmán, y en las que llamó a convertir el
choque de civilizaciones -en que ha vivido el mundo últimamente- en una alianza basada en los mismos principios que
todas comparten a partir de sus respectivos libros sagrados.
 El tono ecuménico de la conferencia no dejó indiferente a nadie, lo que da cuenta del alto poder de convocatoria del
nuevo y joven lÃ-der estadounidense. Algunos rechazaron con desconfianza su retórica, por no compadecerse con los
porfiados datos de la historia, pero muchos se dejaron llevar por una especie de “optimismo escéptico―, como lo llamÃ
diario El PaÃ-s de Madrid. PodrÃ-amos decir que esta última actitud conlleva una racionalidad alejada del cinismo, que
no soslaya el pésimo historial de EEUU en materia de derechos de los pueblos, pero que hace hincapié en la
determinación personal de un gobernante cristiano de raÃ-ces musulmanas de cambiar el curso de los acontecimientos
también a favor de su patria, que tanto ama, para devolverle el prestigio y el honor perdidos.
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En este grupo de escépticos optimistas puede incluirse a Fidel Castro, quien sigue con atención los actos de un
polÃ-tico que considera carismático e infatigable: “Ni siquiera el propio Obama –escribió en su última Reflexión- podÃimaginar, cuando trabajaba en las comunidades negras de Chicago, que los terribles efectos de una crisis financiera se
sumarÃ-an a los factores que hicieron posible su elección como Presidente de una sociedad fuertemente racista… Su
raÃ-z africana, su origen humilde y su asombroso ascenso despiertan esperanzas en mucha gente―.
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Otro ex gobernante, Felipe González, de corte social demócrata, reivindicó las expresiones de Obama, diciendo: “Nadie
menosprecie el valor de las palabras. De ellas nacen tanto la guerra y la paz. Y es importante que con palabras se inicie
un nuevo perÃ-odo que sustituya el unilateralismo―.
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En cuanto a las de Obama en el foro universitario, a ellas deben seguir los compromisos en la arena de las
negociaciones. Por eso puede ser –como dice Fidel Castro- “temprano todavÃ-a para emitir juicios sobre sus grados de
compromiso con las ideas que plantea―. Pero no se trata de darle el beneficio de la duda por su idealismo y por lo que
hay detrás de su ascenso a la presidencia de la primera potencia. Debe confrontársele intelectualmente con las
contradicciones que en ella anidan y separarlo polÃ-ticamente de los formidables intereses que pugnan al interior del
sistema del que surgió, y sus interlocutores meterse de manera exigente en la nueva diplomacia de diálogo y gestos
que intenta llevar adelante.
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Hacer lo contrario es caer en actitudes conservadoras –de las que no está exenta siquiera la izquierda-, y que sólo
contribuyen a mantener situaciones “intolerables― de “sufrimiento―, como dijo Obama. El se referÃ-a a Palestina –
llama en una significativa nueva nomenclatura-, aunque sus palabras pueden extrapolarse a otras partes del planeta y,
desde luego, a América Latina.
(Comentario transmitido por Universidad de Chile Noticias, radio 102.5 FM).
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